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VISITAS MEMORABLES

Oscar Niemeyer (1907-2012)

El más importante arquitecto brasileño del siglo XX, cuya aerofobia (temor a volar en aviones) se hizo mundialmente famosa, llegó a Venezuela por vía marítima procedente de Rio de Janeiro el 26 de septiembre de 1955, contratado por Inocente Palacios para diseñar el Museo de Arte Moderno de Caracas (MAMC) a ser ubicado en Colinas de Bello Monte.

La estadía de Niemeyer en Caracas, quien sólo vino una vez, estuvo precedida por varios asuntos que sería bueno resaltar, le ofreció la oportunidad de dejar en nuestro país un trabajo de gran trascendencia y le abrió las puertas a lo que sería su despegue definitivo como arquitecto reconocido ya no sólo nacional sino internacionalmente.

1. Aviso publicitario de la urbanización Colinas de Bello Monte aparecido en la revista A, hombre y expresión, nº 4, 1957

Para empezar, Niemeyer es contactado por Inocente Palacios en el contexto del emprendimiento que éste ya había iniciado desde 1949 del primer suburbio para clase media caraqueño, que trepará por las hasta entonces inmaculadas colinas del sureste de la ciudad. Dicha iniciativa dio origen a la compañía Urbanización Colinas de Bello Monte que contó con apoyo financiero del Banco Obrero y luego el propio Palacios presidió. La condición natural de Colinas calificada como “terraza sobre el Ávila”, “corazón de Caracas” o “palco escénico” de filiación teatral (como bien señalara Hannia Gómez), motivarán al musicólogo Palacios no sólo a promover un concurso para diseñar una casa modelo que venciera la resistencia que generaba ocupar una agreste topografía, sino a imaginar el sector como idóneo para desarrollar una sucesión de obras, que le permitirían asumir el mayor protagonismo socio-cultural dentro de la ciudad vinculado a la arquitectura moderna, entre las que se encontraban el implantar allí por decisión de sus accionistas el Club Táchira, su propia casa-pinacoteca, la construcción de una “concha acústica” y, por si fuera poco, de un museo de arte moderno cuya presencia ocuparía uno de los lugares más privilegiados dentro de la urbanización.

Como bien dirá Carola Barrios en su Tesis Doctoral titulada Caracas: Ciudad Moderna y Museo. Intersecciones inacabadas en el paisaje de los años cincuenta, entregada el año 2005 en la Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona, España, “para la concepción del MAMC se van a buscar las últimas tendencias de la arquitectura moderna. Inicialmente se piensa en un concurso internacional, lo que manifiesta desde sus inicios el espíritu de internacionalización del ambicioso proyecto. (…) A través de Inocente Palacios y la gestión de Gustavo Ferrero Tamayo -en su momento Director de Urbanismo del MOP (Ministerio de Obras Públicas) y miembro de la Comisión Nacional de Urbanismo- serán considerados nombres como Mies van der Rohe, Philip Johnson y Gio Ponti, ofreciéndose éste último para colaborar en la organización del concurso desde la revista Domus”.

2. Carta de R. C. Wiley, socio de Mies van der Rohe, en respuesta a la invitación de Gustavo Ferrero Tamayo quien le había propuesto encargarse del proyecto del Museo de Arte Moderno de Caracas. 13 de julio de 1955.

El concurso es descartado y Ferrero Tamayo le envía una carta a Mies para proponerle se encargue del proyecto del MAMC, la cual es respondida el 13 de julio de 1955 por R.C. Wiley, socio administrador de la oficina del arquitecto alemán, argumentando que por la gran cantidad de trabajo que tenía en esos momentos ocupado al despacho, declinaba la propuesta de asumirlo sugiriendo, a la vez, considerar, por su afinidad en cuanto a “gramática arquitectural” a Philip Johnson, para entonces Director de Arquitectura del MoMA de Nueva York.

“La negativa de Mies no detendrá sin embargo la búsqueda de un arquitecto emblemático para el MAMC”, apuntará Barrios. De esta manera, contando con el apoyo de Gio Ponti, quien para entonces ya había visitado en repetidas ocasiones Caracas y de sus artículos escritos para Domus en 1954 (particularmente “Proposta per Caracas”, nº 295), “Palacios y Ferrero Tamayo continuarán sus gestiones para la contratación de un arquitecto de prestigio. Tamayo será quien proponga una vez más el nombre del arquitecto a Palacios. Esta vez será Oscar Niemeyer, por ser ‘una estrella fulgurante del momento’ en el panorama internacional de la arquitectura moderna. A mediados de agosto de 1955, Tamayo recibirá una carta afirmativa del arquitecto brasilero sobre la posibilidad de llevar a cabo un estudio preliminar y un anteproyecto para el Museo de Arte de Caracas”.

