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¿SABÍA USTED…

…que en 1988 se termina la construcción del Edificio Atrium diseñado por Díquez, González y Rivas?

1. Díquez, González y Rivas. Edificio Atrium. Vista desde el sureste, cruce de la calle Sorocaima con la avenida Venezuela, El Rosal, en fechas cercanas a su puesta en servicio (1988).

Díquez, González y Rivas (DGR) fue una importante oficina conformada por Edmundo Díquez (1934-2021), Oscar González Bustillos (1933-2015) y José Alberto Rivas (1935), cuya obra ocupó un lugar relevante y protagónico en la escena arquitectónica nacional durante más de 40 años.

Díquez. González Bustillos y Rivas coincidieron durante sus estudios en el seno de la escuela de arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, egresando en 1958, 1959 y 1960, respectivamente. Les correspondió, por tanto, vivir la transición entre la adscripción de la escuela a la Facultad de Ingeniería y su conversión en eje de la creación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) en 1953. También pudieron apreciar en vivo los años cruciales de la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas, ser partícipes como estudiantes de la inauguración en 1957 del flamante edificio diseñado por Villanueva para albergar a la FAU y compartir la influencia de los distinguidos profesores que formaban parte de su núcleo fundador.

Sin embargo, sería la llegada al país en 1955 procedente de los Estados Unidos de José Alberto Rivas (hijo de venezolano y puertorriqueña nacida en Mayorca e hija a su vez de inmigrantes españoles), nacido en Puerto Rico y residenciado en Nueva York desde niño, quien dejó sus estudios de arquitectura en el MIT para hacerlos en la UCV, el momento que propició el encuentro entre los tres futuros socios. Rivas, quien no conocía bien la idiosincrasia local y pasaba momentos difíciles para adaptarse a la dinámica que se llevaba en la escuela de la UCV, fue de inmediato “arropado” por los “criollos” Díquez y González ayudándolo a aclimatarse haciendo gala de la hospitalidad venezolana para así convencerse finalmente que el país de sus ancestros sería también el suyo.

Aquello constituyó, sin duda, el germen que facilitó la decisión de asociarse tras reencontrarse luego de transcurridos sus primeros años de egreso. Díquez cursaría entre 1958 y 1959 un postgrado en arquitectura tropical en la Architectural Association -AA- (Londres), y entre 1959 y 1960 realizaría un viaje de estudios por Europa para entrar a dar clases de composición y diseño interior en la FAU a su regreso. González permaneció en el país incorporándose recién graduado al cuerpo docente de la FAU, fue designado como Secretario de la gestión del decano Julián Ferris (1959-1962) y electo en 1961 como vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA). Por su parte, Rivas realizaría entre 1961 y 1962 una Maestría en Planeamiento Urbano en Harvard, trabajaría para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y sería consultor en las áreas de vivienda y planeamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA) entre 1963 y 1964.

2. Edmundo Díquez y Oscar González Bustillos. Izquierda: Perspectiva de la propuesta ganadora de concurso nacional para el pabellón que representaría a Venezuela en la Feria Mundial de Nueva York inicialmente pautada para 1962. Derecha: Foto del pabellón construido producto de la segunda propuesta realizada para la Feria, abierta finalmente entre 1964-65.

Así, fue en 1961 cuando Edmundo Díquez y Oscar González Bustillos decidieron asociarse y fundar una oficina de arquitectura desde la que realizarían su primer trabajo: la casa de Carlos Armando Figueredo en Lomas del Mirador, Caracas. Al año siguiente (1962) participarían y ganarían el primer concurso nacional de arquitectura abierto convocado en democracia: el proyecto del Pabellón de Venezuela para la Feria Mundial de Nueva York. Los elevados costos que la especulación originada a raíz del evento produjo, los cuales a su vez condujeron a postergar su apertura hasta el año 1964, obligaron a Díquez y González Bustillos a proyectar otro edificio de proporciones más modestas distinto al que los hizo ganadores del concurso, que hubo de realizarse prácticamente sobre la marcha confrontando grandes presiones de tiempo. Esta circunstancia que los obligó a establecerse en Nueva York el lapso que duró la construcción del pabellón, sirvió para que se reencontraran con José Alberto Rivas, (quien para entonces trabajaba en el BID) y decidieran allí crear la firma Díquez, González y Rivas, la cual cobró personalidad jurídica al regresar los tres a Caracas.

