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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 406

Preámbulo

Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje desde su lanzamiento el año 2015 no sólo llenó un vacío en cuanto a publicaciones de ese tipo en nuestro país, sino que inmediatamente se convirtió en referencia obligada para quienes desde hace mucho tiempo deseaban tener en sus manos la posibilidad de conocer la arquitectura y el urbanismo de la capital de Venezuela cotejada por los que la han convertido en objeto de estudio y desvelos.

Ante la retadora tarea de producir un libro que trascendiera el mero hecho de servir de orientación para fines turísticos, quienes lo conceptualizaron y coordinaron (Iván González Viso, María Isabel Peña y Federico Vegas), apuntando a lograr un objeto de alto valor cultural, lograron darle forma a un volumen de 624 páginas que contó con el apoyo económico y la experiencia acumulada por la Junta de Andalucía (a través de la Consejería de Fomento) en la realización de trabajos de este tipo y a la concurrencia de un importante número de profesionales y académicos que lo llenaron de contenido y excelentes imágenes.

Pasado, presente y futuro de la ciudad aparecen reflejados en sendos capítulos que dan cuenta del proceso dinámico y abierto de su crecimiento a lo largo de 450 años. En el primer capítulo, a cargo de González Viso y Vegas, se repasa la “Historia de Caracas a través de sus planos”, un suculento ensayo que gracias a la extensa planimetría recopilada logra establecer etapas claves para ver cómo fue transformando su fisonomía. En el segundo capítulo, conformado por 364 fichas realizadas por 27 especialistas, hacen acto de presencia edificios y espacios públicos diseminados entre las diez zonas en las que se dividió la ciudad entre las que se incluyó el litoral central como demostración de que la urbe es un todo que sobrepasa e integra ambos lados de la montaña que la identifica yendo así “del valle al mar”. “Caracas a futuro: miradas sobre la ciudad”, el tercer capítulo, recoge diez formas de ver el porvenir urbano mediante el testimonio ofrecido por otros tantos estudiosos y practicantes que la han tenido siempre como parte de sus preocupaciones: Oscar Olinto Camacho, William Niño Araque, Marco Negrón, Oscar Tenreiro, Marta Vallmitjana, Walter James Alcock, Graziano Gasparini, Frank Marcano, Alejandro Haiek y Pedro García del Barrio.

Pues bien, teniendo presente todo lo mencionado, sin duda alguna es el segundo capítulo el que seguramente ofrece mayor interés para el público en general que transita a diario por las calles de Caracas e intenta procesar las razones por las que es como es, encontrando en las piezas que la constituyen posibles respuestas. Es también ese capítulo el que tuvo que sufrir los rigores de un necesario proceso de selección que en principio pretendía llegar a cubrir hasta 500 edificios y espacios públicos, pero que tuvo que reducirse aún más quedado por fuera 136 de ellos.

Iván González Viso en cuyos hombros recayó la tarea el ajustar las fichas a la dimensión precisa y que también asumió la elaboración de un buen número de ellas, a partir de hoy abre la puerta, con la publicación de la Quinta 341, proyectada por la arquitecto y artista plástico Elena Gil en 1973 en la calle Loma Azul de la urbanización San Luis, El Cafetal, para ir incorporando paulatinamente buena parte de esas 136 obras y lugares que quedaron en el tintero. De esta manera se dará cabida a una pauta que ocupará nuestra postal cada ocho semanas y será compartida con los planos de Caracas y Venezuela ya publicados y por publicar, protagonistas únicos hasta ahora.

Cerramos aclarando que el texto que aparece a continuación dedicado a la Quinta 341 fue elaborado por Iván González Viso quien contó con la colaboración de Elena Gil.

1. Localización de la urbanización San Luis en el sector de El Cafetal.

La Quinta 341

En los tempranos años 70, la urbanización el Cafetal estaba en pleno desarrollo y la quinta unifamiliar aislada se expandía aceleradamente al sur este de la ciudad. Las urbanizaciones con nombres de santos, como Santa Marta, Santa Sofía, San Luis, Santa Paula y Santa Ana, se desarrollaron en un corto período de tiempo, mezclando tipologías de edificios multifamiliares y casas aisladas inmersas en acogedores y bucólicos valles de frondosa vegetación. Al interior de estos nuevos modelos de urbanización, cuyo diseño en algunos casos incorporó esculturas en los accesos para otorgar valor e identidad a los espacios públicos, se desarrollaron parques urbanos que se fundían con la vegetación y la topografía circundante, espacios para colegios, centros comerciales y servicios locales, que convirtieron a estos urbanismos económicamente accesibles a la clase media profesional, en atractivos lugares para vivir. Para ampliar detalles sobre este tipo de desarrollo recomendamos consultar https://fundaayc.com/2023/04/09/algo-mas-sobre-la-postal-no-350/.

