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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 372

A poco que uno examina las casas que han sido galardonadas con el Premio Nacional de Arquitectura en el renglón “vivienda unifamiliar” otorgado en las diferentes Bienales organizadas, las dos primeras (años 1963 y 1965) por la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA), y desde la tercera celebrada en 1967 hasta la más reciente (la XIII) de 2018 por el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), se va encontrando con la oportunidad de elaborar una especie de guion que, con el objetivo de presentarlas, documentarlas y analizarlas, colabore en el reforzamiento de nuestra memoria construida.

Es en tal sentido que habíamos previsto reseñar para el día de hoy la casa proyectada en 1974 por los arquitectos Ralph Erminy y Jorge Castillo, graduados en la UCV en las promociones 8 y 9 de 1958 y 1959, respectivamente, para el destacado hombre de ciencia, educador, escritor y poeta Alonso Gamero Reyes (1923-1980) y su familia, ubicada en la calle Laguna de Tacarigua de la urbanización Cumbres de Curumo, Caracas, por la cual fueron distinguidos, justamente, con el Premio Vivienda Unifamiliar en la VI Bienal celebrada en 1976.

Animados en hacer la tarea, nos hemos encontrado con que los registros que se encuentran acerca del diseño de la quinta se han centrado en presentarla como un excelente ejemplo de “síntesis de las artes”, dado que el sistema de cerramientos del inmueble hacia la calle (portón y reja), estuvo conformado nada más y nada menos que por una fisicromía (o cromatismo físico) del maestro Carlos Cruz-Diez, realizada en momentos en que ya venía desarrollando con paso firme esa variante expresiva dentro de su rica y dilatada carrera como artista plástico.

1. Carlos Cruz-Diez. Izquierda: Fisicromía 1, 1959. Caracas. 50 x 50 cm. Derecha: Fisicromía en el hall de entrada del Banco Central de Venezuela, 1973. Caracas. 3 mts x 6 mts.
2. Cromoestructura colocada en 1992 como portón de acceso a la Torre Seguros La Previsora, Caracas (2.80m x 10.50m).
3. Tres fisicromías de Cruz-Diez concebidas como arte urbano en tres ciudades diferentes. Arriba izquierda: Fisicromía Cóncavo-Convexa. Homenaje a Don Andrés Bello, Plaza Venezuela, Caracas. 1982. Arriba derecha: Fisicromía para Madrid, Parque Juan Carlos I, Madrid. 1991. Abajo: Fisicromía Color Naranja, Redoma de Guaparo, Valencia, Venezuela. 2001

Recordemos que para Cruz-Diez las fisicromías, cuyo primer ejemplo data de 1959, son “trampas de luz”, y están constituidas por una serie de elementos que forman el “fondo” de la obra y, otras verticales, de color translúcido, que al recibir la luz bañan ese fondo y transforman sus colores de forma que podemos ver incluso colores que no están en la pintura física. Sin embargo, lo interesante del caso correspondiente a la casa Gamero es la exploración tridimensional que ese particular trabajo lleva implícito, asociado a una variable estrictamente funcional como lo es el estar compuesta por un elemento fijo (reja) y otro móvil (portón) en metal, concebidos como una “pérgola vertical”, por lo que se puede decir que ello le sirvió al maestro para abrir un camino que posteriormente desarrolló con gran éxito dentro del arte urbano.

Con base en lo anterior, quienes han comentado el edificio (como es el caso de la página https://www.morasso-arquitectos.com/la-villa-moderna-en-caracas/), valoran el hecho de que la pieza de Cruz-Diez no se limitó a decorar el frente de la casa, sino que funcionaba como un filtro climático y lumínico que separaba la fachada de los espacios sociales que se abrían hacia un patio-jardín delantero, a los que las separaciones entre las láminas de la obra de arte les ofrecían una piel que mitigaba la sensación de confinamiento, conformándose un agradable espacio intermedio.

4. Frente de la casa Gamero con la fisicromía como protagonista. A la izquierda funcionando como reja (sostenida del borde del techo de la casa) y a la derecha como portón.

