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Textos fundamentales

Santiago de León de CARACAS 1567-2030

Rafael Arráiz Lucca (ed.)

ExxonMobil de Venezuela

Editorial Arte

2004

Entre los libros más citados dentro de la consulta que hiciéramos el pasado año 2016 a objeto de determinar aquellas publicaciones que podrían constituirse en referencia para seguirle la pista a la evolución del pensamiento sobre arquitectura y ciudad en nuestro país, destacó, tanto por su visión integral como por los textos que lo conforman, Santiago de León de CARACAS 1567-2030.
Esta iniciativa editorial, concebida por Richard Bailey Lazzari desde la Gerencia de Asuntos Públicos y Relaciones Gubernamentales de ExxonMobil de Venezuela S.A. (subsidiaria de ExxonMobil Corporation), quien convoca como Editor y Coordinador a Rafael Arráiz Lucca y que contó con la Curaduría y Coordinación Editorial de William Niño Araque y Pedro Mancilla (a su vez diseñador gráfico con la colaboración de Guillermo Salas), se terminó de imprimir el año 2004 en los talleres de Editorial Arte. Con estas características bien podría sumarse a otro de los aportes de parte de la inversión norteamericana en Venezuela que han sido objeto de indagación y registro con motivo de la celebración de los 450 años de la ciudad de Caracas.
El resultado final fue un objeto de gran calidad tanto en forma como en contenido que permitió a la transnacional del petróleo contar con un obsequio de carácter corporativo y a la vez “hacer una contribución significativa al conocimiento y divulgación de los valores culturales sociales e históricos del país”. Para quienes lo han podido disfrutar y consultar se trata de un documento de enorme provecho, particularmente para estudiosos e instituciones educativas, cuyo tiraje de 2.000 ejemplares buscaba garantizar que ello ocurriera.
Santiago de León de CARACAS 1567-2030, séptimo título del programa editorial de la empresa, está dedicado según palabras de su presidente Mark R. Ward “a las nuevas generaciones de caraqueños que continuarán la obra colectiva de construcción de la ciudad” y “asume el reto de presentar una visión integral del desarrollo urbanístico de la ciudad de Caracas”.
La obra, que cuenta con una “Introducción” de Rafael Arráiz Lucca, está dividida en dos partes. En la primera, “Los caminos del laberinto”, conformada a su vez por  ocho textos firmados por Graziano Gasparini, Arturo Almandoz Marte, Mónica Silva Contreras y Ciro Caraballo Perichi, Henry Vicente Garrido, Silvia Hernández de Lasala, William Niño Araque, Lorenzo González Casas y Enrique Larrañaga, se ofrecen otras tantas visiones que, en el orden señalado, permiten construir un recorrido cronológico y a la vez reflexivo de la evolución de la ciudad desde su fundación hasta nuestros días, correspondiéndole a cada autor un período determinado.
