
Nuestra postal del día de hoy recoge la lámina a color (cuya dimensión original es de 93 x 42 cms.) correspondiente a los “Usos propuestos de la tierra” del “Estudio preliminar, julio 1951” que formó parte del Plano Regulador de Caracas, elaborado por la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU) presidida por Leopoldo Martínez Olavarría e integrada además por Carlos Guinand Sandoz, Carlos Raúl Villanueva, Edgar Pardo Stolk, Cipriano Domínguez, Armando Vegas, Luis Eduardo Chataing, Luis Malaussena, Luis Wannoni, Alejandro Oropeza Castillo, Gustavo Ferrero Tamayo y Pedro Pablo Azpúrua, con la participación como asesores de José Luís Sert, Jacques Lambert, Francis Violich y Maurice Rotival, y presentado públicamente ante el Gabinete Ejecutivo en pleno, los gobernadores del Distrito Federal y del estado Miranda, el Cuerpo Diplomático y los miembros de los dos Concejos Municipales sobre los cuales se extendía la capital, el 5 de junio de 1952 por Gerardo Sansón, Ministro de Obras Públicas (MOP) del momento.
La interesante historia que se esconde tras la elaboración de este instrumento normativo, crucial dentro de la evolución urbana de la ciudad, se encuentra recogida en Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004) de Juan José Martín Frechilla y, en particular, dentro del capítulo titulado “Diálogo municipal con Pedro Pablo Azpúrua” (1917-2014), personaje que juega un papel fundamental en el período de gestación e implementación del Plano hasta la promulgación de la Ordenanza de Zonificación del Distrito Federal en virtud de haber ocupado un lugar destacado como funcionario al frente de la Dirección de Obras Municipales -DOM- (1951-1956) y la Ingeniería Municipal (1953-1956) de esa dependencia federal.
Por tanto, aunque luce tentador seguirle la pista a todo un proceso que si se quiere tiene al Plan Rotival como claro precedente y a la Ordenanza del 58 como “producto final”, trataremos de referirnos en lo posible al eslabón ocupado por el Plano Regulador del 51 como rótula y detonante de posteriores acciones y documentos.

Así, la trascendencia que tuvo la salida a la luz del Plano Regulador de Caracas no sólo se refleja en las características del acto de presentación que mencionamos al inicio y en la aparición de la publicación que lo recoge editada por el MOP y Cartografía Nacional en 1952, encabezada por la «Exposición del doctor Gerardo Sansón Ministro de Obras Públicas a las municipalidades del Distrito Federal y del distrito Sucre el estado Miranda», sino en el hecho de haberse activado al unísono, una vez concluidos los estudios que le daban sustento y se preparaba su edición, desde la Municipalidad del Distrito Federal -Concejo y Gobernación- la creación de una comisión, integrada por Gustavo Ferrero Tamayo (CNU), Manuel Fernando Mejías (INOS), Ibrahim y Rafael Emilio Velutini (Cámara de la Construcción), Mariano Salas Berti (CIV), José Antonio Jove y Alfonzo Rízquez (MOP), Carlos Raúl Villanueva Concejo Municipal del D.F.), Pedro Pablo Azpúrua y Octavio Marcano Vallenilla (DOM), «para estudiar y formular las bases de la nueva Ordenanza sobre Arquitectura, Urbanismo y Construcción en general. La iniciativa provenía de la Dirección de Obras Municipales y la Ingeniería Municipal, que daba inicio por esta vía al proceso de modernización del dispositivo legal para la construcción de Caracas, sin esperar la aprobación del Plano Regulador y la elaboración de una Ordenanza y Plano de Zonificación como instrumentos necesarios para su ejecución”, tarea que posteriormente se emprenderá dentro de la DOM, con Pedro Pablo Azpúrua a la cabeza y la asesoría de Violich, por Gustavo Matamoros Mendoza y Oscar Urreiztieta. También corresponderá posteriormente a las ingenierías municipales implementar los interminables vericuetos e interpretaciones a que la normativa se prestaba y que han dado como resultado buena parte del paisaje urbano de la Caracas de hoy.
En todo caso, vale la pena subrayar, derivado de la «Exposición…» de Sansón que el Plano Regulador no sólo apunta a “construir una Caracas moderna” sino que busca convertirse en una herramienta que supere, gracias a la aplicación de criterios “estrictamente científicos” soportados conceptualmente en la “Carta de Atenas”, el carácter morfológico del Plan Rotival. Es por ello que se le atribuye a la presencia de Francis Violich dentro del grupo de asesores un lugar determinante en la incorporación tanto de una metodología como de herramientas derivadas de la planificación urbana de esa época en los Estados Unidos que tienen en el zoning la base para la aplicación de regulaciones por sectores con densidades diferenciadas las cuales serían consagradas en la Ordenanza de 1958 y normas sucesivas. El discurso de Sansón (cuya elaboración no duda Martín Frechilla en atribuir a Leopoldo Martínez Olavarría), remarca la nueva “doctrina urbanística firme, concreta y moderna” que con base en la Carta de Atenas y la instrumentación aportada por Violich asume el Plano Regulador cuando manifiesta que “la expresión máxima del organismo viviente que es la ciudad, debe seguir continuamente su evolución, encauzar su desarrollo y aún acatar sus tendencias claramente definido así: separar, clasificar y organizar los diversos elementos que integran la ciudad conforme al concepto de sus funciones básicas: habitación, trabajo, circulación, educación”.
