1948•Se concluye la construcción de la Agencia El Recreo del Banco Venezolano de Crédito, ubicada en el cruce la Carretera Caracas-Petare con la Carretera Caracas-Baruta (hoy Avenida Abraham Lincoln-Boulevard de Sabana Grande con la 3ª Avenida de Las Delicias), El Recreo, Caracas, diseñada el año anterior por el arquitecto Rafael Bergamín y el ingeniero Pedro Antonio Yánez.
El edificio en estilo Art Deco construido en un terreno de unos 560 m2, tiene seis niveles, los dos primeros con un entrepiso de 4 m de altura y en uno de ellos, un semi-sótano, se ubicó la bóveda; la planta baja se destinó para atención al público y las demás plantas para oficinas administrativas.
En el año de 1952 se completó la construcción de una ampliación del edificio, sobre la Carretera Caracas-Petare, edificado a continuación del primero. Este con cinco niveles de altura: la planta baja con locales comerciales y en las restantes, oficinas y apartamentos. El edificio fue declarado en el año 2005 Bien de Interés Cultural por el Instituto del Patrimonio Cultural y en el segundo semestre del año 2014 se inició su restauración y reciclado, aún bajo la propiedad del Banco Venezolano de Crédito.
… que el 15 de abril de 1953 es inaugurado el teatro Radio City, ubicado sobre la que entonces era conocida como Calle Real de Sabana Grande?
1. Natalio Yunis. Teatro Radio City (1953)
El año de 1953, momento en que abre sus puertas el teatro Radio City, Caracas vivía un momento estelar en cuanto a la construcción de la imagen moderna que durante décadas la caracterizó. A lo largo de aquellos doce meses se inauguraron la autopista Caracas-La Guaira, la autopista del Este, la avenida Baralt, la Cota 905 (avenida Guzmán Blanco) y la avenida Urdaneta; también el Aula Magna y todo el Conjunto Central de la Ciudad Universitaria de Caracas, el Pasaje Zingg, el Círculo Militar, el Hotel Tamanaco y el Centro Profesional del Este; en Colinas de Bello Monte se terminaban la impactante Villa Monzeglio y la quinta L y M; y la antigua Carretera del Este consolidada como vía de conexión del centro de la ciudad con Petare y más particularmente en el tramo que iba desde la Plaza Venezuela y Chacaíto, se convertía en el eje comercial más importante y exclusivo de la capital, concluyéndose junto al Radio City, el Centro Comercial del Este (más hacia la avenida Casanova) y la sucursal del Banco Unión que sería acompañada al año siguiente en la acera de enfrente por la del Banco Mercantil y Agrícola. Como importante complemento de la dinamización de la vida urbana que ya se estaba dando, Henry Charrière abría a escasos metros del edificio que hoy nos ocupa, justamente en 1953, El Gran Café local que con el tiempo se convertiría en punto de encuentro de la bohemia e intelectualidad caraqueña.
Por tanto, el Radio City será una pieza adicional e importante de la “Calle Real” de la antigua población de Sabana Grande, devenida posteriormente en avenida Abraham Lincoln y hoy en Bulevar luego de la inauguración del Metro en 1983.
2. Plano de la ciudad de Santiago de León de Caracas en el año 18103. Los bueyes del arado en Sabana Grande (1930).4. Izquierda: Eduardo Röhl. Plano de Caracas y sus alrededores, 1934. Derecha: Inicio del actual bulevar de Sabana Grande, luego de pasar el sector Los Chaguaramos (hoy Gran Avenida, adyacencias de Plaza Venezuela).5. Calle Real de Sabana Grande de noche en los años 19506. Gran Café de Sabana Grande. Años 1970
Según relata Vicente Quintero en “La Historia de Sabana Grande (Caracas): una ruleta de fuertes altibajos”, apoyado en el artículo “Sabana Grande era un leprosario” de la periodista Aliana González aparecido en el diario Tal Cual el año 2001, “Entre la quebrada de Maripérez y la quebrada de Chacaíto había una sabana grande y plana. De allí el nombre que empezó a tomar el pequeño pueblo que, en 1760, se formó con los caraqueños que preferían vivir en tranquilidad y acompañados del buen clima. El camino al Este, que llevaba hasta Petare, da origen a la Calle Real de Sabana Grande y aparece en el plano de Caracas de 1801, pero ya en 1810 se empieza a leer con el nombre de Camino Real de Sabana Grande. Era un cruce de caminos… por lo que desde muy temprano se empezaron a instalar posadas y tiendas de mercancía. El Camino Real de Sabana Grande se iniciaba en el peaje que se encontraba al pasar el puente Anauco, límite entonces de la ciudad de Caracas, y llegaba a Petare, por lo que hoy es la Francisco de Miranda.”
