Hoy, aunque dentro de nuestra línea de trabajo siempre hemos preferido no publicar notas luctuosas, tampoco quisiéramos dejar de comentar cómo en un lapso de tres meses han fallecido tres importantes arquitectos venezolanos: el 28 de diciembre, con 83 años, nos dejó Domingo “el Flaco” Álvarez; el 27 de febrero Pedro Lluberes (nacido en 1928); y el 12 de marzo Dirk Bornhorst (nacido en 1927) Tres figuras con una marcada impronta intelectual, vinculadas a la docencia y la profesión que con aproximaciones, producciones y protagonismos de muy distinto tono permitieron construir las bases disciplinares de lo que en la actualidad es la arquitectura nacional.
El domingo pasado, en medio del apagón que desde el jueves 7 había sumido al país en la más absoluta oscuridad (por si la otra a la que nos ha sometido este régimen no fuera suficiente), contra las constantes interrupciones del fluido eléctrico, la intermitencia de internet y la suspensión del servicio de agua, bombardeados por noticias que hablaban de saqueos, muertes en los hospitales, angustia e incertidumbre generalizadas, nos debatíamos acerca de si nuestro Contacto FAC debía o no salir.
Aunque la decisión final, ya entrada la noche, fue enviarlo (debió haber salido a las 8:00 a.m.), no queríamos dejar pasar la oportunidad de aclarar que el hecho de que ello haya ocurrido no significa que hayamos preferido celebrar el Pritzker de Arata Isozaki como LA NOTICIA DE LA SEMANA a solidarizarnos con la situación de zozobra en la que estaba inmersa la nación y que, por no haber cesado, dejemos de sumarnos a quienes están dispuestos a construir una ruta de transición que permita finalmente, mediante elecciones libres, cambiar el modelo político-económico que hoy nos domina.
Quizás ante la salida de este Contacto FAC 117 podríamos habernos colocado ante el mismo dilema, en virtud de que a la mayoría de los problemas que se venían arrastrando se han sumado los provenientes de una crisis anunciada hasta el cansancio por profesionales y técnicos especializados en el área eléctrica o hídrica, desestimada por un gobierno autocrático y agravada por la manera irresponsable como ha sido manejada.
Sin embargo, aquí estamos de nuevo, no sin antes ratificar nuestra indeclinable convicción de pensar que es importante dejar abierta esta pequeña ventana manteniéndonos atentos a todo lo que está y estará ocurriendo en otras esferas del quehacer nacional. El detalle está en entender que cada quien debe jugar el rol que le corresponde, desde sus fortalezas e independientemente de su envergadura, con la finalidad de colaborar a construir el país mejor que todos anhelamos. Modestamente, aunque casi siempre LA NOTICIA DE LA SEMANA se ubique en otros terrenos, no creemos que debamos separarnos del nuestro. Por el contrario, pensamos que desde este rincón dedicado a comentar, documentar e informar sobre lo que ha acontecido y acontece en torno a nuestra arquitectura y nuestra ciudad (incluyendo algo de lo que está más allá de nuestras fronteras), debemos seguir haciéndolo acompañando un movimiento que esperamos derive en un cambio significativo en el rumbo de Venezuela.
Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003
Aportes para una memoria y cuenta
Azier Calvo Albizu (Compilador)
Ediciones FAU UCV
2006
Con motivo de la celebración de los 50 años de la creación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, dicha entidad realiza una serie de eventos y emprende un grupo de iniciativas de diferente tenor entre las cuales se encontraban dos que, a modo de políticas, tuvieron un particular significado.
