ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 85

Entre 1970 y 1971 se detecta una intensa actividad dentro de la realización de concursos nacionales de arquitectura en nuestro país y con ello un particular compromiso de parte del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) por impulsarlos de la mano de los entes promotores (todos ellos de carácter público), lo que a su vez le abría las puertas a sus agremiados por obtener el reconocimiento proveniente de la contienda en buena lid y le daba aliento a la esperanza de encontrar por esa vía salida a la realización de proyectos institucionales de envergadura. En sucesión, comenzando en 1970 con el Concurso para el Centro Municipal del Distrito Federal (el que hoy nos ocupa), se convocaron también: el de la Sede del Instituto Nacional de Obras Sanitarias -INOS- (1971), el del Edificio Sede de la Compañía de Administración y Fomento Eléctrico -CADAFE- (1971) y el de la Sala de Conciertos y Sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela -hoy Complejo Cultural Teresa Carreño- (1971), lo cuales generaron una interesante animación profesional e intelectual, los cuales en otra ocasión nos dedicaremos a comentar.

1. Vista aérea de la zona donde se insertaría el concurso

En particular, el llamado a la puesta en escena de ideas a través de preanteproyectos para el Centro Municipal (divulgado igualmente como Palacio Municipal) del Distrito Federal, ofrecía la oportunidad de enfrentarse con un contexto de singular relevancia dentro del casco histórico de la ciudad de Caracas y a la vez dar cabida a ambiciosos planteamientos de renovación urbana. El lugar seleccionado fue lo que hoy se conoce como Plaza El Venezolano (antigua Plaza de San Jacinto), frente a la Casa Natal del Libertador, donde funcionó durante años el Mercado Principal de Caracas. Un reto altamente estimulante que logró que hasta un total de 27 arquitectos o equipos entregaran sus propuestas.

Junto a lo señalado, la posibilidad de materializar y caracterizar la sede del poder municipal a través de un edificio que dejara huella se constituía en un compromiso adicional. Fresca se encontraba aún la realización del Concurso Internacional para el Ayuntamiento de Boston (1962), ganado por  la firma Kallmann McKinnell & Knowles, conformada por tres profesores de la Universidad de Columbia, terminado de construir e inaugurado, no sin estar envuelto dentro de una gran polémica entre otras cosas por la expresión brutalista de su arquitectura, en 1969.

Factor fundamental para animarse a participar en el certámen lo fue también la conformación de un calificado Jurado Evaluador, integrado por Ieoh Ming Pei (invitado internacional), Carlos Raúl Villanueva (invitado nacional), Tomás Sanabria (por la Gobernación del Distrito Federal), John Machado (por el Concejo Municipal), Antonio Cruz Fernández (por la Oficina Municipal de Planeamiento Urbano), David Dario Brillembourg (por el Colegio de Ingenieros de Venezuela), Julio Coll Rojas (por el Colegio de Arquitectos de Venezuela), coordinados por los arquitectos Jorge Azpúrua Ríos y Simón Malavé Nuñez.
El veredicto, recogido como noticia en la revista Punto 40-41 (enero-marzo 1970), número curiosamente dedicado a la Renovación Académica que por aquel entonces agitaba a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV (un tanto ajena a estas lides «profesionales»), otorgó por unanimidad el Primer Premio a los arquitectos Moisés Benacerraf, Carlos Gómez de Llarena, Manuel Fuentes y Luis Vázquez. El Segundo Premio correspondió a Ruy Manuel Arcaya, Juan José Lazo Ricardi, Humberto Sardi y María Eugenia Martínez y el Tercer Premio a Ernesto Fuenmayor y Manuel Sayago.

