
Archivos diarios: 20 de mayo, 2018
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 112

Venezuela, a pocos meses del derrocamiento de la dictadura perezjimenista, participa en Bruselas (Bélgica) como parte de los 43 países extranjeros que, junto al anfitrión, 2 colonias y 8 organizaciones internacionales, se mostraron en la primera Exposición Universal organizada después de la Segunda Guerra Mundial lo cual marcó la reanudación de eventos de esta categoría, suspendidos desde Nueva York 1939.

Expo Bruselas 58 al situarse en plena posguerra sirvió para que los gobiernos de los aliados de Europa Occidental aprovechasen para demostrar sus éxitos y prosperidad posbélicos, mientras que los países del Eje -Alemania, Japón e Italia- vieron en ella una oportunidad de lavar su imagen internacional. Sin embargo, lo más destacado entre la general exuberancia de la feria fue la tensión evidente entre Estados Unidos y la Unión Soviética quienes, como protagonistas de lo que se conoció como la Guerra Fría ya desatada para entonces, utilizaron sus respectivos pabellones para promover su antagonismo político, mostrar sus avances científicos y tecnológicos y hacer pulso en cuanto a su poderío armamentista e influencia internacional. Muchos recuerdan esta situación como similar a la que se presentó en la Exposición Internacional de París (1937) entre la Unión Soviética y la Alemania nazi de la cual sus respectivos pabellones representativos fueron también un claro reflejo de la crispación política e ideológica existente en el momento.

Propuesta originalmente para 1947 y aplazada inicialmente para 1955, la exposición se convirtió en un lugar para exaltar las posibilidades de la convivencia humana a la sombra de la amenazante destrucción nuclear. Identificada con el lema “Por un mundo más humano”, símbolo en sí mismo del mensaje pacifista que se quería colocar en el corazón del evento, la feria belga, abierta entre el 17 de abril y el 19 de octubre, se ubicó en un recinto de 200 hectáreas en la meseta de Heysel, a 7 kilómetros del centro de Bruselas. Muchos de los edificios utilizados fueron construidos originalmente para la exposición internacional de 1935 pero su extensión se amplió en un 50% debido a la incorporación del Parque Real de Leaken que dio cabida a un número importante de nuevas edificaciones. Su costo total, según las autoridades de la Expo, fue de 43.4 millones de dólares y recibió la visita de cerca de 42 millones de personas a lo largo de los 185 días que duró su apertura.


En términos generales, la Expo 58 ofreció un verdadero rango de las múltiples tendencias del paisaje arquitectónico de los años cincuenta. Sin embargo, el debate se ha centrado en precisar si lo allí mostrado no fue sino una vuelta de tuerca más para comprobar el ya decadente uso indiscriminado y tergiversado de los códigos propios del “estilo internacional” como sustituto del “modernismo” (caracterizados ahora por la transparencia, la dinámica de las superficies curvas y las construcciones suspendidas), sumados a la permanente búsqueda de efectos asociados a muchas “acrobacias neo-expresionistas” y a la superficialidad propia que toda feria impone. Por otro lado, ofrece una clara oportunidad para valorar posibilidades técnicas ilimitadas y, por lo tanto, los esfuerzos para dar la impresión de entrar en una nueva era donde el “progreso” vuelve a ser el protagonista. En este marco, quizás valga la pena recordar dos piezas como claras excepciones que confirman la regla: el pabellón de España (obra de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún), que ocupa un lugar muy destacado dentro de la arquitectura del siglo XX de ese país y el Pabellón Philips, donde Le Corbusier manifiesta su particular interpretación de la integración de las artes bajo el ropaje de una inusual utilización de la tecnología constructiva. Caso emblemático pasó a ser con el tiempo el Atomium, símbolo de la Expo, diseñado por André Waterkeyn cuya presencia aún hoy llama la atención en la ciudad.
Paradójicamente, en Bruselas también se colocó de nuevo sobre el tapete la cuestión de si una exposición universal podría seguir siendo un medio de comunicación adaptado a nuestros tiempos. Algunas partes de la muestra, así como otras contribuciones, trajeron a la mente enfoques del siglo XIX. La presentación de las colonias belgas en un período de descolonización (el Congo se independizó dos años más tarde), así como los modelos de eventos arquitectónicos de una pequeña ciudad belga o la «Pequeña Holanda» del Pabellón holandés con reconstrucciones diques, faros y la simulación del oleaje, revivieron una puesta en escena que se creía superada.
En lo concerniente a la representación venezolana, lo primero que salta a la vista es la cercanía de las fechas entre la caída de Pérez Jiménez y el inicio de la Expo, lo cual nos hace presumir que la decisión de participar ya venía siendo manejada por el régimen defenestrado y que pudo lograrse gracias a una curiosa demostración de continuidad y tino político de parte de una administración que, apostando a la democracia como forma de gobierno, buscaba dar una imagen fresca y novedosa alejada de la tiranía que la precedió.
El pabellón nacional será diseñado por Dante Savino, formado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela quien, a causa del cierre de la Universidad en 1952, concluye el último año de estudios en Firenze, Italia, donde obtiene el título en 1954. Nos encontramos pues, en presencia de un criterio de selección que, precedido por las actuaciones de Villanueva y Malaussena en París (1937), y de Alejandro Pietri (Santo Domingo -1955-) y Guido Bermúdez (Berlín -1957-), prevalecerá hasta hoy en día dejando atrás la costumbre instaurada desde la época de Guzmán Blanco de encargar a arquitectos foráneos el diseño de nuestros pabellones representativos.

