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1941• Inauguración del Cine Hollywood

 

Inauguración del Cine Hollywood.jpg

1941•  El 21 de marzo se inaugura con la proyección de una película con Tyrone Power el Cine Hollywood, ubicado en la esquina de Romualda (Av. Este con la Norte 7- actualmente Av. Fuerzas Armadas), La Candelaria, Caracas. El edificio que incluía un foyer de muy buena proporción, un hotel de dos pisos, un bar y un restaurante, fue diseñado por el arquitecto español Rafael Bergamín en colaboración con Rafael Emilio Velutini y José María Manrique, sus asociados.

Cine Hollywood, esquina de Romualda (Av. Este con la Norte 7 -actualmente Av. Fuerzas Armadas-), La Candelaria. Caracas. Rafael Bergamín, Rafael Emilio Velutini y José María Manrique. Vista de la entrada. (Fuente Internet)
Cine Hollywood, La Candelaria, Caracas. Rafael Bergamín, Rafael Emilio Velutini y José María Manrique. Vista de la Fuente de Soda. (Fuente Henry Vicente. Archivo Familia Bergamín, Madrid)

HVH

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Barcelona en pantalla

Una ciudad en el cine

Sara Antoniazzi

Catarata

2021

Sinopsis

El cine, como la literatura o la fotografía, tiene la capacidad de reflejar las transformaciones sufridas por una ciudad a lo largo de su historia, y al mismo tiempo participa en la construcción del imaginario asociado a ella, influyendo en nuestra manera de percibirla y recordarla. Este libro realiza un recorrido a través de diversas películas rodadas en Barcelona desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, un lapso de tiempo en el que tanto la fisionomía como la imagen de la ciudad han sufrido grandes cambios. Así, la autora toma el cine como una fuente histórica para investigar la evolución sufrida por la ciudad en las últimas décadas, a la vez que lo caracteriza como un instrumento capaz de influir en la percepción del espacio urbano y en la construcción de su imagen, lo que contribuye, de forma más o menos voluntaria, a su promoción y comercialización en el mercado turístico global.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que el 19 de diciembre de 1925 se inaugura el Teatro Ayacucho, Caracas?

Cuando la semana pasada repasábamos la fructífera trayectoria del Alejandro Chataing (1873-1928) saltaba a la vista el hecho de haber desarrollado diferentes tipologías de edificaciones públicas, muchas de ellas ubicadas en el casco central de Caracas. Hay una en particular a la que prestaremos atención el día de hoy: la conformada por salas de entretenimiento (teatro, cine o ambas) con importantes aforos y diversas condiciones que van del Teatro Nacional (1905) al Ayacucho (1925) pasando por el Princesa (luego Rialto y hoy Bolívar) (1917) y el Capitol (1921).

1. Alejando Chataing. Izquierda: Teatro Nacional (1905). Derecha: Teatro Ayacucho (1925).
2. Alejando Chataing. Izquierda: Teatro Princesa (1917). Derecha: Teatro Capitol (1921).

Una revisión rápida permite detectar una interesante evolución, ubicándose en los extremos temporales los dos mejores ejemplos (el Nacional y el Ayacucho) que, sin embargo, se distancian el uno del otro en cuanto a expectativas, valor representativo y condiciones contextuales a las cuales se debía responder. Quizás valga la pena remarcar que el Teatro Nacional se trató de un encargo procedente del régimen de Cipriano Castro mientras el resto obedecieron a iniciativas particulares de diferente tenor. En otras palabras, el Nacional (terminado en 1905), ubicado en un terreno en esquina que le permitió a Chataing resolver un objeto autónomo, buscó emular las realizaciones llevadas a cabo por Guzmán Blanco el siglo anterior. Los otros tres ejemplos no tenían tan elevadas aspiraciones. Resueltos entre medianeras sólo la respuesta hacia la calle demandó la consideración del tratamiento en fachada donde una vez más Chataing despliega diversidad de opciones provenientes de su habilidad para manejar códigos de la más variada procedencia, con la única finalidad dar a entender que se trataba de edificios destinados para el uso en cuestión.

3. Plantas aproximadamente a la misma escala. Izquierda: Teatro Nacional. Derecha: Teatro Ayacucho

Los aforos, absolutamente ligados a las dimensiones de los solares, son otro dato interesante a considerar. En tal sentido llama la atención el hecho de que el Teatro Ayacucho (diseñado para 1300 espectadores) duplique la capacidad del Teatro Nacional (664 asientos) cifra que también fue superada por el Princesa (710). Sin duda el primero fue pensado para resolver un problema donde la funcionalidad y aprovechamiento al máximo del lote fue una variable impuesta por un propietario (V. Vallenilla Lecuna) que buscaba sacar el mayor provecho de la inversión hecha predominando la austeridad en el tratamiento de los espacios interiores (platea, balcón y gradería), mientras el segundo tenía aspiraciones de gran teatro “a la francesa”, lo que se evidencia en el diseño del vestíbulo (donde destacan las escaleras de acceso a los palcos) y de la espacialidad de la sala principal (en forma de herradura que determina la solución perimetral de las galerías de los dos pisos superiores) junto a detalles tales como el plafond del techo decorado por Antonio Herrera Toro, la lámpara central y el recargado tratamiento de los balcones.
Por el hecho de tratarse de espacios destinados a la presentación de espectáculos que albergaban numeroso público, las salas diseñadas por Chataing ofrecen la posibilidad de detectar el uso de sistemas estructurales mixtos donde la utilización del hierro empieza a tener claro protagonismo a la hora de salvar grandes luces. También permiten hacerle seguimiento el desarrollo que tuvo la aparición del cine en la capital en momentos en que la ciudad apenas sobrepasaba los 100 mil habitantes y descubría una nueva forma de entretenimiento que animaba la vida social.

