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JAPÓN Y EL PRITZKER GANADO POR RIKEN YAMAMOTO

Osaka Prefectural Sayamaike Museum, Japan (2001) / Tadao Ando.

Una mirada a los 9 arquitectos japoneses honrados con el Premio Pritzker

Escrito por Maria Cristina Florian

Tomado de archdailycom

Publicado el 13 de marzo de 2024

La semana pasada, el arquitecto y defensor social japonés Riken Yamamoto fue anunciado como el Premio Pritzker de Arquitectura de 2024, convirtiéndose en el noveno arquitecto japonés honrado con el premio más prestigioso de la profesión. A lo largo de los 45 años de historia del Premio Pritzker, Japón destaca como la nación con mayor número de laureados. Si bien la geografía no es un criterio en la selección de los acreedores al premio, la arquitectura japonesa impresiona consistentemente con su interacción de luz y sombra, la cuidada composición de espacios, transiciones suaves entre el interior y el exterior, y la atención al detalle y la materialidad. Una arraigada cultura de construcción también celebra diversos diseños y fomenta el diálogo global y el intercambio de ideas y mejores prácticas.

Riken Yamamoto (2024)

Yokosuka Museum of Art, Japan (2006) / Riken Yamamoto

El último ganador del Premio Pritzker de Arquitectura, Riken Yamamoto, es aclamado por fomentar la unidad y la interacción a través de la arquitectura. Su enfoque innovador disuelve los límites entre los espacios públicos y privados, enriqueciendo a las comunidades de todo el mundo. A lo largo de sus cinco décadas de carrera, Yamamoto ha diseñado una amplia gama de proyectos, que abarcan esferas residenciales, educativas y cívicas, en todo Japón, China, Corea y Suiza. Desafía las nociones tradicionales de libertad y privacidad, creando espacios atractivos que alienten el compromiso social y el intercambio cultural.

Arata Isozaki (2019)

National Convention Centre, Qatar (2011) / Arata Isozaki.

Reconocido por su visión arquitectónica poco convencional y su producción prolífica, el enfoque de Arata Isozakis desafía la categorización, en constante evolución mientras mantiene la frescura en el diseño. Influenciado por la devastación de la Segunda Guerra Mundial en su ciudad natal y Japón, Isozaki a menudo se centró en la necesidad de reinvención y adaptación al cambio. Colaborando con su mentor Kenzo Tange, desarrolló una fusión de Metabolismo y Brutalismo, evidente en obras icónicas como la Plaza del Festival en EXPO70. La obra de Isozaki está marcada por la heterogeneidad, trascendiendo las tendencias para establecer su ruta arquitectónica distinta.

Shigeru Ban (2014)

Cardboard Cathedral, New Zealand (2013) / Shigeru Ban.

Shigeru Ban, galardonado con el Premio Pritzker 2014, es celebrado por su uso innovador de materiales y su enfoque del diseño. Es pionero en soluciones creativas a los desafíos sociales, particularmente en el socorro en casos de desastre, a través de su visión arquitectónica. Con una carrera que abarca más de dos décadas, las estructuras de Ban sirven como refugios y centros comunitarios, ofreciendo consuelo a los necesitados en todo el mundo. Su compromiso con las causas humanitarias y el diseño sostenible lo distinguen, reflejando el ethos del Premio Pritzker. El trabajo de Ban ejemplifica una fusión de funcionalidad, elegancia y conciencia ambiental.

Toyo Ito (2013)

Metropolitan Opera House, Taichung (2006) / Toyo Ito.

El Laureado Pritzker 2013 es celebrado por su habilidad para mezclar formas orgánicas de la naturaleza con un diseño innovador, creando edificios con una dimensión espiritual. Obras notables como la Sendai Mediatheque y Taichung Metropolitan Opera House muestran su dominio de la estructura y el espacio. El compromiso de Ito con la tutoría y la responsabilidad social, ejemplificado por su proyecto «Home-for-All» realizado a raíz del terremoto de Japón después de 2011, subraya su profundo impacto en la profesión.

Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA) (2010)

New Art Museum, New York (1977) / SANAA.

Fundada por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa en 1995, SANAA ganó el Premio Pritzker en 2010 debido a su pionero e innovador enfoque de la arquitectura, caracterizado por una estética minimalista, espacios fluidos y formas no convencionales. El trabajo de la oficina enfatiza la experiencia humana, creando ambientes serenos que desafían las normas arquitectónicas tradicionales. Su influencia internacional ha remodelado el pensamiento contemporáneo del diseño, reflejando una profunda comprensión del contexto cultural y las necesidades sociales. Kazuyo Sejima también es la segunda mujer en recibir el premio, después de Zaha Hadid en 2004, destacando con ello la contribución de las mujeres a la arquitectura.

Fumihiko Maki (1993)

Makuhari Messe, Chiba, Japan (1989) / Fumihiko Maki.

Reconocida por su mezcla distintiva de Modernismo enraizada en la estética japonesa, la arquitectura Fumihiko Maki se caracteriza por la sencillez y elegancia, evocando «atmósferas inefables» mediante el uso estratégico del metal, el hormigón y el vidrio. Abrazando nuevas técnicas de construcción, empuja continuamente los límites del diseño, buscando crear experiencias espaciales inolvidables. Desde sus primeras influencias en el movimiento Metabolista hasta su exploración más reciente de la luz y la transparencia, la arquitectura de Maki sigue siendo un testimonio de su búsqueda de la expresión arquitectónica.

Tadao Ando (1995)

Church of the Light, Ibaraki, Osaka (1999) / Tadao Ando.

Caracterizado por su dominio del espacio, la luz y los materiales, los diseños minimalistas pero profundamente poéticos de Ando, que a menudo incorporan hormigón de maneras innovadoras, han dejado una huella indeleble en el paisaje arquitectónico. Las obras de Ando, profundamente arraigadas en los principios del budismo zen y la estética japonesa, evocan una sensación de tranquilidad y contemplación, al tiempo que responden sensiblemente a sus contextos culturales y ambientales. Su habilidad para crear espacios atemporales y emocionalmente resonantes, unida a su compromiso inquebrantable con la excelencia arquitectónica, le valió el prestigioso reconocimiento del Premio Pritzker.

Kenzo Tange (1987)

St. Mary Cathedral Church, Tokyo (1964) / Kenzo Tange.

En 1987, se concedió el Premio Pritzker de Arquitectura a Kenzo Tange, marcando un momento histórico ya que era el primer arquitecto japonés en recibir este honor. Sus diseños innovadores, caracterizados por una fusión de elementos arquitectónicos tradicionales japoneses con principios modernistas, remodelaron el paisaje del Japón de la posguerra y dejaron un impacto duradero en la arquitectura global. El enfoque de Tange sobre el urbanismo demostrado en proyectos como el Hiroshima Peace Memorial Park y el Yoyogi National Gymnasium de Tokio para los Juegos Olímpicos de 1964, mostró su capacidad para armonizar la modernidad con el patrimonio cultural. Su uso innovador de formas concretas y geométricas, unida a una profunda comprensión de la dinámica espacial, reflejó su compromiso con la funcionalidad y la expresión estética.