La primera consistió en acometer un proyecto que, gestado a partir de 2002 desde la oficina de publicaciones del Centro de Información y Documentación (con Enrique Fernández-Shaw a la cabeza) y siguiendo los lineamientos del Plan Estratégico, buscaba no sólo cambiar sino unificar la identidad visual de la institución, caracterizada hasta ese momento por la existencia de una excesiva cantidad de imágenes, tipografías y estilos gráficos diseminados a través de todos los rincones de su estructura organizativa. Escuela, institutos, departamentos, sectores de conocimiento, coordinaciones, servicios y eventos de toda índole ofrecían a la hora de identificarse como parte de una misma entidad la más absoluta anarquía visual, amén de la falta de criterios de aplicación del emblema que fungía de logo lo cual, sin duda, debilitaba una necesaria unidad que como cuerpo académico se debía mostrar. El resultado del trabajo no fue otro que el de desarrollar, previo diagnóstico, permanente intercambio y múltiples pruebas, todo un sistema que, previsto para ser implementado por etapas, culminase (como de hecho ocurrió) con la entrega en 2005 del Manual de Identidad Visual FAU UCV cuyo proceso y desarrollo estuvo a cargo de la empresa Metaplug C.A. (adscrita a la Escuela Prodiseño). De esta manera, en 2004, como parte de dicho proceso, en medio de la aprobación de una Estructura Organizacional más coherente para la FAU y creado el departamento de Divulgación Institucional, se presenta y da el visto bueno a la versión definitiva del núcleo básico para la identidad visual FAU UCV conformado principalmente por dos módulos, imagotipos o logos y el uso de una retícula para su aplicación, lo cual derivará en el desarrollo del mencionado Manual el cual contiene los lineamientos para el manejo, uso y aplicaciones a través de formatos, tipografías y colores del núcleo básico de identidad presentando más el arte final de las principales piezas de uso ordinario, material POP y referencias para el manejo de información de uso interno y externo al recinto de la Facultad. Como producto de este rica e interesante experiencia se publicó, además, Identidad Visual FAU UCV 2005 un impecable folleto que muestra de manera atractiva y bien diagramada la historia de este esfuerzo.
La segunda iniciativa, emprendida en 2003, estrechamente vinculada a la política de articulación, unificación y fortalecimiento institucional que signó a la primera, está directamente relacionada con la publicación que hoy rescatamos: se trató de la creación de un Comité Editorial que debía encargarse de coordinar la amplia diversidad de productos impresos de valor académico que dentro de la institución se generaban, apuntando finalmente a la creación de un sello editorial que los identificara y sirviera de paraguas.
Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta marca justamente el lanzamiento entre 2005 y 2006 de Ediciones FAU UCV (cuyo proceso de gestación se puede consultar en el Contacto FAC nº 45 del 17-09-2017 como preámbulo a la reseña del libro La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva. Aproximación en tres tiempos de Nancy Dembo), convirtiéndose en un primer eslabón referencial no sólo por su carácter iniciático (de entonces hasta la fecha se han registrado más de 50 productos), sino sobre todo por el valor que encierra su contenido.
Concebida como una publicación de carácter institucional, Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta, tal y como señala el subtítulo (elegido ex-profeso de la manera como anualmente se rinde cuentas desde la administración pública), no buscaba otra cosa que presentar pinceladas relevantes de la frondosa, compleja y apasionante historia que se encierra en la conformación de la que es la primera Facultad de Arquitectura creada en el país. Sin pretender ser un documento que se rija por un guión estrictamente historiográfico, el libro se encuentra conformado por un mosaico de escritos producidos por un amplio grupo de protagonistas del devenir institucional, que terminaron siendo quienes respondieron a una invitación aún mucho más abierta. Tal y como señala el compilador en la “Presentación”: “Sobre el calificado conjunto de firmas que aparecen formando parte de la publicación hablan por sí solos los currícula que los acompañan. Así, se ha podido contar con la colaboración desinteresada de quienes se han desempeñado como decanos, directores y coordinadores de grupos docentes y de investigación a lo largo de los 50 años transcurridos entre 1953 y 2003; de especialistas de áreas de tanto interés como la vivienda, la ciudad, el desarrollo tecnológico, el ambiente, la historia, la docencia, la investigación y la extensión, sobre las cuales han publicado con asiduidad y perseverancia; de profesionales reconocidos unos como premios nacionales de arquitectura, otros por su dilatada y fructífera trayectoria, y otros por su desempeño en importantes cargos públicos, todos protagonistas en el desarrollo del país; de académicos galardonados con importantes premios nacionales e internacionales o destacados con significativas distinciones en el ámbito universitario; de sociólogos, geógrafos y urbanistas y también de quienes siendo arquitectos se han dedicado a profundizar en áreas como la economía, la cultura, el patrimonio, la planificación y las nuevas tecnologías; por último, pero no por ello menos importante, de quienes representan la necesaria generación de relevo que permitirá continuar construyendo los anales de una sólida institución.”
Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta muestra, por tanto, una “… semblanza de la entidad a partir de la composición de reveladores fragmentos” que, agrupados en torno a las particulares maneras de “hacer memoria” manifestadas por los participantes de la compilación, le permitieron al editor, utilizando la noción de “mirada”, establecer ciertas líneas de comportamiento que dieron pie para estructurar cinco capítulos: Miradas que reconstruyen. Segmentos para la historia (con textos de Guillermo Barrios, Oscar Carpio, Eduardo Castillo, Alfredo Cilento, Antonio Granados Valdés, Juan José Martín Frechilla, Beatriz Meza y el tándem Luis Carlos Palacios/ Marta Vallmitjana); Miradas que orientan. Enseñar siempre (textos de Dirk Bornhorst, Gustavo Legórburu, Tomás José Sanabria y Fruto Vivas); Miradas que formulan. Conocimientos y disciplinas (textos de Carmen Dyna Guitián, Luis Guillermo Marcano, Álvaro Rodríguez/Alfredo Mariño y Gonzalo Vélez); Miradas que disienten. La Facultad que no ha sido (textos de José Miguel Menéndez, Jorge Rigamonti, José Manuel Rodríguez y Alberto Sato); y, Miradas que rescatan. Presencia y proyección de una Facultad (con aportes de Arturo Almandoz, Teolinda Bolívar, Baudilio González, Fernando Gonzalo, Marco Negrón, Frank Marcano, José Balbino León y Leandro Quintana). El libro cierra con “Cronología 1953-2003” elaborada por Azier Calvo y Henrique Vera.
Como primer producto de la joven editorial y dada su condición celebratoria, se le entregó la responsabilidad de realizar el diseño gráfico (a instancias de Henrique Vera, quien aparece como Colaborador de edición) a Carlos Rodríguez, reconocido profesional en el área, quien supo combinar la mayoritaria carga de textos con las imágenes de seis calificados arquitectos-fotógrafos (Mariano Goldberg, Henrique Vera, Ramón Paolini, Antonio Puente, Osvaldo Michelli y Ciro Suzzarini) provenientes de los portafolios que conformaban “Un mundo alrededor”, colaboración de Guillermo Barrios. Justamente, el haber tenido que lidiar con un libro denso, constituido fundamentalmente por escritos muy disímiles, llevó a Rodríguez (convencido de que un libro debe trascender tanto por su contenido como por su diseño) a experimentar con esta variable en busca de generar una dinámica donde cada párrafo se desplazaba y las notas a pie de página se incluían de seguidas a final de cada uno, generando, hay que decirlo, cierta confusión y pérdida del rigor académico que la publicación exigía. La portada donde se destaca el azul identificativo del edificio de la FAU mediante una foto tomada a una de sus paredes de mosaico, estuvo a cargo de Juan Camilo Rodríguez. La impresión de los 1000 ejemplares que constituyen la edición (de 415 páginas en papel Lumisilk de 115 grs.) le correspondió a La Galaxia C.A.
