ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 271

Cuando entre el 27 de julio y el 28 de septiembre de 2014 se abrió en los espacios del Centro Cultural BOD (Banco Occidental de Descuento), La Castellana, Caracas, la exposición “KLAUS HEUFER Arquitecto. Arqueología de la modernidad”, auspiciada por Collectania, el BOD, la Fundación Fotografía Urbana y la Fundación Klaus Heufer, que contó con la curaduría de Rafael Pereira apoyada en la investigación realizada por Lorenzo González Casas, Henry Vicente, Orlando Marín y Karen Mata, con una cuidada museografía a cargo de José Luis Sánchez, montaje de Víctor Díaz y diseño gráfico de Sigfredo Chacón, se le ofreció la oportunidad al medio arquitectónico nacional de conocer por primera vez a profundidad la obra y figura de un arquitecto de dilatada presencia en el país que, además, ha dejado un muy relevante grupo de piezas construidas que permiten complementar la comprensión de la modernidad en tierras venezolanas.

1. Izquierda: Klaus Heufer en Maracay en fechas próximas a su llegada a Venezuela (cerca de 1954). Derecha: Vista general de la exposición “KLAUS HEUFER Arquitecto. Arqueología de la modernidad”

La promoción de la muestra, donde se pudieron apreciar maquetas, planos originales, fotografías y documentos personales del arquitecto, “a partir de los vestigios documentales rescatados, de sus edificaciones de mayor significación para nuestro acervo arquitectónico» simulando una «labor arqueológica”, como diría el propio Pereira, se basó en la selección del dibujo axonométrico que Heufer realizara para el proyecto (no construido) de la Casa Casado, Playa Grande, 1958, que hemos también escogido para engalanar nuestra postal del día de hoy.

Como bien señalara Pereira, la Casa Casado se convirtió en el “primer ejercicio de lo que Heufer llamó ‘casa patio moderna’ ”, donde el arquitecto de origen alemán nacido en 1923, formado en la Universidad Tecnológica de Braunschweig (la más antigua universidad tecnológica de Alemania), de donde egresa en 1950 bajo la tutoría del profesor Friedrich Wilhelm Krämer para luego llegar a Venezuela en 1952 contratado por Luis Malaussena (ver ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL, Contacto FAC nº 113, 17/02/2019), pone en práctica tanto su gran habilidad para el dibujo como la capacidad de integrar prácticas tradicionales provenientes de las enseñanzas de Krämer que le permitieron hacer una verdadera exploración en torno a la arquitectura doméstica de donde destaca su integración al medio ambiente, la continuidad espacial entre el interior y el exterior y el combinado equilibrio entre lo tradicional y lo moderno. De allí la paulatina asimilación por parte de Heufer de valores y elementos locales como el patio, el corredor y el alero que sumó al impacto producido por la luz, el color y la exuberancia vegetal de Caracas logrando resultados excepcionales.

2. Klaus Heufer. Casa H. Los Palos Grandes, Caracas, 1960

La ejercitación del tema del patio que la Casa Casado abre, tiene su punto culminante en 1960 cuando Heufer termina la quinta Loma Baja (en colaboración con Jorge Cvejic, Lomas del Mirador) y también su vivienda personal (la Casa H, Los Palos Grandes), síntesis entre el lenguaje de la arquitectura internacional y las exigencias del trópico donde Heufer, además, pone en práctica la integración de la madera de acuerdo con las prácticas y modos de uso artesanales de la arquitectura escandinava (que absorbió tras su pasantía como estudiante por Malmö, Suecia), la destreza y el refinamiento en el diseño de detalles constructivos, y la importancia de incorporar el mobiliario integrado a los ambientes

Se sumaba Heufer a una tradición que permitió al patio constituirse en motivo de exploración constante para el diseño de casas dentro del Movimiento Moderno. Así, desde la casa patio en forma de “L” que utilizó Hilberseimer en 1931 como unidad básica de repetición para la generación de sus entramados urbanos de desarrollo horizontal, hasta la serie de “casas con patio” de Mies van der Rohe también de 1931, donde gracias a la colaboración que ofrecen los muros exteriores y los de las parcelas vecinas se respondía más bien a la búsqueda y la experimentación de nuevas formas de organizar los espacios, lograr privacidad y responder a la orientación solar ideal, y no tanto a una influencia directa de la tradición donde el patio se ubicaba centralizadamente (que curiosamente si cumple la casa Mouche de Adolf Meyer -1923-), los pioneros centroeuropeos del Movimiento Moderno le abrirán paso sin proponérselo a la hibridación y transformaciones que posteriormente se darán cuando dicha arquitectura aterrice en contextos periféricos (empezando por el ámbito mediterráneo) y lo vernáculo logre adaptarse a las exigencias funcionales propias de la modernidad sin necesidad de renunciar a las identidades nacionales.

3. Mies van der Rohe. Tres casas patio, 1931-1938
4. Lado izquierdo: Josep Lluís Sert. Casa Sert, Cambridge, EEUU, 1957. Lado derecho: Arne Jacobsen. “Casas patio”, Berlín, 1957

Larga, pues, es la lista de experiencias a lo largo del siglo XX en las que el patio como herramienta y como espacio es utilizado y reinterpretado para resolver el hábitat moderno de mano de importantes arquitectos. Erich Mendelshon (“Casa Sternefeld, Berlín, 1923-24), Fernando García Mercadal (“Chalet a la orilla del mar”, 1926), Luigi Piccinato (“Casa coloniale”, 1932), Luigini Figini y Gino Pollini (“Villa-studio” para un artista, 1933) son algunos de ellos a los que se incorporarán a partir de 1940: Giuseppe Pagano, Franco Diotavelly e Irenio Marescotti (Propuesta para la “Cittá orizzontale”, Milán, 1940), Alvar Aalto (“Casa experimental”, Muuratsalo, 1952-53), Jørn Utzon (“Casas patio”, Helsingør, 1957), Arne Jacobsen (“Casas patio”, Berlín, 1957), Pennti Ahola (“Casas patio”, Tapiola, Finlandia, 1963), los casos emblemáticos de Josep Lluís Sert (Casa Sert, Cambridge, EEUU, 1957) y Marcel Breuer (“Casa Hooper, Baltimore, 1959), más las propuestas de agrupación y variación de Serge Chermayeff y Christopher Alexander (“Agrupaciones de casas con patio”, Chicago, 1953-61), por citar sólo unos cuantos ejemplos.