La segunda parte, “El laberinto del futuro”, está dedicada a mostrar una visión que tiene como horizonte el año 2030 o, como señala Rafael Arráiz Lucca, a “auscultar la temperatura del porvenir”. Está compuesta por una serie de entrevistas-conversaciones realizadas por los editores, en las que se plantean ideas, propuestas y proyectos, acompañados por un valioso material gráfico y fotográfico, a: Tomás Sanabria, Marco Negrón y Federico Vegas (“Visiones panorámicas”), Frank Marcano y Miguel Chacón (“Visión metropolitana, vocación y mercadeo de la ciudad, gobernabilidad y territorialidad”), David Gouverneur (“Red de espacios públicos y de servicios”), Leopoldo Provenzali, Roberto Pérez Lecuna y Max Pedemonte (“Servicios básicos”), Fernándo Tábora (“Ambiente, ecología, paisaje”), Josefina Baldó y Federico Villanueva (“La ciudad al margen”) y Tulio Hernández, y Tahía Rivero junto a Ruth Auerbach (“La trama cultural”).
Si la primera parte versa “sobre la vida de esta ciudad bendita (…) el lugar desde el que se observa el futuro de la urbe es arquitectónico y urbanístico, aunque es imposible abordar un fenómeno antropológico como el urbano, sin detenerse en asuntos culturales, técnicos, ambientales, sociológicos y de diversa índole, siempre vinculados con la tarea humana por excelencia desde hace siglos: la construcción colectiva de los asentamientos ciudadanos”, acotará Arráiz Lucca en la “Introducción”.
Como valor agregado se ofrece al lector lo que los editores denominaron como  una “Bibliografía selecta de Caracas” que sin buscar ser exhaustiva ni definitiva puede servir “de base para quienes quieran continuar investigando sobre la ciudad”.
Este hermoso y voluminoso libro, de tapa dura, formato cuadrado de 31 x 31 cms y de casi 3 Kg de peso (todo un “coffee table book”), encierra en sus 419 páginas un valiosísimo material de estudio que no tiene desperdicio, del cual también vale la pena resaltar las excelentes imágenes cuidadosamente seleccionadas aportadas por una larga de lista de conocidos fotógrafos y por colecciones de diferentes instituciones públicas y privadas. Su condición de producto corporativo impidió que llegase a las librerías por lo que su divulgación y conocimiento han tenido, lamentablemente, un alcance limitado.
Si bien 2004 no marcaba una fecha especialmente significativa dentro de la historia de la ciudad, sí evidenciaba el resurgimiento de una preocupación por su indagación, estudio y reflexión que había encontrado a través de la Fundación para la Cultura Urbana un canal idóneo para hacerse ver gracias al empuje que, a tres años de su creación, ya empezaban a evidenciar sus colecciones de libros. No es casual que sean sus principales figuras visibles a quienes contacte la ExxonMobil para llevar a delante este ambicioso proyecto editorial que hoy comentamos y que quizás, si las circunstancias lo hubiesen permitido, pudo haber contado con un episodio correspondiente a lo transcurrido durante el siglo XXI o una edición facsimilar de sus textos, tomándose como excusa la celebración de los 450 años de Caracas. Lo que no sabemos es si el talante fresco y en buena medida optimista que empapa la páginas de Santiago de León de CARACAS 1567-2030 hubiese prevalecido. Buena falta nos hace.