También nos hemos topado con descripciones como la publicada en el catálogo de la exposición “La casa como tema. Primera aproximación antológica de la casa en Venezuela”, montada en los espacios del Museo de Bellas Artes en 1989 donde, dentro de la línea que ya hemos asomado y acompañada de una foto en blanco y negro de la fachada, similar a la que, a color, engalana nuestra postal del día de hoy, se expresa lo siguiente: “La Casa Gamero puntualiza un hito de la Arquitectura Venezolana en el que el tema de la espacialidad habitable en lo íntimo se adapta plenamente a una intervención de Arte. En efecto, la horizontal fisiocromía (sic.) de Cruz-Diez demarca el territorio a partir del cual se desarrolla el espacio íntimo del hogar; la pintura, el cerramiento, lo escultórico, permiten también reflexionar el tema de la membrana. La pérgola vertical que protege el jardín interior es un aporte tipológico que da salida al tema de la casa, esta vez no definida a partir de la fachada sino de la atmósfera que recrea la barrera de luz, sombra y vegetación a partir de la cual se define la intimidad de lo externo”.

Con tales premisas por delante, quisimos conocer un poco más sobre el programa de la casa, su exacta ubicación, las variables de su entorno y su organización funcional, su espacialidad y su sistema constructivo, esperando encontrarnos con abundante información que facilitara nuestro afán de reseñarla de la manera más completa posible.

El hecho es que por más que hemos buscado, tocado puertas y enviado mensajes a personas que pudieron habernos orientado al respecto no ha sido posible, quedándonos con la extraña sensación de tener entre las manos una obra de la que, por el simple hecho de contar con el ya mencionado Cruz-Diez como acompañante, se debe asumir que todo estaba dicho.

5. El Conoto.

Si acaso, hemos podido dar con el nombre que se le colocó a la residencia: “El Conoto”, ave típicamente suramericana de unos 46 cm y 300 grs de peso cuyos “… machos adultos son principalmente negros con el obispillo castaño y la cola de un color amarillo brillante con dos plumas centrales oscuras. Tiene una cresta estrecha que es un tanto difícil de apreciar. El iris de los ojos es azul; el pico es largo y blanquecino”, denominación que remite a los amplios conocimientos de zoología que poseía el propietario, conocedor sin duda de la belleza del pájaro que tal vez quiso equiparar al diseño de la casa.

Sin bajar la guardia, también hemos intentado reconstruir un posible programa de espacios que para 1973-74, imaginamos, debió contemplarse para la numerosa familia que el profesor Gamero tenía en aquel entonces: casado en segundas nupcias en 1958 con Blanca Heredia Osío (Miss Venezuela 1956, semifinalista en el Miss Universo, graduada posteriormente de bioanalista en 1966), de quien ya tenía cuatro hijos (Gabriel, Alejandro, Aura y Valentina), a los cuales, quizás, habría que sumar como habitantes y parte del hogar los dos mayores (Alonso, arquitecto, nacido en 1951 e Hilario de 1952), provenientes de su primer matrimonio con Ana Teresa Salazar llevado a cabo a finales de los años 40 o comienzos de los 50.

6. El profesor Alonso Gamero Reyes (1923-1980) y su segunda esposa Blanca Heredia Osío (1934-2022).
7. Vista de la quinta El Conoto donde se puede apreciar al fondo (izquierda) la silueta del Ávila. La foto pertenece a los archivos del Atelier Cruz-Diez.

En todo caso, parece que estaríamos hablando de una casa que rondaba los 300 metros de área de construcción de al menos 4 habitaciones con sus correspondientes áreas sociales y de servicios, ubicada en un terreno cercano a los 900 m2, uno de los de menor tamaño dentro de la cuadra. Las imágenes traducen que la quinta era de una planta (no sabemos si tuvo desniveles internos) y que fue construida con estructura de concreto armado con la incorporación de algunos elementos en concreto obra limpia.

Sobre la inclusión de Cruz-Diez como partícipe de la experiencia constructiva tampoco hemos podido encontrar gran cosa. Especulamos que quizás conocía a Gamero, o en su defecto a Erminy y Castillo, los arquitectos.

