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LA RED HOTELERA NACIONAL

Hotel Aguas Calientes

Formando parte de una de las instalaciones destinadas a promover el turismo en nuestro país, impulsadas tras la creación en 1955 de la Corporación Nacional de Hoteles y Turismo (CONAHOTU), el hotel “Aguas Calientes” ubicado en la fronteriza población de Ureña del estado Táchira, se sumará al grupo de edificaciones diseñadas en su gran mayoría, gracias a la insistencia del ingeniero Daniel Camejo Octavio, por reconocidas oficinas de arquitectura o arquitectos venezolanos. En este caso la contratación del proyecto recayó en la firma Ferris & Vegas conformada por Julián Ferris Betancourt (1921-2009) y Juan Andrés Vegas Pacheco (1921-1992) a la que se sumará Gustavo Ferrero Tamayo (1923-2015).

Ferris & Vegas ya venían de realizar con éxito edificios vinculados al tema recreacional como Laguna Beach (1952) en Caraballeda y Bahía del Mar (1952) en Tanaguarenas, además de la Comunidad Picure (1955) en Arrecife, todos ellas en el Litoral Central del Distrito Federal (hoy estado Vargas). Pertenecientes a la misma generación, se forman ambos en los Estados Unidos: Ferris obtiene su título de arquitecto en la Universidad de Syracuse (1947) -previa finalización de estudios de Ingeniería en Oklahoma (1945)-, el cual revalidará en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1949; Vegas por su parte se forma en el Massachussets Institute of Technology (MIT) revalidando su título también en la UCV a su regreso al país en 1945. Ambos se incorporan como docentes de “Composición Arquitectónica” en la Escuela de Arquitectura de la UCV en 1953 y ambos obtendrán individualmente el Premio Nacional de Arquitectura: Ferris en 1965 y Vegas en 1994. Ferrero Tamayo por su parte se forma en la Universidad Nacional de Colombia egresando en 1947 y a su retorno se incorpora a la Comisión Nacional de Urbanismo donde trabajaría entre 1947 y 1951, coincidiendo allí con Julián Ferris entre 1949 y 1951, pasando luego de 1951 a 1956 a ser Director Gneral de dicha Comisión. También coincidirá posteriormente con Juan Andrés Vegas en la Comisión para el Desarrollo de Guayana y en la realización de varios proyectos urbanísticos en la región. Ferris, tras la caída de la dictadura perezjimenista, es dedignado decano interino de la FAU UCV para luego convertirse en el primer decano electo democráticamente para el período 1959-62.

Gracias al apoyo que hemos conseguido en el Trabajo de Grado para obtener el título de Magister Scientarium en Historia de la Arquitectura de la UCV de Juan Manuel De Ascencao De Jesús titulado “Arquitectura hotelera estatal en Venezuela: 1952-1958”, la Memoria y Cuenta del Ministerio de Fomento del año 1953 ya se refiere la “próxima construcción del hotel de Aguas Calientes, en Ureña – estado Táchira…”, pero es en la de 1954 donde se precisa “…continuando la proyección y ejecución de hoteles modernos, amplios y adecuados a nuestro y clima tropical y al medio ambiente (…) se contrató el proyecto de un hotel para Aguas Calientes, Ureña estado Táchira con la Oficina Vegas y Ferris, a un costo de Bs. 122.000,00, con una capacidad de 34 habitaciones dobles y se contrató su construcción con la Empresa “Metrovial” a un costo de Bs. 1.720.440,30…”. También se añade más adelante: “Se contrata a Inaca para la ejecución de trabajos topográficos y de estudios y proyecto de abastecimiento de agua potable y aguas termales del hotel, a un costo de Bs. 27.000,00. Se da comienzo a la construcción el 1-10-54. Este hotel estará en funcionamiento a fines de noviembre del año 1955”.

Abierto finalmente el 28 de enero de 1956, en la “Memoria…” del año 1955, donde ya se da por concluido, se habla de “un costo total de Bs. 6.000.000,00” y que está, definitivamente, “compuesto de 29 habitaciones dobles y una suite presidencial, salón de recepción, estacionamiento con capacidad para 60 vehículos, piscinas, baños termales y extenso parque de 14.000 metros…”.

