1950•El Ministerios de Obras Públicas (MOP) concluye la construcción y pone en servicio el Instituto Nacional de Tuberculosis, en El Algodonal, Antímano, Caracas, proyectado por el arquitecto de origen español Miguel Salvador y Díaz, egresado de la UCV en 1948 (1ª Promoción de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería). El edificio tiene en su fachada un mural de Carlos González Bogen (1920-1992).
Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta (RCR Arquitectes), ganadores del Premio Pritzker 2017
1. El equipo de RCR Arquitectes en su estudio de Olot, Girona. De izquierda a derecha: Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta
Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta son los ganadores de la última edición del premio Pritzker, según anunció el miércoles 1 de marzo la Fundación Hyatt de boca de su presidente. El galardón que se otorga cada año desde 1979 ha recaído por la segunda vez en arquitectos españoles (Rafael Moneo lo recibió en 1996), siendo la primera que se otorga a un grupo de tres profesionales. Originarios de Olot, Girona (en donde se encuentran sus oficinas actualmente), han trabajado en conjunto como RCR Arquitectes desde 1988. Un año antes se graduaron simultáneamente de la carrera de arquitectura en la ETSAV, la Escuela de Arquitectura del Vallés (Escola Tècnica Superior d’Arquitectura del Vallès).
2. RCR Arquitectes. Vinería Bell–Lloc (2007). Palamós, Girona, España
Sus proyectos enfatizan la materialidad y las técnicas constructivas haciendo uso del color, la transparencia y la luz, y comprenden una amplia gama de programas; desde edificios públicos y viviendas hasta un jardín infantil y una bodega de vinos.
Su relación profesional de casi tres décadas ha demostrado «un firme compromiso con el lugar y su narrativa», creando espacios que están en total diálogo con sus respectivos contextos. Al «armonizar materialidad con transparencia, el trío de arquitectos catalanes genera conexiones entre el exterior y el interior», resultando en una arquitectura que es «tanto emocional como experiencial».
3. RCR Arquitectes. Les Cols Restaurant Marquee. (2011) Olot, Girona, España
Aranda, Pigem, y Vilalta han pasado sus respectivas carreras desarrollando proyectos con un profundo enfoque e influencia local; la gran mayoría de su obra construida se encuentra en Europa, en particular en la península ibérica y España. En ese contexto, han buscado evocar una identidad universal empleando una paleta de materiales que incluye el acero y el plástico reciclado. «Han demostrado», según Glenn Murcutt, Presidente del Jurado de este año, «que la unidad de un material puede otorgarle increíble fuerza y simplicidad a un edificio». Murcutt agrega: “La colaboración de estos tres arquitectos produce una arquitectura intransigente de un nivel poético, representando un trabajo atemporal que refleja un gran respeto por el pasado, proyectando a la vez una claridad que pertenece al presente y al futuro.”
4. RCR Arquitectes. Museo Soulages. (2014) Rodez, Francia.
Queda claro que el valor de la arquitectura producida localmente, en medio de un mundo globalizado, ha sido una preocupación clave en relación a su elección. Según el acta del jurado, «cada vez más personas temen que, debido a esta influencia internacional, perdamos nuestros valores locales, nuestro arte local y nuestras costumbres locales». El jurado cree que los arquitectos premiados «nos ayudan a ver, de una manera bella y poética, que la respuesta a la pregunta no es «una u otra» y que podemos, al menos en la arquitectura, aspirar a tener ambas cosas: nuestras raíces firmemente en el lugar y nuestros brazos extendidos hacia el resto del mundo». Entre sus obras destacadas están el Museo Soulages en Rodez (2014), el Teatro La Lira en Ripoll (2011) y las Bodegas Bell-lloc en Palamós (2007). La ceremonia de entrega del premio se celebrará en el Palacio Akasaka de Tokio el próximo 20 de mayo.
… que el año 2001, a 38 años de la realización de la primera y bajo el lema “Arquitectura en contexto: globalidad, identidad y ruptura”, se llevó a cabo la X Bienal de Arquitectura organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela?
