LAS PUBLICACIONES DE EDICIONES FAU UCV

Hélène de Garay Vida y arquitectura 

Jeannette Díaz 

Ediciones FAU UCV/ Fundación Empresas Polar

2009

Sumado a lo que fue un buen año para el desarrollo del mundo editorial en temas de arquitectura en el país, el libro Hélène de Garay. Vida y arquitectura podría considerarse una rara avis dentro de los estándares de publicaciones dedicadas a profesionales que ya cuentan con el reconocimiento de sus pares. Además se trata del primer libro publicado en Venezuela donde el protagonismo lo tiene una mujer arquitecto.

Producto del trabajo presentado por la doctora y profesora Jeannette Díaz para finalizar su participación en el Taller sobre Periodismo y Memoria, proyecto impulsado por la Fundación Empresas Polar desde 2001 y coordinado por la periodista y escritora Milagros Socorro, a través de él no sólo hizo un aporte a la historia reciente venezolana mediante la indagación en torno a la presencia de la mujer en el mundo profesional (tema, por cierto, muy poco abordado), sino que además supo convertirlo en 2005 en el Trabajo de Ascenso que le permitió alcanzar la categoría de profesor titular dentro del escalafón universitario en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. 

Retocado posteriormente para su conversión en libro de interés para todo público, en enero de 2009, como colofón al productivo Taller guiado por Socorro, la Fundación Empresas Polar publica la investigación de Díaz junto a otros dos trabajos producidos allí: Alicia Eduardo. Una historia de vida, de Cecilia Sucre y Caminos y fogones de una familia trasandina, de Julie Carbonell, con la particularidad de que para Hélène de Garay. Vida y arquitectura se pudo lograr la participación conjunta de Ediciones FAU UCV, gracias a los buenos oficios de su autora. Las tres obras lanzadas en 2009 se sumaban así a las doce publicadas en el lapso de duración del Taller, como resultado de los aprendizajes y las destrezas metodológicas adquiridas por los cursantes que durante 8 años ininterrumpidos acudieron a la exitosa cátedra.

El libro de 185 páginas en papel lumisilk y formato de 22,5 x 21,5 cms, contó con la coordinación editorial de Manuel Rodríguez Campos, producción de Gisela Goyo, corrección de Teresa Casique, fotografía de Hélène de Garay y cuidado diseño gráfico de Aixa Díaz, en el que se independizó en todo momento las imágenes de los textos. Fue impreso por La Galaxia y tuvo un tiraje de 1000 ejemplares. 

El contenido se encuentra repartido entre la Introducción, seis Capítulos (Mapa referencial metodológico; Reconocimiento del terreno personal; Atenea proyecta; Heratenea: entre dos aguas; Detrás de los bastidores; y Vivencia y teoría: en busca de sentido), Referencias bibliográficas y, como anexo, la síntesis curricular de Hélène de Garay. En él se explora, en síntesis, 3 áreas temáticas: el desarrollo de la mujer como profesional de la arquitectura, la influencia de sus rasgos personales en el desarrollo de su carrera y, finalmente, las habilidades y destrezas que la han ayudado a consolidar su quehacer disciplinar.

Como confiesa la autora del libro en la propia Introducción, “podemos conocer las creaciones de Hélène de Garay visitando sus edificios o analizando planos, dibujos o fotografías. Sin embargo, mi propósito ha sido develar su sentido vital a través de sus testimonios, poniendo de manifiesto rasgos relevantes de su persona, entorno familiar y desarrollo profesional en Venezuela desde los años setenta hasta hoy”. A lo cual añadirá en el capítulo I para terminar de esclarecer hacia dónde apuntó la búsqueda: La intención germinal que motivó esta indagación fue descubrir el sentido que Hélène de Garay ha encontrado en su práctica de la arquitectura y cómo este sentido, desde su condición de mujer, ha condicionado su experiencia vital desde y hacia la arquitectura. El estado del arte en esta área de interés indicaba una carencia de estudios que abordaran la práctica profesional de arquitectas, lo que constituyó un estímulo para indagar sobre esta temática. Así, por tratarse de una investigación exploratoria sobre una persona, se planteó como un caso de estudio único, utilizando el método de historia de vida”. 

