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ES NOTICIA

En la página de Instagram de Morel David Rodríguez (@moreldavir), alcalde del Municipio Maneiro del estado Nueva Esparta, apareció publicado el viernes 5 de julio el resultado del “Concurso de Ideas de Arquitectura y Diseño Urbano para el Centro Histórico de Pampatar”, convocado por la Alcaldía del Municipio Maneiro del estado Nueva Esparta con el aval del Instituto de Patrimonio Cultural y la asesoría del Colegio de Ingenieros del estado Nueva Esparta (CIENE).

El jurado calificador estuvo conformado por Carlos Gómez de Llarena, Nelly Del Castillo, Zulma Bolívar, Federico Vegas, Rafael Pereira, Antonio Aspite y Augusto Ascanio.

Con una inscripción inicial de 42 participantes de los que entregaron 25, quedaron preseleccionados 6 de entre los cuales, tras la deliberación correspondiente llevada a cabo el 4 de julio, el jurado declaró ganador el proyecto identificado con el seudónimo “Atarraya de encuentros” (código CCHP-043) presentado por el equipo encabezado por el arquitecto Folco Riccio que contó con David Gouverneur como asesor y Elsa de la Purificación, Azarai Hernández, Fernando Peraza y Luis Matos como colaboradores.

Obtuvieron mención honorífica los otros cinco equipos preseleccionados liderados por Ángel Yánez, Daniel Atilano, Alessandro Famiglietti, Grace Morazzani y Yurayma Alberti.

El alcalde en su página señala: “Estamos muy felices en Maneiro con esta iniciativa, que surgió como una idea sencilla y fue evolucionando poco a poco hasta convertirse en un valioso aporte para nuestra ciudadanía. (…) Para nuestro municipio, y también para todos los gobernantes del país, es fundamental e importante que siempre, cuando queramos intervenir en espacios públicos de relevancia o desarrollar planes para nuestras ciudades, utilicemos metodologías inclusivas y participativas. (…) El propósito es que estas iniciativas se lleven a cabo con la deliberación de un jurado con criterio y que permitan la participación de diversas personalidades. (…) Abrir este abanico de oportunidades garantiza que todos los que deseen concursar puedan hacerlo y que la mejor idea prevalezca. (…) Este enfoque siempre dará como resultado que la ciudadanía disfrute de la más alta calidad en la recuperación de sus espacios. (…) Estamos comprometidos a acabar con la vieja manera de ejecutar este tipo de proyectos sin criterio ni asesoramiento, basándonos simplemente en decisiones unilaterales de personas no especializadas.

Vayan por delante las auspiciosas palabras del alcalde para poder ver dentro de muy poco hecha realidad la propuesta ganadora, a cuyos autores enviamos nuestras sinceras felicitaciones y les deseamos el mayor de los éxitos.

Nota

Agradecemos el apoyo brindado para la elaboración de esta reseña por la arquitecto Nelly Del Castillo.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 312

Desde 1958, cuando Carlos Raúl Villanueva es sometido a una especie de ostracismo por su importante aporte como arquitecto en tiempos de la dictadura perezjimenista, la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC), aunque había llegado a realizarse en un alto porcentaje, tenía aún pendiente la ejecución de una serie de proyectos y obras que atenderían necesidades no del todo satisfechas en el plan piloto original. Sobre ellos el Maestro no dejó de trabajar ahora con la colaboración de Gorka Dorronsoro y Emilio Palacios egresados de la FAU UCV (el primero en 1963 y el segundo en 1967) quienes, aún siendo estudiantes, se sumarían al equipo que ya integraba Juan Pedro Posani desde 1949.

Durante esa etapa posterior a 1960 Villanueva continuará dirigiendo el proceso de planificación y el diseño de los edificios pendientes hasta 1973, momento en que su salud se deteriorará hasta su muerte en 1975. De allí surgirán una serie de estudios que, como Leszek Zawisza apuntará en el nº 59 de la revista Punto dedicado a La Ciudad Universitaria de Caracas (octubre 1977), “serán una especie de testamento que el Maestro transmite hacia el futuro”.

El Plano de Conjunto de la CUC conservado de aquella fecha “permite detectar y enfatizar las intenciones de C.R. Villanueva acerca de la evolución deseable del espacio físico de la UCV, cosa que, con la desaparición del Maestro, resulta de más improbable realización todavía de lo que fue durante su vida”, complementará Zawisza.

1. Plano de conjunto de la Ciudad Universitaria de Caracas (c.1974) en el que se muestran los edificios proyectados en la última etapa con el de la Escuela de Ingeniería Metalúrgica y Ciencia de los Materiales resaltado en rojo.