ACA

Textos fundamentales

1. Portada de la edición original de 1964

Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela

Sibyl Moholy-Nagy

Editorial Lectura

1964

Después de Caracas a través de su arquitectura y de Venezuela y el problema de su identidad arquitectónica, Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela de Sibyl Moholy-Nagy (Dresden,1903-Nueva York,1971), resultó ser el tercer libro más citado entre quienes respondieron la consulta realizada el pasado año por la Fundación Arquitectura y Ciudad a académicos y profesionales, con miras a llevar a cabo una antología de textos imprescindible sobre nuestra disciplina.
Publicado en su primera versión bilingüe por Editorial Lectura en 1964, reeditado en 1999 por el Instituto de Patrimonio Cultural (en el marco de las celebraciones asociadas al centenario del nacimiento de Villanueva el año 2000), el trabajo de Sibylle Pietzsch (nombre de pila de la autora), profesora de Historia de la Arquitectura del Pratt Institute de New York, prestigiosa crítico de arte y viuda del pintor húngaro Lazlo Moholy-Nagy (miembro del cuerpo docente de la Bauhaus), se constituye en el primer texto dedicado de lleno a recopilar, contextualizar y mostrar en toda su magnitud la obra del más importante arquitecto venezolano del siglo XX, lo cual lo convierte en referencia ineludible a la hora de marcar un antes y un después para los estudiosos en la materia.
Previo a la aparición del libro de Moholy-Nagy, la obra de Villanueva había empezado a reseñarse en diversas publicaciones periódicas a nivel internacional y sido objeto de atención de parte de aquellos historiadores y críticos que se interesaban (siempre desde fuera) por analizar las manifestaciones de la arquitectura moderna en algunos países de Latinoamérica. Así, Latin American Architecture since 1945 de Henry-Russell Hitchcock (1955), Masters of Modern Architecture de John Peter (1958), Baukunst der Gegenwart (Arte de la arquitectura de nuestro tiempo) de Udo Kulterman (1958), Art in Latin American Architecture de Paul Damaz (1963) y Knaurs Lexikon der modern Architekture de Henrique Mindlin (1963), obras en las que Villanueva se citaba, se convirtieron para la autora en importante material de consulta a la hora de emprender su tarea a lo cual sumó como necesario complemento una serie de visitas al país.
Tras la salida de Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela un largo silencio, interrumpido esporádicamente por el empeño de Antonio Granados Valdés, Juan Pedro Posani y Mariano Goldberg o por su renovada incorporación en textos recopilatorios, parecía condenar la obra del maestro poco a poco al olvido. Sin embargo, quizás asociado al desarrollo en los años 90 de los estudios de postgrado en nuestras universidades, de una labor crítica más consecuente y, sobre todo, al empuje sostenido se le dió a la declaratoria de la Ciudad Universitaria como Patrimonio Mundial entre 1992 y 2000 (año éste último, como ya se señaló, del centenario de su nacimiento), Villanueva y su obra pasan finalmente a ser objeto de estudio, ampliándose el espectro y catalogación de sus realizaciones y sometiéndola a múltiples miradas que tienen en su gran mayoría a Moholy-Nagy como primera referencia. Hoy se puede afirmar que, tras la labor pionera de la profesora de Pratt, el objetivo de contar con una amplia gama de publicaciones y estudios que dan cuenta de la trayectoria del Maestro se ha cumplido en buena medida, saldándose de esta manera una deuda y llenándose un vacío que corría el riesgo de sumarse a la tradicional amnesia histórica que caracteriza nuestro país.
El valor del texto de Moholy-Nagy estriba no sólo en su condición pionera sino en el particular enfoque que imprime a la revisión de la obra del Maestro venezolano. Sin obedecer estrictamente un orden cronológico y apelando más bien a resaltar su carácter evolutivo, son la manera en que agrupa los edificios y realizaciones (protagonistas centrales de la publicación), la forma didáctica como los describe y sobre todo las constantes referencias a la cultura local e internacional de las que echa mano para contextualizar el material analizado, lo que le dan al tono crítico con que se desarrolla el libro un significado especial.
La edición que consta de 179 páginas, diseñada cuidadosamente en formato apaisado e impresa sobre papel glasé, se vale del excelente material fotográfico que lo acompaña destacando fundamentalmente el trabajo de Paolo Gasparini así como también el aporte, entre otros, de Graziano Gasparini, Alfred Brandler y de la propia autora, a quien se debe la imagen del conjunto de piscinas de la Ciudad Universitaria que engalana la portada de 1964. Otro detalle nada menor lo constituye la presencia, si bien en un tono muy inferior que las fotografías, de planos de algunas de las obras y valiosos esquemas explicativos de las mismas que hacen amable la lectura para quien no necesariamente es especialista en la materia.

2. Portada de la reedición de 1999

La reedición en 1999 de Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela por parte del Instituto de Patrimonio Cultural, que como bien señaló en su presentación Juan Pedro Posani, se buscó dejar intacta, a pesar de las imprecisiones en que se incurre en la versión original, y de las complementaciones y actualizaciones que hubiese requerido, sirvió también para rescatar del olvido esta trascendental obra convertida ya en documento histórico indispensable para entender un momento peculiar del desarrollo del país.

ACA

Textos fundamentales

1. Portada de la primera edición de Caracas en tres tiempos, Carlos Raúl Villanueva, 1966

Caracas en tres tiempos

Iconografía retrospectiva de la ciudad

Carlos Raúl Villanueva

Talleres de Gráfica Arte C.A.