Acerca de la parcela que ocupó dentro de la calle Laguna de Tacarigua en Cumbres de Curumo, gracias a una de las fotos exteriores que asoma al fondo la silueta del Ávila, hemos llegado a la conclusión de que ocupaba la acera noreste, por lo que la conocida fachada tenía una crítica orientación suroeste que justificaba su carácter protector. De resto no hemos sabido nada más.

8. Foto que encabeza el artículo «Quinta El Conoto. Vivir en el arte», publicado por Denise Armitano Cárdenas en contexturas.org.
9. Otra de las imágenes que acompaña el artículo de Denise Armitano.

Ha sido el testimonio publicado por Denise Armitano Cárdenas en contexturas.org, a raíz del fallecimiento del maestro Cruz-Diez el 27 de julio de 2019, titulado «Quinta El Conoto. Vivir en el arte», donde expresa su experiencia como visitante de la casa de los Gamero durante su infancia, otro frente colateral que nos ha permitido elaborar esta nota.

Luego de hacer un repaso sobre su obra y los homenajes de los que Cruz-Diez fue objeto, Armitano relata cómo: “En una muy breve crónica, narré que entre 1975 y 1979 solía visitar a mis primos Hernández d’Escrivan quienes vivían en la calle Laguna de Tacarigua ubicada en la caraqueña urbanización Cumbres de Curumo. En los jardines de aquella serena cuadra residencial, jugábamos con otros niños. Un día Valentina, la menor de los Gamero, nos invitó a pasar dentro de su moderna casa: la Quinta El Conoto”. Y continúa: “Aún recuerdo el agrado que significó entrar, literalmente, en una obra de arte, y el contraste entre el calor externo acompañado de la luz estridente de un día sin nubes y la frescura apacible del interior tras pasar el portón hecho de una Fisicromía (1974) de Carlos Cruz-Diez cuyo trabajo, ya a los ocho años me atrevía a reconocer y apreciar. Ese día sentí que había traspasado el umbral hacia la sofisticación de vivir, no solo rodeado de arte, sino ‘dentro’ del arte”.

El profesor Gamero, aquejado de dolencias cardíacas, sólo pudo disfrutar por seis años de la casa (falleció en Mérida en 1980), permaneciendo allí su familia durante largos años.

10. Vista aérea de la calle Laguna de Tacarigua (Cumbres de Curumo) en la actualidad donde es muy difícil distinguir del lado izquierdo de la vía cuál sería la quinta El Conoto.
11. Imágenes tomadas de https://uploads.knightlab.com/storymapjs/14cd5c1474cb692e50bf66ef549e8119/aqui/index.html

Entrado el siglo XXI los Gamero vendieron la casa sin que sepamos si fueron ellos o los compradores quienes antes de 2010 contrataron a un taller de herrería para desmontar el Cruz-Diez para vendérselo a un coleccionista privado.

Ello acontecía pese a que en la página fundamemoria.blogspot.com leemos que : “la Quinta El Conoto fue registrada por la Fundación de la Memoria Urbana para el Instituto del Patrimonio Cultural y el CONAC en el Preinventario Arquitectónico, Urbano y Ambiental Moderno de Caracas 2005/2006 de acuerdo al Convenio de Financiamiento Cultural 2003, No. 293 de fecha 30 de septiembre de 2003, suscrito entre la Fundación de la Memoria Urbana y el CONAC, Contrato No. CONV.CJ-003/2005, como Bien Preinventariado, y consignada ante la Alcaldía de Baruta el día 22 de noviembre de 2007. Merece ser protegida y conservada”.

A raíz del desmantelamiento de su fachada el testimonio de Denise Armitano también aporta lo siguiente: “No hay imágenes de cómo quedó la Quinta El Conoto sin su Cruz-Diez, ni creo que las habrá. Tras ser vendida hacia el año 2015, la casa parece haber sido severamente reformada. La calle fue cerrada con un portón elevado y vigilancia. Dicen que un clan familiar adquirió toda la cuadra, aconsejado por expertos acerca de su situación estratégica en caso de necesaria estampida”.

