HA SIDO NOTICIA

Una profunda mirada hacia la obra de Le Corbusier que se hundió el mes pasado

Ethan Tucker

Tomado de Plataforma arquitectura

15 de marzo 2018

Traducido por Mónica Arellano

Este artículo fue publicado originalmente en Metropolis Magazine como «The Fascinating History of Le Corbusier’s Lost Barge.»

Este invierno, Francia experimentó una de las temporadas de lluvias más fuertes que se han visto en 50 años. En París, el Sena inundó los bancos, sumergió parques, calles e interrumpió el servicio del metro. El diluvio también reclamaba una obra arquitectónica. El 8 de febrero, la Louise-Catherine, una barcaza de concreto intervenida por Le Corbusier, se deslizó por debajo de las turbias aguas del Sena y se detuvo al fondo del río en Quai D’Austerlitz, al este de París.

A medida que disminuyeron las aguas, la proa de la barcaza de 100 años de antigüedad, se atascó en el muelle y la arrojó al río, según Le Parisien. Aunque los bomberos estaban presentes e intentaron salvarla, se llenó de agua y se hundió en cuestión de minutos.

La Louise-Catherine nació en 1915 como una barcaza de concreto llamada Lieja que transportó carbón desde la ciudad portuaria de Rouen al sur de París durante la Primera Guerra Mundial. En 1929, el Ejército de Salvación compró el Lieja y contrató a Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret) para convertir el buque en un refugio flotante para los desamparados de París.

Según el profesor de la Universidad de Nueva York y erudito de Le Corbusier, Jean-Louis Cohen, el proyecto fue completado en parte, por la heredera de la máquina de coser estadounidense Winnaretta Singer Polignac, quien fue una importante defensora de proyectos artísticos y caritativos en París. Otra partidaria del proyecto fue Madeleine Zillhardt, quién nombró la barca en honor a su compañera de toda la vida: la pintora Louise-Catherine Breslau. Al mismo tiempo, Le Corbusier se encontraba trabajando en un proyecto de vivienda pública para el Ejército de Salvación, el Refugio Cité en el 13er Arrondissement de París, que también fue financiado por el cantante Polignac.

La fascinación de Le Corbusier por los barcos se remonta a su infancia. Cohen escribe en un libro próximo a aparecer, Le Corbusier: The Built Work (Monacelli, 2018): «Tan grande fue la fascinación del joven Jeanneret por los barcos y transatlánticos que, incluso los textos de Adolf Loos en 1913 lo recalcan.»

En el caso de la Louise-Catherine, Le Corbusier reconfiguró la barca de 70 metros de largo para albergar 148 camas, un comedor, una cocina, cuartos para un capitán y un director de programa, así como un pequeño jardín colgante. También se agregaron espacios adicionales para dormir, lo que permitió que Louise-Catherine refugiara en su máxima capacidad a casi 200 personas.

Cohen escribe que la principal preocupación de Le Corbusier con la Louise-Catherine era acomodar tantos catres como fuera posible dentro de los limitados confines de la barca. El espacio estaba puntuado por columnas de concreto y dividido en tres cámaras. El interior se iluminaba con una ventana de cinta que corría a lo largo de la cabina.

Durante el invierno, Louise-Catherine sirvió de refugio para personas sin hogar que a menudo dormían bajo los puentes que rodean el Sena. En el verano viajó a las afueras de la ciudad para servir como un campamento de verano para niños parisinos. Debido a problemas de inseguridad y fugas, Louise-Catherine dejó de dar servicio como refugio en 1994. En 2008, la ciudad de París reconoció formalmente la barca como monumento histórico.

Sin embargo, como era de esperarse, el abandono de casi un siglo pasó factura. La Louise-Catherine, yacía sobria con el concreto expuesto al interior y al exterior, salvo por 84 columnas pintadas de azul y algunos graffitis. Las literas originales se quitaron para dar paso al espacio de exhibición planificado, revelando su propósito utilitario original de transportar carbón. Desde el muelle se apreciaba la limpieza de la geometría de la ventana horizontal que alcanzó su punto máximo por encima del Quai D’Austerlitz, convirtiéndose en una pieza de historia flotante.