Heufer, por tanto, adquirirá en su formación alemana buena parte de los pasos que ya en su país se habían dado en lo relacionado a incorporar transformaciones tanto en la forma como en la función a la hora de utilizar el patio como elemento organizador de la vivienda, variando indistintamente su localización dentro del esquema compositivo en función de las condiciones climáticas imperantes. A ello agregará el aprendizaje derivado del estudio del modelo de casa-patio de la tradición colonial hispana.

5. Klaus Heufer. Quinta Loma Baja, Lomas del Mirador, 1960

Tal y como recoge Lorenzo Dávalos en el hermoso reportaje que apareció en su blog caracas 10N, 67W titulado “Klaus Heufer y su persistente pasión por los detalles”, del 27 de agosto de 2013 (https://caracas1067.wordpress.com/2013/08/27/la-persistente-pasion-por-los-detalles-de-klaus-heufer-1/) con motivo de la celebración de los 90 años del arquitecto alemán: “Más estrictamente, las casas de Heufer son variaciones modernas de ese estilo de casa. El término patio designa una diversidad de espacios (techados o no) que están ubicados en el límite entre el exterior y el interior de la casa y que se puede utilizar para comer o socializar. Dos variantes de este espacio que han sido felizmente integradas en casas modernas son: el atrium y el lanai. Se define como atrium a un espacio sin techo ubicado en el centro de la casa, y como lanai (término de origen hawaiano recuperado por arquitectos como Vladimir Ossipoff, 1907-1998) o porche, a los espacios sin paredes pero con techo y paneles de vidrio corredizos que separan este espacio del exterior”.

Lo anterior coincidiría con la apreciación que acerca de la simbología del patio establece Patricia Blanco Fernández en su trabajo titulado “La casa patio en el Movimiento Moderno. Orígenes y transformaciones” (2020)   (http://oa.upm.es/62774/1/TFG_Jun20_Blanco_Fernandez_Patricia.pdf), y el cambio que sufrió en su significado ancestral: “En el siglo XX, sin embargo, en plena era de la Modernidad y de la máquina, donde la razón y la ciencia tenían un mayor peso en la sociedad que las creencias religiosas, la mirada del hombre moderno se dirigía, en vez de al cielo, a la tierra, donde ‘[…] se [encontraba] la ciencia, el progreso, la vida’. Por tanto, el patio, cuya apertura cenital había creado tensiones verticales en su versión tradicional, pasaba a transformarse en un espacio de tensión horizontal que, junto con los grandes huecos acristalados, permitía establecer una conexión directa con el paisaje. Además, a través de la introducción de la naturaleza en el patio, los arquitectos modernos conseguían integrar la arquitectura en el paisaje, lo artificial en lo natural, eliminando así las fronteras que siempre los había separado y haciendo del tipo doméstico tradicional de la casa patio, una vez más, una herramienta muy útil para solucionar los problemas del habitar moderno”.

Concebido como espacio de transición entre la naturaleza y la arquitectura, la cita de Alvar Aalto extraída por Blanco Fernández del texto “Del umbral a la sala de estar” (1926), reeditado en En contacto con Alvar Aalto (Arquitectura Viva, 1993), complementaría la explicación adelantada por Dávalos. Afirma Aalto: “El verdadero umbral de nuestros hogares se atraviesa en el momento en que pasamos de la calle o el camino al jardín. […] El jardín (el patio) forma parte de la casa, en la misma medida que cualquiera de sus habitaciones. […] Una sala, grande y ventilada, con su chimenea, su embaldosado visible y un tratamiento formal que la distingue de los demás espacios. […] Es la metáfora del aire libre bajo el tejado de la casa. Constituye, pues, el pariente lejano del atrium de las casas patricias de Pompeya, cuyo techo era el cielo real. […] Bien empleada, esta sutileza –el recibidor tratado como espacio al aire libre– es un fragmento de la piedra filosofal”.

6. Klaus Heufer. Casa Casado, Playa Grande, Litoral Central, 1958. Maqueta del proyecto

Heufer con maestría logra plasmar en la “playera” y generosa Casa Casado (apreciable a través del dibujo que hoy publicamos y la maqueta elaborada para la exposición ya mencionada), diversas variantes de lo que durante mucho tiempo se denominó como “casa-patio” pero que sin duda en este caso se suma a la categoría de “casa con patios”, donde la multiplicidad de ellos permiten hablar de lo contenido y lo abierto, el interior y el exterior, lo techado y lo descubierto como características que no alteran su rol esencial y su condición de “elemento eternamente joven de la arquitectura”, tal y como lo definió Carlos Raúl Villanueva.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1 y 6. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2014/08/11/exposicion-klaus-heufer-arquitecto-arqueologia-de-la-modernidad-rafael-pereira-escalona-b-o-d-centro-cultural-caracas/

2. https://caracas1067.wordpress.com/2013/10/09/klaus-heufer-y-su-persistente-pasion-por-los-detalles-2/, https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2014/08/11/exposicion-klaus-heufer-arquitecto-arqueologia-de-la-modernidad-rafael-pereira-escalona-b-o-d-centro-cultural-caracas/ y Colección Crono Arquitectura Venezuela

3. https://helio-pinon.org/proyecto-tres_casas_patio_i69598

4. https://circarq.wordpress.com/2013/08/24/casa-sert/, http://arquitextosblog.blogspot.com/2016/09/casa-sert-en-cambridge.html, https://www.urbipedia.org/hoja/4_viviendas_en_H%C3%A4ndelallee y https://www.pinterest.es/pin/541628292677199954/