Sobre lo ocurrido con la calle Laguna de Tacarigua nada mejor que consultar “La calle de los Flores”, trabajo de investigación realizado por armando.info publicado en https://uploads.knightlab.com/storymapjs/14cd5c1474cb692e50bf66ef549e8119/aqui/index.html sobre el cual, una vez leído, sobran las palabras.

Ahora el lector entenderá por qué hemos tomado la decisión de hablar en pasado sobre la quinta El Conoto, premio en el renglón de vivienda unifamiliar en la Bienal Nacional de Arquitectura de 1976, de la que aún tenemos la esperanza de poder consultar algún día su planimetría y alguna que otra imagen de su interior para, al menos, rendirle un homenaje póstumo registrándola como es debido.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

  1. https://www.wikiart.org/en/carlos-cruz-diez/fisicrom-a-1-1959 y https://www.facebook.com/ccsen365/photos/a.1784606341799574/2400348730225329/?type=3

2. https://www.facebook.com/Arquitecturavzl/photos/cromoestructuraen-el-a%C3%B1o-1992-la-torre-seguros-la-previsora-de-caracas-coloca-en/2361167580765240/

3. https://beatrice-91993.medium.com/la-fisicrom%C3%ADa-de-carlos-cruz-diez-a-doble-faz-en-homenaje-a-don-andr%C3%A9s-bello-soporte-para-un-ef86cb72a202, http://sobrepaisajes.blogspot.com/2018/01/carlos-cruz-diez-cambiando-paradigmas.html y https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Cruz-Diez

4. https://twitter.com/areasvellas/status/1004634486108278784

5. https://es.wikipedia.org/wiki/Psarocolius_decumanus y detalle de foto tomada de https://contexturas.org/quinta-el-conoto-vivir-en-el-arte/

6. https://www.facebook.com/groups/lavenezueladeayer/posts/1361261843953855/ y https://www.facebook.com/reymidasdelabellezavenezuela/photos/a.116818253140/10153264504003141/?type=3&locale=es_LA

7. https://www.morasso-arquitectos.com/la-villa-moderna-en-caracas/

8 y 9. https://contexturas.org/quinta-el-conoto-vivir-en-el-arte/

10. Captura de Google Earth

11. https://uploads.knightlab.com/storymapjs/14cd5c1474cb692e50bf66ef549e8119/aqui/index.html

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

PABELLON DE VENEZUELA EXPO ’92 SEVILLA.

Una aplicación de estructuras transformables

IDEC – FAU – UCV

Ana Isabel Loreto (coord.)

Corporación Venezolana de Guayana y sus Empresas Filiales (patrocinador)

Altair Publicidad (promotor)

1993

La posibilidad de ejecutar el proyecto ganador del concurso para el Pabellón de Venezuela en ExpoSevilla’92 permitió a los arquitectos Henrique Hernández, Ralph Erminy y Marcel Erminy y su equipo, donde destacan en el diseño estructural Waclaw Zalewski y Carlos Henrique Hernández, experimentar dentro de la línea de investigación sobre estructuras transformables desarrollada en el IDEC, contando en este caso con el aluminio como material fundamental. También representó una importante oportunidad para poner en evidencia las capacidades profesionales e industriales existentes en el país a la hora de realizar una obra de gran significación y trascendencia. En tal sentido se destaca, por una parte, la capacidad de la arquitectura venezolana al proponer una edificación atractiva y funcional integradora de proposiciones plásticas con gran impacto innovador. Por la otra, el aporte a la ingeniería estructural en la realización de la estructura transformable más grande del mundo para el momento. La publicación que hoy nos ocupa recoge en una impecable edición los resultados de esta histórica experiencia.

