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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 325

Durante las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX venezolano, se produce una primera e importante oleada referida a la construcción de edificios nacidos de la voluntad de agrupación de entes relativamente homogéneos que, por iniciativa propia o a través de un promotor, buscan salidas para paliar sus diferentes necesidades de intercambio o simple ruptura con la rutina. Así, se puede hablar de los clubes o centros de recreación como aquellos locales e instalaciones cuyo compromiso esencialmente es complementar a un determinado grupo humano de las carencias de contacto social, tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificulta cada vez más. En este sentido con una base esencialmente recreacional y social, dentro y fuera de la ciudad de Caracas se desarrollaron en aquel entonces una amplia gama de ellos con perfiles dados por la coincidencia de sus usuarios en algún rasgo específico: la procedencia de una región del país o del planeta, los intereses gremiales, la zona de la ciudad donde se vive, el estatus social al que se pertenece, la práctica de algún deporte en particular o el simple deseo de aislarse o alejarse de la metrópoli durante fines de semana y vacaciones.

1. El barco a vapor Giulio Cesare que viajaba desde Genova o Napoli a América del Norte y del Sur. Su primer viaje fue en 1923.

Perteneciente al grupo de centros sociales creados con la intención de agrupar a los oriundos de una determinada parte del mundo, y a lo que se podría denominar como una segunda oleada de una tipología que empieza a ubicarse por lo general en zonas periféricas de la ciudad, el Centro Italiano-Venezolano, cuya fundación data de 1964, nace con la finalidad de atender la que se considera como una de las tres colonias que mayor número de personas aportó al país como parte de la política de inmigración intensiva que se da después de la Segunda Guerra Mundial, con destino básicamente hacia la ciudad de Caracas.
Buscando tomar el relevo que en algún momento asumió la Casa de Italia, ubicada en la parroquia La Candelaria, e impulsados por la necesidad de contar con instalaciones más completas que demandaba una población cautiva que había mejorado su estatus económico y echado raíces en el país, siempre dispuesta a reunirse para intercambiar opiniones, establecer relaciones o simplemente para pasar un rato de descanso familiar en compañía con sus coterráneos, los impulsores de la idea de crear el Centro Italiano-Venezolano logran, con la suma de los aportes económicos provenientes de quienes se interesaron en el proyecto, adquirir una parcela de 276.000 m2 (27,6 hectáreas) en la urbanización Prados del Este (al sureste de Caracas), con la intención clara de desarrollar el proyecto de un club que tomaría en cuenta la existencia de más de una generación de oriundos de Italia asentados en el país e incorporaría en su denominación el incluyente apelativo “venezolano”.

2. Vista aérea del terreno ocupado por el Centro Italiano-Venezolano con todas sus instalaciones.
3. Edificio sede del Centro Italiano-Venezolano. Antonio Pinzani (1971-1983).

El programa del centro social y recreativo contemplaba la realización de un edificio principal rodeado de una serie de construcciones menores que darían servicio a las diferentes actividades recreacionales y deportivas que se diseminarían por el accidentado terreno. Le correspondió al arquitecto Antonio Pinzani (1927-2009), arquitecto graduado en la Universidad de Venecia, Italia, en 1953 y que revalidó su título en la FAU UCV, realizar el plan maestro y el diseño tanto de la sede como de las obras menores.

Pinzani que ya había logrado un importante prestigio luego de haber proyectado el Centro Comercial Chacaito (1965-68), propone para el edificio central una gran estructura en concreto de planta cuadrada (aproximadamente 50 x 50 mts) y 12.500 m2 de construcción con tres niveles principales, un sótano de servicio y una amplia terraza con vista hacia El Ávila, aprovechando su ubicación en lo alto del predio.

Doce años (1971-1983) tardó en finalizarse la sede que a pesar de recoger algunas claves formales y espaciales del Centro Comercial Chacaíto y solventar bajo una sola cubierta la existencia de un interior fluido, compuesto espacios de distintas jerarquías, fue arropada por la monumentalidad que le aportó su interesante planteamiento estructural (integrado por 9 macrocolumnas que soportan varias losas tridimensionales de 1,70 metros de altura, proyectada originalmente por los ingenieros José Adolfo Peña y Waclaw Zalewski), cuyos inconvenientes constructivos hubo que sortear sobre la marcha y lo dotaron de un indudable carácter brutalista.