La propuesta de Savino, ubicada en un lugar privilegiado dentro del conjunto de la feria, alejado a la vez de su zona más densa, bulliciosa y llamativa, nos permite apreciar una edificación horizontal, extendida, sin estridencias, de proporciones si se quiere modestas, conformada por una serie de piezas articuladas que se adaptan a la topografía y borde curvo del solar, logrando su mayor desarrollo por debajo del nivel de la calle permitiendo así la definición del acceso principal a través de un puente (que puede observarse en la fotografía que acompaña la postal del día de hoy) para dar así inicio a un recorrido en medio de patios sembrados con orquídeas que conducirán luego a un gran espacio de usos múltiples, integrado mediante una pérgola con una terraza que le sirve de expansión.


La muy bien lograda espacialidad se suma a un atinado criterio en cuanto al aprovechamiento de la luz, lo que permite valorar una ambientación vinculada a la tropicalidad del país que se representa, donde la utilización de las cubiertas destinadas a los dos espacios más importantes y las pieles tramadas que los envuelven juegan un papel fundamental, aspectos todos que hemos podido apreciar gracias a la información que nos suministrara Víctor Sánchez Taffur, a quien se le encomendó la realización de una maqueta que mostró el pabellón venezolano de Bruselas en la Exposición “Horta & after” montada en la FAU UCV el año 2005 (ver Contacto FAC, nº 39, 06-08-2017).