El concurso del que surgió la selección de los proyectistas del Pabellón, cuyo veredicto se dio a conocer el 25 de junio de 1990, fue convocado por invitación, solicitándose al jurado integrado por los arquitectos Tomás José Sanabria (Presidente), Pablo Lasala, Emile Vestuti, Henrique Vera y Juan Pedro Posani (Curador), la escogencia de un solo ganador. Las dificultades que debió afrontar el grupo evaluador dada la calidad de las ochos propuestas presentadas por Domingo Álvarez, Jorge Castillo, Gorka Dorronsoro, Enrique Larrañaga, Juan Carlos Parilli, Jesús Tenreiro, Oscar Tenreiro y Henrique Hernández, lo llevó a destacar de forma enfática, dado el mérito e incluso brillantez de la mayoría de ellas, “la seriedad, la dedicación y el alto grado de profesionalismo de todos los participantes que califican muy bien el desempeño actual de la arquitectura de nuestro país”. La verdad es que pocas veces se ha contado con un ramillete de participantes y un jurado del nivel que este concurso mostró a lo largo de la ya larga historia de certámenes organizados en Venezuela.

Así, seleccionado Henrique Hernández como ganador y desatada la natural polémica que prosigue al veredicto de cualquier concurso, aderezada por características de la idea presentada, que según Juan Pedro Posani (en artículo aparecido en Economía HOY el sábado 21 de julio de 1990) reunió “la realidad en oposición y negación de los esquemas prefabricados” donde “si bien es indiscutible la vertiente tecno-racionalista en la cual se ubica su propuesta, también es evidente el alto contenido poético y lírico de sus aspectos más resaltantes”, el proyecto fue desarrollado y posteriormente trasladado a Sevilla pieza a pieza para luego ser levantado de manera espectacular en pocas horas convirtiéndose ello y su definitiva realización en todo un espectáculo.

1. Vista general el pabellón

Pues bien, de todo el proceso de conceptualización, diseño y construcción del Pabellón, y su inserción en una clara línea de investigación dentro del IDEC dedicada a la concepción y desarrollo de estructuras transformables, cuya característica principal es su capacidad de plegarse y desplegarse, trata esta publicación, cuidadosamente realizada bajo la coordinación de Ana Isabel Loreto e impresa por Ex-Libris.

Contiene el libro, de tapa dura, papel glasé, bilingüe, formato casi cuadrado (24 x 25 cms.), de 96 páginas en español y 18 en inglés (únicamente los textos), una “Presentación” a cargo de Leopoldo Sucre Figarella (Presidente de la CVG), un “Prólogo” de Luis F. Marcano González, una “Introducción” de Juan Pedro Posani, y una serie de “Comentarios” que abarcan diferentes facetas de Henrique Hernández, Waclaw Zalewski, Félix Escrig, Carlos Henrique Hernández, Luis Marcano González, Efraín González, Ralph Erminy y Carlos Cruz Diez, finalizando con la “Descripción del proyecto” para llegar a los ya mencionados “Textos en inglés”.

2. Vista de la plaza anterior de acceso al pabellón cn los paraguas y piso diseñados por Carlos Cruz-Diez
3. Dos dibujos que muestran aspectos constructivos del pabellón. Izquierda: Corte transversal del edificio. Derecha: Detalle de un nodo

Sin duda la parte más sustanciosa del libro la constituye la “Descripción del proyecto” donde el texto, elaborado por Ana Loreto con la colaboración de Henrique Hernández, Ralph Erminy, Carlos Cruz-Diez, Carlos H. Hernández y Manuel Landaeta, se pasea de forma precisa por la ubicación del Pabellón dentro de la línea de investigación que dentro del IDEC representa, por las variables tomadas en cuenta desde el punto de vista compositivo, funcional y formal, y por proveer la mayor información posible acerca de sus dimensiones, áreas que lo conforman (la plaza y sus 36 mástiles de 19.9 mts. de altura que definen virtualmente un cubo y el edificio propiamente dicho con la sala audiovisual como espacio dominante, la sala de exposiciones y los servicios conexos), hasta llegar a sus dos más importantes logros: la incorporación de la luz y su manejo potenciada por las intervenciones cromáticas que Carlos Cruz-Diez propone tanto para el interior como para el exterior como una clara muestra de la “integración de las artes”; y la resolución a nivel tanto general como de detalles de su construcción como estructura transformable en aluminio, yendo desde el grupo de elementos que lo conforman (todos pensados como si de armar un mecano se tratara) hasta el proceso que se siguió para su elaboración en las plantas donde se transformó la materia prima proveniente de VENALUM y ALCASA, su almacenamiento y traslado y, sobre todo, la rapidez con que pudo levantarse, cerrarse y concluirse a nivel de acabados, una vez que todos los componentes llegaron al sitio que le correspondió dentro de la Expo de Sevilla.