Tras estos datos se encierra una edificación que logró sumarse (junto a los hoteles Llano Alto, Prado Río y Moruco) a las que respondieron a una tipología que apostaba a la horizontalidad, se vinculaba sin mayores dificultades al paisaje circundante y se apelaba a su condición extraurbana para aprovechar al máximo las condiciones ambientales en la consecución del deseable confort climático. Sin renunciar al uso de los códigos modernos que imponían los estándares hoteleros internacionales, su sencillo planteamiento estructural en concreto armado, le abrió la puerta a la utilización de recursos que buscaban tender la mano a lo regional: corredores, pequeños patios-jardines de expansión para cada habitación, cubiertas inclinadas.

Juega sin duda un papel muy relevante en la escogencia del lugar (muy próximo a la frontera colombo-venezolana) en el que se edificó el hecho de verse beneficiado por la presencia de aguas termales (de allí el nombre que lo identifica), lo cual pasó a constituirse en una variable que permitió que se ofrecieran como servicios adicionales al hotel baños termales privados y públicos con instalaciones que permitían su disfrute en las mismas habitaciones. Compuestas por aguas del tipo: Sulfurosa, Pringue y San Roque, las mismas son aprovechadas con fines medicinales y terapéuticos, y por su misma condición, son utilizadas para la “balneoterapia” tanto de la población de Ureña como del turismo que alrededor de este tema ya se había iniciado con el Hotel Aguas Termales de San Juan de Los Morros (estado Guárico) inaugurado en 1920 por Juan Vicente Gómez.Como la gran mayoría de las instalaciones de aquel luminoso período, el “Aguas Calientes”, aunque aún sobrevive, con el pasar del tiempo por un lado sufrió una intervención que amplió a 48 el número de habitaciones y por el otro ha visto disminuir su potencialidad de impulsor del turismo (en este caso fronterizo y terapéutico) tras haberse descuidado el mantenimiento de su infraestructura y haber caído en manos de malos administradores. Como toda la red que se creó hace más 60 años espera por la llegada de tiempos mejores mientras sirve de lugar de disfrute y esparcimiento de los lugareños.

ACA

Procedencia de las imágenes

De Ascençao J.M. “Arquitectura hotelera estatal en Venezuela: 1952-1958”, Trabajo de Grado de la Maestría en Historia de la Arquitectura, FAU UCV, 2005

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 103

La Urbanización Los Canales, localizada próxima (5 Kms) a la población de Río Chico en la zona de Barlovento, cuya promoción se inicia (tal y como lo muestra nuestra postal del día de hoy) en 1957 y cuya planificación urbanística estuvo a cargo de los arquitectos Julián Ferris y Carlos Dupuy, se trata de otra iniciativa que buscaba ofrecerse como alternativa a la necesaria expansión que requería Caracas en lo referente a espacios recreativos y que ya se había materializado en algunas de las urbanizaciones de playa (Los Corales, Caribe, Longa España, Camurí Grande) y de montaña (El Junko, Los Anaucos) e importantes clubes privados (Playa Grande, Tanaguarena, Puerto Azul, Playa Azul) ubicados en sus cercanías.

Considerada la playa como la recreación favorita de los citadinos, sus promotores ofrecen Los Canales como oportunidad para invertir a menor costo de lo que podría hacerse en el Litoral Central, el cual, tras la apertura de la autopista Caracas-La Guaira ya se había comenzado a saturar y no ofrecía la tranquilidad que busca el habitante urbano. La oferta se apoya, además, en la posibilidad de recortar el tiempo para acceder a la urbanización, medida en tres horas y 150 Kms de carretera, a la mitad gracias a la construcción de un nueva vía, equiparándose así al recorrido demandado para llegar a algunas zonas de la costa más próxima a la capital.

