ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 157

Nuestra postal del día de hoy recoge la imagen de la primera sede de la Maternidad “Concepción Palacios” en fechas cercanas a su inauguración, el 17 de diciembre de 1938, por parte del Presidente de la República, General Eleazar López Contreras quien estuvo acompañado del también General Elbano Mibelli, Gobernador del Distrito Federal.

La edificación, emplazada originalmente en la esquina noreste de un terreno sobre la Avenida San Martín, entre Calle Oeste y Calle Sur (que se extendía hasta el río Guaire), y cerca de la Plaza San Martín, Caracas, es producto del desarrollo del proyecto ganador de un concurso organizado en 1936 por la mencionada Gobernación, presentado el 16 de julio de aquel año por el profesional que utilizó para identificarse el lema “LUX”: el joven ingeniero de 23 años Willy Ossott. Los trabajos de construcción, iniciados en noviembre de ese mismo año, fueron contratados por la Ingeniería Municipal a la “Constructora Atlas”, con recursos aportados por la Junta de Beneficencia y el propio Ejecutivo Federal. Finalizada la obra, en octubre de 1938 es nombrado como primer Director de la institución, que inicialmente se denominaba como “Casa de Maternidad Modelo” y a la que finalmente se le dio el nombre de la madre del Libertador, el Dr. Leopoldo Aguerrevere quien posteriormente, junto a los doctores Odoardo León Ponte, Oscar Agüero y otros trece especialistas llevarán a cabo en el auditorio del edificio recién inaugurado la fundación de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela. El 7 de enero de 1939 el propio doctor Aguerrevere atiende el parto de una niña, el primero que se registra dentro de los anales de la Maternidad.

1. Avenida San Martín (circa 1957)

De la cuidadosa ficha elaborada por Valeria Ragonne, con la corresponsabilidad de Hannia Gómez y Guillermo Heilbock (todos pertenecientes a Docomomo Venezuela), fechada el 27 de junio de 2011, hemos podido saber cómo el estratégico emplazamiento elegido, ocupado por una granja hasta la década de 1930, sobre un eje que funcionó durante mucho tiempo como salida de la ciudad hacia el oeste, obedeció a la idea de impulsar el nuevo desarrollo urbano de una de las zonas más importantes de la ciudad a comienzos el siglo XX, cercana al centro, enmarcada dentro de la política de construcción de nuevos edificios de salud, vivienda y educación con la que se buscaba paliar los déficits heredados luego de la muerte de Juan Vicente Gómez. Por tanto, al construirse la Maternidad no gozaba de la compañía de edificios de interés en sus alrededores siendo ella la responsable de asumir el rol de promotora de que el entorno mejorara en años posteriores.

Como información que permite aclarar las condiciones sobre las que se convocó el concurso ganado por Ossott, el informe de Docomomo recoge lo siguiente: “Para el año 1936, Venezuela sufrió una importante deficiencia en todos los asuntos relacionados con el bienestar y la atención hospitalaria. En cuanto a la atención obstétrica, los servicios se redujeron a 50 habitaciones en el Hospital Vargas y 30 en el Instituto Simón Rodríguez. Para entonces, la población de Caracas y sus alrededores era de 206.532 habitantes, con un número de nacimientos de 5.840 en 1937 y 6.377 en 1938. A partir de ese año, las autoridades municipales percibieron la necesidad de construir una maternidad para Caracas y procedieron en consecuencia. En la Gaceta Oficial No. 4994 del 4 de julio de 1936, el Distrito Federal solicitó la construcción de una maternidad para 100 camas. Proporcionó los detalles para el edificio: número de pisos, anexos, el tipo de plan que deben presentar los participantes, el grosor de las paredes, la orientación del edificio, las necesidades de ventilación e iluminación, las especificaciones y el presupuesto.(…) El concurso se cerró el 16 de julio de 1936. La construcción del edificio debía ser realizada por la Oficina Municipal de Ingeniería y administrada directamente por el Gobierno”.

2. Maternidad Concepción Palacios (c.1936). Diversas imágenes del edificio original entre ellas algunas de su proceso de construcción.
3. Maternidad Concepción Palacios. Corredores. 1951

El edificio proyectado por Ossott, de tres plantas con los espacios organizados en torno a un patio central, asumió el carácter propio del uso al que estaba destinado, sin descuidar la incorporación de elementos que remarcaban una cierta monumentalidad, donde predominan los llenos sobre los vacíos, dentro de la sobriedad propia de las primeras manifestaciones modernas venezolanas, influenciadas por el art déco. Su pesadez obedece no solo a su desarrollo en horizontal sino también al uso de una estructura combinada de muros de adobe con columnas y vigas de hormigón y acero. “Sin embargo, la elegante composición de la volumetría y los finos detalles de hierro aportan un carácter artístico al conjunto”, rescatamos del Informe.