Antes de hundirse, la Louise-Catherine estaba en planes de ser restaurada. La Asociación Louise-Catherine, un grupo de caridad que la adquirió del Ejército de Salvación en 2006, estaba en proceso de intervenir la barca de Le Corbusier. Alice Kertekian, miembro de la Asociación, comentó en Le Figaro, que la asociación tiene la intención de rescatar el buque, pero hasta que las aguas del Sena disminuyan, los buceadores no pueden evaluar la condición de la barca.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 104

De entre los pabellones que podrían considerarse “menores” por el hecho de haber representado al país en exposiciones de carácter regional o temático que no tenían aspiraciones “universales”, vale la pena destacar la experiencia realizada en la década de los años 50 del siglo XX por el talentoso arquitecto venezolano Alejandro Pietri (1924-1992), quien, al menos en tres ocasiones, fue designado para diseñar edificaciones de ese tipo. La Feria Internacional de Bogotá (Colombia, 1955), la Feria de la Confraternidad y el Mundo Libre en Santo Domingo (República Dominicana, 1955) y la Feria Internacional de Damasco (Siria, 1957) le ofrecieron a Pietri la oportunidad de poner a prueba y manifestar su visión acerca del tema.

Formado entre la Universidad de Oklahoma y la Central de Venezuela, Pietri, como resultado de su estadía en Norteamérica fue discípulo de Frank Lloyd Wright y seguidor de Bruce Goff. También, como todos los arquitectos de su generación, se vio impactado por la posibilidades plásticas que ofrecía el concreto armado a través del laboratorio que Carlos Raúl Villanueva puso en marcha mediante la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas. Quizás por esta razón, Pietri adopta para los proyectos de los tres pabellones mencionados lo que Silvia Hernández de Lasala, estudiosa de su obra (ver Alejandro Pietri. Arquitecto, 1995, en colaboración con Alfredo Brillembourg), ha denominado como la “Estética estructural”, grupo de edificios en los que a modo experimental aprovecha la ductilidad del concreto armado en la resolución de cubiertas ligeras autoportantes, cuyo punto culminante podría considerarse la construcción de las Estaciones de Maripérez y El Cojo (cerca de Macuto) del Teleférico que conecta Caracas con el Litoral Central (1956). Con estas referencias en mente, sin duda, es el pabellón proyectado y construido para la Feria de la Confraternidad y el Mundo Libre en Santo Domingo el que ha tenido una mayor trascendencia dentro de esta tipología en la que Pietri incursiona.

1. Carteles conmemorativos de la Feria

Convocada con motivo de la celebración de los 25 años de la subida al poder del Rafael Leónidas Trujillo, el evento realizado en República Dominicana entre el 20 de diciembre de 1955 y el 31 de diciembre de 1956, cuyo engañoso nombre intentaba maquillar el talante de una de las más cruentas dictaduras vividas en Latinoamérica que ya se encontraba en plena decadencia, buscó mostrar al mundo el progreso alcanzado en el país desde que el mandatario, coincidiendo con el desastre producido en 1930 por el huracán Zenón, emprendió la reconstrucción de la capital (a la cual cambia de nombre por Ciudad Trujillo) y con ello aprovecha para reforzar la imagen representativa del poder político (actitud propia de todo régimen autoritario) dándole cabida a las primeras manifestaciones de arquitectura moderna.

2. Izquierda: Vista aérea general de la Feria. Derecha: Vista de la avenida principal y eje central del conjunto

Ubicada al oeste de la ciudad, en un área aproximada de 80 hectáreas, visualizada como complemento demostrativo de su pujanza y camino firme hacia el progreso, la feria se organizó con Marian Ogando al frente de la Comisión Organizadora y la participación de 42 países. El diseño del recinto fue encargado al arquitecto dominicano Guillermo González Sánchez, graduado en la Universidad de Yale, quien luego de su formación de post-grado en Europa, se radicó definitivamente en el país a mediados de 1946 y de inmediato emprendió estudios dirigidos a transformar la fisonomía de la urbe donde también dejó para la posteridad piezas de valía como el Hotel Jaragua.

3. Dos perspectivas de la propuesta preliminar

El pabellón representativo de Venezuela, permitió a Pietri poner en evidencia sus influencias, la destreza en el manejo de la geometría y la novedosa utilización del material que lo constituye. Ya la forma en “S” de la planta, que le permite colocar en su centro un cono truncado contentivo del espacio jerárquicamente más importante, denota la presencia de un claro y a la vez peculiar organicismo influido por la bizarra arquitectura de Bruce Goff, patente también en la expresividad dada al edificio mediante el uso del concreto armado a modo de elementos asociables a figuras naturales claramente geometrizadas. Tal es el caso de la estética de los tetraedros del cuerpo ubicado al este (llamados por Pietri “hojas de grama”) o de los soportes del cono truncado en los que da rienda suelta a una “controlada” imaginación que no descuida la fluidez espacial, el manejo de la luz y la ventilación natural como variables importantes a ser tomadas en cuenta.