2. Izquierda: La calle Loma Azul y su particular ubicación y desarrollo dentro de la urbanización San Luis. Derecha: la Quinta 341 y su localización dentro de la calle Loma Azul. Nótese que dentro de la cuadra es la única que tiene techo plano a diferencia del resto que posee techo de tejas.

En este contexto la arquitecto y artista plástica Elena Gil y el arquitecto José Antonio Terife, compran una parcela en la urbanización San Luis, desarrollada por José Antonio Ron Pedrique para Venezolana de Bienes S.A. como parte del desarrollo de El Cafetal. Se trataba de un pequeño lote ubicado en la calle Loma Azul, donde Gil, egresada como arquitecto en 1967 de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, proyecta su casa en 1972, contemplando las necesidades de su recién formada familia, dos años después de haber creado “El Tallercito”, una galería dedicada a promover el trabajo de artistas plásticos de diversas disciplinas como cerámica, esmaltes, pintura y dibujo.

3. La Quinta 341 en pleno proceso constructivo (c.1973)

La quinta, denominada “341”, representa una excelente muestra del lenguaje arquitectónico moderno propio de las viviendas unifamiliares de autor de los años setenta, que integra elementos modulares en concreto, ladrillo y carpintería metálica, dispuestos bajo claros principios compositivos regidos por un estricto programa funcional.

4. Fachada principal de la Quinta 341.

Gil concibe su casa como un volumen de 3 cuerpos resuelto en una pendiente ascendente desde la calle, la cual maneja magistralmente creando una plástica topografía interior que hace las veces de escalera y permite ir descubriendo sus espacios poco a poco a medida que se asciende. Esa amplitud interior generada a partir de una espiral central que se transforma constantemente por la luz cenital, hace que la casa gravite alrededor de ella fungiendo de articuladora de todos los componentes de la vivienda mediante el uso de medios niveles. La escalera central, rodeada por muros bajos, genera múltiples y ricas relaciones visuales. Estos ambientes, a su vez, están cubiertos por un techo único que contribuye a generar una sensación de amplitud y continuidad visual al interior enriquecido mediante la presencia dobles alturas. Adicionalmente, cerramientos de vidrio de piso a techo permiten percibir el área social con mayor amplitud, conectando el espacio interior y el espacio exterior.

5. Elena Gil. Quinta 341. Corte longitudinal.
6. Espacialidad interior de la Quinta 341.

La casa, de estructura en hormigón, esta revestida en ladrillo hueco obra limpia, que, junto a los muros exteriores de friso pintado en blanco, hacen alarde de la simplicidad y el uso honesto de los materiales. Las fachadas, mayormente cerradas, exhiben un controlado juego de volúmenes, con ventanas de romanilla con marcos metálicos pintados de color amarillo intenso, muy utilizado en la época. A su vez, las ventanas se enmarcan en cajas de hormigón en obra limpia, que sobresalen generando sombras. Interiormente, la adaptación del diseño a la topografía genera distintas situaciones espaciales donde el interior y el exterior interactúan a través de terrazas que amplían las posibilidades de expansión de la casa y dialogan con el lugar y el cerro que la limita.

7. Terrazas que aprovechan los retiros laterales y amplían las posibilidades de expansión de la casa.

Construida en 1973 por la empresa Urbaneja y De Castro (UDEC), la Quinta 341 representó para su época una novedad en el vecindario. Alejada de la imagen de la quinta tradicional con techos de teja y ventanas con rejas, fue percibida por algunos como “la casa fea” de la cuadra.

La ópera prima y única obra construida de Elena Gil, es un significativo ejemplo de que la forma, la materia, el programa y el lugar, correctamente ordenados y armónicamente dispuestos, son capaces de generar espacios donde se respira buena arquitectura. Una arquitectura influida por conceptos estéticos emparentados con el arte al cual su creadora dedicaría en adelante su vida hasta el punto de que hoy se encuentra ampliamente representada en colecciones públicas y privadas en Venezuela y en el exterior.