ES NOTICIA

El gimnasio Kagawa de Kenzo Tange será demolido

Tomado de  https://japannews

18 de febrero de 2023

TAKAMATSU — Se espera que la estructura conocida cariñosamente como el “boat gymnasium”, diseñada por el arquitecto de renombre mundial Kenzo Tange (1913-2005), sea demolida.

El antiguo Gimnasio de la Prefectura de Kagawa en Takamatsu y el Gimnasio Nacional Yoyogi en Tokio tienen elementos de diseño similares, como techos suspendidos de alambre. Este último edificio es ampliamente conocido por ser una de las obras maestras de Tange.

Obra de Kenzo Tange, el antiguo gimnasio de la prefectura japonesa de Kagawa, situado en la ciudad de Takamatsu, que se asemeja a un barco tradicional japonés, abrió sus puertas en 1964. Se cerró en 2014 debido a problemas con su estructura que no era resistente a los terremotos y sus techos bajos, que lo hacían inadecuado para su uso en algunas competiciones deportivas.

Ha habido llamados persistentes para preservar el gimnasio como una estructura histórica, y las discusiones sobre su futuro se han prolongado durante más de ocho años.

Como no había ideas sobre nuevas formas de hacer uso del edificio, el gobierno de la prefectura de Kagawa anunció en la asamblea de la prefectura el 7 de febrero que demolería el gimnasio, diciendo que los fondos públicos no se podían gastar simplemente para mantenerlo en funcionamiento. Ahora se está considerando la posibilidad de crear un registro del gimnasio, tal vez en forma de video.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… un 9 de agosto de 1945, hace 75 años, en Nagasaki (Japón), Estados Unidos realiza la segunda detonación de una bomba atómica contra civiles en la historia.

1. Explosión nuclear en Nagasaki. 9 de agosto de 1945. Foto tomada desde uno de los B-29 que efectuaron el ataque.

Habían transcurrido apenas tres días desde el ataque a Hiroshima cuando la fuerza aérea de los Estados Unidos llevó a cabo un segundo bombardeo en este caso sobre la ciudad de Nagasaki, la cuarta en importancia del Japón para la época y bastión histórico del catolicismo en ese país. Las circunstancias que rodearon ambos hechos, el poder destructivo y características de los artefactos explosivos, el número de víctimas y demás pormenores han hecho de la comparación entre lo ocurrido entre una y otra ciudad objeto de innumerables estudios, artículos de prensa y publicaciones de todo tipo. Lo cierto es que son escalofriantes las fotografías que recogen tanto el momento mismo en que se producen las detonaciones en el aire a una distancia de medio kilómetro del objetivo, como las secuelas que, traducidas en devastación de lo construido en 5 kilómetros a la redonda, están asociadas a un total aproximado de entre 140 a 150.000 víctimas en Hiroshima y entre 70 y 80.000 en Nagasaki sin contar heridos y afectados por las emanaciones radiactivas. Es así como las imágenes de la explosión ocurrida el pasado martes 4 de agosto en el puerto de Beirut, capital del Líbano, han traído a la memoria y permitido hacer comparaciones, salvando todas las distancias, con lo acontecido en Japón hace tres cuartos de siglo en cuanto a la potencia destructiva y composición de los artefactos o sustancias que se detonaron en cada caso.

2. Izquierda: ‘Little Boy’, la bomba atómica que destruyó Hiroshima. Derecha: Bomba atómica Fat Man lanzada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki.
3. Una flecha marca el punto sobre el que estalló la bomba arrojada en Nagasaki.

Más allá de que ya se sabe que la bomba de Hiroshima (“Little Boy”) estaba compuesta fundamentalmente de uranio y la de Nagasaki (“Fat Man”) de plutonio, que ambas medían aproximadamente 3 metros de largo y pesaban más de 4 toneladas y que la primera detonó con una potencia de aproximadamente 15 kilotones de TNT mientras la segunda alcanzó poco más de 20, amén de que la diferencia devastadora de cada una estuvo asociada con las condiciones topográficas de cada ciudad (saliendo perjudicada en este rubro la llana Hiroshima), lo cierto es que Nagasaki, la última ciudad del mundo en haber experimentado un ataque nuclear que a su vez condujo a la rendición del Japón como epílogo de la Segunda Guerra Mundial, siempre ha quedado a la sombra de Hiroshima a la hora de recordar tan nefasta efeméride dentro de la historia de la humanidad. Como señala el autor estadounidense Greg Mitchell, nadie ha escrito un best-seller llamado «Nagasaki» ni ha hecho una película titulada Nagasaki, Mon Amour. Incluso la histórica visita de Barack Obama a Japón en 2016, cuando se convirtió en el primer presidente estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial en acercarse a Hiroshima, no incluyó a Nagasaki en el itinerario.

Sin embargo, la frialdad con que fueron programados los ataques y la selección cuidadosa de los objetivos, que hicieron de la población japonesa conejillos de indias en el avance de una serie de investigaciones dentro de la denominada era nuclear, que incluso contemplaban la realización de una tercera incursión por si no eran suficientes las dos primeras para doblegar a las fuerzas militares japonesas, permitió en su momento a Telford Taylor (fiscal jefe en los Juicios de Nuremberg) sugerir para estos bombardeos y sus responsables igual tratamiento en cuanto a crímenes de guerra que los seguidos a miembros destacados del régimen nazi entre noviembre de 1945 y octubre de 1946.

El renacer de Hiroshima y Nagasaki después de la tragedia debió esperar a que fraguara a partir de 1960 lo que se ha llamado el “milagro económico japonés”, cuya duración sostenida duró hasta finales de la década de 1980. Entre 1945 y 1960 transcurrieron 15 años en los cuales las consecuencias de la derrota asociada a los bombardeos, sumadas a la ocupación de las fuerzas estadounidense de su territorio al mando del general Douglas MacArthur con el objetivo de evitar que Japón se convirtiera de nuevo en amenaza, a la consecuente desmilitarización, al cierre de fábricas de material bélico, al regreso forzado de seis millones de repatriados desde las ex colonias niponas y al pago de indemnizaciones de guerra, hicieron que el país perdiera el 42% de la riqueza nacional y el 44% de la capacidad industrial. De hecho, la ocupación norteamericana no permitió en los primeros años la reparación de los daños, ni la elaboración de una política estratégica para la reconstrucción económica.
Constituida en una monarquía parlamentaria con separación de poderes desde 1947 y convertidos los Estados Unidos, paradójicamente, en su principal cliente comercial, es finalmente la guerra de Corea el detonante que impulsa el despegue económico japonés. En aquel momento Japón reactivó buena parte de su industria pesada con el apoyo de y para a la vez apoyar a los Estados Unidos en dicha conflagración.