4. Willy Ossott. Izquierda: Fotografía. Derecha: Autorretrato

De Willy Ossott (1913-1975), hijo de los profesores Eugen Ossott (alemán) y María Luisa Machado Riobo, valdría la pena acotar que se formó como ingeniero en la Universidad Central de Venezuela (UCV) de donde egresó como Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas. Fue uno de los fundadores de la Facultad de Arquitectura de la UCV (1953) de la cual a su vez fue su primer Decano desde 1953 hasta 1957. Producto de su experiencia laboral y tras presentar las equivalencias respectivas, además de cursar las materias requeridas, se graduó de arquitecto en la UCV en 1955. Fue además Vicerrector de la UCV y en 1958 nombrado Ministro de Obras Públicas del Gobierno Provisional. Impartió clases de Geometría Descriptiva en la Facultad de Arquitectura en la UCV. Además, como facetas menos conocidas se sabe que Ossott fue pintor e intérprete del violín. Junto a la Maternidad “Concepción Palacios” su obra más reconocida es el Grupo Escolar Agustín Aveledo (1952) en Catia.

5. Maternidad Concepción Palacios. Ubicación. Edificio original y ampliación
6. Maternidad Concepción Palacios. Ampliación. 1957

Tras un uso intensivo de 20 años al que fue sometida su sede inicial, el mes de diciembre de 1957 se termina la construcción de la ampliación de la Maternidad, proyecto que fue promovido por el Dr. Julio Calcaño Romero, Director de la institución, por cuya insistencia se evitó la demolición del edificio original proyectado por el arquitecto Ossott. La ampliación, cuya masa minimizó la monumentalidad del primer edificio, se había diseñado en 1956 y se construyó entre los meses de enero y noviembre de 1957, teniéndose que postergar su puesta en servicio hasta el año siguiente por los problemas políticos que se vivieron en el país. Los murales de las fachadas son obra del artista plástico Mateo Manaure.

Desde ese momento pasó a ser un “hospital tipo IV para especialistas y docentes. Con su extensión (…) llega a 385 camas funcionales, once salas de cirugía, 290 cunas para recién nacidos con sus madres y sesenta y seis ubicaciones para guarderías de cuidados especiales y cuidados neonatales especiales. El 85% de las camas son para atención obstétrica y el 15% para la atención de enfermedades ginecológicas y otras (medicina interna, cirugía y urología)”.

Como datos adicionales vale la pena añadir que la Maternidad “Concepción Palacios” obtuvo en 1972 el récord como el hospital con más partos en un sólo año a nivel mundial, con 47.757 casos registrados y que en mayo de 2010 para incrementar la capacidad de servicio se inauguró el nuevo edificio anexo “Negra Matea”.

De acuerdo a Docomomo, ya para 2011 “se pueden observar signos generales de deterioro en todo el edificio. La sustitución de los herrajes y los pisos originales y otros materiales, la pérdida de los muebles modernos originales, el paisajismo (el patio de palmeras) y los accesorios de iluminación y la redistribución en el espacio interno están destruyendo gradualmente el edificio haciendo que la arquitectura moderna de la década de 1930 sea difícil de apreciar”.

La Maternidad “Concepción Palacios”, cuyo rol como potenciador del desarrollo de la zona se cumplió a medias, en parte debido a que la mayor parte de la inversión urbana se realizó al este de Caracas y no en la parte de la ciudad donde se ubica, se ha visto afectada a su vez por el empobrecimiento de las condiciones ambientales circundantes y el uso intenso del hospital lo cual ha impactado la calidad del edificio y amenaza su conservación y posible restauración. Este importante conjunto “creado para garantizar a todas las mujeres que poseen una condición económica precaria en Caracas, servicios obstétricos más completos y asistencia en el trance delicado de la maternidad “, fue declarada “Bien Nacional de Interés Cultural” por el Instituto de Patrimonio Nacional el año 2009.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2, 3 y 5. https://docomomovenezuela.blogspot.com/2011/06/docomomo-iscregisters_2334.html

  1. https://i.pinimg.com/originals/54/42/f0/5442f0c4046bafb7aeacc7fee74760ec.jpg

4 y 6. Colección Crono Arquitectura Venezuela

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

DISEÑOTERAPIA

Servio Tulio Ferrer/ Ramón León

Centro de Información y Documentación (CID) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. UCV.

1980

Diseñoterapia es un libro a cuatro manos que tiene la particularidad de aglutinar, en torno al tema que trata, la síntesis del trabajo de ascenso a la categoría de agregado elaborado por Servio Tulio Ferrer en 1976 y el talento artístico de su colega Ramón León quien se dedica a interpretar e ilustrar, con el gran sentido del humor que lo caracterizaba, las 49 fichas en las que Ferrer da cuenta de los “pecados capitales” más comunes en los que incurre un estudiante de diseño arquitectónico, detectados en su práctica diaria de la docencia en la materia.