8. Óleos de la serie «Reflejos urbanos» que recogen el trabajo reciente de Elena Gil

Cabe señalar que el trabajo artístico reciente de Elena Gi, a modo de deja vu, explora temas arquitectónicos como el muro y la ventana, la transparencia y el reflejo los cuales cobran de su mano un interesante e indudable valor plástico.

EG/igv

Procedencia de las imágenes

Postal, 3, 4, 5, 6 y 7. Cortesía Iván González Viso

1 y 2. Capturas de Google Earth.

8. Elena Gil (https://elena-gil.com/)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 350

San Luis es una urbanización inmersa en un valle verde entre colinas ubicada en el sureste de Caracas, Parroquia El Cafetal (una de las tres parroquias constitutivas del Municipio Baruta del Estado Miranda, Venezuela), que contiene una macro-urbanización del mismo nombre.

El desarrollo urbanístico de El Cafetal (todo un modelo de expansión urbana) se inicia a partir de 1964, en lo que fuera una hacienda cafetalera, cuyo territorio era frecuentemente inundado por quebradas afluentes al río Guaire.

Así, la avenida Principal de El Cafetal, eje de todo el desarrollo, se construye sobre la quebrada homónima, una vez realizada la compra de las tierras por parte de Eugenio Mendoza y Armando Planchart, en sociedad con Venezolana de Inversiones C.A. (VICA) empresa que tuvo a su cargo la realización de la Urbanización Las Mercedes. Tras la quiebra de VICA, Mendoza y Planchart deciden vender los terrenos abriéndose la posibilidad a la participación de diferentes urbanizadores entre los que se encontraban Venezolana de Bienes S.A. y también el Banco Obrero.

Esta avenida central denominada Raúl Leoni, en honor al expresidente que gobernó Venezuela entre 1964 y 1969, y que tradicionalmente conocemos como Boulevard El Cafetal, alimenta distintas urbanizaciones construidas entre los años 60 y 70 cuyo modelo de organización y planificación residencial se extendió desde Chuao, colindante con el rio Guaire, hasta el gran terreno que hoy ocupa el centro comercial Plaza Las Américas.

El éxito de El Cafetal se debió, por un lado, a su planificación urbana y, por el otro, a la posibilidad que se le abrió a la clase media de obtener financiamiento bancario para comprar vivienda. Por otra parte, cada una de las urbanizaciones que lo componen como parroquia, fue desarrollada independientemente a partir del estudio de la geografía de los valles que fueron ocupando para, a partir de allí, proceder a trazar la vialidad y realizar el parcelamiento siguiendo un modelo de desarrollo urbano sustentado en dotarlas de todos los servicios necesarios.

1. Vista aérea del Bulevar El Cafetal desde Caurimare con la urbanización San Luis a la derecha.

En aquella Caracas, en la que aumentaba de forma vertiginosa la cantidad de automóviles, los centros comerciales (muchos de ellos anodinos, conocidos como “strip center”), se convirtieron en una parte integral de la ciudad, fomentando la economía de escala. Obedecían a una tipología de locales dispuestos en fila con una acera al frente y áreas abiertas de estacionamiento, muy extendida en América del Norte a partir de 1930 y luego repetida en todo el mundo.

En el caso de El Cafetal, donde la movilidad urbana se sustentaba primordialmente en el transporte privado, asumir esta tendencia era una alternativa de desarrollo que acercaba al residente al comercio vecinal sin tener que salir de la urbanización la cual, sumada a la idea de simplemente conducir y estacionar al justo al frente del lugar donde se va a hacer la compra, se convirtió en modelo válido de acceder a bienes y servicios.

Bautizadas con nombres de santos católicos, las nuevas urbanizaciones del sureste se desarrollaron con características singulares. A su vez, en cada una de ellas se previó colocar los equipamientos necesarios para garantizar una mejor calidad de vida sin salir del vecindario: centros comerciales, colegios, iglesias, parques y áreas deportivas, hospitales y, en algunos casos, áreas de oficinas. Todo ello con base en una planificación que sectorizaba los equipamientos y ubicaba los edificios residenciales de densidad media en las partes bajas, y viviendas unifamiliares en las partes altas.