5. https://materialesamv.tumblr.com/post/126585778169/casa-lomabaja-caracas-1960-arquitecto-klaus, https://coleccioncisneros.org/es/editorial/cite-site-sights/la-villa-moderna-en-caracas, http://guiaccs.com/obras/quinta-lomabaja/ y https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/42434/1/Buscando%20a%20Heinrich%20Thede.pdf

TEXTOS FUNDAMENTALES

Arquitectura popular de Venezuela

Graziano Gasparini – Luise Margolies

Ernesto Armitano Editor

1986

Arquitectura popular de Venezuela escrito por Graziano Gasparini (arquitecto e historiador) y Luise Margolies (antropóloga social), es un libro de 317 páginas, formato de 24,5 x 28,5 cms., tapa dura, diseñado por el propio Gasparini, impreso por Gráficas Armitano, C.A. en papel Glacé de 150 gramos del que se hizo un tiraje de 8.000 ejemplares.

Dedicado por los autores con “admiración, respeto y afecto” a Miguel Acosta Saignes “padre de la antropología venezolana” quien aún vivía cuando se editó, se trata de un texto de referencia que busca, entre otras cosas, poner de relieve el valor de una categoría que siempre ha ido a remolque y por debajo de “lo erudito”, “lo culto”, “lo propio de las élites”, “lo que se escribe con mayúsculas”.

Adelantándonos a asuntos que son expuestos en el capítulo 9 (“Final”) que bien pudieron aparecer como preámbulo, para los autores, “lo popular” ocupa un espacio que le es propio y que está vinculado etimológicamente a populus (el pueblo) y a las manifestaciones que de él emanan: el saber, la cultura, la tradición, la experiencia, la expresión, el arte, la música, la danza, la medicina, la religión y la arquitectura. “El concepto de arquitectura popular nace para distinguir y definir una de las manifestaciones de la cultura popular” declararán en el mencionado capítulo Gasparini y Margolies. Allí mismo en otro momento expondrán: “Lo popular es sincero. Lo popular es obvio. Lo popular es humano, a veces sencillo y rústico, pero humano. Los sentimientos no necesitan erudición. Para expresarlos no hay que ser literato. Los sentimientos populares nacen de la serenidad, de la meditación, de la sinceridad. (…) No importa la exquisitez de las definiciones. (…) Lo popular es el espinazo de la Nación”.

Con lo anterior por delante y el libro en la mano, cuando Pedro Grases escribe la “Introducción” de Arquitectura popular de Venezuela logra rescatar del primer capítulo titulado “Lo popular y la vivienda” lo que considera resume su propósito fundamental. De allí Grases subraya: “…en los últimos cincuenta años la transformación de la vivienda tradicional en Venezuela ha sido mas violenta y drástica que en los ‘casi cinco siglos de historia desde la llegada de los europeos al Nuevo Mundo’. Los efectos de la era del petróleo, a partir, especialmente, del fin de la II Guerra Mundial han sido determinantes por el cambio económico y cultural, a través de un conjunto de hechos (modernización, industrialización, urbanización, comunicaciones, etc.) que han ido borrando en forma casi incontenible los rasgos característicos de la tradición venezolana en la vivienda de sus habitantes».

Por tanto, el libro, cosa que también devela Grases, debe ser entendido como un documento que deja registro de las manifestaciones construidas más resaltantes sobre las cuales se podría apoyar “… la búsqueda de la tradición como ‘gran unidad dentro de la diversidad y complejidad de las soluciones regionales’ antes de la era petrolera venezolana. Todo ello en trance de desaparición, como tributo inevitable al progreso contemporáneo, por lo que esta obra adquiere un carácter testimonial de valor inapreciable”.

Graziano Gasparini y Luise Margolies socios en esta loable y valiosa empresa que busca “preservar en lo posible la parte más legítima del pasado nacional” y evitar “la total destrucción de lo que simbolizó el alma colectiva”, se combinan desde sus respectivas áreas de conocimiento para ir presentando a través de un sustancioso texto acompañado de excelentes fotografías (aportadas en su gran mayoría por ambos), los temas que consideran claves para comprender cuáles son los elementos constitutivos de nuestra arquitectura popular, aquellos que por su permanencia la definen y contribuyen a precisar su idiosincrasia, así como las categorías que podrían explicarla: lo diverso de sus manifestaciones, la manera como se construye, los materiales y técnicas que se utilizan, la respuesta al clima, las fuentes de las que bebe, la asimilación de lo culto o la forma como se asocia a otras manifestaciones son, entre otros, motivo de atención.

Así, en el primer capítulo (“Lo popular y la vivienda”) ya anunciado, donde se establecen los fundamentos de la obra, los autores se detienen a “precisar el alcance y significado del término ‘arquitectura popular venezolana’, y sobre todo, determinar el período que se puede considerar como representativo de la manifestación cultural”. Será la arquitectura prepetrolera, aquella que va “desde el lejano ayer sin fecha, hasta la segunda guerra mundial”, la que aporte mayores insumos a la definición que se busca y la que ofrece dentro de su diversidad la oportunidad de encontrar gran unidad producto de un equilibrio que existía “entre una forma de vida y una economía basada en las actividades agrícolas”. En consecuencia, se ve a la modernización impulsada por la riqueza petrolera como una amenaza que ha puesto al descubierto la fragilidad de la tradición acumulada la cual hay que preservar a toda costa sin dejar de reconocer que forma parte intrínseca de ella su capacidad de transformarse, mezclarse y adecuarse a los tiempos que se viven.

También aclaran Gasparini y Margolies en el primer capítulo su particular interés por referirse al tema de la “vivienda rural relacionada con la población criolla” la cual consideran como fuente principal de referencias y requiere atención ya que ha despertado interés solamente a partir de los años cincuenta, cuando “apenas acusa débilmente las primeras influencias de los incipientes procesos de industrialización y rápida urbanización” y los trabajos de los folcloristas Felipe Ramón y Rivera y el antropólogo Miguel Acosta Saignes empiezan a ocuparse en vivo de la vivienda indígena.