1. Canales y manglares
2. Salida al mar

La descripción del proyecto presentado por Ferris y Dupuy, desplegado en la revista Integral nº 10-11 (1958), apunta la importancia que tiene el que se estén construyendo simultáneamente en la zona otros dos desarrollos: la Ciudad-Balneario Higuerote y la urbanización balneario Barlovento. Colindando con ésta última en su extremo norte y aprovechando la mejoras aportadas por la construcción de parte del MOP del un dique que controló las inundaciones del río Tuy recuperándose una excelente zona de playa, los terrenos adquiridos por Compañía Anónima “Los Canales” comprenden una superficie de 528,50 hectáreas teniendo la parte a desarrollarse “dos kilómetros de largo por uno de ancho, siendo los dos kilómetros paralelos a la playa” que, acompañada por cocoteros, tiene un ancho promedio de 30 a 40 metros formada por arena fina. “La propiedad está limitada al Este por el mar, al Sur por un caño natural denominado Caño Copey que a su vez la separa de la ciudad balneario Barlovento (…) y al Norte por otro caño natural denominado Caño El Jobo y por el canal de préstamo del dique marginal derecho del Río Tuy.”

3. Zonificación y usos principales

El área a urbanizar, con una superficie aproximada de 2.000.000 m2 (200 hectáreas) “de los cuales el 50% se utilizará para calles, canales, áreas de playa y zonas verdes” contemplaba programar para el 50% restante viviendas de densidad baja, viviendas de densidad media, área de servicios comerciales, área para servicios culturales y religiosos, áreas para un yatch club y también para un hotel, acompañado todo ello con la correspondiente infraestructura de servicios públicos.

4. Plano de conjunto del área urbanizada

La solución, concebida como una “unidad vecinal”, preveía una capacidad para 1.000 familias y estaba estructurada por dos tipos de vías: 1) las terrestres que contemplan a su vez otras tres variantes en función del área a servir sea esta la conexión con el pueblo de Río Chico, la distribución a los diferentes grupos de parcelas o la alimentación a las parcelas propiamente dichas; y 2) las acuáticas formadas “por canales de agua, los cuales están alimentados por el Rio Chico en su extremo este y por el Río San José en el extremo Oeste, así como también por el mar Caribe con el influjo de marea que varía en promedio aproximadamente cuarenta centímetros cada trece horas”, entre las que se encuentran a su vez dos tipos: las A que tienen un ancho de 60 metros y 5 de profundidad (que se comunican al Oeste con el dique marginal derecho del Río Tuy y al extremo este con el Caño Copey), y los B de 30 metros de ancho y 2,50 de profundidad distribuidos por toda la urbanización y que sirven a todas las parcelas.
La urbanización, aunque no llegó a concretarse plenamente de acuerdo al trazado original, sentó bases firmes para el posterior desarrollo de la zona hoy ocupada por conjuntos residenciales, clubes y marinas producto de importantes inversiones procedentes del sector privado. En la actualidad, la urbanización “Los Canales de Río Chico” cuenta con 140 km de canales navegables, los cuales son bordeados por centenares de casas, conjuntos residenciales, hoteles, posadas, restaurantes, bodegas, tiendas, embarcaderos y un campo de golf de 18 hoyos. En estos canales artificiales también se efectúan deportes como el esquí acuático y kayak, además se practica la pesca artesanal.

ACA

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Postal. Revista Integral nº 8, 1957

1, 2, 3 y 4. Revista Integral nº 10-11, 1958

1982• Edificio Sede del Ministerio de Defensa

Edificio Sede del Ministerio de Defensa.jpg

1982•  La empresa Ediviagro, C.A. concluye la construcción del Edificio Sede del Ministerio de Defensa, ubicado en el Fuerte Tiuna, El Valle, Caracas, proyectado en 1968 por el la firma Julián Ferris y Asociados: Julián Ferris (1921-2009 Universidad de Oklahoma, reválida FAU UCV, 1949); Carlos Pons (Universidad Nacional de Colombia, reválida FAU UCV, promoción 19A/ 1970); Jaime Hoyos (Universidad Nacional de Colombia, FAU UCV, validez 9 /1959); y Luis A. Galarraga (FAU UCV promoción 16E/1967).
La inspección de la construcción estuvo a cargo del Cnel. Ramón Arturo Martínez del Servicio de Ingeniería Militar, siendo residente de la obra el ingeniero Mauricio Serrano.