Los organizadores de la Expo, se refieren en el catálogo del evento (Guía oficial Exposition Universelle de Bruselas 1958 – Desclée & Co) al contenido del pabellón como una muestra de lo que el país puede ofrecer: “su arquitectura, la belleza de sus ciudades, el esplendor de su vegetación tropical y sus vastas riquezas industriales, minerales y agrícolas”. También remiten al “alto grado de industrialización que este país ha alcanzado (que) sin duda sorprenderá al visitante” y a la posibilidad de saber “que la refinación del petróleo (…) principal actividad industrial de Venezuela (…) sirvió como un trampolín para el desarrollo de otras industrias… (…) la mecanización agrícola y el aumento y racionalización de la cría, ayudados por la construcción de presas y sistemas de riego, han transformado este sector en uno de los principales activos del país”. Con respecto a la incorporación del arte y en busca de su no siempre lograda integración con la arquitectura, es bueno destacar que el pabellón incorporó en su recorrido, para así mostrarse a plenitud, obras de Soto, Narváez, Carreño, Leufert, Gego, Otero, Cruz-Diez, Pardo y Barrios. Ello permitió a la organización de evento declarar, no sin un cierto grado de ingenuidad y algo de verdad que: “El arte ha encontrado una nueva forma de expresión en este país donde, con la ayuda del clima, todo florece. Algo de la calidez y afecto de Caracas, la capital que se conoce como la ‘Ciudad de la Eterna Primavera’, ha sido infundida en este pabellón”.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal y 8. Colección Crono Arquitectura Venezuela
2. https://www.urbipedia.org/hoja/Exposici%C3%B3n_Internacional_de_Bruselas_de_1958
3 y 4. https://www.worldfairs.info/expolistepavillons.php?expo_id=14
5. Alayón J.J. «Naturalezas bajo cubierta. Los pabellones de Brasil, México y Venezuela en Bruselas 1958», Zarch, 2019
6, 7 y 9. Archivo de Víctor Sánchez Taffur
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Arquitectura Contemporánea en Hormigón
Evelia Peralta, Rómulo Moya Peralta
Trama Ediciones
2017
El hormigón es sin duda uno de los materiales favoritos de los arquitectos a la hora de proyectar, esto se explica por su gran capacidad de moldearse y crear formas complejas, así como por la diversidad de acabados y texturas que pueden ofrecer sus terminaciones.
El siguiente libro propone un recorrido por las diversas formas en el que el hormigón puede ser protagonista de la arquitectura a través de la selección de 20 obras contemporáneas, recientes, alrededor del mundo. Cada uno de los ejemplos aporta desde una vertiente diferente, sobre el uso de este material, que es técnica constructiva, planteo estructural y recurso formal a la vez.
Diferentes arquitectos de diversas generaciones, culturas, países, continentes y contextos enriquecen este recorrido (el primero de una colección de 6 libros especializados que saldrán cada 2 meses) del que podemos nutrirnos y sacar importantes conclusiones y enseñanzas.
Participan en este volumen grandes arquitectos a nivel internacional:
1. VTria | Vasilis Triantafyllou / Ifigeneia y Dimitris Triantafyllou
2. Zaha Hadid Architects
3. Promontorio: Joao Luis Ferreira, Pedro Appleton, Paulo Martins Barata, Joao Perloiro, Paulo Perloiro
4. Sandra Barcla, Jean Pierre Crousse
5. Heatherwick Thomas Foto:©Earl Wan
6. Hagy Belzberg
7. Sergei Tchoban, Sergey Kuznetsov
8. Monoblock: Marcos Amadeo, Fernando Cynowiec Paez, Juan Granara, Adrián Russo, Alexis Schachter
9. Snøhetta
10. Toyo Ito
11. Emanuel Christ, Christoph Gantenbein
12. Gluckman Tang Arquitectos : Richard Gluckman Foto:©Claire Holt / Andrew Weigand Foto:©Graham Hebel
13. Fernando Menis
14. Coetzee Steyn
15. Pablo Gagliardo
16. Bjarke Ingels
17. Jacobo Micha Mizrahi
18. Luciano Kruk
19. Tilemachos Andrianopoulos
20. NMD: Farid Chacón, Cluaidia Urdaneta, Francisco Mustieles
ÍNDICE
1. El Hormigón armado.
2. El Hormigón como protagonista.
3. Las obras.
3.1 Administración
Administración del Sistema Municipal de Abastecimiento de Agua.
Terminal Marítimo de Salerno.
GS1 Portugal.
3.2 Educación
Aulario Universidad de Piura, UDEP.
El Hub de Aprendizaje.
Pabellón familia Kaplan en el Centro City of Hope.
3.3 Arte
Museo de Dibujo Arquitectónico.
Museo de Arte Contemporáneo, Buenos Aires (Mar).
Centro Internacional del Arte Rupestre de Montignac, “Lascaux”.
Museo Internacional del Barroco.
Museo Nacional de Suiza.
Pabellón De María, Sala de Arte.
CKK Jordanki, Centro Cultural y de Congreso.
3.4 Culto
Capilla Bosjes.
3.5 Vivienda
Edificio Pueyrredón 1101.
BHS – Honeycomb / Albany Marina Residences, Edificio 1.
Conjunto Natura.
3.6 Casas
Casa Golf.
Doble Curvatura, residencia en Creta.
Casa Guaparo.
ACA
VALE LA PENA LEER