Portada e imágenes tomadas del interior del libro

Sentadas las bases y expuestos los motivos, el libro a partir del segundo capítulo desarrolla temáticamente aquellos asuntos que refuerzan el interés de los autores. Así, “Arquitectura indígena” (título del capítulo) apunta al rescate de una cultura que prácticamente se ha mantenido inalterable desde la llegada de los primeros europeos y a valorar una serie de aspectos que históricamente siempre han colocado las construcciones de los aborígenes venezolanos en un nivel por debajo de la “gran arquitectura”. Clasificada a grandes rasgos entre vivienda colectiva y vivienda unifamiliar, Gasparini y Margolies despliegan una amplia información visual que acompaña la detallada explicación de cómo y por qué aparecen y se construyen el shabono Yanomamö, el bohío Barí, la churuata Panare, la churuata Piaroa, la churuata Ye’kwana, la churuata Pemón, la casa andina y la vivienda palafítica.

El tercer capítulo  dedicado a “La tierra cruda” se pasea por aspectos relacionados a la presencia en el país de la “arquitectura de tierra” y las técnicas utilizadas para elaborarla. El adobe y la tapia constituyen junto al bahareque los elementos más conocidos siendo el último el procedimiento constructivo más usado incluso desde antes de la llegada de  los europeos y africanos. A la vivienda de bahareque corresponden las explicaciones dedicadas a su proceso constructivo donde aparecen la horconadura, el encañado, el embutido y el empañetado como sus diferentes etapas.

El cuarto capítulo, dedicado a “Los aportes foráneos” repasa en buena medida el inevitable proceso de mestizaje que se revela dentro del andar y la evolución de la arquitectura popular venezolana. La influencia española, predominante durante casi 300 años, es fundamental para entender la variedad de materiales y elementos que con una diversidad asombrosa se encuentran en los más apartados rincones del país. A partir de la independencia, al abrir Venezuela sus puertas al comercio libre, comienzan a llegar influencias de otras latitudes que se irán sumando y generarán respuestas igualmente interesantes que consistirán en la sustitución y uso de nuevos materiales y con ello también una forma distinta de componer las fachadas.

En “Viviendas y ambiente”, quinto capítulo, se recorre y analiza la manera sabia con que la arquitectura popular da respuesta a las variables climáticas de acuerdo a la región del país donde se localice, fuente inagotable de aprendizaje. De tal forma se dirige la mirada a la casa de Paraguaná, las casas de los páramos andinos y la casa de Maracaibo sumándose a ellas el impacto causado por la aparición del techo de “zin” el cual paulatinamente fue sustituyendo al tradicional de tejas.

Fotografías tomadas del capítulo «Genius loci»

“Genius loci”, sexto capítulo, aborda “uno de los aspectos más atractivos, humanos y siempre diferentes, dentro de la tipología repetitiva de la arquitectura popular, … lo novedoso, único, excéntrico, imprevisible y extravagante del aporte personal en determinadas intervenciones”. Se trata éste de un capítulo donde las fotografías hablan por sí solas para relatar las combinaciones de formas, materiales, colores y elementos que ofrecen infinidad de ingeniosas y atractivas maneras de combinarse y componerse siempre tras la búsqueda de resolver problemas funcionales que sin duda derivan en soluciones con una importante carga estética.

Siendo fundamentalmente una arquitectura anónima y sin duda la más abundante, la popular juega un papel relevante en la conformación del espacio urbano de muchos pueblos y ciudades del país ofreciendo en muchos casos lecciones dignas de estudio. A este tema que podría estar relacionado con el “hacer ciudad”,  dedican Gasparini y Magolies el capítulo 7 desplegando una vez mas hermosas imágenes que dan cuenta de este importante hecho en diversas regiones y bajo diferentes circunstancias geográficas y topográficas.

Casi a modo de conclusión, bajo el título “Arquitectura popular hoy”, los autores reconocen cómo “la situación actual de la arquitectura popular venezolana es el resultado incontestable de los cambios sustanciales que han afectado el país; no se trata sólo del aspecto físico, es decir, de los cambios que pueden haber ocasionado los nuevos materiales industrializados o por que se vayan abandonando siempre más las técnicas constructivas tradicionales. Seguramente lo más importante, dentro de los factores de cambios, es la nueva actitud del hombre que ha vivido todas las transformaciones originadas por la modernización”. Es aquí donde se resalta la fragilidad que presenta el tema de la tradición y su sustitución por nuevos anhelos que han afectado sensiblemente la vida en el interior del país tras el hecho irrefutable de que ya para 1980 “Venezuela figuraba a la cabeza del mundo como el país con el más alto porcentaje de población urbana: 83,3%”. Sin embargo, pese a que han cambiado los materiales y desaparecido las técnicas tradicionales “la ‘arquitectura popular’ como fenómeno cultural sigue vigente”.

El formato de Arquitectura popular de Venezuela y la calidad de su contenido fotográfico puede hacer creer que se trata de un “coffee table book” diseñado únicamente para facilitar una placentera revisión de su contenido visual. Sin embargo, sin dejar de reconocer lo anterior, tanto o más importante que ello pasa a ser su bien estructurado discurso y orden de aparición de los temas que trata, donde a cada paso no deja de señalarse un aprendizaje y una advertencia sobre temas medulares que como la tradición, la memoria y la identidad claman por su preservación hoy más que nunca.

Sin embargo, una pregunta empieza a rondar insistentemente una vez terminada de revisar la obra: ¿por qué no se mencionó y menos aún se incluyó como parte importante del desarrollo de la arquitectura popular venezolana la experiencia correspondiente a los barrios autoconstruidos y las viviendas que los conforman, que para el momento de la publicación ya ocupaban una importante proporción de algunas ciudades venezolanas, particularmente Caracas? Responder esta interrogante daría pie, sin lugar a dudas, a otra nota diferente a la aquí presentada que podría tener un contenido crítico más agudo o dar pie a un debate acerca de los verdaderos intereses que movieron a los autores del libro.

