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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 403

En el itinerario seguido por Joel Sanz Pino (1947-2013), Premio Nacional de Arquitectura (2000), la participación en concursos ocupa, junto al desempeño docente y el ejercicio profesional, un lugar muy destacado siendo una actividad a la que dedicó importantes esfuerzos por expresar con claridad y contundencia sus ideas sobre arquitectura, las cuales en numerosas ocasiones fueron reconocidas y premiadas.

La imagen que acompaña nuestra postal del día de hoy, tomada del valioso blog impulsado por Ramón Fermín CA Catálogo de arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna • materia | estructura | paisaje, correspondiente a la reelaboración gráfica del proyecto ganador del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui, distinción obtenida Sanz y S+P+A, Arquitectos en 1989, será la que nos permita introducir como preámbulo buena parte de los asuntos relacionados a lo que ella transmite.

Egresado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV en 1970, donde había ingresado en 1964 con 16 años, desde muy temprano los trabajos de Joel Sanz se encuentran impregnados de un interés especial por la invención. Señala Mónica Silva Contreras en el texto titulado “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, publicado en Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993) cómo “mediante la referencia explícita a imágenes con un fuerte acento tecnológico, el arquitecto intentaba la búsqueda de un estilo personal que debía estar, sobre todo, adecuado a su tiempo bajo la premisa consciente de lograr en el mismo un carácter vanguardista acorde con el contexto que ofrecían las publicaciones de otros países”.

1. Izquierda: Parte del trabajo final de grado de Joel Sanz publicado en la revista Punto nº 44, octubre 1971. Derecha: Residencia para ancianos en Caraballeda para la Fundación Planchart. Carlos Gómez de Llarena con la colaboración de Joel Sanz.

Con los trabajos de Archigram primero y de James Stirling después como referentes, aprendiendo del último una manera poco convencional de estructurar espacios y de utilizar una combinación de materiales por él desconocida, los estudios de Sanz transcurren interrumpidos por el proceso de Renovación Académica y culminan con un trabajo de grado, dirigido por Ramón González Almeida, que consistió en diseñar un sistema de objetos móviles realizado en plástico que sumaba vivienda y servicios para personas que se dirijan a zonas recreacionales estratégicamente ubicadas en el país que disfrutarían de estancias de más de un día. Con él obtuvo una calificación de 19 puntos, honor que le fue reconocido en el acto de graduación.

Su relación con González Almeida, sumada a una pasantía realizada con Jesús Tenreiro, una preparaduría en Geometría Descriptiva con Pablo Lasala y su colaboración, recién graduado, con Carlos Gómez de Llarena en el proyecto de una Residencia para ancianos en Caraballeda para la Fundación Planchart, le abren la puerta a su incorporación como profesor en su alma mater en 1972, punto de partida de una dilatada y reconocida carrera docente. Aquel mismo año funda un taller de proyectos, junto a Pablo Lasala, Carlos Gómez de Llarena y Jacobo Koifman, que se denominó Unidad Docente 5, que pasó a ser Unidad Docente 7 y luego Unidad Docente 9, taller que actualmente continúa en la FAU UCV.

Sus inicios como profesor de diseño le permitieron experimentar con ejercicios destinados a desarrollar la imaginación y transgredir los hábitos de diseño, mientras en su oficina asociado con Jesús Sandoval (la segunda que abriría desde 1970), los proyectos seguían cargados de alto contenido tecnológico y de guiños a la arquitectura de James Stirling.

Sin embargo, paulatinamente Sanz irá incorporando a su trabajo docente y profesional la preocupación por la respuesta al clima que creció al unísono con la conciencia del lugar como condición complementaria a su desempeño proyectual, haciéndose consciente la lección aprendida a través de los trabajos que como estudiante realizó en el Taller de González Almeida.

2. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Casa Hato Samuelero, estado Barinas (1977).

“Todas estas inquietudes comenzaron a formar parte de las obras que proyectaba Sanz con el equipo que conformó en 1975 con dos de sus alumnos, Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha, quienes venían participando de casi todas sus experiencias docentes, integrándose ellos mismos, más tarde, al campo de la enseñanza de la arquitectura; habían participado en las experiencias del Taller de Sanz, desde los ejercicios para la imaginación hasta los entonces recientes temas vinculados a los problemas ambientales”, apuntará Silva Contreras. Así nacerá la firma S+P+A, Arquitectos, C.A.

3. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Dos de las experiencias realizadas en Higuerote: La casa de mi madre (1987, izquierda) y Mercado Municipal (1979-1982, derecha).