3. De izquierda a derecha: Edmundo Díquez, José Alberto Rivas y Oscar González Bustillos.

Según testimonio de Rivas, “Diquez, González y Rivas fue una forma de vida y no un lugar para ejercer la profesión”. El “pacto” adquirido en Nueva York también estableció que la oficina bajo cualquier circunstancia dividiría los beneficios económicos que se generaran en tres partes iguales. También que no saldría ningún proyecto en el que no participaran los tres, por lo cual crearon una metodología que les era propia y una forma de trabajo muy particular en la que lograron compartir las raíces creativas de cada uno de los integrantes: la sensibilidad artística de Díquez, el valor de lo constructivo proveniente de la experiencia de González y el énfasis en la fluidez espacial que aportaba Rivas, todo ello dentro de cánones signados por la racionalidad, el funcionalismo, las consideraciones medio-ambientales y la contundencia volumétrica. Adicionalmente, adquirieron el compromiso de controlar el tamaño y la escala de los proyectos que debían ejecutar de acuerdo a la capacidad de la oficina y de convertir el espacio de trabajo (una edificación de dos plantas ubicada en la calle La Guairita de Chuao) en lugar de formación para quienes allí participaban, amén de constituirse en punto de encuentro para arquitectos y profesionales afines.

4. Díquez, González y Rivas. Edificio Alcaraván, bulevar de El Cafetal en la entrada de la urbanización Santa Marta, 1967. Arriba: planta de ubicación y planta tipo. Centro y abajo: diversas vistas desde el exterior.

Durante los 50 años que se mantuvo Díquez, González y Rivas en funcionamiento (podría decirse que el último proyecto importante se realizó en 2004 pero que la sociedad en sí cesó al fallecer Oscar González en 2015), muchos fueron los trabajos memorables realizados teniendo todos como primer eslabón en cuanto a trascendencia y calidad el Alcaraván (1967), notable edificio de vivienda ubicado sobre el bulevar de El Cafetal en la entrada de la urbanización Santa Marta. (ver https://fundaayc.com/2021/04/18/sabia-usted-63/).

5. Cinco obras realizadas por DGR (Díquez, González y Rivas). Arriba izquierda: Monumento conmemorativo del Sesquicentenario de la Batalla de Boyacá (1971). Arriba derecha: edificio General de Seguros (1974). Centro izquierda: edificio Atrium (1988). Centro derecha: ampliación del hotel Caracas Hilton (1984). Abajo: Sede Latinoamericana de Procter & Gamble (1998).

Sin entrar a enumerar ni detallar el prolijo portafolio de Díquez, González y Rivas que tiene en la realización de edificaciones de vivienda (uni y multifamiliares), hospitalarias, hoteleras y de oficinas, junto al diseño interior, sus puntos más fuertes, destacan como íconos representativos de su trayectoria tres obras realizadas con la impronta de la institucionalidad como bandera, que conforman una clara secuencia tipológica: el edificio General de Seguros (Chuao, 1974), el edificio Atrium (El Rosal, 1988) y el edificio de la Procter & Gamble (La Trinidad, 1998).

De ellos, tal vez sea el Atrium (a quien hoy hemos decidido dedicar esta nota) el que comporta un mayor compromiso urbano, hereda el carácter y la respuesta a las condiciones ambientales exploradas en General de Seguros y sienta las bases para la exploración espacial plasmada posteriormente en el Procter & Gamble, por lo que junto al ya mencionado Alcaraván pasaría a ser otro punto de inflexión dentro del camino andado por la oficina.

6. Ubicación del edificio Atrium en la urbanización El Rosal.

Comisionado inicialmente por el Banco Hipotecario del Este y terminado de construir en 1988, el Atrium se levanta en una parcela de 3.990 m2 con frente hacia la calle Sorocaima (lindero este), y las avenidas Venezuela (lindero sur) y Tamanaco (lindero norte), El Rosal, Municipio Chacao.

7. Edificio Atrium. Izquierda: Planta de acceso. Derecha: Ubicación en el entorno inmediato. (Como complemento y para aportar mayor claridad hemos decidido en este caso alterar la orientación convencional colocando el norte apuntando hacia en borde inferior de las imágenes)

Resuelto respondiendo adecuadamente a la complejidad urbana de un terreno que posee dos esquinas, los 28.000m² de área bruta de construcción que tiene la edificación se encuentran distribuidos en tres sótanos con capacidad para 330 vehículos, dos niveles de uso comercial con acceso directo desde las calles, ocho plantas tipo destinadas a oficinas y dos niveles de remate reservados en este caso a oficinas ejecutivas con terrazas, jardines y espacios de doble altura.

8. Díquez, González y Rivas. Edificio Atrium. Vista desde el noreste, cruce de la calle Sorocaima con la avenida Tamanaco, El Rosal.
9. Dos vistas exteriores del edificio Atrium en la actualidad.