Para cerrar rescatamos de la “Presentación”, como guía para quienes quieran acercarse a la publicación, la apreciación de que se trata de una inmejorable “ocasión no sólo de ver diferentes comportamientos a la hora de hacer memoria, sino, sobre todo, de constatar una muy buena parte de la actividad realizada por una comunidad que ha sido capaz de abrir puertas, llevar adelante iniciativas, crear instituciones, apoyar políticas y aventurarse en proyectos inimaginables y, si se quiere, alejados de lo que tradicionalmente se entiende (y se sigue entendiendo) como eje central de sus preocupaciones. Ello habla, sin lugar a dudas, no sólo de una entidad plural y diversa, sino sobre todo convencida de la importancia que tiene tender puentes hacia otras ramas del saber y la vida pública, inconforme con los estrechos límites a los cuales muchas veces se le quiere confinar.”
Arata Isozaki, nacido en Ōita, isla de Kyushu, Japón, es conocido como un arquitecto versátil, influyente e internacional. Al establecer su propia oficina en la década de 1960, Isozaki se convirtió en el primer arquitecto japonés en forjar una relación profunda y duradera entre Oriente y Occidente. Poseyendo un profundo conocimiento de la historia y la teoría arquitectónicas, y abrazando la vanguardia, nunca replicó el status quo sino que lo desafió. Y en su búsqueda por una arquitectura significativa, creó obras de gran calidad que, hasta el día de hoy, desafían las categorizaciones, reflejan su evolución constante y siempre tienen un enfoque fresco.
Durante los más de 50 años que Arata Isozaki ha estado diseñando, ha tenido un impacto en la arquitectura mundial, a través de sus obras, escritos, exposiciones, la organización de importantes conferencias y la participación en jurados de competencia.
Ha apoyado a muchos arquitectos jóvenes de todo el mundo para que tengan la oportunidad de realizar su potencial. En proyectos como el Fukuoka Nexus World Housing (1988-1991) o el programa Machi-no-Kao («la cara de la ciudad») de la Prefectura de Toyama, Japón (1991-1999), invitó a jóvenes arquitectos internacionales a desarrollar proyectos catalíticos en Japón. Las obras de Isozaki han sido descritas como heterogéneas y abarca descripciones que van desde lo vernacular hasta lo high tech, Lo que es claro es que no ha seguido tendencias, sino que ha forjado su propio camino. Una exploración temprana de su visión para las ciudades se ve en el proyecto ‘Ciudad en el aire’ (City in the Air), a comienzos de la década de los 60, para una ciudad de múltiples capas que se cierne sobre la ciudad tradicional.
Biblioteca de la Prefectura de Oita (1966)Museo de Arte Moderno de la Prefectura de Gunma (1974)
Sus primeros trabajos en su país natal, Japón, incluyen una obra maestra del brutalismo japonés, la Biblioteca Prefectural de Oita (1966). Proyectos como la Biblioteca Central de Kitakyushu (1974) y el Museo de Arte Moderno de la Prefectura de Gunma, inaugurados en 1974, revelan una exploración de una arquitectura más personal. En el museo, la clara geometría del cubo refleja su fascinación por el vacío y la cuadrícula, ya que busca alcanzar un equilibrio en el que mostrar obras de arte que cambian todo el tiempo.
Museo de Arte Contemporáneo en Los Ángeles (1986)Edificio del Team Disney en Florida (1991)
El alcance y el repertorio de Arata Isozaki se han ampliado a lo largo de los años para incluir proyectos de muchas escalas y tipologías y en numerosos países. En Estados Unidos, Isozaki es probablemente el más conocido por diseñar el Museo de Arte Contemporáneo en Los Ángeles (1986) y el edificio del Team Disney en Florida (1991). Mientras el primero es un estudio de la bóveda o lo que él llama «la retórica del cilindro», en el segundo se evidencia un uso más lúdico de las formas con un toque posmoderno.
Palau Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de 1992 en BarcelonaMuseo de Arte CAFA (Academia Central de Bellas Artes) de China (2008)Centro Cultural de Shenzhen, China (2007)
Muchos conocen su trabajo a través de edificios tan significativos como el Palau Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. Ha realizado trabajos ejemplares en China, como el Museo de Arte CAFA (Academia Central de Bellas Artes) de China, inaugurado en 2008 o el Centro Cultural de Shenzhen (2007) en Shenzhen, Guangdong.