Así, las crónicas señalan que el teatro Princesa (1917) fue “la primera sala para proyección cinematográfica de la capital” y que el Ayacucho (1925) se convirtió en “el primer teatro-cine de América del Sur” y “hacía alarde del más moderno sistema de proyección” en momentos en que el cine sonoro empezaba a desplazar al cine mudo. De hecho se conoce que entre 1925 y 1931 el teatro Ayacucho engalanaba las noches de estreno con su orquesta “aumentada a 40 profesores” para realizar la adaptación de muy variados programas musicales a los filmes exhibidos, y que en el Princesa hasta 1920, cuando aparecieron las máquinas que permitieron la sincronización del sonido con la imagen, era también una orquesta la que servía de telón de fondo a las proyecciones.

4. Posters de dos de las primeras películas sonoras proyectadas en el Teatro Ayacucho. Izquierda: «Ramona». Derecha: «La dama misteriosa»

De la página “Historia del cine en Venezuela” (https://historiadelcineucab.blogspot.com/2016/04/teatro-ayacucho-de-su-origen-y.html) rescatamos: “La premisa básica del Teatro Ayacucho era dar un espacio a los ciudadanos para su esparcimiento y consumo cultural, principalmente se buscaba ofrecer distintos eventos artísticos relacionados con las escenas. Y funcionaba perfectamente, su distribución permitía que todas las personas pudiesen acceder al lugar y presenciar lo que ahí sucedía. Tenía una platea, un balcón y una gradería, también había camerinos y una tramoya, pero estos espacios fueron eliminados y el espacio cambió un poco”. En 1929 mediante un sistema de cooperación comercial con el Almacén Americano (propiedad de William H. Phelps e importador de los nuevos sistemas de sonido), se proyectaron en las salas del Ayacucho las películas “Ramona” con Dolores del Río (1928, Artistas Unidos), “La dama misteriosa” con Greta Garbo (1928, Metro Goldwyn Mayer) y, posteriormente, “Canción de Amor” (1929, Art Cinema Corporation), película esta última que se promocionaba junto al disco de RCA Víctor en el que Lupe Vélez (la protagonista) interpretaba el tema central el cual podía adquirirse en el Almacén Americano.

5. Exterior del Teatro Ayacucho antes y después de su tranformación en mini-centro comercial en la década de 1990.

Por tanto, la inauguración del Ayacucho fue todo una evento dentro de la dinámica urbana de la capital y una clara demostración de la pujanza de una ciudad que empezaba a percibir el impacto de la aparición del petróleo. Como señala Iván González Viso en Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), “Fue edificado sobre bases coloniales, en una parcela alargada, frente al Congreso Nacional (al oeste), en pleno casco colonial. Su fachada evidencia una composición simétrica y referencias al academicismo francés. Destaca un gran arco apoyado sobre dos cuerpos sobresalientes que enmarcan el acceso principal, que se ve magnificado por cuatro columnas y una escalinata que conducía al hall de acceso”.

Volviendo a la inevitable comparación entre el Nacional y el Ayacucho, los dos más importantes teatros de Chataing, Beatriz Meza Suinaga en “Notas sobre arquitectura de Rafael Seijas Cook”, ponencia presentada en la Trienal de Investigación de la FAU UCV (2011), al repasar los escritos del “arquitecto poeta”, destaca particularmente una entrevista que le realizara a Chataig la cual daría origen al ensayo “Intervius de Élite. Causerie a Chataing” (Élite, agosto de 1926) donde luego de una serie de disquisiciones preliminares es curiosamente el entrevistado (Chataing) quien interroga al entrevistador (Seijas Cook) acerca de cuál de sus obras le gusta más, “quien indica la Sala de Espectáculos del Teatro Nacional por considerar bello el conjunto y ‘…el plafond evocador; y la empolvadísima araña un calderón de luminosa musicalidad…’ pero a su vez aprovecha para preguntar en relación con la demolición del balcón apenas inaugurado el coso, mas ante la indecisión de Alejandro Chataing para responder añade ‘…¿los cantilivier que los soportaban estarían bien equilibrados?…’ (…) En relación con el Teatro Ayacucho dice ‘Demasiado americano, un afán de multiplicar en logias, una encima de las otras, sus asientos … Su ‘Nacional’ sublima el alma; su ‘Ayacucho’ con su red de vigas de dimensiones brutales, la aplasta. Hace pensar en cargas y resistencias y pesos. El primero, es concepción de un arquitecto completo… El segundo, de un Ingeniero, un calculador, un empresario’. Queda establecida la diferencia entre el ingeniero frío y calculador y el arquitecto, quien es un artista que trabaja en función del ‘alma’, concluyendo Seijas que Chataing es ‘…el colega a quien más le debe la Caracas urbana y la Caracas suntuaria’ ”