El resultado, más allá de las discusiones que pueda generar su título, no es otra cosa que un hermoso cuaderno apaisado en papel glasé de 63 páginas, diseñado por Martha Sanabria, en el que se puede recorrer su indudable contenido académico con la ligereza e ingenio que proveen los dibujos que lo acompañan.

Tal y como se recoge en la introducción elaborada por Ferrer, “el concepto de este trabajo se puede formular así: el aprendizaje del diseño no debe estar dirigido solamente a lo que se debe ser, sino también a lo que no se debe hacer” para luego, adentrándose en terrenos propios de la psicología, plantear que los “errores y vicios” fundamentales en los que incurren los estudiantes de arquitectura cuando diseñan “manifestados en las periódicas críticas de los profesores … sólo se pueden superar cuando el alumno toma conciencia de que los comete en forma recurrente. Por analogía podrían ser llamados ‘trastornos de conducta’ de un diseñador en formación. (…) Por eso el presente Catálogo debe ser entendido como parte de un tratamiento terapéutico en diseño”.

El libro plantea con severidad asuntos neurálgicos en la formación de diseñadores que se resumen en equivocaciones que cometen los alumnos de diferente naturaleza: “déficit conceptual, falta de información y malos hábitos”, los cuales dan origen a la elaboración de las fichas ilustradas que constituyen el cuerpo central del texto. Sin embargo, cuando por ejemplo se afirma que “los errores producto de un déficit conceptual siempre son consecuencia  de una mala interpretación del problema, incapacidad de evaluar soluciones, incoherencia entre el problema y su supuesta solución, etc.”, nada se dice de la manera como eran planteados para la época las experiencias orientadas a enseñar a proyectar, ni de cómo eran dirigidas por profesores que seguramente requerían también de su particular “terapia”, a pesar de que se vivían los aires posteriores a la Renovación que sacudió a la FAU UCV de la cual el libro, a su manera, es un cabal producto. La sensación de que el autor, escudado tras la autoritas de un personaje poseedor absoluto de la verdad, busca eximir al docente de su responsabilidad tras los pecados que cometen los estudiantes, no logra despejarse.

Por otro lado no estaría de más comentar que Diseñoterapia, junto a la Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas. Parte 1, de Mariano Goldberg (producto de otro trabajo de ascenso) y Textos escogidos de Carlos Raúl Villanueva, forma parte del primer lote de libros que a comienzos de 1980 logra publicar el Centro de Información y Documentación (CID), dependencia creada en Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1976, durante la gestión decanal de Américo Faillace (1975-1978), quien designó como su primer Director al joven profesor Henrique Vera.

Vera tuvo bajo su responsabilidad la creación de una instancia cuyo objetivo era racionalizar la información y documentación de la FAU, uniendo las bibliotecas existentes (Escuela de Arquitectura e Instituto de Urbanismo) y capacitar a su personal para dar el servicio adecuado a los profesores (docentes e investigadores) y estudiantes. Con el apoyo irrestricto del decano y demás autoridades, el CID a través de su Director fue incorporado al Consejo de Facultad con voz y sin voto, y dotado de un presupuesto y personal de apoyo que permitió emprender un importante programa de adquisición de libros, publicaciones periódicas, ofrecer charlas, participar en redes, renovar equipos y mobiliario y poner a la extensión (la tercera pata en que se soporta la misión universitaria) a tono con los nuevos tiempos que se vivían y con la nueva estructura organizativa que la FAU.

Tras la gestión de Antonio Granados Valdés al frente de la División de Extensión Cultural entre 1957 y 1978, traducida en un importante número de eventos y exposiciones, 19 números de la Colección Espacio y Forma y 60 de la revista Punto (que el propio Granados recoge, entremezclada con sus desavenencias con el decano Faillace, en su libro Autobiografía (IIª parte) Mi vida en Caracas 1955-1978. -2004-), correspondió al CID continuar dicha labor participando en el montaje de la recordada exposición itinerante sobre la Bauhaus (1976) y la de Arquitectura Italiana Contemporánea (1978), para luego asumir la muestra fotográfica “Testimonios sandinistas” (1979) del mexicano Pedro Meyer, el XVI Salón de Estudiantes (1979), las muestras de dibujos de Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wright (1979) y la exposición-homenaje a Carlos Raúl Villanueva a cinco años de su muerte (1980); apoyando la salida del número 19 (octubre 1977) de la Colección Espacio y Forma y dándole continuidad publicando los números 20, 21, 22 y 23 (debiéndose acotar que desde entonces no apareció más); y acompañando la edición de los números 55 (octubre 1975), 56-57 (junio 1976), 58 (junio 1977), 59 (octubre 1977) y 60 (mayo 1978) de Punto, para luego asumir su continuidad con la publicación de los números 61 (junio 1979), 62 (junio 1980) y 63 (junio 1981), imprimiéndole una visión más crítica, asomándose a nuevos escenarios, estimulándose la polémica y la discrepancia, buscándose un mayor contacto con la “realidad”, y dándole la oportunidad de expresarse a nuevas voces a través de material original elaborado expresamente para la revista.