El área formará parte desde el 4 de noviembre de 1877 de la parroquia de “La Inmaculada Concepción y San José del Recreo” creada por el presbítero José Botel Peraza. Ya Sabana Grande, tuvo ermita en 1780, y había sido elevada a parroquia civil el 22 noviembre de 1852 y a parroquia eclesiástica el 22 de febrero de 1864.
El desarrollo comercial definitivo de la Calle Real de Sabana Grande, ya incipiente desde sus orígenes, se empieza a acelerar desde que en 1912 comenzaron a transitar los vehículos por esta vía, al crearse una línea de transporte entre la Plaza Bolívar de Caracas y Petare, y más aún cuando a partir de los años 30, con el crecimiento de la ciudad, los pueblos y haciendas del este del valle se fueron transformando en urbanizaciones, zonas residenciales y comerciales, para las que la antigua Calle Real era un eje vial de importancia. Entre finales de la década de los años 40 y los 70 del siglo XX podría decirse de la avenida cobra buena parte de la su fisonomía actual siendo de vital importancia el asentamiento temprano de piezas como el cine Las Acacias y el edificio Los Andes hacia el oeste y el cine Broadway, el Banco de Venezuela y el hospital San Juan de Dios al este, amén del acompañamiento de una ordenanza de zonificación que permitió ir llenando la avenida de edificaciones de uso mixto con comercio en planta baja en las que se fueron ubicando las firmas más reconocidas del país entre las que puede anotarse una cantidad asombrosa de joyerías, así como expendios de comida, “incluidos los cafés al aire libre que los caraqueños adoraron desde el primer momento, y muchos bares” como dirá Milagros Socorro en el artículo “Sabana Grande, algo posible y maravilloso” aparecido en Prodavinci el 26 de enero de este año. A partir de 1976, cuando se inician las obras de la línea 1 del Metro, se cierra el tránsito automotor y se convierte, como ya adelantamos, a partir de 1983 en bulevar peatonal.
7. Edificio Nivaldo, edificio Continental, edificio Galerías Bolívar y edificio del cine Radio City, Sabana Grande, Caracas8. Izquierda: Detalle de la escultura que remata el teatro Rado City. Derecha: Cine Radio City, Caracas, años 60.9. Taquillas del Radio City
Ubicado en el último tercio en sentido este-oeste de los 1.6 kilómetros de la arteria que va desde la quebrada de Chacaíto hasta la avenida Las Acacias, el Radio City ocupa la mayor proporción de una edificación de uso mixto proyectada por el ingeniero Natalio Yunis, graduado en la Facultad de Ingeniería de la UCV en 1948, autor de las célebres Quintas Aéreas de El Paraíso (1958) y del edificio Roraima (1957), ubicado sobre la avenida Francisco de Miranda a la altura de El Rosal.