4. Kenzo Tange. Izquierda: Vista aérea del Gimnasio Nacional Yoyogi (Gimnasio Nacional de Tokio), Tokio, 1961-1964, Juegos Olímpicos de 1964. Derecha: fotografia aérea del conjunto de Expo Osaka 1970

En Wikipedia encontramos lo siguiente: “En la década de 1960 Japón superaba a todas las naciones de Europa Occidental en el producto nacional bruto, y seguía a Estados Unidos como potencia industrial mundial. La economía japonesa ocupó el primer puesto mundial por su tasa de crecimiento en 1964. Los XVIII Juegos Olímpicos se celebraron en Tokio, lo que supuso una mejora de sus infraestructuras. (…) La Exposición Mundial de Osaka, que tuvo lugar en 1970, demostró que el país había restablecido su posición en el comercio internacional: en 1971 Japón era el tercer país exportador más importante del mundo, después de Estados Unidos y de Alemania Occidental, y el quinto en importaciones”.

La arquitectura japonesa también se benefició de este repunte para darse a conocer internacionalmente. Así, en medio de la crisis que llevó a la disolución de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) luego de la celebración en 1959 del último encuentro en Otterlo (Holanda), Kenzo Tange, invitado por los integrantes del Team X (convocantes del Congreso), presentó allí su proyecto del Ayuntamiento de Tokio y las oficinas de la Prefectura de Kawaga, de 1958, para debatir con los arquitectos europeos acerca de la tradición, sosteniendo que para conseguir un equilibrio entre tecnología y humanidad en el diseño de las ciudades, los arquitectos no deberían mirar atrás, rechazando todo intento de parte de Peter Smithson y Ernesto N. Rogers de asociar su arquitectura a las formas tradicionales japonesas. También es Otterlo el lugar donde, sin adquirir aún ese nombre, se presentan en sociedad las ideas que darán origen al grupo metabolista ya que allí Tange también muestra tres proyectos de Kiyonori Kikutate, de 1958: el primero, la Sky House (su propia vivienda) organismo vivo que se adapta a la familia que lo ocupa; el segundo la Towered–shaped City cuya estructura principal consistía en un cilindro de hormigón de trescientos metros de altura que alojaría la infraestructura de una ciudad completa; y el tercero Marine City, una auténtica ciudad flotante moviéndose por el mar. Será un año más tarde (1960), cuando estaban en los preparativos de la World Design Conference (WDC), que se celebraría en Tokio, que Junzo Sakakura, Kunio Maekawa y el propio Kenzo Tange funden lo que se conoce como “metabolismo”, incorporándose casi de inmediato Takashi Asada, Noboru Kawazoe y Noriaki Kurokawa reclutando después a Masato Otaka, Kiyonori Kikutate, Kenji Ekuan y Kiroshi Awazu.

Tange quien creció en Osaka y realizó parte de su formación escolar en Hiroshima, desarrolló justamente para esta ciudad entre 1949 y 1956 el master plan que orientaría su reconstrucción luego de la devastación acaecida en 1945, lo cual marca su primer gran éxito profesional previo a su internacionalización como arquitecto, que tendrá en los ya citados XVIII Juegos Olímpicos de Tokio (1964) y en la Exposición Mundial de Osaka (1970) dos momentos estelares. Vale recordar también que Tange fue invitado en 1951 por los organizadores del CIAM a su octava reunión realizada en Hoddesdon, donde contribuyó con su visión personal al tema general “El centro urbano” o “El corazón de la ciudad”.

5. Hiroshima. Vista aérea del lugar destruido por la bomba donde se construyeron el Parque de la Paz y el Centro de la Paz (1949) de Kenzo Tange
6. Kenzo Tange. Hiroshima Peace Center Memorial Hall, 1994

En Hiroshima, proyectaría Tange justo en la zona más afectada por el bombardeo (la T que forma la intersección de los puentes sobre los ríos Motoyasu y Honkawa) el Parque de la Paz y el Centro de la Paz (1949), obra esta última que ofrece claros indicios de la influencia de Le Corbusier y evoca, cargada de simbología, a la reflexión sobre los desastres de la guerra moderna. Posteriormente (1994) Tange diseñará en el interior del Parque otro interesante edificio, en este caso semi-enterrado y de planta circular: el Hiroshima Peace Center Memorial Hall que contiene testimonios y otros datos sobre el evento a los que el visitante puede acceder mediante dispositivos multimedia.

7. Nagasaki. Arriba y centro: la ciudad antes y después de la bomba. Abajo: Zona de impacto de la bomba y los monumentos, museos y parques que conmemoran este trágico evento.
8. Izquierda: Nagasaki. Estatua en el Parque de la Paz del escultor Seibou Kitamura (1955). Derecha: El Salón Nacional a la Paz en Memoria por las Víctimas de la Bomba Atómica de Nagasaki, (2000-2002) diseñado por el japonés Akira Kuryu

En lo particular, la zona de Nagasaki donde detonó la bomba, a diferencia de Hiroshima donde quedaron algunos edificios en pie, fue totalmente devastada en 1945. De lo que se recoge en Wikipedia, inicialmente el blanco elegido para lanzar el artefacto explosivo “era Niigata, pero estaba lloviendo; se cambió a Kokura, pero había niebla espesa y no se pudo ubicar, y a falta de combustible y con la misión en peligro, Charles Sweeney se decidió finalmente por Nagasaki, el último blanco alternativo. (…) Al llegar, el avión encontró un cerrado techo de nubes, ante lo cual tenía que decidir si la arrojaba o volvía. Finalmente, se decidió el bombardeo por radar”. Eran las 11:02 horas del 9 de agosto de 1945.

Al igual que en Hiroshima, la ciudad de Nagasaki definió un área monumental con el fin de recordar a sus muertos y como oportunidad para alzar la voz por la paz mundial. Fue establecido en 1955 muy cerca del hipocentro de la explosión donde le elevaban los restos de un muro de hormigón de la Catedral de Urakami, la iglesia más grande en Asia oriental en el momento, la cual fue reconstruida totalmente en 1959.
En el extremo norte del parque está la Estatua de la Paz de 10 metros de altura creada por el escultor Seibou Kitamura e inaugurada el 1 de abril de 1955, una obra llena de significado al igual que el Salón Nacional a la Paz en Memoria por las Víctimas de la Bomba Atómica de Nagasaki (2000-2002), diseñado por el japonés Akira Kuryu, obra de arte serena y austera que busca rendir tributo a las vidas perdidas en la explosión atómica, pero además ofrece un ambiente espiritual que evoca a la reflexión sobre la tragedia de la guerra y el valor de la paz.

Arata Isozaki, nacido en Oita, en la isla de Kyushu (sur), en 1931, a medio camino entre Hiroshima y Nagasaki, discípulo de Tange en la Universidad de Tokio en momentos en que éste crea allí un “laboratorio urbano” que luego adoptará su apellido (1946), en una entrevista publicada a raíz de la obtención del Premio Pritzker el año 2019, confesaba cómo los efectos de la Segunda Guerra Mundial marcaron su vida y su trayectoria profesional como arquitecto y en particular la destrucción provocada por las bombas atómicas lanzadas sobre las dos poblaciones, fue lo que le hizo plantearse cómo reconstruir los hogares y las ciudades y actuar con insistencia en torno al tema del vacío en arquitectura.

