
Archivos diarios: 13 de mayo, 2018
Contacto FAC 76
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 111

El anuncio del Banco Obrero (BO) que recogemos en la postal del día de hoy, aparecido en la revista Integral nº 9 (1957) donde expone con números los avances de su plan de construcción de viviendas para ese año, además del talante propagandístico que lo acompaña, es revelador de un síntoma que ya se había evidenciado a partir del fallido cumplimiento del Plan Nacional (1951-1955) propuesto por el Taller de Arquitectura de esa institución (TABO): la concentración de los mayores esfuerzos e inversiones en la erradicación de los ranchos en la capital yendo ello en detrimento de la atención demandada por el interior del país, tal y como se puede leer en “Gestión estatal de la vivienda en Venezuela: Plan Nacional de la Vivienda (1951-1955)”, artículo de Beatriz Meza Suinaga (conocedora como pocos del tema) aparecido en Cuadernos del CENDES, nº 87 (2014).
El texto señalado, luego de hacer un recorrido en el que se presenta el Nuevo Ideal Nacional y la relación existente entre obras públicas y economía en la Venezuela de la dictadura perezjimenista, analiza el primer Plan de Vivienda preparado por el BO en 1946 que antecedió al programa habitacional del TABO de 1951, el cual, como eje central del ensayo, es ampliamente examinado junto a sus propuestas urbanas y arquitectónicas. De dicho examen resaltan “las diferencias existentes entre la demanda residencial en Venezuela para 1951 y las metas del Plan Nacional de la Vivienda (1951-1955) así como sus resultados. En tanto es notable la distancia entre necesidades habitacionales de la población y la propuesta del Banco Obrero, la puesta en marcha de ese Plan, con fallas evidentes desde sus inicios, demuestra la imposibilidad de enjugar el déficit a pesar de la disponibilidad financiera, el aparato técnico que se organiza con este fin, la decisión y los anuncios gubernamentales”. Como dato valga señalar que con el plan el BO “pretendía frenar la migración y fijar a la población en sitios con mayor concentración mediante la edificación de 12.185 viviendas en 15 ciudades del país”, lo que significaba un promedio de casi 4.000 viviendas al año “de las cuales para 1953 sólo se habían inaugurado 3.904 unidades en urbanizaciones nuevas, ampliaciones o densificaciones de conjuntos preexistentes ubicados en 13 ciudades”, según registrará Meza.
De allí que, “vista la incompleta ejecución del Plan de Vivienda y sus resultados, la siguiente decisión del régimen militar a fines de 1953 es emprender una cruzada para eliminar los ranchos en Caracas. Julio Bacalao Lara, hasta entones Director-Gerente del BO, es nombrado Ministro de Obras Públicas, sustituyéndolo en el BO el ingeniero Marco Antonio Casanova, bajo cuya conducción cambia de rumbo la política del ente, enfocándose en la capital nacional”.
De esta manera, teniendo a la mano las cifras que según el BO y la Gobernación del Distrito Federal registraban el aumento en el número de ranchos de 7.776 en 1941 a 53.618 en 1953, en junio de este último año se decide comenzar a atacar el problema reurbanizando la cuenca adyacente a la avenida El Atlántico al oeste de Caracas para luego, según palabras del propio Marcos Pérez Jiménez del 31 de diciembre, proceder a despejar el “sector de las vertientes meridionales del cerro comprendido entre el sitio denominado El Atlántico y el Observatorio Cajigal”, donde se aplicará lo que se conoció como el Plan Extraordinario de Viviendas Cerro Piloto efectuado por el BO y la Gobernación del Distrito Federal.
El Plan será desarrollado a partir de febrero de 1954 con base en una propuesta arquitectónico-urbanística denominada “Estudio Multicelulares Cerro Piloto” que da origen a su vez a la edificación denominada Multicelular (MC), proyectada por el arquitecto Guido Bermúdez, miembro de la Sección de Proyectos del BO, antiguo TABO ambos dirigidos por Carlos Raúl Villanueva. El sistema consistía en un bloque de 15 pisos con circulación vertical mecánica, un corredor cada 3 niveles y apartamentos con acceso directo desde los corredores, o mediante escaleras auxiliares subiendo o bajando un piso, excepto para los apartamentos de solteros ubicados en la azotea donde habría que subir dos niveles. (ver “Cerro Piloto: el Plan Extraordinario de Vivienda para Caracas, 1954”, también de Beatriz Meza Suinaga, aparecido en Tecnología y Construcción, Vol. 25-II, 2009).