Centro de Convenciones de Qatar (2011)Torre Allianz en Milán (2015)
Isozaki ha demostrado un extraordinario dinamismo en los últimos años con obras como el Centro de Convenciones de Qatar (2011), el Ark Nova (2013) diseñado con Anish Kapoor para las regiones de Japón afectadas por el terremoto y tsunami de 2011 y la poderosa, pero elegante Torre Allianz en Milán. Una vez más, es un testimonio de su capacidad para comprender el contexto en toda su complejidad y para crear un edificio notable, bien diseñado e inspirador que sea exitoso desde la escala de la ciudad hasta los espacios interiores.
Claramente, es una de las figuras más influyentes en la arquitectura mundial contemporánea en una búsqueda constante, sin miedo de cambiar y probar nuevas ideas. Su arquitectura se basa en una comprensión profunda, no solo de la arquitectura, sino también de la filosofía, la historia, la teoría y la cultura. Isozaki ha reunido a Oriente y Occidente, no a través de la mímica o como una universidad, sino a través de la forja de nuevos caminos. Isozaki ha dado un ejemplo de generosidad al apoyar a otros arquitectos y alentarlos en concursos o en trabajos colaborativos. Por todas estas razones, el Jurado del Premio Pritzker de Arquitectura ha elegido a Arata Isozaki como el laureado de esta edición 2019.
Jurado del Premio Pritzker 2019
Stephen Breyer: Corte Suprema de los Estados Unidos. Washington, DC.
André Aranha Corrêa do Lago: Embajador de Brasil en Japón.
Richard Rogers: Arquitecto y Premio Pritzker 2007. Londres, Inglaterra.
Kazuyo Sejima: Arquitecta y Premio Pritzker 2010. Japón.
Benedetta Tagliabue: Arquitecta y Académica. Barcelona, España.
Ratan N. Tata: Presidente Emérito de Tata Sons, el holding de Tata Group. Bombai, India.
Wang Shu: Arquitecto y Premio Pritzker 2012. China.
Martha Thorne (Directora Ejecutiva): Decana, IE School of Architecture & Design. Madrid, España.
Nota
La noticia del otorgamiento del Premio Pritzker a Arata Isozaki ha sido cubierta por toda la arquitectura especializada a lo largo del globo. Sin embargo, nos interesa rescatar como complemento al fallo del jurado algunos datos obtenidos de la página de Arquitectura Viva (AV) (http://www.arquitecturaviva.com/es/Info/News/Details/13627) y de la lectura crítica que desde El País ha hecho Anatxu Zubalbeascoa (https://elpais.com/cultura/2019/03/05/actualidad/1551793862_047750.html), artículos, ambos, que recomendamos leer.
De AV citamos que “estudió en la Universidad de Tokio, donde conoció a Kenzo Tange —la primera gran figura del Movimiento Moderno en Japón—, que fue determinante en su formación como arquitecto y en cuyo estudio trabajó hasta 1963, momento en que montó su propio despacho. Planteadas al calor del intento de Tange de fusionar el lenguaje occidental —en particular, el brutalismo de Le Corbusier— con la tradición japonesa, las primeras obras de Isozaki estuvieron definidas por el sincretismo. Sin embargo, llegados los convulsos años 1970, la inspiración en la tradición japonesa dejó pasó a un modo de proyectar en el que se conjugaban, en lo técnico, la pericia estructural, y en lo formal, un internacionalismo muy abierto a las diferentes tendencias de la época, que hicieron que pronto Isozaki fuera tenido tanto por un cosmopolita como por un ecléctico.
(…)
Los años posmodernos fueron también los de la transformación del estudio de Isozaki en la potente oficina internacional que construiría más de cien edificios en distintos lenguajes a lo largo de los siguientes treinta años en las principales ciudades del mundo, desde Los Ángeles —donde Isozaki erigió su primera obra fuera de Japón, el Museo de Arte Contemporáneo— hasta Turín, pasando por Nueva York, Sttutgart, Orlando y, por supuesto, Barcelona, donde levantó el edificio que le hizo famoso, el Palau de Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, una pieza extraordinaria por su concepción espacial, su rigor estructural y su singular ejecución.