La nota firmada por William Niño Araque e Iván González Viso dedicada al Atrium publicada en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), señala lo siguiente: “De arquitectura sugerente y sobriedad de líneas, el edificio se desarrolla alrededor de un atrio o espacio central abierto a la ciudad. Los jardines colgantes insertos dentro del gran atrio, sumados el material de arcilla escogido para el recubrimiento de las columnas exteriores, y la volumetría que incorpora grandes vanos horizontales protegidos por vegetación, unidos a la luminosidad y condiciones climáticas particulares de Caracas, lo hacen un espléndido edificio adaptado al trópico. En él se evidencia la exploración del espacio intermedio, del tránsito desde la calle hacia el espacio interior que, unida al juego de luz y sombra de sus volúmenes y textura, representó en su momento un ensayo de una nueva forma de afrontar la tipología de edificios de oficinas en el sector. El volumen, de ocho plantas y dos niveles para oficinas ejecutivas con terrazas a doble altura, se adapta a la forma del terreno articulado en dos cuerpos, uno bajo al sur, y la torre que ocupa el cuadrante noreste. El valor de la sombra como recurso para acentuar la expresividad de la forma, y la búsqueda de una arquitectura del lugar que atiende a la condición del clima y del trópico, son sin duda sus grandes virtudes”.

10. Vistas del acceso y el espacio interior del edificio Atrium en la actualidad.

También conviene destacar que el Atrium, previamente a la elaboración del comentario citado, había sido incluido por Niño Araque como parte de un grupo de edificios que respondían a una de las cuatro “éticas tendenciales de actuación” que constituían la base de lo que a su juicio soportarían la existencia de una “posible” Escuela de Caracas, manifiesta en la “excelente y variada calidad de nuestra producción arquitectónica” realizada de 1970 en adelante, “que abarca las múltiples visiones enraizadas con el lugar” centrada “en la renovada visión forma-figura-lugar”.

11. Algunas de las obras que para William Niño Araque ejemplifican «La atmósfera del espacio interno como fundamento de una estética figurativa», segunda de las «éticas tendenciales de actuación» de una «posible» Escuela de Caracas. Izquierda arriba: Gorka Dorronsoro y Julio Riquezes, Escuela de Metalurgia de la UCV (1982-1987); Izquierda abajo: Felipe Delmont, Casa La Comarca (1983); Centro arriba: Hélène de Garay,el edificio de la Fosforera Venezolana (1990); Centro abajo: Oscar Tenreiro y Francisco Sesto, una de las casas Furió (1987); Derecha arriba: Julio Maragall y Miguel Carpio, edificio residencial Villa Bermeja (1981); Derecha abajo: Jimmy Alcock, Quinta La Ribereña (1976).

La “ética tendencial de actuación” a la que se ajustaría el Atrium, sería la enunciada como: “La atmósfera del espacio interno como fundamento de una estética figurativa” que, dicho sea de paso, expresa la manifestación más clara de lo esencial de los planteamientos de Niño Araque y dentro de la cual, además del Atrium, son representativas obras como: La Rivereña y la casa Bottome (Jimmy Alcock); las casas Furió (Oscar Tenreiro y Francisco Sesto); la casa La Comarca (Felipe Delmont); las casas Varela Nuñez y Puppio Vegas (Federico Vegas); la Escuela de Metalurgia de la UCV (Gorka Dorronsoro y Julio Riquezes); el edificio de la Fosforera Venezolana (Hélène de Garay); el Monasterio Benedictino en Güigüe (Jesús Tenreiro); y el edificio residencial Villa Bermeja (Julio Maragall y Miguel Carpio).

Teniendo lo anterior como marco vale destacar que en su momento el Atrium fue incorporado en el catálogo de la exposición «Venezuela Arquitectura y Trópico 1980-1990», el cual formó parte de la quinta muestra de arquitectura de la Bienal de Venecia y fue Mención de honor, Categoría Diseño Arquitectónico, en la VII Bienal de Arquitectura de Quito 1990.

12. Vistas de la planta de acceso del edificio Atrium en la actualidad.

También fue publicado en el Catálogo “Arquitectura venezolana en la Bienal de Quito ‘90”, editado por la Fundación Museo de Arquitectura y en el libro de la VII Bienal de Arquitectura de Quito BAQ´90, editado por el Colegio de Arquitectos del Ecuador-Pichincha.

Hoy en día, el Atrium alberga la Bolsa de Valores de Caracas, la Embajada de Italia y las oficinas administrativas de la Alcaldía del Municipio Chacao y constituye un punto de referencia dentro del variopinto paisaje urbano de la urbanización El Rosal.

Nota

Con respecto a la compacta y sólida trayectoria de Díquez, González y Rivas, vale la pena recordar que, cuando el año 1997 el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) decidió otorgar el Premio Nacional de Arquitectura a Edmundo Díquez, por estar establecido en la normativa que el galardón debía ser individual y no colectivo, el arquitecto nacido en Margarita tomó la gallarda y noble decisión de renunciar al reconocimiento argumentando que la suya no se trataba de una obra personal sino de un equipo en el que, como declaraban los mosqueteros de Alejandro Dumas, trabajaban “todos para uno y uno para todos”, clara manifestación de los ideales de amistad, honor y lealtad que los caracterizaban. Sin embargo, aún se puede encontrar en todas las páginas en las que se menciona la trayectoria de Díquez, que el mencionado premio le pertenece cuando en todo caso debe entenderse como un laurel obtenido por un inseparable grupo de tres.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Fundación Museo de Arquitectura. Catálogo “Arquitectura venezolana en la Bienal de Quito ‘90”, 1990.