ACA

HA SIDO NOTICIA

CONCLUYE «JULIO, MES DE LA ARQUITECTURA»

TEMA: ARQUITECTURA EN PANDEMIA

55 ANIVERSARIO DEL CAV

El Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), su junta directiva nacional y sus filiales estatales, con el apoyo institucional de Facultades de Arquitectura de las Universidades Central de Venezuela, Santa María, Rafael Urdaneta, Nacional Experimental del Estado Táchira, La Universidad del Zulia, José Antonio Páez, José María Vargas, el Instituto Universitario Santiago Mariño, con la adhesión como respaldo internacional de la Unión Internacional de Arquitectos, de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos, de la Regional de Arquitectos del Grupo Andino y de la Red de Bienales de Asociaciones de Arquitectos, la Alcaldía del Municipio Maneiro, expresa su satisfacción por haber cumplido exitosamente el programa previsto de actividades para celebrar “Julio, Mes de la Arquitectura”.

El tema de este año fue “Arquitectura en pandemia”.

De la extensa lista de actividades (31 en total) programadas y realizadas vía internet y algunas presenciales, que se efectuaron desde Caracas, Maracay, Valencia y Pampatar, así como también desde México, España, Bolivia, Argentina y USA, dejaremos constancia sólo de las siguientes:

DOMINGO 4 DE JULIO, DÍA DEL ARQUITECTO

SE DIERON MENSAJES DE SALUTACIÓN POR PARTE DE LOS PRESIDENTES DE LA FEDERACIÓN PANAMERICANA DE ASOCIACIONES DE ARQUITECTOS, DE LA REGIONAL DE ARQUITECTOS DEL GRUPO ANDINO, DE LA RED DE BIENALES DE AMÉRICA LATINA, DEL CAV Y DE LA FILIAL ESTATAL DE CARABOBO. EN EL MISMO ACTO SE HIZO EL CONFERIMIENTO DE LA ORDEN CARLOS RAÚL VILLANUEVA A LOS ARQUITECTOS HENRIQUE VERA, VIVIAN DEMBO Y ROBERTO AMENEIRO Y DEL PREMIO HERIBERTO GONZÁLEZ MÉNDEZ A DICK MORENO, LUIS GÓMEZ ALTAMAR Y TOMAS PEREZ CALDERON.

Hora: 11:00am. VÍA INTERNET

MARTES 13 DE JULIO

CONFERENCIA: NUEVOS HORIZONTES PARA LA FORMACIÓN DE ARQUITECTOS: CARRERA DE ARQUITECTURA Y CONVENIO DE BOLONIA

PONENTE: ARQ. GUSTAVO IZAGUIRRE

Hora: 3pm. VÍA INTERNET

JUEVES 15 DE JULIO

CONFERENCIA: PROTOTIPOS: SU IMPORTANCIA EN EL PROYECTO

PONENTE: ARQ. BERNARDO MAZZEI

Hora: 3pm. VÍA INTERNET

JUEVES 22 DE JULIO

CONFERENCIA: REHABILITACIÓN DEL HOTEL HUMBOLDT

PONENTES: ARQ. GREGORY VERTULLO, ING. ALFONZO OLIVARES E ING. MIGUEL VIELMA

Hora: 3pm. VÍA INTERNET

JUEVES 29 DE JULIO

1ra. Parte: TELEFÉRICOS DE LA PAZ Y SU ARQUITECTURA

PONENTE: ARQUITECTOS ROBERTO AMENEIRO, CARLOS GONZALEZ Y CARLOTA ALFONSO

Hora: 3pm. VÍA INTERNET

2da. Parte: LA ARQUITECTURA COMO RESULTADO DE LA VALORACIÓN DIMENSIONAL DEL LUGAR

PONENTE: ARQ. FRANCISCO MUSTIELES

Hora: 4pm. VÍA INTERNET

SÁBADO 31 DE JULIO

ACTO DE CLAUSURA DE “JULIO, MES DE LA ARQUITECTURA”

ORADOR DE ORDEN: DR. ISAAC ABADÍ.

ACTO DE ENTREGA DEL RECONOCIMIENTO “BOTÓN DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE VENEZUELA” A LOS ARQUITECTOS SASKIA CHAPELLÍN, ROGELIO MAYORCA Y AL LIC. NABOR ZAMBRANO.

ACTO DE ENTREGA DE LA ORDEN COLEGIO DE ARQUTECTOS DE VENEZUELA A LOS ARQUTIECTOS ISAAC ABADÍ, DOMINGO ACOSTA, ANA CRISTINA ECHEVERRÍA, ANTONIO FIDALGO, LUISA GALAVÍZ, HANDEL GUAYASAMÍN, GUSTAVO MÁRVEZ, BERNARDO MAZZEI, TIBISAY PARDO, FLAVIO ROMERO, KIOMARA SCOVINO, CIRO SOSA, AL DR. ALONSO ROMERO Y AL ABOG. CRISPÍN NÚÑEZ

Hora: 11am VÍA INTERNET

ACA

ANTE DOS SIGNIFICATIVOS OLVIDOS, ALGO MÁS SOBRE EL 29 DE AGOSTO

1. Izquierda: Miguel Arroyo (1920-2004). Derecha: Joel Sanz (1947-2013)

El pasado domingo 29 de agosto en la nota “TAL DÍA COMO HOY…”, pasamos inexcusablemente por alto que en esa fecha también, muy relacionados con nuestra cultura, se produjeron el nacimiento en 1920 de Miguel Arroyo (f. 2004) y el fallecimiento en 2008 de Joel Sanz (n. 1947), dos personas que además de destacar en sus respectivos ámbitos profesionales dejaron una huella indeleble como docentes en las generaciones que formaron.

