Archivo de la etiqueta: Vale la pena volver a leer

65 ANIVERSARIO DE UN VALIOSO LIBRO

20 años en Caracas

1938-1958

Rafael Bergamín

Gráficas Reunidas, S.A.

Madrid

1959

1. Rafael Bergamín Gutiérrez (c. 1929)

Rafael Bergamín Gutiérrez (Málaga, 5 de noviembre de 1891-Madrid, 6 de octubre de 1970), hijo del abogado penalista Francisco Bergamín García y de Rosario Gutiérrez López, es considerado como uno de los pioneros de la modernidad española e introductor del racionalismo en ese país. En 1910 inició sus estudios en la Escuela de Ingenieros de Montes, ubicada en El Escorial y un año después la carrera de Arquitectura, por libre, en la Escuela de Madrid. De ambas se graduaría en 1917 y 1918, respectivamente.

En España, entre 1918 y 1937, desarrollaría una fructífera trayectoria que comenzaría como arquitecto de edificaciones hospitalarias en la Dirección General de Sanidad. Su actividad en el sector privado se inicia en 1921 con el proyecto realizado con Luis Elizalde, para el concurso del ensanche de San Sebastián, en el que obtiene el segundo premio. Ese mismo año, comienza su sociedad con su compañero de estudios Luis Blanco-Soler (1894-1988) cuando participan en el concurso del Teatre de la Ciutat de Barcelona. Blanco-Soler y Bergamín considerados por Carlos Flores López como integrantes de la generación del 25, diseñarán la Casa Vega (1931), la Colonia Parque Residencia (1931- 1933), el Gaylord’s Apartments (1931-1933) y la Residencia Fundación del Amo (1928-1930) de la Ciudad Universitaria, desaparecida durante la batalla desarrollada en ese campus en el comienzo de la defensa de Madrid durante la Guerra Civil española.

También, desde su participación en 1927 en el concurso de la Ciudad Satélite Loma Larga, en Ceuta, Bergamín y Blanco-Soler proyectarían a solicitud de la Dirección de Marruecos y Colonias varios edificios: una iglesia con residencia para los franciscanos en Larache; el edificio del consulado de España y un grupo escolar en Casablanca; y otro grupo escolar en Tánger.

2. Tres obras realizadas por Rafael Bergamín asociado a Luis Blanco Soler. Izquierda: Iglesia de Lareche, Marruecos. Derecha arriba: Fundación del Amo, Madrid. Derecha abajo: Hotel Gaylord, Madrid.

Henry Vicente Garrido, estudioso de la vida y obra de Bergamín, apuntará en “Rafael Bergamín. De la ‘gran borrasca’ y el exilio a la evanescente figura del arquitecto en Venezuela”, artículo publicado en la revista entrerayas 84, julio-agosto 2010, con relación a la obra realizada en el “Protectorado” de Marruecos: “Es importante tener en cuenta esta serie de edificios porque las condiciones singulares de clima, contexto y paisaje, aparte de la inserción en otro contexto cultural, obligaron a la generación de unas obras cuya impronta común puede darnos pistas, especialmente, sobre la actividad posterior de Bergamín en su exilio caraqueño”.

3. Izquierda. Dos viviendas diseñadas por Bergamín de carácter racionalista: Casa del marqués de Villora, Madrid (arriba) y Chalet de Matías Bergua, Zaragoza (abajo). Centro y derecha. Colonia El Viso, Madrid, primer ejemplo de arquitectura moderna a gran escala en España.

De manera muy apretada podemos decir que durante el periodo posterior a 1928 Bergamín diseña la Casa del Marqués de Víllora (1928-1929) y más tarde, en 1931-1932, la Colonia Parque Residencia que construye, con Gregorio Iturbe y Javier Gómez de la Serna (hermano de Ramón) en un lugar en promoción cercano al Paseo de la Castellana. Como continuación de este levantó la Colonia El Viso (1933-1936). Uno de sus más importantes proyectos fue el Sanatorio Antituberculoso de Los Montalvos a unos 8 km de Salamanca, obra del año 1935, de un depurado racionalismo, que no se terminará hasta 1948.

4. Rafael Bergamín y el Colombie, buque en el que llegó a Venezuela como exiliado.
5. Tres salas de cine diseñadas por Bergamín en Caracas. De izquierda a derecha: el teatro Ávila (1938-1940), el cine Diana (1948) y el teatro Acacias (1945).

Con el bagaje acumulado y debiendo huir como exiliado político en medio de la Guerra Civil por sus convicciones republicanas, Bergamín llega a Caracas en 1938 a bordo del buque Colombie, tres años después de la muerte de Gómez, donde transcurrirán los mejores años de su carrera profesional. Aquí revalidará su título de arquitecto en 1939, se comprometerá de lleno con el desarrollo de la ciudad, se convertirá en un articulista asiduo y punzante, llevará adelante una significativa actividad gremial, se vinculará a la enseñanza y junto a Rafael Emilio Velutini y José María Manrique fundará Velutini, Manrique y Bergamín y luego con el primero Velutini y Bergamín C.A. una de las empresas de proyectos y construcción más importantes de la época, lo que le permitirá ejecutar una considerable cantidad de edificios entre los que destacan: “los cines Ávila (1938- 1940), Hollywood (1939), Rialto (1940) y Las Acacias (1945), en los que Bergamín replanteó el concepto de edificio cinematográfico desde una perspectiva multifuncional; un conjunto de viviendas en la urbanización San Martín (1941-1942), en el que aplicó los conocimientos desarrollados en las colonias residenciales de Madrid; edificios como el Madrid (1943), Ambos Mundos (1944-1945), Sociedad (1945) o Studebaker (1950); los bancos Unión (1945), Caracas (1951), Mercantil y Agrícola (1952-1953), Venezolano de Crédito (1952-1953) y Maracaibo (1955), en los que creó un tipo que durante años definió la imagen de edificio bancario en Caracas; y una gran cantidad de casas, incluyendo su propia casa, Las Moradas (1950)”, tal y como recogemos del artículo “Rafael Bergamín Gutiérrez” montado en Urbipedia. Archivo de arquitectura (https://www.urbipedia.org/hoja/Rafael_Bergam%C3%ADn_Guti%C3%A9rrez).

6. Otros cuatro edificios construidos por Velutini y Bergamín C.A. en Caracas. Izquierda: Agencia El Recreo del Banco Venezolano de Crédito (1947-1948). Centro: Edificio Mercaderes (1941-1942). Derecha arriba: Planta embotelladora de Canada Dry (1948-1949). Derecha abajo: Agencia Cisneros & Cía. S.A. (1950).

Veinte años vivirá Bergamín en nuestro país (de los 47 con que llegó a los 67 con que se fue), y al regresar a Madrid en 1958 decide recopilar buena parte de los escritos que había publicado en Venezuela (fundamentalmente en la prensa diaria) a través de un libro que verá la luz en 1959 y que titulará justamente 20 años en Caracas. 1938-1958, que en el 2024 que transcurre está cumpliendo ya 65 años.

7. Índice de 20 años en Caracas. 1938-1958.