De tal manera, aprovechándose la circunstancia de la realización en Caracas del IX Congreso Panamericano de Arquitectos entre el 19 y el 28 de septiembre de 1955, Ferrero Tamayo cursará a Niemeyer invitación a participar en el mismo y a la vez para realizar el museo, proponiéndole “hacer un viaje unos 10 o 15 días antes del 19 de septiembre, para organizar así un taller con estudiantes de arquitectura y jóvenes arquitectos que colaboren con él en el desarrollo del anteproyecto”.

3. Oscar Niemeyer es agasajado a su llegada a Caracas en septiembre de 1955. De izquierda a derecha: Diego Carbonell, Carlos Raúl Villanueva, Oscar Niemeyer, Inocente Palacios y Gustavo Ferrero Tamayo

Como ya se señaló, Niemeyer llega a Caracas el 26 de septiembre (justo para el cierre del Congreso) y extenderá su permanencia por casi dos meses, cumpliendo con los planes fijados: dejó terminado en el tiempo estipulado (16 días) el anteproyecto del museo, contando con la colaboración de un grupo de estudiantes venezolanos cursantes de los últimos años de la carrera de arquitectura: Fruto Vivas, Henrique Hernández, Elio Vidal, Gustavo Legórburu y Pedro Valenti.

También dio una serie de charlas, una de las cuales se dictó en la planta baja del edificio de ingeniería donde funcionaba la Escuela de Arquitectura en la Ciudad Universitaria, e hizo acto de presencia en actividades organizadas por el gremio entre las cuales se registra la presentación del proyecto para El Helicoide el 23 de noviembre en el Centro Profesional del Este, edificio donde se ubicó la oficina desde la que realizó con sus colaboradores el anteproyecto para el MAMC.

4. Croquis elaborado por Oscar Niemeyer de la propuesta para el Museo de Arte Moderno de Caracas
5. Anteproyecto del Museo de Arte Moderno de Caracas. Oscar Niemeyer. 1955
6. Maqueta del Museo de Arte Moderno de Caracas que muestra el diseño de la cubierta traslúcida y el sistema de protección solar en forma de brise-soleil horizontales
7. Portadas de las revistas Módulo (1956) y Progressive Architecture 2 (1956)

Sobre la propuesta del MAMC y su impactante forma de pirámide invertida de 50x50x16 metros, sustentada mediante una estructura ciclópea de hormigón de 5 pisos y sótano, colocada sobre un pequeño promontorio, desafiando las leyes de la gravedad, bastante se ha escrito y difundido. Niemeyer, de acuerdo al memorando que le enviara Inocente Palacios a Rio de Janeiro fechado el 18 de agosto de 1955, se tomó muy en serio la completa libertad que se le dio para concebir un edificio que se adaptara al programa elaborado (que derivaría en 9400 m2 de construcción y tendría su principal atracción en la colección de arte moderno ubicada en los dos últimos niveles), y tomara en cuenta la topografía para resolver su área de acceso, de donde se origina una rampa colgante de 90 metros de largo. Juan Otaola, ingeniero que trabajó con Villanueva  en el diseño de estructuras en concreto armado de la Ciudad Universitaria se encargaría de asesorar en este campo la elaboración del anteproyecto. Zenón Handelman (también ingeniero) diseñaría las instalaciones eléctricas y se ocuparía de la luminotécnica, vitales en un edificio museístico, que en este caso se decidió acompañan con la luz cenital atrapada por la cubierta cuadrada inversa de la pirámide.

8. Pabellón de Brasil para la Feria Internacional de Nueva York, 1939, Oscar Niemeyer y Lucio Costa
9. Oscar Niemeyer. Izquierda: Croquis del conjunto de Pampulha, Belo Horizonte, 1940-1943. Derecha: Iglesia de San Francisco de Asís, Pampulha, Belo Horizonte (1943)
10. Oscar Niemeyer. Casa Das Canoas, Rio de Janeiro, 1951
11. Oscar Niemeyer. Sede de la ONU en Nueva York (1949-52)
12. Oscar Niemeyer. Congreso Nacional, Brasilia, 1958

Sin lugar a dudas, el MAMC significó para Niemeyer un antes y un después, es decir, el paso de su rica experiencia previa, resumida en el Pabellón de Brasil para la Feria Internacional de Nueva York (1939, autoría compartida con Lucio Costa); el Yacht Club (1940-42), el Casino (1942), la Casa de Danza (1943) y la Iglesia de San Francisco de Asís (1943), todos en Pampulha, Belo Horizonte; la Casa Das Canoas (1951), Rio de Janeiro; y la Sede de la ONU en Nueva York (1949-52), a su participación, cuando es llamado en 1956 por Lucio Costa, tras ganar el concurso promovido por Juscelino Kubitschek para proponer el plan general de la nueva capital de Brasil (Brasilia), para asumir diseño de los edificios mientras Costa asumía la supervisión del plan y su desarrollo urbanístico.