De esta forma surgieron Santa Marta, con un Centro Comercial y edificios en su parte baja, y un eje central arbolado que conduce a diversas calles donde predominan las casas; Santa Sofía cuya concepción se basa en un eje con edificios bajos que conduce a un parque céntrico, centro comercial, clínica, colegio, sectorizada en áreas Norte, Sur y Centro; San Luis, cuyos elementos urbanos más notables son su redoma, y sus áreas verdes; Santa Paula, caracterizada por la toponimia de sus calles con nombres de planetas y signos zodiacales; Santa Ana, concebida como un conjunto de casas ordenadas a partir de la Avenida Santa Ana que conecta con el Boulevard El Cafetal, cuyas calles poseen nombres de las ciudades de Venezuela, y, finalmente, Santa Clara, con un esquema similar.

2. Vista cenital de la urbanización San Luis.

Dentro de este universo de urbanizaciones rodeadas de una generosa geografía de montañas verdes, San Luis, es quizás una de las que cuenta con mayor cantidad de áreas verdes y tesoros urbanos. El conjunto, cuyo centro comercial recientemente ha cobrado auge gracias a una buena oferta gastronómica es, por su escala, seguridad y accesibilidad un oasis verde al interior de un pequeño valle montañoso, rodeado de frondosa vegetación, con un clima insuperable.

Su estructura se compone de dos zonas claramente diferenciadas: la zona baja de la avenida principal flanqueada de edificios multifamiliares de entre 8 y 10 pisos; y la zona de casas, en las partes más altas.

La imagen que acompaña nuestra postal del día de hoy reproduce el panfleto de venta de San Luis, cuyo desarrollo estuvo a cargo de la empresa Venezolana de Bienes S.A., bajo la dirección de Juan Gabaldón, como Gerente General, y cuyo diseño correspondió a José Antonio Ron Pedrique (1927-2001), miembro de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA).

3. José Antonio Ron Pedrique. Proyecto del Centro Cívico para la Avenida Bolívar de Caracas (1961).
4. José Antonio Ron Pedrique. Izquierda: Ciudad Balneario Higuerote. Plano de zonificación y parcelamiento (1956). Derecha: Edificios Camejo y Cruz Verde, avenida Bolívar (1966).

Cabe destacar que Ron Pedrique fue un prolífico arquitecto y urbanista venezolano, egresado de la primera promoción de la Escuela de Arquitectura de la UCV (1948), que junto a Jorge Romero Gutiérrez colaboró en el diseño de las urbanizaciones Prados del Este, Terrazas del Club Hípico y muy activamente en la Ciudad Balneario Higuerote. También desarrolló en 1961 el Proyecto de Centro Cívico para la Avenida Bolívar de Caracas, con formas puras, absolutamente modernas, y vanguardistas. Un plan que, como muchos otros sobre la emblemática avenida de la capital, nunca se llegó a concretar. Asimismo, Ron Pedrique fue el autor de los edificios bajos que se colocaron delante del Centro Simón Bolívar sobre el eje de la avenida Bolívar denominados Camejo y Cruz Verde (1966), transformados luego por Carlos Gómez de Llarena en el inconcluso Palacio de Justicia.

De vuelta a la postal, en la publicidad del parcelamiento se puede leer la oferta de lotes para quintas desde 400 m2, y para edificios de 2.000 m2. Dentro de sus amenidades, la urbanización contaría con una parcela para un centro comercial, un kindergarten, una clínica (afortunadamente no construida), y un club social de 26.000 m2. A su vez, ofrecía extensas áreas peatonales y recreacionales con más de 1.000.000 de m2. El aviso promocional también hace referencia a los permisos aprobados para el urbanismo por parte de la Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental, la Dirección de los Recursos Naturales Renovables, la Dirección General de Ingeniería y Obras Publicas del Distrito Sucre, sumados a los documentos del parcelamiento previamente protocolizados.

5. Urbanización San Luis. Parque La Fila.

Su área recreacional más importante es el Parque La Fila, un bosque nativo protegido por la Ley de bosques y gestión forestal, limitado a actividades conservacionistas, educativas, científicas, recreativas y ecoturísticas que, junto a otras áreas, completa, como ya se adelantó, alrededor de 1.000.000 de m2. La zona ocupa una colina que forma parte de la orografía de la zona y se desarrolla paralela a la avenida principal. El parque, cuyo nombre proviene del hecho de que se puede recorrer la colina por toda su cumbre, presenta características de bosque deciduo, o bosque seco, con vegetación xerófila y árboles caducifolios, con una importante presencia de aves como guacharacas, azulejos, guacamayas, zamuros, gavilanes y hasta búhos, así como perezas, rabipelados y serpientes. Por esta razón el parque se denominó “Refugio Ecológico Parque La Fila”, o “Refugio de Aves Billy y Kathy Phelps” (como constaba en una placa al final del parque que fue removida), en honor a la conservacionista y ornitóloga de origen australiano, que dedicó su vida en Venezuela a estudiar las aves del país, recolectando más de 80.000 ejemplares que hoy formar parte la Colección Phelps, la colección privada más grande de América Latina.

