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¿SABÍA USTED…

… que este mes de enero de 2021 se cumplen 60 años de la aparición del nº 1 de la revista PUNTO?

La revista Punto, considerada durante muchos años la publicación periódica bandera de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, aparece en enero de 1961 durante el decanato de Julián Ferris, casi 8 años después de creada esa institución y 20 después de que la Escuela de Arquitectura iniciara sus actividades.
Su fundador y primer director, Antonio Granados Valdés (1917-2020), ingresa a la Universidad como docente en 1957 para coordinar un área que recién empezaba a desarrollarse denominada “Extensión Cultural”, sustituyendo a Abel Vallmitjana (1910-1974), pintor catalán y al igual que Granados exiliado republicano, quien lo introduce ante el entonces decano de la FAU y Vicerrector de la UCV Willy Ossott para proponerlo como su reemplazo.

Pintor, grabador, dibujante y crítico de arte, Granados concibe Punto como una ambiciosa revista de divulgación cultural y, tal como señala Juan Vicente Pantin en “Arquitectura versus arte. Antonio Granados Valdés y la revista Punto (1961-1978)”, trabajo de ascenso presentado para ascender a la categoría de asistente en el escalafón universitario en 2014, “difícil ha sido precisar desde los documentos revisados para esta investigación otras participaciones y protagonismos; solo han quedado, en 60 números producidos durante 17 años, el nombre de Antonio Granados Valdés (al que … se sumará el de su compañera Tina Lagar). Sin mención de asistentes, colaboradores, equipo de redacción o afines”. Y añade: “La revista Punto está indisolublemente ligada con Granados, quien asumió durante el tiempo a su cargo la totalidad de la labor editorial. Sin embargo, difícil resulta endosarle la misma cualidad de autoría que identifica a otras revistas con sus editores. Las razones son complejas, y ellas se suman a la problemática condición de la revista; entre ellas -y quizás la más importante- los diversos y hasta opuestos intereses que intentaron utilizarla según sus propósitos, entre ellos los de su propio editor. (…) Pese a -y paradójicamente, gracias a- Granados, fue Punto una publicación plural, en cuanto reflejo de las voces e ideas que circularon por la FAU durante aquellos años. Esta confusa afirmación se convierte en motivación fundamental a la hora de develar cuánto de individual o de colectivo hay en las intenciones comunicacionales de Punto como órgano editorial de la FAU.”

Entre la asunción de Granados como Coordinador del Departamento de Extensión Cultural (posteriormente denominada como División) y la aparición de Punto, transcurren 4 años en los que tuvo que definir y determinar el alcance de dicha actividad en el seno de la Facultad en medio de precariedades. Si bien inicialmente la misión del departamento era organizar actividades artísticas y culturales, ello se debió hacer sin presupuesto, programa ni reglamento que lo orientara, amén de la carencia de espacio que lo arropó hasta que fue inaugurada a finales de 1957 la flamante sede de la FAU, razones por las que, por un lado, se entiende la meritoria labor desarrollada y por el otro la discrecionalidad con la que Granados procedía a la hora de enrumbar la publicación formalmente adscrita a su Departamento.

El testimonio de Granados en 2005 (citado por Pantin) acerca de cómo concebía la extensión universitaria, resulta clave para ratificar lo afirmado y entender la atención colateral que Punto prestó a la arquitectura en sus primeros números: “Debido a las ya indicadas carencias de orientación para desarrollar las actividades de extensión cultural, no tuve más remedio que establecerla yo, a partir del significado de las palabras extensión cultural. (…) Consideré que mi misión era poner a disposición de los alumnos conocimientos que no les eran dados en sus estudios impartidos en talleres y departamentos, esencialmente, diversos aspectos de la cultura y de las artes, en particular las artes plásticas, e incidir, sobre todo, en el arte arquitectónico para dar a conocer a los estudiantes por medio de exposiciones y publicaciones, ejemplos de arquitectura de significativos arquitectos, y también con conferencias y mesas redondas o debates”, opinión que se ratifica al leerse el editorial del nº 1 que acompaña en la portada  la foto del Museo Guggenheim de Nueva York, obra de Frank Lloyd Wright.

Punto está ligada a lo largo de sus primeros 60 apariciones, con periodicidad casi bimestral, a una perseverante labor asociada a su director en la que se puso de manifiesto su habilidad para aprovechar relaciones personales, contactos interinstitucionales, influencias, astucias y solidaridades automáticas dando como resultado un órgano en el que muchas veces se extrañaba la presencia de ideas y se apelaba a las transcripciones de textos procedentes de otros medios. Sin embargo, a pesar de que no hubo una clara línea de comportamiento, tampoco se apuesta por un formato cerrado ni a una compartimentación definitiva de los temas abordados por lo que, bueno es decirlo, ni Granados estuvo tan solo, ni monopolizó el discurso editorial, los contenidos y el mensaje, ni tampoco fue una revista en la que predominaban textos dedicados a las artes plásticas. Contra tales percepciones hay que reconocer en Granados su capacidad para asesorarse, para lo cual siempre contó con el invaluable apoyo de Carlos Raúl Villanueva, quien quizá le aconsejó mantener la publicación bajo un amplio paraguas que permitiese la aparición de temas procedentes de una diversidad de frentes en los que se gestaba la cultura arquitectónica. También se le debe reconocer “el empeño puesto en afiliar sus conocimientos a la arquitectura y, (…) el haber identificado voces, temas y obras con las cuales dotar a la Revista de cierto espesor y consistencia, amén de los usuales reciclajes, que constituyen para muchos el primer contacto con la producción intelectual de la metrópoli disciplinar”, completará Pantin.

1. Algunos de los números monográficos de la revista PUNTO

A pesar de todo, Punto logra evolucionar en el tiempo, tanto dentro de la gestión de Granados como en las que le sucedieron (que alargaron su vida sólo nueve números más en 23 años), movidas por un marcado cambio de enfoque y otra comprensión del papel que la revista debía asumir. A modo de ejemplo se puede citar cómo ya esporádicamente Granados había incorporado algunos números monográficos dedicados a Le Corbusier (nº 25, noviembre 1965), a Villanueva (nº 46, junio 1972) al tema de los aeropuertos (nº 56-57, junio 1976), a la Ciudad Universitaria de Caracas (nº 59, octubre 1977), o al segundo Foro en Defensa de la Ciudad (nº 60, mayo 1978).

2. Momento en que la revista PUNTO sufre un cambio radical en su línea editorial influido por los aires de la Renovación

Sin embargo, dentro de este marco, es posible determinar un antes y un después dentro de la gestión de Granados marcado por la aparición de los aires de Renovación que cubrieron la enseñanza de la arquitectura a finales de los años 60 y comienzos de los 70, los cuales no compartía. Dicha línea divisoria la establece el lanzamiento del nº 40-41 (enero-marzo 1970) cuyo tema central giró justamente en torno a la pregunta “Renovación ¿por qué? ¿cómo?”, en el que incluso la portada pasa a ser ocupada desde entonces y hasta el nº 58 (salvo el 46) por diseños seleccionados por concurso realizados por estudiantes que sustituirán las buenas fotografías que la caracterizaron hasta aquel momento.

3. Portadas de dos números iniciales que marcan dos etapas posteriores a la era de Granados. El 61 será el que aparecerá tras la separación del fundador de su cargo marcando una clara ruptura.