4. Dos momentos del proceso de izamiento, colocación y ensamblaje el pabellón dentro del recinto ferial
5. Vista exterior lateral-posterior del pabellón

Pero si la descripción escrita tiene un importante peso más aún lo tienen las imágenes, todo un deleite para los ojos, constituidas por una selección de magníficas fotos (aportadas por Marcel Erminy, Carlos Henrique Hernández, Pepe Nieto y la empresa VENALUM) y nítidos dibujos conceptuales y técnicos, sin los cuales no sería posible comprender a cabalidad una obra de estas características que, vista a distancia y con la debida objetividad, ha marcado un hito en el desarrollo reciente de nuestra arquitectura.

Se trata, en resumen, de una publicación que, si bien pone de relieve una edificación de marcado carácter tecnológico, circunscrita a una forma de concebir y hacer de la construcción y su control total los garantes de soluciones integrales a la que importa poco si se le considera como “arquitectura”, está salpicada en cada página que la conforma de buen diseño y material invalorable. Eran años en los que Venezuela logró ubicarse, gracias al Pabellón que la representó en Sevilla, a la cabeza en el manejo del aluminio, material que representaba al moderno mundo industrial, a nivel planetario. Muestra de una arquitectura que, pese a no proponérselo, encierra múltiples y sugerentes mensajes vinculados a nuestra identidad.

ACA

Todas las imágenes proceden del libro comentado

1974• Residencia Alonso Gamero

Residencia Alonso Gamero.jpg

1974•  Se concluye la construcción de la Residencia Alonso Gamero, Urbanización Cumbres de Curumo, Baruta, Caracas, proyecto de los arquitectos Jorge Castillo (FAU UCV, promoción 9/1959) y Ralph Erminy (FAU UCV, promoción 8/1958).
La reja-portón que cierra la casa hacia la calle es el soporte de una Fisicromía de Carlos Cruz-Diez, cuya dimensión es de 2,40 x 27 m. por lo cual el proyecto fue distinguido con Premio Integración de las artes en la VII Bienal de Arquitectura
.

HVH

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 120

Con Expo-Sevilla 1992 se cerró el ciclo de las grandes Exposiciones del siglo XX herederas aún de la grandilocuencia proveniente del siglo XIX. Desde Osaka (1970) no se llevaba a cabo un encuentro de este tipo. La excusa explícita, como se sabe, fue la conmemoración de los 500 años del Descubrimiento de América. La intención solapada era inyectar una buena parte de dinero procedente del acelerado crecimiento económico español a una de sus zonas más atrasadas. El lema de la Feria: «La Era de los Descubrimientos».

1. Expo Sevilla 1992. Plano General

Sevilla sufrió, en efecto, en 1992 su transformación más importante desde la Exposición Iberoamericana de 1929. La decisión de ubicar el corazón del evento en la isla de La Cartuja tuvo la clara intención de dotar de vida un sector olvidado de la ciudad señalando hacia donde debía toda ella expandirse. Sin entrar en detalles sobre las virtudes o defectos del trazado ordenador final de la Feria, es curioso observar cómo en la capital andaluza se repitieron buena parte de las manifestaciones que desde ya hace tiempo este tipo de evento venía arrastrando. Así, en Expo-Sevilla se siguieron incrementando las experiencias sensoriales, ahora más acordes con los tiempos mediáticos que ya se vivían, se siguió apostando por el progreso, por el desarrollo de la ciencia y la tecnología y se continuaron viendo combinaciones de exotismo con la más reciente novedad, intentos nostálgicos de recuperación del pasado, verdaderos templos al high tech y unas pocas búsquedas contestatarias a tanta escenografía, a tanto refinamiento y a tanto kitsch .