Declarado Monumento Histórico Nacional según Gaceta Oficial nº 35.441 del 15 de abril de 1994, el Ayacucho dejó de funcionar como teatro a raíz de una desafortunada intervención que se le hiciera en la década de 1990 con el fin de albergar locales comerciales y múltiples salas de cine. Aunque su fachada aún aguanta los embates del tiempo y ofrece una cierta dinámica urbana, ha perdido totalmente el encanto de la época en la que fue construido quedando su esplendor de antaño sólo en el recuerdo de los ciudadanos que lo conocieron.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

2. https://twitter.com/CIVoficial/status/1494471372638244873 y Colección Crono Arquitectura Venezuela

3. http://guiaccs.com/obras/teatro-nacional/ y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

5. https://www.pinterest.com/pin/285415695110787754/ y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

TAL DÍA COMO HOY…

… se celebra el Día Mundial de la Población, nace el pintor venezolano Juan Lovera y en el país se dan dos curiosos acontecimientos.

Como un tema que tiene múltiple aristas y toca a casi todas las ramas del conocimiento, el de la Población, en la medida que se convirtió en asunto que había que atender, alertar sobre sus consecuencias y hacer seguimiento, fue motivo para que en junio de 1989 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tomara la iniciativa y recomendara su instauración con la jerarquía de Día Mundial. Ello ocurrió teniendo como referencia que el 11 de julio de 1987 de manera simbólica el número de habitantes del mundo llegó a los 5.000 millones, cifra que desde entonces no ha dejado de multiplicarse. Según el PNUDla intención de este día es centrar la atención en la urgencia y la importancia de las cuestiones de población, particularmente en el contexto de los programas y planes generales de desarrollo, y en la necesidad de encontrar soluciones a estos problemas”.

Para la Organización de las Naciones Unidas (a quien está adscrito el PNUD), a partir de entonces se ha convertido en prioritario poner a disposición del público en general información sobre una cuestión del más alto interés así cmo movilizar la voluntad política y los recursos para abordar un problema de alcance universal. Con la decisión se busca que las organizaciones y oficinas del sistema de las Naciones Unidas y, lo que es más importante, los gobiernos, la sociedad civil, el sector público y el privado, las escuelas, las universidades y, en general, los ciudadanos, hagan de este día un trampolín para actividades de sensibilización.

1. La población mundial alcanzó los 7 mil millones el 31 de octubre de 2011. En la foto, cerca de una entrada a la Sede de las Naciones Unidas, hay una pancarta de una campaña mundial del UNFPA para crear conciencia sobre las oportunidades y los desafíos que plantea este hito.

Tuvieron que pasar cientos de miles de años para que la población mundial creciera hasta alcanzar los 1.000 millones, y sólo en unos 200 años más se multiplicó por siete. La página https://www.un.org/es/global-issues/population indica que “en 1950, cinco años después de la fundación de las Naciones Unidas, se estimaba que la población mundial era de 2.600 millones de personas. Se alcanzaron los 5.000 millones en 1987 y, en 1999, los 6.000 millones. En octubre de 2011, se estimaba que la población mundial era de 7.000 millones de personas. (…) Se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, pudiendo llegar a un pico de cerca de 11.000 millones para 2100”. Y añade: “Este crecimiento tan drástico se ha producido en gran medida por el aumento del número de personas que sobreviven hasta llegar a la edad reproductiva y ha venido acompañado de grandes cambios en las tasas de fecundidad, lo que ha aumentado los procesos de urbanización y los movimientos migratorios. Estas tendencias tendrán importantes repercusiones para las generaciones venideras”.

Como resumen se sabe que al día de hoy son China e India los países más poblados y que “a comienzos de la década de 1970, las mujeres tenían una media de 4,5 hijos cada una; en 2015, la fecundidad total mundial había caído hasta unos 2,5 hijos por mujer. Mientras tanto, la vida media de una persona ha aumentado de 64,6 años a comienzos de la década de 1990 hasta 72,6 años en 2019”. Para 2100 África será el continente con más rápido crecimiento y como contraparte seguirá disminuyendo la población de Europa. Se prevé también un incremento en los niveles de urbanización y una aceleración de la migración: “En 2007, por primera vez, vivieron más personas en zonas urbanas que en zonas rurales, y en 2050 alrededor del 66% de la población mundial vivirá en ciudades”.

Aunque el enfoque que el PNUD y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) le han querido dar a este día está dirigido, principalmente, a generar reflexiones y debates en torno a los desequilibrios poblacionales que se pueden generar por fenómenos como el aumento en la esperanza de vida, el envejecimiento de la población mundial, las enfermedades y la sobrepoblación de algunos territorios, los cuales a su vez afectan al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales, el hecho es que tanto para la arquitectura como para el urbanismo y su enseñanza, a partir de lo señalado, se les presentan importantes retos. Los mismos se vinculan a los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía así como a la posibilidad de que la población pueda planear sus familias y por tanto puedan planear su vida.

Se ha escogido como tema para el Día Mundial de la Población 2021, “Los derechos y las opciones son la respuesta: priorizar los derechos en materia de salud reproductiva de todas las personas”.

