EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

PUNTO nº 25

División de Extensión Cultural

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Universidad Central de Venezuela

Noviembre-diciembre 1965

La inesperada muerte el 27 de agosto de 1965 de Charles-Edouard Jeanneret-Gris, conocido mundialmente como Le Corbusier, considerado por muchos como el más importante arquitecto del siglo XX, causó revuelo y consternación a todo lo largo del planeta y muy especialmente en los ambientes relacionados con la actividad disciplinar. Con 77 años, mientras nadaba en la playa cercana a su cabaña de verano (Le Cabanon) situada en la población francesa de Roquebrune-Cap-Martin en la Costa Azul, un paro cardíaco marcó el final de un referente cuyas enseñanzas siguen aún hoy dando de qué hablar y muchos de sus postulados mantienen plena vigencia.

1. Emplazamiento en la población francesa de Roquebrune-Cap-Martin en la Costa Azul y dos imágenes (una exterior y otra interior) del Cabanon de Le Corbusier.

En nuestro país, el impacto de la noticia dio pie para que las autoridades de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela acordaran la realización de diversos actos en memoria del maestro desaparecido, que contaron con el apoyo del cuerpo profesoral y los estudiantes. De tal manera, le correspondió a la División de Extensión Cultural a cargo de Antonio Granados Valdés, montar una pequeña exposición-homenaje con fotografías de la obra de Le Corbusier, proyectar una película sobre su vida y organizar el 1 de septiembre una mesa redonda en el auditorio con la participación de los profesores Carlos Raúl Villanueva, Juan Pedro Posani, Augusto Tobito y Oscar Tenreiro, en la que fueron abordados aspectos relevantes relacionados con la figura del gran arquitecto. Adicionalmente, en un acto especial, las autoridades de la FAU, encabezadas por el decano Victor Fossi y el director de la escuela Oscar Carpio, develaron en la planta baja del edificio una placa vaciada en concreto en su memoria, que aún permanece en el espacio del foyer del auditorio.

2. El colorido proveniente de una pintura de Le Corbusier usada en la portada del nº 25 de la revista Punto, contrasta con la sobriedad que hasta entonces caracterizaba las tapas de la publicación.

Como perdurable testimonio de aquel acontecimiento, Granados Valdés, en compañía de la Comisión de Extensión Cultural integrada por Carlos Raúl Villanueva, Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani, tomaron la decisión de dedicar un número de la revista Punto para dejar constancia de la relevancia que para una institución formadora de arquitectos tuvo el fallecimiento del maestro oriundo de La Chaux-de-Fonds, Cantón de Neuchâtel, Suiza, nacido el 6 de octubre de 1887.

La publicación dedicada de lleno a Le Corbusier, a la que le corresponderá el significativo 25 dentro de la numeración, adquiere particular relevancia por varias razones. En primer lugar, se trata del primer número monográfico de Punto a casi 5 años de su primera aparición en enero de 1961. En segundo término, es el ejemplar más voluminoso de los publicados hasta entonces ya que alcanzó las 71 páginas cuando en promedio no sobrepasaban las 55. En tercer lugar, marca una ruptura con la línea que hasta entonces había caracterizado las portadas de la revista, siempre presididas por una buena fotografía en blanco y negro que se combinaba con un espacio en blanco donde se colocaba la identificación, siendo ocupada en este caso por una colorida imagen de una pintura realizada por Le Corbusier en 1956, otra de las importantes facetas que abarcó a lo largo de su trayectoria. Valga añadir que desde ese momento, siguiendo la pauta establecida por el nº 25, toda la carátula pasó a estar ocupada por el motivo fotográfico colocándose sobre él la identificación respectiva.

3. Cuatro de las publicaciones desde las que Granados Valdés extrajo algunos de los textos utilizados en la revista Punto nº 25.

Granados, como era su costumbre, apeló para llenar de contenido la revista a “importar” una serie de textos que le dan relevancia y contexto al objetivo de mostrar la trascendencia del personaje que constituyó su centro de atención. Es así como son transcritos de la dilatada obra escrita del arquitecto suizo: en la página 6 “La morada: templo de los hombres” (del 30 de enero de 1930); en las páginas 26 y 27 “El poema electrónico” (extracto del libro publicado por S.l., Centrale Graphique, 1958, dedicado al Pabellón Philips de la Exposición Universal de Bruselas); en las páginas 46 a 54 “La arquitectura -mensaje a los estudiantes-” (extracto del Mensaje a los estudiantes de arquitectura, publicado originalmente por las Editions de Minuits, París, 1957, y luego en Architectural Design, volumen 29, febrero 1959, el cual fue editado por primera vez en castellano por Infinito en 1959); y en la páginas 58 a 60 “La nueva arquitectura” (de 1929 introducción al libro Le Corbusier 1910-1929 que a la postre terminará convirtiéndose en el Volumen 1 de sus obras completas).

4. Algunas páginas interiores de la revista Punto nº 25

A fin de contextualizar el tema central de la revista, además de colocar imágenes y fotografías alusivas, también aparecen seleccionados diversos artículos o ensayos de críticos y teóricos conocedores de la obra de Le Corbusier. Así nos encontramos en las páginas 28 y 29 “Le Corbusier, poeta del espacio” de Enrique Capellini; en la páginas 30 a 38 “Le Corbusier” de Françoise Choay (extracto del libro del mismo título publicado por George Braziller dentro de la serie Maestros de la arquitectura moderna en 1960, publicado en castellano por Editorial Bruguera en 1961); en la página 56 y en las 64 a 67 “Dimensión humana del último Le Corbusier” (tomado de L’Archittetura, Milán, julio 1965) y “El Descartes de los rascacielos” (tomado de L’Espresso, 9-9-65) ambos de Bruno Zevi con traducción de J. P. Posani; en las páginas 61 y 62 “Había sido secretamente un poeta” de André Malraux (discurso que como Ministro de Estado encargado de los Asuntos Culturales, pronunció Malraux ante el sarcófago de Le Corbusier en el patio cuadrado de El Louvre, París, tomado del diario Nice Matin), traducido por Max Pedemonte, cortesía de la revista estudiantil Tauro 13; y en la página 63 “La vida no tiene piedad” de André Wogenscky -entre 1936 y 1956 alumno, asistente, jefe de taller y arquitecto adjunto de Le Corbusier- (tomado de Les Lettres Francaises), traducción de C. Delgado Sarmiento.

