ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 95

De entre las diversas empresas que se promocionaron a través de la revista Integral, conviene destacar la presencia de Precomprimido, C.A., fundada en 1951 por los ingenieros Juan (Juancho) Otaola y Oscar Benedetti, posicionada desde entonces como pionera no sólo en la construcción de obras de alta ingeniería sino también en utilizar en Venezuela el «concreto precomprimido» antes de que esta técnica fuera aceptada en muchos de los países desarrollados del mundo.

Desde entonces, el aporte de Precomprimido, C. A. se extiende a numerosos proyectos y megaproyectos en las diversas áreas de la ingeniería civil y la construcción, tanto en el planeamiento como la dirección y la ejecución de obras.

Desde 1953 construye puentes y viaductos que se sintetizan en dos ejemplos que ostentan el privilegio de ser verdaderos monumentos nacionales: el Puente General Rafael Urdaneta, sobre el Lago de Maracaibo (1962), y el Puente de Angostura, sobre el Río Orinoco (1967). En un rango menor habría que colocar el caso del Puente La Gaviota sobre la autopista Valle-Coche (1955), cuya fotografía se seleccionó para el aviso publicitario que ilustra nuestra postal el día de hoy, claro ejemplo, junto al Viaducto Nueva República, Pagüita, Caracas (1954), del uso de la tecnología de construcción de elementos estructurales de hormigón sometidos intencionadamente a esfuerzos de compresión previos a su puesta en servicio, propia del pretensado, patentada por Eugène Freyssinet (responsable, como se sabe, de la concepción y asesor de los viaductos de la autopista Caracas-La Guaira -1950-53-) en 1920.

Dedicada también al proyecto y construcción de estructuras marítimas y fluviales (entre las que destaca el Terminal Portuario SIDOR, en Matanzas -1978-) así como a la realización de grandes movimientos de tierra (como por ejemplo la vialidad de Ciudad Guayana -1994-), Precomprimido, C. A. y en particular sus dos fundadores participan de forma relevante en el diseño y cálculo de las estructuras de edificaciones referenciales dentro de nuestra arquitectura moderna. Tal es el caso del Teatro del Este, en la Plaza Venezuela (Vegas & Galia, 1955) donde colabora también Riccardo Morandi, el edificio Anglo-Ven, Bello Monte (Vegas & Galia, 1955), el edificio que congrega las áreas sociales del Club Puerto Azul, Litoral Central (Carpio & Suárez, 1959) o la Torre del Reloj (1953), las Conchas para Transformadores (1954) y los Pasillos Cubiertos (1954) de la Ciudad Universitaria de Caracas -CUC- (Carlos Raúl Villanueva).

De la estrecha colaboración que Otaola y Benedetti aportaron al cálculo y construcción de los Pasillos Cubiertos de la CUC quedó como testimonio el artículo publicado por ellos justamente en el número 1 de Integral (1955) titulado “Ensayos sobre estructuras mixtas de concreto armado y precomprimido ejecutados en la Ciudad Universitaria de Caracas”, de donde Nancy Dembo en La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva. Aproximación en tres tiempos (2006) destaca la importancia que dieron al trabajo mancomunado con los arquitectos “a favor de alcanzar la pureza de la solución estructural sin descomponer el conjunto”.

