Archivos diarios: 6 de agosto, 2017
Contacto FAC 39
¿SABÍA USTED…
… que el año 1977, hace ya 40 años, se termina la construcción del “Edificio de Trasbordo” en la Ciudad Universitaria de Caracas, diseñado por el equipo conformado por los arquitectos Henrique Hernández (coordinador), Cesar Martín, Carmen Yánez, Andrés Simón Herrera y María Teresa Novoa (colaboradores), integrantes todos de Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo?

El proyecto y construcción del que es conocido como “Edificio de Trasbordo” (actual sede de las Escuelas de Educación -Facultad de Humanidades y Educación- y de Administración y Contaduría -Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-), se origina como respuesta al crecimiento general de la población estudiantil y a la presión ejercida por su dirigencia ante el problema del cupo, lo cual no estuvo acompañado por el desarrollo ordenado de la planta física que lo solventara. La falta de atención a estos asuntos había empezado a derivar en situaciones de congestionamiento, hacinamiento e improvisación por parte de las entidades afectadas (escuelas y facultades) quienes intentaban resolver la dificultad de forma individual, aislada y descoordinada. Para el momento se contaba con un déficit de más de 20.000 m2 de aulas, con sus respectivas áreas de apoyo, lo cual reclamaba una urgente y rápida resolución por parte de las autoridades.

Ante la premura los organismos encargados de la planificación en la UCV ya habían iniciado en 1975 las gestiones para obtener los planos e implantar un clon del Edificio de Matemáticas, construido como parte del campus de la Universidad Simón Bolívar. Al presentarse la opción y buscarse la aprobación del Consejo Universitario el entonces decano de la FAU, Américo Faillace, con amplia experiencia en el diseño de edificaciones educativas, propuso la asunción del problema y su solución por parte del IDEC, instituto creado ese mismo año, dirigido por el profesor Henrique Hernández (quien venía de acumular una importante experiencia dentro de la Unidad de Diseño en Avance del Banco Obrero) y que como su denominación indica estaba orientado académicamente al desarrollo experimental de la construcción.

Asuntos relacionados con los avatares ligados a la decisión de colocar finalmente el edificio en la zona noroeste de la Ciudad Universitaria (calle Minerva) aparte, el compromiso es asumido por el IDEC (ver el número 62 de la revista Punto, junio de 1980) como “una solución transitoria que no afectara el plan futuro y fuese pivote para el desarrollo de la planta física de la Ciudad Universitaria de acuerdo a lo previsto en el proyecto del Dr. Carlos Raúl Villanueva”, aprovechando “la oportunidad de utilizar la construcción de esa edificación como un laboratorio donde aprender más sobre los aspectos gerenciales de la construcción”, para lo que se utilizó un proceso que consistía “en el desarrollo simultáneo del proyecto y la construcción, integrándose así a todos los participantes de las distintas etapas del proceso de producción de la edificación, desde la fase de proyecto hasta la de construcción”. En otras palabras: “los papeles del arquitecto y constructor se combinan en una sola profesión responsable del proceso global”.

Al asumir estas premisas, acompañadas de un programa estratégico conformado por un “plan de requerimientos”, un “plan de costos” y un “plan de actividades”, se reafirmaba la senda doctrinaria seguida por Henrique Hernández que sin duda hace acto de presencia en la experiencia del Edificio de Trasbordo. Manuel López Villa en “Henrique Hernández: La arquitectura de la tecnología”, artículo aparecido en la revista Inmuebles, nº 6, 1992, las resalta: el trabajo en equipo e interdisciplinario como contraparte a la actividad individualista prevaleciente en la profesión; la utilización de la tecnología seriada como herramienta para que la forma del edificio surja como una resultante, minimizando su valor en cuanto pieza; el traslado del interés proyectual del objeto a los procesos que permiten realizarlo, convirtiéndose la arquitectura simplemente en un método de producción edilicia; el señalar otro rumbo para la apreciación estética y la elaboración del juicio crítico, ubicado en este caso muy lejos de las categorías que tradicionalmente se manejan y más próxima a la de una cadena de montaje; y, finalmente, la visualización del arquitecto como organizador del ciclo productivo en concordancia a las nuevas tendencias de producción y racionalización que dicta el mercado.