Veinte números más logrará publicar Granados hasta que la “intromisión” del decano Américo Faillace lo lleva a tomar la decisión de jubilarse y retornar a España en 1978. En ese momento se crea el Centro de Información y Documentación (CID) y se nombra director al joven profesor Henrique Vera que cargará con la responsabilidad de cambiar hábitos y costumbres acumulados durante 20 años de gestión de Granados y darle un importante viraje tanto al manejo de la extensión cultural como al enfoque, diagramación y contenidos de la revista, contando con un Comité Editorial conformado por Mariano Goldberg, Ramón León, Manuel López y Juan Pedro Posani, que dará cabida a una visión de la arquitectura desde la crítica a través de artículos originales “elaborados expresamente para Punto por quienes en Venezuela sepan y quieran escribir sobre arquitectura”, provenientes en su mayoría del ámbito académico vinculados con trabajos de investigación. Marcando distancias con lo que hasta ahora había sido el comportamiento de la revista, en el editorial del nº 61 se señala: “Los temas (…) atañerán directa y conjuntamente a autores y lectores, por la circunstancia de ser temas propios del País y del Continente. (…) Se procurará, en el tratamiento de los temas de Arquitectura Internacional, desarrollar una actitud fundamentalmente pedagógica, procurando restituir, durante el análisis o el trabajo informativo, todos los caracteres de originalidad y diferencia que les otorgaron a esos acontecimientos una vitalidad peculiar referida a esferas culturales, históricas, geográficas y políticas diferentes de las nuestras”. Y más adelante: “Intentaremos mantener siempre intacto el deseo de utilidad, no ya en el marco de la abstracción puramente cultural ni tampoco dentro de la información neutra o meramente gremialista, sino en función de una aspiración -el tiempo dirá si excesivamente pretenciosa- de cumplir con tareas actuales, imprescindibles y palpitantes.”

A los tres números editados durante años consecutivos por Vera (el 61 en 1979, el 62 en 1980 y el 63 en 1981) que mantuvieron una extensión similar de 63 páginas, seguirán otros tres que correrán bajo la responsabilidad de Paulina Villanueva cuando en 1981 es designada como directora del CID quien se acompañará con un Comité de Redacción integrado por: Carlos Gómez de Llarena, Maciá Pintó, Joel Sanz, Pedro Sanz y Francisco Sesto. La revista, sometida de nuevo a “varias revisiones y orientaciones que conciernen a su carácter, a su contenido, a su organización y a su expresión gráfica” y comprometida por un lado en “permanecer” y por el otro en “remover, provocar y vigorizar el debate arquitectónico en nuestro país, para restablecer un nivel saludable en la cultura de la Arquitectura en Venezuela”, asumirá para cada número un carácter temático, el material será elaborado por integrantes del cuerpo académico de la institución y crecerá considerablemente el número de páginas. Así, el nº 64 (1982) de 113 páginas, se dedicará a “Arquitectura y docencia”, el 65 (1983) de 145 páginas a “Arquitectura y ciudad” y el nº 66-67 de 145 páginas, programado para salir en 1984 (momento para el que ya se encontraba diseñado y montado), dedicado a “Arquitectura y política”, debió esperar hasta 1997 para ver luz, afectado por la crisis que atravesó la universidad por aquellos años.

4. Portadas de los dos últimos números de PUNTO. Cada uno en sí mismo es el primero y el último de una etapa

El número 68 de Punto, “primero y último de una etapa” y ejemplar “acabado en sí mismo”, aparece el año 2000 luego de que la nueva directora del CID, Ana María Marín, dedicara importantes esfuerzos para darle salida al represado número 66-67. Tras precisar sus reparos en cuanto a la afectada periodicidad de la revista, Marín se propuso, junto al Comité Editorial integrado por Azier Calvo, Enrique Fernández-Shaw, María Fernanda Jaua, Joel Sanz y Alberto Sato, “saldar los ochenta” e incorporar una renovación significativa en la imagen (gracias a la participación en el diseño gráfico de Álvaro Sotillo y Gabriela Fontanillas), con la “ilusión” (frustrada por tratarse de un solo número) de ser una publicación “temática” que se dedicaría a “Palabra y obra” buscando, al dar cabida a material que enfatizaba en cada uno de dichos componentes, insuflar un “nuevo impulso” que le daba el hecho de convertirse por primera vez en revista arbitrada gracias al aval del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV.

La última aparición de Punto se produce en 2001 un año después de la celebración del centenario del nacimiento de Carlos Raúl Villanueva y de la declaratoria de la Ciudad Universitaria de Caracas como Patrimonio Mundial. Dedicada fundamentalmente al Maestro, la revista nº 69 llega a titularse “Villanueva (in) pertinente”, buscando con esa especie de provocación, tanto su director Martín Padrón como el Comité Editorial que lo acompaña (Henry Vicente, Luis Polito, Hernán Zamora, Francisco Martín y María Teresa Novoa), plantear a través del editorial “Pertinencia y pertenencia de la obra de Villanueva” (escrito por Padrón), “algo más que referirse a dos palabras similares diferenciadas por una sola letra, pues representan significados que entrañan profundas diferencias. La pertinencia de una obra puede abrir camino para su pertinencia”. También, en este número arbitrado que tuvo carácter monográfico, se señala lo siguiente: “La responsabilidad de que la obra de Villanueva nos pertenezca ahora es mayor, pues desde que los espacios de esta ‘ciudad extraordinaria’ fueron declarados bien cultural de la humanidad el sentido de pertenencia se amplía a una comunidad universitaria, profesional, vecinal y visitante a estos recintos, a quienes nos corresponde asumir su defensa, comprensión y pertenencia.”

Posteriormente varios fueron los intentos, todos infructuosos, por relanzar Punto, crónica que daría pie a la elaboración de otra nota.

Por otra parte, Granados falleció en mayo de 2020 en Madrid, suceso que pasó prácticamente inadvertido en nuestro medio quizás por efectos de la pandemia o por nuestro ya proverbial descuido en reconocer a quienes han construido la historia institucional. Sin embargo, ya en agosto 2017, al cumplir 100 años, el museo Vázquez Díaz de Nerva (su ciudad natal) y las sociedades Centro Cultural y Círculo Comercial le rindieron un más que merecido homenaje con una triple exposición antológica que, bajo el título “Cien años de vida, arte y compromiso”, mostraba diferentes etapas su vida artística representadas en 160 obras. 

Valga pues esta nota como un pequeño homenaje a Granados por su labor de 20 años en el seno de la FAU UCV y a la de todos los que tuvieron que ver con el devenir de una revista, cuya consulta es obligatoria para quienes quieran conocer cómo se desarrolló la actividad cultural, académica e intelectual de la institución entre 1961 y 2001.

La totalidad de Punto se encuentra disponible con posibilidad de ser descargada libremente en www.edicionesfau.com producto de una iniciativa de la Fundación Arquitectura y Ciudad.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 241

La aparición del primer número mensual de la Revista Municipal del Distrito Federal en noviembre de 1939 con su respectivo suplemento (cuya portada engalana nuestra postal del día de hoy), se ofreció como la oportunidad de dar a la luz con gran detalle el trabajo que encerraba la realización del “Plan Monumental de Caracas” que posteriormente sería conocido como “Plan Rotival”.

De la mano de Juan José Martín Frechilla a través del libro Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004) y en particular del “Diálogo mampuesto con Maurice Rotival” (basado en una serie de entrevistas realizadas por Esther Elena Marcano en su oficina de París los días 6 y 12 de junio de 1977), sería bueno recordar las circunstancias que privaron para contratar la realización del Plan al equipo francés integrado por los urbanistas Henry Prost (quien lo encabezaba), Maurice Rotival, Jacques Lambert y el ingeniero Wegenstein, especialista en hidráulica.