La poética que dichos elementos encierran contrasta con la objetividad de la descripción dada por los dos destacados profesionales de la ingeniería al referirse, por ejemplo, a los pasillos que comunican las facultades de Humanidades e Ingeniería y los que acompañan a la “Tierra de nadie”, quienes lo hacen en los siguientes términos: “Se pedía cubrir los andenes que ligan los edificios de las diferentes facultades a través de los jardines, los cuales eran de planta poligonal en oposición al corredor anterior (el que comunica la Plaza Venezuela -puerta Tamanaco- con Medicina Tropical) que era de planta curva. Estos corredores debían permitir la máxima transparencia, por lo cual se exige una gran ligereza estructural sin llegar a soluciones costosas”. La solución técnica al detalle que encierra cada uno de estos elementos llenos de plasticidad, descritos con meticulosidad por Dembo, dejan entrever, gracias el carácter experimental que Villanueva le imprimió a la experiencia, cantidad de decisiones más allá de la simple respuesta funcional donde se ven involucrados criterios tanto geométricos como de racionalidad estructural que no saltan a la vista, garantizando no sólo el resultado deseado sino la presencia de una sensibilidad y una actitud dispuesta a asumir riesgos que estan fuera de toda duda. La responsable actuación de Precomprimido, C. A. y de Otaola y Benedetti se constituyeron así en la llave de un exitoso y trascendental resultado arquitectónico del cual, apostamos, estaban absolutamente conscientes.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 21 de enero de 1995 aparece, como primera entrega de ese año, el número 91 de Arquitectura HOY.

El encartado, que para aquel entonces contaba con 4 páginas, incluye en la primera el artículo “Australia, por ejemplo” con el que Juan Pedro Posani reabre fuegos dentro del enriquecedor diálogo que sostuvo con Alberto Sato, iniciado el 12 de noviembre del año anterior (ver Contacto FAC 53 de 12-11-2017) y que durará hasta el 11 de febrero.

Luego de una breve salutación de año nuevo en la que se recoge “… luego (…) de estas vacaciones en el olvido y en la nostalgia (…) se regresa al trabajo, a la rutina y también al drama de reconstruir a un país. Y queda la duda si no será a terminar de destruirlo”, frase premonitoria que pareciera sacada de nuestra más rabiosa actualidad, Posani intenta retomar la discusión “de cómo hacer arquitectura en un país como Venezuela”.

Para no morir en el intento refresca la importancia de tomar en consideración las circunstancias geográficas, la historia, la evolución cultural y política, aspectos todos que nos diferencian de otros lugares del planeta, pero centra la atención en aquello que permita alcanzar “una identificación efectiva y funcional con el mundo que se está construyendo”. Llegado a este punto, Posani insiste en priorizar el papel que para el profesional de la arquitectura debe jugar la consideración de los factores climáticos ampliada con la incorporación de “métodos constructivos y modalidades tipológicas”, donde se incorpore un diálogo efectivo entre diseñadores y usuarios así como una actitud que se aleje de la “imitación superficial de las grandes corrientes internacionales”.

Arriesgándose, cuan si fuera un predicador, a señalar «el buen camino» signado por el «reconocimiento de que en los factores materiales, sensoriales, tectónicos, más que en el gusto y en las modas estetizantes de las regiones culturales altamente desarrolladas”, como ruta necesaria para alcanzar “una meta de independencia de criterios y de logros -paradójicamente- internacionales”, Posani recomienda observar con atención, una vez más, la obra de Glenn Murcutt y, en particular, la casa Marika-Alderton (1994), proyectada para la familia de un artista aborigen australiano, prestando particular atención a todos los valores presentes allí que para él tienen sentido en pro de “descubrir los mecanismos auténticos, autónomos y originales de la creación arquitectónica”. El regalo de Murcutt para quienes habitan esta casa plenamente adecuada a las condiciones del lugar no es otra cosa que un espacio, una vivencia, un recuerdo y una inspiración de vida: “…una arquitectura realista y soberbia, en lo mínimo de sus dimensiones, que hace del clima y sus condicionantes el resorte desde el cual inventar o desarrollar una relación afectiva con las formas y con el país”. Así, Posani deja abierto un compás de espera para lo que será la respuesta que Sato publicaría la semana siguiente bajo el título de “Hic et nunc”.