2. Maqueta de la propuesta ganadora dentro del contexto
3. Planta de conjunto de la propuesta ganadora
4. Perspectiva de la propuesta ganadora

La propuesta ganadora, cuya impactante perspectiva engalana la postal del día de hoy, la cual se bonificó con Bs. 100.000 (cerca de $ 25.000), logró alcanzar en buena medida los criterios de juicio adoptados por el jurado en cuanto a “que el proyecto contribuya a mantener el carácter histórico de la zona adyacente en donde está ubicada la Casa Natal del Libertador Simón Bolívar (…), permita el máximo de integración a nivel de la planta baja con las áreas de espacios adyacentes (…), permita el predominio del peatón dentro de los grandes espacios abiertos antes señalados (…), que el Edificio refleje el carácter de ser la sede del Poder Municipal de la Ciudad de Caracas (…), el adecuado funcionamiento de la edificación y la interpretación aceptable de las condiciones específicas expresadas en el Programa que sirvió de base para la realización del presente Concurso (…) y que desde el punto de vista estructural su realización no implique costos adicionales”. Sin embargo, el veredicto recomendó al equipo victorioso, con base en lo arriba señalado, hacer una serie de modificaciones relativas a “reestudiar el Cuerpo Triangular saliente sobre la plaza y los niveles de ésta a fin de mejorar la integración del desarrollo con la Casa Natal del Libertador y estudiar el tratamiento de la fachada sobre el Callejón Linares a fin de permitir una mejor adaptación del pasaje peatonal entre el conjunto de edificaciones a remodelar y el nuevo edificio”.

5. Dibujo de Carlos Raúl Villanueva en el que, como miembro del jurado del concurso, muestra el pasaje que sugiere para conectar el Palacio Municipal con la Plaza Bolívar.

Cierra el dictamen del jurado dando una serie de Recomendaciones Finales de orden urbano a los promotores del Concurso con la finalidad de lograr una efectiva integración de la solución escogida con el Centro Tradicional e Histórico de la Ciudad tales como: “el control de las edificaciones de las cuatro manzanas circundantes (…), proceder a la remodelación de las edificaciones adyacentes al Centro Municipal (…), lograr una comunicación peatonal cubierta entre la plaza de la solución ganadora y el edificio tradicional del Concejo Municipal y la Plaza Bolívar (…)”, y contemplar en el diseño “el desafío y oportunidades que ofrece el sitio, dentro de un contexto cuyas condiciones respondan a una planificación general urbana en donde cabe destacar entre otras las conexiones subterráneas del conjunto con el sistema de transporte masivo…”.

Este concurso, sin duda, sirvió para impulsar la carrera profesional de los principales integrantes del equipo ganador (Gómez de Larena, Fuentes y Benacerraf), quienes en 1976 obtienen el Premio Nacional de Arquitectura otorgado en la VI Bienal con la Torre Europa, que tuvo como claro precedente el Centro Comercial Bello Monte (1970) el cual ya había sido distinguido con el Premio Municipal en la V Bienal. Por su parte, Gómez de Llarena y Fuentes, egresados de arquitectos en 1967 y 1965, respectivamente, ya habían coincidido previamente trabajando como estudiantes en las oficinas de José Miguel Galia, Martín Vegas Pacheco, Walter J. Alcock y el propio Benacerraf (algo mayor que ellos) con quien se asocian en 1969. Lamentablemente la propuesta ganadora para el Edificio Sede del Palacio Municipal del Distrito Federal no se construyó y el sector sujeto a intervención quedó sin contar con una solución que hubiese impulsado la dignificación de los espacios involucrados y que hoy aún están aquejados por los problemas que hace más de 47 años se buscaba enfrentar.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Revista Punto 40-41 (enero-marzo 1970)

1, 2, 3, 4 y 5. Revista ARQUITECTURA, Publicación mensual del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, año 14, nº 158, febrero 1972

LA NOTICIA DE LA SEMANA

A 20 años del Guggenheim Bilbao

Javier García Librero

Tomado de Plataforma Arquitectura

18 de octubre 2017

El Museo Guggenheim de Bilbao es una de las obras más significativas e influyentes de los últimos treinta años en el mundo de la arquitectura y este 19 de octubre celebra su vigésimo aniversario.

La construcción del museo en 1997 supuso el inicio de un paradigmático proceso de transformación urbana y económica que atrajo a turistas, inversionistas e inmobiliarias a Bilbao, convirtiendo una ciudad industrial en declive y castigada por el terrorismo, en una de las capitales culturales de España, Europa y el mundo. Su impacto económico llevó al filósofo y periodista español Iñaki Esteban a acuñar el concepto de “Efecto Guggenheim” en su libro homónimo publicado en 2007.