Dentro de dicha evolución, donde la participación proyectual de Dorronsoro será por demás relevante, “los cambios más evidentes se producen en la faja sur del conjunto, que debería cobijar las Escuelas de Ingeniería y Ciencias. (…) Paralelamente con esto los estudios tecnológicos adquieren una nueva dimensión en el país y por tanto el original núcleo de las Ciencias Médicas tan decisivo e importante en la fase inicial de la Ciudad Universitaria, deberá ser balanceado con un cuerpo no menos importante de las Escuelas Politécnicas, cónsonas con la nueva realidad de Venezuela, país petrolero y metalúrgico. El centro de este núcleo formaría una plaza ubicada en el eje del conjunto Rectorado-Plaza Cubierta, es decir, el área ocupada actualmente por el estacionamiento frente al rojo prisma de la Biblioteca Central, flanqueada por tres grupos de edificios: un alto y compacto paralelepípedo del Ciclo Básico de Ingeniería al este, por el complejo de la Escuela de Ingeniería Industrial al sur, y por la Facultad de Ciencias al oeste. (…) A continuación de este grupo se proyectó el edificio de las escuelas de Minas y Metalurgia (en la inmediata cercanía de la entrada Las Acacias-San Pedro) y luego, del lado opuesto la Escuela de Ingeniería Sanitaria y el Edificio de Materiales y Modelos Estructurales, ambos realizados. De esta forma se proyectaba también completar el frente de la Ciudad Universitaria hacia la avenida Las Acacias (Paseo Los Ilustres) rellenando espacios que hasta hoy permanecen vacíos y abandonados o apenas cubiertos por deterioradas instalaciones provisionales”.

2. Maqueta del proyecto para la Escuela de Ingeniería Metalúrgica y Ciencia de los Materiales. Gorka Dorronsoro con la colaboración de Julio Riquezes.

Esta larga cita tomada del texto de Zawisza preparado para la revista Punto 59, creemos que contextualiza a la perfección el marco en el que se inscribe la realización primero del proyecto (1976) y luego la construcción (1982-1987) de la Escuela de Ingeniería Metalúrgica y Ciencia de los Materiales, cuya imagen tomada desde su último nivel ilustra nuestra postal del día de hoy.

Con respecto a los orígenes de la entidad que da pie al programa del edificio, sabemos que inicialmente Ingeniería Metalúrgica se trató de un Departamento que pertenecía a la Escuela de Geología, Minas y Metalurgia y que funcionaba en la mitad de uno de los galpones ubicados entre la Facultad de Arquitectura y la Escuela de Derecho. De lo que relatan los profesores Leopoldo Finol, Julio César Ohep y Ana Teresa Vielma Mendoza en “Sobre la construcción de nuestra sede”, consultable en http://www.ucv.ve/en/organizacion/facultad/facultad-de-ingenieria/escuelas/metalurgia/resena-historica.html, sabemos que “luego de la creación de la Escuela de Ingeniería Metalúrgica y Ciencia de los Materiales (octubre de 1972), surgió la necesidad de construir una sede acorde con los lineamientos académicos que se habían formulado en la solicitud de aprobación del Proyecto de Creación de la Escuela, ante el Consejo Nacional de Universidades. En este documento se plasmaron: las necesidades docentes, de investigación y de extensión de la Escuela, junto con la demanda de profesionales por la industria de este sector. Para la fecha la profesión de ingeniero metalúrgico había adquirido una importancia relevante y su desarrollo había sido considerado prioritario, en el Plan de la Nación. A estos efectos, se desarrollaron las especificaciones de diseño del edificio de la Escuela. Se contemplaron ambientes amplios y cómodos para dar cupo a una matrícula estimada en 400 estudiantes de pre y postgrado y al personal docente, técnico, administrativo y de servicios, requerido para su apropiada operación”.

3. Arriba: Vistas generales del edificio desde el norte y desde el sur (Paseo Los Ilustres). Abajo: Corte transversal.

Con base en la planificación adelantada por Villanueva y su equipo descrita por Zawisza, se realizaron ante las autoridades universitarias las solicitudes respectivas para ubicar el edificio de la Escuela en el terreno cercano al lindero sur de la CUC, limítrofe con el Paseo Los Ilustres, que al norte limitaba con un estacionamiento y la Facultad de Farmacia; al noreste con el edificio de la Escuela de Ingeniería Mecánica; y al oeste con Puerta Técnica y la vialidad de acceso a la Ciudad Universitaria y al Hospital Clínico, la cual separaba este lote de terreno de la entonces Escuela Técnica Industrial (hoy día la Facultad de Ciencias) y la Facultad de Odontología. Obtenida la aprobación, “el Prof. Leopoldo Finol fue designado por el Director de la Escuela, Gerente del Proyecto e interlocutor entre la Escuela y las diversas autoridades, instituciones y empresas del Sector, que aportaron tanto su aprobación, como ideas, asesoría y recursos materiales, para su construcción”.