13. Portada y solapa del catálogo de la exposición Brazil Builds. Architecture new and old. 1653-1942, Museo de Arte Moderno de Nueva York, 1943

La influencia de la arquitectura brasilera en general y de  Niemeyer en particular sobre la obra de Villanueva fue notoria. Ya el Maestro la conocía a partir tanto de la muestra colectiva “Brazil Builds” (MoMA, 1943) como de sus realizaciones de los tempranos años 50. De allí que cuando construye el comedor universitario (1951) de la CUC y el pequeño pabellón que era la librería universitaria revestido de azulejos, se vea reflejado el impacto que había causado en nuestro arquitecto el conjunto de Pampulha, y también de una manera marcada cuando da el trascendental giro que origina el Conjunto Central de la UCV (1952-53).

14. Invitación a la inauguración de la exposición itinerante y retrospectiva “Oscar Niemeyer. Una invención del tiempo”, 2009

En 2009, cuando Niemeyer ya había cumplido 102 años, llega a Caracas la exposición itinerante y retrospectiva “Oscar Niemeyer. Una invención del tiempo”, en un esfuerzo conjunto entre la Embajada de Brasil en Venezuela, el Museo de Arte Contemporáneo -MAC- (donde se montó), el Museo Nacional de Arquitectura y el Instituto Cultural de Brasil Venezuela. Ello sirvió para que después de 17 años desde que Oscar (como se le conoce a Niemeyer en Brasil) le manifestara a Domingo Álvarez el deseo de que su obra fuese mostrada en suelo venezolano, dicho anhelo finalmente se hiciera realidad. Aunque la  curaduría y un guión elaborado en Brasil estuvieron a cargo de Marcus de Lontra, Kadu Niemeyer y Heloisa Alves, trabajaron activamente en su adaptación a los ambientes de MAC el propio Álvarez y Carola Barrios.

La exposición, además de concentrar sus mayores obras, recogió los 40 proyectos que a pesar de su avanzada edad había realizado en los últimos tres años. También, se presentaron el Sambódromo de Río de Janeiro; el Conjunto de Ibirapuera, en São Paulo; el Museo Oscar Niemeyer, en Curitiba; el centro cultural que también lleva su nombre en Goiana; la Torre del Parque, de Natal; el Museo de Arte Contemporáneo en Niteroi (donde busca recrear, sin lograr el mismo efecto y potencia, la idea del MAMC); y la maqueta y planos que, procedentes del archivo de Inocente Palacios, hiciera para el Museo de Arte Moderno de Caracas durante su estadía en nuestra ciudad. Fue, sin duda, una bonita ocasión para apreciar de nuevo la trascendental importancia que puede cobrar un proyecto no construido dentro de la larga y brillante trayectoria de un arquitecto que obtuvo en vida todos los reconocimientos posibles.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado: http://www.themilanese.com/?p=8665

1. Revista A, hombre y expresión, nº 4, 1957

2 a 7. Carola Barrios. Caracas: Ciudad Moderna y Museo. Intersecciones inacabadas en el paisaje de los años cincuenta, 2005

8 a 12. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

13. http://www.bifurcaciones.cl/2014/12/gorelik/index/

14. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2009/05/29/la-creatividad-de-niemeyer-llega-a-caracas-21-de-mayo-al-16-de-agosto-2009-venezuela/