Originalmente el parque La Fila tenía un hermoso y adecuado paisajismo. La actual caminería al borde del cerro que conecta la parte central con la parte alta de la urbanización miraba sobre un área donde predominaba el césped, y sus bancas estaban sombreadas por frondosas trinitarias que, enredadas en pérgolas de metal y madera, por falta de cuidado fueron desapareciendo. Los bancos colocados espaciadamente marcando pausas en un camino aún subsisten en mal estado, y carecen de mantenimiento, y la vegetación se ha desvirtuado con la siembra sin criterio alguno de especies de plantas, arbustos y arboles no aptas para este tipo de espacios por parte de los vecinos y campañas de siembra mal implementadas. Por otro lado, este circuito de senderos y pequeñas plazas con bancos que se extiende sobre la fila del cerro permitiendo vistas al valle de San Luis y de Caracas, hoy está en muy mal estado debido al tránsito constante y sin control de bicicletas montañeras que han removido la capa vegetal.

Estos senderos forman parte, junto a muchos otros, de los tesoros ocultos de San Luis, pues la urbanización se encuentra inmersa en un intricando sistema de caminos y áreas verdes, con escaleras, rutas pavimentadas y plazas en distintos puntos, que permanecen cubiertas por la densa vegetación, que permiten llegar a cotas altas y urbanizaciones vecinas. Es un complejo sistema de sendas único en el sureste, también apreciable en Santa Paula o Santa Sofía (ambas diseñadas por Ron Pedrique), que permite hacer trekking entre urbanizaciones. En el fondo, podemos afirmar que las urbanizaciones están inmersas en una red peatonal, de distinta escala, forma y tipo, que pocos conocen y que han permanecido en el olvido. Un sistema de áreas verdes que aún esperan por ser recuperados, cuidados y mantenidos bajo una adecuada política que administre los parques vecinales para el disfrute de sus habitantes.

La actividad deportiva también tiene cabida en San Luis, donde se ubica el Polideportivo Jesús “Chucho” Ramos (1918-1977), sede de la liga con el mismo nombre, perteneciente a los Criollitos de Venezuela, en homenaje al célebre pelotero venezolano que se desempeñó como outfielder y primera base con los Rojos de Cincinnati, siendo uno de los primeros jugadores venezolanos en la historia en llegar a las grandes ligas norteamericanas.

6. El escultor italiano Aldo D’Adamo (1928-1990) y dos de sus obras ubicadas en la urbanización San Luis. Izquierda: «El amor verde» (1967). Derecha: «San Luis Rey de Francia» (1968).

Sin embargo, lo más representativo de San Luis es la valiosa escultura ecuestre donde se aprecia a un caballero vestido de armadura blandiendo una lanza ubicada en la redoma de acceso a la urbanización: el Monumento a Luis IX, “San Luis Rey de Francia” (1968).

Su autor es el escultor italiano Aldo D’Adamo (Ortona, 1928 – Ortona, 1990). D’Adamo, caracterizado por crear obras monumentales en bronce, se acerca al arte a mediados de la década de 1940, asistiendo a la escuela de Giuseppe Massari. Luego va a Turín y luego a Roma, donde abre un estudio en Plaza Barberini. En Roma asistió a los estudios de Emilio Greco, Pericle Fazzini y Renato Brozzi y expuso en varias «muestras colectivas», junto con Vespignoni, Guttuso, Mazzacurati, Monachesi y De Chirico. Sus obras en via Margutta, Piazza di Spagna y Vigna Clara despertaron inmediatamente un gran interés entre los conocedores y los críticos más atentos. Después de su rica experiencia en Roma, D’Adamo viene a Venezuela, donde, en Caracas, se le abrieron las puertas del Museo de Bellas Artes, bajo el patrocinio del Ministerio de Educación. En la capital venezolana es posible apreciar muchas de sus obras inmersas en espacios públicos: “El amor verde” (1967), ubicada en la redoma de la parte alta de San Luis que representa dos almas que se fusionan; “Don Bosco” (1969) en la Plaza San Juan Bosco de Altamira, y “La familia” en Santa Paula (1970), entre otras. El Monumento a “San Luis Rey de Francia” recientemente restaurado en 2022, fue declarado por el Instituto del Patrimonio Cultural como Bien de Interés Cultural de la Nación, en julio de 2005. El solo hecho de haber incorporado una escultura de esta envergadura al ornato de la urbanización, habla de una conciencia de los promotores y arquitectos en el desarrollo de la ciudad que va más allá de una simple operación inmobiliaria.