El diseño final, obra del arquitecto canadiense Frank Gehry tras ganar un concurso con tres candidatos, supuso también un punto de inflexión en el mundo de la construcción y la arquitectura. Para llevar a la realidad las complejas formas curvilíneas del proyecto, fue esencial el uso del software CATIA, inicialmente utilizado en la industria aeronáutica y aeroespacial. Asimismo, su ubicación inicial fue pensada en la Alhóndiga —un antiguo almacén de vino ubicado en la villa de Bilbao— pero luego fue trasladado junto al Puente de la Salve en la orilla del río del Nervión, mientras la Alhóndiga se convirtió años más tarde en el Azkuna Zentroa.

Además del gran impacto económico que supone para la ciudad, el Museo Guggenheim se ha convertido en uno de los más visitados de España tanto por turistas nacionales como internacionales, alcanzando el pasado 27 de septiembre los 20 millones de visitantes y superando en 2016, por octava vez en su historia, el millón visitas anuales, con un total de 1.169.404 personas.

Con motivo de los veinte años del Guggenheim, el museo ha organizado una serie de eventos entre los que destaca el espectáculo de video mapping  llamado Reflections, en el que la resplandeciente fachada de titanio es usada como un enorme lienzo en el que durante 20 minutos se proyectan, combinando música, luz e imágenes, dos décadas de historia, arte y creatividad en Bilbao.

Además, a través del programa TopARTE el Museo tiene programadas actividades abiertas a diferentes disciplinas como teatro, gastronomía, cine, música o danza, que permitirán descubrir a sus visitantes la rica variedad cultural que Bilbao y su entorno puede ofrecerles.

El propio arquitecto Frank Gehry, junto con los artistas Richard Serra, Jeff Koons, Jenny Hozer y David Hockney, se han sumado a esta celebración a través del vídeo “El arte lo cambió todo” en el que reafirman la estrecha relación que mantienen tanto con el Museo como con la ciudad de Bilbao.

A lo largo de estos 20 años, el Museo Guggenheim de Bilbao con sus formas expresivas y escultóricas y su imponente presencia, ha conseguido establecer un diálogo de contrastes con su entorno que lo han convertido en un símbolo urbano emblemático, capaz de atraer turistas de todo el mundo y de convertirse en ícono de Bilbao y su gente.

ACA

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

JOSÉ MIGUEL GALIA. Arquitecto

Alberto Sato

Ediciones del Instituto de Urbanismo. FAU. UCV

Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico. UCV

Comisión de Estudios de Postgrado. FAU. UCV

2002

Dentro de la historiografía venezolana no es frecuente toparse con estudios monográficos que den cuenta de la vida, trayectoria y pensamiento de los más importantes arquitectos que han dejado su impronta en el país. Más extraño aún es el conseguir publicaciones que las recojan de forma sistemática apelándose a un orden que, sin dejar de ser cronológico, apueste al sentido crítico derivado de los grandes temas que pueden resumir los intereses vitales del personaje tratado. La construcción de la historia de nuestros arquitectos se encuentra, por lo general, dispersa en artículos de prensa, breves ensayos aparecidos en revistas de carácter comercial, catálogos de montajes museísticos, investigaciones de talante académico o, en el peor de los casos, cuando se conservan, en archivos a la espera de ser abordados con orden y criterio a sabiendas que muchos de ellos han sido desmantelados o se encuentran sumidos en el más absoluto abandono.

Es por ello que resultó ser excepcional dentro de la producción editorial venezolana la aparición en 2002 de un libro dedicado a la figura de uno de los profesionales de mayor significación en la arquitectura moderna del país (José Miguel Galia -1919-2009-), cuya excepcionalidad consistió en poner en marcha un proyecto que reunió las condiciones ideales para llegar a feliz término: contar con la vitalidad, el interés y apoyo incondicional del protagonista de la historia, tener acceso a un archivo bien conservado que además de orden requería ser visitado con ojo crítico, disponer de una bibliografía dispersa que ofrecía pinceladas y opiniones sobre la vida y obra del personaje, pero sobre todo el haber podido mostrarse previamente el ordenamiento de los materiales del archivo y una valiosa aproximación a la obra en una relevante exposición montada en 1992 en los espacios del Museo de Bellas Artes por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV.