Cerro Piloto, cuyos elevados costos asociados al proceso de liquidación de ranchos existentes en las zonas en que se desarrolló no compensaron la cantidad de unidades requeridas, ni incidió en un mejoramiento significativo en la calidad de vida de un numero mayor de habitantes de la capital, estará conformado por siete urbanizaciones: Altos de Cútira, La Vega, El Atlántico, Urdaneta, El Estanque, El Amparo y Pro-Patria, y sumará en total 40 superbloques Multicelulares (en pocos casos mezclados con bloque bajos de 4 pisos) para un total de 6.321 apartamentos.
Posteriormente, la División Técnica del BO plantea en marzo de 1954 el Programa Constructivo 1954-1958 donde “ya no se considerará el Plan Nacional de Vivienda de 1951 sino un Plan de Acción Inmediata con dos fases: la primera, continuación de las actividades ordinarias en Caracas y en el interior de la República; la segunda, atención al problema de la vivienda en los cerros que circundan Caracas para lograr su solución definitiva”. Es en este marco que debe entenderse la información aparecida en la propaganda que hoy nos ocupa y la aparición en ella de los datos relacionados a la Comunidad 2 de Diciembre, Simón Rodríguez y Urbanización 24 de noviembre (Pariata). A dichos desarrollos Beatriz Meza dedica otro interesante artículo aparecido en Tecnología y Construcción, Vol. 24-II, 2008 titulado “Superbloques y masificación: vivienda Banco Obrero en Venezuela (1955-1957)» que junto al número 7 de la revista Integral (1957) recomendamos también revisar.
De la Comunidad 2 de Diciembre (hoy conocida como 23 de enero), ubicada en lo que se denominó como “Cerro Central”, donde existían 19 barrios de ranchos y se incorporó al Programa Presidencial para Erradicar la Vivienda Insalubre en Venezuela, constituida por tres Unidades Vecinales (UV) construidas en otras tantas etapas durante 1955, 1956 y 1957, vale la pena recordar que en el diseño de la primera (Sector Este, 12 superbloques de 15 pisos -uno doble-, 26 bloques de 4 pisos, 2.366 apartamentos en total más servicios comunales), participan Carlos Raúl Villanueva, José Manuel Mijares, José Hoffman y Carlos Brando; en la segunda (Sector Central, 13 superbloques de 15 pisos -tres dobles-, cuatro bloques de 4 pisos, 2.944 apartamentos en total más servicios comunales) trabaja el mismo equipo a excepción de Brando; y en la tercera (Sector Oeste, 13 superbloques de 15 pisos -4 triples y 5 dobles-, 6 bloques de 4 plantas, 4.122 apartamentos en total más servicios comunales), permanecen solamente Villanueva y Mijares. Beatriz Meza nos apuntará que los superbloques utilizados corresponderán al “modelo DL proyectado por C. Brando en 1953, más económico en lo constructivo y estructuralmente más estable que el Multicelular de 1954”, el cual dará origen al DL Modificado-1955 que será en definitiva el que se usará en la primera etapa: “un edificio de planta rectangular con 15 niveles y 150 apartamentos, (que) dispone de torre externa con dos ascensores con parada cada 4 pisos, conectados con corredores donde se abren cinco escaleras longitudinales internas, sin ventilación ni iluminación natural. Por ellas debía subirse o bajarse uno o dos niveles para acceder a dos apartamentos; en cada planta hay 10 viviendas de 2, 3 ó 4 habitaciones; la terraza no es visitable”. Para la segunda y tercera etapas se usará el bloque DL Modificado-1956: “que dispone de escaleras internas transversales, igualmente carentes de ventilación e iluminación natural, conservándose los otros rasgos del modelo DL Modificado-1955”.
Por su parte, la Unidad Vecinal (UV) Simón Rodríguez (1956) ubicada en el barrio de Tiro al Blanco, al final de la avenida Principal de Maripérez en Sarría, al Norte de Caracas es diseñada por José Manuel Mijares bajo la guía de Villanueva. Dirigida a la clase media y obrera, se sitúa en una macromanzana con cuatro superbloques modelo DL Modificado-1956, de 15 pisos cada uno con 600 apartamentos y servicios comunales a los que se sumarán otros 4 superbloques con 780 apartamentos concluidos en 1957 donde se incorpora un bloque DL Modificado-1957.