Así, enmarcado y contextualizado dentro de un proyecto integral, sobre Diseñoterapia añadiremos que, aunque en su momento contó con un elevado consenso dada la sintonía que logró en expresar una manera generalizada de impartir la docencia, no estaría de más la luz del día de hoy discutir su vigencia, cuando la enseñanza del diseño ha dado paso a la incertidumbre, el docente ha reforzado su formación teórica y ha buscado inculcar en el estudiante una actitud crítica de búsqueda y reflexión más que a imponer una autoridad llena de certezas indiscutibles.

El claro orden en que se presentan a lo largo del libro los “errores” detectados por Ferrer en su práctica como docente del diseño deja, más allá de la polémica, un buen modelo de cómo se puede emprender cualquier trabajo desde este ámbito con rigor y sistematicidad. Pero es sin duda la ejemplificación ilustrada magistralmente por Ramón León lo que permite afirmar que en nuestras manos queda un documento de gran valor además de un manual en el que sus autores ejercen en tono jocoso la tarea de “diseñoterapeutas no colegiados”.

ACA

Es noticia

Eduardo Souto de Moura recibe el Arnold W. Brunner Memorial Prize 2019

18/04/2019

Tomado de Plataforma arquitectura

El arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura recibió esta semana el Premio Arnold W. Brunner Memorial 2019, un premio otorgado anualmente por la Academia Americana de las Artes y las Letras a un arquitecto o arquitecta de cualquier nacionalidad que ha hecho contribuciones significativas a la «arquitectura como un arte».

Elegido entre 33 competidores, Souto de Moura fue elogiado por la «calidad atemporal y profundamente humanista» de su obra, que presenta un «sentimiento de inevitabilidad» y está marcada por un «distinto sentido de materialidad», dijo la arquitecta Annabelle Selldorf, presidente del jurado, compuesto por Henry N. Cobb, Kenneth Frampton, Steven Holl, Thom Mayne, Laurie Olin, James Polshek, Billie Tsien y Tod Williams.
De la extensa obra de Souto de Moura, la Academia destacó los proyectos para el Estadio Municipal de Braga (2003), la Torre Burgo, en Oporto (2007), y la Casa de las Historias Paula Rego, en Cascais (2009).

La Academia concedió también el Premio Artes y Letras a otros profesionales de la arquitectura, entre ellos Hernan Díaz Alonso, director del Instituto de Arquitectura del Sur de California (Sci-Arc), Mario Gooden y Mabel O. Wilson, co-directores de Global Africa Lab en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia, Eric Höweler Meejin Yoon, de la oficina Höweler + Yoon, y Anne Rieselbach, directora del programa Architectural League of New York.

Entre los profesionales ya reconocidos con el Premio Memorial Arnold W. Brunner están Phyllis Lambert, Sheila O’Donnell y John Tuomey, Alberto Campo Baeza, Kathryn Gustafson, Diébédo Francis Kéré y Smiljan Radić. El premio de 2019 será entregado en una ceremonia oficial que tendrá lugar en Nueva York en mayo de este año.

ACA

Es noticia

Heike Hanada, Museo de la Bauhaus en Weimar (Alemania)

17/04/2019

Tomado de Arquitectura Viva

Obra de la alemana Heike Hanada, este nuevo museo se inaugura coincidiendo con el centenario de la escuela de la Bauhaus, fundada por Walter Gropius en Weimar en 1919. Con una forma geométrica claramente definida, el volumen de hormigón de cinco alturas presenta en sus fachadas ranuras horizontales y tiras de led incrustadas que iluminan el edificio por la noche, acentuando las líneas sencillas del monolito.

Situado entre el centro de la ciudad alemana y el parque Schwansee, el museo contiene 2.000 metros cuadrados de galerías expositivas para mostrar cerca de 1.000 piezas artísticas de la Bauhaus. El recorrido sobre la historia de la escuela se inicia en la primera planta con espacios dedicados a sus orígenes en Weimar. Otras salas muestran cómo se implementaron sus ideas, así como las diferentes fases vinculadas a sus tres directores: de Walter Gropius, Hannes Meyer y Ludwig Mies van der Rohe.

ACA