Luego vendrá la experiencia de le permitió a Sanz (como Ingeniero Municipal de Higuerote) y a su oficina convertir el pueblo en laboratorio proyectual y fuente inagotable de ejercicios docentes, donde se experimentaba con la ruptura con los esquemas tradicionales, el uso de los materiales, la precariedad de recursos y la siempre necesaria consideración de los aspectos climáticos: la temperatura, las variaciones de presión, la luz, la sombra y la ventilación, que dieron como resultado la elaboración en 1985 de un “Catálogo para la Arquitectura Tropical” que perseguía la reflexión sobre los conceptos del patio y el corredor”.

El concepto de espacio intermedio, de relación y transición entre el interior y el exterior, producto de lo experimentado en la universidad, percolaría directamente al ámbito profesional marcando la obra realizada por S+P+A mediante variaciones compositivas que hacen de la experiencia de diseñar en el trópico los temas centrales de muchas propuestas. Así, “con la recurrente necesidad de hacer de la arquitectura un cobijo para el hombre que la habita, al conformar recintos cerrados, motivos centrales en la composición arquitectónica, se refuerza la existencia de una arquitectura de protección, que se vuelve sobre sí misma, que hace del techo el elemento en el que se trabajan las posibilidades formales, estructurales y de aplicación tecnológica. Los espacios dedicados a los accesos o a la concentración del público en los edificios institucionales, por ejemplo, permiten identificar en las cubiertas uno de los temas más trabajados”, precisará Silva Contreras.

4. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Proyecto ganador del Concurso Nacional de Ideas para Sede de la Junta Parroquial de la Parroquia Catedral y Centro Deportivo del Liceo Fermín Toro (1994)
5. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989). Plano de conjunto (izquierda) y corte fugado (derecha).

Con base en todo este preámbulo es que conviene repasar la participación de Joel Sanz junto a S+P+A en los concursos en los que participaron en las décadas de 1970 y 1980 y, en particular a los convocados para el Diseño de Sistemas Constructivos para Estaciones Ferroviarias (1976), el del Palacio Municipal del Distrito Sucre, estado Miranda (1985) y el de la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona (1989) que hoy nos ocupa, obteniendo el primer premio en los dos últimos.

6. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989).

Sanz, desde muy temprano vio en los concursos una excelente oportunidad para exponer sus ideas de arquitectura utilizando la transgresión como estrategia traducida en un inteligente manejo de las variables exigidas por los organizadores. Sin convertir el participar en algo inocente, también se veía en ello la posibilidad clara de obtener trabajo para la oficina de proyectos. Espoleado por la sana competencia que se dio entre los pares que formaban parte de su círculo docente y de amistad, fueron numerosas las ocasiones en que se vieron las caras en los numerosos certámenes que entonces se convocaban estableciéndose para el resto de los participantes un listón muy alto que debía ser superado.

7. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989).

De tal manera, para cuando se presenta la oportunidad de participar en el concurso para el Centro Ítalo Venezolano de Oriente convocado a través de su presidente Oswaldo Di Berardino, quien había dado a la arquitecto Lena Nalsen de Cavalleri la responsabilidad de organizar el evento, Sanz junto a Parilli y Arocha ya tenían casi 15 años de experiencia trabajando juntos y todo el bagaje acumulado en cuanto a desempeño que hemos descrito en líneas anteriores.

Por tanto, al observar las imágenes reelaboradas por Ramón Fermín en su blog es inevitable referirse a la cubierta como gran tema garante de sombra y cobijo sin dejar de tamizar la luz, al patio como elemento organizador que dicta la pauta en cuanto a disposición de las funciones que conforman al edificio, al corredor como espacio intermedio, a la presencia de una envolvente que alberga servicios y a la vez filtra el sol, y al claro énfasis dado al la tecnología y a los aspectos constructivos como pautas para un estricto control de la geometría.

8. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989)

Junto a Joel Sanz aparecieron como colaboradores en la propuesta presentada, además de Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha, Luis Felipe Zamora, Claudio Vélez, Milagros Lunar y Rosita de Lisi

El segundo premio le fue otorgado a Pedro Sanz y sus colaboradores Magally López, Mariela Ramírez, María C. Mantilla, Marta Campo, Yelitza Yalastasi y María Elena Lander. El tercer premio recayó sobre Laura Velandia de Romano.

El jurado estuvo integrado por los arquitectos Fruto Vivas, Oscar Tenreiro, Leopoldo Sierralta y Hernán Canela y por los señores Francisco Martínez y Freddy Mogna Cruz por el Centro Ítalo Venezolano de Oriente.

En resumen, Sanz, quien proyectó mucho y construyó poco, tiene en el concurso para el Centro Ítalo Venezolano de Oriente un eslabón clave para comprender lo que fue una sólida trayectoria.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 6, 7 y 8. Blog CA Catálogo de arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna • materia | estructura | paisaje (https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/sanz-joel-1989-centro-italo-venezolano-de-oriente/).

1. Revista Punto nº 44, octubre 1971; y Colección Crono Arquitectura Venezuela (https://fundaayc.com/2013/11/16/1973%e2%80%a2-residencia-geriatrica-en-caraballeda/)

2 y 5. Mónica Silva Contreras. “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993)

3. Museo de Bellas Artes. Catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura “La arquitectura del lugar”, Caracas (1987); y Mónica Silva Contreras. “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993)

4. Semanario Arquitectura HOY, nº 64, sábado 11 de junio de 1994.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 325

Durante las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX venezolano, se produce una primera e importante oleada referida a la construcción de edificios nacidos de la voluntad de agrupación de entes relativamente homogéneos que, por iniciativa propia o a través de un promotor, buscan salidas para paliar sus diferentes necesidades de intercambio o simple ruptura con la rutina. Así, se puede hablar de los clubes o centros de recreación como aquellos locales e instalaciones cuyo compromiso esencialmente es complementar a un determinado grupo humano de las carencias de contacto social, tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificulta cada vez más. En este sentido con una base esencialmente recreacional y social, dentro y fuera de la ciudad de Caracas se desarrollaron en aquel entonces una amplia gama de ellos con perfiles dados por la coincidencia de sus usuarios en algún rasgo específico: la procedencia de una región del país o del planeta, los intereses gremiales, la zona de la ciudad donde se vive, el estatus social al que se pertenece, la práctica de algún deporte en particular o el simple deseo de aislarse o alejarse de la metrópoli durante fines de semana y vacaciones.

1. El barco a vapor Giulio Cesare que viajaba desde Genova o Napoli a América del Norte y del Sur. Su primer viaje fue en 1923.

Perteneciente al grupo de centros sociales creados con la intención de agrupar a los oriundos de una determinada parte del mundo, y a lo que se podría denominar como una segunda oleada de una tipología que empieza a ubicarse por lo general en zonas periféricas de la ciudad, el Centro Italiano-Venezolano, cuya fundación data de 1964, nace con la finalidad de atender la que se considera como una de las tres colonias que mayor número de personas aportó al país como parte de la política de inmigración intensiva que se da después de la Segunda Guerra Mundial, con destino básicamente hacia la ciudad de Caracas.
Buscando tomar el relevo que en algún momento asumió la Casa de Italia, ubicada en la parroquia La Candelaria, e impulsados por la necesidad de contar con instalaciones más completas que demandaba una población cautiva que había mejorado su estatus económico y echado raíces en el país, siempre dispuesta a reunirse para intercambiar opiniones, establecer relaciones o simplemente para pasar un rato de descanso familiar en compañía con sus coterráneos, los impulsores de la idea de crear el Centro Italiano-Venezolano logran, con la suma de los aportes económicos provenientes de quienes se interesaron en el proyecto, adquirir una parcela de 276.000 m2 (27,6 hectáreas) en la urbanización Prados del Este (al sureste de Caracas), con la intención clara de desarrollar el proyecto de un club que tomaría en cuenta la existencia de más de una generación de oriundos de Italia asentados en el país e incorporaría en su denominación el incluyente apelativo “venezolano”.

2. Vista aérea del terreno ocupado por el Centro Italiano-Venezolano con todas sus instalaciones.
3. Edificio sede del Centro Italiano-Venezolano. Antonio Pinzani (1971-1983).

El programa del centro social y recreativo contemplaba la realización de un edificio principal rodeado de una serie de construcciones menores que darían servicio a las diferentes actividades recreacionales y deportivas que se diseminarían por el accidentado terreno. Le correspondió al arquitecto Antonio Pinzani (1927-2009), arquitecto graduado en la Universidad de Venecia, Italia, en 1953 y que revalidó su título en la FAU UCV, realizar el plan maestro y el diseño tanto de la sede como de las obras menores.

Pinzani que ya había logrado un importante prestigio luego de haber proyectado el Centro Comercial Chacaito (1965-68), propone para el edificio central una gran estructura en concreto de planta cuadrada (aproximadamente 50 x 50 mts) y 12.500 m2 de construcción con tres niveles principales, un sótano de servicio y una amplia terraza con vista hacia El Ávila, aprovechando su ubicación en lo alto del predio.

Doce años (1971-1983) tardó en finalizarse la sede que a pesar de recoger algunas claves formales y espaciales del Centro Comercial Chacaíto y solventar bajo una sola cubierta la existencia de un interior fluido, compuesto espacios de distintas jerarquías, fue arropada por la monumentalidad que le aportó su interesante planteamiento estructural (integrado por 9 macrocolumnas que soportan varias losas tridimensionales de 1,70 metros de altura, proyectada originalmente por los ingenieros José Adolfo Peña y Waclaw Zalewski), cuyos inconvenientes constructivos hubo que sortear sobre la marcha y lo dotaron de un indudable carácter brutalista.

La referencia hecha a la historia y construcción de la sede permite llegar al momento en que el año 2008, producto del deslave del accidentado terreno, se produjo la destrucción total del pequeño edificio que dotaba de servicios a las áreas deportivas del club, fundamentalmente a las canchas de tenis. Así, el año 2009 la directiva llamó a un concurso interno para el diseño del Nuevo Edificio de Servicios, el cual fue ganado por el arquitecto Roberto Puchetti, cuya imagen ilustra nuestra postal del día de hoy.

4. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina de antecedentes preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl
5. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina explicativa del manejo de la luz y la sombra preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl

Apelando a la observación atenta del entorno inmediato, conformado por el edificio sede y del resto de las edificaciones fundacionales, Puchetti logra rescatar el planteamiento hecho para estas últimas consistente en cubrir los diversos programas con unas delgadas cubiertas en concreto armado de doble curvatura (paraboloides hiperbólicos o HYPAR), percibiendo allí la posibilidad de construir espacios ligados al medio que estas conchas a modo de sombrillas proveían.

La idea de contar con una sola cubierta (presente a otra escala en el edificio sede), que permite alojar bajo ella múltiples espacios fluidos y de distintas jerarquías, además de proveer sombra y cobijo, es retomada por Puchetti a la hora de resolver en dos pisos un programa de 465 m2 consistente en proporcionar servicios destinados únicamente a la comunidad deportiva (planta baja) y generar lugares de encuentro para el resto de los usuarios en torno a una cafetería localizada en la planta superior.

6. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Planta baja (izquierda) y planta baja (derecha)
7. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La segunda planta.
8. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La volumetría que da al sur, la espacialidad y la cubierta.
9. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Vistas interiores.

Según palabras de su autor, recogidas en el amplio reportaje que se le dedica al edificio en https://www.archdaily.cl “se estimuló un proceso de diseño asumiendo los valores de sombra como apriorísticos” y en tal sentido “se partió por dibujar la sombra que se necesitaba … y posteriormente se levantaron los volúmenes y cubiertas que, se suponía, debía arrojar esa sombra. (…) El resultado fue una propuesta definida con una cubierta que ordena y domina la composición. Bajo ésta, los volúmenes que alberga el programa enfatizando la fluidez entre los espacios. Las fachadas, producto de la experimentación arriba descrita, se tradujeron en un volumen regular hacia el Norte y una serie de volúmenes irregulares hacia el Sur”.

10. Vista del edificio sede del Centro Italiano Venezolano desde la cancha de tenis a la que apoya el Edificio de Servicios.
11. Edificio de Servicios Centro Italiano Venezolano, 2011. Vista de la fachada norte desde la cancha de tenis.

También, como se apunta en la nota escrita por Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), la cubierta, revestida de madera “genera distintas intensidades de sombras y se conforma por la unión de cuatro cálices soportados por una columna central que a manera de embudo canalizan la recolección de las aguas pluviales, reducen la temperatura interior y promueven el ahorro energético, el control climático y simplifican los recursos estructurales”. Habría que agregar, como señala Puchetti, que “la imposibilidad en el uso de sistemas tecnológicos y sofisticados de controles ambientales debido al presupuesto con el que se contó, exigió el logro de estos objetivos a través de la arquitectura como única herramienta de control ambiental (orientación solar, ventilación natural, dimensiones y proporciones de los elementos)”.

Esta pequeña obra, diseñada con esmero, racionalidad, sobriedad y sin dejar por fuera ninguna variable importante, demuestra, en contraste con el propio edificio sede del Centro Italiano-Venezolano, que la trascendencia y la contemporaneidad no se ubican en el descontrol de la escala y la desmesura. Se ubican, por el contrario, en la búsqueda de un significado, en el manejo de la medida y hasta en la evocación que puede darse asumiendo, a través del uso de la madera y el acero y la remembranza formal de una proa, la condición metafórica de un barco que recuerde a los inmigrantes europeos y su llegada a América quienes son, en esencia, los referentes que dieron sentido a la creación del club.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. https://www.archdaily.cl/cl/02-152917/nuevo-edificio-de-servicios-centro-italiano-venezolano-roberto-puchetti?ad_medium=widget&ad_name=navigation-next

  1. http://robertovioli.blogspot.com/2018/03/los-barcos-de-la-inmigracion-de-europa.html

2. Captura Googlo Earth

3. http://guiaccs.com/obras/centro-italiano-venezolano-2/