1. Plano de Caracas y sus alrededores. Eduardo Röhl. 1934.

Allí señala el propio Rotival: “La decisión de venir a Caracas fue tomada por el gobierno venezolano cuando le pidió al gobierno francés enviar uno o dos urbanistas para hacer una avenida Monumental que debía llamarse avenida Bolívar; ése fue el origen de mi viaje. Era una especie de concurso; por esa razón el gobierno francés hizo la escogencia dentro de varios urbanistas franceses. La decisión recayó en Monsieur Lambert y en mí. Era el año 1938 cuando el concurso fue abierto y consistía en proyectar una avenida. Monsieur Lambert y yo nos pusimos de acuerdo para realizar un proyecto conjunto y es así como él partió a fines del 38 o a comienzos del 39 y yo me reuní con él a comienzos del 39”.

El relato de Rotival tiene un interesante preámbulo abordado en el segmento denominado “Razones y contexto de un contrato”, que Martín Frechilla construye con abundante documentación mostrando que el asunto no anduvo siempre sobre ruedas. Así, será en 1936 cuando tras la muerte de Juan Vicente Gómez y habiendo anunciado el primer mandatario Eleazar López Contreras el que es conocido como el “Plan de Febrero”, que ese mismo mes ya se empiece a hablar, a través de un artículo anónimo publicado en las páginas del diario El Universal titulado “Proyecto de ensanche para Caracas. Cómo resolver el problema de la congestión del tráfico”, de la necesidad de “abrir una gran vía que permitiese a la capital pasar de pueblo a ciudad para mejorar la circulación de vehículos hacia el este…”, primer eslabón de una “propaganda perfectamente diseñada” que tendría en la presentación por parte de Luis Roche de su plan para el “Embellecimiento de Caracas” y su campaña “Hacia una Caracas grande”, otra importante referencia dentro del camino que conduciría a la firma en abril de 1938 del contrato con que se inició la elaboración del Plan Monumental.


Martín Frechilla denomina como el “incidente Bedel” justamente el tránsito transcurrido entre septiembre de 1936 y abril de 1938 o, en otras palabras, desde el momento en que el francés Jacques Bedel (gestor de un consorcio conformado por tres importantes compañías francesas: Schneider & Cie, Societé de Construction des Batignolles -SCB- y Societé des Grandes Travaux de Marseille -SGTM-) publica imprudentemente una correspondencia cursada al gobernador del Distrito Federal Elbano Mibelli (causando un efecto negativo en los intereses que supuestamente representaba), hasta la firma del acuerdo para realizar el Plan, que contemplará: “las conversaciones en París entre Jacques Lambert y Maurice Rotival; la decisión del consorcio empresarial de enviar dos misiones –obras públicas y urbanismo; el abandono posterior  del consorcio de obras públicas del tema urbano; la formación del grupo Prost, Lambert, Rotival y Wegenstein y el financiamiento de la Societé ETEFU de la ‘misión de prospección’ de Lambert en 1937; la ‘ayuda continua y eficaz’ de los señores Zuloaga y Guinand, y en especial de este último, para la concertación de las audiencias y la preparación de informes y modelos de contrato para la gobernación; el acuerdo de abril de 1938 con el gobernador Mibelli”, para cuando la figura del incómodo Bedel había quedado fuera de juego y prácticamente se estrenaba la Dirección de Urbanismo del Distrito Federal en la que ya figuraba Leopoldo Martínez Olavarría.

Paralelamente, Martín Frechilla recoge también las reacciones que se fueron produciendo en la opinión pública nacional cuando se devela el curso de las “secretas” negociaciones que adelantaba la Gobernación con “Bedel y compañía”, iniciándose con la de Simón Planas Suárez a través de un artículo aparecido en La Esfera el 29 de septiembre de 1936 titulado “La modernización de Caracas”, donde “razonaba sobre los alcances económicos y el grave compromiso que encerraban los proyectos desde el punto de vista del riesgo para la autonomía administrativa y la independencia financiera del municipio y de la nación”.

Al artículo de Plana Suárez siguió la carta publicada en El Universal con el mismo título (“La modernización de Caracas”) por la Asociación Venezolana de Ingenieros (AVI) donde se destaca el error que se comete al no tomarse en cuenta miembros de ese gremio graduados en el exterior con títulos no revalidables en Venezuela, residenciados en país y con formación en el área para la realización de los trabajos que se estaban contratando, sugiriendo que los urbanistas franceses debían pasar a ser fundamentalmente “asesores” y sus títulos “verificados por el Colegio de Ingenieros de Venezuela de acuerdo con la Ley”.

Otro elemento importante surgido como respaldo a la misiva elaborada por la AVI lo constituyó el impulso dado a la realización del “Plan General de Desarrollo Urbano de Caracas” que se anunciaba sería emprendido entre dicha Asociación y el Ministerio de Obras Públicas (MOP), con Tomás Pacanins al frente, punto de partida del pulso que sostendrían en adelante el MOP y la Gobernación. Los cuatro grandes planos elaborados (de los nueve anunciados) fechados octubre, noviembre y diciembre de 1936 que abarcan la totalidad del Valle de Caracas hasta Petate formarán parte del material publicado en el nº 1 la Revista Municipal del Distrito Federal que hoy nos ocupa.

2. Plan Monumental. Perspectiva del proyecto de la avenida principal (luego avenida Bolívar)
3. Zonas cuya expropiación es necesaria para el arreglo del centro de la ciudad (segunda solución)
4. Plan Monumental. Izquierda: Sección con gabarito para una calle de 20 mts de ancho. Derecha: Perspectiva del proyecto de la avenida principal (luego avenida Bolívar)
5. Plan Monumental. Izquierda: Esquema de las construcciones y calles existentes y de los ensanches con proyecto a la red complementaria de calles. Derecha: Plano de la circulación futura por las nuevas avenidas y calles
6. Plano general de las nuevas avenidas , calles y carreteras, 1938. Ministerio de Obras Públicas

Superando todos los obstáculos el “Plan Monumental de Caracas”, realizado entre enero y marzo de 1939 en París bajo la dirección de Prost, fue presentado ante el Concejo Municipal en julio de ese mismo año. Martín Frechilla relatará  cómo “para esa fecha, Jacques Lambert ya no se encontrará en Caracas; Henry Prost lo había enviado a Turquía, donde continuó trabajando hasta marzo de 1941, cuando regresó a Francia y fue finalmente nombrado, durante la guerra, Inspector General de Urbanismo de Lyon. El que sí se quedó para enfrentar junto a los profesionales venezolanos de la Dirección de Urbanismo de la Gobernación, el proceso de discusión  y convencimiento de la Comisión Especial del Concejo Municipal designada para estudiar el Plan de Urbanismo para Caracas, fue Maurice Rotival”.