1. Logo de la X Bienal de Arquitectura de Caracas
En medio de un clima de contracción en la industria de la construcción y de cuestionamiento a este tipo de evento, cuyo agotamiento en cuanto a su capacidad de promover el interés nacional y el debate con contenido crítico eran evidentes, e intentando darle un giro al hecho de haber perdido desde 1987 su condición de marco en el cual se seleccionaba al Premio Nacional de Arquitectura (en manos desde entonces del Consejo Nacional de la Cultura), la organización de la X Bienal se propone, a tono con los vientos que soplaban ya en el país, renombrar la convocatoria, direccionar el enfoque general de la muestra y apostar por la reflexión y el intercambio. Oscilando entre «I Bienal de Arquitectura de Caracas» y «X Bienal Nacional de Arquitectura», finalmente se registra la del 2001 como X Bienal de Arquitectura de Caracas, lo cual introdujo de entrada un claro elemento de confusión en cuanto a su propia identidad y alcance. Por otro lado, a la tradicional presentación de trabajos arquitectónicos y urbanísticos de diversa índole, publicaciones y tesis de grado, se le abre la puerta a modo de invitados especiales a proyectos y obras ganadores de premios nacionales e internacionales en el lapso 1998-2001 y a temas que evidenciaran el “interés del sector público, privado y profesional de formular propuestas para atender a las grandes mayorías de menores ingresos” en particular los trabajos ganadores de los Concursos de Habilitación Física de Barrios convocados por el CONAVI en 1999 y 2000, el Proyecto para la Declaratoria de la Ciudad Universitaria de Caracas como Patrimonio Cultural de la Humanidad, los Proyectos para la recuperación del estado Vargas y los Proyectos para Nuevas Ciudades. Adicionalmente, se logró organizar un ciclo de once foros aglutinados bajo el título “Ciudades para vivir” llevados a cabo en tres momentos y tres sedes diferentes, que, sin dejar de ser importantes válvulas de escape ante problemas acuciantes, permitieron evidenciar las tensiones presentes dentro de la organización misma del evento. Un calificado y exigente jurado preseleccionó, del total de inscritos, 37 trabajos «en los que fuera manifiesta la intención de combinar de manera armónica la pericia profesional y la búsqueda de soluciones renovadoras” que, junto a los temas invitados, serían posteriormente considerados por un segundo jurado cuya misión consistió en llevar adelante la selección final y otorgar los premios. Todo ello dio pie al montaje de una exposición en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (que desde el mes de enero ya no contaba con Sofía Imber como su directora) entre el 30 de septiembre y el 4 de noviembre.
2. Zonas afectadas por el deslave del estado Vargas en 1999. Maiquetía- La Guaira- Punta de Mulatos- Macuto- El Cojo- Camurí Chico- Los Corales Caraballeda – Tanaguarena – Carmen de Uria3. Propuesta de diseño urbano para el sector Los Corales. Oscar Grauer, David Gouverneur y Nuri Bofill
En un inusual y ambiguo fallo, que descolocó a propios y extraños, el jurado decidió “otorgar el Premio Nacional a la totalidad de los Proyectos para la recuperación y desarrollo de Vargas”, grupo conformado por 10 propuestas elaboradas por diferentes sectores, grupos e instituciones, públicos y privados, profesionales y académicos, nacionales y extranjeros, individuales y colectivos, como clara señal del sesgo que desde un inicio se le buscó dar al evento y demostración del interés que propició atender la tragedia que afectó en 1999 el Litoral Central y de entenderlo como una oportunidad para resolver sus problemas de fondo.