Lo cierto es que, mas allá de los kilotones de TNT traducidos en uranio o plutonio, o sus kilométricas nubes en forma de hongo, las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki significaron una tragedia que aún miles de personas siguen padeciendo y que el mundo recuerda con estupor.

Cada 6 y 9 de agosto, en ambas ciudades se vuelve a levantar la voz para insistir en la importancia de que cosas así no vuelvan a pasar, de que está prohibido olvidar.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 2 derecha. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_las_armas_nucleares

2 izquierda y 3. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/bombardeos-hiroshima-y-nagasaki_10590/5

4 izquierda. https://catalogo.artium.eus/dossieres/exposiciones/premios-pritzker-viaje-por-la-arquitectura-contemporanea/obra-seleccionada-23.

4 derecha. https://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2011/10/el-metabolismo-japones.html

5. https://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2007/08/el-parque-de-la-paz-hiroshima.html

6. https://www.pinterest.com/pin/850828554571659672/

7 y 8 derecha. https://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2007/09/conmemorando-la-paz-en-nagasaki.html

8 izquierda. https://es.wikipedia.org/wiki/Parque_de_la_Paz_(Nagasaki)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 177

La aparición a comienzos de 1984 de la revista ARKETIPOS permitió abrir desde el sector privado venezolano una nueva ventana para asomarse al mundo de la arquitectura, la ingeniería, el urbanismo, la construcción, la industria y el arte. Como toda nueva empresa de esta naturaleza el nacimiento de la publicación estuvo impregnado de entusiasmo, ambición, compromiso, planes, importantes alianzas y la aspiración de consolidarse a lo largo del tiempo. También ofreció otra manera de auscultar el cómo puede y debe manejarse un proyecto editorial en este caso propulsado por la pareja de arquitectos Carlos Celis Cepero y Ana Teresa Caraballo-Gramcko de Celis.

ARKETIPOS que apela para su denominación a la palabra “arquetipo” (según el DRAE “Del lat. archety̆pum, y este del gr. ἀρχέτυπον archétypon… modelo original y primario en un arte u otra cosa” o “Representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad” y que de la mano de Carl Jung es entendido como “patrón e imagen arcaica universal que deriva de lo inconsciente colectivo y es la contraparte psíquica del instinto”), a la cual se le da el curioso giro de “Principios y tipos. Modelos originales, nociones abstractas de sistemas de partes similares considerados como tipos inmutables, a los cuales pueden referirse las formas de cada sistema, en todas las especies y en todas las edades de cada sistema”, tenía, como ya asomamos, alcances tan elevados como el significado mismo de su nombre muestra. Su índice (o ARKESUMARIO) revela la intención clara de cubrir tópicos que denotaban otras tantas áreas de interés a través de secciones fijas nombradas bajo una serie de neologismos como: ARKEDITORIAL, ARKEO: noticias, ARKEINDUSTRIAS, ARKEGUÍA, ARKEINSUMOS, ARQUITECTURA, ARKEOLOGÍA, ARTE Y ARKEHACER.

Con un precio de venta al público de Bs. 60, equivalentes entonces a 8$ (que ascendían a 10 si el envío era por correo), ARKETIPOS se identifica como “una revista bimestral, publicada bajo los auspicios de la Sociedad Bolivariana de Arquitectos, el Centro Venezolano para la Investigación y Construcción del Hábitat-Bouwcentrum de Venezuela, el Celbank que es un Banco de Documentación, Información y Exhibición de la Industria de la Construcción, la Fundación Celis Cepero para la integración cultural de los países bolivarianos y el Grupo C.A. TEKTO de Arquitectos, Ingenieros y Urbanistas”, lo cual da cuenta no sólo de su periodicidad sino sobre todo de la alta impronta que tuvo el grupo familiar de los fundadores y las empresas e instituciones a ellos asociados, bajo su tutela o su dirección.

Páginas 18 y 19 del nº 1 de la revista ARKETIPOS

Sin desmerecer la importancia de la iniciativa y para ampliar un poco lo señalado en cuanto a la manera cómo se pone en marcha el proyecto, quizás valga la pena resaltar que para la fecha en que aparece ARKETIPOS, Carlos Celis Cepero era Presidente de la Sociedad Bolivariana de Arquitectos (de cuya creación en 1963 fue fundamental promotor), el Bouwcentrum de Venezuela funcionaba en el Centro Profesional del Este, ofic. 104, sede a su vez del Grupo C.A. TEKTO de Arquitectos, Ingenieros y Urbanistas (oficina desde la que desde 1953 Celis y Ana Teresa Caraballo-Gramcko ejercen la profesión), Celbank C.A. tenía como asiento la Quinta Las Hormigas, Av. Mérida, Urb. Las Palmas (vivienda de habitación de los Celis) desde donde además se le daba impulso a la Fundación que lleva sus apellidos y se llevaban a cabo la mayor parte de los eventos sociales e institucionales que desde ella se generaban. Así, tampoco extraña el nombre de ARKEDITORES C.A. (también con sede en el Centro Profesional del Este, ofs. 104-105) para el ente que edita la revista y el que aparezcan como Directores el ing. Carlos Celis Caraballo-Gramcko y la arq. Laura María Celis Caraballo-Gramcko y en la Gerencia el ing. Pedro B. Celis Caraballo-Gramcko (todos hijos de los fundadores). El Director de Redacción era el periodista Oscar Armao Mendoza, la diagramación corrió a cargo de HERCEL C.A. y el tiraje del primer número fue de 3.000 ejemplares.

Nace ARKETIPOS a un año de haberse producido en Venezuela la mayor devaluación de la moneda en lo que iba de democracia conocida como “el viernes negro” (18 de febrero de 1983).

También se encontraban muy recientes las elecciones que en diciembre de aquel año dieron como ganador a Jaime Lusinchi, quien asume la Presidencia de la República en febrero de 1984, lo cual produjo, al menos entre los impulsores de la publicación (plenamente identificados con el nuevo gobierno), una importante toma de conciencia sobre el difícil momento que el país atravesaba, esperanzados en que el “pacto social” ofrecido por Lusinchi sirviera para hacer los correctivos necesarios.