El azote pop.
Tom Wolfe (1931-2018)
Eduardo Prieto
Tomado de Arquitectura Viva
16-05-2018
Tom Wolfe, que acaba de fallecer a los 87 años, vestía de un modo atildado y anacrónico, casi ridículo. Los impecables trajes blancos, las corbatas de estrellas no menos blancas sobre fondo azul, los botines, fueron quizá el emblema con el que el nieto de un fusilero confederado quiso expresar su heterodoxia, o tal vez simplemente -como reconoció un día Gay Talese, otro de los dandis del llamado «Nuevo periodismo»- el modo de hacerse respetar por gentes de toda condición, desde el obrero hasta el magnate. Llegar a todas las clases, inspeccionarlo todo con el olfato de un sabueso y dar cuenta de ello con la despiadada agudeza del cirujano, fueron precisamente las señas de Wolfe y de la generación de periodistas -Capote, Didion y el ya citado Talese- que dio fe del esplendor capitalista y consumista de los Estados Unidos, al tiempo que de sus muchas miserias.
El periodismo de Wolfe fue un periodismo singular, de corte literario, incluso vanguardista, rasgos que hacen que sus crónicas escritas hace cincuenta años sobre temas dispares y menudos puedan leerse hoy mejor que las novelas que le dieron fama y dinero, como La hoguera de las vanidades o Elegidos para la gloria. Fueron crónicas a las que Wolfe dio la forma de libros en los que su escritura acelerada e impresionista abordaba la realidad desde muchos y a veces contradictorios ángulos. En la América de las décadas de 1960 y 1980, esta mirada caleidoscópica tenía, por fuerza, que alcanzar también a la arquitectura, un tema que no dejó de frecuentar de un modo u otro a lo largo de la carrera. Su visión de la arquitectura y los arquitectos fue crítica, feroz incluso, muchas veces injusta, pero nunca banal. De hecho, quien quiera hacerse una idea vívida de las polémicas que se cocieron en la disciplina por aquellos años, más que buscar en manuales académicos, debe frecuentar los libros de Wolfe.

Frecuentar, por supuesto, libros tan criticados por la profesión como el fundamental ¿Quién teme a la Bauhaus feroz? (1981), la despiadada historia del grupo de arquitectos expulsados de la Europa totalitaria -con Walter Gropius a la cabeza- que, contra todo pronóstico, consiguieron que las élites de los Estados Unidos les entregaran las llaves del reino para llevar a cabo su programa radical de «empezar de cero». O libros como El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron (1965), surgido de la fascinación por la cultura pop y playera de los años 1960 -la misma que sintió, a su modo, Reyner Banham-, pero que es una caricatura de las arquitecturas de Las Vegas -que Wolfe «descubrió’ al mismo tiempo que Venturi»-, de las «casas del futuro» a la manera de los Smithson, de los ambientes electroacústicos y de otros asuntos significativamente banales, como la tabla hawaiana, los dragsters o los coches tuneados. Y también libros -ahora que los ambientes psicodélicos parecen haberse puesto de moda entre los estudiosos de la arquitectura- como Ponche de ácido lisérgico (1968), una especie de crónica del strip en el que se embarcaron el escritor Ken Kesey y un grupo de iluminados para atravesar Estados Unidos de costa a costa con un fin orgiástico-revolucionario: abrir las puertas de la percepción a través de la ayuda indisimulada del LSD. Es una lástima que a Tom Wolfe no le haya quedado tiempo para presentar con su escritura precisa y despiadada los escenarios ridículos y amenazantes de los años que corren y de los que están por venir.
ACA
Contacto FAC 77
LA PLAZA VENEZUELA

A poco que uno se dedica a observar el crecimiento de Caracas desde el damero fundacional hacia el oriente a través de las representaciones planimétricas registradas a partir de 1929 (partiendo del Plano de Caracas de Ricardo Razzeti) (1), se puede notar que el mismo está signado por la prolongación de un eje que, teniendo su origen en la avenida Este 2 (paralelo a la ruta que derivará en el trayecto del Ferrocarril Central), se transforma en la Carretera del Este bordeando el Parque Sucre (hoy Los Caobos), siguiendo por lo que luego se conocerá como la Gran Avenida y la Calle Real de Sabana Grande, para más adelante (donde hoy se desarrolla la avenida Francisco de Miranda) servir de conexión a las haciendas que ocupaban el espacio entre Chacaíto y Petare cuya transformación en urbanizaciones se inicia en 1928. Este proceso de crecimiento, el cual nos es imposible desarrollar en esta breve nota, tiene en el trabajo elaborado por el ingeniero Carlos F. Linares, titulado “Consideraciones acerca del lugar hacia el cual debe extenderse la ciudad de Caracas”, publicado en la Revista Técnica del MOP de marzo de 1912, un claro precedente. Linares, dadas las condiciones naturales del valle y la localización del centro fundacional de la ciudad, veía las llanuras del este como el destino lógico de la expansión de Caracas, para lo cual proponía una serie de acciones que de haberse tomado en cuenta habrían dado un resultado de mayor calidad y orden del que en definitiva se dio.