2 y 11. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

3. De lo urbano y lo humano. Arq. José Alberto Rivas. Díquez González Rivas. Edif. Alcaraván (https://www.youtube.com/watch?v=4jFOEyimkLE)

4. Architectural Design, nº 8, 1969; Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani, Caracas a través de su arquitectura, 1969; Mariano Goldberg, Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas. Parte 1, 1982; https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/06/09/edif-el-alcaravan/

5. Colección Crono Arquitectura Venezuela; https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/07/21/torre-general-de-seguros/; Colección Fundación Arquitectura y Ciudad; http://guiaccs.com/obras/edificio-procter-gamble/

6. Capturas de Google Earth.

7. Captura de Google Earth; y @revistaentrerayas (https://www.instagram.com/p/CNWGpUUHN03/?img_index=4)

8. @arquitecturavzl (https://www.instagram.com/p/Cb-j86jOgFG/)

9, 10 y 12. @carlos_ancheta (https://www.instagram.com/p/DC60G7Nucxb/?img_index=1; 3; 10; 11; 12; 13; 14; 15; 19; 20)

¿SABÍA USTED…

…que en 1941 se termina la construcción y se pone en servicio el Puente Las Mercedes?

1. Fotografía tomada en fechas cercanas a 1955 donde se puede apreciar, en primer plano, el Puente Las Mercedes; en segundo plano, la recién inaugurada Autopista del Este; y en tercer plano la urbanización El Rosal.

La “conquista” y ocupación ordenada de la ribera sur del río Guaire, como se sabe, no se empieza a dar en Caracas sino a finales del siglo XIX y se acelerará a partir del terremoto del 29 de octubre de 1900, cuando algunas familias pudientes deciden comprar terrenos y construir sus viviendas en la urbanización El Paraíso, que ya se venía gestando desde 1891.

Pieza importante en ese primer paso lo constituirá la inauguración en 1875 del “Puente de Hierro” (bautizado como Puente de la Regeneración, obra de Luciano Urdaneta y Henry Cook) que, como bien señala Mónica Silva Contreras en “Puentes metálicos sobre el río Guaire: el carácter de la tradición académica y la imagen del diseño estructural” (artículo publicado en Tecnología y Construcción en 2004), será seguido por otros seis conectores metálicos: el Puente Constitución (1880-1881 de Juan Hurtado Manrique), sustituido por otro también en acero que se llamó Puente Sucre (1895 de José María Ortega Martínez); el Puente El Paraíso (1895 de Manuel Felipe Herrera Tovar); el Puente Dolores (1898 de Manuel Felipe Herrera Tovar), el Puente Restaurador (1905 de Rafael Nuñez Cáceres) y el Puente 19 de diciembre (1910 de Herman Stelling) y, más adelante, del Puente Ayacucho en 1924 de Herman Ayala (el primero de tres en arco de concreto armado construido en el país) y el Puente Bolívar en 1933 de Pedro Bernardo Pérez Barrio (llamado también Puente de las Barrancas y hoy de Los Leones, el cual marca una vuelta al acero como componente estructural), que darán un impulso definitivo al desarrollo de la zona. También, con este grupo de elementos que permitieron cruzar el Guaire, el crecimiento hacia el sur así como la conexión con la población de El Valle y el occidente del país ya estaba encaminada.

2. «Puente de Hierro» bautizado como «Puente de la Regeneración». Luciano Urdaneta y Henry Cook, 1874-1875. El primero oficialmente construido para cruzar el río Guaire como prolongación de la calle Sur 5.
3. Izquierda: Puente Constitución. Derecha: Puente Sucre. Ambos construidos como prolongación de la calle Sur 7 (hoy avenida Fuerzas Armadas). El primero, destruido por la crecida del Guaire de octubre de 1892, fue sustituido por el segundo.
4. Izquierda: Puente El Paraíso (prolongación de la calle Sur 12, después de la crecida de 1892). Centro: Puente Dolores (prolongación de la calle Sur 4). Derecha: Puente Restaurador (prolongación de la avenida Sur). Tres conectores metálicos que vincularon El Paraíso con en centro de la ciudad.
5. Izquierda: Puente 19 de diciembre (hoy 9 de diciembre), que conectó la Carretera Occidental (hoy avenida San Martín) con la avenida de La Vega (hoy Páez). Derecha: Puente Ayacucho (prolongación de la calle Sur 14).