El valor del libro de Bergamín, más allá de lo testimonial, es que permite obtener la mirada de quien ve el desarrollo caótico de la ciudad provinciana a la que llegó (que apenas tenía 200.000 habitantes) con ansias de poder participar en su planificación y colaborar en la comprensión de lo que se llamaba “Urbanismo”, confrontado con sus frustrados esfuerzos por disuadir a las autoridades de afrontar con antelación un crecimiento promedio de 50.000 habitantes que durante veinte años se tradujo en 1.200.000.

Conforme fueron avanzando los años los primeros artículos que Bergamín publica, escritos en un tono orientador, con ánimo didáctico y divulgativo se fueron tornando cada vez más críticos en vista de la incapacidad de parte de las autoridades para afrontar a través de Ordenanzas incompletas y anticuadas los temas de vialidad, tránsito y desarrollo urbano, lo cual él calificaba de “imprevisión” pero que en otro momento tildó de “improvisación” que condujeron a errores que luego no tendrían solución.

8. Caótico aspecto de la ciudad actual… Imagen del centro de Caracas (c.1955) incorporada al libro de Bergamín.

Varios fueron los apostolados asumidos por Bergamín que se sumaban a todo aquello que tenía que ver con buscar un crecimiento planificado para la ciudad. Uno de ellos fue el proponer desde 1942 “el establecimiento en Caracas de un ferrocarril subterráneo (Metro), y esto no sólo con el fin de conseguir el único sistema de transporte colectivo eficaz, mientras no existan calles anchas y en número suficiente para la circulación sin entorpecimiento de un sistema de autobuses, sino para que el número de automóviles disminuya en un porcentaje considerable”. Otro, quizás el más reiterativo y del cual le quedó el sabor de no haber logrado resultados prácticos, fue “la defensa del árbol” y el predicamento con que lo acompañaba orientado a subrayar la importancia de preservar la vegetación existente, plantar variadas especies en toda la ciudad y a lo largo de la cordillera que la acompaña y de reforestar las cuencas de los ríos y quebradas de Caracas.

9. Evolución de la cuadra para llegar a la nueva ciudad. Ejemplo gráfico que acompaña el artículo «Urbanismo» (1938) publicado en el diario El Universal.

El seguir la pauta establecida por el índice cronológico que Bergamín elaboró para ordenar sus escritos permite develar momentos de intensidad y otros de silencio. También encontrar dentro del énfasis que le dio a temas que ya hemos mencionado, la fe depositada por él en el correcto desarrollo de las avenidas Bolívar y Libertador como detonantes de lo que podría haber sido una ciudad que no fue, y detectar la insistencia permanente en encender las alarmas sobre decisiones que consideraba equivocadas en el tratamiento de la vialidad y el peatón.

10. Algunas de las fotografías con sus respectivas leyendas que acompañan el libro.

Pero, sin lugar a dudas, es el encontrarnos con el título de una esclarecedora conferencia pronunciada en el Colegio de Ingenieros de Venezuela en noviembre de 1947 (ecuador de su estadía en el país) titulada “Vocación, devoción y profesión del arquitectos”, lo que nos permite contar con un verdadero termómetro de cuanto estaba aconteciendo en momentos en que con muchas dificultades se trataba de dar impulso al desarrollo de los estudios de la carrera de arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, que no levantaban cabeza desde la creación de la Escuela en 1941 pero que estaba a punto de dar egreso a la primera promoción (1948).

La conferencia, crítica para con la Sociedad Venezolana de Arquitectos que Bergamín había contribuido a crear en 1945, la cual abandonó cuando comprendió (premonitoriamente) “que con la orientación que llevaba no podía llegar a más de ser una especie de innecesario apéndice a este Colegio (de Ingenieros)”, tuvo también la intención de exponer lo que debe ser un Arquitecto, en vista de que “no es difícil encontrar quien desconoce la verdadera misión e importancia del Arquitecto entre gentes de cultura y preparación. Por lo que no es de extrañar que el vulgo, las gentes de la calle, no tengan la menor idea de lo que es un Arquitecto”.

11. Otro grupo de fotos con sus leyendas que acompañan el libro.

Personaje incómodo, acostumbrado a expresar de manera directa lo que pensaba, sus escritos, sin ser un dechado de virtudes literarias, permiten ver desde la perspectiva de un arquitecto una Venezuela que se estaba construyendo a trancas y barrancas. En todo caso, no deja de ser un dato interesante de la participación de Bergamín en el desarrollo de Caracas el hecho de que cuando en 1953 se publica el libro Velutini y Bergamín, C. A. 1938-1953, memoria de quince años de actividades de la sociedad, se reseñe que la obra construida por la empresa para el momento constaba de 58 casas-quinta; 70 edificios de apartamentos, oficinas y comercios; 12 edificios industriales; 12 teatros-cine; 8 bancos; 3 urbanizaciones. Dedicado a sus nueve nietos nacidos en Caracas, el libro de Bergamín queda perfectamente retratado cuando expresa en “Unas palabras actuales” (1959): “El gran parque longitudinal del Guaire y los transversales de sus principales quebradas afluentes quedarán sólo en la imaginación de un soñador Arquitecto que peleó más de veinte años para que sus nietos caraqueños tuvieran en su día una bella ciudad, con menos habitantes, con menos automóviles, pero con más árboles y más flores”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado y 1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2, 5 y 6. Urbipedia. Archivo de arquitectura (https://www.urbipedia.org/hoja/Rafael_Bergam%C3%ADn_Guti%C3%A9rrez)

3. Urbipedia. Archivo de arquitectura (https://www.urbipedia.org/hoja/Rafael_Bergam%C3%ADn_Guti%C3%A9rrez); y Arquitectura de Madrid. Colonia El Viso (http://guia-arquitectura-madrid.coam.org/#inm.F2.221D)

4. Urbipedia. Archivo de arquitectura (https://www.urbipedia.org/hoja/Rafael_Bergam%C3%ADn_Guti%C3%A9rrez); y Vitruvius (https://vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/11.128/3545)

7, 8, 9, 10 y 11. Rafael Bergamín. 20 años en Caracas. 1938-1958. Madrid, 1959

EL ANIVERSARIO DE DOS IMPORTANTES OBRAS

Para finalizar el año hemos querido recordar que también en este 2023, dos libros fundamentales han celebrado aniversarios redondos contados desde su aparición.

Se trata de obras contrapuestas que dan cuenta de manera nítida las diferencias existentes entre dos maneras de entender la estética.

De lo recopilado desde diferentes fuentes hemos elaborado dos notas que retrotraen el interés y la vigencia que cada texto mantiene invitando con ello a revisarlos de nuevo.

1. Portada de la edición japonesa de 1939 de In’ei raisan (El elogio de la sombra) impresa por Sogensha.

El primero es EL ELOGIO DE LA SOMBRA de Junichirō Tanizaki (1886-1965), que ha llegado a los 90 años.

Publicado en 1933 en japonés como In’ei raisan (陰翳礼讃) por Chaukoron-Sha, Inc., El elogio de la sombra es un manifiesto sobre la estética japonesa. En él se argumenta que en Occidente la belleza siempre ha estado ligada a la luz, a lo brillante y a lo blanco, y que lo oscuro, lo opaco y lo negro siempre han tenido una connotación negativa. Sin embargo, Tanizaki argumenta que en Japón la sombra no tiene una connotación negativa y es considerada como parte de la belleza.