4. Arriba: Vista aérea del pabellón. Abajo izquierda: Planta. Abajo derecha: Vista exterior recién inaugurado

Valga destacar que el cálculo estructural de la obra estuvo a cargo de los reconocidos ingenieros venezolanos Juan Otaola y Oscar Benedetti quienes lo acompañaron también en la materialización de las mencionadas estaciones del Teleférico y cuya impronta es altamente significativa dentro del laboratorio de la Ciudad Universitaria de Caracas.

Varios de los edificios que formaron parte de la Feria, cuya arquitectura de avanzada permitió expresar en tono anecdótico y claramente exagerado al arquitecto dominicano Emilio José Brea García que cuando el presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, la visitó se entusiasmó tanto que se marchó raudo y veloz a su país pues la Feria lo inspiró a construir Brasilia, fueron entregados una vez concluida para su uso como oficinas de gobierno. De los que han sobrevivido sobresalen como obras notables el Ayuntamiento y el Congreso Nacional, ambos por Guillermo González Sánchez, y el Teatro Agua y Luz de Carles Buigas.

A ellas debe sumarse el Pabellón de Venezuela el cual, destinado inicialmente al Senado de la República, pasó a convertirse en depósito de los bienes descartados por esa institución a partir de no haber prosperado la realización en sus predios del proyecto destinado a ser el anexo de sus oficinas.

5. Estado actual en que se encuentra el edificio

Posteriormente asignado en 1995 y luego, mediante documento oficial, desde 2005 como sede de la Sociedad de Arquitectos de República Dominicana (SARD, constituida en 1994) y del Grupo Nuevarquitectura (GNA, cuyo nacimiento data de comienzos de la década de los 80), al día de hoy la edificación se encuentra en medio de un litigio donde el Senado, desconociendo la cesión, ha impedido el acceso lo cual ha derivado por un lado en la imposibilidad de proceder a su ocupación y por el otro en la aceleración de un progresivo y preocupante deterioro, ameritándose por su deplorable estado actual una considerable inversión en su restauración. Valga apuntar, como uno de los múltiples llamados de atención  de concientización al respecto, la intervención que el artista dominicano Engel Leonardo llevó a cabo en sus espacios titulada Ranchos, planchas y gallinas (2016) (http://artishockrevista.com/2016/04/12/ranchos-planchas-gallinas-conversacion-engel-leonardo-pablo-leon-la-barra/). Otro excelente testimonio que aboga por su recuperación es el video «Sublime legado»  de 3:51 minutos de duración dirigido por Karen Dicló (https://vimeo.com/123378143), el cual forma parte de la publicación digital STATU QUO: Arquitectura Moderna Dominicana (Vol. 1) (UNIBE, Alex Martínez -Editor-, 2017). El Pabellón de Venezuela en Santo Domingo tiene el privilegio de ser uno de los tres edificios representativos del país que aún se mantienen en pie y uno de dos que se conserva en su emplazamiento original sumándose al Pabellón de Venecia (Carlo Scarpa, 1954). El tercero es el Pabellón de Hannover (Fruto Vivas, 2000) que fue desarmado, reubicado y puesto de nuevo en funcionamiento en la ciudad de Barquisimeto. Su valor patrimonial no ofrece la menor discusión así como tampoco la urgencia en resolver el limbo jurídico que rodea su destino.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

  1. https://www.todocoleccion.net/postales-publicitarias/feria-paz-confraternidad-mundo-libre-ciudad-trujillo-1955-1956~x114220387

2. https://aaamag.com.do/tienda/aaa054 y https://www.pinterest.com/pin/406168460129643094/

3 y 4. https://issuu.com/teoriadelaarquitecturaunibe/docs/statu_quo_arquitectura_moderna_domi

5. https://zona-arquitectura.blogspot.com/2015/07/alejandro-pietri-pietri-arquitecto.html

NotiFAC (Contacto nº 69)

Los días martes 20 y miércoles 21 de esta semana que concluye, la Fundación Arquitectura y Ciudad promovió la realización de dos eventos de presentación (uno en la Librería El Buscón -Paseo Las Mercedes- y otro en la Librería Lugar Común -Edificio San Carlos, Las Mercedes-) de los dos primeros números de la Colección Ensayos Cardinales, cumpliéndose así, además, con el compromiso de publicar los textos ganadores del Concurso “Caracas 1567-2017”.