“Confianza + Desarrollo = Futuro. Cuando se reconstruye la confianza y se estructura el desarrollo”, titulo del editorial del nº 1, se convierte en toda una declaración de principios donde se fija posición ante la coyuntura nacional y el rol que en ella puede ejercer tanto el grupo editor como la propia revista. En el elocuente texto se expresa (entre muchos otros puntos) “que están dadas las condiciones para el Desarrollo integral de nuestro País y que sus habitantes están ansiosos de que se fijen metas y propósitos para contribuir a ello”; se considera “que la Confianza es una actitud colectiva producto de la SEGURIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL, JURÍDICA Y POLÍTICA de la colectividad y que ella demás, está en función directa de la ACCIÓN DE GOBIERNO”; se confía “en que el Estado Venezolano orientará sus acciones por la senda del progreso, dándole el impulso necesario especialmente a las industrias de la Construcción y el Turismo”, y que “las iniciativas privadas y del gobierno que contribuyan a la reactivación económica del país, tendrán en ARKETIPOS un vehículo de difusión dispuesto a apoyarlas para el logro de un clima real de confianza”; y se espera “convocar próximamente a un grupo de Arquitectos, Constructores, Pensadores y Filósofos a nuestra sección ARKEFUTURO, A FIN DE TRATAR TEMAS SOBRE EL SIGLO XXI y su relación con las innovaciones necesarias en las áreas del Espacio-Tiempo-Hábitat y su mundo tecnológico, científico y artístico.”

Dado el carácter de la publicación, quien quiera enterarse de las iniciativas emprendidas por su grupo promotor, de las relaciones institucionales que se van cultivando y sobre la actividad proyectual de Carlos Celis Cepero a través del Grupo C.A. TEKTO, tiene en ARKETIPOS y los cuatro números que alcanzaron a imprimirse una muy buena fuente documental.

Así, el nº 1 (objeto hoy de nuestra atención y cuya portada ilustra la postal), da cuenta en la sección ARKEINDUSTRIAS del papel jugado por Vencerámica dentro de la industria de la construcción nacional. En ARKEINSUMOS se dedica un artículo a “La madera” y se informa del desarrollo del 7º Salón Internacional de Materiales de Construcción, Sistemas de Construcción y Restauración de Edificios llevado a cabo en Munich del 18 al 24 de enero de 1984, acompañado como ARKEGUÍA de una interesante reseña sobre la ciudad alemana.

Visita de Kenzo Tange a Caracas realizada en 1980 recogida por los editores de la revista ARKETIPOS
Avisos publicitarios en los que los editores de la revista se promocionan

Si hay algo que la revista pone de manifiesto son las relaciones que desde la primera vez que visitara Venezuela en 1978, invitado por el Colegio de Arquitectos y la Sociedad Bolivariana de Arquitectos, se empiezan a dar entre Kenzo Tange y Celis Cepero, las cuales se refuerzan y dan pie a la segunda estadía del arquitecto japonés en nuestro país en 1980 “invitado por el Grupo C.A. TEKTO a unas sesiones extraordinarias de trabajo (que) comprendieron, entre otras actividades, la visita a las obras de Parque Central realizadas por el Centro Simón Bolívar y la exposición sobre el estudio Caracas 2.000 realizado por la (OMPU) Oficina Municipal de Planeamiento Urbano, en compañía de los directivos de estos institutos y del grupo TEKTO”. De allí que se despliegue ampliamente, a modo de reconocimiento y efecto demostrativo, el proyecto del Centro de Comunicaciones de Yamanashi, obra construida por Tange en la ciudad de Kofu entre 1961 y 1968. También como dato curioso aparece un aviso publicitario en las páginas finales de “Kenzo Tange & URTEC. Urbanists & Architects/ CELIS CELIS & CELIS. Arquitectos-Ingenieros Asociados C.A.” con direcciones en Tokio, París, Bogotá y Caracas, el cual viene ilustrado con una perspectiva exterior del Edificio Institucional INOS del Arq. Carlos Celis Cepero con la colaboración de Ana Teresa Caraballo-Gramcko de Celis.

Otra relación, surgida en este caso a la sombra de la Sociedad Bolivariana de Arquitectos, permite la aparición de un artículo en el segmento ARQUITECTURA dedicado a Rafael Leoz (1921-1976) y reseñar en ARKEHACER la creación en 1983 del Instituto Iberoamericano de Investigación Arquitectónica y Urbanística en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), cátedra auspiciada por la Fundación Rafael Leoz, la Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos y la Fundación Celis Cepero. También en ARKEHACER  se da cuenta de las últimas elecciones llevadas a cabo en la Sociedad Bolivariana de Arquitectos donde resultaría electo presidente Celis Cepero.

Izquierda: Carlos Celis Cepero. Iglesia Parroquial de Puerto Píritu. Fachada. Derecha: Propuesta elaborada por C.A. TEKTO para el «Nuevo Helicoide Caracas».

Pero el principal volumen en cuanto a extensión (16 páginas de la sección ARQUITECTURA) y por ende demostración definitiva del rasgo personalista que marca a la revista se le da a la Iglesia Parroquial de Puerto Píritu, proyectada y construida entre 1964 y 1977, obviamente, por Carlos Celis Cepero con la asesoría de Ana Teresa Caraballo-Gramcko de Celis fungiendo de arquitectos colaboradores Laura María y Claudia Elena Celis Caraballo-Gramcko. De hecho la fotografía de la portada de la revista proviene de esta obra de 738 m2, ubicada en la plaza principal de la población, en un terreno de 12.000 m2, construida en concreto armado vaciado en sitio y cuyas directrices generales (según sus autores) “obedecen a la disciplina de un trazado simétrico, donde los ejes de la función y de la forma organizan el espacio arquitectónico, armonizándolo de tal forma, que su liberación se produce a cada instante, dando origen al dinamismo del conjunto y a la vivencia aún mayor, de los elementos arquitectónicos, con la expresión sincera de su propia función y la plasticidad de su material específico”.

Otra proyecto reseñado en ARQUITECTURA, que puede llamar la atención a quienes le quieran seguir la pista a los múltiples planteamientos de que ha sido objeto, es la propuesta elaborada por C.A. TEKTO para el «Nuevo Helicoide Caracas». A él se suma la nota elaborada para la “Casa Los Chorros“ del arquitecto Alberto Chaves Santos. Ocupan la sección ARKEOLOGÍA la Capilla de San Clemente en Coro y la de ARTE se le dedica al pintor venezolano Omar Carreño.

Finalmente, el recorrido complementario que se puede realizar tanto de las noticias que se recogen en ARKEO como a través de las páginas publicitarias, permiten afirmar que ARKETIPOS ofrece sin dudas una visión del acontecer del momento y, ante todo, del sesgo que sus editores le imprimen a partir de las diversas actividades (políticas, empresariales, sociales, institucionales y profesionales) que los ocupan, donde el material fotográfico con sus leyendas y los textos elaborados para muchas de sus secciones ponen en evidencia el afán de figuración de Carlos Celis Cepero.

Testimonio de un momento, de un sector de la vida del país y de un grupo muy activo que no desaprovecha la más mínima ocasión para mostrarse y promocionarse, ARKETIPOS bien merece ser analizada y reconocida como un loable intento por difundir una particular visión de lo que deben ser las relaciones entre cultura y arquitectura dentro de un país en el que ya empezaba a hacerse crónico el concepto de “crisis”. Lamentablemente, al igual que otras iniciativas de este tipo en Venezuela, tuvo de una corta vida.