Según datos extraídos por Meza del Archivo Histórico de Miraflores, en terrenos anteriormente ocupados por ranchos de Barrio a Juro, el BO construyó entre 1955-1957 la UV 24 de Noviembre (Pariata) en un solar que limitaba con la avenida Soublette y la Carretera Vieja Caracas-La Guaira. Allí se levantó durante 1955 al oeste (Primera Etapa), un superbloque modelo DL Modificado-1955, de 15 pisos con 145 apartamentos para clase media; en 1956 en el sector este (Segunda Etapa) un superbloque modelo DL Modificado-1956 de 150 apartamentos y un edificio de 4 pisos con 24 apartamentos; y en 1957 (Tercera Etapa) tres superbloques de 150 apartamentos y uno doble con 300, todos modelo DL Modificado-1956, siendo en total 1.074 viviendas en la UV. El pasar del tiempo y la realización de múltiples intentos por resolver cuantitativamente el problema de la vivienda tiene en la experiencia llevada a cabo por el régimen de Pérez Jiménez una lección muy clara: contra los 50.000 ranchos que había en Caracas en 1953 sólo pudieron construirse tras un esfuerzo descomunal alrededor de 17.000 apartamentos con sus respectivas infraestructuras de apoyo. Es decir, la batalla se perdió y se seguirá perdiendo si no se emprende de manera coordinada y racional una política integral que involucre a los habitantes de los barrios quienes han demostrado, de paso, ser mejores constructores de sus viviendas que el propio Estado, el cual (como ya ha sido señalado en innumerables ocasiones por los expertos en la materia) debe convertirse en acompañante en la dotación de servicios y planificación urbana y en garante de que se cuente con las condiciones socio-económicas y culturales que acompañen un complejo proceso y no la simple solución de un problema. De no ser así jamás la brecha se podrá cerrar y el sueño de creer que tener vivienda nueva es la panacea nunca se disipará.
ACA
HA SIDO NOTICIA

NISHIZAWA
Cuatro obras + Ocho al Cubo
Ryue Nishizawa, Francisco Díaz (ed.)
Ediciones ARQ
2016
ARQ, editorial de la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, publicó el año 2016 NISHIZAWA: Cuatro obras + Ocho al Cubo. La edición bilingüe (español-inglés), de 112 páginas en formato 24 x 17,5 cm., dedicada al arquitecto japonés Ryūe Nishizawa, nacido en Tokio, en 1966, graduado en Arquitectura por la Universidad Nacional de Yokohama, presenta cuatro de sus proyectos más reconocidos junto al proyecto de vivienda que construye para Ochoalcubo (www.ochoalcubo.cl) en Los Vilos, Chile.
Nishizawa, quien al finalizar sus estudios colaboró en el estudio de «Kazuyo Sejima & Associates», convirtiéndose en 1995 en uno de los fundadores de una nueva agencia «SANAA» (Sejima and Nishizawa associated architectes) junto con la que había sido su jefa hasta el momento, Kazuyo Sejima, no satisfecho con las realizaciones llevadas a cabo por SANAA, decide complementar su trabajo abriendo su propio estudio de arquitectura en 1997, la «Office of Ryūe Nishizawa».
El arquitecto japonés con una elegante obra, fue contratado durante el año 2000 como profesor visitante en la Escuela de Diseño de Harvard, EE.UU, y en 2001 entró a formar parte como profesor adjunto en la Universidad Nacional de Yokohama en el área de arquitectura y diseño.
Bajo el formato establecido por Ochoalcubo, un proyecto que congrega a reconocidos arquitectos de Chile y Japón para diseñar viviendas en la costa chilena, Ryūe Nishizawa participa con un proyecto dentro de este desarrollo inmobiliario, que se plantea como un laboratorio de arquitectura armónica, donde todas las casas siguen premisas preestablecidas por los arquitectos y donde cada una está diseñada teniendo en cuenta su entorno. El proyecto, gestado desde el Departamento de Arquitectura de Interdesign, se plantea como un proyecto pionero en la concepción de la arquitectura en Chile. Su nombre “Ochoalcubo” simboliza a 64 prestigiosos arquitectos que crearán ocho conjuntos de ocho casas, para un total de 64 viviendas. Para la primera etapa en la zona de Marbella fueron elegidos Cristian Valdés, Smijlan Radic, Cecilia Puga, Mathias Klotz, Sebastian Irarrazábal, Teodoro Fernández, Christian De Groote, José Cruz, Toyo Ito y el arquitecto paisajista Juan Grimm. Ryūe Nishizawa participa el la tercera etapa “Ochoquebradas” junto a los arquitectos japoneses de O+H, Junga Ishigami, Akihisa Hirata, Sou Fujimoto, Atelier Bow Bow, Kasuyo Sejima, y Kengo Kuma.