La referencia hecha a la historia y construcción de la sede permite llegar al momento en que el año 2008, producto del deslave del accidentado terreno, se produjo la destrucción total del pequeño edificio que dotaba de servicios a las áreas deportivas del club, fundamentalmente a las canchas de tenis. Así, el año 2009 la directiva llamó a un concurso interno para el diseño del Nuevo Edificio de Servicios, el cual fue ganado por el arquitecto Roberto Puchetti, cuya imagen ilustra nuestra postal del día de hoy.

4. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina de antecedentes preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl
5. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina explicativa del manejo de la luz y la sombra preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl

Apelando a la observación atenta del entorno inmediato, conformado por el edificio sede y del resto de las edificaciones fundacionales, Puchetti logra rescatar el planteamiento hecho para estas últimas consistente en cubrir los diversos programas con unas delgadas cubiertas en concreto armado de doble curvatura (paraboloides hiperbólicos o HYPAR), percibiendo allí la posibilidad de construir espacios ligados al medio que estas conchas a modo de sombrillas proveían.

La idea de contar con una sola cubierta (presente a otra escala en el edificio sede), que permite alojar bajo ella múltiples espacios fluidos y de distintas jerarquías, además de proveer sombra y cobijo, es retomada por Puchetti a la hora de resolver en dos pisos un programa de 465 m2 consistente en proporcionar servicios destinados únicamente a la comunidad deportiva (planta baja) y generar lugares de encuentro para el resto de los usuarios en torno a una cafetería localizada en la planta superior.

6. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Planta baja (izquierda) y planta baja (derecha)
7. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La segunda planta.
8. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La volumetría que da al sur, la espacialidad y la cubierta.
9. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Vistas interiores.

Según palabras de su autor, recogidas en el amplio reportaje que se le dedica al edificio en https://www.archdaily.cl “se estimuló un proceso de diseño asumiendo los valores de sombra como apriorísticos” y en tal sentido “se partió por dibujar la sombra que se necesitaba … y posteriormente se levantaron los volúmenes y cubiertas que, se suponía, debía arrojar esa sombra. (…) El resultado fue una propuesta definida con una cubierta que ordena y domina la composición. Bajo ésta, los volúmenes que alberga el programa enfatizando la fluidez entre los espacios. Las fachadas, producto de la experimentación arriba descrita, se tradujeron en un volumen regular hacia el Norte y una serie de volúmenes irregulares hacia el Sur”.

10. Vista del edificio sede del Centro Italiano Venezolano desde la cancha de tenis a la que apoya el Edificio de Servicios.
11. Edificio de Servicios Centro Italiano Venezolano, 2011. Vista de la fachada norte desde la cancha de tenis.

También, como se apunta en la nota escrita por Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), la cubierta, revestida de madera “genera distintas intensidades de sombras y se conforma por la unión de cuatro cálices soportados por una columna central que a manera de embudo canalizan la recolección de las aguas pluviales, reducen la temperatura interior y promueven el ahorro energético, el control climático y simplifican los recursos estructurales”. Habría que agregar, como señala Puchetti, que “la imposibilidad en el uso de sistemas tecnológicos y sofisticados de controles ambientales debido al presupuesto con el que se contó, exigió el logro de estos objetivos a través de la arquitectura como única herramienta de control ambiental (orientación solar, ventilación natural, dimensiones y proporciones de los elementos)”.

Esta pequeña obra, diseñada con esmero, racionalidad, sobriedad y sin dejar por fuera ninguna variable importante, demuestra, en contraste con el propio edificio sede del Centro Italiano-Venezolano, que la trascendencia y la contemporaneidad no se ubican en el descontrol de la escala y la desmesura. Se ubican, por el contrario, en la búsqueda de un significado, en el manejo de la medida y hasta en la evocación que puede darse asumiendo, a través del uso de la madera y el acero y la remembranza formal de una proa, la condición metafórica de un barco que recuerde a los inmigrantes europeos y su llegada a América quienes son, en esencia, los referentes que dieron sentido a la creación del club.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. https://www.archdaily.cl/cl/02-152917/nuevo-edificio-de-servicios-centro-italiano-venezolano-roberto-puchetti?ad_medium=widget&ad_name=navigation-next