La selección de Hélène de Garay “se realizó buscando referencias de arquitectas que tuvieran al menos veinte años de práctica ininterrumpida en el diseño de proyectos de arquitectura y que hubieran acumulado méritos profesionales. Se hizo una pequeña encuesta a quince colegas en ejercicio pidiéndoles que seleccionaran tres arquitectas con esas condiciones. La arquitecta Garay fue mencionada en doce de esas listas. Finalmente subjetividades y afinidades personales, con una buena dosis de determinación de mi parte, permitieron que Hélène de Garay fuera el centro de este estudio”, acotará Díaz. Las otras dos profesionales objeto de mención fueron Celina Bentata y Maricarmen Sánchez.

Inicialmente los intereses de la autora, quien conocía a Garay sólo de referencia, encontraron cierta resistencia en quien iba a ser objeto de estudio para ser entrevistada sobre tópicos sobre los cuales no se sentía cómoda, en el afán de conjugar logros profesionales y vida personal, hasta el punto que el proyecto estuvo a punto de ser abortado. Sin embargo, llevados a cabo los ajuntes necesarios, hasta el punto de condicionar a su aprobación previa cualquier publicación de lo que se  escribiera, se logró la fluidez necesaria que permitió el alumbramiento del libro.

Como ya adelantamos, y aquí tal vez hubo algo vinculado a la incomodidad señalada en el párrafo anterior, la mirada de Díaz, enmarcada dentro de una aproximación cualitativa, no discurre, como tradicionalmente acontece con monografías dedicadas a arquitectos, sobre lo disciplinar o se basa en el análisis crítico de la obra y los edificios que se suelen publicar. En este caso se ofrece una perspectiva diferente a la acostumbrada en este tipo de estudios siendo “episodios de vida los encargados de irnos develando la construcción de una exitosa carrera profesional, pues el eje estructurador de este libro parte de la propia Hélène de Garay. Es su voz la que da inicio a los capítulos centrales para luego completar su relato con testimonios y opiniones de familiares, relacionados, colegas y profesores conocedores de su trabajo. En el capítulo inicial y en el que cierra el volumen a modo de conclusión, la autora expone las pautas metodológicas que han guiado esta singular manera de aproximarse a tan importante obra arquitectónica”, se apunta en la Sinopsis que acompaña la presentación de la obra en https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/publicaciones/libros/helene-de-garay-vida-y-arquitectura/.

Reconocida y premiada por su obra, tanto nacional como internacionalmente, Hélène Lluch Cebrián nació en Toulouse (Francia) durante la II Guerra. Es la hija menor de Enrique Lluch de Mons y Lucy Cebrián quienes tuvieron que huir de España en 1939. Emigra de Francia a Venezuela con su familia a comienzos de los años 1950 donde se residencia definitivamente. Casada en Caracas con el constructor vasco Mikel Garay a mediados de los años 1960 (relación que duró 29 años y de la que nacieron dos hijos varones), egresa de arquitecto en la FAU UCV en 1967. En el resumen curricular publicado en el libro de Díaz se puede observar que  tiene como primer proyecto reconocido el Centro Comercial Los Molinos, San Martín, ganado a través de un concurso privado (1975-1979). Le siguen, entre otros, el edificio industrial y de servicios Catabia, La Urbina (1986) -Mención Premio Metropolitano de Arquitectura en la VII Bienal de Arquitectura 1987-; el edificio de oficinas Fosforera Venezolana, Antímano (1989) -Primer Premio Internacional de la VII Bienal de Arquitectura de Quito, Ecuador, 1990-; el edificio de oficinas Torre KPMG, avenida Francisco de Miranda (1993); el edificio PDVSA Sur, avenida Libertador (1994); y el Palacio de Justicia de Barcelona, estado Anzoátegui (1998), a los que se suman casi treinta edificios de vivienda multifamiliar realizados entre 1976 y la actualidad ubicados casi en su totalidad en Caracas y el Litoral Central.

Hélène de Garay fue uno de los Directores fundadores el año 1988 de la Fundación Museo de Arquitectura junto con Celina Bentata, William Niño, Martín Padrón, Juan Pedro Posani, Jorge Rigamonti, José Miguel Roig, Leszek Zawisza y Fernando Tábora. Además ha participado en numerosos eventos nacionales e internacionales, obtenido varios premios y distinciones y realizado una relevante actividad académica e institucional que incluye el haber sido jurado de premios tanto en Venezuela como en otras partes del mundo. Su obra ha sido publicada en diversidad de revistas tanto académicas como de divulgación y en libros escritos por connotados autores.