De esta manera, cuando el maestro Galia se acerca a finales de la década de los años 80 del siglo XX al Instituto de Urbanismo de la FAU UCV para dejar en sus manos la producción de la publicación, y propone que sea Alberto Sato el encargado de elaborar el texto que la acompañaría, buena parte de los insumos que permitirían la elaboración de un exquisito plato se encontraban sobre la mesa. Sato, interesado de antemano en estudiar la obra de Galia, encuentra así la oportunidad de convertir sus indagaciones en un trabajo de ascenso presentado en 1993 que servirá de base a la redacción del libro. También conviene recordar que luego, como cursante de la Maestría en Historia de la Arquitectura, en otra vuelta de tuerca, Sato convertirá a Vegas & Galia (la mítica sociedad conformada durante los años 50 que marcó cualitativamente la producción edilicia de esa década), en uno de sus objetos de estudio dentro del trabajo “Cinco oficinas de arquitectura: 1948-1958”, entregado en 1996.

Como toda empresa editorial, José Miguel Galia. Arquitecto sufrió durante el lapso comprendido entre su concepción, elaboración, culminación del trabajo de diseño y montaje y su salida a la luz los avatares ligados a problemas económicos y logísticos que obligaron en muchos casos a su reformulación. Sin embargo, como resultado final quedó en manos del lector una impecable publicación en tapa dura, de 216 páginas de 21.5 x 31.5 cms, papel Lumisilk 150 y tipografía Futura, diagramada con sobriedad y elegancia por Martha Sanabria con la colaboración de Catherine Goalard en el diseño, montaje electrónico y selección cuidadosa del material fotográfico, proveniente en su mayoría de los lentes de Paolo Gasparini y José Antonio Maldonado. La reelaboración de los dibujos de los proyectos procedentes del Archivo de José Miguel Galia, realizada por más de 14 personas coordinadas por Carlos Enrique Roig, con la supervisión de Magali Ruz Brewer (Coordinadora General del Archivo) y la asesoría de Henrique Vera, cierran un ciclo que da cuenta de un diverso equipo de trabajo que actuó de manera acompasada sin descuidar detalles, que el Grupo Soluciones Gráficas-Editorial Arte supo coronar.

Además de un Prólogo elaborado por Marco Negrón (“Galia y la formación de la Caracas contemporánea”) y la Introducción redactada por el autor, el libro se compone de seis capítulos (“El Portafolio Rioplatense”, “Galia en Venezuela”, “Vegas & Galia, Arquitectos Asociados”, «Propiedad Horizontal”, “Protagonismos” y “La Academia”), que junto a una detallada Cronología y selecta Bibliografía permiten, como señala el propio Sato “construir una historia, más que personal, de un quehacer arquitectónico que atraviesa el ciclo moderno venezolano” donde «el método empleado para organizar esta construcción ha sido determinado por áreas de interés, desde el Uruguay moderno hasta la Venezuela contemporánea» y donde también resultó oportuno  “… destacar algunos aspectos que interrumpen la linealidad de una cronología”.

Como apunta Marco Negrón en el Prólogo: «En el texto …, Alberto Sato aborda con rigor e inteligencia el reto de analizar críticamente la extensa producción de Galia, consiguiendo armar una obra que, pese a la frecuente necesidad de apelar al conocimiento especializado y hasta erudito, en más de una ocasión logra la rara virtud de combinar el rigor investigativo y analítico con la amenidad del relato”. Tras haberse cumplido recientemente 15 años de su aparición, José Miguel Galia. Arquitecto, cuyo tiraje fue de 500 ejemplares, se ha convertido hoy en día en pieza de colección que permite adentrarse, a través de una figura señera quien arriba de su Uruguay natal a Venezuela en 1948, «en el análisis de la obra de uno de los más prolíficos arquitectos de la modernidad venezolana (…) pero, al mismo tiempo, en un esfuerzo por desentrañar algunas de las claves que explican la formación de la Caracas de hoy.”

ACA