A lo largo del libro su autor explora la relación entre la sombra, lo tenue, el contraluz, en la cerámica japonesa, los tokonomas, la construcción de las viviendas, de las lámparas, de la tinta china y del vestuario del Nō, entre otros aspectos, y cómo la semipenumbra enaltece la belleza de los diseños japoneses.

2. Junichirō Tanizaki (1886-1965) y las portadas de las primeras ediciones en inglés
(1977) y en español (1994) de El elogio de la sombra.

La obra, un libro de apenas 96 páginas en pequeño formato sin ilustraciones, fue traducida al inglés por vez primera en 1977 como Praise of shadows y editada por Leete’s Island Books. En 1994 sería lanzada como primicia en español por la editorial Siruela como número 1 de la serie menor (105 x 150 mm) de la Biblioteca de Ensayo con base en la traducción hecha por Julia Escobar del francés (Éloge de l’ombre, René Sieffert, 1977). Este año que termina se ha reeditado por vez numero 45 lo cual habla por sí solo del interés que para los lectores de habla hispana ha generado desde su primera aparición.

3. Templos Nishi Hongan-ji (本願寺), Kyoto (Japón), 1234.
4. Sección de un edificio tradicional japonés con algunos de sus componentes.

Una interesante reseña del libro titulada “Tanizaki, el hombre y la sombra” de Luis Caldeiro, publicada en 2017 en https://akimonogatari.es/tanizaki-el-hombre-y-la-sombra, que recomendamos leer, recoge lo siguiente: “Nacido en 1886, cuando aparece El elogio de la sombra su autor tiene ya, por tanto, casi cincuenta años. Desde la atalaya que le proporciona la edad, y tras haber abrazado en su juventud, no sólo la literatura, sino también la moda y los modos occidentales, Tanizaki se ve en una posición inmejorable para volverse hacia su propio país y acometer la tarea de analizar su cultura, identidad y estética. Como dice Luis Antonio De Villena, ‘con la modernidad -o esa modernidad- aprendida’, se sintió tentado ‘por la propia y rica tradición nipona’, que supo ‘renovar de modo muy singular y significativo’, junto a los dos escritores que, según suele afirmarse -‘pero los tópicos salen de una verdad’, señala el poeta- forman la tríada más importante de la literatura japonesa del siglo XX: Yasunari Kawabata y el siempre controvertido Yukio Mishima”.

5. Aleros y galería de una vivienda japonesa.
6. Shoji y tatami en una vivienda japonesa.

Y añade Caldeiro: “Que Occidente ha forjado un constructo llamado Oriente –un conjunto tan enorme y dispar que abarca desde el Canal de Suez hasta el remoto Japón– y que en él ha depositado todo lo que identifica como ‘El Otro’ o ‘la Alteridad’, es cosa bien sabida. Que al reflejarse en ese espejo obtiene, por contraposición, su propia imagen, es algo que se palpa en cada página de este delicioso libro. Conforme avanza la lectura, saboreamos las cualidades que siempre hemos adjudicado a nuestro reverso oriental y de las que, por contra, carecemos. Una de ellas es el extremo refinamiento -síntoma de una sensibilidad fuera de lo común-, aplicado, además, a aquellos aspectos de la vida que nuestra mirada considera ‘más modestos’ o incluso ‘sórdidos’».

7. Tokonoma en una vivienda japonesa.

Y para cerrar: “En Occidente, la belleza no se entiende sin la luz, su más poderosa aliada. La luz revela lo que es bello, lo muestra y lo exalta. De la mano de la luz, la belleza es en nuestra cultura siempre pública, evidente, ostensible. ¡Cuán distinta es la estética japonesa! En el Japón tradicional, lo bello va indisolublemente unido al juego de la penumbra, el claroscuro, la sombra. ‘La vista de un objeto brillante nos produce cierto malestar’, señala en cierto momento el autor”.

Nota

Del trabajo titulado “La arquitectura de ‘El Elogio de la Sombra’. Un acercamiento a la sombra en la arquitectura y cultura japonesa” presentado por Pablo Quiles Moreno como Trabajo Final de Grado en el ámbito de Teoría y Proyecto en la ETSAB, hemos recogido la serie de imágenes de las cuales nos hemos valido para ilustrar esta reseña.

8. Primera (1948) y quinta (1956) ediciones italianas de Saper vedere l’architettura
impresas por Einaudi.

El segundo libro, más conocido dentro del mundo académico, es SABER VER LA ARQUITECTURA de Bruno Zevi (1918-2000), cuya primera edición en italiano titulada Saper vedere l’architettura fue lanzada por Einaudi en 1948, por lo que este 2023 ha cumplido 75 años.

La primera versión en castellano será de 1951 gracias a traducción hecha por Cino Calcaprina y Jesús Bermejo Goday para la editorial argentina Poseidon. Al sol de hoy se ha reeditado en nuestro idioma, que sepamos, hasta en 12 ocasiones: desde 1951 a 1991 por Poseidon, Buenos Aires; y desde 1991 hasta 2019 por Apóstrofe-Poseidon, Barcelona. En italiano se ha reimpreso al menos 21 veces hasta 2009.

9. Izquierda: Frank Lloyd Wright y Bruno Zevi en 1951, año en que aparece la primera edición en castellano de Saber ver la arquitectura (derecha)
10. Ediciones de 1971 (izquierda) y 2019 (derecha) del libro de Zevi.

Saber ver la arquitectura, cuyo subtítulo Ensayo sobre la interpretación espacial de la arquitectura resume la esencia de la publicación, pretende acercar al ciudadano común a la contemplación de la arquitectura desde sus propias características y no desde otras en principio ajenas a ella, como la escultura o la historia, partiendo del hecho de que para Zevi la característica fundamental de la arquitectura es que posea espacialidad interior.

Así, el libro gira en torno al concepto de espacio como elemento sin el cual no existe la arquitectura. El ejemplo emblemático que Zevi esgrime para diferenciar aquello que es de lo que no es arquitectura lo constituye el Partenón, del que afirma que al no poseer espacio interno, ya que sólo se pensó en la envolvente, se convierte en un elemento con valor escultural y urbanístico, pero no propiamente arquitectónico.

11. Las dos primeras ediciones de Verso un’architettura organica (1945) libro fundacional del pensamiento de Bruno Zevi.

Cuando Zevi escribe en 1948 Saber ver la arquitectura contaba con treinta años, ya impartía docencia en el Istituto Universitario di Architettura di Venezia y había publicado buena parte de su corpus teórico del cual destaca el libro fundacional de su pensamiento: Verso un’architettura organica: saggio sullo sviluppo del pensiero architettonico degli ultimi cinquant’anni (1945), el cual únicamente será traducido al inglés. En realidad, su contenido se verá ampliado en Storia dell’architettura moderna, cuya versión en castellano llegará a Latinoamérica, a través de Emecé, pocos años más tarde (1954).

Sin duda, la formación de la línea de trabajo y pensamiento de Zevi, desde la cual emprende Saber ver la arquitectura, está absolutamente ligada al hecho de que, como resaltan sus biógrafos, en 1938 a la edad de 20 años, tuvo que abandonar Italia, viajando a Londres donde se matriculó en la Architectural Association School of Architecture y después a los Estados Unidos donde se doctora en la escuela superior de diseño de la Universidad de Harvard con Walter Gropius. Allí dirige la publicación Quaderni Italiani del movimiento «Giustizia e Libertà». En ese periodo descubre la obra de Frank Lloyd Wright, la cual estudia constituyéndose desde entonces como un firme partidario de la arquitectura orgánica el resto de su vida.

