ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 152

Después de la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 (también conocidos como Juegos de la XVIII Olimpiada), le correspondió a la Exposición General de Primera Categoría de Osaka (1970) certificar ante el mundo que el renacimiento de Japón y su conversión en potencia industrial era un hecho, después de la humillante capitulación y dantesca destrucción de que fuera objeto durante la Segunda Guerra Mundial. Ya para entonces descollaba la figura de Kenzo Tange como máximo representante de la arquitectura de ese país a quien se le otorgó el protagonismo en cuanto al diseño de las más destacadas instalaciones deportivas de Tokio (las piscinas y el gimnasio -el estadio olímpico de 1958 objeto de una remodelación le fue asignado a Mitsuo Katayama-), condición que se repetirá al ser el encargado de realizar el master plan de Osaka junto a Uso Nishiyama.

Tampoco estaría de más recordar que cuando se organiza Expo Osaka ’70, Japón ya había entrado a formar parte del debate arquitectónico internacional a raíz del surgimiento de lo que se conoció como el movimiento metabolista (o metabolismo) que fusionó las ideas sobre megaestructuras arquitectónicas con las del crecimiento biológico orgánico, dándose a conocer por vez primera en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) de 1959, siendo probadas sus ideas provisionalmente por estudiantes del estudio MIT de Kenzo Tange. Posteriormente, durante la preparación de la Conferencia Mundial de Diseño de Tokio (1960), un grupo integrado por el crítico de arquitectura Noboru Kawazoe, los jóvenes arquitectos Masato Otaka, Fumihiko Maki, Kiyonori Kikutake y Kisho Kurokawa y los diseñadores Kiyoshi Awazu y Kenji Ekuan (entre otros), liderados por Tange, prepararon la publicación del manifiesto titulado “Metabolismo 1960: Propuestas para un nuevo urbanismo” serie de cuatro ensayos titulados: Ocean City, Space City, Towards Group Form and Material and Man que también incluía diseños para vastas ciudades que flotaban en los océanos y torres de cápsulas enchufables que podrían incorporar el crecimiento orgánico. Asímismo, el movimiento involucró a otros arquitectos como Arata Isozaki y Sachio Otani que se sumaron a algunos de los ya mencionados al llamado hecho por Tange a trabajar en Osaka.

Si bien el grupo metabolista logró alcanzar un gran impacto y difusión a raíz del lanzamiento de su Manifiesto sus ideas siguieron siendo en gran medida teóricas y la escala de sus intervenciones se redujo a edificaciones pequeñas e individuales, convirtiéndose Osaka’70 en la oportunidad donde se pudo concentrar y visibilizar en buena parte su trabajo. Tange al ser encargado del master plan encontró en la feria una excelente oportunidad para cristalizar la realización de las ideas urbanas que los metabolistas habían estado desarrollando en los años cincuenta y sesenta. Además invitó a doce arquitectos, incluidos Isozaki, Otaka, Kurokawa y Kikutake para diseñar elementos individuales. También le pidió a Ekuan que supervisara el diseño de los muebles y el transporte, a Shigeo Fukuda y Yusaku Kamekura que intervinieran en el diseño gráfico y a Kawazoe que curara la Exposición Mid-Air que estaba ubicada en el techo del enorme espacio que identificará el evento, para la cual se convocó a una selección de arquitectos del mundo para diseñar pantallas entre quienes se encontraban Moshe Safdie, Yona Friedman, Hans Hollein y Giancarlo De Carlo.

Expo Osaka 1970, Japón. Izquierda: Plano del conjunto. Derecha: Vista aérea

Osaka’70 cuyo tema fue «Progreso y Armonía para la Humanidad» apuntando directamente a las nuevas generaciones, había sido elegida como sede por la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE según sus siglas en inglés) en 1965. Precedió a la Expo’68 de Montreal y antecedió a la Expo’92 de Sevilla. Contó con la participación de 76 países (Venezuela incluida), una colonia (Hong Kong), tres estados de los Estados Unidos y una ciudad alemana, y fue visitada desde su apertura el 15 de marzo hasta su clausura el 13 de septiembre por más de 64 millones de personas, lo cual da una muestra del éxito obtenido.

Debido a la forma del terreno de 330 hectáreas seleccionado, Tange y su equipo de arquitectos concibieron la exposición como un organismo vivo y cambiante con una «columna vertebral central que podría servir como el centro de una ciudad futura» y la organizaron basándose en dos tramas, una paralela a la avenida principal de conexión y la otra girada 45 grados. La zona más importante recorría de norte a sur el recinto, que abarcaba una carretera principal en dirección este/oeste.