Luego de que los concejales recibieran durante los meses de julio y agosto de 1939 a diversos funcionarios y profesionales vinculados al desarrollo urbano de la ciudad y decidieran el método de discusión que llevarían adelante para la revisión del Plan (comenzado por los aspectos técnicos y terminando con los financieros pasando por los legales), y de haberse decidido darle difusión a través tanto de la Revista Municipal como de un documental cinematográfico impulsado desde la Gobernación titulado “Caracas Futura”, la Comisión Especial termina su informe en abril de 1940: “en él exponía la forma y los alcances de su trabajo, los métodos de la divulgación del Plan (…), reafirmaban la necesidad y las razones del plan y criticaban el proceso seguido por la Gobernación del Distrito Federal”, señalando que la forma utilizada para la obtención del proyecto no fue totalmente acertada ya que hubiera sido más aconsejable promover “un concurso internacional entre urbanistas de reconocida competencia”, lo que habría permitido obtener varios proyectos, seleccionar el mejor, y además habría significado un considerable ahorro de recursos. Fue en la sesión del 29 de abril de 1940 cuando finalmente el Concejo Municipal “aprobó el Informe de la Comisión, y en consecuencia, el Plan Director de Calles y Avenidas”, nos informará Martín Frechilla así como que para ese momento Maurice Rotival no estaba en Caracas sino en Estados Unidos gestionando nuevas actividades profesionales.

7. Izquierda: Fotograma de entrada del documental «Caracas futura» realizado en 1939 por la Dirección de Urbanismo del Distrito Federal como medio de difusión popular del «Plan Monumental de Caracas». Derecha: Suplemento del nº 1 de la Revista Municipal del Distrito Federal, 1939
8. Plan Monumental. El nuevo capitolio y la plaza mayor
9. Plan Monumental. Propuesta de mercado para San Juan

El Plan, tal y como ya adelantamos, es presentado en la Revista Municipal en un tono eminentemente divulgativo. Así a la pregunta hecha dentro de la publicación acerca de ¿Cuáles son entonces las prioridades del “Plan”?, se responde: “1º Solucionar el problema del tráfico mediante avenidas capaces de absorber la masa total de vehículos, creando así una amplia circulación Este-Oeste y, abriendo, al mismo tiempo las diagonales necesarias. 2º Encauzar el sentido principal de la circulación por medio de una avenida central que, por sus proporciones y las fachadas de sus edificios dé a la Ciudad un aspecto monumental imprimiéndole un carácter especial. 3º Crear plazas monumentales en donde el tráfico se reparta fácilmente y el movimiento del público pueda ser ordenado durante las grandes festividades. 4º Crear paseos, que en la actualidad no existen, acondicionando razonablemente las nuevas avenidas y las plazas y construyendo nuevos parques. 5º Determinar los terrenos para la construcción de los nuevos edificios oficiales: Capitolio, Ayuntamiento, Ministerios, Mercados, Escuelas, etc. 6º Levantar, de acuerdo con el trazado de avenidas y calles, un plano claro y comprensible de zonas que permitan a la iniciativa privada hacer sus inversiones en inmuebles, con la seguridad y garantía de una valorización de los barrios de la Ciudad y 7º Proveer zonas comerciales e industriales”. De esa forma se marcaba indefectiblemente el camino que seguiría la planificación de la ciudad.

Rotival de entre los miembros del equipo será quien más tiempo permanecería en Venezuela retornando en diversas ocasiones posteriormente. De allí que sea su nombre el que se asocie al Plan Monumental que se encadenaría con el “Plano Regulador de Caracas” de 1951 y luego con la “Tesis para Caracas” de 1959 en los cuales el urbanista francés interviene.

A la hora de escoger entre la renovación y la extensión de la ciudad, el Plan Monumental se decanta por la primera y ante la posibilidad de desplazar su centro urbano apuesta por su valorización. Los referentes del París de Hausmann son utilizados como estrategia y modelo a seguir a la hora de tomar importantes decisiones vinculadas al diseño de los espacios públicos, sus conexiones y algunas de las edificaciones que los ocuparían. Las obras, como ya se adelantó, contemplaban la gran Avenida Bolívar imaginada como los Campos Elíseos que terminaría en Los Caobos así como aquellos terminan en el Bois de Boulogne; sedes del distrito ministerial, el nuevo Panteón Nacional, el nuevo Congreso de la República alrededor de la plaza ubicada a los pies de El Calvario; y una Propuesta para la construcción del Mercado para la Parroquia San Juan de Caracas, obras que nunca se concretaron.

Acerca de los efectos que sobre el desarrollo urbano de la Caracas tuvieron las propuestas hechas por el Plan Monumental se ha escrito mucho. También sobre el hecho de que Carlos Raúl Villanueva al proyectar la Reurbanización de El Silencio fue el primero en desconocer sus lineamientos particularmente al concebir el espacio de la plaza O’Leary, colocar como remate del eje monumental el Bloque nº 1 y no dejar libre la visual hacia el cerro El Calvario. Por otro lado, Rotival al regresar al país en 1946 durante el Trienio a instancias del ministro encargado de Obras Públicas Luis Lander, presencia los trabajos de se adelantaban para la construcción de la avenida Bolívar (entre ellos el momento en que se demuele el hotel Majestic), le da el visto bueno a la realización del Centro Simón Bolívar (el cual asume como si fuera de su autoría) y realiza un plano del valle de Caracas y sus alrededores.

Al ser entrevistado en 1977, Rotival se muestra muy crítico con relación a la Reurbanización de El Silencio lo cual no se compadece con el ensayo “Caracas marcha hacia delante” que escribiera para el libro editado por Villanueva en 1950 dedicado a esta obra titulado La Caracas de ayer y de hoy : su arquitectura colonial y la reurbanización de El Silencio. Por otro lado señalará con relación a lo que finalmente fue el trazado avenida Bolívar: “El proyecto original era más completo (…) de un lado habíamos diseñado espacios para la recreación y del otro los negocios, un poco como pasó después en el Parque Central de hoy. Teníamos el Plan de Caracas dentro de los más mínimos detalles”. Para poder tener una visión mucho más actualizada de todo lo que tuvo su origen con la publicación en 1939 del Plan Monumental de Caracas en la Revista Municipal del Distrito Federal nada como consultar El Plan Rotival. La Caracas que no fue. 1939-1989. Un plan urbano para Caracas editado por el Instituto de Urbanismo de la FAU UCV en 1991 bajo la coordinación de Marta Vallmitjana con motivo de haberse cumplido en 1989 50 años de la publicación a la que hoy nos hemos dedicado. Con respecto al destino desigual que ha tenido la avenida Bolívar tampoco estaría de más consultar la serie de textos que bajo el título de «Una pequeña historia necesaria» publicó Oscar Tenreiro en su blog Entre lo cierto y lo verdadero entre diciembre de 2013 y febrero de 2014.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/

2, 3, 4, 5, 8 y 9. Revista Municipal del Distrito Federal. Noviembre de 1939. Año 1. Número 1. Caracas-Venezuela

6. https://guiaccs.com/planos/el-plan-rotival/

7. Colección Crono Arquitectura Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 233

Nuestra postal del día de hoy está ilustrada por la portada del número 1 de la revista Bisagra (octubre-noviembre 2002), iniciativa que se vincula con el encartado del mismo nombre aparecido los sábados en el cuerpo D del diario La Verdad de Maracaibo entre 1998 y 2001, impulsada por los docentes e investigadores de la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD) de la Universidad del Zulia (LUZ) Francisco Mustieles y Lourdes Peñaranda, quienes, contando con la colaboración, entre otros, de los jóvenes Farid Chacón y Claudia Urdaneta, encontraron la oportunidad de abrir desde “la provincia” un espacio que no tuvo nada que envidiarle a los ya existentes en “la capital”, tal y como reseñáramos en su momento en el Contacto FAC nº 86 (22/07/2018), particularmente en la nota dedicada a la Postal nº 121.