De vuelta en Europa en 1943, toma parte en la lucha anti-fascista en las filas del Partido Acción. En 1944 promueve la Asociación de Arquitectura Orgánica (APAO) y al año siguiente funda la revista Metron, convirtiéndose en una de las mentes teóricas más importantes del Racionalismo italiano de la posguerra.

12. Páginas interiores de la edición castellana de 1971 de Saber ver la arquitectura.

Saber ver la arquitectura se estructura con base en seis capítulos.

  • En el primero, “La ignorancia de la arquitectura”, el autor habla de cómo la arquitectura es maltratada tanto por la historia del arte, que elabora historias de la arquitectura donde las características propias arquitectónicas son anacrónicas, como por parte del público, que no se interesa por ella como por otras artes.
  • En el segundo, “El espacio, protagonista de la arquitectura”, propone el estudio espacial de los edificios como método válido para escribir una historia de la arquitectura.
  • En el tercero, “La representación del espacio”, analiza diversas maneras históricas de trazado simple de planos y explica en qué circunstancias son útiles, añadiendo que casi nunca se utilizan los dibujos adecuados para ilustrar los textos de los edificios que se tratan en la mayoría de los libros sobre historia de la arquitectura.
13. Páginas interiores de la edición castellana de 1971 de Saber ver la arquitectura.
  • En el cuarto, “Las diversas edades del espacio”, desarrolla un resumido análisis histórico de la arquitectura en función de la variable espacio, que engloba todas las demás (sociales, económicas, políticas, etc).
  • En el quinto, “Las interpretaciones de la arquitectura”, analiza cómo la arquitectura ha sido vista desde diversos puntos de vista, y de qué modo éstos fallan y se acercan más o menos a un conocimiento profundo de los edificios.
  • En el sexto y último, “Para una historia moderna de la arquitectura”, vuelve a criticar la historiografía de su tiempo y habla sobre los profundos cambios arquitectónicos de su contemporaneidad, enmarcados en el Movimiento Moderno.

El valor de la obra, consiste no sólo en haber formulado de una manera radical la idea de la arquitectura como espacio, sino el haberlo hecho en un lenguaje directo y siempre con la vista puesta en las obras ejemplares de la historia de la arquitectura.

Lejos del impacto inicial, el texto forma parte de las referencias obligatorias en los estudios de la Teoría de la Arquitectura para comprender la etapa de formación y consolidación de la Arquitectura Moderna.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://artscape.jp/artscape/eng/focus/2006_02.html

2. https://artscape.jp/artscape/eng/focus/2006_02.html y https://www.siruela.com/catalogo.php?id_libro=11

3, 4, 5, 6 y 7. file:///C:/Users/USER/Downloads/TFG%20ETSAB%202020%20-%20Pablo%20Quiles%20Moreno-1.pdf

8, 10 y 11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Frank_Lloyd_Wright,_Bruno_Zevi_1951.jpg y Colección Crono Arquitectura Venezuela

12 y 13. Bruno Zevi. Saber ver la arquitectura, Poseidon, Buenos Aires, 1971.

VALE LA PENA VOLVER A LEER

1. Portada de la primera edición en inglés de El Manantial.

A propósito de los 80 años de El Manantial de Ayn Rand.

The Fountainhead (El Manantial en su traducción al español), desde su aparición en 1943, se convirtió en un libro que, proveniente de la literatura, por la trama que sigue y los temas que toca fue leído con avidez por los arquitectos de la época produciendo un importante impacto en el pensamiento y quehacer profesional durante años.

Mucho se ha escrito a partir del momento en que Ayn Rand, seudónimo de la escritora Alisa Zinóvievna Rosenbaum (San Petersburgo, 2 de febrero de 1905-Nueva York, 6 de marzo de 1982), se valió de la obra para plasmar buena parte de su postura filosófica: el objetivismo, corriente que no admite coerciones que menoscaben la libertad individual, más allá del respeto a la libertad de los demás, y que la propia Rand expondrá como una filosofía formulada “para vivir en la tierra” y que “es, en esencia, el concepto del hombre como un ser heroico, con su propia felicidad como propósito moral de su vida, con el logro productivo como su actividad más noble y con la razón como su único absoluto”.

2. Ayn Rand y dos de sus libros de corte ensayístico traducidos al castellano. La virtud del egoísmo (1961) e Introducción a la epistemología objetivista (1979)

De manera concisa, tal y como recogemos de Wikipedia, Rand construye una metafísica basada en la realidad objetiva (“los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres”); propugna una epistemología sustentada en la razón (“la facultad que identifica e integra las percepciones provistas por los sentidos de los hombres”), entendida “como único medio de percepción de la realidad del hombre, su única fuente de conocimiento, su única guía para la acción, y su medio básico de supervivencia”; defiende el concepto de “egoísmo racional” donde “el hombre -cada hombre- es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por sí mismo y para sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida”; y entenderá al capitalismo laissez-faire como sistema político ideal: “un sistema en el cual los hombres tratan unos con otros no como amos y esclavos, sino como comerciantes, mediante intercambio libre y voluntario, en beneficio mutuo. Es un sistema en el cual ningún hombre puede obtener ningún valor de otro mediante el uso de la fuerza física, y ningún hombre debe iniciar el uso de la fuerza física contra otros”.

3. Ediciones recientes en castellano de las tres novelas más importantes de Ayn Rand. Los que vivimos (1936), El Manantial (1943) y La rebelión de Atlas (1957)

Por tanto, El Manantial, su trama, sus personajes y los diferentes roles que asumen no puede entenderse sin conocer la manera como Ayn Rand construye su polémico y radical andamiaje filosófico. De tal manera, la novela se revela como “una oda al individuo frente a la masa,…una defensa del individualismo frente al colectivismo, del egoísmo racional frente al altruismo, de la integridad frente a la inexistencia de dignidad, de la autorrealización personal frente al sacrificio por los demás, de la razón frente al misticismo, del desarrollo del ingenio frente a la mediocridad, de la expresión del amor a través de la aportación de valor y la mutua admiración frente a las historias de amor basadas en la necesidad”, como se expone en el blog Desde fuera de la pecera en su entrega del 2 de mayo de 2014 titulada “El Manantial de Ayn Rand o de la historia de un hombre libre enfrentándose a la masa”.

La elección por parte de Rand de la arquitectura como universo en torno al cual aglutinar el argumento de la obra, debido a su indudable potencia como símbolo de progreso, su cruce de expresión artística y función práctica y su dialéctica indudable de arte por encargo, hicieron de ella el vehículo ideal para el conflicto ideológico que su autora deseaba construir a partir de sus postulados objetivistas.

4. Gary Cooper interpretando a Howard Roark en la película El Manantial (1949) de King Vidor basada en el libro de Ayn Rand.