Nota

La información que aquí incluimos acerca de la relación entre Kenzo Tange y Carlos Celis Cepero amplía y complementa la aparecida en el texto “Visitas memorables” del Contacto FAC nº 136 (28-07-2019) dedicado a reseñar el paso por Venezuela del célebre arquitecto japonés.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todo el material gráfico que acompaña esta nota proviene de la revista reseñada.

VISITAS MEMORABLES

1. Kenzo Tange, con cámara en mano, frente a la Oficina del Gobierno de la Prefectura de Kagawa en el momento de su finalización. 1958

Kenzo Tange (1913-2005)

El que ha sido considerado como el más importante e influyente arquitecto japonés del siglo XX, tuvo la oportunidad de visitar Venezuela en tres ocasiones: la primera en 1976 invitado por los organizadores de la VI Bienal Nacional de Arquitectura (evento que se realizó en los espacios del Museo de Bellas Artes) para participar en un ciclo de charlas donde también figuraban Oriol Bohigas y Fernando Belaúnde Terry; la segunda a finales de 1978, finalizando la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez invitado especialmente por el Colegio de Arquitectos de Venezuela y la Sociedad Bolivariana de Arquitectos; y la tercera en 1980 invitado por el grupo C.A. TEKTO encabezado por Carlos Celis Cepero a la sazón asociado suyo en nuestro país desde el punto de vista profesional (alianza que, aunque tuvo entre sus proyectos posibles realizar un Plano Regulador para Caracas, finalmente dejaría pocos frutos).

El paso de Tange quedó registrado en diversos momentos y espacios diferentes: las revistas ARKETIPOS Nº 1 (1984), 2 (1984) y 3 (1985) que amplían con material fotográfico las dos visitas (que ampliaremos en un próximo Contacto FAC), y, enfocadas en la venida de 1978, una breve nota aparecida en el nº 61 (junio 1979) de la revista Punto y una entrevista realizada por Miguel Coronado y Víctor Houtman publicada en el nº 23 de la revista estudiantil Taller, la cual estuvo acompañada de un breve texto de Tange titulado “Función, estructura y símbolo”, traducido por Houtman del cual lamentablemente no se especificó la fuente y que peca de numerosas imprecisiones producto de la propia traducción.

Cabe añadir que el nº 61 de Punto, casualmente, fue el primero de una nueva etapa que bajo la dirección de Henrique Vera (al frente desde 1976 del recién creado Centro de Información y Documentación -CID- de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV), buscaba imprimirle un giro significativo al enfoque que a lo largo de 60 entregas que ocuparon 18 años le había dado Antonio Granados Valdés a la revista, para lo cual se hizo acompañar de un Comité de Redacción integrado por Mariano Goldberg, Ramón León, Manuel López y Juan Pedro Posani. De allí quizás lo escueto de la nota aparecida en la sección de noticias de la publicación, de la que se deduce que Tange (debido a sus relaciones y contactos en Venezuela) no era considerado objeto de loable reconocimiento para los nuevos editores de Punto, cuando tal vez para Granados hubiera significado un despliegue mayor dada la importancia del personaje. Para confirmar esta apreciación nada mejor que transcribir lo allí aparecido: “Entre los días 7 y 12 de diciembre pasado visitó nuestro país el arquitecto japonés Kenzo Tange. Dentro de su amplio programa de actividades, dictó una conferencia el 8 de diciembre en el Auditorio ‘Carlos Raúl Villanueva’ de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela.(…) La charla versó sobre sus últimos proyectos, entre los cuales se pueden señalar la Embajada y Cancillería de Bulgaria (1972-1974) y el Palacio de Su Majestad el Sha Reza Pahlevi, en Teherán (1977). Las ambigüedades de la conferencia dejaron en el público opiniones controversiales”.

2. Portadas de las revistas Punto nº 61 y Taller nº 23
3. Kenzo Tange en su visita a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV acompañado de Magalí Ruz Brewer y Henrique Vera

Por su parte, los estudiantes Coronado y Houtman, a sabiendas de la trascendencia y estatura que ya para entonces había alcanzado Tange en todo el mundo y con un importante dejo de admiración no exento de crítica ideológica, logran a través de la para entonces Directora de Extensión de la FAU, Magalí Ruz Brewer, establecer contacto con Tange por mediación de su asistente, el Sr. Omar Take (profesor de arquitectura del Massachusetts Institute of Technology -MIT-), quien acuerda recibirlos en el hotel Tamanaco, donde Tange se hospedaba, el domingo 10 de diciembre a las 7 p.m.

La entrevista, en la que el Sr. Take fungió de traductor, realizada en la suite que ocupaba el destacado arquitecto japonés, se inició con la pregunta: “¿Profesor, qué le motivó a seguir estudios de arquitectura?” de cuya respuesta se desprende que fue el contacto con la obra de Le Corbusier la que hizo a Tange tomar la senda de la profesión en la que tanto destacó.

Hay un momento muy interesante del encuentro en el cual Coronado confiesa que iba dispuesto a presionar a Tange con “mis dudas, con mi realidad, capitalismo, explotación, socialismo, totalización, pero este hombre de hablar reflexivo, profundo, tranquilo, se me mostraba muy lejos de mis problemas, de los problemas de mi pueblo, para él no existía mi realidad”, claro síntoma del clima politizado que se vivía en buena parte de la FAU UCV y que se reflejaba en la formación de quienes por allí pasaban.

Otra muestra de las preocupaciones estudiantiles procedentes del enfoque que se le daba a su enseñanza, es la que se esconde tras otra pregunta formulada por Coronado: “¿Qué entiende usted por Arquitectura Nacional?”, a lo cual Tange, con claridad y concreción responde: “Yo pienso que la Arquitectura hoy es más global, yo no pienso que la Arquitectura es solamente nacional. Los vínculos materiales del mundo hacen una arquitectura del globo”, lo que permitió abrir el intercambio hacia temas tan interesantes como la cultura y la tradición locales y su impacto sobre la arquitectura que el arquitecto produce. Tange al respecto precisará: “Sí, yo creo en elementos particulares a cada cultura, pero nosotros no usamos vestidos japoneses, ni ustedes usan corbatas venezolanas. Hoy vivimos en una realidad más global. Antes de las grandes guerras mundiales el mundo estaba completamente separado, eran más individuales todos los países (…) …ahora las relaciones de los diferentes países del mundo están tan unidos y ligados por los sistemas de comunicación que un mismo programa de televisión lo puede ver todo el mundo, entonces internacional es cuando las realidades se unen, están relacionadas, pero lo global es cuando todo pasa al mismo tiempo…”.