Emulando, salvando todas las distancias y dimensiones, al conocido Radio City Music Hall de New York, el diseño de la versión caraqueña incorporó importantes motivos y recursos provenientes del estilo art déco al que se sumaron elementos de una especie de modernismo muy peculiar que proliferó en la ciudad a lo largo de la década de 1950. Además del uso combinado de diversos materiales en el revestimiento de la fachada, pisos y recubrimiento de sus paredes, destaca, como parte de la respuesta urbana regida por la continuidad de las fachadas de los edificios vecinos, el desarrollo sobre la marquesina de entrada de un cuerpo vertical sobre el que se ubicó el nombre de la sala que remata con un voladizo, donde se ubican un águila con sus alas abiertas y una mujer con lanza vencedora. Las taquillas de venta de boletos fueron diseñadas en aluminio y vidrio con la mayor delicadeza asemejando la forma de vasos o cuernos. El teatro se distinguió, además, por ser la única sala en Caracas que tenía standing room, un largo pasadizo con grandes ventanales como antesala.
Con capacidad para 748 espectadores distribuidos en un solo nivel, el Radio City tiene sobre la fachada locales comerciales y, a diferencia del resto de las instalaciones de este tipo, las entradas al espacio principal, dividido en tres secciones, estaban situadas alrededor del mismo y no en los laterales. Tal y como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), el foyer, cuyo piso es de granito en el que se “combinan las iniciales del teatro con patrones geométricos”, posee un cielo raso con elementos art déco además de “murales y nichos dramáticamente iluminados”. Según él, “su mayor atractivo es quizás el tratamiento decorativo del auditorio… En el cielo interior se dibujan franjas simulando rayos de sol que se extienden …, generando una atmosfera de dramatismo propia de los teatros de época, al interior de la sala. Sobre el proscenio, dos sirenas nadando surgen de los lados de la pantalla y sostienen las iniciales del teatro”.
10. El Radio City se inauguró, el 15/04/1953, con la proyección de «Mesalina», épica historia de la mujer más perversa del mundo protagonizada por María Félix
Su inauguración fue engalanada con la proyección del film italiano (en co-producción con España y Francia) «Mesalina», épica historia de la pérfida, disoluta y hermosa emperatriz romana, estrenada en 1951, dirigido por Carmine Gallone y protagonizado por la diva mexicana María Félix. También se recuerda cómo la pianista Frances Monge Bartle, «Paquita», amenizaba a los espectadores mientras ocupaban sus asientos interpretando clásicos del jazz y temas de inolvidables películas.
El mismo año en que fue inaugurado, el Radio City introdujo en Venezuela la pantalla Cinemascope la cual fue de tanto interés que hasta el entonces presidente Marcos Pérez Jiménez utilizó el palco presidencial de esta sala para apreciar este nuevo formato.
Dos importantes publicaciones refieren al Radio City como una de las más importantes salas de los años 50: Inventario del olvido (1992) de Guillermo Barrios y Los cines de Caracas en el tiempo de los cines (1994) de Nicolás Sidorkovs. Para el primero su esplendor lo alejó de la simple denominación de una sala de proyección y lo colocó en la categoría patrimonial de “palacio del cine”, presentándose además como emblema de la modernidad caraqueña y como símbolo de la ciudad cosmopolita, por utilizar los criterios más avanzados de la época y los estilos arquitectónicos más vanguardistas. Para el segundo “Aunque el Radio City conservaba algunos elementos rígidos en su interior, el lobby, los escalones y la forma –tanto en el plano como en el espacio– eran circulares. Asimismo, el cine se acopló a ese ambiente fantasioso de la época: tanto sus taquillas con forma de cuerno, como aquellas sirenas que se elevaban alrededor del arco de la pantalla eran elementos que carecían de agresividad”.
11. Fotografía reciente del teatro Radio City
Desde su apertura hasta nuestros días el Radio City ha sido testigo de las transformaciones sufridas en su entorno y objeto de numerosas agresiones en su interior producto de incompatibles cambios de uso los cuales han derivado en su desmantelamiento todo lo cual hace muy difícil su rescate. Su historia permite rememorar el paso por allí de inolvidables películas y la realización importantes eventos entre los que vale la pena recordar: laConvención Nacional de Copei de 1972 destinada a seleccionar el candidato presidencial del partido político a las elecciones de 1973, donde se originó la leyenda del “hombre del maletín” (el primero, ya que más recientemente Antonini Wilson se convirtió en el segundo); o el festival que entre el 10 de noviembre y el 4 de diciembre de 1999 reunió a grupos como “Los Caramelos de Cianuro”, “Sentimiento Muerto”, “Los Amigos Invisibles” y “Bacalao Men”, entre otros. Para concluir, tomamos prestada la siguiente expresión de Iván González Viso dada su vigencia: “Hoy el lujoso teatro, uno de los mas bellos de la capital, se debate entre permanecer o morir”.