El producto final resultó ser una edificación entregada con demora en 1977, inconclusa pero ajustada al presupuesto asignado, de cuatro pisos, construida en un terreno de poco más de una hectárea, con una ubicación aproximada del 50% (5.000 m2, equivalentes al área de la planta), de 19.544 m2 de construcción, resuelta en una planta rectangular de 36 m x 135 m dividida en tres cuerpos por dos juntas transversales de dilatación. De la descripción que hace Henrique Hernández en Punto 62 extraemos: “En la planta baja se ubicaron los servicios generales… En las tres plantas altas las áreas docentes. (…) El esquema básico de funcionamiento consiste en dos pasillos longitudinales abiertos en los extremos del edificio, a ambos lados de cada uno de estos pasillos se agrupan las aulas; transversalmente estos corredores son cruzados por tres pasillos sobre los cuales se agrupan los núcleos sanitarios y rematan en escaleras (…) En las zonas periféricas el arreglo de las aulas se hace en base a un módulo de 3,60 m longitudinal x 7,20 m trasversales y en las zonas centrales puede lograr un rango entre 7,20 y 14,40 m trasversalmente, obteniéndose así diferentes posibilidades de arreglos y capacidades de aulas para un promedio de 54 aulas por planta; en total se logra una capacidad máxima de 2.200 alumnos por planta para un total aproximado de 6.600 alumnos. (…) … se adoptó la estructura metálica del Taller Van Dam, constituida por vigas de 18 metros de luz y altura iguales al entrepiso, es decir 3,54 m (…) Las columnas con perfiles H en tres líneas longitudinales de apoyo conforman una retícula estructural de 18 m x 7,54 m, las losas son de concreto pretensado, prefabricadas y producidas por Creamer y Denis, de 7,54 m x 2,40m”. Y, para finalizar, “todos los espacios han sido acondicionados con un sistema central de aire acondicionado e iluminados artificialmente.”

Este “anti-edificio” que contravino todas las lecciones que Villanueva dejó esparcidas a lo largo del lugar donde se inserta, que apela al contraste y la provocación como elementos fundamentales para hacer prevalecer el concepto que orienta su programación y construcción, encuentra en las palabras ponderadas del propio Henrique Hernández (Premio Nacional de Arquitectura 1988), si bien su justificación y posible comprensión, no su necesaria aceptación y su frustración por no haberse dado las condiciones para las que fue diseñado.
Las repercusiones ligadas a la forma como el problema fue enfrentado, las falencias en la anticipación de escenarios futuros y las correspondientes omisiones ligadas a la realidad a la que se estaba atendiendo, ubicadas todas en la esencia de la actividad proyectual, dieron como resultado que de ser pensado como un “banco de aulas” de uso rotatorio (inherente a la noción de “trasbordo”) que diera inicio a la recuperación y desarrollo de la Ciudad Universitaria se pasase a su ocupación permanente por las Escuelas de Educación y de Administración y Contaduría. A partir de allí, el no haber sabido medir el alcance que tiene en nuestra sociedad el término “provisional” y el poco aprovechamiento de su promocionada “flexibilidad”, sumados a las crónicas fallas en las labores de mantenimiento propios de institución universitaria, llevaron en muy poco tiempo a poner en evidencia el error de depender únicamente de un sistema central de aire acondicionado, convirtiendo a este hermético artefacto en un lugar inhóspito, inadecuado para las labores a las que estaba destinado o en términos de hoy en día en un “edificio enfermo” con bajos índices de habitabilidad y costoso de mantener.