  1. http://robertovioli.blogspot.com/2018/03/los-barcos-de-la-inmigracion-de-europa.html

2. Captura Googlo Earth

3. http://guiaccs.com/obras/centro-italiano-venezolano-2/

2007• Las Puertas de la Ciudad de Barquisimeto

Las Puertas de la Ciudad de Barquisimeto.jpg

2007•  Se termina la construcción de La Puerta del Este de Barquisimeto, proyecto diseñado por Franco Micucci (1966) arquitecto graduado en la Universidad Simón Bolívar 1989, Maestría de Diseño Urbano de la Universidad de Harvard 1992, dos años antes. Hito urbano que marca el ingreso a la ciudad compuesto de doce elementos verticales que anuncian el perfil urbano en una intersección de vialidad importante.

Vista nocturna de la obra

La Puerta del Este, de la Ciudad de Barquisimeto, hito urbano que marca el ingreso a la ciudad, ubicada en el Parque El Cardenalito, proyectada por Franco Micucci (1966) arquitecto graduado en la Universidad Simón Bolívar 1989, Maestría de Diseño Urbano de la Universidad de Harvard 1992, fue construida a través de la Empresa Municipal de Infraestructura- EMICA.

HVH

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 232

Pocos edificios proyectados como centros recreacionales han tenido tan presente la carga de representatividad o, en otras palabras, el problema del carácter como el Círculo de las Fuerzas Armadas. La institución a la que iba dirigido dentro del momento histórico que vivía el país -gobernado justamente por un régimen militar-, el lugar que ocuparía dentro de la ciudad, las características del programa y el perfil del arquitecto a quien se le encomienda el diseño de la edificación, conforman las cuatro variables que mejor nos ayudan a comprender el por qué ha sido así.

El compromiso de dotar a la institución castrense de un lugar que no tuviera nada que envidiarle a los más aristocráticos clubes de la capital, cuya misión, de acuerdo a la nota que acompaña la presentación de «El Circulo de las Fuerzas Armadas» en Venezuela bajo el Nuevo Ideal Nacional. 2 de diciembre de 1952-19 de abril de 1954 (1954), fuese «contribuir a una mayor identificación entre los profesionales de las Fuerzas Armadas y al incremento de la vida social entre ellos y sus familiares», se había fijado como un objetivo inicial muy claro propuesto desde la misma Presidencia de la República.

Por otro lado, el sitio escogido para ubicar el Círculo, aledaño al Paseo de Los Próceres perteneciente al conjunto urbano «La Nacionalidad», un espacio público longitudinal que, según Silvia Hernández de Lasala en Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna (1990), recuerda el eje Trocadéro-École Militaire, en París, lo obligaba a sobrellevar el peso ideológico y semántico que lo acompañaba: exaltación de los valores patrios y sistema compositivo típicamente beaux art.

De esta manera, cuando a Malaussena (proyectista igualmente de «La Nacionalidad») se le encarga el Círculo de las Fuerzas Armadas, toma inmediatamente dos decisiones muy acordes con su formación académica. En primer lugar trata de desvincular la obra, por obvias razones de solemnidad y representatividad que el uso recreacional no ofrecía, del influyente grupo urbano al que pertenece y, en segundo lugar, para reforzar lo anterior, decide adoptar el lenguaje propio de la modernidad y optar para subrayar este hecho con la colaboración de tres jóvenes arquitectos alemanes recién llegados al país: Federico Beckhoff, Klaus Heufer y Klaus Peter Jebens.

1. Plano General del sistema urbano «La Nacionalidad». Luis Malaussena (1950-53)
2. Luis Malaussena. Círculo de las Fuerzas Armadas, Los Próceres (Caracas), 1954. Vista de la fachada principal desde el eje de «La Nacionalidad».

No es de extrañar, por tanto, que el Círculo de las Fuerzas Armadas se manifieste como un evento independiente, un tanto casual y autónomo del contexto que lo circunda hecho que se lee desde la implantación hasta el esquema compositivo adoptado pasando por su propia apariencia..

3. Luis Malaussena. Círculo de las Fuerzas Armadas, Los Próceres (Caracas), 1954. Izquierda: Dibujo isométrico. Derecha: Corredor de acceso al patio de monta.