2. Página de arquitectura de Economía HOY del 21 de julio de 1990.

Venezuela fue el séptimo país en confirmar su presencia en la feria y uno de los cuatro países latinoamericanos que realizó para Expo-Sevilla un Pabellón propio proyectado en el país. Su selección provino de un concurso por invitación en el que participaron ocho arquitectos: Domingo Álvarez, Jorge Castillo, Gorka Dorronsoro, Enrique Larrañaga, Juan Carlos Parilli, Jesús Tenreiro, Oscar Tenreiro y Henrique Hernández. El jurado integrado por Pablo Lasala, Tomás José Sanabria (Presidente), Emile Vestuti, Henrique Vera y Juan Pedro Posani (Curador del Concurso), en veredicto emanado el 25 de junio de 1990, luego de resaltar los valores de cada una de las propuestas entregadas, declaró ganadora de manera unánime la presentada por Henrique Hernández quien trabajó en la gestación y desarrollo del proyecto conjuntamente con Ralph Erminy, colaborando en la arquitectura Marcel Erminy y en la estructura Carlos Henrique Hernández y Waclaw Zalewski.

3. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Planta y fachadas

Este par de profesionales tuvieron la oportunidad, gracias a la realización del Pabellón, de poner nuevamente en práctica las ideas que en cuanto a la relación arquitectura-tecnología venían sosteniendo desde hace muchos años y que les llevaron a la creación en 1975 del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) en el seno de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Ambos tenían una amplia trayectoria académica habiendo llegado Erminy a ser Director de la Escuela en el período 1959-62. Hernández, junto a Fruto Vivas, emprende como estudiante un acercamiento pionero a la arquitectura popular a mediados de los 50 y ya en los sesenta lidera la Unidad de Diseño en Avance del Banco Obrero, experiencia abocada a la resolución masiva del problema de la vivienda mediante la aplicación de sistemas constructivos industrializados creados en el país con tecnología propia, lo que le vale en gran medida para propulsar la fundación del IDEC.

4. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Sistema estructural

No es de extrañar, por tanto, que el Pabellón de Venezuela en Sevilla obedezca, aunque en un tono más matizado que el asumido en otras experiencias realizadas dentro del IDEC, a una visión muy concreta de la arquitectura. De aquí que los autores no duden en utilizar la tecnología como clave para sugerir la imagen del país, una Venezuela donde la innovación y el desarrollo son básicos en la consecución de su futuro, pasando a ser el Pabellón un prototipo muy útil para el perfeccionamiento de una línea investigativa que el IDEC adelanta: las «Estructuras transformables».

De hecho, el Pabellón, construido en Venezuela con la colaboración de la industria del aluminio, conformado por 6.475 piezas, con base a un modelo estructural consistente en un sistema desplegable en acordeón concebido para cubrir un espacio de 600 m2, llega a Sevilla embalado dentro de tres enormes cajas para, una vez en el sitio, ser armado en tan sólo 13 horas. También se previó su posterior replegado para poder ser de nuevo trasladado y reinstalado en Venezuela, cosa que lamentablemente no ocurrió. Sus autores en un principio hubiesen querido que esto sucediese a diario en plena Exposición pero las características del formato y condiciones de proyección del audiovisual que en su interior se proyectaba lo impidieron.

5. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Vista general

Sin embargo, el Pabellón de Sevilla, ubicado dentro del recinto ferial entre el Camino de Las Acacias y la Calle 11, entre el pabellón de Rusia y el de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), en un terreno de 2000 m2 de los cuales abarcó una superficie construida de  1822 m2 alcanzando una altura máxima de 20 mts., se visualiza no sólo como tecnología sino también como un espectáculo por lo que tal vez el calificativo de «high tech» no sea del todo apropiado. Su conformación así lo revela: una Plaza inclinada concebida como una gran fiesta visual, como aventura, lugar de encuentro y a la vez de tránsito al edificio propiamente dicho. Al respecto Henrique Hernández apuntará en el libro editado por el IDEC Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993), que: “LA PLAZA representará la búsqueda de la percepción no inmediata, como una metáfora de uno de los hitos del gran acontecimiento histórico que celebramos en la Expo 92: el cambio de la imagen plana que el hombre tenía de la tierra y el nacimiento del mundo esférico, experiencia virtual del espacio percibido y del espacio real”.