HVH

1955• Primera etapa de la Comunidad Vecinal La Concordia, San Cristóbal

Comunidad Vecinal La Concordia San Cristóbal.jpg

1955•  El Banco Obrero (BO) concluye la construcción de la primera etapa de la Comunidad Vecinal La Concordia, San Cristóbal, estado Táchira, proyecto base que
fue contratado a los profesionales asociados: Juan Andrés Vegas (1921-1992) (arquitecto y urbanista graduado en los EEUU -MIT-, con su título revalidado en la UCV); Julián Ferris (1921-2009) (Universidad de Oklahoma, Ingeniero, 1945; Universidad de Siracuse, Arquitecto 1947; Revalida FI. Escuela de Arquitectura UCV 1949) y Carlos Dupuy (arquitecto colombiano con título validado en FAU UCV, promoción 8 /1958), autor de los Centros Cívicos El Socorro, Santander y Corozal, Sucre, ambos en su país natal..
El esquema adoptado por los proyectistas obedecía estrictamente al criterio de creación de unidades vecinales y unidades cooperativas, con sus centros de servicios a la escala apropiada (escuela, comercios, kínder, abastos), y un centro comunal para la totalidad del desarrollo.
Durante el desarrollo de la Urbanización se produjeron cambios en el diseño inicial de las unidades y de los tipos de vivienda, adaptándolos más a los diseños habitualmente producidos por el Banco Obrero, sin embargo el planteamiento piloto original se mantuvo.
La construcción de la Comunidad Vecinal La Concordia se realizó entre los años 1954 y 1957. En 1954 se construyeron 117 casa con una inversión de Bs. 6.173.400; luego en 1955 se terminaron 120 casas y 72 apartamentos invirtiendo Bs. 8.960.200; y finalmente en 1957 se terminaron 120 viviendas más, con un costo de Bs. 7.526.600.

HVH

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 93

“El Concurso para el desarrollo del Anteproyecto de la ‘Catedral de Ciudad Guayana’ fue convocado en mayo de 1981, y significó para ese momento un estimulante llamado a los arquitectos de todo el país. Ante una situación profesional ‘estancada’, con trabajos ‘limitados’, después de un largo tiempo sin ‘concursos’, lo sugerente del tema de ‘La Catedral’ y su específica ubicación en Ciudad Guayana, núcleo urbano ‘recién planificado y estrenado’, llevó a una masiva participación y a desmesuradas expectativas que no llegarían a ser satisfechas. El programa de las bases del concurso, si bien era bastante deficiente, permitía una deseable libertad para interpretar el problema, no así las limitadas condiciones de presentación y de entrega. El jurado inicialmente designado no participó en el veredicto final, y fue sustituido de manera no muy clara. Esto sumado al incumplimiento de la adecuada exposición de los anteproyectos, generó un clima de tensiones y polémicas entre los concursantes, el Colegio de Arquitectos de Venezuela y los representantes de la Corporación Venezolana de Guayana. Sin embargo la participación fue importante, se presentaron aproximadamente unos cuarenta y cinco anteproyectos”.
Esta larga cita de Maciá Pintó, al inicio de la completa reseña aparecida en el nº 64 (octubre 1982) de la revista Punto, titulada “Entre la catedral y la fábrica: LA ARQUITECTURA”, nos sirve para contextualizar las condiciones dentro de las cuales debe entenderse este llamado a concurso que terminó dando como ganadora la propuesta presentada por Oswaldo Molina, cuya fotografía de la maqueta ilustra la postal del día de hoy.
El lugar escogido por los organizadores se ubicaba en San Félix, confluencia de los dos ríos más importantes del país (el Orinoco y el Caroní), “con dominio visual de la zona de Alta Vista de Puerto Ordaz y del maravilloso espectáculo de los saltos del Caroní (…) desligado de algún tipo de eje referencial que lo conecte con la nueva ciudad, los antiguos centros o los bordes de los ríos”. Esta condición en principio desfavorable fue aprovechada por Molina para proponer una edificación que buscó convertirse en punto de referencia visible desde toda la urbe buscándose en la Catedral el detonante que iniciase el desarrollo de un sector de baja densidad y poca altura, conformada fundamentalmente por el uso residencial. Ello obligaba, como en efecto ocurrió, a generar un contexto urbano propio que diese cuenta de la extensa área del terreno asignado el cual oscilaba entre 3.45 y 4.83 hectáreas.