Por otro lado, las páginas centrales del semanario están dedicadas a mostrar el trabajo ganador del Concurso de Anteproyectos (promocionado por el Instituto Nacional de la Vivienda -INAVI-) para desarrollos urbanísticos de Vivienda Multifamiliar Ampliable dentro del Área de Asistencia I de la Ley de Política Habitacional, que se había realizado ya hacía dos años, bajo la autoría del equipo integrado por los arquitectos Edwing Otero, Alfredo Sanabria, Juan Luchsinger y Hugo D’Enjoy (OSLD) y la participación del constructor Manuel Moreira y el ingeniero Carlos Giménez.

Con su publicación se buscaba rescatar esta interesante y rica propuesta, realizada bajo un estricto rigor geométrico, del olvido al que fue sometida por el propio ente promotor del concurso. Claramente ajustada a las bases del certamen, el proyecto ofrecía una “solución a la creciente demanda de viviendas de muy bajo costo, que pudiera satisfacer las necesidades inmediatas de un núcleo familiar básico (pareja) y que pudiera ampliarse conforme dicho núcleo fuese creciendo y prosperando”. La unidad básica de 36 m2 que puede crecer a un máximo de 72, “al tener una forma geométrica pura puede unirse con una o varias de diversas maneras, para producir agrupaciones multifamiliares, cuya forma dependerá del lugar donde se construya”, señalarán sus autores. Asimismo, se trata “de un sistema de organización espacial que no depende de un sistema constructivo específico”, pudiendo “ser utilizados otros materiales dependiendo de la región y las características particulares de cada problema”.

A 25 años vista, tanto el certamen como la respuesta dada por OSLD se adelantaron por mucho a lo que motivó la convocatoria en 2003 del Concurso Mundial de Arquitectura ELEMENTAL y al proyecto que desde el 2001 con ese nombre diera a conocer internacionalmente al Premio Pritzker 2016, el chileno Alejandro Aravena, cuya primera puesta en escena fue el desarrollo de Quinta Monroy en Iquique el año 2003.

El número 91 de Arquitectura HOY cierra con el artículo que especialmente elaborara Roberto Segre (1934-2013) desde Río de Janeiro, titulado “Fiesta de la democracia brasileña”, dedicado a analizar el significado de la celebración del año nuevo en ese país observando la manera como tuvo lugar en Río y en Brasilia y las divergencias existentes en cuanto a sus connotaciones urbanas.

Aunque en ambas ciudades los festejos de aquel fin de año se dieron “bajo los auspicios de una nueva esperanza: consolidar la persistencia y renovación democrática del sistema político brasileño, despojado de las atávicas e inexorables plagas de la corrupción, el clientelismo y la demagogia, tan arraigadas en el reino del Macondo latinoamericano (…) y aunque la toma de posesión del cargo presidencial de Fernando Henrique Cardoso el primero de enero, constituye el hecho unificador de las celebraciones, (…) en la playa de Copacabana se reunieron cuatro millones de personas en la espera del nuevo año; (mientras) en Brasilia, frente al Palacio del Planalto, sólo 4000 vitorearon al flamante mandatario”.

Tras describir con lujo de detalles la espléndida y apoteósica celebración carioca, signo inequívoco de una vitalidad urbana producto de años de maduración filtrada por usos, costumbres, interacción de estilos, funciones y tradiciones, Segre, pone el acento en la condición de urbus ex novo de Brasilia “cuyos espacios y edificios surgen de la proyectación demiúrgica carente de los estratos vivenciales que genera el paso del tiempo”, como causa fundamental de la desangelada conmemoración realizada allí, caracterizada por “el apego a sistemas representativos totalmente ajenos a la forma ‘futurista’ ” de la ciudad. La conclusión a la que llega Segre se traduce en una apuesta por que el Brasil urbano moderno quede signado, más que por la forma de su arquitectura, por la integración social de sus habitantes, tarea que hasta el día de hoy se constituye en una asignatura pendiente, pese a la ceremonia de investidura llena de auspiciosos significados y la certera gestión que encabezó el presidente Cardoso.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La vida de los edificios