El peso de tales problemas, sufridos en definitiva por las 6.000 personas que empezaron a usar intensivamente el edificio, quienes para nada fueron considerados dentro de las ecuaciones iniciales que dieron inicio al planteamiento, produjeron la presión necesaria para que el COPRED se abocara el año 2005 a atender su adecuación a través de la contratación de dos proyectos que tuvieron por objeto atender, el primero, la puesta a tono de la estructura del edificio con la normas sísmicas vigentes (a cargo del Ing. Antonio Guell); y, el segundo, la incorporación de un “Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur” que permitiese incorporar iluminación natural y ventilación cruzada a la mayor cantidad posible de ambientes, colaborar en aumentar los niveles de confort y le otorgase una identidad más próxima a las preocupaciones existentes en la obra de Villanueva (a cargo del Arq. Rafael Urbina). La descripción de este último trabajo (que afortunadamente fue ejecutado) se encuentra recogida en la ponencia “Adecuación de un edificio de aulas del campus universitario de la Universidad Central de Venezuela”, presentada por Rebeca Velasco y David Viloria en la Semana Internacional de Investigación de la FAU, octubre 2008. Para concluir, valga decir que este polémico edificio, centro de un candente debate suscitado a finales de la década de lo años 70 del siglo XX (ver Punto 62) por su condición de manifiesto de una manera de entender la arquitectura a contracorriente de lo que el ejercicio de la profesión tradicionalmente dictaba, se convirtió en toda una lección que posteriormente tanto el IDEC como el propio Hernández asimilaron en virtud del fracaso que acompañó su concepción una vez puesta en contacto con las circunstancias que lo rodeaban, más allá de los logros alcanzados como experimento constructivo.
ACA
Procedencia de las imágenes
1 a 6. Revista Punto, nº 62, junio de 1980
7. https://caracasenimagenes.blogspot.com/2011/01/edificio-trasbordo-de-la-ucv.html
8 a 10. Velasco R. y Viloria D. “Adecuación de un edificio de aulas del campus universitario de la Universidad Central de Venezuela”, Semana Internacional de Investigación de la FAU, octubre 2008
LA NOTICIA DE LA SEMANA
Toyo Ito, ganador de la Medalla de Oro UIA 2017
Patrick Lynch

Tomado de Plataforma Arquitectura
29 de julio 2017
Traducido por Nicolás Valencia
La Unión Internacional de Arquitectos (UIA) ha anunciado a los ganadores de la Medalla de Oro UIA 2017 y otros premios.
Establecido en 1961, los premios de la UIA son entregados cada tres años a «profesionales cuyas cualidades, talentos y acciones han tenido un impacto internacional en los diversos sectores del ejercicio de la arquitectura». Este año, un total de 46 nominaciones fueron consideradas por la Secretaría.
El principal premio de la organización, la Medalla de Oro UIA (desde 1984), ha sido entregada en esta ocasión al arquitecto japonés Toyo Ito, quien se incorpora a I.M. Pei (2014), Álvaro Siza Vieira (2011), Teodoro González de León (2008), Tadao Ando (2005), Renzo Piano (2002), Ricardo Legorreta Vilchis (1999), Rafael Moneo (1996), Fumihiko Maki (1993), Charles Correa (1990), Reima Pietila (1987) y Hassan Fathy (1984).
El Jurado, integrado por los miembros de la Mesa de la UIA, estuvo integrado por el Presidente Esa Mohamed (Malasia), el ex Presidente Albert Dubler (Francia), el Secretario General Thomas Vonier (EEUU), el Tesorero Fabian Llisterri (España) y los Vicepresidentes David Falla Deniz Incedayi (Turquía), Carlos Alvarez (Costa Rica), Yolanda Reyes (Filipinas) y Ali Hayder (Sudán).
El resto de los ganadores de este año son:
Auguste Perret Prize por tecnología aplicada en arquitectura: Nikolay Shumakov (Rusia).
Jean Tschumi Prize por crítica o formación en arquitectura: Ashraf M Salama (Egipto).
Robert Matthew Prize por mejoramiento de la calidad de asentamientos humanos: Carin Smuts (Sudáfrica).
Vassilis Sgoutas Prize en reconocimiento a soluciones arquitectónicas para reducir la pobreza y la indigencia: Hoang Thuc Hao (Vietnam)
Un último premio, el Sir Patrick Abercrombie Prize por planificación territorial, no fue entregado este año.
Los ganadores recibirán sus medallas en una ceremonia especial el próximo 6 de septiembre durante la 25° edición del Congreso Mundial de UIA en Seúl, Corea del Sur.
Nota:
La Unión Internacional de Arquitectos (UIA) celebró la primera edición de su congreso en Lausana, Suiza en 1948 y los ha venido realizando ininterrumpidamente cada tres años, por lo que cuenta con casi 70 años de historia. En esta ocasión el congreso mundial se celebrará en Seúl entre los días 3 y 10 de Septiembre, en el COEX (Convention Center) y el DDP (Dongdaemun Design Plaza). La UIA 2017 de Seúl, en particular, promoverá diversas técnicas y tecnologías arquitectónicas innovadoras entre las secciones miembro y los ciudadanos globales. Al hacerlo, se llevarán a cabo simultáneamente programas académicos, exposiciones, concursos, actividades con estudiantes y programas de divulgación pública.
El congreso girará entorno al tema del «Alma de la cuidad».
ACA
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 74

La Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV (FAU UCV) prácticamente desde su creación ha prestado particular atención a las actividades de extensión cultural y dentro de ellas a la captación de importantes exposiciones itinerantes que son ofrecidas por embajadas e instituciones de relevancia con sede en el país. Algunas de ellas ya han sido objeto de atención desde estas páginas por lo que hoy continuaremos dando cuenta de ello refiriéndonos a la que quizás ha sido una de las muestras más relevantes presentadas en los espacios expositivos de la FAU durante la primera década de este siglo: Horta & after. 25 maestros de la arquitectura moderna en Bélgica, abierta entre el 22 de noviembre y el 16 de diciembre de 2005, momento en el que se encontraba al frente de la Coordinación de Extensión el profesor José Guerra Cogorno.
Horta & after, lejos de ser una exhibición aislada, formó parte de la organización conjunta entre la FAU UCV y la Facultad de Arquitectura y Planificación Urbanística de la Universidad de Gante del Simposio Internacional “Arquitectura Moderna en Bélgica y Venezuela” impulsado de manera particular por sus respectivos decanos Azier Calvo Albizu y Mil De Kooning, quienes asumieron la responsabilidad de dictar sendas conferencias realizadas en el auditorio de la FAU. Debe sumarse, también, como pieza importante en la organización del evento a la profesora Ronny De Meyer, quien junto al decano De Kooning se desplazó a Venezuela para el momento de la apertura de la exposición en la que también hicieron acto de presencia la Sra. Christine Stevens y el Sr. William de Baets, Embajadora y Primer Secretario de Bélgica en Venezuela.
Dos gestos, que hablan de manera muy positiva sobre el valor que tienen los intercambios académicos bien entendidos, rodearon la realización de la muestra. El primero fue la inclusión dentro del montaje de una impecable maqueta realizada por Víctor Sánchez Taffur del pabellón que representó a Venezuela en la Exposición Universal de Bruselas de 1958, proyecto del arquitecto y entonces profesor de nuestra escuela de arquitectura Dante Savino.
El segundo, la edición especial del ejemplar nº 70 de Vlees & Beton -serie de monografías sobre el arte, la arquitectura y el diseño a cargo de Ranko Horetzky (Zagreb), Mil De Koonong y Ronny De Meyer (Gante)- que contiene la versión en inglés y español del importante texto “Operating instructions for architecture. A century of architecture in Belgium” (“Manual de instrucciones para la arquitectura. Un siglo de arquitectura en Bélgica”), a cargo del Profesor Emérito Geert Bekaert (Doctor Honoris Causa de la Universidad de Gante). Este ensayo elaborado en 1999 especialmente para el libro Horta & after. 25 Masters of Modern Architecture in Belgium (ediciones números 39-49 de Vlees & Beton) que acompañó la exposición del mismo nombre cuando se abrió por primera vez en la 4ª Bienal Internacional de Arquitectura de Sao Paulo, ofrece una panorámica visión teórica de lo acontecido dentro de la arquitectura Belga a lo largo del siglo XX, convirtiéndose en lectura obligatoria para quienes quieran aproximarse a un país que no se caracteriza por pertenecer al circuito más rutilante de la arquitectura internacional o “la república de la arquitectura” como el propio Bekaert la califica.