Tal y como relata Ciro Caraballo Perichi en “Los últimos días de aquella de los techos rojos, o los ‘planes’ entes del ‘plan’” (aparecido en El Plan Rotival. La Caracas que no fue, Ediciones Instituto de Urbanismo FAU UCV, 1991), teniéndose a las urbanizaciones Los Caobos (1924), San Agustín (1926) y El Conde (1928) como primeras muestras de la tendencia natural de crecimiento hacia el este, dentro de criterios que no rompían con la trama tradicional, lo que las hacía ver como un bloque relativamente homogéneo, pasa a ser fundamental tomar en cuenta como aspecto coyuntural en la expansión de la ciudad la decisión asumida en 1924 por el Ejecutivo Nacional de adquirir “la mayor parte de los terrenos de la Urbanización Los Caobos -con sus lotes definidos y su vialidad ya trazada- para construir un parque urbano” que se denominará Parque Sucre por conmemorarse ese año el centenario de la Batalla de Ayacucho. Si bien las calles de la urbanización continuaron abiertas al tránsito vehicular, “esta enorme masa de árboles separaría la ciudad de su nuevo engendro: las urbanizaciones del este”, concluirá Caraballo. (2).


Son el Plano de Caracas y sus alrededores (1934) de Eduardo Rohl y el Plano de Caracas Monumental (1936) de Ramón Sosa los que ofrecen el mejor apoyo para entender lo que posteriormente sería el destino del lugar ubicado al este del Parque Los Caobos (denominación que se le da al Parque Sucre a partir de 1937) y que dará como resultado la localización de lo que hoy conocemos como Plaza Venezuela. El plano de Rohl (3) informa con precisión acerca de la aparición de cotos aislados, algunos de ellos entre quebradas que aún permanecen intactas, débilmente conectados a la Carretera del Este, que se empiezan a poblar de quintas: Las Delicias (1928), Caracas Country Club (1928), La Florida (1929), Los Palos Grandes (1930), Los Chorros (1930), Campo Alegre (1932) y Sebucán (1932). El plano de Sosa (4), por su parte, esboza como remate de la avenida que atraviesa el Parque Los Caobos y su encuentro con la Carretera del Este que continuará hacia Sabana Grande, un espacio que marca el borde sur de lo que se denomina como “Urbanización Bigott” (con el edificio de la conocida Cigarrera incluido al borde de la ruta del Ferrocarril Central), ubicada entre las quebradas de Maripérez y Canoas. Dicho espacio se constituirá más adelante en la entrada, definida por una plaza verde inaugurada en 1941, provista de fuentes y adornada con una serie de esculturas conocidas como “Los Venados” (trasladadas en los años ’50 a la Plaza La Estrella en San Bernardino), del desarrollo emprendido por Luis Roche, cuyo trazado fue diseñado en 1940 por el arquitecto Enrique García Maldonado y el ingeniero José Antonio Madriz Guerrero, de la que hoy se conoce como urbanización Los Caobos y en el punto donde finalmente aparecerá la Plaza Venezuela. (5)

La decisión de Roche de ubicar la urbanización en ese lugar habla a las claras de su capacidad para detectar sectores de la ciudad con un potencial de desarrollo que con el tiempo se verían convertidos en centros neurálgicos de ella. Por ello no es casual que Los Caobos se inaugure un año después de la presentación del Plan Rotival, propuesta que marca el destino del desarrollo urbano y vial de Caracas y donde empieza a considerarse lo que se denomina “Plaza Colón” como el centro geográfico de la capital y lugar donde se podría pensar en la concentración de actividades financieras.(6)