… que en 1961, hace ya 57 años, se terminó la construcción del edificio “Los Aleros”, ubicado en la Calle El Recreo entre Av. Casanova y Calle Humboldt, Bello Monte, Parroquia El Recreo, Municipio Libertador?
La pregunta acerca de ¿dónde está el norte? sobre la cual tanto insistía Villanueva en el taller de diseño, que no es otra cosa que la pregunta por el contexto, por el clima, por la inclinación del sol, por las brisas y las lluvias, por la orientación y por la vistas, por la temperatura, por la geografía y la cosmografía, podríamos decir que se constituye en una de las claves para comprender gran parte de la producción arquitectónica de las décadas de los 40 y 50 del siglo XX venezolano. Por un lado, forma parte de las preocupaciones fundamentales que el mismo Villanueva va plasmando con infinidad de variantes en el proceso constructivo de la Ciudad Universitaria de Caracas, una vez hecha la correspondiente interpretación de la manera cómo la arquitectura colonial se comportaba ante las variables ambientales. Por el otro, se incorpora dentro del repertorio de variables a considerar por los arquitectos (venezolanos o no), formados en el extranjero que copan el ejercicio profesional de la época y también por aquellos en proceso de formación dentro de la joven Escuela de Arquitectura de la UCV, regidos todos fundamentalmente por los cánones del racionalismo y el funcionalismo. Lo cierto del caso es que la importancia que cobran el lugar y el programa (incluido el cliente y las necesidades de los usuarios), aunados al manejo de los códigos propios de la arquitectura internacional y a la muchas veces ingenua traducción de lo tradicional a lo actual, forman el marco de referencia de una etapa despreocupada por el desarrollo de un verdadero sistema de pensamiento arquitectónico que, aunque presenta sus ambigüedades, tiene unas reglas de comportamiento claras y pragmáticas que aceptan sólo lo posible. La acción, en pocas palabras, predomina por sobre el discurso, la correcta resolución de los problemas por sobre el afán de otorgar a las casualidades el valor predominante de una respuesta y la razón por sobre el sentimiento.
Al unísono, las enseñanzas de Villanueva (influidas en buena medida por la visión de Walter Gropius), que buscaban situar al arquitecto como un técnico pero a la vez como un artista, como un constructor pero a la vez como un humanista con sensibilidad social, como un planificador y a la vez como un director de orquesta, junto al interés por el trabajo en equipo y sobre todo por los fundamentos éticos en los que debe descansar la disciplina, son incorporadas como parte de la actividad académica y profesional de los años 50. Pero a estas premisas hay que añadir otras procedentes de la ya para entonces declarada crisis del Movimiento Moderno: consideración de las variables del lugar, importancia de la tradición popular, rescate de la noción de carácter y énfasis en la expresividad, que permiten en muchos casos un eclecticismo desinhibido y la combinación sin tapujos entre el pasado y el presente desde la plataforma de lo moderno. También, poco a poco aunque con efecto retardado para el caso venezolano, se empieza a cuestionar el efecto que sobre las ciudades había traído la aplicación literal de los planteamientos provenientes de la “Carta de Atenas” y del zonning como mecanismo organizador del desarrollo urbano.