El paso de Bisagra de la versión en periódico a revista se produjo después que los editores de La Verdad le manifestaran a los responsables de la página que iban a limitar su aparición por razones de costos, sin importar que la misma obtuviera en 2001 el Primer Premio a la mejor Publicación en Prensa sobre Arquitectura y Urbanismo, en el marco de la X Bienal de Arquitectura de Caracas (denominación que en esa ocasión se le dio a la Bienal Nacional de Arquitectura), organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela.

Con una amplia cobertura en cuanto a temas y un buen respaldo que se tradujo en la presencia de patrocinios, Bisagra apareció con 85 páginas a todo color y aunque se centraba en tópicos de arquitectura y ciudad le abría también la puerta al diseño interior, el diseño gráfico, el diseño industrial, las artes plásticas, el arte público y la fotografía.

Páginas interiores de la revista Bisagra: Contenido y primera página de la sección Retro

Concebida como una publicación de corte ligero dirigida a una amplia gama de lectores y con un diseño gráfico jovial, de la mano de Bisagra pudimos enterarnos de la obtención del Premio de Arquitectura Contemporánea (también conocido como el Premio Mies van der Rohe) que la Unión Europea le otorgó en 2001 a Rafael Moneo por el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, complejo arquitectónico constituido de un gran auditorio, una gran sala de cámara, salas polivalentes y salas de exposiciones situado en San Sebastián (País Vasco), inaugurado en 1999.

Fueron objeto de atención y reflexión para Bisagra la obra reciente de Herzog & De Meuron, Santiago Calatrava y, particularmente, de Peter Zumthor a quien se le dedicó un interesante artículo escrito por Farid Chacón con fotografías de Francisco Mustieles titulado “Peter Zumthor: construyendo un país sin palabras”, en el cual se lleva a cabo un análisis critico del pabellón presentado por Suiza en Expo Hannover 2000, un edificio que tenía unas medidas de 50 x 50 metros y una altura de 9 metros, y estaba hecho principalmente de madera. Llamada la “Caja de Sonido” o “Caja de esencias”, lo que hace honor a la visión que tiene Zumthor de la arquitectura como una experiencia completa que debe apreciarse con todos los sentidos, el pabellón es permeable y se puede acceder a él por cualquiera de sus lados, lo que hace que cada visitante tenga una percepción diferente en esta atmósfera cambiante. En el texto de Chacón se tocan temas como el ruido que toda Expo produce donde cada pabellón representativo intenta gritar por su cuenta, el particular sonido que dentro de tal alboroto produce la sosegada obra de Zumthor y el silencio casi místico que se percibe al penetrar en ella.

Páginas interiores de la revista Bisagra

Otro artículo de interés lo constituye el escrito por Claudia Urdaneta y Farid Chacón con fotografía de William Dondyk y Lorena Riga titulado “Estrategias de dilatación”. En él se expone la experiencia asociada al diseño interior de un apartamento de 70 m2 situado en la zona este de Maracaibo en el que debía acomodarse una familia que venía de un espacio de 200 m2. Prescindiéndose de buena parte de la tabiquería que la vivienda poseía y apelando al concepto de dilatación mediante el uso de elementos de mobiliario transformables y móviles para su equipamiento, “… se recurrió a materiales, luces y superficies sensorialmente seductoras, que despertaran una mayor disposición hacia el juego, intención reforzada por elementos con los cuales se puede interactuar, Así, el espacio intervenido se comporta como un gran escenario, donde prevalece la voluntad creativa de los usuarios, capaces de producir un incontable número de posibilidades del ambiente”.

En la categoría de eventos se reseña el Premio ENEA (Encuentro Nacional de Estudiantes de Arquitectura) otorgado al proyecto M9Vt441, un módulo de servicios viales que conjuga sobriedad, versatilidad y funcionalidad. También se preparó una nota dedicada a la segunda convocatoria del Salón Malaussena de Arquitectura y Urbanismo organizado desde 1999 por el Colegio de Arquitectos de Carabobo de común acuerdo con el Colegio de Arquitectos de Venezuela y el Museo de Bellas Artes de Valencia.

Algunas de las páginas centrales de Bisagra dedicadas a recoger el más reciente trabajo del reconocido fotógrafo Nelson Garrido

Las páginas centrales de Bisagra están dedicadas al más reciente trabajo del reconocido fotógrafo Nelson Garrido englobado bajo el título “La otra arquitectura”, una serie de imágenes que recogen pequeños objetos producto de la espontaneidad con que la gente intenta rememorar acontecimientos ligados a accidentes automovilísticos en los que está involucrada la muerte de algún familiar o amigo, generalmente ubicados al borde de las carreteras.

Llama la atención la aparición de la sección “A escala natural”, las reseñas dedicadas a París y al espacio donde funciona el Café Atlantique, ubicado en el edificio Atlantic en Los Palos Grandes, Caracas, del que se resalta su espacialidad minimalista. También la aparición de temas como la gastronomía y la música destacándose el trabajo de la polifacética artista islandesa Björk vinculado a la tragedia del 11 de septiembre de 2001.

Bisagra duró tanto como su primer número. Problemas de financiamiento hicieron desistir a sus entusiastas redactores de seguir adelante a pesar de que la segunda entrega se encontraba prácticamente terminada. La experiencia se sumaba de esta manera a la saga que acompaña la corta duración de tantas publicaciones venezolanas dedicadas a temas de arquitectura. Hoy en día quienes emprendieron aquel proyecto editorial a caballo entre dos siglos, conforman la exitosa firma de arquitectura marabina NMD, creada justamente en 1999, desde donde, además de mostrar una clara proyección internacional no han abandonado su interés por promover y participar en publicaciones de muy variado tipo.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que en enero de 1964 aparece el nº 1 del BOLETIN del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV)?

1. Portada del nº 1 del Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), enero 1964

Cuando la semana anterior sentábamos las bases para determinar la existencia de un importante acervo editorial en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, ya habíamos apuntado a que muy probablemente dentro de sus publicaciones periódicas se encontraba encerrado buena parte de él. Y, sin lugar a dudas, es el BOLETIN en su conjunto, algunos de sus números y los textos que contienen muchos de ellos uno de los ejemplos más notables de los fundamentos que establecíamos.

Esta revista que apareció entre 1964 y 1997 (la cuarta en orden cronológico publicada en la FAU UCV) acumulando un total de 31 números, nace con la finalidad de alcanzar proyección internacional por iniciativa del arquitecto, profesor e historiador Graziano Gasparini una vez es fundado el Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE) en 1963, uno de los primeros espacios de ese tipo instituidos en la UCV y el primero dentro de la FAU. Contrariamente a su condición de órgano de difusión de un Centro de Investigación, el BOLETIN no se preocupó en sus inicios en convertirse en una publicación arbitrada apostando a que la calidad de los trabajos presentados y la jerarquía de los colaboradores que allí aparecían eran suficiente condición para demostrar su valía.

El objeto fundamental de la revista, al menos durante el largo período en el que Gasparini la dirigió (nº 1 -1964- al 24 -1979-), estuvo centrado en divulgar trabajos teóricos en el área de la historia, la crítica, la preservación y la restauración de monumentos en el ámbito latinoamericano y más específicamente dentro del período colonial.