Malaussena, más allá del salto expresivo que se produce en el Círculo de las Fuerzas Armadas con relación al rigor de su obra anterior, se comporta en esencia de la misma manera, es decir, selecciona el estilo más conveniente dentro de un amplio repertorio posible, siendo en este caso el «internacional» el que mejor se adaptaba a la caracterización festiva e informal -dentro de los límites que «lo militar» también impone- que se le debía dar al edificio. Por otro lado, el hecho de que nos encontramos ante una actitud eminentemente ecléctica y no militante con los cánones del Movimiento Moderno nos lo demuestra la incorporación de elementos de inspiración prehispánica y colonial en zonas muy precisas del conjunto: en el diseño de una curiosa pared calada y en la ambientación del Patio de Monta, respectivamente, se recurre a la reinterpretación libre de nuestras principales vertientes históricas, como bien apunta Hernández de Lasala en la obra ya citada.

4. Luis Malaussena. Círculo de las Fuerzas Armadas, Los Próceres (Caracas), 1954. Izquierda: Vista del área de la piscina. Derecha: Vista interior.
5. Luis Malaussena. Círculo de las Fuerzas Armadas, Los Próceres (Caracas), 1954. Entrada al Salón Venezuela.

El conjunto, desarrollado en un espacio de 25 hectáreas como parte de la gran superficie antiguamente ocupada por las haciendas llamadas “Conejo Blanco”, cuya idea general se planteó en 1943, y su construcción comenzó en 1950 a cargo del Ministerio de Obras públicas, siendo inaugurado por el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez el 2 de diciembre de 1953 y finalizado en 1957 (Salón Venezuela), obedece a una organización en la que claramente se puede diferenciar un área de residencia temporal destinada a oficiales en tránsito por la capital (que se orienta estrictamente norte-sur) y el resto de las instalaciones donde se desarrollan las actividades culturales, sociales o de esparcimiento (situadas paralelamente al eje de «La Nacionalidad»). La piscina, vital punto de animación compartida, terminada de construir en 1954 por la Compañía “Malausena y Silveira” junto al hotel, sirve como elemento vinculante entre éste último y el resto del edificio todos realizados con concreto pre-mezclado suplido por la empresa Mixto-Listo, C.A. El núcleo central de la composición lo conforma un patio en torno al cual se agrupan los usos socio-culturales más importantes, desprendiéndose y amarrándose, mediante una interesante red de pasillos techados, por un lado, el Patio de Monta y, por el otro, las áreas de servicio y mantenimiento. Este mismo sistema de elementos conectores que producen sombra y controlan la escala son utilizados alrededor de la piscina y de forma muy adecuada en la definición y protección del acceso al edificio a modo de marquesinas.

En el Círculo Militar, sin duda, se logra una acertada articulación de los diferentes volúmenes que lo conforman (casi tantos como funciones hay), manifestándose por tal razón un claro predominio del espacio abierto por sobre el cerrado y un cambio permanente de sensaciones entre el interior y el exterior de acuerdo a cómo sea seleccionado cualquiera de los múltiples e interesantes recorridos posibles: siempre aparecerá algún patio o algún jardín que jugará un importante papel en el reforzamiento de esta sensación.

La yuxtaposición de lenguajes y la multiplicidad de materiales escogidos para la ambientación son dentro de este edificio dos de sus rasgos más notorios. De aquí que sus proximidades y lejanías con la arquitectura del siglo XIX sean claras, no tanto por la coherencia en cuanto al estilo seleccionado, pudiéndose percibir en este caso un eclecticismo más libre y menos estricto, sino por la búsqueda de la estimulación constante de los sentidos. Mármoles de todos los matices, murales de cerámica y pintados, retablos de finísimas maderas, cobres, bronces, cristales, espejos, lámparas y tapicerías, recursos con los que se buscaba dar elegancia y confort a la construcción, sumados a los murales que valoran el mestizaje y la identidad, obra de Pedro Centeno Vallenilla (1904-1988), se mezclan y a la vez encierran gran parte del éxito y aceptación que ha tenido de parte de los usuarios, revelando en el fondo, de nuevo, el hondo calado que tiene la formación del arquitecto proyectista y las nunca desplazadas tendencias del gusto general.