Caracas, ciudad accidentada y poblada de quebradas en su mayoría procedentes del Ávila (del total aproximado de 25 cursos de agua, 21 provienen de la vertiente sur de la Cordillera de la Costa y drenan al Guaire por su margen izquierda), ya tenía desde la colonia una importante tradición en la construcción de puentes que poco a poco le permitieron sortear cauces y hondonadas y con ello ampliar el damero fundacional. El Puente Carlos III (1772-1775 de Juan Domingo del Sacramento Infante, sobre la quebrada de Catuche) y el Puente Anauco (1786-1790 de Francisco Jacor, pieza clave en el impulso del desarrollo hacia el este del valle), se reconocen aún como sobrevivientes minusvalorados de importantes obras donde la ingeniería se hizo presente, que recuerdan momentos en los que la gesta urbanizadora se abrió paso al norte del Guaire. Estudiosos en la materia citados por Octavio Sisco Ricciardi en el artículoEl Pontifex de Las Mercedes. Amor, Valor, Labor e Impetus” publicado en https://www.redpatrimonio-ve.com el 26 de septiembre de 2019, han identificado alrededor de “221 puentes construidos en los últimos dos siglos y medio para salvar irregularidades y cursos de agua, lo cual ha permitido el crecimiento urbano de la ciudad. Algo más de una quinta parte del total anterior fue construido con anterioridad al siglo XX”.

Muy afectados por las sucesivas crecidas del Guaire (siendo de ingrata recordación la acaecida en 1892), los primeros puentes metálicos (Puente Hierro, Sucre, Dolores, Paraíso, Restaurador, 19 de diciembre y Bolívar) serían, en consonancia con el aumento en la producción de cemento en el país, paulatinamente sustituidos por estructuras de concreto armado: primero el Sucre en 1925, segundo el Puente de Hierro en 1937 y el resto a partir de 1940.

6. Plano de Caracas y sus alrededores, Eduardo Rohl, 1934.

Así, el plano de Caracas y sus alrededores de Eduardo Rohl de 1934 en el que ya se muestra el paulatino nacimiento en forma de racimo de urbanizaciones hacia el este de la ciudad al norte del río, permite apreciar, sin embargo, la inexistencia de puentes en sentido norte-sur sobre el Guaire en virtud de que las tierras ubicadas en su margen derecha tenían uso agrícola y no habían sido aun pensadas para ser desarrolladas.

Luego del puente de San Agustín, que unirá el norte y el sur de esa urbanización atravesando el río, y del que enlazará la Plaza Venezuela con los terrenos de la Hacienda Ibarra, no veríamos sino en 1941 la aparición casi simultánea de dos conectores que cruzarán el Guaire, ambos diseñados por Carlos Guinand Sandoz (1889-1963), formando parte de la saga de los calculados en concreto armado de mayor resistencia a los embates del río: el Puente Las Acacias que une Bello Monte (al norte) con Colinas de Bello Monte (al sur) abriéndole la puerta a Inocente Palacios para revalorizar su emprendimiento “colinero”; y el Puente Las Mercedes que vinculará El Rosal con Las Mercedes facilitando el desarrollo del sureste de la ciudad el cual, guardando las debidas distancias, podría equiparar su rol al jugado en su momento por el Puente Anauco.

La comparación entre los dos puentes diseñados por Guinand la desarrolla claramente Hannia Gómez en el artículo “Puente de paz”, publicado en su blog Desde la memoria urbana el 27 de febrero de 2016. Señalará Gómez: Ambos son de los años cuarenta y son puentes alegóricos, porque poseen esculturas en bajo relieve. Las barandas mantienen su material original, debido a que fueron hechas en mampostería. Son de estructura de concreto y su lenguaje arquitectónico es Art Déco. Los dos comparten el tema de las cuatro luminarias en pilares que son cuatro columnas-faro”.

7. Una vez completado El Rosal (derecha), VICA y la familia Eraso deciden asociarse para desarrollar Las Mercedes y Valle Arriba.
8. Dos momentos de lo que fue el puente que permitía el acceso a la Hacienda Las Mercedes y a la vieja Carretera de Baruta. La foto de la derecha es cercana a
1929.

En lo atinente al Puente Las Mercedes, que sustituyó uno de hierro que daba acceso a la hacienda del mismo nombre desde el camino que conectaba hacia el norte con la Carretera del Este, valga recordar que la decisión de construirlo se toma cuando, una vez desarrollada la urbanización El Rosal durante los años 30 del siglo XX de parte de la empresa Venezolana de Inversiones C.A. (con el ingeniero civil mexicano Gustavo San Román al frente), ésta se asocia con la familia Eraso, dueños de las haciendas Las Mercedes y Valle Arriba, para impulsar en sus terrenos el parcelamiento destinado a sendas urbanizaciones. El Rosal, ubicada sobre la Carretera del Este luego de pasar Chacaíto, se había convertido en un exitoso globo de ensayo proponiendo viviendas unifamiliares y multifamiliares de baja altura para la clase media en la franja que se ubicaba entre la carretera y el río lo cual, junto al interés mostrado por las empresas petroleras radicadas en el país de proveer techo y servicios para sus empleados, animó a VICA a dar un paso adelante y saltar la corriente de agua.