Transcribamos el primer párrafo y parte del segundo del ensayo para hacernos una idea de la manera como Bekaert se aproxima a su objeto de estudio, cuya vigencia y posibilidad de servir para comprender nuestras realidades “periféricas” luce totalmente pertinente: «La tiranía de las profesiones está, afortunadamente, en declive. Leemos libros sin pensar en literatura y hablamos de edificios sin categorizarlos inmediatamente como arquitectura o, al menos, es nuestro sueño. En La république mondiale des lettres (1999), Pascale Casanova analizó la naturaleza global de esa tiranía. Ella se refiere a la literatura, pero su análisis también se aplica a todas las demás disciplinas artísticas e incluso científicas. Una inesperada consecuencia de esta globalización es que un escritor, artista o arquitecto, normalmente sólo puede hacerse a un nombre propio en la medida en que la nación a la que pertenece es reconocida en esa «república global». La gente dice a la ligera que un país como Bélgica, que no tiene un lugar en la república de la arquitectura, no tiene arquitectos.
Ésta es una gran frustración para los críticos e historiadores nacionales. Su principal objetivo parece sr que esta república acepte a su país. Se trata de una empresa poco gratificante, ya que se va en busca de cualidades que no tienen mucho que ver con la arquitectura, y se corre el riesgo de considerar sólo el carácter nacional específico. Esto lo acerca a uno a las ideologías del regionalismo, crítico o no, que busca la cualidad de la arquitectura en su variedad regional. Resulta innegable que hay variedad. Pero a partir del mmento en que sólo se tiene en cuenta este aspecto casi idolatrante de ver las cosas, se comienza a perder de vista lo más importante.» La portada del ejemplar nº 70 de Vlees & Beton que fungió de catálogo para la muestra abierta en Caracas, elemento representativo del evento, conforma la imagen que hemos escogido para ilustrar nuestra postal del día de hoy.
Sobre los 25 Maestros presentes en la exposición valga señalar que están encabezados por Víctor Horta y Henry van de Velde (quizás los más conocidos internacionalmente por su peso en los albores del Movimiento Moderno) acompañados por: Víctor Burgeois, Louis-Herman De Konink, Huib Hoste, Marcel Leborgne, Gaston Eysselinck, (Fernand, Gaston y Maxime) Brunfaut, Julien Schillemans, Renaat Braem, Léon Stynen, Jacques Dupuis, Groupe EGAU (Charles Carlier, Hyacinthe Lhoest y Jules Mozin), Willy Van Der Meeren, Lucien Engels, Peter Callebout, Charles Vandenhove,, Pal Neefs, Marc Dessauvage, AWG/Bob van Reeth, TOP Office/Luc Deleu, Paul Robbrecht y Hilde Daem, Stéphane Beel, Xaveer De Geyter, y NRA/Willem Jan Neutelings. En el libro que registra la muestra en extenso, cada arquitecto es objeto de particular atención a través de un breve ensayo que ofrece las coordenadas sobre las cuales comprender su obra a cargo de diferentes críticos y académicos de origen belga.
El simposio internacional y la exposición en Caracas fueron patrocinados por: el Ministerio de Cultura de la Comunidad Flamenca; la Embajada de Bélgica en Venezuela; la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela; el Departamento de Arquitectura y Planificación Urbanística de la Universidad de Gante y el Instituto para Estudios de Arquitectura y Diseño belgo-croata.
El catálogo Horta and after, del cual quedan aún algunos ejemplares, puede ser adquirido a través de http://www.edicionesfau.com.
ACA
NotiFAC (Contacto nº 39)