2. Miguel Arroyo y Harry Abend en en el Taller de Ensayos de Texturas (hoy Taller Galia) de la FAU UCV (circa 1958)

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Para subsanar (sólo en parte) la primera de esas importantes omisiones que se nos hizo patente al visitar la página de facebook de nuestro amigo Enrique Larrañaga, le hemos pedido autorización para transcribir el sentido texto que elaborara hace un año con motivo del centenario del nacimiento de Miguel Arroyo.

El 29 de agosto de 1920, hace hoy cien años, nació en Caracas Miguel Arroyo, persona y personalidad fundamental en el desarrollo artístico venezolano durante el siglo XX y en su introducción a la modernidad.

Desarrolló su trabajo como ceramista, diseñador, museólogo, museógrafo, crítico y teórico y, en mi opinión, esa variedad de dedicaciones pueden resumirse en su permanente y persistente afán docente. Así tuve la suerte de conocerlo cuando no sabía quién era y mi padre me sugirió que le preguntara cuál era la diferencia entre grabados y aguafuertes (se lo había preguntado a él y tampoco sabía) en la inauguración de una exhibición de Goya en el Museo de Bellas Artes y aquel hombre, que hoy presumo muy ocupado con las obligaciones de una inauguración, le dedicó un tiempo que percibí muy largo y minucioso a un muchachito a quien paseó por buena parte de la muestra haciéndole ver las diferencias entre las técnicas a partir de su expresión en las obras y sus soportes.

Años más tarde disfruté su sabiduría (tan intensa que podía desplegarla sin alarde alguno sino con una humildad sobrecogedora) en la Universidad Simón Bolívar y en las varias veces en que me recibió en su casa para conversar sobre casi cualquier tema, consultar dudas, apoyar inquietudes y compartir su extensa biblioteca (de la que me regaló más de un libro que hoy atesoro con el doble interés de los títulos y de su origen).

Hasta en este país desmemoriado e ingrato con sus verdaderos héroes estoy seguro que la fecha generará distintos homenajes y recuerdos y en cada uno seguramente se destacará alguna o varias de las muchas facetas de su trabajo y su legado.

3. Miguel Arroyo compartiendo con sus estudiantes de la Universidad Simón Bolívar durante el receso entre alguna de sus clases de Plástica; posiblemente en 1978 o 1979.

En esta breve nota apenas quiero recordar, con profundo agradecimiento, la generosidad didáctica de ese hombre que compartía lo que sabía y lo que le preocupaba con verdadero interés y serena contundencia, Virtudes que quienes tuvimos la suerte de nutrirnos de ellas recordaremos siempre; cada siglo que pase, como lo hacemos con emoción en este primer siglo de presencia de un maestro integral que hoy se cumple.

Enrique Larrañaga

4. Gerd Leufert, Jesús Soto y Miguel Arroyo en el patio del Museo de Bellas Artes, 1967
5. Luis Alfredo López Méndez y Miguel Arroyo. Intervención de la parte inferior de la marquesina de entrada del Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de New York,1939, proyectado por Gordon Bunshaft para Skidmore & Owings.
6. Miguel Arroyo. Izquierda: Botella (cerámica, arcilla roja, torneado), 1959. Derecha: Arte, Educación y Museología: Estudios y Polémicas 1948-1988 (Caracas, Academia Nacional de la Historia), 1989
7. Miguel Arroyo. Sillas para el estar de la casa de Pampatar de Alfredo Boulton, 1954
8. Miguel Arroyo. Dos de los murales que sirven de división en el Taller de Ensayos de Texturas (hoy Taller Galia) en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV)

Síntesis biográfica

Miguel Gerónimo Arroyo Castillo nació en Caracas el 29 de agosto de 1920.

Fue ceramista, pintor, diseñador, museólogo, museógrafo, crítico y teórico del arte. Entre 1934 y 1937 asistió a la Academia de Bellas Artes, posteriormente llamada Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, donde inició su formación de la mano de Antonio Edmundo Monsanto. En 1937, a los 17 años de edad, fue asistente de Luis Alfredo López Méndez realizando con él en 1939 diferentes intervenciones artísticas en el interior del Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de New York, ciudad en la que vivirá durante dos años. En 1943 expuso en la sección de pintura del IV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano (MBA) la obra Negros e India. Profesor de Dibujo e Historia del Arte en el Liceo de Aplicación de Caracas (1944-46), entre 1947 y 1948 realizó una especialización en Educación Artística en el Carnegie Institute of Technology de Pittsburgh. En 1950, se une al grupo Los Disidentes, liderados desde París por Alejandro Otero. Desde 1951 hasta 1953 trabajó en diseño de interiores y muebles. En 1953, es nombrado profesor del curso de cerámica y de esmalte sobre metal de la Escuela de Artes Plásticas, la Escuela que lo había formado. En 1956 diseñó dos murales tridimensionales y cuatro murales que sirven de división en el Taller de Ensayos de Texturas (hoy Taller Galia) en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (UCV). En 1954 fue reconocido con el Premio Oficial de Artes Aplicadas del Salón Oficial Anual de Arte Venezolano (Museo de Bellas Artes) con un conjunto de piezas cerámicas. Entre 1957 y 1959 fue profesor Jefe del Taller de Plástica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Diseñó e instaló la colección egipcia del Museo de Bellas Artes, del cual fue director entre 1959 y 1976. Durante su gestión, organizó el museo en departamentos y curadurías, así como también el Servicio de Registro. Profesor invitado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Simón Bolívar entre 1976 y 1981 y profesor en la Escuela de Artes de la Facultad de Humanidades de la UCV entre 1978 y 1985. Su libro Arte, Educación y Museología: Estudios y Polémicas 1948-1988 (Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1989), recopila sus ensayos críticos. En 1992 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas.

Fallece en Caracas el 3 de noviembre de 2004.