Como bien dicen Federico Vegas e Iván González Viso en “Historia de Caracas a través de sus planos” (Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015), “La palabra ‘regulador’ es importante, pues no se trata de reflejar, diseñar o imaginar, lo que se intenta es fijar las reglas que determinen un destino. Era la primera vez que se afrontaba el problema urbano con esta visión, más pendiente de cantidades y zonificaciones que de criterios formales y estéticos”, alejadas de lo que dictaba la tradición urbana caraqueña: “la ciudad de la trama, de la cuadra, del patio y de las actividades integradas será sustituida, mediante una legislación urbana basada en edificaciones zonificadas y aisladas por retiros laterales. Caracas hasta entonces se había aproximado y regido por los patrones de la ciudad latina clásica, ahora intentará semejarse a los modelos sajones modernos”.
Tomando como fuente el Plano Regulador de Caracas. Ordenanza y Plano de Zonificación, 1953 (elaborado en la DOM por Matamoros Mendoza y Urreiztieta quienes “aclimatan” los planteamientos de Violich según testimonio de Azpúrua), producto de convertir el “pasivo” Plano Regulador del 51 en herramienta activa, nos encontramos con que allí se argumentaba que era necesario el establecimiento de diversas zonas, con una reglamentación especial “ya que una reglamentación uniforme no seria apropiada a toda la ciudad indistintamente”. Su objeto era controlar primordialmente el uso y desarrollo de la propiedad privada, dejando las áreas públicas, municipales o nacionales, así como la previsión de servicios públicos en manos de otros instrumentos “no incluidos ordinariamente en una Ordenanza de Zonificación, pero necesariamente acordes con esta”.
La ordenanza que lo acompañaba constaba de dos partes: un conjunto de planos de zonificación donde se demarcaban las zonas y sus limites, y un texto con la reglamentación que regiría cada sector. Los planos contenían información básica como distribución de la población hasta 1936, distribución de la población hasta 1950, Limites de parroquias y urbanizaciones hasta 1951, uso actual de la tierra para 1950 y crecimiento histórico de la ciudad, información toda proveniente del Plano del 51.
El reglamento del Plan Regulador General, plasmado en la ordenanza como instrumento legal, en las áreas comprendidas dentro de la jurisdicción del Departamento Libertador del Distrito Federal, aspiraba a controlar los usos en la zona, la densidad de población, el área mínima de parcela, el área máxima de ubicación, área libre mínima, densidad total de construcción, retiros, altura, estacionamiento y probables variaciones colectivas, entre otros.
La ordenanza de zonificación se implanta sobre una ciudad dividida en 12 comunidades: 1-2. Catia, 3. La Pastora, 4. San Bernardino y La Florida, 5. Chacao, 6. Boleíta y El Marqués, 7. Bello Monte, 8. Cementerio y Ciudad Universitaria, 9. El Valle, 10. El Paraíso y San Martin, 11. Antímano, 12. Casco Central. El plano prevé una nueva vialidad estructurante, la Autopista del Este (hoy Francisco Fajardo), que atraviesa la ciudad de este a oeste y sus distribuidores, paralela al río Guaire. Vialidad, limite de comunidad, áreas verdes (quebradas y parques), reservas forestales, áreas nacionales, industria, comercio industrial, comercio central y comunal, áreas de control especial y vivienda (densidad alta y baja) constituyen las categorías de uso de la tierra a regular.
Revisando con detalle el plano es posible afirmar que la delimitación de áreas está directamente referenciada a la vialidad, que se utiliza para marcar los límites entre usos y plantea una visión esquemática, impuesta, abstracta y desligada del reconocimiento de la forma urbana en los términos que se venían planteando en la ciudad a partir del Plan Rotival de 1939. No ofrece especificidad alguna, sino al contrario, aplica criterios de generalización que eliminan todo criterio de forma y estética urbana.
Algunos de los efectos que produjo la aplicación de esta normativa esquemática que privilegiaba la máxima rentabilidad económica, generaron la diversificación de la utilización del suelo por la acumulación indiscriminada de actividades e incompatibilidades de usos; facilitó un crecimiento desmesurado del desarrollo de la superficie del centro de la ciudad; ocasionó problemas de accesibilidad por una alta congestión del sistema vehicular en el área del damero; produjo el déficit de servicios comunales no contemplados en la ordenanza y finalmente la agregación desordenada de edificaciones, no incluyendo una verdadera normativa sobre las características de diseño de las edificaciones.
El plan rompió con el esquema compacto de ciudad tradicional y promovió un esquema de ciudad moderna extendido a todo el valle, haciendo intangibles e impredecibles los procesos de transformación del espacio publico y privado. Esta forma de planificación urbana permitirá la convivencia de dos visiones: la que representaba una continuidad del proceso iniciado en décadas anteriores, y la visión contenida en la Ordenanza de 1958 que deformará la continuidad morfológica consagrada en reglamentos anteriores determinando la forma urbana de la Caracas moderna desde su implementación y, en gran parte, hasta el día de hoy.
IGV
Procedencia de las imágenes
Postal. Martín Frechilla J.J.; Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna, 2004
- Colección Crono Arquitectura Venezuela