1966

Formando parte del importante número de publicaciones (de las cuales se cuentan al menos 14), que se impulsaron hace ya 50 años desde el Comité de Obras Culturales de la Comisión Nacional del Cuatricentenario de la Fundación de Caracas, Caracas en tres tiempos. Iconografía retrospectiva de una ciudad de Carlos Raúl Villanueva es, como señala el propio autor, “una reedición de … ‘La Caracas de ayer y de hoy’, editado en julio de 1950 y que con grata sorpresa de mi parte mereció una generosa acogida entre nosotros, puesto que a pesar del tiempo transcurrido y de los cambios que en ese período se han efectuado (políticos, económicos, sociales y hasta internacionales), tienen todavía validez algunos de los conceptos emitidos”.
A dicha obra, que contenía sendos escritos de Carlos Manuel Moller (“Caracas, ciudad colonial”) y Maurice E. H. Rotival (“Caracas marcha hacia delante”), le fueron añadidos otro de Mariano Picón Salas (“Caracas Allí está…”), un incremento importante del registro correspondiente a la arquitectura colonial existente o desaparecida tanto en Caracas como en otras regiones del país, “un estudio sobre la Iglesia de Santa Teresa y el Teatro Municipal a manera de eslabón entre pasado y presente” y el importante artículo firmado por el propio Villanueva titulado “El sentido de nuestra arquitectura colonial”, aparecido originalmente en el nº 3 de la Revista Shell (1952).
Como su título indica, se trata de mostrar desde el contenido una visión de Caracas que abarca su pasado, su presente y su futuro aunque el subtítulo delate una mirada mucho más anclada en el pretérito. Así, Caracas en tres tiempos pasa a ser un libro referencial no sólo por la cuantía y la calidad de la información que incorpora (consistente en fotografías y planos de aquellas obras religiosas, militares y civiles que fueron consideradas como las más importantes acompañadas de sencillos textos explicativos), sino también un libro que denuncia el proceso de destrucción y consecuente pérdida de la memoria de que ha sido objeto la arquitectura del pasado en nuestro país. “Ningún sentimiento histórico ni tampoco religioso ha prevalecido ante la destrucción sistemática de nuestro pasado colonial, que ha sido reemplazado en muchos casos por obras transitorias de poco valor artístico y con todos los defectos del falso lujo, de la poca personalidad, de la imitación servil de estilos pseudo modernos a veces y en otras de copias de ajenas tradiciones”, reclamará Villanueva en la Introducción de la publicación.
Es la Reurbanización de El Silencio, objeto que constituye el corazón de La Caracas de ayer y de hoy con la que se cierra Caracas en tres tiempos, la pieza que Villanueva considera articula el presente de la ciudad con que pudo haber sido su futuro desarrollo y que el transcurrir de los años se encargó lamentablemente de desconocer. Allí y posteriormente en la Ciudad Universitaria se lleva a cabo un proceso claro de interpretación que recobra el sentido de la tradición, tema éste que ha sido objeto de reflexión por parte de reconocidos pensadores contemporáneos.
Caracas en tres tiempos se imprimió en los Talleres de Gráfica Arte C.A., saliendo a la luz en noviembre de 1966 con un tiraje de 3.000 ejemplares. Fue diagramado por Mateo Manaure y colaboraron en las ilustraciones, entre otros: Juan Avilán, Alfredo Boulton, Alfredo Brandler, Graziano Gasparini, Hueck Condado, Carlos Eduardo Misle y Luis Noguera.

2. Portada del relanzamiento de 344 los ejemplares de la primera edición de Caracas en tres tiempos en conmemoración del centenario del nacimiento de Carlos Raúl Villanueva, 2000


Posteriormente, en mayo de 2000, al cumplirse el centenario del nacimiento de Villanueva e incorporado a las Ediciones Conmemorativas que la Fundación Villanueva impulsó para esa fecha, trescientos cuarenta y cuatro ejemplares pertenecientes a la edición original fueron rescatados de los depósitos de Gráficas Armitano, los cuales fueron numerados y remozados con una nueva portada a los que se les añadió una sola página con la dedicatoria de Margot Arismendi de Villanueva a la memoria de su esposo, la cual no puede ser más elocuente con relación al espíritu que recoge la obra: “A la memoria de mi querido Carlos, quien habiendo aceptado el futuro, no rechazó nunca el pasado”.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que tal día como hoy, el 26 de febrero de 1994, aparece en el nº 51 de Arquitectura HOY el artículo titulado “¿Dónde está el norte?” de Juan Pedro Posani, considerado como el segundo más relevante escrito breve elaborado en nuestro país entre quienes consultamos para adelantar una posible antología de Textos Fundamentales?