Expo Osaka 1970, Japón. Festival Plaza. Arquitectura: Tomoo Fukuda, Koji Kamiya y Kenzo Tange. Cálculo: Yoshikatsu Tsuboi Institute y Kawaguchi & Engineers

Tange imaginó que la Expo debería concebirse principalmente como un gran festival donde los seres humanos pudieran reunirse. Bajo esta premisa los diseñadores que lo acompañaban pensaron que, a diferencia de anteriores exposiciones, deberían apostar por un lugar de encuentro y celebración abierto, surgiendo así la «Festival Plaza», una gran plaza cubierta por un gran techo de cristal (que en cierta forma rememora al Crystal Palace elemento central de la Gran Exposición de Londres de 1851), ubicada al norte de la carretera que tenía la puerta principal en su extremo sur. Al norte de la puerta principal, y fundamental para el Festival Plaza, se encontraba la Torre del Sol (creada por el artista japonés Tarō Okamoto y símbolo de la Expo), desde la cual los visitantes podían acceder a pasarelas peatonales que les llevaban hacia cualquier punto del recinto.

La gran cubierta, una estructura basada en un malla de doble capa de 10,8 x 10,8 metros con una profundidad de  de 75,6 metros de ancho y 108 metros de longitud, con una altura de 30 metros y con el único apoyo de sólo seis columnas de entramado, fue diseñada por Tomoo Fukuda, Koji Kamiya y Kenzo Tange y calculada por el Yoshikatsu Tsuboi Institute y Kawaguchi & Engineers, quienes la concibieron como gran marco espacial metálico. Mamoru Kawaguchi inventó una rótula sin soldadura para distribuir de forma segura la carga y elaboró un método para ensamblar en el suelo toda la estructura del techo de 4800 toneladas  la cual se elevó a su posición final por medio de gatos neumáticos que subían a lo largo de las seis columnas principales.Todo un sueño metabolista hecho realidad.

El concepto de planificación fue comparado con un árbol: la idea era pensar en los pabellones nacionales como flores individuales que tenían que estar conectados a la totalidad a través de ramas y un tronco en común. Así, la «Festival Plaza» sería el tronco y  las zonas peatonales y sub-plazas, las ramas. Estos elementos fueron reforzados con el color, con el tronco y las ramas en blanco liso y los pabellones en sus propios colores, que fueron determinados por los arquitectos nacionales.

Vistas generales de la Expo Osaka 70 donde se pueden apreciar algunos de los pabellones

Los pabellones se convirtieron en todo un laboratorio que permitió experimentar con ideas que se gestaron en los años 60: los marcos espaciales, la prefabricación, la integración tecnológica, las estructuras a tracción, las cúpulas, los inflables, el metabolismo y los viajes espaciales fueron algunos de los temas que se destacaron. Dennis Crompton, fundador de Archigram, manifestó que realmente disfrutó su tiempo allí porque «fue la primera vez que muchas de esas ideas aparecieron en forma construida».

Dentro de este marco, Venezuela se presentó compartiendo una estructura con Panamá, Uruguay y Perú: la llamada “Plaza Internacional II-B”, diseñada por las oficinas japonesas “Environmental Design Associates” y “Toshi Kenchiku Sekke Firm”, tal y como se recoge en Architectural Review 148, nº 882, agosto, 1970, p. 96, de donde hemos extraído la foto que acompaña nuestra postal del día de hoy. Los 80 metros cuadrados que ocupó Venezuela en una edificación compartida, cuya estética estructural se asemeja mucho a la que predominó en el evento, dan a entender que se trató de una participación a la cual el gobierno de Rafael Caldera no le prestó mayor atención quedando muy lejos del esfuerzo y calidad mostrados en la Expo 67 de Montreal. Tampoco ha sido posible obtener mayores datos relacionados al contenido de la muestra enviada y las gestiones que dieron como resultado el que al menos se hiciera acto de presencia.