1. Concurso para el desarrollo del Anteproyecto de la «Catedral de Ciudad Guayana». Propuesta ganadora. Oswaldo Molina. Imágenes y maqueta que formaron parte de la entrega


La opción adoptada por Molina apostó por crear un monumento ubicado en la parte más alta del lote como remate de un eje ascensional que conectaba con la calle, cubriendo así las expectativas expuestas en el programa del concurso: “La solución arquitectónica debe combinar de manera armónica la característica de monumentalidad propia de una Catedral, así como la condición pastoral de una edificación al servicio de la atención espiritual de los fieles”. La planta del espacio dedicado al culto se resuelve apegada a un esquema semicircular dando como resultado un limpio volumen que tomó la forma de un medio cono truncado posado sobre una gran plaza diseñada para permitir celebraciones litúrgicas al aire libre en la superficie semicircular restante y la vinculación con el Palacio Episcopal. Así, según Pintó, la solución propuesta por Molina, en cuanto al tratamiento espacial, caería en el grupo de proyectos “con vocación casi aséptica, de lenguaje ‘neutro’, ‘técnico’ o ‘profesional’, guiado por una fuerte geometría de pirámides, esferas, cubos, conos, y demás objetos de génesis tecnológica y deshumanizada escala”, que además desatiende la necesaria adaptación al exigente clima de la zona.
El proyecto de Molina, apunta Pintó, “era un proyecto hecho para ganar”, lo cual denota la gran capacidad que este talentoso arquitecto venezolano ya desaparecido desarrolló a la hora de abordar este tipo de contiendas convirtiéndose, para quienes durante años vieron en los concursos una oportunidad para ejercitarse y obtener los mejores resultados, en un temible contrincante.

Como tantos otros casos dentro de la historia de los certámenes de arquitectura en nuestro país, el anteproyecto ganador para la Catedral cayó en el pozo dominado por la burocracia y la irresponsabilidad, dando la sensación de que el llamado se hizo sin tener todas las variables que garantizarían su construcción debidamente cubiertas.
Luego de que Juan Pablo II viniera por primera vez a Venezuela en 1985 y diera una multitudinaria ceremonia el 29 de enero en Ciudad Guayana, se decidió reactivar la idea de construir la Catedral ahora en los terrenos donde el Santo Padre oficiara la misa, conocidos como Cruz del Papa en el sector de Altavista, los cuales fueron donados por la CVG a la Diócesis de la ciudad, creándose la Fundación «Catedral de Ciudad Guayana».

2. Catedral de Ciudad Guayana. Julián Ferris y Jaime Hoyos. Maqueta del conjunto

En 1986 cuando se dan los pasos para la elaboración del proyecto en el nuevo lugar, el entonces Ministro Presidente de la CVG, Ing. Leopoldo Sucre Figarella, obviando por completo el antecedente que constituía el concurso ganado por Molina, recurre a los arquitectos Julián Ferris y Jaime Hoyos para diseñar un «Templo (con capacidad para 1200 personas), la Curia Diocesana, casa parroquial, área para administración y servicio comunales, residencia de monjas, plaza con monumento a la virgen, más espacio para misas multitudinarias y estacionamiento para 150 vehículos. (…) El complejo ocupará un área de 22.345 metros cuadrados y la Catedral tendrá una altura de 33 metros, 40 de ancho y 60 de extensión. Desde ella se podrá dominar parte del paisaje del río Caroní y la Presa Macagua II», tal y como se recoge de http://historiadeladiocesisdeguayana.blogspot.com/2012/03/catedral-de-ciudad-guayana.html.

3. Obras paralizadas de la construcción de la Catedral de Ciudad Guayana según proyecto de Julián Ferris y Jaime Hoyos. 2017

Las obras de acuerdo al proyecto de Ferris y Hoyos se iniciaron en 2001 con muchos altibajos interrumpiéndose en 2004 y reactivándose de nuevo en 2014, año en que, a raíz de la canonización de Juan Pablo II, la catedral de Ciudad Guayana, aún en construcción y con un adelanto de apenas el 40%, pasa a llevar su nombre. La historia continúa.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal y 1. Revista PUNTO, nº 64, 1982

2. https://www.youtube.com/watch?v=u5T_QoZHHME

3. https://www.correodelcaroni.com/ciudad/44-roban-en-la-construccion-de-la-catedral-de-ciudad-guayana