7. El artista venezolano Carlos González Bogen (1920-1992) y dos de sus obras incorpordas a la arquitectura del Centro Comercial San Luis.

San Luis también posee otras dos importantes piezas de arte moderno cuyo autor es el pintor, escultor y muralista venezolano, nacido en Upata, Carlos González Bogen (1920-1992). Sobre la fachada sur del Centro Comercial podemos admirar un mural en relieve integrado a la arquitectura elaborado en mosaico blanco y piezas de concreto, que aborda la abstracción geométrica, mientras que una estructura tridimensional de planos plegados en hierro, desarrollada en la etapa de la abstracción constructivista, se puede apreciar como un elemento plástico útil para ocultar las maquinas del sistema de aire acondicionado del edificio. Ambas obras, a pesar de su importancia, están desatendidas y suelen pasar desapercibidas, incluso dentro de la propia comunidad de vecinos que allí hacen sus compras.

La importancia de estas obras radica en cierta medida, en que son representativas de dos vertientes de trabajo del mismo artista: el mural en relieve, y el trabajo escultórico abstracto de elementos arquitectónicos en hierro como rejas, puertas, portones y muros. Estas dos vertientes hicieron que Bogen se convirtiera entre los años 70 y 80 en el artista y colaborador predilecto de muchos arquitectos para darle una nueva dimensión estética a las áreas de servicio, las instalaciones mecánicas, accesos y halls de entrada de edificios públicos y privados. Una forma de intervención artística, que, por demás, todavía está muy presente en la arquitectura contemporánea de Caracas.

8. Tres obras de González Bogen en Caracas. Izquierda arriba: Puerta del edificio del Banco Central de Venezuela. Derecha arriba: Puerta del edificio Seguros Orinoco. Abajo: Planta baja del edificio BOD (antes Banco Consolidado), La Castellana.

Los mejores ejemplos de la obra de González Bogen son las Puertas del Banco Central de Venezuela, del Centro Profesional del Este, y del edificio de Seguros Orinoco, en Caracas. Por otro lado los murales de González Bogen forman parte de la modernidad caraqueña, y pueden ser apreciadas en el Congreso de la República; Edificio Industrial Laboratorios Ponce y Benzo en Santa Eduvigis; antiguo Banco Ítalo-Venezolano; antiguo Banco de los Trabajadores de Venezuela; Centro Profesional del Este; Ciudad Vacacional Los Caracas; Edificio Angloven; Edificio Centinela; Laguna Beach Club; Teatro del Este; Palacio de Justicia; y Edificio El Universal, entre otros.

9. Vista del Ávila desde la parte alta de la urbanización San Luis. Parque La Fila.

Con todos los atributos que hemos señalado, San Luis es una urbanización con un entorno natural privilegiado, que está a la espera de acciones de cariño, cuido, sentido común y valoración por parte de sus propios habitantes, usuarios, comerciantes y autoridades locales. Un recinto que como otros que forman parte de El Cafetal, está urgido de planes de mejoras y renovación bajo la mirada atenta de arquitectos y expertos, así como de campañas que fomenten su identidad y sentido de pertenencia.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Iván González Viso

  1. http://guiaccs.com/zona-8/

2. Google Earth

3. https://oscartenreiro.com/2013/12/28/una-pequena-historia-necesaria-ii/

4. Revista Integral, nº2, 1956 y Colección Crono Arquitectura Venezuela

5. Colección Iván González Viso y https://www.lavidadenos.com/volver-a-surtsey-a-ser-parte-de-su-fauna/

6. https://noivastesi.blogspot.com/2019/09/la-bagnante-1979-2019-lintensa-attivita.html y Colección Iván González Viso

7. https://patrimoniocuc.wordpress.com/tag/carlos-gonzalez-bogen/ y Colección Iván González Viso

8. http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Gonz%C3%A1lez_Bogen,_Carlos y https://centroculturalconsolidado.org/arquitectura-y-arte/

9. https://www.lavidadenos.com/volver-a-surtsey-a-ser-parte-de-su-fauna/