Además de la investigación de Jeannette Díaz que dio origen a la publicación que hoy hemos comentado, la figura de Hélène de Garay ha sido motivo de atención en otros dos trabajos académicos: uno realizado por el Arq. Philippe Fortuney, Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia, y otro por el Arq. Rubén Araña, Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad de Los Andes.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 286

En la parte superior derecha de la imagen que acompaña nuestra postal del día de hoy, que representa la toponimia del damero que constituye su casco central y de parte de su crecimiento hacia el este, se lee:

“CARACAS.

Santiago de León de Caracas, nombre original de la villa enclavada en el corazón del valle del mismo nombre, capital del Distrito Federal y de la República. Su fundación por Diego de Losada en el Siglo XVI (1567) constituyó un indudable acierto: un clima benigno y un paisaje pleno de bellezas, de color y de luz. Hoy, la Caracas moderna se ufana, con justicia, de ocupar un puesto de avanzada entre las más cultas ciudades de la América-hispana”.

Este párrafo que describe de forma sintética diversos aspectos relevantes de la ciudad, refleja con claridad el espíritu que permeaba la capital en torno a una idea de modernidad donde, sin duda, el automóvil era un elemento fundamental del desarrollo.

Dirigido fundamentalmente al conductor de vehículos, el plano que hoy mostramos forma parte del desplegable “Caracas y sus alrededores”, incluido en el “Mapa del Norte de los Estados Unidos de Venezuela. IV Edición”, patrocinado por las empresas petroleras ESSO (Standard Oil Corporation) y su filial Creole Petroleum Corporation. Fue impreso en Estados Unidos y producido por la empresa General Drafting Co. Inc. con sede en New York y difundido ampliamente como obsequio en todas las bombas de gasolina ESSO a nivel nacional. Además, tuvo múltiples ediciones como parte de una agresiva campaña publicitaria que reforzaba la presencia de las estaciones de servicio en el país.

Así, conviene saber que en los tempranos años cuarenta, la ESSO imprime un conjunto de planos de distintas escalas destinado a difundir la imagen del país con datos útiles para el conductor, en un esfuerzo que será seguido por otras empresas transnacionales del petróleo, empeñadas todas en darle difusión al proceso de expansión del sistema vial y la ocupación del territorio. El primero, el ya señalado “Mapa del Norte de los Estados Unidos de Venezuela”, privilegia el transporte terrestre y aéreo con una escala gráfica en kilómetros, indicando en rojo “las rutas más convenientes para ir de un lugar a otro”; el segundo, el “Mapa de Venezuela central con las alturas a nivel del mar”, de carácter turístico, ilustra con dibujos figurativos la vocación económica y valores de las regiones, ciudades y pueblos del norte de Venezuela, desde Valencia hasta Caucagua y desde Caracas hasta San Juan de los Morros; el tercero, “Caracas y sus alrededores”, se trata de un plano de vialidad que representa el valle y sus principales carreteras, calles, vías y senderos, así como rutas del ferrocarril; y el cuarto, que como ya dijimos ilustra nuestra postal, es el de la toponimia del damero, donde se muestra en detalle el casco fundacional de la ciudad desde Monte Piedad hasta Sabana Grande.

El plano enfatiza con ilustraciones las fachadas de edificaciones y monumentos, señala edificios de interés en color rojo, y destaca las áreas verdes. De tal manera, aparecen indicados desde el Hospital Vargas, el Museo Boliviano, el Liceo Fermín Toro, el Palacio de Miraflores, el Nuevo Circo, la casa natal del Libertador y la Ciudad Universitaria, hasta el primer edificio que la Creole se construyó en la plaza Morelos, acusando la presencia en la ciudad de la empresa y los intereses norteamericanos. Adicionalmente se ilustran el Panteón Nacional, el Observatorio Cagigal, el Museo de Bellas Artes, la antigua sede de la Universidad, la Plaza Bolívar o el Hipódromo de El Paraíso e importantes edificaciones (como el edificio de A. Planchart y Cia. Sucr., en Puente Mohedano) que dan cuenta de la escala urbana de la capital para ese momento.

La nomenclatura de las esquinas destaca como el principal elemento de identificación para ubicarse en la trama de damero. Los nombres de las urbanizaciones que se construyen entre quebradas comienzan a desarrollarse de forma autónoma, evidenciando nuevos modelos urbanos asociados a la ciudad jardín de entre las cuales destaca, por su proximidad y contraste con la trama del centro, San Bernardino.