Las ideas expuestas por Tange a los estudiantes, cuya ambigüedad causó polémica en su presentación del Auditorio de la FAU (más allá de las obras que mostró), se encuentran resumidas en el ya señalado texto “Función, cultura símbolo”. Tange se muestra por entonces muy atento a los cambios sociales que produce el desarrollo de los sistemas de comunicación y la tecnología asociada a la informática. También critica las limitaciones que han traído los enfoque eminentemente funcionales caracterizados por su falta de dinamismo y por un elevado determinismo en la relación entre uso y espacio, abogando por la aparición de sistemas espaciales cambiantes e interconectados cargados a su vez de significado. En tal sentido señalará: “Yo me aventuraría a decir que nosotros necesitamos un enfoque simbólico para los espacios arquitectónicos y urbanos como manera para asegurar la humanidad. (…) Me parece a mi que algunos campos de la Arquitectura moderna y el espacio ciudad están necesitando el símbolo del día. (…) El enfoque arquitectónico y urbano incluye al proceso de darle función y al de darle estructura al espacio. Cuando le damos una forma tipificada a una función tipificada aquella función es inmediatamente aparente al ojo y cobra propia identidad. Si seguimos esta noción más allá, nosotros veremos que no solamente podremos expresar a través de la forma su función física sino también su significado metafísico, en este estado cuando a cierto espacio se le da una expresión simbólica a su función necesitamos de un enfoque simbólico”. Y, a modo de resumen: “Existe una poderosa necesidad de simbolismo, y eso significa que la arquitectura debe tener algo que atraiga al corazón humano. Sin embargo, las formas básicas, espacios y apariencias deben ser lógicas”.

De la entrevista realizada por Coronado y Houtman, trasciende que Tange pudo observar Caracas desde el aire mediante un vuelo en avioneta y también desde la montaña (presumimos que tuvo oportunidad de subir a la cima del Ávila en teleférico o ver la ciudad desde alguna de sus colinas), y logró precisar cómo “el carácter de la ciudad es muy interesante porque hay una unidad en el color, todas las paredes blancas y los techos rojos”, dejando deslizar, aparte de tan peculiar observación, que venía con la información de que Caracas significaba “los techos rojos”, cosa que los entrevistadores lograron con dificultad desmentir y aclarar que se trataba de una expresión acuñada por uno de nuestros literatos (Enrique Bernardo Núñez, para ser más precisos) a partir del predominio de cubiertas de tejas en la mayoría de sus edificaciones desde épocas de la colonia.

4. Cuatro importantes obras de Kenzo Tange. Arriba izquierda: Parque y memorial de la paz de Hiroshima, 1950-1956. Arriba derecha: Gimnasio Nacional Yoyogi (Gimnasio Nacional de Tokio), Tokio, 1961-1964. Abajo izquierda: La catedral de Santa María en Tokio, 1964. Abajo derecha: Gran cubierta de la Exposición Universal de Osaka, 1970.

Tange, quien murió a los 91 años, visita Caracas con 65 encontrándose en el punto más importante de su vasta carrera. Para entonces ya había transitado su experiencia como parte del Grupo Metabolista (movimiento del que presentó su manifiesto en el congreso del CIAM de 1959) y formaban parte de su portafolio proyectos tan importantes como: el Parque y Memorial de la Paz de Hiroshima, 1950-1956; su casa de habitación, 1951-1953;  la Prefectura de Kagawa, 1955-1958; el Ayuntamiento de Kurashiki, 1958-1960; el Plan para la Bahía de Tokio, 1960; el Gimnasio Nacional Yoyogi (Gimnasio Nacional de Tokio), 1961-1964; la Catedral de Santa María de Tokio, 1964; el Centro de Prensa y Difusión Shizouka, 1967;  la Expo ’70, Osaka, Japón; y junto a Pedro Ramírez Vásquez y Rosen Morrison la Embajada del Japón en Ciudad de México, 1976. Fue distinguido con importantes galardones como la Medalla de Oro del Royal Institute of British Architects (RIBA), la Medalla de Oro del American Institute of Architects (AIA), la Medalla de Oro de la Academia Francesa de Arquitectura y el Premio Pritzker el año 1987, el más prestigioso de la arquitectura a nivel internacional.

Su obra, en la que desarrolló un profundo conocimiento y destreza en el uso del concreto armado, puede resumirse según sus propias palabras de la siguiente manera:
«(…) Me siento muy afortunado de haber atestiguado la transformación de Japón desde la devastación de la guerra hasta su crecimiento actual. Como arquitecto, no deseo repetir lo que ya he hecho. Creo que cada proyecto es un puente para el próximo, por lo que es muy importante rescatar el pasado para cambiar el futuro (…)»

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.indesignlive.hk/articles/in-review/tange-by-tange-1949-1959-kenzo-tange-as-seen-through-the-eyes-of-kenzo-tange

2 y 3. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4. Arriba izquierda: https://catalogo.artium.eus/dossieres/exposiciones/premios-pritzker-viaje-por-la-arquitectura-contemporanea/parque-y-memorial-de

4. Arriba derecha: https://catalogo.artium.eus/book/export/html/8835

4. Abajo izquierda: https://www.kirainet.com/la-catedral-de-santa-maria-en-tokio/

4. Abajo derecha: https://twitter.com/ekain_arq/status/1217195820812054528

5.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 152

Después de la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 (también conocidos como Juegos de la XVIII Olimpiada), le correspondió a la Exposición General de Primera Categoría de Osaka (1970) certificar ante el mundo que el renacimiento de Japón y su conversión en potencia industrial era un hecho, después de la humillante capitulación y dantesca destrucción de que fuera objeto durante la Segunda Guerra Mundial. Ya para entonces descollaba la figura de Kenzo Tange como máximo representante de la arquitectura de ese país a quien se le otorgó el protagonismo en cuanto al diseño de las más destacadas instalaciones deportivas de Tokio (las piscinas y el gimnasio -el estadio olímpico de 1958 objeto de una remodelación le fue asignado a Mitsuo Katayama-), condición que se repetirá al ser el encargado de realizar el master plan de Osaka junto a Uso Nishiyama.

Tampoco estaría de más recordar que cuando se organiza Expo Osaka ’70, Japón ya había entrado a formar parte del debate arquitectónico internacional a raíz del surgimiento de lo que se conoció como el movimiento metabolista (o metabolismo) que fusionó las ideas sobre megaestructuras arquitectónicas con las del crecimiento biológico orgánico, dándose a conocer por vez primera en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) de 1959, siendo probadas sus ideas provisionalmente por estudiantes del estudio MIT de Kenzo Tange. Posteriormente, durante la preparación de la Conferencia Mundial de Diseño de Tokio (1960), un grupo integrado por el crítico de arquitectura Noboru Kawazoe, los jóvenes arquitectos Masato Otaka, Fumihiko Maki, Kiyonori Kikutake y Kisho Kurokawa y los diseñadores Kiyoshi Awazu y Kenji Ekuan (entre otros), liderados por Tange, prepararon la publicación del manifiesto titulado “Metabolismo 1960: Propuestas para un nuevo urbanismo” serie de cuatro ensayos titulados: Ocean City, Space City, Towards Group Form and Material and Man que también incluía diseños para vastas ciudades que flotaban en los océanos y torres de cápsulas enchufables que podrían incorporar el crecimiento orgánico. Asímismo, el movimiento involucró a otros arquitectos como Arata Isozaki y Sachio Otani que se sumaron a algunos de los ya mencionados al llamado hecho por Tange a trabajar en Osaka.