2. Juan Lovera. «El tumulto del 19 de abril de 1810«, 1835

Como ya adelantamos, hoy 11 de julio pero de 1776 nació en Santiago de León de Caracas el pintor Juan Lovera Arrechederra. Tal y como reza en su biografía publicada en Wikipedia Juan fue “hijo del cerero Atanasio Lovera y de Juana Rosalba Arrechederra, ambos pardos libres. Realizó sus primeros estudios en el Convento de San Jacinto de los frailes dominicos. Asistió al taller del pintor y dorador Antonio José Landaeta, en calidad de aprendiz, en donde tuvo como condiscípulo al artista José Hilarión Ibarra. Según el historiador Manuel Landaeta Rosales, tras la muerte de su maestro, Lovera instala su propio taller en donde habría pintado un retrato del sabio alemán Alejandro de Humboldt durante su visita a Caracas en 1799”.

Lovera militó por la causa independentista de los territorios americanos, lo que le valió ser perseguido tras el triunfo del realista Domingo de Monteverde (1812). Cuando el ejército de José Tomás Boves invadió Caracas (1814), migró a Cumaná, donde impartió clases de pintura. Carlos Duarte, sin embargo, afirma que su migración fue a las Antillas de donde regresó en 1820.

Trabajó en la decoración del Cabildo Municipal de Caracas (1821-1823). Fue nombrado en septiembre de 1821 Corregidor de Caracas y un año más tarde se desempeñó como Alcalde ordinario del Cabildo caraqueño.

3. Juan Lovera. «El 5 de julio de 1811«, 1838.

A partir de 1824, realizó retratos de ciudadanos notables como José Antonio Páez, Cristóbal Mendoza (1823), Simón Bolívar (1827) y José María Vargas por lo que se le conoció como “el pintor de los próceres”; además, en 1828 fundó el primer taller litográfico del país. En 1835 pintó El tumulto del 19 de abril de 1810 que obsequia a la Diputación Provincial de Caracas, junto a una carta que explica su intención de preservar la memoria de tan importante suceso histórico. En 1838 pinta su obra El 5 de julio de 1811, que esta vez obsequia al Congreso Nacional. En la parte inferior de este último cuadro dibuja a cada personaje firmante, acompañado de una guía numérica con los nombres respectivos. Ambos cuadros se exhiben en la Capilla Santa Rosa de Lima, Caracas.

Los últimos años de su vida se dedica a enseñar, mostrando gran interés en sus discípulos Pedro Lovera (de quien Manuel Landaeta Rosales afirma era su hijo) y Celestino Martínez. Fue profesor de la Academia de Dibujo que funcionaba en Caracas. También se menciona a Lovera como uno de los promotores de la fundación de la Compañía de Artistas de Caracas en el año de 1841.

Lovera fue objeto de la que se considera la primera crítica de arte en Venezuela, un artículo de 1811 publicado en El Mercurio Venezolano de Caracas donde Francisco Isnardirefiere que Lovera estaba pintando una copia de Los cuatro elementos del pintor francés Charles Lebrun y merecía la protección del nuevo gobierno republicano”.

Los primeros datos biográficos sobre el artista los aporta en 1906 el historiador Manuel Landaeta Rosales. Por otro lado, en vista que Lovera no firmó la mayoría de sus obras, la construcción de una posible colección de sus cuadros ha sido algo complicada. “En 1939 se incluye su obra La Divina Pastora (1820) en la primera exposición sobre Pintura colonial venezolana organizada en el Museo de Bellas Artes de Caracas. (…) En 1951 el crítico de arte Enrique Planchart publica un artículo en la Revista Nacional de Cultura en el cual analiza por primera vez algunas obras de Juan Lovera. (…) En 1960 se realiza la primera exposición de 21 obras atribuidas a Juan Lovera bajo la curaduría del historiador del arte Alfredo Boulton en Museo de Bellas Artes de Caracas. (…) En 1978 se realiza la exposición Juan Lovera y su tiempo, con todas las obras atribuidas al artista, en la Galería de Arte Nacional, Caracas.

4. Cuatro retratos realizados por Juan Lovera. Simón Bolívar (1827), Francisco Antonio Paúl (c. 1820), Presbítero Dr. Domingo Sixto Freites (1831) y Lino Gallardo (c. 1830).

Para cerrar, en el artículo dedicado a Juan Lovera para el tomo 2 del Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela (2005), Alejandro Salas, luego de un exhaustivo repaso por quienes han estudiado su obra, señala que “Francisco Da Antonio no duda en incluirlo dentro de lo que él ha llamado ‘arclásico’, es decir, el estilo de los pintores americanos de la época independentista: ‘para nosotros, más que pintor de género o iniciador de la pintura histórica en Venezuela, Lovera fue un pintor realista; independientemente del testimonio histórico que aportan sus obras, Lovera ni pintó cuadros ‘de historia’, ni escenas de ‘costumbres’: él transcribió en imágenes plásticas los acontecimientos de los cuales fue testigo presencial, y a los hombres que fueron sus contemporáneos”.

Juan Lovera, luego de ejercer el oficio de pintor por más de 50 años, falleció en Caracas el 20 de enero de 1841. En su testamento afirma estar soltero y sin hijos por lo que la hipótesis de que el pintor Pedro Lovera era más bien su sobrino cobra fuerza.