9. Joel Sanz en su oficina atendiendo a un grupo de estudiantes de la USB, 2010.

2

Para dejar al menos una pincelada sobre la figura de Joel Sanz apelamos primero a la nota, también muy emotiva, montada justo el pasado domingo 29 de agosto por Víctor Sánchez Taffur en su página de Instagram, y luego al texto “LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS (A causa de una ausencia)”, publicado por Oscar Tenreiro el 7 de septiembre de 2013 en el diario TalCual y que se encuentra desde esa misma fecha en su blog Entre lo cierto y lo verdadero.

Joel fue arquitecto y un profesor a tiempo completo, un monje del claustro académico. Gracias a su legado docente obtuvo los méritos suficientes para recibir el Premio Nacional de Arquitectura de Venezuela en el año 2000.

Fue uno de los fundadores de la Unidad Docente Nueve, y allí dio clases alrededor de cuatro décadas. Por cierto, la UD9 se prepara para cumplir sus 50 años en este 2022 y es importante recalcar que el maestro Sanz dirigió como coordinador casi la mitad del tiempo que tiene el grupo académico.

Conocí a Joel a los 15 años, luego entré a estudiar arquitectura, trabajé en su oficina, compartimos infinidad de actividades, clases, eventos, viajes y reuniones. Fuimos amigos.

10. Imágenes de la última visita de Joel Sanz al curso del profesor Víctor Sánchez Taffur en la Unidad Docente 9

Estas imágenes pertenecen a la última vez que visitó mi curso y los estudiantes tuvieron la oportunidad de escucharlo.

Hoy se cumplen 8 años del fallecimiento del maestro Joel Sanz, pasa el tiempo y seguimos escrutando todas las cartas que nos dejó sobre la mesa.

Víctor Sánchez Taffur

11. Charla del profesor Joel Sanz en el Museo Arqueológico de Quíbor durante la visita realizada por el curso del profesor Víctor Sánchez Taffur, 2005.

I

Ricardo Lagos, ex-Presidente de Chile declara en una entrevista para El País de Madrid: En Chile, la dictadura nos robó lo mejor de nuestras vidas. ¿No podemos decir los venezolanos, exactamente lo mismo? Lo creo, y vuelve en mí esa convicción con toda su fuerza con motivo de la reciente muerte, súbita, del colega Joel Sanz, nacido en Noviembre de 1947.

Si dejamos aparte todo aquello que nos hace singulares, Joel era uno más de los venezolanos que han visto con estoicismo mezclado con una muy explicable sensación de frustración el transcurrir de los últimos quince años, dominados por una especie de reinado de la mediocridad y el resentimiento. Tiempo en el cual el desdén hacia la idoneidad profesional en provecho de la sujeción política ha sido la norma, con algunos momentos, muy raros y ya lejanos en el tiempo, de efímera apertura.

Sabemos que esa sujeción impuesta desde el Poder ha sido un mal venezolano, pero en este tiempo de espejismos revolucionarios ha llegado a niveles como nunca en nuestra historia. Y si los espacios de trabajo públicos para los arquitectos han sido aquí tradicionalmente una reserva para allegados y amigos, siempre hubo alguna posibilidad de que se abrieran oportunidades, algo que hoy resulta prácticamente imposible a menos que se cultive y rinda culto a la hipocresía.

En un escenario así personas como Joel Sanz, veraces, de cordialidad sincera pero nunca complaciente, conscientes de que su valor personal y profesional era resultado de un proceso de maduración profundo y auténtico, en el que las apariencias poco contaban, tenía necesariamente que verse en situación difícil, colocado en cierto modo al margen, en una frontera problemática.

12. Joel Sanz. La Casa de mi Madre, Higuerote, 1987. Mención Especial en la Categoría Diseño Arquitectónico en la VII Bienal de Arquitectura de Quito de 1990

II

Todos en nuestro mundo profesional hemos estado asediados por este contexto hostil y desde todo punto de vista absurdo en un país donde todo está por hacerse. Y la muerte de Sanz, Premio Nacional de Arquitectura del año 2000, nos lo hace notar, de nuevo, de un modo estridente y doloroso.

Toda muerte, eso creo, es un mensaje, una llamada, una señal a menudo incomprensible. Y para mí la de Joel Sanz, aparte de esa dificultad para entenderla, me induce en cierto modo a gritarle en la cara a quienes teniendo en sus manos la posibilidad de que gentes como él dijesen una palabra fuerte a través del hacer, de su obra, se mantengan pasivos o incluso sigan practicando esa absurda doctrina de la exclusión, asunto central del proceder público dominante aquí. Porque Joel era un arquitecto que pudo construir muy poco hasta llegar últimamente a enfocarse sólo en la docencia, pese a su muy sólida formación: conocimiento constructivo que se expresaba por ejemplo en el dominio del detalle, hábil y atractivo manejo de los materiales, un sentido intuitivo de las formas de trabajo de la estructura, y una gran facilidad para la organización del edificio. Todo unido a un sólido compromiso estético que lo llevó a proponer imágenes de arquitectura que deben perdurar aunque sea en el mundo virtual, tarea que corresponde realizar ahora a sus legatarios, sus colegas cercanos del mundo universitario (la Unidad Nueve de la UCV), compromiso docente que cultivó con entrega y una rara vocación. Porque no puede dejarse de relacionar la personalidad de Sanz con esa labor de profesor que estimuló en muchos el amor a la arquitectura, a la vez que insistía en la necesidad de rigor, de estudio y de trabajo fuerte, virtudes que le fueron propias.