En los años 90 cuando Posani retoma luego de un largo silencio el compromiso de escribir con periodicidad semanal, vuelve a insistir en los temas que desde hacía ya mucho tiempo le venían preocupando, un tanto deslastrado del componente altamente ideológico que caracterizó su producción crítica de los años 60 y 70. En esta nueva etapa, reafirma sus inclinaciones existencialistas, retoma el realismo como bandera y se preocupa por el asunto de la identidad y con ella el de la autenticidad.

Reaparece, como parte de una actitud que busca abrir los ojos al extraviado accionar de nuestros arquitectos, la necesidad de tomar en cuenta la estrecha relación que la arquitectura debe buscar con el medio al que pertenece, al uso de los materiales y tecnología del lugar y de los dispositivos adecuados para controlar las variaciones climáticas.

Dentro de ese contexto, partiendo de rememorar la pregunta con la que Villanueva se aproximaba a la hora de corregir los proyectos de los estudiantes (¿Dónde está el norte?), Posani no hace otra cosa en su artículo que refrescar el significado que dicha pregunta llevaba asociado: consideración del contexto, la inclinación del sol, las brisas y las lluvias, las vistas, la temperatura, la geografía y la cosmografía. En pocas palabras la “relación con la tierra y con el clima. La vida y el azar nos dieron un tiempo y un lugar. De allí -nos decía Villanueva- hay que partir.”

Posani rescata las recetas que James Marston Fitch (referido por Reyner Banham) daba para diseñar en el trópico húmedo que mantienen “toda la serena verdad de la experiencia comprobada durante siglos:

  1. Pisos separados de la tierra… ofreciendo la máxima exposición a las brisas dominantes.
  2. Grandes techos livianos a manera de protección contra el sol y la lluvia tropicales.
  3. Corredores y balcones continuos para proteger las paredes de la inclinación del sol y de la lluvia que las azota.
  4. Grandes puertas y ventanas, del piso hasta el techo, para la máxima ventilación.
  5. Cielosrrasos altos y desvanes ventilados, para mayor confort.
  6. Persianas controlables, para proveer todas las combinaciones de ventilación y de privacidad.”

Con dicho baremo por delante, en tono claramente prescriptivo, Posani señala en su artículo, lo siguiente: “Una vez definidos los aspectos esenciales el enfrentamiento con el clima y de haberlo asumido como factor que determina el horizonte del diseño arquitectónico, el paso siguiente puede ser el de la manipulación espacial y formal, atendiendo a los impulsos de las sensaciones individuales, de la memoria o de la ‘cross-fertilization’ de la información cultural.” Ética de un hacer que se iguala a una estética austera y sin excesos.

Cierra Posani su disertación subrayando: “Diseñar partiendo del norte es poner los pies sobre la tierra; es abrazar la realidad; es observarse en el espejo y acordarse de los abuelos. Diseñar partiendo del norte es, sobre todo, orientarse hacia el futuro; es disponer de un mapa en el cual esté marcado un proyecto de vida y de país”. Todo un alegato que pone en evidencia una trayectoria vital, que ha dado pie a diferentes polémicas pero en la cual su autor encontró la manera de elaborar un discurso reiterativo pero no menos consistente del cual hoy en día temas como la sostenibilidad son claros herederos. También abre la oportunidad, bajo el supuesto de que no puede haber diversidad sin autenticidad, de apreciar y evaluar la arquitectura venezolana en toda su amplitud marcando con ello claras diferencias con el “todo vale”.

ACA