Howard Roark, arquitecto que no terminó la carrera por no compartir los criterios que esgrimían sus profesores y que reivindica al hombre creador que razona por sí mismo, es el protagonista del libro. Desde su profesión, a la que ama, encarnará los valores propugnados por Rand (traducidos en independencia, integridad, honestidad, justicia, productividad y orgullo), y luchará indoblegable contra una sociedad en la que el ego -en el sentido de la autorrealización- se anula a favor del grupo. Roark, hombre de gran fortaleza -física y mental-, que toda su vida estuvo relacionado de alguna manera con la construcción, ya sea ejerciendo de albañil hasta llegar a hacerlo de arquitecto, que sigue su camino, que no es políticamente correcto, simplemente quiere edificar sus ideas. “No quiere construir para satisfacer el deseo de los clientes, sino que quiere tener clientes para poder construir. Tiene su propio criterio y no está dispuesto a mostrar en sus construcciones copias del pasado. Concibe la arquitectura como una disciplina que debe cumplir la función de generar calidad de vida en los clientes -una función útil- y que debe, a su vez, ser una continuación coherente de la personalidad del que habita el espacio. Sus construcciones son producto del uso que hace de la razón para lograr esos objetivos, y por tanto, no van recargadas de adornos inútiles que no cumplen ninguna función como puedan ser columnas dóricas de adorno, cornisas, o algún resto del pasado griego. Si alguien intenta incluir en sus proyectos este tipo de cuestiones, Howard es implacable y se niega a realizarlo. No gasta ninguna energía en dar sus explicaciones o convencer al cliente; ‘sólo’ rechaza el proyecto y sigue su camino”, acotan en Desde fuera de la pecera.

5. Howard Roark (Gary Cooper) y Peter Keating (Kent Smith) en una escena de la película El Manantial.
6. Fotograma de la película intervenido señalando el tipo de arquitectura que planteaban Howard Roark y Peter Keating.

Su contraparte dentro de la trama de la novela la constituirá Peter Keating, estrella del mundo de la arquitectura de Nueva York, rico y famoso. Graduado con honores complaciendo a sus profesores, al contrario que Roark, no quiere tener clientes para construir sino para lograr el reconocimiento público, pasando la arquitectura a un segundo plano. Si Roark encarna de manera ejemplar, íntegra y no espectacular a través de su individualismo los ideales de la modernidad, construyendo un estilo relacionado con un modo de hacer y no con una herencia de lenguajes y formas, Keating se vende al mejor postor y acepta realizar mediocres edificios eclécticos y espectaculares llenos de concesiones al pasado. Se beneficia del trabajo de Roark quien desarrolla proyectos a su nombre con tal de verlos finalizados siempre que se siga al pie de la letra sus planteamientos que sólo busca verlos hechos realidad. Un punto culminante dentro de la trama lo constituye el momento en que Roark diseña un proyecto de viviendas encargado por Keating que sufre numerosas modificaciones sin que éste haga nada por detener a quienes las incorporan. Finalmente, una vez construido el conjunto en tales condiciones, Roark lo dinamitará asumiendo todas las consecuencias.

7. Los personajes de la novela y sus intérpretes dentro del reparto de la película.

Otros personajes que complementan el elenco de la novela son: Ellsworth Toohey, influyente crítico de arquitectura, encarnación del altruismo (en el que Roark no cree) y quien desde su tribuna elabora estrategias que van a favor de la masa y en contra del individuo e impone sigilosamente pensamientos, modas, valores y todo aquello que fomenta la uniformidad y la mediocridad en lugar del mérito y la excelencia. Considerado el villano de la obra, Toohey tendrá siempre a Roark en la mira de sus malintencionadas intervenciones. Gail Wynard, magnate dueño del periódico Banner y de otras muchas empresas, rico y muy inteligente. Pasó de condiciones de vida miserables, casi indigentes, en los suburbios de Nueva York, a controlar gran parte de los medios impresos de la ciudad. Mientras Wynand comparte muchas de las cualidades de Roark, su éxito depende de su habilidad para complacer a la opinión pública, un defecto que finalmente lo lleva a su caída. Dominique Françon, eje de la trama amorosa, considerada por Rand como «la mujer para un hombre como Howard Roark”, aunque lo admira y se entrega a él terminará casándose con Keating. Es la hija de Guy Françon, un arquitecto exitoso pero poco creativo. Ha sido testigo de cómo grandes creadores o grandes hombres y mujeres han sido hundidos por la masa, han sido perseguidos por ser excelentes en su trabajo, han sido comprados o chantajeados por gente como Gail Wynard.

El libro, que Ayn Rand dedicó a su esposo Frank O’Connor, gran apoyo afectivo y moral a lo largo de su exitosa y a veces difícil carrera de escritora, se estructura en cuatro partes que llevan los nombres de los personajes principales. La primera de 15 capítulos se denomina Peter Keating; la segunda, también de 15 apartados lleva por nombre Ellsworth M. Toohey; la tercera con 9 episodios se llama Gail Wynard; y la cuarta y última se dedica al protagonista principal Howard Roark con 20 secciones. La obra verá su primera edición en español en 1958.

8. Posters promocionales de la película en castellano y en inglés.

El Manantial amplió en 1949 su influencia aún más gracias a la producción de Warner Bros Pictures en blanco y negro de la película del mismo título, protagonizada por Gary Cooper acompañado por Patricia Neal, Raymond Massey, Kent Smith, Robert Douglas, Henry Hull, Ray Collins, Moroni Olsen, Jerome Cowan y dirigida por King Vidor, con guion de la propia Rand quien logró controlarlo minuciosamente de una forma completamente desacostumbrada en Hollywood, donde los estudios se toman todo tipo de libertades con los guiones originales. Bien realizada, fiel a lo esencial de la trama argumental de la novela y con énfasis en elementos que acentuaban las tesis objetivistas de su autora, el filme, que no cubrió del todo sus expectativas, sin embargo, apuntaló una obra de referencia para liberales y conservadores, que compartían sus profundas lecciones filosóficas sobre el poder del individuo frente al conformismo de las masas.

9. Diseños de Edward Carrere presentes en la película de la mano de Howard Roark. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Tienda, granja, fábrica y residencia.

Rand intentó incorporar la participación de Frank Lloyd Wright (de quien se dice existen muchas similitudes con el protagonista) para la creación de las propuestas de los edificios que saldrían en el largometraje. Los elevados honorarios que Wright exigió hicieron imposible su inclusión, lo cual provocó que recayera la responsabilidad de elaborar los diseños que vemos en el film en el director artístico Edward Carrer, quien logró dotarlos de características y elementos de la arquitectura racionalista como son los voladizos, los muros cortina, los materiales industriales, así como la escasa ornamentación, la asimetría o la planta libre.

Después de 80 años y ya en pleno siglo XXI no sería descabellado rescatar de El Manantial buena parte de los principios que a partir de sus personajes y sus actuaciones mantienen plena vigencia y son susceptibles de formar parte de cualquier discusión que involucre tanto la enseñanza con el ejercicio de la arquitectura. Preguntas como ¿qué significa la integridad?, ¿qué es ser coherente?, ¿qué implica tener una práctica profesional ética? o disquisiciones sobre el peso de la libertad individual y su sumisión a lo que se impone desde lo colectivo, del papel que juegan la creación y la innovación o el impacto que en todo ello pueda tener la globalización y la preocupación por el cambio climático, quedan en el aire para quienes se aventuren a leer las más de 750 páginas de un libro que, luego del rechazo recibido por una docena de editoriales antes de ser finalmente publicado, se convirtió rápidamente en un best-seller habiéndose vendido más de 6,5 millones de copias en todo el mundo.