El BOLETÍN, pese a su importancia y trascendencia, no había sido objeto de estudio sino hasta fechas muy recientes cuando profesor Hernán Lameda Luna lo convirtió en el eje de la elaboración de su Trabajo Final de Grado para la Maestría en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo de la FAU UCV, presentado en junio de 2014 bajo el título de “El Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas. Aportes venezolanos a la historiografía de la arquitectura en Latinoamérica”, investigación de la cual echaremos mano a lo largo de esta nota para hacer algunas precisiones.

Tal y como señala Lameda, el BOLETÍN “goza inicialmente de aportes monetarios suficientes y no requiere de financiamientos exteriores a la Universidad. Por esta razón, sus páginas no incluyen ningún tipo de propaganda. (…) La sobriedad de su diseño y la prevalencia del texto por encima de los gráficos son atributos distintivos del Boletín del CIHE, asemejándolo a compendios de ensayos y alejándolo de la fisonomía tradicional de una revista. Por otra parte, contiene un tema inédito en el contexto venezolano, pues está encauzado hacia la arquitectura colonial y se distribuye gratuitamente. (…) Cuatro editoriales elaboran los 31 tirajes de esta Revista. Las mismas son: ‘Editorial Arte’, ‘Armitano Editores’, la ‘Imprenta de la Universidad Central de Venezuela’ y ‘Exlibris’. (…) El ejemplar inaugural del Boletín es manufacturado por ‘Edición Arte’. Posteriormente, Armitano Editores se encarga de producir un total de veintitrés tirajes (desde el Nº 2 hasta el Nº 24)”.

Una vez analizada la revista y por ende comprendido el contexto en el que surge, identificados los temas principales allí expuestos y reconocidos sus enfoques historiográficos predominantes, Lameda concluye que: “a) En los años 60, el primer Director del CIHE promueve el Boletín para capitalizar una publicación de proyección internacional; b) Predominó la intención de editar el Boletín por encima de una escasa voluntad de afianzar el CIHE como entidad académica; c) En sus inicios, la temática de esta Revista más que centrarse en ‘arquitectura y urbanismo colonial’, se centró en el ‘barroco americano’; d) … predominó la visión de un pasado descentrado del escenario venezolano; f) El eje temático del Boletín cambió en 1987 con la edición de su ejemplar Nº 27; g) En los 90 … careció de una línea editorial definida”.

El nº 1, que tuvo un tiraje de 1000 ejemplares y fue impreso, como ya se adelantó, en los Talleres de Gráficas Edición de Arte (Editorial Arte), cobra importancia no sólo por ser el primero de la serie sino porque coloca muy en alto el listón que permitirá medir lo que será el comportamiento sucesivo de la publicación, la cual rápidamente se convirtió en referencia a nivel continental. Fue financiada por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) entidad de apoyo a la actividad académica dentro de la Universidad Central de Venezuela que empezó a operar en 1958 bajo la gestión de Francisco De Venanzi como rector, a quien correspondió también darle la aprobación final a la constitución del CIHE. Para cuando aparece por primera vez la revista ya el rector era Jesús María Bianco y el decano de la FAU Víctor Fossi Belloso. Bajo la dirección de Gasparini, la que se denominó “Comisión de Trabajo” estaba integrada por el propio Gasparini, Oscar Carpio, Carlos Raúl Villanueva, Julio Ripamonti y Alberto Weibezahn. Formaban el cuerpo docente de la cátedra de Historia de la Arquitectura: Daniel Fernández-Shaw, Alfonzo Vanegas Rizo, Gustavo Díaz Spinetti y Juan Pedro Posani.

2. Páginas interiores del nº 1 del Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), enero 1964

Así, el nº 1 del BOLETÍN, inmerso dentro de la línea editorial marcada por su director, permite a Lameda corroborar “el sesgo internacional que el arquitecto Gasparini impone a la Revista; mismo que se patenta en la enorme cantidad de autores de nacionalidad no venezolana que aportan artículos para el Boletín. (Exponer) las percepciones plasmadas en el Boletín en torno al debate sobre el Barroco en América; así como las críticas lanzadas a la historiografía de la arquitectura colonial en América Latina … (además de) los temas de restauración y urbanismo, pues ambos campos de estudio están enlazados en las páginas del Boletín mediante la discusión referente a la intervención de los centros históricos de las ciudades latinoamericanas”.

Para constatar parte de lo señalado, el contenido que se recoge en aquel primer número estuvo conformado por: la “Encuesta sobre la significación de la arquitectura barroca hispanoamericana”, elaborada por la “Comisión de Trabajo” dirigida a 11 especialistas en la materia a nivel internacional; los ensayos “Intelecto arquitectónico” de Sibyl Moholy-Nagy, “Arequipa” de Emil Harth-terré, “Edificar-Morar-Pensar” de Martín Heidegger, “Ciudades y cultura en el período colonial de América Latina” de George Kubler, “La ciudad y su historia” de Carlos Raúl Villanueva, “Los techos con armadura de pares y nudillos de las construcciones coloniales venezolanas” de Graziano Gasparini; y las “Notas sobre arquitectura manierista en Quito” de Santiago Sebastián. Las excelentes fotos que acompañan algunos de los artículos fueron aportadas en su casi totalidad por Graziano Gasparini.

3. Páginas interiores del nº 1 del Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), enero 1964

De este completo grupo de textos cabe señalar que existe un abanico que abarca la crítica, la historia, la cultura, la ciudad, la restauración y muy particularmente el pensamiento, donde destaca el de Heidegger, traducido por el profesor de “Materias Humanísticas” de la Escuela de Arquitectura, Alberto Weibezahn Massiani, una de las primeras y más ajustadas traslaciones al español sobre la famosa conferencia dictada por el filósofo alemán en la Universidad de Friburgo con motivo del Coloquio “Hombre y espacio” (1951), en el que también participó José Ortega y Gasset que ha sido objeto de consideración y motivo de discusión entre arquitectos de varias generaciones. En adelante, el BOLETÍN, ira creciendo en prestigio y densidad, ampliará el número de sus colaboradores y se convertirá como asevera Lameda “en referencia ineludible de los estudios e investigación sobre historia de la arquitectura y el urbanismo tanto en nuestra nación como en América Latina”.

ACA

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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 225

La Ciudad del Sol se convirtió desde la aparición del nº 0 en noviembre de 2008 en el órgano de difusión del Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ), entidad fundada en 2006 y dirigida desde esa fecha hasta 2018 por Juan Pedro Posani, profesor y crítico venezolano nacido en Roma en 1931; colaborador principal de Carlos Raúl Villanueva en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas, desde 1949 hasta mediados de los años 60; cofundador del Sector de Historia y Crítica del Arquitectura de la FAU, UCV; Premio Nacional de Arquitectura (1993); presidente fundador del Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela (1994-1999); y Doctor Honoris Causa, Universidad Central de Venezuela (2000).

La revista, planificada inicialmente para aparecer trimestralmente, se concibió como un instrumento de información participativa, de diálogo y de discusión, entre quienes consideran la creación del espacio habitable como un problema de cultura.