La mezquita de Córdoba, la lonja de Sevilla y un carmen en Granada

Rafael Moneo

Editorial Acantilado

2017

Nota de los editores

A través de tres artículos escritos en distintas épocas y circunstancias, Rafael Moneo nos acerca a la arquitectura invitándonos a observar con una nueva mirada dos edificios tan conocidos como la mezquita de Córdoba y la lonja de Sevilla, y a descubrir otro más reciente y secreto: el carmen de Rodríguez-Acosta en Granada. «Sobre los edificios -señala el reconocido arquitecto- gravita el tiempo […] estamos obligados a aceptar que sus vidas implican continuo cambio […] Al mismo tiempo la vida de los edificios está soportada por su arquitectura, por la permanencia de sus rasgos más característicos y, aunque parezca una paradoja, es tal permanencia la que permite apreciar los cambios». Un revelador e instructivo acercamiento a la historia y la geografía de nuestro país de la mano de uno de los arquitectos contemporáneos que mejor ha sabido hacer dialogar pasado y presente.

Nota de Javier García Librero

Tomada de Plataforma arquitectura

18 enero 2018

Bajo el título La vida de los edificios, se presentó a fines de diciembre el más reciente libro del arquitecto español Rafael Moneo -Premio Pritzker 1996- en un intento de ver la arquitectura desde “dentro, desde sus entrañas” a partir de tres edificios: la Mezquita de Córdoba, la Lonja de Sevilla y el carmen de Rodríguez-Acosta de Granada. Tres edificios de tres ciudades que el arquitecto considera imprescindibles para quien quiera conocer España y su arquitectura.

De esta manera, el libro se compone y divide en tres artículos asociados a cada uno de estos edificios, escritos en diferentes circunstancias y que han sido rescatados para componer y dar vida a este ensayo del gran arquitecto navarro y Premio Pritzker de la arquitectura en 1996.

El primero de ellos se titula “La mezquita de Córdoba: la vida de los edificios”, conferencia pronunciada por Moneo en la Harvard Graduate School of Design en mayo de 1977 y que estudia los criterios formales que subyacen tras las intervenciones que a lo largo del tiempo ha ido sufriendo el edificio cordobés. Un conjunto arquitectónico en cierto sentido huérfano, ya que, tal y como explica Moneo en el prólogo, su origen no se puede atribuir a un único arquitecto. Es por ello que el edificio se analiza a partir de lo que es en la actualidad y en el que, según el autor, “ha quedado fielmente documentada toda la historia de España”. 

La segunda parte del libro rescata el artículo “El arquitecto Juan de Herrera y el Discurso de la figura cúbica: la lonja de Sevilla como cubo elementado” y, como su propio título índica, tiene como protagonistas a la lonja de Sevilla y los propósitos de su arquitecto, Juan de Herrera. En este sentido Moneo explora “hasta qué punto un modo de pensar está en el origen de una obra de arquitectura”, es decir, el interés no se centra tanto en los aspectos formales que configuran este edificio como en el soporte ideológico que lo sustenta. 

Por último, el ensayo se cierra con el texto «El carmen de Rodríguez-Acosta en Granada» en el cual Moneo saca a relucir sus dotes detectivescas para identificar los autores de la que él considera una de las obras de arquitectura más notable y valiosa construida en España durante los años veinte.

Son muchos los arquitectos que intervinieron en el diseño de este edificio y que consiguieron materializar en un edificio el modo de ver y entender el mundo que tenía el pintor Rodríguez-Acosta. Entre los arquitectos que intervinieron en su construcción se encuentran: Ángel Casas, Ricardo Santa Cruz, Modesto Cendoya, Teodoro de Anasagasti y Felipe Giménez Lacal.  Este libro, por lo tanto, supone una estupenda oportunidad de adentrarse en la historia de tres edificios y ciudades imprescindibles de la arquitectura española y todo ello de la mano de un gran arquitecto que nos guía para descubrir y desentrañar los diferentes tiempos ocultos que la vida de estas arquitecturas escoden.

ACA