5. Izquierda: Primer Teatro Baralt de Maracaibo (1877-1883). Derecha: Fotografía de la esquina de Las Gradillas, Caracas

Los dos curiosos acontecimientos que anunciáramos acaecidos tal día como hoy 11 de julio fueron, por un lado, la Primera Proyección de vistas animadas que se conoció en nuestro país realizada en 1896 en el Teatro Baralt de Maracaibo y, por el otro, el primer accidente automovilístico sucedido en Caracas cuando en 1913 colisionaron dos automóviles en la esquina de “Las Gradillas”.

6. Vitascopio, modelo que forma parte de la evolución del Cinematógrafo, con el cual se lleva a cabo el estreno en Maracaibo.
7. Izquierda: Derecha: Cuadro de «Un célebre especialista sacando muelas en el gran Hotel Europa», estrenado el 28 de enero de 1897.

Con respecto al primero de ellos vale la pena recordar que la ilustrada y a la vez romántica Maracaibo de finales del siglo XIX pudo disfrutar de aquella primera proyección gracias a que el empresario Luis Manuel Méndez había adquirido en Nueva York y traído a la ciudad el Vitascopio del inventor estadounidense Thomas Alba Edison, siendo el joven fotógrafo, fotograbador y pintor retratista zuliano Manuel Trujillo Durán (1871-1933) el operario que contratara Méndez para manejar aquella primera máquina cinematográfica que llegara territorio nacional, y quien luego se encargaría de difundir el novedoso dispositivo mediante varias giras itinerantes.

Tal y como recoge Ricardo Tirado en Memorias y Notas del Cine Venezolano 1897-1959 (1988), entre las películas proyectadas aquel 11 de julio de 1996 se encontraban «The Monroe Doctrine» y «Anabella Serpentine Dance», que causó grata impresión entre los asistentes por la voluptuosa soltura de la bailarina Anabelle Whitford.

8. Teatro Barat, Maracaibo. Grabado de comienzos del siglo XX (izquierda) y postal de los años 50 cuando ya había sido remodelado (derecha).

Vale la pena recordar también que aquel Teatro Baralt inaugurado en 1883 contaba con un pórtico conformado por cuatro columnas toscanas y una terraza protegida con barandas de hierro, y que fue demolido en 1928 para colocar en su lugar al que hoy conocemos donde intervino como arquitecto Leon Achiel Jerome Höet.

Al año siguiente, el 28 de enero de 1897, apenas seis meses después del histórico día, el viejo Teatro Baralt también tuvo el honor de albergar la primera función cinematográfica corrida de la que exista memoria convirtiéndose en “cuna del cine venezolano”. Fue ofrecida a las 7:00 en punto de la noche donde había subido a escena la ópera «La Favorita» y, para concluir el programa, se exhibieron (en este caso utilizando el Cinematógrafo de los hermanos Lumière) junto a dos documentales de dichos hermanos (“Los Campos Elíseos” y “La llegada de un tren”), unos cuantos metros de celuloide impreso, totalmente realizado en el país (en Maracaibo más específicamente): “Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa” y “Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo”. La dirección de los filmes venezolanos se atribuye al ya mencionado a Manuel Trujillo Durán, aunque no hay documentación histórica muy precisa. Ya para entonces Trujillo Durán ejercía la representación de firmas fotográficas extranjeras y de la revista especializada Luz y Sombra, que se editaba en New York.

9. Esquina de Las Gradillas años 1940 y noticia publicada el 12 de julio de 1913 en la primera página del diario El Universal.

El hecho inédito acaecido el 11 de julio de 1913 en la esquina que desde muy temprano en la colonia había sido bautizada como “Las Gradillas” (ya que permitían bajar a la Plaza de Armas o Plaza Mayor), cuando dos automóviles chocaron, fue publicado al día siguiente en el diario El Universal revelándose tras su lectura no sólo a un redactor que al detallar el hecho hacía uso de manera apropiada del lenguaje sino también el impacto que el mismo causó en la colectividad. El texto titulado “Primer choque en Caracas. ‘Un problema que necesita solución’ ”, se encabeza con la siguiente frase: “Nosotros lo habíamos predicho. Tarde o temprano iba a suceder lo inevitable. Ayer, por desgracia, los hechos nos dieron la razón”.

Con transcribir los tres primeros párrafos el lector podrá darse cuenta la desproporción que adquirió aquel evento: “A las once y media de la mañana, cuando el Dios Febo estaba en su esplendor, dos de esos vehículos de motor que llaman inapropiadamente automóviles, y que andan por esas calles a 15 y hasta a veinte kilómetros por hora, tuvieron un encontronazo nada menos que en el ombligo de la ciudad, en la propia esquina de Las Gradillas. (…) El vehículo manejado por el joven Gustavo Zingg ‘chocó’ (si se nos permite usar este galicismo), con el otro que conducía el ingeniero alemán que fue traído con este objeto por la Casa Blohm de esta ciudad. (…) Este espectáculo, casi terrorífico, no se había visto jamás en la Capital y puede afirmarse, sin cometer pecado, que todo Caracas desfiló por Las Gradillas a mirar el estado en que por justo y merecido castigo quedaron los dos coches. A tal punto llegó la marejada humana que el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Caudillo de Diciembre, siempre vigilante de la tranquilidad colectiva, tuvo que sacar la caballería y ocupar las cuatro bocacalles de la Plaza Bolívar”.