Este plano forma parte, insistimos, de una estrategia comercial destinada a promocionar el turismo por Venezuela a través del uso del automóvil así como el consumo de gasolina y sus productos derivados. Una estrategia publicitaria que ponía al alcance del público en forma masiva la posibilidad de conocer la gran red de transporte terrestre y aéreo del Norte de Venezuela, enfatizando la importancia de Caracas.

Como patrocinante de la publicación cabe añadir que la Standard Oil Company –trust de petróleo fundado en 1870 por John D. Rockefeller- fue una empresa inicialmente dedicada a la refinación de petróleo que logró “desarrollar un exitoso modelo de negocios basado en sus relaciones con empresas ferrocarrileras, para el transporte de sus productos, y la capitalización de economías de escala, al incrementar su capacidad de producción y disminuir sus costos”, llegando a convertirse con el tiempo en la más importante del mundo en su rubro. Involucró la mitad de la producción de Venezuela, el mayor exportador de petróleo del mundo para aquel entonces, y consolidó su liderazgo en la industria petrolera venezolana y la exportación mundial de crudo.

El definitivo triunfo del automóvil como medio de locomoción aupado desde la planificación estatal, hizo de los planos viales un medio de gran aceptación. En particular el de Caracas tuvo múltiples ediciones a lo largo de los años mostrando pequeñas variaciones y actualizaciones. Por otro lado, el impacto del automóvil en la ciudad haría que, como bien señala Lorenzo González Casas en “Autopía: modernismo motorizado en Caracas” (2007), coincidiendo con la aprobación del Plan Nacional de Vialidad, en 1947 los tranvías de la capital operativos desde 1908, dejaran de funcionar, así como la línea del ferrocarril que partía de la Estación del Ferrocarril Central hacia el este, que se muestra en el plano. La misma suerte correría el ferrocarril Caracas-La Guaira en 1952.

A partir de este momento la ciudad cambiaria drásticamente, introduciendo cambios sugeridos por el Plan Arterial dirigido por el planificador norteamericano Robert Moses en 1948 enfatizando el trazado de las autopistas del Este y Caracas-La Guaira y su conexión mediante vías expresas deprimidas. A ello se le sumarían los cambios propuestos en el Plano Regulador de 1951, “basado en los principios del funcionalismo urbano y la división en zonas homogéneas unidas por un conjunto de vías expresas”, como también dirá González Casas.

Nota

Sobre la toponimia que caracteriza el centro de la ciudad de Caracas mucho se ha escrito tratando de develar el origen de los curiosos nombres con que sus esquinas se han identificado a través del tiempo. Para quienes estén interesados en el tema recomendamos visitar los siguientes enlaces:

https://www.actualidad-24.com/2010/08/esquinas-de-caracas-origen-e-historia.html

Esquinas de Caracas, Historias y algo más.

https://porlacalledelmedio.com/historia-y-origen-de-los-nombres-de-las-esquinas-de-caracas/

Memorias de Caracas contadas por las esquinas

Como bibliografía de apoyo no está de más consultar a:

Enrique Bernardo Nuñez , La ciudad de los techos rojos, 1948.

Tomás Polanco Alcántara, Historia de Caracas, 1983.

Guillermo Meneses, La ciudad de las esquinas, 1995.

Carmen Clemente Travieso, Las esquinas de Caracas, 2001.

IGV

VALE LA PENA LEER

La pureza punzante

Luis Fernández-Galiano

01/08/2021

Tomado de arquitecturaviva.com

La obra de Alberto Campo Baeza persigue la pureza. En su empeño por ser alma sin cuerpo, expresa la idea a través de la geometría y la luz, despojando al edificio de su naturaleza material para que la forma levite ingrávida, liberada de su cárcel terrenal y severa. Ajena a las constricciones cotidianas del programa funcional o el pragmatismo constructivo, su arquitectura es pureza pulida, pulcra y pudorosa, que hallamos puntualmente publicada con imágenes etéreas. En ellas puede atisbarse entre visillos un mundo alejado de las turbulencias del siglo, protegido y perfecto en su exactitud cristalográfica, inmaterial y luminoso en su realidad inaprehensible, espiritual y lírico en su substancia aérea. Perfectamente perfilada y paradójicamente desvanecida, esta obra se inserta indeleblemente en la retina y en la memoria visual para hacerla inmediatamente reconocible, en la abstracción incolora de sus superficies tirantes o en la atmósfera traslúcida de sus volúmenes prismáticos.