Sin menospreciar la importancia de los textos traídos de otras fuentes por el editor de la revista, con el siempre incondicional apoyo de Tina Lagar, de los cuales valga señalar que los de Malraux, Wogenscky y el segundo de Zevi se produjeron después del deceso de Le Cobusier y por tanto cobraban plena actualidad, pasa a nuestro juicio a ocupar un lugar privilegiado el material original que allí aparece, elaborado expresamente para la ocasión. Es así como se incorporaron las preguntas que acerca de la figura e importancia de Le Corbusier los editores les hicieran y fueran respondidas por los profesores Gustavo Legórburu, Ralph Erminy y Américo Faillace (páginas 12 a 15); la serie de citas que bajo el título de “Escritos de Le Corbusier” fueron recopiladas y traducidas por Gorka Dorronsoro (pág. 57); los escritos elaborados por Carlos Raúl Villanueva “Luminosa trayectoria” (pág. 7), Augusto Tobito “Le Corbusier. Gigante del siglo XX” (págs. 8 a 11) y “Algo más sobre Le Corbusier” del Br. Bernabé Ruiz (págs. 24 y 25); Perán Erminy “El otro arte de Le Corbusier” (págs. 40 a 45); y, como testimonio de primer orden, bajo el título “Hablando de Le Corbusier” (págs. 16 a 22), donde se recoge lo más importante de la ya citada conversación realizada en el auditorio el 1 de septiembre entre Carlos Raúl Villanueva, Augusto Tobito, Oscar Tenreiro y Juan Pedro Posani.

5. Algunas páginas interiores de la revista Punto nº 25

Es de la transcripción de esta mesa redonda, la cual no tiene desperdicio, de donde se puede conocer directamente de boca de Villanueva sus primeros contactos con Le Corbusier mientras estudiaba arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París, la amistad que desde entonces cultivaron y las infructuosas gestiones que hiciera para que viniera el maestro suizo a Venezuela; de parte de Tobito las anécdotas ligadas a su incorporación al taller del maestro en marzo de 1953, la forma como allí se trabajaba, la paulatina comprensión de su valor humano y su honestidad a toda prueba; Tenreiro manifiesta a través de sus intervenciones la profunda admiración que desde entonces ya le profesaba; de Posani se percibe una reservada pero atenta proximidad hacia la obra corbusiana; y trasciende de forma notoria el reconocimiento manifestado por todos los foristas hacia un personaje que en palabras de Villanueva “tuvo una vida muy dura y difícil, pues pocos hombres se vieron tan combatidos, tan incomprendidos, tan obstaculizados en forma tan enconada, tal vez como reacción, para mejor decirlo, represalia a sus demoledores ataques al academicismo, la rutina y la repetición perpetua de soluciones pasadas, apego a determinados conceptos, desconfianza al presente y temor al futuro, hasta lograr hacer del Maestro Le Corbusier un hombre a veces intratable”.

6. Le Corbusier en la Universidad Nacional de Bogotá en 1947 durante su primera visita. A su lado, Augusto Tobito

Tobito quien ya conocía a Le Corbusier cuando éste fue llamado en 1947 a realizar el Plan Piloto para Bogotá y trabajará con el maestro en el memorable Atelier de la calle Sevres, entre 1953 y 1959, por otro lado, manifestará: “Se le tuvo por susceptible, malhumorado, antipático y engreído. En verdad era irónico hasta el sarcasmo, frente a la insuficiencia y la pretensión. Insoportable y con desplantes ante las lisonjas interesadas del Instituto, las Academias y los hombres. Poco simpático para quienes desaforados e impacientes esperaban recibir la ‘Fórmula’. Pero capaz de conmoverse al extremo, ante manifestaciones sencillas de verdadera amistad, admiraba y respetaba la labor de los otros. Celoso de su tiempo, convencido de su ‘búsqueda paciente’, fue el hombre que buscaba y que encontró algo”.

La revista a la estamos dedicando esta nota presenta, además, dos asuntos que quedan fuera del ámbito de su temática central. El primero (pág. 4) tiene que ver con que se informa del fallecimiento el 29 de septiembre de aquel año 65 del reconocido arquitecto brasileño Rino Levi invitado en dos ocasiones como conferencista en la FAU UCV y asesor en diversos proyectos realizados para nuestra capital. El segundo (páginas 68 a 70) está relacionado con la aparición de “Apuntes críticos. Exposiciones en Caracas” de Juan Calzadilla.

En resumen, el número 25 de Punto es, sin duda, un ejemplar de colección y un texto de consulta no sólo por su contenido sino por el significado que tuvo en un momento en que la enseñanza de la arquitectura aún tenía en la figura de los grandes maestros motivo permanente de veneración y un pilar fundamental en lo que a referencias se trataba.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 4 y 5. Revista Punto nº 25.

  1. https://www.iconicriviera.com/the-story-behind-cap-moderne-roquebrune-cap-martin/, http://decouvertes.fr/content/cabanon-le-corbusier y https://arquiscopio.com/archivo/2013/09/03/petit-cabanon/

2. http://www.edicionesfau.com/

3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

6. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

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