Ni se imaginaban los caraqueños de entonces cual sería el destino definitivo de una ciudad que fue presa de “flamígeros aparatos de hierro” que terminaros corriendo por sus  calles “como alma que lleva el diablo”. Y todo, como recoge la crónica citada, “porque a un millonario de la Gran Nación del Norte, quien según informa el cable francés se llama Enrique Ford, se le ha metido en la cabeza hacer dinero en esta forma”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado y 1. https://www.el-carabobeno.com/se-celebra-dia-mundial-la-poblacion/ y https://www.un.org/es/observances/world-population-day/background

2, 3 y 4. https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Lovera, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Sim%C3%B3n_Bol%C3%ADvar_-_Juan_Lovera,_1827.jpg y https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Cinco_de_julio_de_1811_por_Juan_Lovera.jpg

5. https://iamvenezuela.com/2016/08/teatro-baralt/ y https://caracascuentame.wordpress.com/2021/01/21/las-gradas-se-convirtieron-en-la-esquina-de-gradillas/

6. https://issuu.com/centronacionaldehistoria/docs/memorias_n___10/45

7. https://www.wikiwand.com/es/Muchachos_ba%C3%B1%C3%A1ndose_en_la_laguna_de_Maracaibo y https://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_Venezuela

8. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Teatro_Baralt._Grabado.jpg y https://iamvenezuela.com/2016/08/teatro-baralt/

9. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

LOS CINES DE LA HABANA

María Victoria Zardoya y Marisol Marrero

Ediciones Boloña

Publicaciones de la Oficina del Historiador

2018

283 páginas

Premio Panamericano BAQ 2020 Mejor libro

Tomado de http://www.arquitecturapanamericana.com/los-cines-de-la-habana/

Sinopsis

El libro Los cines de La Habana reconstruye la historia de esa función en la capital cubana y se detiene en el análisis y valoración de las salas cinematográficas, con énfasis en su impacto urbano, arquitectónico y socio cultural. Los cines de La Habana no solo sorprenden por su profusión, sino también por la calidad de su diseño y construcción. En sus fachadas, espacios interiores y mobiliario se pueden leer con facilidad los principales lenguajes formales por los que avanzó la arquitectura cubana. Su estudio constituye un momento inseparable del empeño mayor de aprehender los hitos fundamentales de la evolución de la arquitectura habanera en los primeros 60 años del siglo XX. En las edificaciones que les sirvieron de espacio vital quedaron reflejados los principales momentos del quehacer constructivo en La Habana y algunos de ellos representaron hitos en esa evolución

El texto está organizado en dos capítulos. En el primero se cuenta como las exhibiciones cinematográficas se convirtieron en una de las actividades recreativas más exitosas en La Habana, transitando desde de la readecuación de locales, en particular de viviendas, hasta la consolidación de una tipología propia, fácilmente identificable, con sus fachadas monumentales y sus inconfundibles marquesinas. Y también narra cómo el cine formó parte de los cambios y novedades que le imprimieron un ritmo acelerado a la vida habanera del siglo XX, con una nueva forma de comunicación masiva de alto nivel estético.

El segundo capítulo penetra en la relación de los cines con la ciudad y en cómo las salas más importantes desempeñaron un papel muy significativo en el protagonismo que adquirieron sus principales calles como centros lineales de actividades recreativas, a la vez que los llamados cines de barrio coadyuvaron a la conformación de la identidad cultural de los diferentes sectores capitalinos. Asimismo, posibilita un mejor entendimiento del proceso de crecimiento de La Habana y adentrarse en la vida cultural de muchas generaciones de cubanos, pues demuestra que el cine, siendo cultura en sí mismo, se relacionó con otras manifestaciones dentro del universo artístico nacional.

El tema resultó novedoso en el ámbito historiográfico cubano pues ese estudio no tenía precedentes. Las consideraciones que se ofrecen están respaldadas por una seria exploración en fuentes primarias. Se ofrecen los resultados del procesamiento de información sobre 191 cines de La Habana, que recoge año de construcción, propietarios, proyectistas y características técnicas, entre otros datos de interés, complementada con una profusa información documental de planos originales, lindas fotos de época e imágenes actuales. Junto al disfrute de su lectura, el libro permite aumentar la sensibilidad de la población frente al patrimonio construido y ofrece información a los especialistas para su valoración y evaluación como bienes patrimoniales.

El libro Los cines de La Habana constituye una abarcadora, y acuciosa pesquisa monográfica destinada a rescatar las memorias de las salas cinematográficas habaneras desaparecidas, y más que todo, a reclamar el rescate de aquellas que perviven, un conjunto excepcional de más de 80, tarea heroica, pero no utópica.

Nota de los editores

Los cines de La Habana es un extenso estudio histórico, arquitectónico y cultural sobre la introducción y desarrollo en Cuba de las salas de cine. Indaga en torno a los emblemáticos edificios que las albergaron, sus propietarios, arquitectos y decoradores que dejaron sus huellas en ellos. Son sus autoras: Maria Victoria Zardoya [La Habana 1962], arquitecta, y Loureda Marisol Marrero Oliva [Volgogrado, Rusia 1973], graduada de ingeniería civil.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que en 1951 Gustavo Wallis proyecta el cine Castellana y remodela el cine Rialto?