Ayn Rand todo un personaje público y “la pensadora liberal más influyente de todos los tiempos”, a pesar de su éxito como escritora (su obra La rebelión de Atlas -1957- es el segundo libro más vendido en los Estados Unidos después de la Biblia), siempre fue poco valorada por los amantes de la gran literatura.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://en.wikipedia.org/wiki/The_Fountainhead

2. https://es.wikipedia.org/wiki/Ayn_Rand y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

4. https://arqa.com/destacados-uruguay/el-manantial-1949.html, https://www.elespectadorimaginario.com/el-manantial/ y https://www.carrilloarquitectos.com/el-manantial-fountainhead/

5. https://www.elespectadorimaginario.com/el-manantial/

6. https://elpezvolador.wordpress.com/2009/08/10/el-manantial-de-ayn-rand-i/

7. https://www.lavanguardia.com/peliculas-series/peliculas/el-manantial-24650

9. https://cinefagosmuertos.wordpress.com/2019/06/11/el-manantial-la-forma-sigue-a-la-funcion/

VALE LA PENA VOLVER A LEER

1. De izquierda a derecha: Josep Lluis Sert, Fernand Léger y Sigfried Giedion.

80 años de la publicación de “Nueve puntos sobre monumentalidad”.

A finales de la Segunda Guerra Mundial (1943) un arquitecto catalán, un pintor francés y un crítico e historiador suizo, coinciden en Nueva York para dar cuerpo a un breve escrito, redactado a modo de manifiesto, que recogió un sentir y propuso la manera de canalizar una inquietud latente durante mucho tiempo dentro del desarrollo de la arquitectura del Movimiento Moderno: la capacidad de incorporar la monumentalidad como categoría a ser considerada por los edificios o conjuntos urbanos desde allí gestados.

2. Izquierda: Portada de Memorials that Live, publicado por la American Commission for Living War Memorials en 1944. Derecha: Paul Ludwig Troost. Haus der Deutschen Kunst (Casa del Arte Alemán) en Münich (1933-37)

En momentos en que los postulados canónicos de la modernidad ya estaban dando síntomas de agotamiento, en que se había impuesto como una clara deformación el Estilo Internacional, en que los Estados Unidos habían asumido el liderazgo del debate en cuanto a la relación que podría establecerse entre arquitectura y conmemoración, y en el que se empiezan a formular preguntas acerca  de ¿por qué a la gente no le gustan y qué está mal en las ciudades?, Josep Lluis Sert (Barcelona 1902, Barcelona 1983), Fernand Léger (Argentan 1881, Gif-sur-Yvette 1955) y Sigfried Giedion (Praga 1888, Zurich 1968) postulan 9 puntos que le abren la puerta a una nueva manera de entender lo monumental donde los objetos arquitectónicos y los espacios públicos pudiesen colaborar a desarrollar sentimientos de arraigo a las comunidades para las que estuviesen dirigidos.

3. Vista y carátula del libro The culture of cities de Lewis Mumford (1938) y primera página del texto “The death of the monument” (1937) allí
incorporado.

Ubicándose desde otra perspectiva con respecto a lo señalado en 1937 con relación al tema por el historiador y urbanista estadounidense Lewis Mumford (1895-1990), quien a través del artículo “The death of the monument” (“La muerte del monumento”), incorporado al año siguiente (1938) dentro de su influyente libro The Culture of Cities, había sentenciado que “La misma noción de monumento moderno es una contradicción en sus términos: si es un monumento, no puede ser moderno, y si es moderno, no puede ser un monumento”, Sert, Léger y Giedion apelando a la misma autoridad con que Mumford consideraba incompatible modernidad y monumentalidad, encontrarán un resquicio para afirmar: “Los monumentos son expresión de las más altas necesidades culturales del hombre. Están destinados a satisfacer el ansia eterna del pueblo por traducir en símbolos su fuerza colectiva. Los monumentos realmente vivientes son los que dan expresión a esa fuerza colectiva”.

4. Ilustraciones de Osbert Lancaster del concepto de monumentalidad en la Alemania nazi y en la URSS estalinista, 1938. Incluidas en Sigfried Giedion, “The Need for a New Monumentality”, tal y como fue publicado en Architecture you and me: The diary of a development (1958).

La declaración, muy alejada de la asociación que Mumford hacía de monumento con estatismo y muerte, como un elemento opuesto a la vitalidad, flexibilidad y renovación propios de la dinámica urbana, reclamaba para la arquitectura moderna la posibilidad de transmitir aspectos simbólicos, en lugar de limitarse a resolver problemas funcionales y exponía que el academicismo del siglo XIX se había apropiado de las formas de la arquitectura clásica para recrear una monumentalidad carente de significado que sólo podía ser calificada de “pseudo-monumentalidad”. Así, la “nueva monumentalidad” se podía asumir como un paso más en la evolución lógica del lenguaje de la modernidad, que permitiría abordar la realización de nuevos programas como museos, teatros, universidades, iglesias o salas de conciertos, programas que había que rescatar definitivamente de las soluciones academicistas por las que el habitante común había desarrollado una falsa preferencia, con la clara intención de despertar su gusto por la estética moderna.

5. Josep Lluis Sert. Diagrama incluido en “The Human Scale in City Planning” (dentro de la publiacación New Architecture and City
Planning
), en el que la banda central se define como centro cívico.

Convertidos en el escenario de la vida colectiva de la gente, donde se desarrollarían los episodios lúdicos de la comunidad, aunque no se dijera de manera explícita, los centros cívicos, considerados como los recintos donde se podía desarrollar la “nueva monumentalidad” eran, además, el espacio natural para las instituciones democráticas, y en ellos se debía producir la formación del individuo en los valores que la democracia implica. Ámbitos y no objetos reclama en particular Sert siendo siempre muy cuidadoso en no promover la réplica de aquello a lo cual se enfrentaba o, en otras palabras, un nuevo academicismo.

6. De izquierda a derecha, ediciones alemana (1956), inglesa (1958) y castellana (1957) de Arquitectura y comunidad.

El texto “Nueve puntos sobre monumentalidad” demoró 13 años en aparecer publicado de manera masiva. Es sólo en 1956 cuando verá la luz al ser incorporado como parte del capítulo 2 del libro de Sigfried Giedion Architektur und gemeinschaft (traducido en 1958 al inglés como Architecture you and me y al español como Arquitectura y comunidad en 1957).

7. Izquierda: Carátula del libro producto del simposio New architecture and city planning organizado en 1944. Derecha:
Ilustración del artículo de Louis Kahn “Monumentality”, tal y como fue publicada en el libro.