Así, en la mayor parte de los casos el clima es considerado como una determinante funcional más que debe tomarse en cuenta, del cual hay que protegerse con los dispositivos que mejor convengan de acuerdo al uso de la edificación: la casa permitirá la incorporación de aleros, patios, corredores, pérgolas, balcones y celosías; el edificio público e incluso el residencial recurrirán, adicionalmente, a la doble piel, al parasol, al brise-soleil que afortunadamente Le Corbusier y los arquitectos brasileños habían puesto de moda, junto al uso del color. Otro tanto ocurriría con la correcta ventilación e iluminación que a toda edificación correspondía resolver en nuestra benévola latitud a ser posible por medios naturales, de lo que se desprendía una adecuada orientación respecto al sol y a las brisas. La ventana, como consecuencia, dejaba de ser un agujero en la pared para convertirse en uno de los elementos más importantes a ser diseñados con los aditivos necesarios para cumplir correctamente su función mediadora entre el interior y el exterior.
Dentro de este contexto, pocas veces encontramos en Caracas proposiciones arquitectónicas que hayan influido de manera tan positiva en la definición del espacio público y en el desarrollo coherente de su entorno inmediato como lo hace “Los Aleros”, hecho que lo convierte en una clara excepción. Su arquitecto, Mario Breto (1934-2009), para la época joven profesional egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela en 1959, quien posteriormente proyectará el conocido edificio “El Camarón” (cerca de la Plaza Venezuela), aborda recién graduado el encargo de ubicar en una manzana perteneciente a la urbanización Bello Monte un conjunto de apartamentos con comercios en planta baja que había que orientar desfavorablemente (este-oeste), buscándose obtener el máximo aprovechamiento de la parcela y el cumplir con la alta densidad que demandaba la ordenanza así como el dar la mejor respuesta hacia las condiciones urbanas inmediatas.
La propuesta, conformada por dos bloques iguales adosados a modo de muro urbano, da su fachada principal (oeste) hacia la calle El Recreo y se retira para crear una acera protegida que acompaña los comercios y los accesos a la vivienda, una vía de servicios y una franja de vegetación.
Lo interesante del planteamiento, mas allá de su presencia urbana, estriba en la manera cómo el arquitecto resolvió la incidencia directa del sol en la fachada principal del conjunto. Para hacerlo recurre a la colocación de una serie de viseras en concreto armado que no sólo filtran (bloquean tal vez sería un término más adecuado) la luz del oeste sino que preservan las visuales, atenúan el calor, permiten la circulación del aire y modulan la fachada delimitando con claridad tanto las áreas sociales como la ventana de romanilla de madera de la habitación principal de los funcionales apartamentos que conforman el conjunto. La pausa que se establece entre estos rígidos aleros inclinados la dan los planos ciegos con que se cierran las habitaciones. Nunca imaginó Breto (quien ejerció la docencia en el área de tecnología de la Escuela de Arquitectura de la FAU UCV entre 1975 y 1999) que esta sensata respuesta urbana y arquitectónica fuese a repercutir como lo hizo en la caracterización de todo el frente de la calle El Recreo que va de la Av. Casanova a la Av. Venezuela, hasta el punto que el adosamiento de las nuevas edificaciones, la prolongación de la calle de servicios y el uso de las pantallas protectoras ofrecen una unidad que acentúa la horizontalidad y dificulta encontrar en “Los Aleros” (diluido en el conjunto) el germen de toda esta actuación. Villanueva debió sentirse satisfecho ante una propuesta que responde satisfactoriamente su recurrente pregunta sobre ¿dónde está el norte?, traducida para el caso en ¿dónde está el oeste?
1948•Se concluye la construcción y se inician las actividades escolares en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en la Avenida Casanova, entre la Calle Unión y la avenida Negrín, El Recreo, Caracas, proyectado por el arquitecto de origen español Urbano de Manchobas Careaga (1887-1968)
1947•El empresario de origen italiano, Filippo Gagliardi, concluye la construcción del Hotel Flora, ubicado en el cruce de la Av. Ávila con la Av. El Casquillo, parroquia El Recreo, Caracas. El pequeño edificio, convertido en hotel tenía dos pisos con un total de 12 habitaciones, terrazas y un amplio sótano. En pocos años tuvo varios propietarios y usos, creándose conflictos con los vecinos. Fue clausurado en 1955 y de nuevo en 1959. En ese año la Jefatura de El Recreo lo utilizó para albergar a unos damnificados del Barrio Chapellín.
HVH
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.