1. Cine Castellana. Avenida Francisco de Miranda
2. Cine Rialto. Plaza Bolívar

Gustavo Wallis Legórburu (1897-1979), quien concluye sus estudios de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela en 1921 y se incorpora de inmediato al Ministerio de Obras Públicas (MOP) participando activamente en el programa de canalizaciones de quebradas y cloacas de Caracas, se traslada en 1923 a Estados Unidos donde realiza cursos de especialización con el arquitecto Albert Kahn y obtiene la representación para Venezuela de las empresas Truscon-Steel y John-Manville, no sólo se convierte en el primero en realizar estructuras metálicas a escala nacional sino en uno de los profesionales que forman parte de la primera generación de arquitectos que le abren paso a la modernidad en el país.

Tras asumir la arquitectura como la disciplina que profesará durante toda su vida, su influencia se hará notar fundamentalmente en el polígono que constituye el casco de la ciudad, donde realiza hasta ocho edificaciones que entre las décadas de 1930 y 1940 “hicieron del sector un campo de prueba de esa primera modernidad”, tal y como se recoge en texto central del catálogo de la exposición “Wallis-Domínguez-Guinand. Arquitectos pioneros de una época” elaborado por Carmen Araujo Suárez y William Niño Araque en 1998.

3. Gustavo Wallis. Teatro Principal (1928)
4. Cuatro obras proyectadas por Gustavo Wallis. Arriba izquierda: el Edificio Veroes (1940). Abajo izquierda: la sede del Banco Central de Venezuela (1942). Arriba derecha: el Edificio General Páez (1949). Abajo derecha: la Casa Piedra Azul (1942)

Destaca de entre dichos edificios el Teatro Principal (1928), ubicado en el ángulo noroeste de la esquina del mismo nombre, “primer edificio en esquina con estructura metálica, viga balcón y acondicionamiento acústico; en él manifiesta el énfasis en el estudio detenido de distintas variables estructurales que combinan el acero y el concreto en soluciones mixtas”, apuntarán Araujo y Niño. El diseño interior art déco fue realizado por Lahalle & Levard, Páris, y Carmen Helena de las Casas, decoradora venezolana. Se suman al Teatro Principal: la Casa Belga (1928, esquina de Sociedad), la remodelación de la Catedral de Caracas (1932) y el Palacio de la Gobernación de Caracas (1935, ángulo noreste de esquina de Principal) “… laboratorio formal del vocabulario arquitectónico de Gustavo Wallis, que luego aplicará en proyectos tan notables como la Casa Degwitz (1938), la sede del Banco Central de Venezuela (1942), el Edificio Veroes (1940), la Casa Piedra Azul (1942) y finalmente el Edificio General Páez (1949)” afirmarán Araujo y Niño.

En esa serie de edificios Wallis se pasea por una diversidad de lenguajes que van desde el neoclásico que paulatinamente se aproxima al art déco  siempre en tono racionalista, y participa en el cambio de densidad que se produce en el centro de la ciudad asumiendo compromisos más bien asociados con la continuidad del tejido urbano que con la edificación aislada.

Las experiencia de Wallis a través de la remodelación del cine Rialto y el proyecto para el Cine Castellana, realizados a comienzos de la década de 1950, le ofrecen la oportunidad de reencontrarse con una tipología que había sido el objeto de su primera experiencia en 1928, ya no resolviendo un edificio en esquina sino interviniendo uno entre medianeras como el Rialto (calle Sur 2, Entre las Esquinas Principal y Monjas) y proyectando otro aislado como el Castellana (sobre la avenida Francisco de Miranda). Por aquel entonces también trabaja en el proyecto para el teatro Arauca ubicado en la Avenida Nueva Granada con Avenida Roosevelt a la altura de Los Rosales.

5. Tres momentos en la vida del edificio: desde su inauguración en 1917 como Teatro Princesa según proyecto de Alejandro Chataing hasta su conversión en 1919 en cine Rialto, pasando por la ampliación realizada por Rafael Bergamín en 1943 y la remodelación de Wallis en 1951 (siempre para que funcionara como cine), hasta su conversión en Teatro Bolívar (2013)

El proyecto de remodelación del Rialto amerita remontarse a 1917 cuando en el terreno en el cual estuvo el local comercial “Lo Mejor”, se inauguró el día 3 de octubre el Teatro Princesa diseñado por Alejandro Chataing con un aforo de 1000 personas, primera sala para proyección cinematográfica de la capital, al cual se suma más tarde el teatro Principal constituyéndose en dos elementos dinamizadores del corazón de la ciudad coincidiendo en un momento en que el cine se expande como espectáculo de masas. El Princesa, que funcionó poco tiempo como teatro formal y de variedades con piezas musicales, fue una de las primeras edificaciones donde se contemplaban los principios modernos tanto en la decoración como en la iluminación requerida para ese momento.

A raíz de las ordenanzas de 1919, donde se obliga a construir cabinas de proyección con materiales no inflamables, se moderniza el teatro Princesa y se reinaugura el 8 de junio con el nombre de Rialto, presentando por primera vez la modalidad de funciones continuadas.