Commemoration Park de Osaka, ubicado en el área donde en 1970 se llevó a cabo la Expo donde aún se conserva la Torre del Sol, creada por el artista japonés Tarō Okamoto

El recinto de la Expo ’70  es ahora el «Commemoration Park». Casi todos los pabellones fueron demolidos, pero unos pocos monumentos permanecen, incluyendo una parte del techo de la «Festival Plaza». La estructura más famosa y recordada sigue intacta: la Torre del Sol.  En el marco de lo distópico y del ambiente de ciencia ficción que también rodearon el evento cabe apuntar que al finalizar la Exposición, se enterró una cápsula del tiempo la cual no se puede abrir hasta pasados 5.000 años, coincidiendo con el año 6970. La cápsula fue donada por Matsushita Electric Industrial Co.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

Con pesar

Hoy, aunque dentro de nuestra línea de trabajo siempre hemos preferido no publicar notas luctuosas, tampoco quisiéramos dejar de comentar cómo en un lapso de tres meses han fallecido tres importantes arquitectos venezolanos: el 28 de diciembre, con 83 años, nos dejó Domingo “el Flaco” Álvarez; el 27 de febrero Pedro Lluberes (nacido en 1928); y el 12 de marzo Dirk Bornhorst (nacido en 1927) Tres figuras con una marcada impronta intelectual, vinculadas a la docencia y la profesión que con aproximaciones, producciones y protagonismos de muy distinto tono permitieron construir las bases disciplinares de lo que en la actualidad es la arquitectura nacional.

ACA

Nota editorial (nº 117)

El domingo pasado, en medio del apagón que desde el jueves 7 había sumido al país en la más absoluta oscuridad (por si la otra a la que nos ha sometido este régimen no fuera suficiente), contra las constantes interrupciones del fluido eléctrico, la intermitencia de internet y la suspensión del servicio de agua, bombardeados por noticias que hablaban de saqueos, muertes en los hospitales, angustia e incertidumbre generalizadas, nos debatíamos acerca de si nuestro Contacto FAC debía o no salir.

Aunque la decisión final, ya entrada la noche, fue enviarlo (debió haber salido a las 8:00 a.m.), no queríamos dejar pasar la oportunidad de aclarar que el hecho de que ello haya ocurrido no significa que hayamos preferido celebrar el Pritzker de Arata Isozaki como LA NOTICIA DE LA SEMANA a solidarizarnos con la situación de zozobra en la que estaba inmersa la nación y que, por no haber cesado, dejemos de sumarnos a quienes están dispuestos a construir una ruta de transición que permita finalmente, mediante elecciones libres, cambiar el modelo político-económico que hoy nos domina.

Quizás ante la salida de este Contacto FAC 117 podríamos habernos colocado ante el mismo dilema, en virtud de que a la mayoría de los problemas que se venían arrastrando se han sumado los provenientes de una crisis anunciada hasta el cansancio por profesionales y técnicos especializados en el área eléctrica o hídrica, desestimada por un gobierno autocrático y agravada por la manera irresponsable como ha sido manejada.

Sin embargo, aquí estamos de nuevo, no sin antes ratificar nuestra indeclinable convicción de pensar que es importante dejar abierta esta pequeña ventana manteniéndonos atentos a todo lo que está y estará ocurriendo en otras esferas del quehacer nacional.  El detalle está en entender que cada quien debe jugar el rol que le corresponde, desde sus fortalezas e independientemente de su envergadura, con la finalidad de colaborar a construir el país mejor que todos anhelamos. Modestamente, aunque casi siempre LA NOTICIA DE LA SEMANA se ubique en otros terrenos, no creemos que debamos separarnos del nuestro. Por el contrario, pensamos que desde este rincón dedicado a comentar, documentar e informar sobre lo que ha acontecido y acontece en torno a nuestra arquitectura y nuestra ciudad (incluyendo algo de lo que está más allá de nuestras fronteras), debemos seguir haciéndolo acompañando un movimiento que esperamos derive en un cambio significativo en el rumbo de Venezuela.

FUNDACIÓN ARQUITECTURA Y CIUDAD

Presidente
Henrique Vera

Vicepresidente
Iván González Viso

Secretaria
Michela Baldi

Secretario Suplente
Pedro Franco

Tesorero
Azier Calvo

Tesorera Suplente
Maya Suárez

Consejera
Beatriz Hernández

Consejero Suplente
Garcilaso Pumar

Las publicaciones de Ediciones FAU UCV

Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003

Aportes para una memoria y cuenta

Azier Calvo Albizu (Compilador)

Ediciones FAU UCV

2006

Con motivo de la celebración de los 50 años de la creación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, dicha entidad realiza una serie de eventos y emprende un grupo de iniciativas de diferente tenor entre las cuales se encontraban dos que, a modo de políticas, tuvieron un particular significado.