Sin embargo, en ese intervalo, Giedion quien asumió con ahínco la responsabilidad de dar difusión a las ideas allí contenidas, no perdió tiempo en hacerlo por otras vías. En tal sentido, se registra como primer paso su participación en el simposio New architecture and city planning organizado en 1944 bajo la coordinación de Paul Zucker en Nueva York, donde presentó la muy difundida ponencia titulada “The need for a new monumentality” (“La necesidad de una nueva monumentalidad”), que luego será también incorporada a Arquitectura y comunidad como preámbulo al manifiesto. Otros participantes en el evento, en el que se buscaba responder preguntas como ¿tenemos una nueva concepción de las ciudades? o ¿hay formas de hacer que las ciudades sean lugares mejores y más saludables para vivir?, que dio pie a una publicación de 694 páginas, serían George Nelson (“Stylistic trends in contemporary architecture”), Louis Kahn (“Monumentality”) o José Luis Sert (“The Human Scale in City Planning”). Cabe añadir que, más allá de la de Sert, la coincidencia de Kahn (a su manera) con los planteamientos expresados en el manifiesto era plena.

8. Anuncio del simposio In Search of a New Monumentality e índice del nº 104 de The Architectural Rewiew.

“The need for a new monumentality” le servirá a Giedion, también, para dictar una conferencia magistral en el Royal Institute of British Architects en 1946. Dos años más tarde, su insistencia en la necesidad de ventilar el tema dará pie a otro simposio titulado In Search of a New Monumentality (1948) organizado por los editores de The Architectural Review -recogido como un capítulo completo del nº 104, agosto de 1948, de la revista- donde además de Giedion, participaron ponentes de la talla de Gregor Paulsson, Henry-Russell Hitchcock, William Holford, Walter Gropius, Lucio Costa y Alfred Roth. Allí cada uno expuso su particular visión sobre el significado de “nueva monumentalidad” y su posible encaje dentro del panorama internacional de la disciplina en aquel instante. Solo Paulsson se colocará, como ya lo había anticipado Mumford, en la acera opuesta con respecto a su aceptación del término

9. Izquierda: Axonometría del proyecto presentado al concurso del Palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra por Le Corbusier y Pierre Jeanneret (1927). Derecha: Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro (1936-1943) de Lúcio Costa en colaboración con Oscar Niemeyer, Affonso Reidy, Carlos Leão, Ernani Vasconcelos y Jorge Machado Moreira que contó con la asesoría de Le Corbusier.

El intervalo entre 1943 y 1956 también le permitió a Giedion ampliar la mirada y encontrar apoyo a sus argumentos en proyectos como el presentado por Le Corbusier y Pierre Jeanneret para el concurso del Palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra (1927) u obras como el Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro (1936-1943) de Lúcio Costa en colaboración con Oscar Niemeyer, Affonso Reidy, Carlos Leão, Ernani Vasconcelos y Jorge Machado Moreira que contó con la asesoría de Le Corbusier (incluidos ya en 1944 en la publicación de “The need for a new monumentality”), o la Ciudad Universitaria de Caracas de Carlos Raúl Villanueva donde para 1953 se había construido el Conjunto Central y había cristalizado otro ideal planteado en el manifiesto: la integración de las artes.

10. Carátulas de dos libros publicados por Sigfried Giedion (izquierda) y Josep Lluis Sert (derecha) en 1941.

Giedion, curiosamente, había publicado dos años antes de la redacción de “Nueve puntos sobre monumentalidad” su célebre libro Espacio, tiempo y arquitectura (1941), exaltación del período heroico del Movimiento Moderno y, por ende, del “maquinismo” impulsado por algunas de sus figuras, postura que a partir de 1943 y en futuras reediciones tenderá a matizar en busca de mostrar un mínimo de coherencia con la nueva mirada de la modernidad que estaba propiciando.

También de 1941 será el libro Can our Cities Survive? de Josep Lluis Sert, un resumen documentado de las propuestas urbanas fundamentales de los CIAM que introdujo en América los postulados de la organización europea y sirvió de punto de partida para otras obras similares. De allí que Sert, Léger y Giedion, formularan sus “Nueve puntos sobre monumentalidad”, predestinados a convertirse en sumario del octavo CIAM, finalmente dedicado a The heart of the city. (subtitulado Towards the Humanisation of Urban Life), que se celebraría en 1951 en la ciudad inglesa de Hoddesdon y con ello, sin necesariamente proponérselo, acelerar el desmoronamiento de la línea dura que desde un principio controló dichos encuentros.
En resumen, la “nueva monumentalidad”, desmontando los conceptos básicos y recursos formales de la arquitectura moderna -expresividad por negación, ausencia de carácter, búsqueda de prototipos, ahistoricismo, voluntad de ruptura de las convenciones, defensa de la cubierta plana- comprobará que yendo más allá de la precisión técnica y funcional del objeto el mismo podía ser instrumento de intenciones estéticas.

Abrirá también la oportunidad para que aparezcan posturas como la de Ernesto N. Rogers quien incluirá en su discurso teórico temas como la tradición y las preexistencias ambientales, exponiendo sin inhibiciones la posibilidad de que lo moderno se exprese ya no por negación sino por voluntad propia y de que la arquitectura que de allí se derive posea carácter.

11. Arriba: Plano de conjunto del Centro Gubernamental e imagen de la Asamblea de Chandigarh.
Centro izquierda: Asamblea Nacional de Bangladesh. Centro derecha: Plaza de los tres poderes de Brasilia.
Abajo izquierda: Conjunto central de la Ciudad Universitaria de Caracas. Abajo derecha: Ópera de Sydney.

Llegado el momento y por sólo mencionar algunos ejemplos relevantes, Le Corbusier proyectará Chandigarh (1951-1963), Louis Kahn hará acto de presencia en Daka diseñando la Asamblea Nacional de Bangladesh (1961-1981), Lucio Costa y Oscar Niemayer serán protagonistas de la construcción de Brasilia (1956-1960) y Jørn Utzon verá levantarse la Ópera de Sydney (1959-1973), demostraciones fehacientes de que la “nueva monumentalidad” había llegado para quedarse.

“Nueve puntos sobre monumentalidad”, importante texto que brevemente hemos intentado contextualizar, nos ha parecido pertinente publicarlo a continuación a 80 años de su aparición con la finalidad de que nuestros lectores lo aprovechen al máximo. Contamos con que así sea.

Referencias

Cachorro Fernández, Emilio, » ‘Nine points on monumentality’: un manifiesto para la reactivación urbana Contemporánea», en URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales. Volumen 5, número 2, 2015.

Cachorro Fernández, Emilio, “Hacia una nueva monumentalidad. Revisión moderna de su simbolismo arquitectónico”, en Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 16, enero-diciembre, 2017.

Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015.

Montaner, Josep María, “La expresión en la arquitectura después del Movimiento Moderno”, en La modernidad superada. Ensayos sobre arquitectura contemporánea, Barcelona, Gustavo Gili, 1997.

12. Izquierda: Frank Lloyd Wright. Edificio Johnson Wax, Wisconsin (1936-1939). Derecha: Eero Saarinen. Arco Gateway, St. Louis (1947-1968)

Nueve puntos sobre monumentalidad

Josep Lluís Sert, Fernand Léger y Sigfried Giedion

“…Je donnerai Versailles,

Paris et Saint-Denis,

Les tours de Notre Dame,

Le clocher de mon pays…”

Según la antigua canción francesa

Auprès de ma blonde.

1. Los monumentos constituyen piedras miliares, en las que los hombres crearon símbolos para sus ideales, sus objetivos y sus actividades. Están destinados a sobrevivir a la época en que surgieron, son un legado para las futuras generaciones. Forman un vínculo entre el pasado y el porvenir.