En el acto del martes, donde se contó con la presencia de Marco Negrón (uno de los tres miembros del jurado evaluador del Concurso), se le abrió espacio de manera especial a la disertación que sobre el ensayo ganador titulado Posciudades. Manual de uso para ciudadanos nostálgicos y esquizofrénicos hiciera su autor Diego Rojas Ajmad, quien se trasladó desde Puerto Ordaz (donde reside y trabaja como docente e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios en Literatura y Artes -CIELA- en la Universidad Nacional Experimental de Guayana -UNEG-).

El miércoles se amplió la posibilidad de mostrar al público por primera vez el contenido de los dos libros a la vez, por lo que además de Diego Rojas asumió rol protagónico Enrique Larrañaga (arquitecto en ejercicio, egresado y profesor Titular de la Universidad Simón Bolívar), quien expuso las ideas que se encuentran tras Transiciones. Tiempos, espacios, ciudades y ciudadanos en la ciudad de Caracas, trabajo con el que obtuvo el segundo premio. A diferencia de la jornada del martes, el miércoles se produjo un sustancioso debate en el que los autores tuvieron la oportunidad de ampliar sus discursos, intercambiar opiniones y contestar preguntas formuladas por los presentes en la reunión.

Como importante actividad complementaria, aprovechando la presencia en Caracas de Diego Rojas, el miércoles 21 Faitha Nahmens y María Teresa Novoa le abrieron las puertas de su programa radial «Caracas vuelta y vuelta», que se transmite los mediodías por Radio Capital 710 AM, para exponer las líneas maestras que orientaron la redacción de su libro. Lo acompañaron Henrique Vera y Azier Calvo quienes aprovecharon para ampliar información sobre el concurso, algunos logros alcanzados y los planes que tiene previstos la FAC para el transcurso del presente año. La Fundación Arquitectura y Ciudad quiere de nuevo agradecer la receptividad brindada por los dos espacios donde se pudieron realizar los actos, a las conductoras del programa «Caracas vuelta y vuelta», a los autores de los ensayos premiados por su aporte y compromiso, a los integrantes del jurado y a todos los que con su apoyo dan fe de que es posible abrirle espacio a la reflexión de altura como paso necesario para imaginar la ciudad que tocará, también, reconstruir.

TAL DÍA COMO HOY…

… el 25 de marzo de 1995 aparece el número 100 de Arquitectura HOY.

En su transitar desde 1993 hasta el año 2000, en los que acumuló un total de 358 números, Arquitectura HOY se posicionó como la publicación periódica sobre arquitectura y ciudad que con mayor asiduidad abordaba dichos temas de cuantas había en el país, amén de experiencia inédita dentro del periodismo venezolano.

Sin embargo, esta colección no se comportó siempre de la misma manera, lo cual obliga a dividir cualquier aproximación analítica que a ella se haga, en tres etapas: la comprendida entre el número 1 y el 4 (aparecidos el sábado 2 de mayo, el viernes 3 de agosto, el sábado 3 de octubre y el sábado 19 de diciembre de 1992), donde se mostró la aspiración inicial de que el encartado se convirtiera en una revista monográfica; la que se da entre el nº 5 (13-03-93) y el 100 (25-03-1995), en la que se mantiene la figura de suplemento encartado de 4 páginas; y la que va del nº 101 (01-04-1995) al 358 (13-10-2000) donde abandona su formato característico, se reduce a la mitad y pasa a ocupar las dos páginas centrales del diario Economía HOY, con la particularidad de que a partir del número 146 (22-03-1996), al dejar de circular el periódico los sábados, Arquitectura HOY empieza a aparecer los viernes.

Siempre incorporados en la edición sabatina del matutino Economía HOY, los 96 números de 4 páginas de Arquitectura HOY que van del 5 al 100, ofrecieron la oportunidad de poner a prueba el empeño de un equipo de trabajo que se trazó una ambiciosa meta, cuyos antecedentes en cuanto a garantías de permanencia no eran muy alentadores en el ámbito de la cultura arquitectónica nacional. Si anteriormente Posani contaba con una página semanal donde ejercitar y exponer su pensamiento crítico, cuya responsabilidad recaía casi toda sobre sus hombros, ahora, al cuadruplicarse el espacio manteniéndose la periodicidad, se imponía un rigor, tesón y disciplina que debían ser compartidos. La experiencia acumulada en los cuatro números iniciales, aunque ofrecía ciertas garantías a la hora de asumir este reto, no hacía prever necesariamente el exitoso desempeño que abarcaría finalmente más de siete años.