9. Dos vistas del Puente Las Mercedes en los años 1950.
10. El Rosal, Las Mercedes y Valle Arriba en 1946 (izquierda) y en la actualidad (derecha).

El puente que hoy nos ocupa refleja claramente la formación académica que recibió Guinand Sandoz cuando estudió en la Koniglich Bayerische Technische Hochshule de Munich, “donde le habían inculcado la noción del arquitecto como un artista que debía dominar todos los oficios”, lo cual incluía en muchos casos la ornamentación de sus obras. Es el caso de “los cuatro bajorrelieves de las cuatro columnas-faro que caracterizan el puente, (según testimonio que nos legó un buen día el arquitecto Gustavo Ferrero-Tamayo). Una balaustrada de cemento une los cuatro pilares, que originalmente estaban adornados por guirnaldas de flores de cemento y letras de bronce que rezan: ‘LAS MERCEDES’ y ‘1941’. En los extremos, el puente se convertía en espacio público: las aceras se ensanchaban en cuatro pequeñas plazas definidas por ocho bancos públicos de cemento insertos en las barandas, de los cuales desde 2005 sólo queda el banco que da hacia el suroeste”, recapitulará Hannia Gómez.

11. Los relieves alegóricos que acompañan el Puente Las Mercedes: Amor, Valor, Labor e Impetus.

Lo alegórico hace presencia en el puente, como ya adelantáramos, a través de esculturas en relieve trabajadas en las cuatro columnas-faro que lo enmarcan y delimitan, duplicadas en dos de sus caras para sumar un total de ocho. Dedicada cada una a un tema, Amor, Valor, Labor e Impetus se harán presentes caracterizando las intervenciones. De tal manera, como señalará Sisco Ricciardi en el artículo ya citado: “De notoriedad formal decó, el Amor está simbolizado por el abrazo tierno de una figura femenina que sostiene a su infante…; el Valor, (por) una efigie femenina estilizada que lleva sobre su hombro izquierdo una frondosa cesta de frutos del campo, (personificando) el conjunto de las cualidades para alimentar el cuerpo; Impetus del latín fuerza, (está) representado por una estampa de un hombre adulto que sostiene en su mano derecha un libro y con su brazo izquierdo conduce a un niño impulsándolo por el camino del conocimiento, valores para el alimento del espíritu; y Labor, (está) realzado por una figura musculosa masculina quien acompañado de una rueda dentada, empuña un martillo para impulsar con su fuerza el motor de toda industria: el trabajo”.

12. Composición fotográfica que muestra las agresiones de que ha sido objeto el Puente Las Mercedes y la degradación en que se han visto sumidos tanto él como su entorno.

Objeto de numerosas agresiones que se remontan a 1976 con la construcción del elevado metálico “provisional” que permitió la continuidad de la avenida Río de Janeiro hacia la principal de Colinas de Bello Monte, el cual afectó sin duda su apreciación integral; continuando con la del año 2000 por parte de la Alcaldía de Baruta que modificó la inscripción de su fecha de realización e incorporó unos parales de hierro forjado como postes lumínicos, desnaturalizando así el concepto artístico de las torres originales; y llegando hasta la desafortunada colocación en 2015 por parte del Ministerio del Poder Popular para el Transporte Terrestre de un puente metálico vial prácticamente adosado a su margen, que lo afectó como totalidad y bloqueó la percepción de sus formas Art Deco y sus relieves artísticos, el Puente Las Mercedes, aunque aún no es patrimonio declarado, sí es desde 2006 bien de interés cultural urbano preinventariado por la Fundación de la Memoria Urbana para el IPC.

Su indudable valor histórico, urbano, arquitectónico y artístico; su carácter pionero como conector hacia el sureste de la ciudad, función que aún cumple dignamente; su revalorización como vía peatonal que enlaza Chacaíto y Las Mercedes; y el valor simbólico, moral y pedagógico que transmite su labrada superficie, ameritan para el Puente Las Mercedes una consideración muy distinta a la que hasta hoy se le ha brindado.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. http://hanniagomez.blogspot.com/2016/02/puente-de-paz.html

2. https://www.facebook.com/photo/?fbid=446286554183688&set=pb.100064070406191.-2207520000&locale=es_LA

3 y 4. Mónica Silva Contreras. “Puentes metálicos sobre el río Guaire: el carácter de la tradición académica y la imagen del diseño estructural”, Tecnología y Construcción, 2004

5. Mónica Silva Contreras. “Puentes metálicos sobre el río Guaire: el carácter de la tradición académica y la imagen del diseño estructural”, Tecnología y Construcción, 2004 y Colección Crono Arquitectura Venezuela.