Nota

En fecha tan reciente como 2007, el ahora denominado Instituto Autónomo Círculo de las Fuerzas Armadas (IACFA), convocó un concurso por invitación que consistió en proponer un grupo de nuevas edificaciones (hotel cinco estrellas de 350 habitaciones, teatro para 3500 personas, sala de convenciones y estacionamiento para cerca de 400 vehículos) para a ser ubicadas en parte de los terrenos pertenecientes a la sede social. Dicho certamen fue ganado por Lasala & Lasala Design Studio oficina que desarrolló el correspondiente proyecto el cual fue entregado en 2011 y puede ser consultado en https://www.lasalaylasala.net/nuevas-edificaciones-iacfa-1.

6. Lasala & Lasala Design Studio. Propuesta ganadora del Concurso para un hotel, teatro y centro de convenciones (2007-2011), luego denominada «Gran Hotel Venezuela», ubicada en parte de los terrenos pertenecientes al Círculo de las Fuerzas Armadas

Con aportes recibidos del “Convenio China-Venezuela” (también conocido como el “Fondo chino”), el conjunto de 90.000 m2 de construcción (denominado “Gran Hotel Venezuela”) comenzó a ejecutarse en 2014, según voceros del gobierno, como una obra “llave en mano”, que tendría, luego de su inicio, la terminación garantizada para finales de 2019.

Actualmente se encuentra con el esqueleto estructural metálico concluido y avanzando muy lentamente a nivel de albañilería alejándose, como de costumbre, del cronograma inicialmente previsto para lo cual seguramente se esgrimirán las consabidas excusas. Como si de una creación de las Fuerzas Armadas se tratara por el simple hecho de tener bajo su responsabilidad la supervisión, a los arquitectos proyectistas ni se les menciona. Tampoco sabemos con qué fidelidad se está respetando el proyecto entregado.
Teniendo en mente lo que está ocurriendo en La Rinconada con el estadio de beisbol o ha ocurrido con la red de ferrocarriles, entre otros muchos casos, ¿quedará también en el limbo el momento (si lo hubiera) en que se podrá disfrutar de esta “magna obra»?

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2, 4 y 5. GOBIERNO NACIONAL. Venezuela bajo el Nuevo Ideal Nacional. 2 de diciembre de 1952-19 de abril de 1954 (1954).

1 y 3. Silvia Hernández de Lasala, Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna (1990)

6. https://www.lasalaylasala.net/projects#/new-iacfa-buildings-ccs/

SOLICITUD DE APOYO

Uno de los Miembros Asociados de la Fundación Arquitectura y Ciudad, el arquitecto Ricardo Avella, nos ha solicitado difundir por este medio una noticia que nos llena de satisfacción pero que requiere, para alcanzar niveles máximos dentro de la undécima edición de los premios Building of the Year promovido por ArchDaily, del apoyo de quienes puedan hacerlo.

Transcribimos la nota enviada:

Queridos todos,

¡Tengo una noticia emocionante! ArchDaily acaba de lanzar la undécima edición de sus premios Building of the Year y un proyecto que diseñé entre 2016-17 en Yaracuy (el campamento recreacional Dos Cabañas) es elegible para la nominación en la categoría de Hospitality Architecture..

A lo largo de este período de nominación de 2 semanas, los lectores filtrarán más de 4,000 proyectos a solo 5 edificios destacados en 15 categorías.

¿Cómo funciona la votación durante el período de nominación para el edificio del año? ¡Es fácil! Cualquiera puede registrarse en la plataforma My ArchDaily para seleccionar cuáles creen que son los mejores edificios (voten por el mío en la categoría mencionada anteriormente). Este es el enlace para votar por mis queridas cabañas,

https://boty.archdaily.com/us/2020/candidates/127044/two-cabins-in-yaracuy-slash-avella-taller-de-arquitectura?fbclid=IwAR2ykAxMsYka9TWSR0oU_aP4L-x8T0WLp8CANDc8PXEwhD5E9Ix0bxauqPE

Mil gracias,

Ricardo Avella

Desde aquí le deseamos a Ricardo el mayor de los éxitos y garantizamos que, independientemente del resultado, publicaremos en extenso el proyecto cuya sola nominación al premio ya constituye un importante logro.

ACA