En la depuración extrema de la forma y en la seducción estética de la imagen reside probablemente la popularidad pedagógica de Campo Baeza, profesor carismático que ha sido durante medio siglo en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en sus inicios a la sombra paternal de Javier Carvajal, y después desde el brillo de su propia cátedra, convertida en un ámbito de elegancia artística y sensibilidad cultural. Venerado por sus alumnos, el arquitecto correspondió a esta devoción con una dedicación sacerdotal a su carrera docente, dejando una huella duradera en multitud de jóvenes, que acabaron accediendo a la profesión ungidos con los óleos sagrados de la arquitectura como vocación poética. Frente a otras posiciones más prosaicamente sociológicas, políticamente militantes o eclécticamente disciplinares, la influencia de Campo Baeza se levantó sobre el doble pilar de la pureza y el arte, suscitando el reproche trivial de haberse aislado en una torre de marfil.

Sin embargo, la condición angélica de las obras no excluye su contaminación ambiental con una dimensión crítica que las hace testigos de su tiempo. La Casa del Infinito, una plataforma lacónica frente al Atlántico, no puede censurarse por no estar protegida del sol y del viento, porque su legitimidad reside en el retrato de la subordinación contemporánea de lo táctil a lo visual; la Caja de Ahorros de Granada, un prisma impávido de estructura ciclópea, no debe comentarse desde la lógica de un edificio de oficinas, porque su monumentalidad refleja el protagonismo simbólico de los entes financieros locales; y el Consejo Consultivo de Castilla y León, una pieza de vidrio encerrada tras un hermético muro perimetral, no merece glosarse recordando que se niega a beneficiarse de las vistas de la Catedral, porque no existe mejor representación del ensimismamiento endogámico de las actuales élites políticas. La pureza pulida es también una pureza punzante.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Le Corbusier, fasciste?

Dénigrement et mésusage de l’histoire

Robert Belot

Hermann

2021

Idioma: francés

Nota de los editores

En 2020, las ediciones Taillandier publicaron las actas del coloquio que la Fundación había organizado, con el Centre Georges Pompidou, para dar respuesta a las acusaciones que designaban  Le Corbusier como fascista, y ahora el historiador Robert Belot arroja luz adicional, distanciado y  documentado, sobre esta controversia y toda la campaña de desprestigio que siguió. «Pero ninguno ha significado la revolución arquitectónica con tanta fuerza, porque ninguno ha sido insultado durante tanto tiempo, con tanta paciencia».

André Malraux, Discurso fúnebre de Le Corbusier, 3 de septiembre de 1965

Presentación

El arquitecto urbanista más famoso del mundo, que fue la encarnación del movimiento moderno en el siglo XX, no ha escapado a la moda de este populismo imprecante de la memoria que, en nombre de la moral, desmiente estatuas y destrona a los grandes personajes de la historia.

Con motivo del 50 aniversario de su muerte, y mientras se iniciaba el trámite de inscripción de su obra en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, un rodaje de libros en grupo transformó a Le Corbusier en un «fascista», como «colaborador» del régimen de Vichy, incluso como «nazi».

André Malraux, en la oración fúnebre que pronunció a su «viejo maestro» el 3 de septiembre de 1965, lamentó que «nadie haya sido insultado tanto tiempo, con tanta paciencia» como él. Pero creía que «la gloria encuentra su brillo supremo en el ultraje» y que «esta gloria está dirigida a una obra más que a una persona, que se presta poco a ella». Se equivocó: es su persona y su pensamiento lo que atacamos desde el papel político que se dice que jugó el arquitecto franco-suizo en Vichy.

¿Cuál fue realmente este papel? Ésta es la pregunta que este libro se propone responder, con un enfoque de historiador distanciado y documentado.

Analizando esta campaña de denigración, se trata de revelar los sesgos cognitivos y metodológicos que atraviesan el discurso de los “rectificadores de los muertos”, de identificar los déficits de conocimiento y las manipulaciones que, en nombre de la demanda de desmitificación, en primer lugar atestiguan un deseo de ensuciar más que de saber.

Robert Belot es profesor de historia contemporánea, titular de la cátedra europea Jean Monnet «Eupopa». Es director del departamento de patrimonio cultural de la Universidad Jean Monnet (Saint-Étienne). Es un reconocido especialista en la historia política y cultural de Francia bajo la Ocupación y en la construcción sociopolítica de la memoria.

ACA