6. https://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/

7. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://www.pinterest.com/pin/290834088413694974/

8. https://www.facebook.com/BitacoraDeAgora/photos/a.112659453742221/287367976271367/?type=3 y https://www.facebook.com/lavenezuelainmortal/photos/a.192793934152881/922602524505348/?type=3&locale=es_LA

9. https://www.facebook.com/lavenezuelainmortal/photos/a.192793934152881.38600.192346174197657/902136463218621/?locale=fr_FR&paipv=0&eav=AfZw7UcCyvBX6sc_L0E6zag-vl7ptxP_mD7IJ73jcfVTf8QkQx2K5gSHvwsJbJ8kC1U&_rdr y Colección Crono Arquitectura Venezuela

10. http://guiaccs.com/planos/petroleo-automovil-y-turismo/ y Captura de Google Earth

11. https://www.redpatrimonio-ve.com/forum/publicaciones/el-pontifex-de-las-mercedes-amor-valor-labor-e-impetus

12. Captura de Google Earth, http://hanniagomez.blogspot.com/2016/02/puente-de-paz.html y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 296

El desarrollo de la urbanización El Rosal a finales de los años 30 del siglo XX antecedió al de Las Mercedes, y se constituyó en el globo de ensayo que impulsó la decisión de abrirse paso hacia el sureste con la construcción del puente sobre el río Guaire que las comunica por parte de la la empresa VICA (Venezolana de Inversiones Compañía Anónima), urbanizadora y constructora que nace de la asociación entre el ingeniero civil mexicano Gustavo San Román y la familia Eraso, dueños de las haciendas Las Mercedes y Valle Arriba. El Rosal, por otro lado, tenía la ventaja, por encontrarse al norte del río, de contar con fácil acceso desde la Carretera del Este que comunicaba el centro de la ciudad con Petare.

1. Izquierda: Extracto del plano de Caracas y sus alrededores publicado por la Esso a finales de los años 1940 donde se puede observar el trazado de El Rosal y la zona de Las Mecedes aún sin urbanizar. Derecha: Vista general de la urbanización El Rosal en los años 50 del siglo XX.

Resultado de la venta de lo que fuera una antigua hacienda de caña de azúcar, al urbanizarse, El Rosal fue concebida como una zona de uso residencial para clase media alta. Colindaba al este con el que se conocía como el “estado Leal”, al norte con la ya mencionada Carretera del Este, al oeste con la quebrada Chacaíto y al sur con el Guaire. Será con la aprobación del Plano Regulador de 1951 cuando se establezca, dada su excelente ubicación, la posibilidad de incluir el uso comercial y de oficinas al norte de la avenida Guaicaipuro, particularmente en las avenidas Tamanaco y Venezuela y sobre la avenida José Martí, continuación de la principal del Country Club y que comunica con Las Mercedes, así como en el frente a la Carretera del Este, que ya estaba a punto de convertirse en la avenida Francisco de Miranda en el tramo de Chacaíto a Petare. Sobre este eje ya se había inaugurado el cine Lido (1946) y se construirán sucesivamente los edificios Easo (1952), Galipán (1952, hoy demolido) y Canaima (1955).

2. Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) del Municipio Chacao, 1998

Paulatinamente, tras la aprobación de sucesivas ordenanzas que culminan con la actual de 1973 (reformada parcialmente en 1998), El Rosal se ve afectado por un desarrollo vertiginoso y desordenado que altera su condición original y da pie a la concentración en la zona a partir de la década de los 90 de buena parte del sector financiero, en virtud de haberse convertido prácticamente en el centro geográfico de la ciudad.

Así, a mediados de la década de los 80 la empresa inmobiliaria más antigua, de mayor experiencia y trayectoria del país, fundada en 1940 por Félix Ferrer Palacios (la Agencia Ferrer Palacios), ubicada desde su creación en el centro de Caracas, decide en virtud del crecimiento de su cartera de clientes construir su nueva sede al oeste de El Rosal sobre la avenida Venezuela. El proyecto será realizado por el joven arquitecto José Antonio Sánchez Basalo (egresado de la UCV en 1983), quien contará con la asesoría de la reconocida oficina DGR (Díquez, González y Rivas) con quienes ya había trabajado.

3. Derecha: Perpectiva del proyecto. Derecha arriba: Vista del edificio desde la avenida Venezuela. Derecha abajo: Planta baja

Dentro de la vorágine de edificios corporativos de todos los tipos, envergaduras y envolventes imaginables, construidos en su mayoría en terrenos producto de la integración de parcelas, la Agencia Ferrer Palacios no destaca dentro del paisaje de El Rosal precisamente por su tamaño o por su altura sino por su sobriedad, elegancia, controladas proporciones, cuidadoso diseño, atinada escala, sabia escogencia de los materiales y excelente ejecución, todo lo cual permitió cumplir, dentro de las limitaciones impuestas por un terreno de área si se quiere reducida al cual venía atado el porcentaje de construcción, con el cometido de convertirse en ícono de la empresa que lo encargó y en una voz afinada dentro de un lugar donde cada solista desentona por su lado.