La experiencia de Ochoalcubo intenta a su vez ser un llamado de atención a la forma tradicional como se maneja la relación arquitecto-cliente-inmobiliaria, que pretende mostrar las diferencias que existen con los numerosos proyectos inmobiliarios que se extienden por los suburbios de nuestras ciudades y que imitan casas traídas de realidades e historias ajenas a la nuestra, con clichés estilísticos y con resultados la mayoría de las veces lejanos a la buena arquitectura, sin preocuparse de que estas obras queden como una mera superficialidad y donde la arquitectura es un costo más que, si es posible obviarlo o plagiarlo, mejor aún.
Las premisas de Ochoalcubo no permiten que un arquitecto se pueda repetir en estas 8 Etapas garantizándose así el poder apreciar 64 obras de 64 arquitectos diferentes entre chilenos e internacionales.
La publicación, a cargo de Francisco Diaz, incluye un ensayo “Sobre ochoalcubo” de Eduardo & Philippe Godoy, y cuatro proyectos de Nishizawa (Teshima Art Museum, Hiroshi Senju Museum Karuizawa, Garden & House y Terasaki House) más su propuesta para Ochoalcubo, Villa in Los Vilos. Nishizawa fue acreedor del premio León de Oro en la 9ª Bienal de Arquitectura Venecia en 2004 y Premio Pritzker junto a Kazuyo Sejima en 2010.
IGV
TAL DÍA COMO HOY…
… el 13 de mayo de 1995 aparece desplegado a todo lo ancho del número 106 de Arquitectura HOY el resultado de la primera etapa del Concurso Nacional de Ideas para el Patio-Jardín Esquina La Torre, Caracas.

El llamado a concurso para proponer una vez más respuestas a lo que en algún momento hemos denominado desde estas mismas páginas como la “la más descuidada entre las más importantes esquinas del país” (ver Contacto FAC números 33 y 34 del 26-06 y 02-07-2017, respectivamente), se hizo a comienzos del 1995 generando, una vez más, entusiasmo y expectativas por el significado del espacio objeto de atención más allá del destino, escala urbana y peso programático que establecían sus bases.
La cobertura dada por Arquitectura HOY y muy particularmente por Enrique Fernández-Shaw a este evento, estuvo conformada por tres entregas fechadas el 6 de mayo (nº 105), el 13 de mayo (nº 106 que reproducimos hoy) y el 27 de mayo de 1995 (nº 108).
De lo recogido en el semanario se desprende que fueron un total de 28 los participantes que entregaron sus propuestas el 21 de abril las cuales fueron expuestas en el Palacio de la Gobernación del Distrito Federal, ente que junto al Instituto de Patrimonio Cultural fueron los convocantes. También, que las deliberaciones estuvieron a cargo de un calificado jurado integrado por Asdrúbal Aguiar -Gobernador del Distrito Federal-, Juan Pedro Posani -Presidente del Instituto de Patrimonio Cultural- y los arquitectos Carlos Gómez de Llarena, William Niño, Pablo Lasala, Morela Montero y Jesús Tenreiro.
Sin embargo, es la lectura del veredicto reproducido en el número que hoy nos ocupa lo que permite develar que no han debido ser fáciles las deliberaciones del jurado ello derivado de dos circunstancias: la primera es que el fallo hecho público el viernes 28 de marzo no arrojó a la primera un único ganador sino que abrió un compás de dos meses adicionales para que cinco propuestas fueran desarrolladas (con base en recomendaciones particulares dirigidas a cada una) a objeto de llevar a cabo la selección final. La segunda se infiere del “voto salvado” y desvinculación de la decisión final de Jesús Tenreiro.
Así, la mayoría de los miembros del jurado exigía a los concursantes clasificados revisar de nuevo con detenimiento los objetivos principales que se planteaban en las bases del concurso y, en particular, tomar muy en cuenta el “marco de provisionalidad de la obra a realizar y el estricto límite presupuestario que a ésta le corresponde” así como también evidenciar “una mayor reflexión en cuanto a las relaciones con el entorno inmediato”, acentuando lo siguiente: “Queremos destacar lo inconveniente, en unos casos, de la excesiva exaltación de la monumentalidad, y en otros, de la disponibilidad en el futuro para una edificación correspondiente al rango espacial y emblemático que le corresponde”, argumentos que hablan por sí solos sobre las limitaciones con las que se buscaba abordar un lugar tan emblemático y el “sometimiento” y reto que se imponía a los participantes, aspectos que intuimos formaron parte importante de las deliberaciones y que no dudamos hicieron aflorar encendidas polémicas que pudieron derivar en el “voto salvado” por Tenreiro.