1. Portada, página editorial y otras dos de contenidos del nº 0 de La Ciudad del Sol, noviembre 2008

Ese número inaugural lanzado a título de prueba bajo el concepto de revista-periódico (es decir, sin engrapar), conformado por 29 páginas (más la portada y la contraportada) a todo color, cuyas medidas eran 22,5 x 31, tuvo como editor a Juan Vicente Pantin acompañado por un Comité Editorial conformado por Domingo Álvarez, Pablo Balini, Javier Cerisola, Evelyn Gilbert, Juan Pedro Posani e Ignacio Urbina Polo. “Con pretensiones de buena diagramación gráfica…y sobre todo, de pertinencia”, conceptualizado y diseñado por Eduardo López, contiene el nº 0, además del “Editorial”, los artículos: “La Internacional de los Museos”, de J.P. Posani; “Situación del Programa de Habilitación de Barrios”, de Josefina Baldó y Federico Villanueva; “En honor a Roma, A.D.MCMXCV”, de Juan Vicente Pantin; “Tommaso Campanella y La Ciudad del Sol”, de Javier Cerisola; y “Diseño al Límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial”, de Ignacio Urbina Polo; la nota “La ciudad de los otros en Venecia”; la presentación de la sede de “La Villa del Cine”, de Carlos Pou Ruán y del proyecto para el “Museo Nacional de la Historia y de la Diversidad Cultural”, de Gilberto Rodríguez; y una sección resaltando las actividades del MUSARQ en el 2007.

Según se recoge en el “Editorial”, La Ciudad del Sol “es una publicación de arquitectura y de diseño industrial con un programa editorial centrado en los grandes problemas que nos angustian a todos los ciudadanos. Una revista de radicalidad de principios, que busca esquivar la frivolidad típica de la decoración doméstica … y la seriedad doctoral de las publicaciones especializadas. Defendemos el lenguaje llano y comprensible para todos”. Y, sin dejar de manifestar las aspiraciones desmesuradas de todo proyecto editorial que se inicia, también se expone lo siguiente: “el tiempo y el dinero que esta revista cuesta al presupuesto público, están dedicados a los temas que realmente constituyen prioridad de una realidad en revolución: La ciudad y sus traumas de  crecimiento; el gravísimo problema de la pobreza y sus formas de acceder al espacio; las dificultades de definir las pautas de planificación pública; la calidad de las intervenciones del Estado y de los particulares, las modalidades de participación del diseño industrial en los términos que propone la integración latinoamericana, son parte de los temas que acompañarán a las crónicas especiales y las secciones fijas que se han pautado”.

El número 0 dio paso luego a otros tres: dos de ellos en papel y el tercero en digital que, aunque mantuvieron su carácter de revista-periódico, variaron su formato a uno cuadrado de 21,5 x 21,5 cms y, como también suele ocurrir, rompieron la pauta de aparición trimestral inicialmente prevista. De hecho, el nº 1 (cuya portada ilustra nuestra postal del día de hoy), que podría considerarse como un lanzamiento ya oficial, aparece en agosto de 2010. El Nº 2 lo hace en julio de 2012 y el 3 en marzo de 2015 sin que se registre hasta hoy una nueva salida.

2. Páginas interiores del nº 1 de La Ciudad del Sol, agosto 2010

Para más detalles, el nº 1, de 31 páginas, tuvo un amplio tiraje de 3000 ejemplares. El rol de editor lo asumió en este caso Juan Pedro Posani y el Comité se mantuvo igual con la excepción de que Ignacio Urbina fue sustituido por Efraín González. Eduardo López siguió encargado del diseño grafico. En el “Editorial” se hace mención a lo aprendido a raíz de la salida del número 0 destacándose fundamentalmente el cambio de formato por razones económicas pero a la vez valorando en la nueva presentación las ventajas que tiene a la hora de “evocar mejor lo transitorio de la palabra y de los hechos, la inmediata función casi periodística de las publicaciones que no pretenden eternizarse en los papeles satinados y en las fotos espectaculares de las típicas revistas de arquitectura, a las cuales, de arquitectura, justamente, interesa más que todo su carácter de espectáculo”.

Tras la invitación “a nuestros lectores a participar en esta pequeña empresa colectiva, construir poco a poco una lectura arquitectónica del país, una lectura nueva, distinta, crítica y autocrítica, pero siempre, eso sí, llena de esperanza y de utopía”, el nº 1 está claramente estructurado en secciones que están antecedidas por el “Editorial” y el texto “La estética de la pobreza”, traducción hecha por Posani del capítulo 4 del libro BRAZIL modern architecture in history de Richard Williams (ed.) de 2009.

En el bloque de “PROYECTOS” aparecen la “Estación Alí Primera Línea 1 Metro Los Teques, El Tambor” acompañada de una entrevista a los arquitectos Max Pedemonte, Teresa Sánchez y Harry Frontado; y el “Mercado Punta de Mulatos, estado Vargas” con otra entrevista en este caso a los arquitectos João de Freitas y Roberto Castillo. La sección “LOS LIBROS INDISPENSABLES” incluye notas críticas y comentarios a los textos La arquitectura del poder, Deyan Sudjic. Ariel, Barcelona, 2007; Brazil, modern architecture in history de Richard J. Williams (ed.). Reaktion Books, UK, 2009 (elaborada por J.P. Posani); y Carlos Raúl Villanueva de Juan José Pérez Rancel. Los Libros de El Nacional, Caracas, 2009 (redactada bajo el título de “Recensión al Villanueva de Pérez Rancel” por Javier Cerisola). El apartado correspondiente a “ACTIVIDADES DEL MUSARQ” contiene “La Ciudad Universitaria de Caracas. La utilidad de una exposición” y “Oscar Niemeyer en Caracas”, ambas reseñadas por Javier Cerisola, así como también “Diseño al límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial” con una nota de Ignacio Urbina Polo. Finalmente el capítulo “DISEÑO INDUSTRIAL” está integrado por el artículo “Para crear Identidad y Diseño” de Efraín González.

La Ciudad del Sol, como ya se dijo, hasta que se demuestre lo contrario ha tenido una vida tan larga como lo que duró el empuje de quienes estaban interesados en que apareciera. Bajo su estela declarativa cargada de una ideología complaciente de cara a quienes manejaban las teclas del poder de la cultura nacional, no dejó de aportar una buena documentación sobre el área de su interés, útil para los interesados en seguirle la pista a los temas tratados.

3. Izquierda: Portada del nº 3 de La Ciudad del Sol, marzo 2015. Derecha: Portada del libro Diez años de pensamiento crítico de Juan Pedro Posani, 2012
4. Vista aérea del Nuevo Circo de Caracas y el Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ) proyecto de Juan Pedro Posani con cálculo estructural de José Adolfo Peña

Sobre la institución a la que se adscribe, de cuya polémica sede, su cuestionable relación con el entorno y los discutibles eventos organizados hasta ahora no nos vamos a referir, valga recordar que, de acuerdo a lo que aparece en https://www.fmn.gob.ve/museos/museo-nacional-arquitectura, “se plantea como requisito esencial constituirse en un espacio abierto para el debate y la reflexión de los grandes temas, que conciernen a la arquitectura, la ciudad y el diseño industrial. El MUSARQ se plantea acercar al público a una visión contemporánea del hecho arquitectónico, orientada al saber, la investigación, la reflexión colectiva y la divulgación cultural. Esta institución desarrolla su actividad programática en torno a cinco grandes ejes temáticos estructurales: la historia, la ciudad, el ambiente, la tectónica y el diseño industrial”.