La breve nota editorial que Posani escribe como apertura de esta saga, titulada “Más arquitectura” (Arquitectura HOY, nº 5, 13-03-1993), subraya el compromiso adquirido, su excepcionalidad dentro de la cultura nacional y su condición de “fenómeno único y especialísimo en América Latina, y cuidado si también en el mundo, por lo menos hasta donde llega nuestra información”. El contagioso entusiasmo de Posani, que apuesta a la continuidad de la empresa y a la contribución que ella pueda ofrecer a “elevar el discurso arquitectónico y su práctica urbana”, sirve para encabezar una entrega que busca una vez más sentar las pautas de lo que podría ser el perfil y estructura de una publicación donde se intenta que permanezcan los fundamentos provenientes de la experiencia de los primeros 4 números: carácter monográfico, tono crítico y reflexivo, capacidad de informar sobre la actualidad y compromiso por difundir lo que se está proyectando y construyendo en el país.

Más temprano que tarde, el empeño por abordar cada entrega signada por un argumento central se abandona para que dicha condición aparezca más bien de forma esporádica. En este sentido, si bien el nº 5 se dedica a resaltar la figura de Manuel Mujica Millán y el futuro de la urbanización Campo Alegre, tras el actualísimo tema del cambio de zonificación que para ella se propuso desde la Alcaldía de Chacao, con las correspondientes repercusiones que tendría en una zona de alto valor ambiental, poblada de edificaciones de carácter patrimonial, ya en el nº 6, aunque se le da  continuidad a este debate, aparecen otros tópicos y secciones que terminan de perfilar el verdadero comportamiento del encartado lo cual cuajaría finalmente con el nº 7.

Así, de la observación de los primeros números que conforman este bloque se puede resaltar, además de lo ya señalado, una conformación que ofrece la oportunidad de colocar en la primera página (tratada siempre a modo de portada) un artículo o reflexión que por lo general asume Posani, dándole de esta manera continuidad al eje discursivo y abordaje de asuntos variados que ya se han señalado como característicos de su actividad en solitario entre 1990 e inicios de 1993. La página dos se ofrece como espacio para la aparición de diversos textos (extraídos de otras fuentes o escritos ex-profeso para el encartado) con la intención de diversificar y ampliar las colaboraciones tanto nacionales como internacionales más allá del Comité de Redacción. La tercera página se intentó destinar para documentar proyectos u obras recientes de arquitectura, primordialmente realizados en el país y la cuarta para dar cabida a reseñas de eventos, libros, exposiciones, cursos, seminarios y cualquier otro asunto que pudiese ser de interés para un lector ávido de contar con información actualizada.

El esquema general señalado, con algunas alteraciones en cuanto a la ubicación y extensión de unas secciones sobre otras, se mantuvo como guía prácticamente hasta el número 100.

También cabe señalar que esta etapa de Arquitectura HOY caracterizada por la permanencia de casi todos los miembros del Comité de Redacción (Coordinación General: Juan Pedro Posani; Coordinación Editorial: Maricruz Benítez Guimón; Comité de Redacción: Azier Calvo, Alberto Sato, Henrique Vera y Enrique Fernández-Shaw; Colaboradores: Max Rengifo, Claudia Caponi, Roberto Puchetti, Andrea Posani) y la solidez de su estructura, podría ser vista desde diferentes ópticas con la intención

resaltar su peso dentro de una totalidad que abarca 10 años.

El primer aspecto a destacar es el relativo a la paulatina apertura que se va dando en cuanto a la participación en la página, la cual terminará de eclosionar a partir del número 100. Es bueno reconocer que, sumada a la estabilidad de los responsables que figuran en la redacción (incluyendo el equipo del propio diario), existe una labor soterrada e importante que consiste en obtener semana a semana el material que llenará las páginas del encartado. Así, a la intensa participación (con diferentes grados) de los integrantes del Comité de Redacción, habría que añadir la de quienes escriben, aportan información, ofrecen sus archivos para que aparezcan proyectos, obras y planes, y, finalmente, de quienes realizan la selección y consolidación de lo que debe aparecer en cada número. Densidad y divulgación, actualidad y reflexión crítica, opinión y análisis conforman un mosaico del que, con dosis bien administradas, se va dando cuenta. A las notas sin firma asumidas por los redactores y los textos rubricados por sus integrantes, se debe sumar la participación de más de 70 colaboradores, algunos esporádicos, otros más constantes y, los más, puntuales.