El empujón final que hará tomar su aspecto definitivo a la Plaza Venezuela lo dará, siguiendo las recomendaciones del Plano Regulador de Caracas de 1951, la construcción en 1953 de la primer etapa de la autopista del Este y del distribuidor que permitirá desde ella el acceso al espacio que nos ocupa, estrechamente vinculado, también, a través de una conexión directa que pasa sobre la autopista a la Ciudad Universitaria por la puerta “Tamanaco” (7). En este sentido, no hay que olvidar que para ese entonces el espacio central de la plaza es ocupado por un conjunto de esculturas y fuentes luminosas, producto de un concurso promovido en 1952 por el Concejo Municipal de Caracas entre los más prestigiosos artistas del país, del cual resultó ganador Ernesto Maragall con la obra que fue bautizada «Fuente Venezuela» en 1953 que hoy puede apreciarse reubicada, desde 1967, en el Parque Los Caobos.(8)



Tampoco será menor el efecto que producirá la localización allí (1954) del nuevo rascacielos de la capital: la torre Polar (tercer proyecto de la firma Vegas & Galia y primer edificio en Latinoamérica en utilizar “muros cortina”) (9), la cual estuvo acompañada a partir de ese mismo año en el terreno del frente por un sobrio concesionario de automóviles Chrysler-Plymouth diseñado por Don Hatch (10) y más hacia el este por una bomba de gasolina que aún permanece. Más adelante (1968) completarán el perfil metropolitano del espacio la Torre Capriles (proyectada por los arquitectos John Machado y Gustavo Machado) (11) y la Torre Phelps (12) (diseñada por el arquitecto José María Puig, que ocupará el lugar dejado por la demolición del showroom de Hatch), ubicadas a ambos lados de la avenida La Salle, eje principal de la urbanización Los Caobos que con el tiempo también terminó de cambiar definitivamente su condición predominantemente residencial presidida durante años por la Nunciatura Apostólica (de Manuel Mujica Millán -1944-) (13) y por el puente Bolívar diseñado por García Maldonado en 1940 (14), que daba paso a la ruta del Ferrocarril (luego Calle La Línea), demolido cuando posteriormente, se construyó la avenida Libertador.

En resumen, a partir de 1953 el impacto que recibirá la plaza convertida en punto de encuentro vial será enorme pasando a convertirse en un lugar de congestión (15). Dicha condición que, salvando las distancias, la asemeja a la Plaza L’Etoile de París, ha hecho de este lugar un permanente dolor de cabeza para quienes piensan la ciudad con base a su vialidad y no en la condición peatonal que requiere como lugar de encuentro a escala urbana.


De allí las sucesivas modificaciones que ha sufrido: vaciamiento del centro mediante la construcción de una trinchera que “resolvía” la conexión directa este-oeste y consecuente desaparición de la fuente original (1967) (16); aparición lateralmente de otra fuente diseñada por el ingeniero Santos Michelena (1983) (17); cierre de la trinchera y posterior colocación de otra fuente más moderna (que rescata el diseño de Santos Michelena) en el lugar original y centro geométrico del espacio (2009) (18) lo cual le ha permitido adquirir cierta animación nocturna, sin que por ello haya cuajado como el lugar de permanencia y disfrute que su ubicación y escala siempre han demandado y que tampoco la presencia un tanto desarticulada de obras de arte como el “Abra Solar” de Alejandro Otero (19), la “Fisiocromía homenaje a Andrés Bello” de Carlos Cruz-Díez y la propia efigie de Bello a la que sirve de marco (20), han logrado resolver. (21)
ACA
Procedencia de las imágenes
Encabezado. https://fotourbana.org/fondovisual/homenaje-a-william-nino-en-el-449no-aniversario-de-caracas/
1, 3 y 4. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015
2. https://www.pinterest.com/pin/486107353527235250/
5, 9, 11, 13, 14, 15. Colección Crono Arquitectura Venezuela
6. Vallmitjana, M.(coord.); El Plan Rotival. La Caracas que no fue. 1939-1989. Un plan urbano para Caracas, 1991
7. https://www.pinterest.com/pin/462604192945063418/
8. https://www.pinterest.com/pin/451134087651586721/
10. https://www.ccscity450.com/otras_obras/showroom-chrysler-plymouth/
12. https://www.conlallave.com/propiedades/torre-phelps-51660841.html
16. https://www.pinterest.com/pin/282530576603829786/
17. https://twitter.com/gfdevenezuela/status/957413387197190144
19. https://iamvenezuela.com/2015/06/abra-solar-de-alejandro-otero/