Tras esta concepción Hernández y Erminy incorporan al artista venezolano Carlos Cruz-Diez a quien corresponderá el tratamiento cromático tanto del piso como de los elementos que cubren la plaza: treinta y seis paraguas de 16 metros de altura que virtualizan la forma de un cubo. Por su parte el volumen del edificio es el resultado de la función que fundamentalmente debía albergar: una sala convencional de proyecciones en la que se presentaba de forma continua un audiovisual con imágenes del patrimonio cultural y paisajístico del país cuyo guión se basó en un texto de Arturo Uslar Pietri, que a decir de los arquitectos y como ya hemos señalado «limitó mucho las ideas». También contenía el Pabellón un área de exposiciones de aproximadamente 1035 m2 y espacios para oficinas, depósitos y servicios. El resultado: un contenedor en forma de prisma truncado conformado por una trama estructural libre de soportes intermedios, con una luz de 32 metros lineales en sentido longitudinal y 22 metros lineales en el sentido transversal.

6. Portada del libro editado por el IDEC, Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993)

Tal vez sea el de Sevilla (junto al diseñado por Carlos Raúl Villanueva para Expo-Montreal 67) el más consistente y ajustado de los Pabellones presentados por Venezuela en Exposición Universal alguna. En él los objetivos trazados y la obra materializada tienen plena coherencia entre sí y con toda una trayectoria profesional y académica en la persona de los proyectistas, cuya más inmediata traducción puede palparse en el equilibrio entre economía y tiempo de ejecución muy ligadas a su vez con el sentido efímero que toda edificación de este tipo conlleva. Su aporte al desarrollo de un método constructivo para estructuras itinerantes junto a la meta también alcanzada de obtener una «estructura-edificio-símbolo de la industria venezolana del aluminio» podrían completar el renglón correspondiente a sus logros.

7. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Plaza con pavimento y mástiles diseñados por Carlos Cruz-Diez

La arquitectura espectáculo, la integración de la artes, la arquitectura mensaje y el desarrollo tecnológico temas subyacentes que rodean a la preocupación de los proyectistas por lograr una obra que sea expresión de la identidad nacional, les ofrecieron la oportunidad de construir una gran metáfora que, palpable o no, servirá como abono de las ideas formales: la alegoría de la luz y el color del Caribe. Los espacios interiores y, fundamentalmente, la Plaza (un pequeño bosque tropical) asumen dicho compromiso identificatorio. En tal sentido Ralph Erminy expresará: “Arte y plaza no son causa ni efecto, la plaza aparece por la necesidad del arte y el arte como consecuencia del encuentro. La plaza es el lugar del encuentro para dilucidar qué es el país como terruño y la nación como sociedad de hombres. Allí nada está sobrepuesto, allí todo está integrado. Es un lugar de incitación a la sensibilidad, donde la poesía también ocupa un lugar”. Apreciar en este Pabellón, que contó con la fortuna de ser uno de los pocos proyectos provenientes de un concurso de arquitectura realizado en Venezuela que logró construirse, la modernidad como soporte de lo nacional y a la vez su rol representativo de tendencias de alcance universal dentro de la arquitectura local, deja sobre el tapete planteada la perpetua paradoja que pesa sobre la identidad arquitectónica venezolana que, como bien sabemos, no se trata, ni mucho menos, de un episodio cerrado.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993)

  1. https://htca3expo92.wordpress.com/tag/propuestas/

2. Página de arquitectura de Economía HOY del 21 de julio de 1990.

3. https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/hernandez-henrique-1992-pabellon-de-venezuela-en-sevlilla/

4. Carlos H. Hernández, «EL PABELLÓN DE VENEZUELA EN LA EXPO^92.UNA ESTRUCTURA DESPLEGABLE EN DURALUMINIO» (1993). http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es

5 y 7. https://entrerayas.com/2019/03/a-10-anos-de-la-partida-de-henrique-hernandez/

6. Colección Crono Arquitectura Venezuela.