Por otro lado, en esta etapa se logra contar con la participación de firmas reconocidas a nivel internacional cuyos textos (según el caso) son traducidos, transcritos, presentados e incorporados dentro de una matriz en la que siempre hay cabida. Numerosos son también los profesionales que gentilmente aportan información sobre proyectos o planes con sus respectivas fichas técnicas y memorias descriptivas, necesarias para complementar su publicación.

Como se ve, el total de 384 páginas que hubo que producir en este lapso ameritó un ingente y sostenido esfuerzo el cual es imposible tratar de forma pormenorizada en esta nota.

Sin embargo, la inercia que produce la tesonera labor de Posani como coordinador general del semanario y articulista incansable, tiene importantes repercusiones en cuanto a lo que temáticamente empieza a cobrar relevancia. Tampoco se obvia, como ya se ha señalado, el mirar atenta y permanentemente cuanto acontece tanto afuera como dentro del país como parte de un interés marcadamente divulgativo que incorpora la reflexión y la crítica e intenta valorar lo que se hace, actitud que asumen los diferentes colaboradores que de forma desinteresada se van incorporando en la tarea de escribir sobre una llamativa variedad de tópicos.

Al leer tanto la reseña menuda como la colaboración esporádica, los artículos de fondo o las notas informativas, es casi imposible desprenderse de la sensación de que se transita la última década del siglo XX y se participa de lleno dentro de un mundo globalizado, signado en buena parte por la tecnología, donde persiste el debate entre modernidad y postmodernidad, permanencia y cambio, lo local y lo universal, lo metropolitano y lo periférico, lo individual y lo colectivo. El fenómeno urbano contemporáneo, el pensamiento que se origina desde su comprensión y su relación con la arquitectura, su enseñanza, las teorías que intentan dar cuenta de ella y los casos que pueden convertirse en referencia, se convierten en las constantes que permiten hablar de Caracas, los planes que buscan ordenarla, la arquitectura que la llena, los arquitectos que la hacen posible y los objetos que acompañan a quienes la habitan, intentando responder las acuciantes preguntas que desde cada ámbito aparecen, abriendo la oportunidad para el debate. La grave crisis político-institucional que atravesó el país a través de toda la década, latente, pareciera tocar de soslayo las páginas de Arquitectura HOY sin que ello le haga perder un ápice de optimismo y ganas por permanecer como ventana necesaria que permite asomarse al paisaje disciplinar. Aunque en algún momento será oportuno resaltar de forma más pormenorizada los temas, eventos, proyectos, obras o actividades que entre marzo de 1993 y marzo de 1995 fueron particularmente tratados, valga por ahora apuntar que el nº 100, punto de llegada de este recorrido parcial, es aprovechado por el Comité de Redacción para celebrar el arribo a cifra tan redonda haciendo un recuento de las portadas mejor logradas y ubicando en las páginas centrales las citas más significativas, extraídas de los diferentes textos escritos fundamentalmente por Posani y por Sato, que remarcan una línea editorial signada por el hacer y el pensar la arquitectura desde una determinada perspectiva. Se cierra el número mostrando algunas imágenes que refuerzan el empeño puesto en publicar obras recientes de la arquitectura venezolana, en apoyar los concursos realizados a nivel nacional, en difundir la experiencia de los Planes Parroquiales (promovidos desde el Municipio Libertador) como demostración del interés sostenido por la ciudad, en incentivar la reflexión sobre lo realizado a escala internacional recogida en “La mejor arquitectura reciente europea”, en mostrar la constante preocupación por el patrimonio, su conservación y restauración, en resaltar el espacio facilitado al diseño industrial, en mantener informado al lector a través de “Vuelos de Murciélagos” y en abrirle las puertas a diversos colaboradores. Con este número se cierra una etapa que podríamos calificar de sólida, estructurada y hasta cierto punto predecible del encartado para dar paso a otra que tendrá connotaciones más fluidas, más dúctiles, de mayor libertad para interpretar las líneas maestras del semanario ya consolidadas, en la que se entregará paulatinamente el testigo y buena parte de las responsabilidades a una generación más joven que, además, se tuvo que defender ocupando la mitad del espacio que durante dos años le había ofrecido el diario.

ACA