Desde su creación en 2006 hasta que se inaugura su edificio el 1 de octubre de 2011 el MUSARQ funcionó puertas adentro en una oficina administrativa ubicada en los espacios de la Galería de Arte Nacional en aspectos de organización y concepción de su programación inicial así como en la definición de su política editorial, de la cual La Ciudad del Sol es su principal producto. Luego se sumará la publicación del libro Arquitectura HOY. Diez años de pensamiento crítico (2012), recopilación llevada a cabo por Javier Cerisola de los artículos publicados por Posani en el diario Economía HOY a lo largo de la década de los años 90 del siglo XX. Para finalizar, no queremos dejar de señalar cómo el curioso nombre de la revista se trata de otro guiño un tanto idealista de parte de Posani hacia la atracción que aún generan las utópicas sociedades comunistas de las cuales el libro de Tommaso Capanella, titulado justamente La Ciudad del Sol (en latín, Civitas Solis) de 1602, junto a Utopía (1516) de Tomás Moro son paradigmáticos ejemplos desde los propios albores de la Edad Moderna. Inspiradas en La República de Platón pero tomando como referencia la una el misticismo milenarista medieval y la otra el humanismo de Erasmo, la evocación por parte de Posani a Tommaso Campanella, “quien por primera vez en la historia, o casi, pretendió diseñar en el aire las ideas una ciudad perfecta, racional hasta el mínimo detalle, plasmaba con su diseño arquitectónico una perfecta correspondencia con el diseño social”, le permite expresar casi con ingenuidad “que en este nombre, La Ciudad del Sol, pudiesen resonar memorias, aspiraciones de futuro, añoranzas de atrevimientos, hasta alegrías tal vez tropicales, adecuados asideros, en todo caso, para un programa de trabajo, justo para este momento y este clima de nuestra Venezuela”.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 217

Cuando en septiembre de 2014 aparece el nº 1 de la revista UNO se dio un importante paso en el cumplimiento de los objetivos que llevaron al colectivo de la Unidad Docente UNO de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV a crear la Fundación Luis Jiménez Damas el 10 de agosto de 2005.
Luis Jiménez Damas (1933-1993) se graduó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 1958 en la promoción 8. En ese mismo año concurre con su Trabajo de Grado-Tesis (hecho en conjunto con Matilde Amaral, Gonzalo Castellanos y Magali Ruz) a la Bienal de Santiago de Chile para estudiantes de Arquitectura en representación de la UCV, donde obtienen el primer premio.

En 1964 se inicia en la docencia universitaria como instructor de la Cátedra de Composición Arquitectónica, en el Taller de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV. Cuatro años después aprueba el Concurso de Oposición de la citada cátedra quedando en el primer puesto con una calificación de 20 puntos.

Arquitectura Hoy nº 225 del 20-10-1997 donde se le rindió un justo homenaje a Luis Jiménez Damas

Durante su larga vinculación con la Escuela de Arquitectura, Jiménez desempeñó varios cargos académicos, pero lo que lo hace trascender es «la pasión y dedicación con que se entregó a la enseñanza del diseño arquitectónico, lo que podríamos calificar como su labor más trascendente, hasta el punto de haberse constituido en punto de referencia ineludible de varias generaciones de arquitectos”, de acuerdo lo recogido en la página Arquitectura Hoy nº 225 en la que se le rindió un justo homenaje el 20-10-1997. Este ejemplar permite conocer parte de su vida a través de testimonios de quienes fueran sus alumnos, de un ideario extraído de la publicación Del eclecticismo criollo a un culto sincretismo (Ediciones FAU UCV, 2009) y de una completa cronología donde resaltan los proyectos de arquitectura realizados por quien dedicó su vida fundamentalmente a enseñar.

Es la preservación del legado de Luis Jiménez Damas, “profesor de profesores”, “fundador de la Unidad Docente Uno actual” (diferente a otra que llevó la misma denominación al momento en que se consagra reglamentariamente dicha figura después de la Renovación Académica en 1971), para quien la arquitectura debe ser entendida como «simultánea expresión del espíritu y de la razón», y «la racionalidad como canal que encauza las fuerzas que nutren el acto creativo», lo que motoriza una serie de actividades tendientes a difundir, catalogar, investigar y preservar su obra docente y construida, según lo publicado en https://unidaddocenteuno.blogspot.com/p/la-fundacion-ljd.html.

Páginas interiores del nº 1 de la revista UNO

Derivada directamente de la actividad docente, los responsables de la revista UNO exponen en el «Editorial» de su primer número que con ella “se pretende dar inicio a una serie de publicaciones que den fe del arduo y valioso trabajo de los profesores y estudiantes que conforman nuestra comunidad”.

Apostando por la impresión en papel como algo “palpable, duradero y verdadero”, con la plena conciencia de que se trata de una idea romántica, que no tiene el mismo alcance que hoy en día poseen los medios digitales, la publicación surge luego de casi diez años de registro de los resultados de los talleres de diseño montados en el blog unidaddocenteuno.blogspot.com.

Bajo la coordinación editorial de Maya Suárez, producción de Corina Montero (PUNCH TAD, C.A.), diseño y diagramación de ambas e impresión de Textos Graphics 2010, S.A., las treinta y dos páginas de la revista recogen “casi a modo de catálogo… los mejores trabajos de diseño del período 1-2014, las experiencias con el taller de dibujo de casas (2012) y el taller de mobiliario (2013), los resúmenes de los trabajos de ascenso defendidos este año por nuestros profesores y algunas recomendaciones para leer, ver y escuchar”, clara semblanza de los intereses que mueven a este importante grupo que ocupa el piso seis de la FAU UCV.

En medio de la crisis que ha ido mermando las actividades que muestran los resultados en docencia, investigación y extensión dentro del mundo académico, UNO busca reforzar el nicho correspondiente a la difusión de resultados de los talleres de proyectos con el sempiterno compromiso de “garantizar la periodicidad”, el ampliar para futuras ediciones (como también suele ser costumbre) el abordaje de diversos temas y la apertura de diferentes secciones, “y quizás lo más importante, lograr involucrar e integrar a esta labor otros talleres y sectores de conocimiento… tarea nada fácil” … en efecto.

Portada, página de créditos, contenido y Editorial del nº 3 de la revista UNO

UNO, no renunció del todo al formato digital y puede consultarse a través de https://unidaddocenteuno.blogspot.com/p/p.html. De allí sabemos que, aspirando a tener una periodicidad semestral que no ha podido cumplir, cuenta hasta la fecha con tres números (los otros dos son de abril 2015 -el 2- y julio 2016 -el 3-). Paulatinamente logró su objetivo inicial de diversificar sus contenidos llegando a alcanzar primero 38 y luego las 75 páginas, manteniendo su formato apaisado, equivalente a media hoja tamaño carta y su aspecto de cuaderno. Lamentablemente desde entonces ha visto interrumpida su continuidad una vez que su principal bujía solicitara un permiso académico para ausentarse del país con el objetivo de cursar estudios doctorales en Montevideo, Uruguay.

UNO se suma a una larga saga que se inicia con la aparición de la revista estudiantil Taller allá por 1963, como iniciativa editorial promovida desde la propia comunidad de la FAU, en este caso desde el espacio ocupado por una Unidad Docente organizada en torno a una Fundación, lo que la hace gozar de un particular sesgo hasta ahora sólo logrado parcialmente en el mundo de la impresión en papel. Los medios digitales que hoy copan la escena, se han encargado de darle voz y presencia a otros grupos docentes haciendo de la divulgación de las actividades que se realizan en los talleres de proyectos una tarea dinámica y altamente estimulante, tanto para estudiantes como para profesores. Abogamos, tras la larga pausa de cuatro años transcurridos, porque los importantes logros alcanzados por la Fundación Luis Carrera Damas se pongan al día actualizando la pionera ventana que hace ya 15 años logró abrir.

ACA