Algo más sobre la postal nº 47

La urbanización Colinas de Bello Monte comienza a promoverse dentro de la sociedad caraqueña desde 1954, apareciendo el primer anuncio del que tengamos conocimiento (de trazos geométricos, diseñado muy probablemente por Mateo Manaure), en el nº 1 de la revista a, hombre y expresión (1954). El que acompaña la postal, quizás el más conocido, contando seguramente con la misma autoría que el primero, apela, sin abandonar la abstracción, a transmitir un mensaje más sugestivo, apacible, cadencioso y acorde con el producto que se intentaba promocionar.
Siendo la primera incursión “urbanizada” que se acometía en una de las zonas de topografía accidentada ubicada al sur de la ciudad (que incluso llevó a realizar una modificación de la Ordenanza vigente para la fecha), no deja de ser sintomático el apelativo al que se recurre (“colinas”), como demarcación del status socio-económico del segmento a quien iba dirigido el mensaje y de una manifiesta voluntad por diferenciarse del término “cerro”, con el que se empezaron a denominar los lugares donde se comenzaban a localizar asentamientos de carácter informal o los desarrollos de vivienda de interés social. Luego aparecerían “lomas” y “terrazas”, entre otros, como acompañantes de “colinas” en la designación de urbanizaciones más recientes dentro de la acelerada expansión de la ciudad.
Es Inocente Palacios, en su doble condición de empresario y promotor cultural, quien acomete el reto de poblar lo que hasta entonces habían sido los escarpados terrenos de la hacienda Bello Monte (productora de caña de azúcar), en la ribera sur del Guaire, frente a Sabana Grande. La parte menos accidentada del desarrollo (cercana al río) sería ocupada por edificios corporativos y viviendas multifamiliares, destinándose las laderas para quintas que podrían aprovechar, gracias a la sinuosa adaptación topográfica del trazado, las magníficas visuales abiertas sobre el valle y el Ávila.
El propio Palacios se instala en lo que se conocía como cerro El Perico en una casa-conservatorio (de nombre “Caurimare”) que le proyectó el arquitecto italiano Antonio Lombardini, autor de numerosas obras dentro de la urbanización. También organizó la convocatoria del concurso de una quinta-tipo (ganado por José Miguel Galia), que se ofrecería como modelo a los potenciales habitantes de la zona, y se encargó de salpicar de cultura el naciente asentamiento, promoviendo la realización del proyecto para el Museo de Arte Moderno de Caracas (1955) a cargo de Oscar Niemeyer (no construido) y el de la Concha Acústica, autoría de Julio Volante (1954), amén de que en sus predios también se instaló el Club Táchira proyectado por Fruto Vivas (1955). En 1956 y 1957, respectivamente, se construirían en algunos de sus solares la Agencia Anglovén (hoy Dambromotors C.A.) y las residencias Meli y Crisbel (conocidas como “Los Morochos”) de Vegas & Galia e, igualmente en 1956, el Edificio Summa (antes National Cash Register) de Don Hatch.

ACA

2009• Exposición «OSCAR NIEMEYER»

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2009•  Entre los días 21 de mayo y el 6 de septiembre se expuso con el auspicio del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Fundación Museos Nacionales, la Embajada de la República Federativa del Brasil y el Instituto Cultural Brasil-Venezuela, en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, la muestra «OSCAR NIEMEYER». Esta exposición itinerante organizada y producida por el Ministerios de Relaciones Exteriores de Brasil, fue proyectada y organizada por Kadu Niemeyer y Heloisa Alves, contó con la curaduría de Marcus de Lontra, fotografías de Kadu Niemeyer (nieto del arquitecto), maquetas, videos y entrevistas.
Como un aporte nacional a la exposición el Museo de Arquitectura (MusArq) incorporó una Sala con la propuesta del Museo de Arte Moderno de Caracas. Este proyecto realizado por Niemeyer en 1955, que nunca fue construido, fue gestionado por el empresario urbanizador Inocente Palacios y contó con la colaboración de los estudiantes de arquitectura cursantes de los últimos años de carrera: Fruto Vivas, Henrique Hernández, Elio Vidal, Gustavo Legórburu y Pedro Valenti.
La exposición se complementó con los planos originales del Museo diseñado por el arquitecto brasileño, cedidos por la Fundación para la Memoria Urbana, un boceto perteneciente a la FAU / UCV, cartas, un video y una maqueta del proyecto realizada para la ocasión. Por su parte, el equipo del Museo de Arte Contemporáneo diseñó un espacio didáctico dedicado a niños e invidentes.
En el marco de la muestra el crítico y presidente del DO.CO.MO.MO. del Brasil, arquitecto Hugo Segawa, dictó una charla sobre el legado y vigencia del maestro Niemeyer.

HVH

 

1988• Oscar Niemeyer recibe el Premio Pritzker

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1988•  Oscar Niemeyer (1907-2012), arquitecto brasileño egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1934, autor de innumerables obras construidas en muchos paises del mundo, de un anteproyecto para el Museo de Arte Moderno de Caracas (1954), conocido internacionalmente por su diseño de varios edificios gubernamentales en Brasilia, nueva capital de Brasil, honrado internacionalmente con reconocimientos que incluyen desde el Premio Lenin de la Paz 1963, Premio Principe de Asturias 1989, Medalla de Oro de la RIBA 1998, Praemium Imperiale del Japón 2004, recibe el Premio Pritzker 1988. Es el segundo iberoamericano en recibirlo.

1955• Museo de Arte Moderno de Caracas

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1955•  El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer proyecta el Museo de Arte Moderno de Caracas, a ser ubicado en Colinas de Bello Monte, gracias a las gestiones directas realizadas por Inocente Palacios, empresario promotor de la Urbanización. Para el diseño del museo, lamentablemente nunca construido, Niemeyer contó con la colaboración de un grupo de estudiantes venezolanos cursantes de los últimos años de la carrera de arquitectura: Fruto Vivas, Henrique Hernández, Elio Vidal, Gustavo Legórburu y Pedro Valenti.

HVH