Tal y como apunta la arquitecto María Ortiz T. en el texto dedicado al Cine Rialto publicado en su blog Patrimonio Cultural el 16 de mayo de 2008 (https://mariaortizt.blogspot.com/2008/05/cine-rialto.html), entre 1930 y 1934 se da una transformación importante en los cines de la ciudad: la conversión de las salas del sistema mudo al sonoro. Por otro lado “La transformación de la capital iniciada en 1936 incluye la edificación y modernización de los recintos cinematográficos ubicados en el casco y en los contornos de la ciudad. (…) Para 1943 el Teatro Rialto cambia su nombre a Cine Rialto, es ampliado por el arq. Rafael Bergamín, y junto con los teatros Principal, Continental, Caracas y Coliseo, consolidarán el principal circuito comercial del momento”. La ampliación propuesta por Bergamín se dividía en dos partes: la primera, desarrollada hacia el fondo de la parcela, estaba compuesta por la sala de cine en planta baja con balcón, con accesos de entrada y salida separados. La segunda construcción ubicada al frente de la parcela, mira hacia la plaza Bolívar, conformada por un cuerpo rectangular de tres pisos destinado a locales comerciales y oficinas, organizado por un núcleo de escaleras y un ascensor de madera.

La remodelación de Gustavo Wallis de 1951 sobre el trabajo previo realizado por Bergamín, a caballo con el desarrollo del cine a color, consistirá en remodelar la sala de cine y cambiar el techo tradicional a dos aguas por una cubierta plana, operación que, salvando las distancias, ya había aplicado al momento de remodelar la Catedral casi veinte años antes. Wallis respetará la simetría en su composición caracterizada por la sencillez en los elementos que se integran, y el frente definido por dos niveles de balcones cuyos antepechos sobresalen un poco con respecto al plano de la fachada, donde cada balcón contiene dos vanos dintelados, que permiten definir el acceso al edificio.

Reinaugurado como Teatro Bolívar el 18 de diciembre de 2013, el Rialto es hoy el primero del Circuito de Teatros Municipales de Caracas que cuenta con dos salas de espectáculo (la principal con 520 butacas y la secundaria con 190 asientos para un total de 720), luego de un proceso de restauración que alteró significativamente su aspecto exterior.

6. El cine Castellana en momentos en que se construía casi al unísono la avenida Francisco de Miranda
7. Diversos momentos en la vida del cine Castellana desde su flamante inauguración junto a la avenida Francisco de Miranda, pasando por su época de apogeo hasta la llegada de su deterioro y posterior cierre.

El cine Castellana, por su parte, recoge todo el aprendizaje desarrollado por Wallis en sus obras anteriores. En este caso, donde el compromiso con una modernidad signada por el racionalismo está claro, ofrece hacia la avenida Francisco de Miranda una muy bien proporcionada fachada curva con tres grandes ventanas ubicadas en el centro sobre la entrada. Además el edificio se constituyó en una importante pieza dentro del desarrollo del sector donde se ubicaba mostrando una interesante vocación urbana.

El Castellana fue el más grande de los cines construidos en la década de los 50, siendo el primero del este de Caracas en tener balcón; su aforo fue de 838 espectadores en patio y 402 en balcón. El edificio combinaba su uso principal con el comercial a través de una serie de locales ubicados en planta baja con frente a la avenida. Se inaugura el 21 de mayo de 1952 con la proyección de la película “A Place in the Sun” con Montgomery Clift. Fue  cerrado en 1980, luego abandonado y permaneció vacío y sin uso hasta que fue demolido en julio de 1993 para dar paso al proyecto del denominado Paseo La Castellana, conjunto de dos torres de oficinas, una de diez pisos y otra de catorce, proyecto de Jimmy Alcock cuya construcción estuvo paralizada durante algún tiempo y se ha reactivado recientemente.

8. Imagen del proyecto del arquitecto Jimmy Alcock denominado Paseo La Castellana y del estado actual de la obra ubicada en el terreno anteriormente ocupado por el cine Castellana.

A modo de conclusión vale repetir lo que Araujo y Niño señalan en el ensayo ya citado: “La trayectoria de Wallis se desarrolla en un arco que evoluciona desde una etapa con tempranas influencias de Perret. Su producción se caracteriza por la presencia de formas expresadas en tres fases: la neoclasicista, el art-déco y la racionalista, en ocasiones con notable influencia wrightiana y mendelsonianas. Su aporte a la arquitectura venezolana está en la concepción de una obra íntegra en la que se conjuga la visión del arquitecto y la del ingeniero, y donde confiere a cada una de sus obras culminantes un vigor particular. La insistencia en el manejo del concreto y de otros materiales permitió enriquecer esta área en la arquitectura venezolana.”

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 3, 4, 6 y 7 excepto abajo izquierda. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. https://haimaneltroudi.com/el-hoy-teatro-bolivar-fue-la-primera-sala-de-cine-de-caracas/

5 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

7 abajo izquierda. https://www.pinterest.com/pin/179299628886675628/ Archivo El Nacional (Fuente: Libro «Los cines de Caracas en el tiempo de los cines» de Nicolás Sidorkovs)