(…)
Isozaki, que ha sido también profesor en Harvard, Yale y Columbia, es el octavo japonés en recibir el Premio Pritzker, tras su maestro Kenzo Tange, coetáneos como Fumihiko Maki, y artífices más jóvenes como Tadao Ando, Toyo Ito, Kazuyo Sejima / Ryue Nishizawa y Shigeru Ban.”
Por su parte Zubalbeascoa apunta: “…Isozaki representa mucho más que una antología de manual. Fue un pionero a la hora de establecer contactos e intercambios con sus colegas occidentales. Seguramente por eso antecedió a su propio maestro —el pritzker de 1987, Kenzo Tange— a la hora de construir en el extranjero. ‘Para cuando cumplí 30 años había dado 10 vueltas al mundo’, ha declarado tras conocer que había sido galardonado con el Pritzker 2019. Él atribuye esa sed de movimiento al Japón en el que creció: asolado por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. En su país estaba todo por hacer y, por lo tanto, aprendió a conocer sus ciudades en un estado de cambio permanente. Isozaki tenía 12 años cuando las bombas atómicas redujeron Hiroshima y Nagasaki a ruinas. Fue desde esa realidad, ha subrayado, desde la que decidió el carácter constructivo de la profesión, que le llevó primero a tratar de entender el mundo —para incorporar lo mejor de cada lugar a su trabajo— y después a intentar establecer conexiones entre las arquitecturas.
(…)
En 2001, cuando Herzog & de Meuron recibieron el Premio Pritzker tenían 50 años, Jacques Herzog declaró a EL PAÍS que ya podían empezar a arriesgar. Arata Isozaki recibe el Pritzker 2019 al final de su carrera —tiene 87 años— y, al contrario que otros proyectistas que lo recibieron en medio de su trayectoria, como Christian de Portzamparc o Kazuyo Sejima, como arquitecto ha acumulado ya todos sus logros. También sus errores.” Y finaliza haciendo el siguiente planteamiento para la reflexión: “El Premio Pritzker es un galardón complicado de entender porque a veces sirve para indicar vías de crecimiento para la arquitectura y otras para reconocer trayectorias. Es decir, en ocasiones, actúa de faro que ilumina el futuro y, en otras, de coche escoba. Los premiados en los dos últimos años —Doshi e Isozaki— merecían un reconocimiento. Lo mismo sucedió también con algunos arquitectos “rescatados” como Jorn Utzon (2003) o Frei Otto, que falleció en 2015 días antes de que se anunciara su premio. Sin embargo, en otras épocas, premiados como Wang Shu (2012), Shigeru Ban (2014) o Alejandro Aravena (2016) supusieron una toma de posición a la hora de indicar hacia dónde debía, o podía, evolucionar la arquitectura mundial, hacia la atención a problemas habitualmente descuidados por los arquitectos más conocidos: el rescate de la historia (Wang Shu), la arquitectura de emergencia (Ban) y el papel del usuario en el diseño de los edificios (Aravena) o lo que es lo mismo, la mejora de la autoconstrucción. Si bien es cierto que entre las novelas, los dramas o los poemas de cualquier Nobel de Literatura hay mejores y peores obras, al reconocer los méritos de manera tardía, como en el caso de este Pritzker a Isozaki, se es a la vez justo y arriesgado: se corre el riesgo de estar premiando también la decadencia. En un mundo necesitado de guías y proyectistas audaces capaces de ampliar y renovar el repertorio de ocupaciones arquitectónicas, se agradecen los premios que indican caminos. Apuntar vías de crecimiento implica un riesgo mayor al de reconocer méritos pasados. En el planeta hay cada vez más galardones que premian la obra de los arquitectos. Hace falta que uno de ellos se concentre en ampliar la ambición de esta profesión.”
ACA
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.