3. X Bienal de Arquitectura de Caracas. Premio Mejor Obra Arquitectónica. Edificio de telecomunicaciones IMPSAT, La Urbina, Caracas. Arquitectos Alessandro Famiglietti y Álvaro Rodríguez
El Premio Mejor Obra Arquitectónica, que en otras circunstancias habría sido el de mayor jerarquía, recayó sobre el Edificio de telecomunicaciones IMPSAT de los arquitectos Alessandro Famiglietti y Álvaro Rodríguez, ubicado en la urbanización La Urbina, Municipio Sucre, Caracas. El jurado “llegó a esta obra a través de la presentación de una condición global y objetiva de su propio partido. Era una obra muy bien planificada que posteriormente a su visita se demostró como una bellísima interpretación de un edificio neutro y de programa predeterminante (…). Complementariamente, una vez más aquí apareció un cierto atributo de ‘perfección en su factura’, que Le Corbusier resaltó en Vers une Architecture como esencial en arquitectura. Por otra parte, valorizando una posición y cualidades más particulares que las otras, ésta resumía su condición de contemporaneidad y globalidad”. El transcurrir de casi 20 años le han dado en cierta forma la razón a los argumentos señalados de manera que se puede hoy seguir sosteniendo que el IMPSAT se trata de un edificio referencial dentro de la arquitectura venezolana del aún joven siglo XXI. El balance que a la distancia se puede hacer de esta X Bienal viene acompañado por la frustración que ha originado la desatención que se le dio al conjunto de proyectos ganadores a la luz de la situación que hoy se vive en el estado Vargas. Las observaciones y recomendaciones hechas por el jurado que apuntaban “al insoslayable papel que el poder público tiene como convocador y conductor de un proceso de urbanización y participación, donde múltiples actores sociales deben elaborar propuestas negociadas”, sumadas a la necesidad de “complementar las propuestas con estudios de factibilidad económica e impacto ambiental, capaces de garantizar la viabilidad de las propuestas elaboradas en un territorio que históricamente ha demostrado su vulnerabilidad”, son argumentos suficientes para colocar esta declaración como acompañante de un numeroso grupo de oportunidades perdidas.
Procedencia de las imágenes
1, 2, 3 y 4. Colegio de Arquitectos de Venezuela. Catálogo de la X Bienal de Arquitectura de Caracas, 2001.
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Gustavo Wallis Legórburu (Caracas,1897-1979), quien en 1921 obtiene el título de Ingeniero Civil, desde 1933 hasta su muerte ocupa el Sillón XXIX como miembro de número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y en 1945 se encuentra entre los fundadores de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (de la cual fue presidente en tres ocasiones), proyecta y construye en 1936 el Palacio de la Gobernación de Caracas como parte de una propuesta pionera que buscaba dictar pautas en lo que podía ser el cambio de la densidad y la modernización de las adyacencias de la Plaza Bolívar. Para la delimitación del borde norte de la plaza, Wallis, en colaboración con los arquitectos franceses Lahalle y Levard, planteó un conjunto integrado por tres cuerpos continuos diseñados en función de un eje de simetría (coincidente con el que divide en dos la plaza), que otorgaba al edificio central el rol de mayor jerarquía por su altura, insinuando la nueva escala que se aspiraba incorporar en la zona. De las tres piezas, la correspondiente al Palacio, ubicada en la esquina de Principal, donde se encontraba el viejo edificio de correos, fue la única que finalmente se construyó, quedando el resto de la cuadra impregnada de una indefinición y orfandad que aún hoy es posible percibir. Se ha calificado al edificio de la Gobernación como “un ejemplo de eclecticismo decantado y de nobles proporciones” que a su vez dignificó la función cívico-administrativa que albergaba gracias al sincero uso de los materiales y cuidadosos detalles constructivos, propios de una racionalidad que en gran medida vino acompañada del afán decorativo proveniente del art decó. El espacio correspondiente a la planta baja, donde funcionaron oficinas y taquillas de recolección de fondos e impuestos, ofrecía al visitante una ambientación absolutamente moderna en la que la madera, el mármol y el material niquelado se conjugaron en pro de un espacio a la escala de lo público. La observación cuidadosa de la composición de la fachada del edificio permite descubrir un interesante juego entre la verticalidad y la horizontalidad dentro de un estricto orden compositivo y geométrico. La verticalidad se ve acentuada en el portal y el tratamiento de los dos pisos superiores mediante pilastras contenidas dentro de un gran marco que remata con una limpia cornisa. La horizontalidad la asume la correcta proporción del volumen, su solidez y su carácter vinculado a los cánones academicistas. Testigo mudo de constantes vejaciones que se han sucedido en su entorno, en su infraestructura y sobre los entes que ha albergado sin importar la legitimidad otorgada por el voto popular, este elegante y sobrio edificio nos recuerda la existencia de valores que no tienen fecha de caducidad en la memoria caraqueña.
ACA
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Postal. Galería de Arte Nacional. Wallis/Domínguez/Guinand. Arquitectos pioneros de una época, 1998
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.