2. Los monumentos son expresión de las más altas necesidades culturales del hombre. Están destinados a satisfacer el ansia eterna del pueblo por traducir en símbolos su fuerza colectiva. Los monumentos realmente vivientes son los que dan expresión a esa fuerza colectiva.

3. Toda época pretérita señalada por una verdadera vida cultural poseyó la fuerza y la capacidad para crear tales símbolos. Por consiguiente, los monumentos sólo son posibles en épocas en las que hayan surgido una conciencia y una cultura unificadoras. Las épocas que se agotaron en la vida y el afán de cada día no fueron capaces de erigir monumentos realmente perdurables.

4. Los últimos cien años fueron testigos de la desvalorización de la monumentalidad. No quiere decirse con ello que faltaran monumentos, menos todavía ejemplos arquitectónicos que pretendieran servir dicha finalidad. Pero los así llamados monumentos de un pasado reciente se revelan –salvo escasas excepciones– como cáscaras vacías. En manera alguna contienen el espíritu o el sentir colectivo de la época moderna.

5. La decadencia y el empleo indebido de la monumentalidad es el motivo principal por el cual los arquitectos de hoy desconfían de los monumentos.

Fue necesario que, como la pintura y la escultura modernas, también la arquitectura de hoy recorriera un camino difícil. Comenzó por solucionar los problemas más simples, por edificios de utilidad práctica, como habitaciones para el mínimo existencial, escuelas, oficinas u hospitales. Pero los arquitectos actuales han llegado al convencimiento de que los edificios no pueden concebirse como unidades aisladas: por el contrario, deben ordenarse dentro de una planificación edilicia más amplia. Entre la arquitectura y la planificación de ciudades no existen fronteras, como tampoco las hay entre la ciudad y la región que la rodea. Entre ambas debe existir una recíproca relación. En tales planes más amplios, son los monumentos los que proveen los acentos peculiares.

6. Nos hallamos ante una nueva etapa de la evolución. Las transformaciones de posguerra en la estructura económica total de los países habrán de entrañar la reorganización de la vida comunal dentro de la ciudad, un aspecto que hasta hoy fue descuidado.

7. De los edificios destinados a su sensibilidad social y a su vida comunal, el pueblo anhela algo más que una mera satisfacción funcional. Desea que en ellos se tenga en cuenta su ansia de monumentalidad, de alegría y de íntima exaltación.
Puede llegarse a dar cumplimiento a estas exigencias merced a los nuevos medios de expresión que tenemos a nuestro alcance, pero el problema está lejos de ser fácil.

Antes deben tomarse en cuenta los puntos siguientes: Un monumento en el que se aúnan los esfuerzos del arquitecto, el pintor, el escultor y el planeador regional, exige la estrecha colaboración de todos los que intervienen. Es esta colaboración la que se echa de menos desde hace más de cien años. La inmensa mayoría de los arquitectos modernos no ha sido preparada aún para esta especie de creación integral. Jamás se les confió el problema de una construcción monumental. Los que gobiernan al pueblo y representan sus intereses, sin desconocerles a muchos de ellos brillantes dotes dentro de su esfera, son desde el punto de vista artístico representantes del gusto dominante. Tal como el hombre de la calle, también ellos padecen de la frecuente escisión entre los métodos del pensamiento y los métodos del sentir. Por desgracia, en la mayoría de los políticos y funcionarios el sentimiento está sin educar, y sigue empapado de los seudoidilios del siglo XIX. Por esa razón son incapaces de reconocer las fuerzas creadoras de nuestra época, las únicas que podrían proyectar monumentos y edificios públicos en los que, en nuestros centros comunales, se reflejara la expresión creadora de nuestra época.

8. La situación de los monumentos debe ser planificada. Ello será posible cuando se emprenda con energía una nueva planificación de los puntos centrales de nuestras ciudades, para permitir la aparición de espacios abiertos en el caos que son hoy nuestros centros. En tales espacios abiertos hallará la arquitectura monumental el lugar que le corresponde. Entonces podrán expandirse los edificios monumentales: porque así como los árboles y las plantas, tampoco ellos pueden apiñarse en un mismo lugar. Sólo entonces podrán levantarse nuevos centros comunales.

9. Tenemos a nuestra disposición materiales modernos y nuevas posibilidades técnicas. Nuevas construcciones y materiales de diversos tipos esperan el momento de ser empleados.

Los elementos móviles pueden modificar substancialmente el aspecto de los edificios. Tales elementos móviles arrojan sombras siempre renovadas, apenas los pone en movimiento el viento o algún dispositivo mecánico y pueden convertirse en fuente de novedosos efectos arquitectónicos.

Durante la noche, es posible proyectar formas y colores sobre superficies extensas. Estas proyecciones sirven como medios de publicidad o de propaganda. En los edificios han de preverse y ordenarse arquitectónicamente las superficies aptas para tales fines. Hoy sólo existen anuncios de tipo caótico.

Con estas enormes superficies reavivadas y con semejante empleo del color y del movimiento dentro de un espíritu nuevo, se revelarán a pintores murales ya escultores zonas todavía inexploradas.

El cuadro se completará con elementos de la naturaleza, tales como árboles, plantas, agua, etc. Será posible agrupar todos estos elementos, las piedras, que siempre se han empleado, los nuevos materiales que son propios de nuestro tiempo, y los colores en toda su intensidad, esos colores por tanto tiempo descuidados como elemento arquitectónico.

El paisaje formado por la mano del hombre se confundiría con la naturaleza. Surgiría así un nuevo y amplio cuadro total, como el que nos ha revelado el avión. Un helicóptero, que flota apaciblemente en el espacio, podría ponerlo ante nuestros ojos.

Cumpliendo con estas condiciones, la arquitectura monumental cumpliría otra vez con su primer objetivo y recobraría su contenido lírico.

Estas realizaciones permitirían que la arquitectura y el urbanismo lograsen ese grado de fuerza creadora y de libertad que, en los últimos decenios, se ha puesto de relieve en el ámbito de la pintura, de la plástica, de la música y de la poesía.

Nueva York, 1943

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sert.htm, https://www.thematthewsgallery.com/artists/153-fernand-leger/overview/ y https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/giedion.htm

2. Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015 y https://www.pinterest.com/pin/293156256994170427/

3, 6 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4 y 5. Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015.

7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y https://archweb.cooper.edu/exhibitions/kahn/essays_02.html

8. https://new-monuments.tumblr.com/post/59186604046/sigfried-giedion-saw-monuments-according-to-the y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. https://arquine.com/los-pasos-perdidos-iii-le-corbusier/ y https://www.pinterest.es/pin/699957967061418313/

11. W. Boesiger/H. Girsberger, Le Corbusier 1910-1965, 1967 , https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Palace_of_Assembly_Chandigarh_2006.jpg, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Sangshad_2.jpg, https://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_de_los_Tres_Poderes#/media/Archivo:Pra%C3%A7a_dos_Tr%C3%AAs_Poderes_em_Bras%C3%ADlia.jpg, Colección Crono Arquitectura Venezuela y http://www.viprocosa.com/news/la-opera-de-sydney-un-modelo-de-construccion/

12. https://www.pinterest.com/pin/69805862946414580/ y https://www.flickr.com/photos/iamdanwormek/5732683380/