La primera consistió en acometer un proyecto que, gestado a partir de 2002 desde la oficina de publicaciones del Centro de Información y Documentación (con Enrique Fernández-Shaw a la cabeza) y siguiendo los lineamientos del Plan Estratégico, buscaba no sólo cambiar sino unificar la identidad visual de la institución, caracterizada hasta ese momento por la existencia de una excesiva cantidad de imágenes, tipografías y estilos gráficos diseminados a través de todos los rincones de su estructura organizativa. Escuela, institutos, departamentos, sectores de conocimiento, coordinaciones, servicios y eventos de toda índole ofrecían a la hora de identificarse como parte de una misma entidad la más absoluta anarquía visual, amén de la falta de criterios de aplicación del emblema que fungía de logo lo cual, sin duda, debilitaba una necesaria unidad que como cuerpo académico se debía mostrar. El resultado del trabajo no fue otro que el de desarrollar, previo diagnóstico, permanente intercambio y múltiples pruebas, todo un sistema que, previsto para ser implementado por etapas, culminase (como de hecho ocurrió) con la entrega en 2005 del Manual de Identidad Visual FAU UCV cuyo proceso y desarrollo estuvo a cargo de la empresa Metaplug C.A. (adscrita a la Escuela Prodiseño). De esta manera, en 2004, como parte de dicho proceso, en medio de la aprobación de una Estructura Organizacional más coherente para la FAU y creado el departamento de Divulgación Institucional, se presenta y da el visto bueno a la versión definitiva del núcleo básico para la identidad visual FAU UCV conformado principalmente por dos módulos, imagotipos o logos y el uso de una retícula para su aplicación, lo cual derivará en el desarrollo del mencionado Manual el cual contiene los lineamientos para el manejo, uso y aplicaciones a través de formatos, tipografías y colores del núcleo básico de identidad presentando más el arte final de las principales piezas de uso ordinario, material POP y referencias para el manejo de información de uso interno y externo al recinto de la Facultad. Como producto de este rica e interesante experiencia se publicó, además, Identidad Visual FAU UCV 2005 un impecable folleto que muestra de manera atractiva y bien diagramada la historia de este esfuerzo.

La segunda iniciativa, emprendida en 2003, estrechamente vinculada a la política de articulación, unificación y fortalecimiento institucional que signó a la primera, está directamente relacionada con la publicación que hoy rescatamos: se trató de la creación de un Comité Editorial que debía encargarse de coordinar la amplia diversidad de productos impresos de valor académico que dentro de la institución se generaban, apuntando finalmente a la creación de un sello editorial que los identificara y sirviera de paraguas.

Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta marca justamente el lanzamiento entre 2005 y 2006 de Ediciones FAU UCV (cuyo proceso de gestación se puede consultar en el Contacto FAC nº 45 del 17-09-2017 como preámbulo a la reseña del libro La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva. Aproximación en tres tiempos de Nancy Dembo), convirtiéndose en un primer eslabón referencial no sólo por su carácter iniciático (de entonces hasta la fecha se han registrado más de 50 productos), sino sobre todo por el valor que encierra su contenido.

Concebida como una publicación de carácter institucional, Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta, tal y como señala el subtítulo (elegido ex-profeso de la manera como anualmente se rinde cuentas desde la administración pública), no buscaba otra cosa que presentar pinceladas relevantes de la frondosa, compleja y apasionante historia que se encierra en la conformación de la que es la primera Facultad de Arquitectura creada en el país. Sin pretender ser un documento que se rija por un guión estrictamente historiográfico, el libro se encuentra conformado por un mosaico de escritos producidos por un amplio grupo de protagonistas del devenir institucional, que terminaron siendo quienes respondieron a una invitación aún mucho más abierta. Tal y como señala el compilador en la “Presentación”: “Sobre el calificado conjunto de firmas que aparecen formando parte de la publicación hablan por sí solos los currícula que los acompañan. Así, se ha podido contar con la colaboración desinteresada de quienes se han desempeñado como decanos, directores y coordinadores de grupos docentes y de investigación a lo largo de los 50 años transcurridos entre 1953 y 2003; de especialistas de áreas de tanto interés como la vivienda, la ciudad, el desarrollo tecnológico, el ambiente, la historia, la docencia, la investigación y la extensión, sobre las cuales han publicado con asiduidad y perseverancia; de profesionales reconocidos unos como premios nacionales de arquitectura, otros por su dilatada y fructífera trayectoria, y otros por su desempeño en importantes cargos públicos, todos protagonistas en el desarrollo del país; de académicos galardonados con importantes premios nacionales e internacionales o destacados con significativas distinciones en el ámbito universitario; de sociólogos, geógrafos y urbanistas y también de quienes siendo arquitectos se han dedicado a profundizar en áreas como la economía, la cultura, el patrimonio, la planificación y las nuevas tecnologías; por último, pero no por ello menos importante, de quienes representan la necesaria generación de relevo que permitirá continuar construyendo los anales de una sólida institución.”

Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta muestra, por tanto, una “… semblanza de la entidad a partir de la composición de reveladores fragmentos” que, agrupados en torno a las particulares maneras de “hacer memoria” manifestadas por los participantes de la compilación, le permitieron al editor, utilizando la noción de “mirada”, establecer ciertas líneas de comportamiento que dieron pie para estructurar cinco capítulos: Miradas que reconstruyen. Segmentos para la historia (con textos de Guillermo Barrios, Oscar Carpio, Eduardo Castillo, Alfredo Cilento, Antonio Granados Valdés, Juan José Martín Frechilla, Beatriz Meza y el tándem Luis Carlos Palacios/ Marta Vallmitjana); Miradas que orientan. Enseñar siempre (textos de Dirk Bornhorst, Gustavo Legórburu, Tomás José Sanabria y Fruto Vivas); Miradas que formulan. Conocimientos y disciplinas (textos de Carmen Dyna Guitián, Luis Guillermo Marcano, Álvaro Rodríguez/Alfredo Mariño y Gonzalo Vélez); Miradas que disienten. La Facultad que no ha sido (textos de José Miguel Menéndez, Jorge Rigamonti, José Manuel Rodríguez y Alberto Sato); y, Miradas que rescatan. Presencia y proyección de una Facultad (con aportes de Arturo Almandoz, Teolinda Bolívar, Baudilio González, Fernando Gonzalo, Marco Negrón, Frank Marcano, José Balbino León y Leandro Quintana). El libro cierra con “Cronología 1953-2003” elaborada por Azier Calvo y Henrique Vera.

Como primer producto de la joven editorial y dada su condición celebratoria, se le entregó la responsabilidad de realizar el diseño gráfico (a instancias de Henrique Vera, quien aparece como Colaborador de edición) a Carlos Rodríguez, reconocido profesional en el área, quien supo combinar la mayoritaria carga de textos con las imágenes de seis calificados arquitectos-fotógrafos (Mariano Goldberg, Henrique Vera, Ramón Paolini, Antonio Puente, Osvaldo Michelli y Ciro Suzzarini) provenientes de los portafolios que conformaban “Un mundo alrededor”, colaboración de Guillermo Barrios. Justamente, el haber tenido que lidiar con un libro denso, constituido fundamentalmente por escritos muy disímiles, llevó a Rodríguez (convencido de que un libro debe trascender tanto por su contenido como por su diseño) a experimentar con esta variable en busca de generar una dinámica donde cada párrafo se desplazaba y las notas a pie de página se incluían de seguidas a final de cada uno, generando, hay que decirlo, cierta confusión y pérdida del rigor académico que la publicación exigía. La portada donde se destaca el azul identificativo del edificio de la FAU mediante una foto tomada a una de sus paredes de mosaico, estuvo a cargo de Juan Camilo Rodríguez. La impresión de los 1000 ejemplares que constituyen la edición (de 415 páginas en papel Lumisilk de 115 grs.) le correspondió a La Galaxia C.A.

Para cerrar rescatamos de la “Presentación”, como guía para quienes quieran acercarse a la publicación, la apreciación de que se trata de una inmejorable “ocasión no sólo de ver diferentes comportamientos a la hora de hacer memoria, sino, sobre todo, de constatar una muy buena parte de la actividad realizada por una comunidad que ha sido capaz de abrir puertas, llevar adelante iniciativas, crear instituciones, apoyar políticas y aventurarse en proyectos inimaginables y, si se quiere, alejados de lo que tradicionalmente se entiende (y se sigue entendiendo) como eje central de sus preocupaciones. Ello habla, sin lugar a dudas, no sólo de una entidad plural y diversa, sino sobre todo convencida de la importancia que tiene tender puentes hacia otras ramas del saber y la vida pública, inconforme con los estrechos límites a los cuales muchas veces se le quiere confinar.”

ACA