13. Joel Sanz. Propuesta ganadora del Concurso Nacional de Ideas “La Cultura Libera al San Carlos”, 2000

III

Era Joel Sanz ese tipo de arquitecto nuestro que, sin estar demasiado consciente de ello, ejerce considerando suyas las mejores cosas de la tradición moderna: la forma es esencialmente resultado y mucho menos imposición previa, siendo la organización del edificio uno de sus orígenes; la propuesta estructural se asume como hilo conductor del proceso; el edificio resuelve problemas, responde a ellos, se vincula positivamente a un programa sin que este requisito se imponga; agudeza en la identificación de ciertas líneas maestras que orientan el diseño (la topografía, los accidentes naturales, las direcciones visuales en contextos urbanos); importancia de las proporciones: el hombre como referencia permanente. Agudeza ayudada por un talento innato, reconocible en su capacidad para el dibujo, expresiva, precisa, capaz de, incluso, llevarlo a la vez por direcciones opuestas, lo cual le provocaba no pocos conflictos. Y objetivos estéticos muy bien inscritos en nuestro momento histórico. Tal vez digo demasiadas cosas difíciles de expresar (recordemos que la arquitectura se muestra, no se explica) pero sé también que hay pocos arquitectos de ese tipo aquí y en cualquier parte, porque ha ido pesando demasiado la superposición de modas o tendencias orientadas por la pulsión artística.

No creo que haya entre los colegas de aquí, que ven en nuestra disciplina un sentido más profundo que el de simple medio de sustento, conscientes de su dimensión cultural, de las exigencias intelectuales en el sentido tan bien definido por Carlos Raúl Villanueva, que dude en decir que con la muerte de Joel Sanz pierde Venezuela uno de sus mejores arquitectos. Y lo más irónico, lo que precisamente nos lleva a increpar al puñado de colegas que conscientes o no de su complicidad son parte de una suerte de mafia sumisa que soporta directa e indirectamente la parodia política que rige a Venezuela, es que muere sin haber podido dejarnos lo que sus capacidades le hubieran permitido hacer. La cultura venezolana es la que pierde y eso cuenta, porque en ella se mostrarán las consecuencias de la desgraciada coyuntura política que hemos vivido, sea cual sea su nombre, durante quince años. Y ha hecho posible tantas cosas que nos han robado lo mejor de nuestras vidas.

Oscar Tenreiro

14. Carlos Gómez de Llarena y Joel Sanz (colaborador). Residencia Geriátrica en Caraballeda, 1971-1973
15. Joel Sanz. Museo Arqueológico de Quibor (hoy Museo Antropológico de Quibor Francisco Tamayo). Vista del edificio Residencia y del edificio de Investigación, 1996
16. Izquierda: Joel Sanz. Museo Arqueológico de Quibor (hoy Museo Antropológico de Quibor Francisco Tamayo). Sección frontal del edificio de Investigación, 1996. Derecha: Joel Sanz (coord.) Carceri d´ Invenzione, v 2.0, 2005.
17. Joel Sanz. Centro de tenis para los XV Juegos Deportivos Nacionales, San Carlos, Cojedes, 2003

Síntesis biográfica

Joel Sanz Pino nació en Caracas el 23 de noviembre de 1947.

Fue arquitecto, diseñador y docente. En 1964 se inscribe en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Mientras estudiaba realizó una pasantía con el arquitecto Jesús Tenreiro. Recibe su título de arquitecto el 12 de marzo de 1970 graduándose con honores. Fue ganador de un concurso como preparador de Geometría Descriptiva, y fue preparador de los profesores Ángel Martin, Omar Carnevalli y de Pablo Lasala quien fue su profesor y luego amigo. En el año 1971 comienza a trabajar con el arquitecto Carlos Gómez de Llarena y desarrollan una Residencia para ancianos en Caraballeda para la Fundación Planchart. En el año 1972 funda un taller de proyectos, junto a Pablo Lasala, Carlos Gómez de Llarena y Jacobo Koifman, que se denominó Unidad Docente 5, que pasó a ser Unidad Docente 7 y luego Unidad Docente 9, taller que actualmente continúa en la Facultad de Arquitectura, que cuenta con 40 años de actividad académica, del que Sanz fue coordinador desde el año 1985 hasta el año 2005. Ha sido profesor de Historia de la Arquitectura Moderna desde 1980 hasta 1984, profesor invitado al Taller de Diseño Inter-facultades de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago de Chile en el año 1998, profesor de la Maestría de Diseño Urbano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en el año 2000 y en noviembre de 2007 fue Profesor Visitante de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fue coordinador de la publicación Carceri d´ Invenzione, v 2.0, que incluyó los proyectos de titulación de sus alumnos en el primer período académico del año 2005. Como profesor de la asignatura Diseño sus alumnos han obtenido 21 premios Axis: 8 premios únicos y 13 menciones. En 1975, se une a Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha como socio de la firma S+P+A, Arquitectos, C.A. Participó en gran cantidad de proyectos de diferentes escalas, y de concursos de arquitectura ganando cuatro premios y cuatro menciones honoríficas. El año 2000 obtiene el Premio Nacional de Arquitectura.

Fallece en Caracas el 29 de agosto de 2013.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 izquierda. http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Arroyo,_Miguel

1 derecha. https://oscartenreiro.com/2013/09/14/no-perder-el-alma/

2. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2009/05/12/villanueva-en-barcelona-o-tenreiro-tal-cual-venezuela/

3. https://www.ceciliadetorres.com/exhibitions/enlarge/gerd_leufert_-_life_gestures_works_on_paper_1960-1995/1091

4. https://www.facebook.com/search/top?q=enrique%20larra%C3%B1aga

5, 6 y 16 derecha. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

7. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2010/11/15/miguel-arroyo-1920-2004-pionero-del-mobiliario-moderno-el-nacional-caracas/

8. https://www.flickr.com/photos/hzdedalus/14870403299 y-horizontes-del-taller/ y https://www.picuki.com/tag/TallerGalia

9. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2013/09/23/lo-mejor-de-nuestras-vidas-homenaje-a-joel-sanz-1947-2013-oscar-tenreiro/

10, 11, 15 y 16 izquierda. https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2010/10/15/bitacora-de-tres-propuestas-para-quibor-museo-antropologico-de-quibor-francisco-tamayo-joel-sanz-venezuela/

12, 14 y 17. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

13. https://hanniagomez.blogspot.com/2009/01/joel-sanz-premio-nacional-de.html