Si bien el grupo metabolista logró alcanzar un gran impacto y difusión a raíz del lanzamiento de su Manifiesto sus ideas siguieron siendo en gran medida teóricas y la escala de sus intervenciones se redujo a edificaciones pequeñas e individuales, convirtiéndose Osaka’70 en la oportunidad donde se pudo concentrar y visibilizar en buena parte su trabajo. Tange al ser encargado del master plan encontró en la feria una excelente oportunidad para cristalizar la realización de las ideas urbanas que los metabolistas habían estado desarrollando en los años cincuenta y sesenta. Además invitó a doce arquitectos, incluidos Isozaki, Otaka, Kurokawa y Kikutake para diseñar elementos individuales. También le pidió a Ekuan que supervisara el diseño de los muebles y el transporte, a Shigeo Fukuda y Yusaku Kamekura que intervinieran en el diseño gráfico y a Kawazoe que curara la Exposición Mid-Air que estaba ubicada en el techo del enorme espacio que identificará el evento, para la cual se convocó a una selección de arquitectos del mundo para diseñar pantallas entre quienes se encontraban Moshe Safdie, Yona Friedman, Hans Hollein y Giancarlo De Carlo.

Expo Osaka 1970, Japón. Izquierda: Plano del conjunto. Derecha: Vista aérea

Osaka’70 cuyo tema fue «Progreso y Armonía para la Humanidad» apuntando directamente a las nuevas generaciones, había sido elegida como sede por la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE según sus siglas en inglés) en 1965. Precedió a la Expo’68 de Montreal y antecedió a la Expo’92 de Sevilla. Contó con la participación de 76 países (Venezuela incluida), una colonia (Hong Kong), tres estados de los Estados Unidos y una ciudad alemana, y fue visitada desde su apertura el 15 de marzo hasta su clausura el 13 de septiembre por más de 64 millones de personas, lo cual da una muestra del éxito obtenido.

Debido a la forma del terreno de 330 hectáreas seleccionado, Tange y su equipo de arquitectos concibieron la exposición como un organismo vivo y cambiante con una «columna vertebral central que podría servir como el centro de una ciudad futura» y la organizaron basándose en dos tramas, una paralela a la avenida principal de conexión y la otra girada 45 grados. La zona más importante recorría de norte a sur el recinto, que abarcaba una carretera principal en dirección este/oeste.

Expo Osaka 1970, Japón. Festival Plaza. Arquitectura: Tomoo Fukuda, Koji Kamiya y Kenzo Tange. Cálculo: Yoshikatsu Tsuboi Institute y Kawaguchi & Engineers

Tange imaginó que la Expo debería concebirse principalmente como un gran festival donde los seres humanos pudieran reunirse. Bajo esta premisa los diseñadores que lo acompañaban pensaron que, a diferencia de anteriores exposiciones, deberían apostar por un lugar de encuentro y celebración abierto, surgiendo así la «Festival Plaza», una gran plaza cubierta por un gran techo de cristal (que en cierta forma rememora al Crystal Palace elemento central de la Gran Exposición de Londres de 1851), ubicada al norte de la carretera que tenía la puerta principal en su extremo sur. Al norte de la puerta principal, y fundamental para el Festival Plaza, se encontraba la Torre del Sol (creada por el artista japonés Tarō Okamoto y símbolo de la Expo), desde la cual los visitantes podían acceder a pasarelas peatonales que les llevaban hacia cualquier punto del recinto.

La gran cubierta, una estructura basada en un malla de doble capa de 10,8 x 10,8 metros con una profundidad de  de 75,6 metros de ancho y 108 metros de longitud, con una altura de 30 metros y con el único apoyo de sólo seis columnas de entramado, fue diseñada por Tomoo Fukuda, Koji Kamiya y Kenzo Tange y calculada por el Yoshikatsu Tsuboi Institute y Kawaguchi & Engineers, quienes la concibieron como gran marco espacial metálico. Mamoru Kawaguchi inventó una rótula sin soldadura para distribuir de forma segura la carga y elaboró un método para ensamblar en el suelo toda la estructura del techo de 4800 toneladas  la cual se elevó a su posición final por medio de gatos neumáticos que subían a lo largo de las seis columnas principales.Todo un sueño metabolista hecho realidad.

El concepto de planificación fue comparado con un árbol: la idea era pensar en los pabellones nacionales como flores individuales que tenían que estar conectados a la totalidad a través de ramas y un tronco en común. Así, la «Festival Plaza» sería el tronco y  las zonas peatonales y sub-plazas, las ramas. Estos elementos fueron reforzados con el color, con el tronco y las ramas en blanco liso y los pabellones en sus propios colores, que fueron determinados por los arquitectos nacionales.

Vistas generales de la Expo Osaka 70 donde se pueden apreciar algunos de los pabellones

Los pabellones se convirtieron en todo un laboratorio que permitió experimentar con ideas que se gestaron en los años 60: los marcos espaciales, la prefabricación, la integración tecnológica, las estructuras a tracción, las cúpulas, los inflables, el metabolismo y los viajes espaciales fueron algunos de los temas que se destacaron. Dennis Crompton, fundador de Archigram, manifestó que realmente disfrutó su tiempo allí porque «fue la primera vez que muchas de esas ideas aparecieron en forma construida».

Dentro de este marco, Venezuela se presentó compartiendo una estructura con Panamá, Uruguay y Perú: la llamada “Plaza Internacional II-B”, diseñada por las oficinas japonesas “Environmental Design Associates” y “Toshi Kenchiku Sekke Firm”, tal y como se recoge en Architectural Review 148, nº 882, agosto, 1970, p. 96, de donde hemos extraído la foto que acompaña nuestra postal del día de hoy. Los 80 metros cuadrados que ocupó Venezuela en una edificación compartida, cuya estética estructural se asemeja mucho a la que predominó en el evento, dan a entender que se trató de una participación a la cual el gobierno de Rafael Caldera no le prestó mayor atención quedando muy lejos del esfuerzo y calidad mostrados en la Expo 67 de Montreal. Tampoco ha sido posible obtener mayores datos relacionados al contenido de la muestra enviada y las gestiones que dieron como resultado el que al menos se hiciera acto de presencia.

Commemoration Park de Osaka, ubicado en el área donde en 1970 se llevó a cabo la Expo donde aún se conserva la Torre del Sol, creada por el artista japonés Tarō Okamoto

El recinto de la Expo ’70  es ahora el «Commemoration Park». Casi todos los pabellones fueron demolidos, pero unos pocos monumentos permanecen, incluyendo una parte del techo de la «Festival Plaza». La estructura más famosa y recordada sigue intacta: la Torre del Sol.  En el marco de lo distópico y del ambiente de ciencia ficción que también rodearon el evento cabe apuntar que al finalizar la Exposición, se enterró una cápsula del tiempo la cual no se puede abrir hasta pasados 5.000 años, coincidiendo con el año 6970. La cápsula fue donada por Matsushita Electric Industrial Co.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad