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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 121

Cuando el diario La Verdad es fundado en Maracaibo el 19 de abril de 1998 por Jorge Abudei, hacía un buen tiempo que la prensa diaria de circulación nacional con sede en Caracas se había convertido en importante tribuna para dar cabida a la reseña, la reflexión y la crítica sobre arquitectura, cubriendo el vacío que fueron dejando frustrados intentos por desarrollar proyectos editoriales que tuvieran en la publicación periódica de revistas su punto fuerte.

Así, desde comienzos de esa misma década se puede detectar cómo Juan Pedro Posani acompañó la creación de otro periódico (Economía HOY) primero con una página semanal fundamentalmente asumida por él entre 1990 y 1993, y luego a la cabeza del equipo de un semanario (Arquitectura HOY) que logró la hazaña de persistir desde 1993 hasta el año 2000 a lo largo de 358 números. Por su lado, Oscar Tenreiro y Francisco Sesto publicaban en El Diario de Caracas, Hannia Gómez, Federico Vegas y William Niño en El Nacional y Edgard Cruz y Abner Colmenares en El Universal, sin contar las colaboraciones esporádicas que aportaban en esos espacios otro significativo grupo de profesionales y académicos, reforzándose una tendencia que hace de aquel período un caso digno de estudio por la diversidad de enfoques, intereses y estilos con los que se asumía la labor periodística y divulgativa desde la arquitectura.

Siguiendo la tendencia señalada, y sin duda inspirada en ella, no deja de ser llamativo que a un mes escaso del lanzamiento de La Verdad (para ser más exactos el 24 de mayo de 1998), aparezca en el interior de su cuerpo D Bisagra, página de arquitectura que sentó sus bases en la iniciativa emprendida por los docentes e investigadores de la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD) de la Universidad del Zulia (LUZ) Francisco Mustieles y Lourdes Peñaranda, quienes, contando con la colaboración, entre otros, de los jóvenes Farid Chacón y Claudia Urdaneta, encontraron la oportunidad de abrir desde “la provincia” un espacio que no tuvo nada que envidiarle a los ya existentes en “la capital”.

El número 1 de Bisagra (que ilustra la postal del día de hoy) estableció la pauta de contar siempre con un artículo o tópico central, en este caso el texto titulado “Aldo Rossi: arquitectura analógica” firmado por Francisco Mustieles, y una columna lateral donde se incorporaban noticias de actualidad o notas de interés para los lectores, todo ello ordenado por una llamativa diagramación que buscaba darle identidad a lo que se convertiría con el  tiempo en una colección. En particular, hubo en este primer número un marcado interés por utilizar la columna lateral para informar acerca de diversos concursos convocados a nivel internacional. El primer Comité de Redacción estuvo conformado por: Lourdes Peñaranda, Francisco Mustieles, Pablo La Roche, Víctor Fuenmayor e Ignacio Oteiza.

El abrir fuegos con una reflexión interpretativa basada en uno de los conceptos centrales de la producción teórica del recientemente fallecido Aldo Rossi (la ciudad análoga y con ella el papel que juega la memoria, asociados en este caso a la arquitectura), habla a las claras no sólo de las preocupaciones que en aquel momento embargaban a los editores en sus labores académicas, sino sobre el impacto que ya había dejado a su paso la posmodernidad como oportunidad para mirar la disciplina desde diferentes ángulos abriéndole el camino al tratamiento de los más variados temas.

El espectro de colaboradores y amplitud de asuntos tratados por Bisagra a lo largo de los casi tres años de perseverante labor y las 110 veces que apareció (22 en 1998, 33 en 1999, 43 en 2000 y 12 en 2001, hasta el 24 de marzo de ese último año), dan fe de que la página estuvo gobernada por un espíritu inclusivo y que rápidamente se convirtió en tribuna y válvula de escape de inquietudes contenidas y en oportunidad para mostrar lo que en la región se reflexionaba, enseñaba, proyectaba y realizaba, así como para poner en evidencia hacia dónde se quería apuntar.

También sirvió Bisagra para sentar las bases de lo que con el tiempo ha convertido a Maracaibo en referencia dentro del quehacer arquitectónico nacional, lo cual le ha permitido asumir hoy en día el liderazgo que Caracas ha ido abandonando. Clara señal de ello lo constituye la conformación en 1999 del grupo Nómadas -NMD- (oficina integral de proyectos fundada por Farid Chacón, Francisco Mustieles y Claudia Urdaneta, que hoy tiene una clara proyección internacional) que contó entre sus filas con muchos de los participantes de esta experiencia editorial. También se suman la organización desde 2011 por parte de otra importante oficina de arquitectura marabina (Arquitécnica, con Alberto Romero García a la cabeza) de varias versiones del evento “Maracaibo transversal: de lo real a lo imaginado”, la realización hasta 2017 de hasta diez convocatorias al Festival Internacional de Arquitectura y más recientemente, desde finales de 2017, la creación del IAAL (Instituto de Arquitectura de América Latina), signos de una vitalidad que, acompañada de importantes publicaciones, ha surgido como relevo desde el ámbito privado de la alicaída actividad académica universitaria, duramente golpeada por la infernal crisis que arropa al país.Bisagra obtuvo en 2001, junto a sus responsables, el Primer Premio a la mejor Publicación en Prensa sobre Arquitectura y Urbanismo, en el marco de la X Bienal de Arquitectura de Caracas (denominación que en esta versión se le dio a la Bienal Nacional de Arquitectura), organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV).

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 113

Caracas a pie, página que con periodicidad semanal apareció a lo largo de casi 7 años en el cuerpo “Ciudadanos” de El Nacional (de cuyo nº 1 ofrecemos hoy la imagen a través de nuestra postal), se convirtió en oportunidad única y muy bien aprovechada para generar lo que se podría denominar como “periodismo urbano militante” o, en otras palabras, de activismo a favor de una ciudad que ha descuidado al protagonista fundamental de su existencia: el peatón, el viandante, la persona que día a día la patea para ir a su trabajo, visitarla o simplemente desplazarse de un lugar a otro.

Los artífices de esta excepcional muestra de perseverante trabajo a favor de una fundamental causa, José (Cheo) Carvajal (comunicador social) y Juancho Pinto (sociólogo), lograron, a través de los 256 números que hemos logrado contabilizar, aparecidos entre el 19-08-2007 y el 26-01-2014, generar un particular interés entre los lectores del diario (incluidos profesionales, autoridades y gestores vinculados a lo urbano) por el enfoque que le dieron a su cruzada a favor del caminar (que nunca dudaron en calificar de “acto político”) permitiéndoles ir llenando la página de reflexiones en torno a la ciudad que tenemos, denuncias sobre lo que ha significado el descuido de sus aceras, muestras documentadas acerca de la desconsideración y desprecio de los conductores de vehículos por sobre quienes se desplazan andando por sus calles, pero sobre todo un importantísimo grupo de recorridos por los más diversos lugares de Caracas que ya de por sí se convierten en un documento invaluable para demostrar cómo la capital está llena de oportunidades para ser apreciada desde otra perspectiva, de rincones que nos ofrecen experiencias inusitadas, de trayectos que tienen sentido por su carácter temático, de sorprendentes descubrimientos de ciertas tradiciones que sobreviven dentro de la vorágine que nos envuelve. Las experiencias, impregnadas del situacionismo antisistema emergente durante los años 60-70 del siglo XX y por los textos de Manuel Delgado Ruiz, forman buena parte, además de una aguda intuición, del arsenal con que Carvajal y Pinto desencadenan su particular ensayo vivencial.

«El viandante -señalará Manuel Delgado Ruiz citado por Carvajal y Pinto- hace algunas cosas más que caminar, atravesar cuando el semáforo se le pone en verde, mirar las vitrinas o abrir y cerrar paraguas (…) Marchar, andar, sirve para cambiar de lugar, pero es también una forma de escritura en que cada trayecto que se traza es un relato, una historia íntima, una siembra de memoria (…) Sabemos que ha salido de algún lugar, pero no sabemos de cuál. Es, entonces, alguien sin origen. Tampoco sabemos adónde va ni lo que pretende. Es, por tanto, alguien sin destino ni función. En cualquier caso, es siempre un enigma, un misterio que camina.»

Diagramada bajo un criterio que se intentó respetar al máximo a través del tiempo, la página de Caracas a pie presentaba siempre un encabezado donde, además de su logo, denominación, numeración y créditos, aparecía una viñeta que recogía un breve mensaje asociado a la visión que sus responsables intentaban reflejar, cuya colección ya de por sí constituye un suculento manifiesto para ciudadanos comprometidos con el valor que tiene el cuidar los espacios urbanos destinados al peatón. El artículo, texto o tema central, redactado en un lenguaje amable para el público en general, giraba en su gran mayoría en torno a un trayecto dentro de la ciudad que valía la pena valorar y del cual se resaltaban las dificultades que presentaba transitarlo con fluidez, rescatándose variados datos de interés, edificaciones, espacios públicos, anécdotas, situaciones contradictorias y curiosidades todo lo cual se intentaba resumir en el título que se le daba al número. Carvajal ha declarado acerca de ese trajinar por los recovecos de la ciudad que ello les permitió descubrir algunos enigmas y sobre todo que «La ciudad depara muchas sorpresas, si estás atento durante el viaje. La idea que subyace en los trabajos no es buscar cosas extraordinarias, sino reivindicar lo cotidiano. Estar e interactuar. Así verificamos nuestra condición de ciudadanos». Además del diagrama y su leyenda que servía para ubicar y repetir el recorrido a quienes estuvieran interesados, siempre aparecen como complemento fotografías (cuyos comentarios siguen acentuando la militancia ciudadana), e incluso alguna nota curiosa que seguramente se le ha escapado a quienes le han dedicado su vida al estudio de lo urbano. El tono participativo y abierto que se perseguía incentivar mediante el uso de las redes sociales, se evidencia en una breve nota que bajo el título de “Lo que no vimos” solicitaba los siguiente: “Apúntenos en 350 caracteres lo que se nos pasó del trayecto. encaracas@gmail.com”.

La tozuda insistencia de Carvajal y Pinto en su cruzada tuvo como parcial recompensa la aparición en 2012 de una publicación que les permitió recoger en un solo volumen los primeros 100 números de la página editada por Los Libros de El Nacional, colección “Huellas”, serie “Caracas”. Los autores, como bien apuntan en la Introducción titulada “Caracas a pie. Una apología del roce…un documento de la Caracas del siglo XXI”, marcan a través de la estructura del libro una importante diferencia con sus “tradicionales recopilaciones periodísticas”, proponiendo una lectura no cronológica sino más bien a través de otra forma de organizar el material mediante un “mapa de la ciudad que rompe el paradigma Este-Oeste, división maquinal y maniquea de la ciudad, que ha servido como instrumentalización de discursos excluyentes y negadores de toda posibilidad de transformar nuestra realidad física y social”, haciendo justicia “a las zonas Norte y Sur de la ciudad, y por ende a su necesidad de mayor conexión”. Allí, además, se incluyeron aquellas ediciones “que no implicaron ningún recorrido sino que fueron pura reflexión o manifiesto sobre las posibilidades y contratiempos de la peatonalidad caraqueña”, un glosario con definiciones propias hechas desde la realidad de Caracas y no desde una proposición técnica, y un epílogo escrito por Marco Negrón. A modo de advertencia Carvajal y Pinto quieren dejar claro que “no nos anima ninguna vocación de producir ‘ciudadanía’, al menos no bajo el significado con el que lamentablemente  muchos la han entendido y asumido, como sinónimo de  ‘buenos ciudadanos’, que para nada corresponde a lo que planteamos: beligerancia, atención al conflicto allí donde está presente o latente”.

También, a partir de agosto de 2007 se creó el blog http://encaracasapie.blogspot.com/ donde se buscaba complementar los contenidos de la página semanal. Encabezado por la frase “Una cosa es hablar de la ciudad, otra desde la ciudad” , se declaraba: “Somos un colectivo, heredero del semanario ‘enCaracas, cartografías del ocio y vida urbana’. Nuestro lema fundamental: ‘Todo lo que invite a la calle es asunto nuestro, todo lo que la niegue también’. Juancho Pinto y José Carvajal somos las piernas de este proyecto”.

El blog, que no contó con la perseverancia en su mantenimiento que la página del diario si mostró (su ultima entrada tiene fecha junio 2012) y que bien podría revitalizarse en parte montando en él los 256 números aparecidos en El Nacional, permite a través de su primera entrada resumir los fundamentos del proyecto (vigente por demás) que se encontraba tras esta iniciativa y con el que vale cerrar esta nota: “Caminar es un fin en sí mismo. Caminamos por el simple placer de andar, por la necesidad de tropezarnos con esa vastedad que implica la ciudad. Ver sus contrastes, participar, aunque sea fugazmente, de sus conflictos. ¿Es peligroso caminar por las calles de Caracas? No mucho más que quedarse encerrado en casa o moverse en carro de centro comercial en centro comercial. El verdadero peligro va más allá del acto de transitar de un sitio a otro: es que neguemos la ciudad y sin embargo habitemos en ella. Por eso siempre decimos que caminar es un acto político. Biopolítica pura. Caracas no parece pensada para los caminantes, pero a pesar de todos sus obstáculos (los carros, en primer lugar) cerca del 20% de sus moradores se desplazan caminando todos los días. ¿Resistencia? ¿Ecologismo? ¿Pobreza? ¿Atletismo? ¿Vouyerismo? ¿Atormentados del volante? Cuales sean las razones, poco importa. Es un hecho: en Caracas al menos una quinta parte de su población se mueve ‘apiemente’. Y si sumamos los que se mueven en transporte público, que también caminan, tendremos las tres cuartas partes de los caraqueños. ¿Cómo hacemos más amable la ciudad para esa gran mayoría que circula día a día por nuestras calles? Más allá de lo obvio (mejorando, ampliando e interconectando sus calles, plazas, parques, y su transporte público; ofreciendo luz y seguridad) nosotros decimos que militando en esta causa de los de a pie. Allí nos vemos”.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 105

Portafolio, revista adscrita a la División de Extensión de la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD) de la Universidad del Zulia (LUZ), creada el año 2000 (cuya portada del nº 1 ilustra la postal del día de hoy), tiene por objetivo “difundir trabajos científicos originales en las áreas de la arquitectura, la ciudad, el arte y el diseño” (ver https://ve.linkedin.com/in/revista-portafolio-20553559).

La publicación, tal y como señala Elsy Zavarce en el artículo titulado “Revista Portafolio, un proyecto editorial experimental” (SABER ULA, 21, sept. 2004), “surge como iniciativa para llenar un vacío editorial en el campo de la arquitectura, arte y el diseño de la Universidad del Zulia y para apoyar las actividades académicas de la Facultad de Arquitectura y Diseño de LUZ. (…) Sin embargo su necesidad se ve cada día más justificada ante la apertura de nuevas oportunidades de estudio en el área como la Escuela de Diseño Gráfico y la Facultad Experimental de Arte de LUZ, y las mismas carreras en otras Universidades como en la URBE (Universidad Rafael Belloso Chacín), y en la UNICA (Universidad Niños Cantores).”

Pautada con una periodicidad semestral, Portafolio  según se recoge en el portal ya señalado “recibe colaboraciones de ARTÍCULOS y ENSAYOS, las cuales conforman el cuerpo principal y permanente de la publicación. Estos documentos describen los avances y resultados de proyectos de investigación científica referidos a un tema relevante dentro de las áreas antes mencionadas, así como reflexiones teóricas sobre los mismos. Son sometidos a un proceso de arbitraje por especialistas de reconocida trayectoria académica nacionales e internacionales, bajo el sistema doble ciego. (…) También recibe colaboraciones correspondientes a ESTUDIOS, de aparición variable en la publicación, representadas por documentos de inventario y actualización de obras, entrevistas y reseñas de libros, eventos, concursos y trabajos de grado. Estos documentos describen o analizan obras de las áreas antes mencionadas, actualizan el conocimiento con la opinión de expertos investigadores o profesionales y describen los últimos acontecimientos en el campo editorial y en los lugares de discusión de las disciplinas involucradas. Con excepción de las reseñas, todas las colaboraciones son arbitradas”.

De acuerdo a lo que apunta Zavarce, “la visión editorial ha sido generar una revista dinámica, actual, diferente, de excelente calidad y diseño, en el deseo de recoger la diversidad propia de la evolución del conocimiento en Arquitectura, Arte y Diseño, apoyando la divulgación y el intercambio propios de la globalización, planteando una propuesta de aceptación académica y para el público en general. De esta forma la revista busca acercarse a una población que tradicionalmente no está habituada a la reflexión científica y académica y hacer llegar a la comunidad científica los avances en la práctica creadora de la misma especialidad. De esta manera, disciplina y oficio, ciencia y creatividad, cerebro derecho e izquierdo se funden, como siempre, en el mismo saber que conforma el cuerpo de conocimiento del diseño arquitectónico, urbano, gráfico y en todas sus modalidades.”

Tal vez uno de los aspectos más interesantes del lanzamiento de Portafolio fue el carácter experimental con el que fueron concebidos su diagramación y diseño de los que llama la atención su doble portada que, como indica Zavarce, “más que enfatizar una dualidad, o unos opuestos, puede ser interpretada como una ruptura de la linealidad o de la secuencia de un tiempo”, presente en otros casos precedentes dentro de las publicaciones latinoamericanas.

Ahondando aún más en aspectos relacionados con su diseño, Zavarce, refiere como “en las páginas centrales (center fold), aspectos como el leer y el ver se conjugan por medio de un tratamiento tanto de contenido como de formas sensuales, tanto de texto como de textura, que en vez de dar información directa se espera del lector el descubrimiento de sus mensajes. Además se convierte en un laboratorio abierto para los estudiantes, en un ejercicio de libertad creativa. (…) La sección ‘Contraportada’ divulga la producción en arte y diseño regional a la vez que se juega con la manipulación, la sorpresa de un formato diferente, la posibilidad de apropiación que ofrece la oportunidad de convertirse en un afiche que cohabite en los lugares que recorremos. Al mismo tiempo se ejercita y revalúa el concepto de afiche, un clásico en el ejercicio del diseño gráfico. En la sección ‘Conectados’ el concepto de conectividad y achicamiento del tiempo y el espacio es reflejado en los contenidos y en un diseño en el que domina la ruptura de la linealidad. (…) La sección ‘Arbitrada’, la más compleja de producir por el cumplimiento de las normas de arbitraje, está acompañada de otros textos como Reflexiones, Casos de estudio, etc. En estas páginas predomina una diagramación neutra pero sin ser genérica al ser considerados las características de contenido, los gráficos y textos para lograr soluciones adecuadas a cada situación.”

Es el espíritu innovador con el que se ha trabajado la presentación de Portafolio desde su nacimiento el que permite a Zavarse afirmar que se trata de un proyecto “donde la imagen toma su esencia, la estética refleja una interpretación de la realidad, la superficie traduce contenidos, (…) para poder comunicar y expresar la diversidad, complejidad y calidad de la arquitectura, el arte y el diseño, en donde la experimentalidad es propia de sus procesos y también una estrategia para expresar una visión editorial donde la rigurosidad científica no está opuesta a la materialidad formal.”

Los editores de Portafolio, que hasta donde tenemos noticia ya ha logrado llegar al número 34 (II 2016) con la Dra. Carmen Velásquez al frente, aclaran que es indizada y/o Catalogada en: LATINDEX,PERIODICA,HAPI,REVENCYT,REVICYHLUZ. A modo de recordatorio habría que añadir entre el “experimental” nº 1, cuyo índice recoge la Presentación de Miguel Sampere, como Artículos “La planificación estratégica de las ciudades. El modelo de Barcelona” de Santiago Juan y Luis y “La ciudad análoga. Aldo Rossi y la lógica de la memoria” de Victoriano Sainz Gutiérrez y como Reflexión “Espacios públicos-espacios colectivos de Manuel Solá-Morales Rubió, y el más convencional nº 34 que presenta un total de 9 Artículos, 1 Ensayo y 2 Reflexiones, Portafolio (que puede consultarse por completo en http://www.produccioncientifica.luz.edu.ve/index.php/portafolio/issue/archive) muestra un claro fortalecimiento y un tesonero espíritu de supervivencia que la convierten en referencia a nivel nacional.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 97

Desde su apertura oficial en 1971, la Carrera de Arquitectura de la Universidad Simón Bolívar (USB) tuvo que lidiar con varios aspectos que marcaron significativamente sus primeros años de funcionamiento, algunos de los cuales perduran hasta el día de hoy: el pertenecer, siendo una disciplina diferente, a una casa de estudios de talante tecnológico; el mostrarse como alternativa, formando profesionales dedicados eminentemente a sus estudios, a la politizada Escuela de Arquitectura de la UCV; el ubicarse en un lugar si se quiere aislado dentro del ya distante valle de Sartenejas; y el dejar en manos de un grupo inexperto (aunque muy bien asesorado) de arquitectos provenientes en su mayoría de la Universidad de Cornell la estructuración del pensum y su conducción administrativa.

Los años transcurridos hasta el egreso de su primera promoción en 1977 estuvieron compartidos entre la experimentación propia de quienes eran parte de una importante apuesta, la puesta a prueba de los planteamientos conceptuales que la soportaban y el esmero de parte del cuerpo docente por dedicar la mayor atención al bien seleccionado grupo de estudiantes, en medio de un clima donde el trabajo de taller, el alejamiento de todo ruido que no fuese el estrictamente disciplinar y el exclusivo compromiso con los estudios dentro del agobiante régimen académico que los caracterizaba, vieron el despertar paulatino de una actitud crítica ante el modelo de enseñanza allí presente el cual buscaba en lo posible el alejamiento de todo tipo de contaminación ya no sólo con la UCV sino con lo que dentro de la propia USB empezaba a ser un movimiento que en general lo cuestionaba.

Dentro de ese clima comienza a aflorar en el estudiantado perteneciente a las primeras camadas la necesidad no sólo de organizarse sino de tener la oportunidad de hacerse escuchar dentro de una estructura que no facilitaba las cosas. La revista Galpón 5 (nombre que toma de la edificación que alberga fundamentalmente los talleres de diseño de la Carrera), aparecida a comienzos de 1978 momento en que ya había salido el primer grupo de egresados y se había producido el relevo del primer coordinador y fundador de la Carrera, el profesor Alberto Tucker por Eduardo Trujillo, es la más tangible manifestación del giro que poco a poco se empezó a dar tendiente a lograr una aún tímida vocería. Coordinada por los entonces bachilleres Antonio Azpúrua, David Bassan, Marisabel E. Bueno, Elena Carbonell, Bertha Fuenmayor, Luis Emilio Pacheco y María del Carmen Sarría, esta revista, según se recoge de su Editorial, “nace de la necesidad de promover una dinámica dentro del estudiantado, actitud indispensable en la formación de un profesional». En dicho Editorial se añade: «El carácter de la revista no va a ser informativo. Su fuerza radicará en la medida en que sea voz de los estudiantes, que exprese su pensamiento y contribuya a formarlos. (…) El objetivo es buscar una actitud crítica que permita tomar posición ante nuestra formación y ante el acontecer humano. La polémica provoca una toma de posición, la toma de posición es formación”, toda una declaración que encierra el ambiente de apertura y debate que por aquel entonces existía y se requería.

Asesorados en la diagramación por Nedo M.F. con fotografías de Maritza Domínguez, portada diseñada por el profesor Guillermo Carreras y logo del estudiante Carlos Cartaya, el primer número de Galpón Cinco, que contó con 16 páginas, encerró en su contenido además del Editorial las siguientes secciones: Preguntas al coordinador Arq. Eduardo Trujillo; Opinión de algunos egresados; los artículos “Protestar” de Moisés Ramírez y “Sobre las materias paralelas” de Jesther Rojas y Jazmín Ferré; y una muestra de la actividad docente representada a través de Trabajos de Taller (acompañados de la entrevista “Diálogo con la vivienda”) y de los textos provenientes de la asignatura Crítica de la Arquitectura “¡Y apareció el barroco!” de Hernán Pisani y “Arquitectura es…” de Gladys Rincones.

Tras su lanzamiento y luego de numerosos e infructuosos intentos por reactivarla Galpón Cinco reaparece 22 años más tarde para no salir más como ha ocurrido con tantas otras experiencias de este tipo. En ese momento le correspondió al profesor Carlos Pollak presentarla indicando que cuando él era Jefe de Departamento tomó la iniciativa la cual fue asumida por el profesor Alejandro Borges y culminó el profesor Luis Emilio Pacheco. Para su impresión no se requirió de recursos institucionales debido a los aportes que se lograron obtener de algunas empresas. Posteriormente, en 2014, siendo Henry Vicente el Coordinador de la Carrera y con el apoyo de un equipo de profesores y estudiantes, aparece en formato digital tomando el relevo y el espíritu original de Galpón Cinco, la revista 5 de la cual también se publicó el número 2 en 2015, sin que hasta ahora se haya tenido noticias de su continuidad.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 89

En Venezuela, las publicaciones periódicas sobre arquitectura, salvo contadísimas excepciones, han tenido corta vida. Si nos centramos en aquellas producto de la iniciativa privada el balance es todavía más desalentador. Sin embargo, la necesidad de llenar el nicho ocupado por todo lo relacionado con el espacio construido ha sido y seguirá siendo en nuestro país no sólo una necesidad sino un territorio donde se puede soñar con alcanzar, además de la continuidad esquiva y el beneficio económico, la calidad y el cuidado en el producto que se ofrezca tanto en presentación como en contenido.

Con todo ello en mente, Henrique Vera (arquitecto venezolano) y Hans Hirsch (librero nacido y formado en Alemania), ambos con una dilatada experiencia en las lides editoriales (el uno dirigiendo por años el Centro de Información y Documentación -CID- de la FAU UCV y el otro vinculado al mundo de las publicaciones periódicas a través de SUSCRIVEN y a la librería del Ateneo de Caracas), deciden asociarse para concebir un ambicioso proyecto que además de aspirar a recoger lo más actual sobre arquitectura, urbanismo, paisajismo, diseño interior, diseño gráfico, historia e investigación en arquitectura y restauración arquitectónica, buscaba convertirse en referencia y expandir su alcance hacia ámbitos afines a su centro de atención: el mundo inmobiliario y la industria de la construcción.

Incubado el proyecto en 1982 no es sino en 1987 que empieza a tomar cuerpo la idea de producir una publicación periódica sobre arquitectura de circulación nacional, pasando a ser fundamental la manera como se caracterizaría y el poner en marcha un cuidadoso plan donde la mayor cantidad de variables que pudiesen garantizar su éxito y continuidad estuviesen cubiertas: formato, tipo de papel, especificaciones sobre la encuadernación, secciones a contener, publicidad limitada a las primeras y últimas páginas, textos solicitados y pagados de acuerdo a tarifas establecidas a nivel nacional, corresponsalías en el extranjero, dibujos de trazado limpio (que permitieran su reducción de tamaño sin perder nitidez, a escala pero sin cotas) de planos de las obras a reseñar contratados a dibujantes de arquitectura entre los que aparecería una axonometría del proyecto central de cada número y fotografías encargadas a profesionales jóvenes que hubiesen incursionado en el mundo de la arquitectura.

Dentro de este marco de referencia, en marzo de 1988 aparece Espacio, con una apretada periodicidad bimestral, no sin antes haber realizado un simulacro de edición, que permitió medir los tiempos de cada etapa involucrada y con ello: fijar el contenido del número, precisar los artículos deseados y a quienes se encargaría escribirlos, prever las fotos que de forma idónea respaldarían los textos, estimar el tiempo para dibujar los planos y fotografiar obras, así como considerar el lapso para diagramar, la recepción de las páginas de publicidad de manos de las agencias anunciantes, el tiempo para realizar la separación de colores de las fotos, impresión, reparto a los puntos de venta y envío a los suscriptores, todo lo cual arrojaba un período de aproximadamente 4 meses en función del personal con que se disponía. Lo anterior obligaba a asumir, con el objetivo de garantizar la periodicidad, el compromiso de ir elaborando simultáneamente un serie de números y de contar con una sincronización tal que contemplara los imponderables que pudiesen surgir cercanos a la fecha de cierre de cada uno.

La salida del primer número de Espacio (cuya portada engalana la postal del día de hoy) se convirtió casi de inmediato en un suceso editorial. Sus 60 páginas en papel glasé, diagramadas por Jacqueline Cherouvrier, contaron con el acompañamiento de un encartado de 24 páginas adicionales (denominado Espacio/Suplementario), en papel periódico e impresión ágil, que bajo el diseño de Martha Sanabria (autora también del logo de la publicación), incorporaba un dinamismo informativo que la producción de la revista limitaba. Ambos, revista y suplemento, venían incorporados en un elegante estuche de cartón (inspirado en la hermosa revista de arte italiana de Franco María Ricci) que permitía, además, incluir publicidad suelta y facilitaba el envío a los suscriptores y su venta en kioskos y librerías.

Editorial Arte sería la imprenta seleccionada. Ricardo Armas, Ricar-2 (Ricardo Gómez Pérez y Ricardo Jiménez) junto a Juan Carlos Oropeza se encargarían de las fotografías, Luis Rivas de los dibujos arquitectónicos y Gaetano Zapulla de las delicadas e impecables axonometrías de los proyectos centrales.
Espacio, contó con la colaboración de un número importante de profesionales y académicos para la redacción de los textos, labores de corresponsalía y facilitación de información. La lista es larga y prescindiremos de la consabida enumeración para no caer en injustas omisiones.

Henrique Vera, verdadero motor de la Sociedad Editora Latinoamericana, C.A, empresa que logró que Espacio alzara vuelo, confiesa que tras una conversación con Guillermo Betancourt, en aquel momento Vice-Presidente de Ars Publicidad, quien asesoró el lanzamiento del proyecto y también se hizo miembro del equipo editor, éste “recomendó aceptar no solo páginas completas de publicidad, sino medias páginas e incluso un cuarto”, a sabiendas que sólo con el aporte de los suscriptores ninguna revista de este tipo es capaz de mantenerse. Pero fundamentalmente insistió en que “la temática fijada para la revista, en ese momento, no era del todo muy popular por lo que recomendaba aceptar publicidad de licores, cigarrillos y lo que viniera”.  Los consejos  y advertencias de Betancourt fueron asumidos a medias por los editores sin que hasta hoy sepamos si fue por ello, o más bien por la reticencia de los anunciantes del sector construcción (acostumbrados a obtener ganancias sin invertir o arriesgar en un “producto nuevo”) o por el haber transitado una etapa en la que el país vio devaluar su moneda por primera vez a pasos agigantados (con el consabido encarecimiento de los costos de producción), lo que condenó a Espacio a aparecer tan sólo en cuatro ocasiones, más allá de que se habían adelantado la preparación de hasta dos números adicionales. No obstante su corta vida, Espacio ha quedado como una verdadera lección que futuros editores nacionales ha sabido tomar muy en cuenta y como ejemplo que lo que una revista de arquitectura “debe ser”: calidad de contenido, impecable diagramación, elevado nivel visual y valor agregado que puede aportar la propaganda seleccionada.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 81

Nuestra postal del día de hoy recoge la portada de lo que fue el primer número de Entre Rayas, la que conocemos como la más perdurable de las revistas de arquitectura no institucionales (comerciales, dirían otros) del país, que el pasado 19 de septiembre ya cumplió 25 años, hecho que bien pudimos haber registrado como nuestra “noticia de la semana”.

Entre Rayas nace como una publicación estudiantil coincidiendo con la celebración entre los días 19 y 27 de septiembre de 1992 del X Encuentro Nacional de Estudiantes de Arquitectura (ENEA), realizado en la FAU UCV, cuyo ambicioso lema fue “Teoría y práctica de la arquitectura actual… hacia la definición del arquitecto integral…”. A mostrar su desarrollo y a la vez reseñar el evento se dedica fundamentalmente el primer número.

Aunque hoy reconocemos en la incansable figura de Jesús Yépez la cara visible de la revista, tras la salida de aquel número 1 también hay que sumar como fundadores los nombres de Esperanza Zamora y Carlos Espejo, todos integrantes del Centro de Estudiantes de Arquitectura (CEA).

Como referencias colaterales podríamos añadir que ese mismo año de 1992 Juan Pedro Posani obtiene el Premio Nacional de Arquitectura, aparece el nº 1 de Arquitectura HOY, se crea la Unidad Docente Extramuros (UDE) de la Escuela de Arquitectura de la FAU UCV en Barquisimeto y Alvaro Siza se convierte en el primer arquitecto iberoamericano en ser reconocido con el premio Pritzker.

Con el tiempo Yépez (quien egresa como arquitecto en 1994), comprende que esta iniciativa estudiantil escondía la oportunidad de llenar un vacío dentro de la difusión de la arquitectura nacional la cual aprovecha como él bien ha dicho en alguna ocasión “sin prisa pero sin pausa” (frase con la que titula el texto preparado con motivo del 24 aniversario de la revista -nº 115, 19 de septiembre de 2016 dedicado al tema “Casas Latinoamericanas IV”-), para irle dando forma a un emprendimiento y a la vez proyecto editorial más ambicioso que con el tiempo se ha transformado, gracias al apoyo de “amigos arquitectos, empresas patrocinantes, colaboradores y familiares”, en referencia.

El crecimiento de Entre Rayas ha sido sostenido lo cual se evidencia no sólo en la publicación de 120 números impresos de la revista (el último fechado en agosto de 2017) cuya calidad en lo relativo a contenidos, diagramación e impresión la colocan dentro de estándares internacionales, sino en la construcción de una muy actualizada página web (www.entrerayas.com) donde se promueven “eventos nacionales e internacionales, opiniones de arquitectos e ingenieros, productos y servicios, entre tantas noticias, con su respectiva difusión en las redes sociales (principalmente instagram, twitter, facebook y google+)”.

En el número 118 (16 de febrero de 2017, “Arquitectura Residencial Multifamiliar VII”), con que Entre Rayas se adelanta a celebrar “sus bodas de plata”, se reafirma cómo “desde el año 1992 ha crecido con el propósito de divulgar la arquitectura como hecho cultural». Y se añade, con la seguridad que da la experiencia: “La revista, de lectura obligada para arquitectos, ingenieros, decoradores, estudiantes de diseño, demás carreras afines y público seguidor de las nuevas tendencias en materia de urbanismo, ha reseñado a lo largo de 25 años importantes contenidos editoriales y fotográficos de las obras y proyectos más relevantes de viviendas unifamiliares, multifamiliares, edificios de oficinas, centros comerciales, escuelas y demás espacios públicos tanto del país como de las principales capitales del mundo.”

Desde el reducido pero muy eficiente equipo que ha hecho posible la continuidad de la revista y con Yépez como bujía, Entre Rayas asumió durante años (a falta de un Colegio de Arquitectos bien estructurado) el montaje del evento de “Celebración del Día del Arquitecto” (4 de julio) y desde 1998 el propio Yépez tomó el rol de Coordinador Internacional por Venezuela de la Bienal de Arquitectura de Quito, labor que ha desempeñado con responsabilidad y seriedad, sirviéndole para estrechar importantes lazos y establecer redes de contacto con el resto de Latinoamérica con las que nutre en buena medida la publicación. Su presencia en exposiciones periódicas vinculadas al mundo de la construcción, la vivienda o la decoración también ha sido permanente con un interés marcado de renovar su stand gracias al apoyo de sus anunciantes y aliados estratégicos.

A pesar de su vocación comercial, Entre Rayas no ha reparado en colocar un lote importante de sus números al alcance de sus seguidores, hoy golpeados por la crisis económica que atraviesa el país, los cuales se pueden consultar y leer en issuu (https://issuu.com/search?q=entre%20rayas). Ello permite, además, apreciar la evolución que tanto en información, patrocinio y contenidos como en imagen, diseño y diagramación ha registrado la revista. A Jesús Yépez a quien siempre habrá que agradecer su disposición permanente por apoyar en lo necesario a su alma máter, donde con el apoyo del IDEC también aprendió a ser editor, le enviamos desde éste espacio nuestras más sinceras felicitaciones y el deseo de que esta meritoria empresa perdure durante muchos años más.

ACA

Procedencia de las imágenes

https://entrerayas.com/