De la nota que acompaña su publicación dentro del catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura (1987) cuando optó por el Premio Metropolitano (jurisdicciones del Distrito Federal y Distrito Sucre), tomamos lo siguiente: “El edificio en sí, es muy sencillo en cuanto a distribución; cuenta con un solo núcleo de circulación que relaciona a todas las plantas… Está conformado por una planta Sótano II, destinada a archivos muertos; una planta Sótano I destinada a estacionamiento; una Planta Baja de acceso a la torre y a las dependencias públicas que se encuentran en este nivel; una Mezzanina que está relacionada directamente con la planta baja y cuatro plantas tipo, de concepto “Espacio Abierto” para la utilización de la parte administrativa de la agencia; (y) una última planta sin techo que sirva como desahogo a la edificación, en este caso se planteó una cancha de paletas por sugerencia del propietario”.

El material preponderante escogido para resolver su envolvente (ladrillo en obra limpia) le permitió al arquitecto Sánchez lograr lo que él llama “el concepto de edificio ‘IMAGEN’”. La diversidad de maneras en que el ladrillo y las tablillas de arcilla son manejados para enriquecer la volumetría y responder a las variables climáticas permiten, además, una mayor relación en el tratamiento de la parte interna y externa de la edificación.

4. Páginas centrales del número 3 del encartado Arquitectura HOY del 3 de octubre de 1992.

No está de más destacar que cuando en 1992 apareció el encartado Arquitectura HOY en la edición sabatina del diario Economía HOY y a partir del número 3 del 3 de octubre, sus editores deciden “dedicar las páginas centrales … a mostrar obras construidas, no publicitadas, de alta calidad y proyectadas por arquitectos jóvenes que se desempeñen independientemente o adscritos a organismos, consorcios u oficinas reconocidas”, se seleccionó, no por casualidad, el edificio sede de la Agencia Ferrer Palacios para dar inicio a esa manera de mostrar buena arquitectura. “Un buen ejemplo, sin duda, para ilustrar otra vía que no es la del derroche o el enorme volumen construido, con la que se puede mejorar la ciudad desde la intervención individual, y la vez convertir a ésta en un hito”.

Desde la construcción del edificio hasta el día de hoy han transcurrido 36 años en los que José Antonio Sánchez Basalo (ampliamente conocido como “Totón” Sánchez) primero se asoció en 1987 con el también arquitecto y afamado diseñador de modas Ángel Sánchez para crear la firma Sánchez & Sánchez Proyectos y luego, en solitario, ha llegado a convertirse en uno de los más destacados diseñadores de espacios interiores comerciales, empresariales y residenciales de Venezuela.

En entrevista publicada el año 2015 en https://www.tendencia.com/2015/toton-sanchez/, Totón Sánchez expresará con respecto a cómo enfoca su trabajo en el diseño de interiores lo siguiente: “La clave de mi éxito es tratar de entender qué busca el cliente, ya sea en su casa o negocio y a quién se va a proyectar, saber hacia dónde va. Y hacer un trabajo con la mayor calidad posible que pueda hacerse en Venezuela”. Su cuidadoso manejo de todas las variables y detalles que derivan en el impecable resultado final de los encargos que realiza, demuestra que ello ha sido así desde aquel momento en que le correspondió diseñar la Agencia Ferrer Palacios en El Rosal.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://agenciaferrerpalacios.com/gallery/

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://www.pinterest.com/pin/290834088413694974/

2. https://es.slideshare.net/pdulchacao/propuesta-pdul-para-urb-el-rosal-estado-leal-y-el-retiro-13669181

3. Catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987), http://agenciaferrerpalacios.com/gallery/ y Colección Fundación Atquitectura y Ciudad

4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

2004• Residencias Alameda Classic

Residencias Alameda Classic.jpg

2004•  La arquitecto Helene de Garay (FAU UCV, promoción 16B/ 1967) con la colaboración de Sofía Piñeiro y Apolinar Martínez concluyen en el año 2000, para la empresa Promociones Classic 57, C.A. el proyecto del edificio Residencias Alameda Classic, ubicado en el cruce de las avenidas El Retiro y Boyacá de la urbanización El Rosal, Caracas.
El edificio de 14.000 m2 de construcción, terminado dos años después, tiene planta baja, once plantas tipo (nueve unidades por piso), dos plantas para nueve apartamentos dúplex y cuatro sótanos para estacionamiento. En total tiene 108 viviendas.
La arquitecto Garay le imprime a la fachada oeste del edificio un llamativo movimiento ondulante con el tratamiento de los balcones que a la vez actúa como protección solar.