En todo caso, correspondió pasar a la segunda fase a los equipos conformados por: 1. Jorge Rigamonti, Mario Quirós y Alfredo Caraballo; 2. Luis Edurdo Fernández, Salvador Santorsola y Marisol Martínez; 3. Pablo Ballini y Rosalinda Barbosa; 4. Joel Sanz, Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha; y 5. Enrique Feldman, otorgándosele Mención Honorífica a las propustas presentadas por: 1. Alessandro Famiglietti, Francisco Javier Cibeira y Carlos Gago; 2. Doménico Silvestro; 3. Cristina Von der Heyde y Javier Caricatto; y 5. Francisco Martín Domínguez. De todas ellas se recoge alguna imagen y un breve resumen en el ejemplar de Arquitectura HOY que hoy nos acompaña.
La entrega final de las cinco propuestas clasificadas se pautó para el 15 de mayo en la sede del Instituto de Patrimonio Cultural, haciéndose énfasis en la obligatoriedad, revisión y ajuste de los costos “a fin de no sobrepasar el límite establecido en las bases (Bs. 30.000.000)” y en la necesidad de entregar “los cómputos de obra correspondiente”. Así mismo resalta el hecho de que “la Gobernación del Distrito Federal otorgará a los participantes de esta segunda etapa la cantidad de Bs. 200.000,00, a cancelarse una vez entregadas las propuestas, como compensación de los gastos inevitables en que los concursantes incurrirán”.
Finalmente, vencido el lapso, tomadas en cuenta las recomendaciones hechas por el jurado y cumplido con los requisitos exigidos fue seleccionado “por mayoría” como ganador del concurso el proyecto presentado por Jorge Rigamonti, Mario Quirós y Alfredo Caraballo. En esta segunda ocasión el jurado de forma escueta destacó “la altísima calidad de todas las ideas desarrolladas y señala que en esta oportunidad se vuelve a poner de manifiesto la utilidad y eficiencia cultural de la institución del concurso, la cual se recomienda generalizar particularmente en el ámbito público”.

De la propuesta de Rigamonti, Quirós y Caraballo, que contó con la colaboración de Ángela Rodríguez y Carmen Marquina, nos ha parecido procedente rescatar parte de la descripción que aparece en https://www.behance.net/gallery/12163537/Garden-Patio-at-La-Torre-Corner-of-Bolivar-Square y algunas de las imágenes que se prepararon para su presentación. En tal sentido, los 2.000 metros cuadrados ubicados en la esquina noreste de la Plaza Bolívar de Caracas objeto del Concurso se abordaron con el objetivo de crear “un espacio representativo para los actos protocolares y recepciones de la Gobernación, y ocasionalmente permitir el acceso público para actos culturales y recreativos”. Así mismo ‘El Patio-Jardín’ completa volumétrica y espacialmente la Plaza Bolívar, y reconstruye la esquina de la torre de la Catedral, mediante muros articulados y relacionados con los edificios cercanos, transmitiendo un sentido de dignidad y atemporalidad. (…)
Los muros en el patio-jardín se hacen instrumento de identificación, forman un ‘lugar’ y definen al mismo, crean una relación de inclusión-exclusión, y permiten reencontrar el sentido de ‘interioridad’, logrando una ‘intimidad’ rara en los espacios públicos de Caracas. Dichos muros ordenan en una secuencia cinemática, el recorrido desde el acceso indirecto, permitiendo un paseo narrativo dentro de un jardín evocador, donde las visuales a través de la vegetación y las articulaciones de los muros, nos sitúan en relación a la torre de la Catedral y su entorno, para luego desmaterializarse en la ‘Esfera Virtual’ del maestro Jesús Soto (presente como elemento a incorporar dentro de las bases del concurso). El piso a su vez también se desmaterializa en el espejo de agua que refleja la esfera”.
El desenlace final, lamentablemente, no derivó en la construcción de esta pieza que lidiando con todos los inconvenientes surgidos y desventajosas condiciones impuestas da la ocasión de encontrarnos pese a su “provisionalidad” y su escasa masa edificada con una obra que apuesta a trascender generando un recinto autónomo cargado de una clara impronta artística y poética que no olvida su condición de esquina.
Transcurridos 23 años el flanco noroeste de la esquina La Torre, marcado por una especie de designio negativo, sigue esperando su necesaria dignificación.
ACA
Procedencia de las imágenes