Para la obtención del dinero necesario en la ejecución de la obra fueron claves las figuras del Ing. José Ignacio Casal (Ministro de Fomento entre 1975 y 1976 del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez) y del presidente de la Junta Directiva de SIDOR en aquel momento, Ing. Ángel Barreto (ambos metalúrgicos) los cuales a través de los respectivos organismos contribuyeron al financiamiento de la construcción del edificio, aportando la suma de Bs. 8.000.000.

Es entonces cuando se contacta al arquitecto Gorka Dorrondoro para realizar, con la colaboración de Julio Riquezes, el proyecto con que se construirá la edificación. Proyecto en mano se convocó la licitación de la obra la cual fue ganada por la empresa EDIFICA colocándose la primera piedra el 18 de agosto de 1982.

Paralelamente y con la anuencia del Consejo Universitario de la U.C.V., el proyecto fue elevado a la consideración de la Cámara de Diputados, para que fuese incluido en el presupuesto de la Ley de Planta Física de la Educación Superior. Los recursos restantes fueron así otorgados directamente por el Estado Venezolano a la Universidad Central de Venezuela, para la culminación de la obra, la cual tuvo oficialmente lugar el 18 de agosto de 1987”, complementarán Finol, Ohep y Vielma.

4. Izquierda: Puente de acceso al edificio donde se aprecia la escultura de Harry Abend colocada en 1994. Derecha: Dos aspectos de la piel que recubre el edificio en su fachada norte

En cuanto al edificio en sí lo primero que cabe señalar es que su implantación obedece a una dirección distinta al resto de los integrantes del campus, adaptándose más bien a las directrices del espacio urbano del Paseo Los Ilustres. En la ficha elaborada por Sebastián Monteagudo para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) encontramos que la Escuela fue construida “salvando el desnivel en el borde sur de los terrenos de la universidad; la planta de acceso se genera un nivel por encima del suelo y el ingreso se resuelve a través de un puente. En su composición hay elementos que la distinguen pero guardan relación con la Ciudad Universitaria. La estructura, de concreto, se expresa en la potente fachada hacia el paseo Los Ilustres, que revela (su) vigoroso esqueleto estructural… Esta cara contundente se orienta a la ciudad, y contrasta con la frágil persiana metálica que se muestra hacia el campus, que cubre la altura del volumen. Este dispositivo de control climático genera sombras entre las aulas, que se abren a terrazas, el jardín de palmas y el juego de luces que se filtra a través del cedazo que lo cubre. Las plantas, organizadas a partir de un corredor central, rematan en escaleras exteriores. Al centro, se ubica la torre de circulación vertical, coronada por una ligera pérgola metálica que protege el corredor hacia la biblioteca y el cafetín. Completa la pieza un enorme cilindro a doble altura, que alberga los laboratorios de ensayo, y actúa como marca de uno de los accesos al campus”.

El carácter que cobró el edificio sirvió para que William Niño Araque lo incluyera entre las obras que conformaban una “posible” Escuela de Caracas, término que utilizó para agrupar arquitectos y obras que a partir de los años 1970 establecen su compromiso ya no tanto con la tradición abstracta de la arquitectura moderna, sino con una simbología más figurativa, ya no con la simple eficiencia, funcionamiento y racionalidad constructiva sino “con el novedoso sentido que hoy adquiere la lógica de la historia, interpretada esta vez desde la geografía tropical y caribeña”.

5. Carátula del libro «Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas» de Gorka Dorronsoro lanzado el año 2000 y uno de los dibujos que contiene.

Nota

Gorka Dorronsoro, Juan Pedro Posani y Frank Marcano entre 1993 y 1999, retomarán la idea de actualizar el Plan Rector de la CUC buscando darle continuidad a lo dejado por Villanueva en los años 70, sin evadir la posibilidad de dar una serie de pasos adelante en la línea evolutiva señalada por el Maestro quien siempre la consideró un “organismo vivo”. Ya para entonces el edificio de Ingeniería Metalúrgica se había construido y la atención se centró, entre otros, en el espacio que se tenía previsto ocupara la escuela de Ingeniería Industrial (el más desarrollado por Villanueva y Dorronsoro, el cual tenía un área techada de 40.000 m2, casi la mitad del Hospital Clínico) y la plaza que la acompañaba ubicada en el actual estacionamiento al sur de la Biblioteca Central. De este trabajo quedó el libro de Dorronsoro Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas lanzado el año 2000, cuando se conmemoraba el centenario del nacimiento de Carlos Raúl Villanueva y se producía la declaratoria de la CUC como Patrimonio Mundial.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Revista Punto, nº 59, 1977.

2. William Niño Araque. GALERÍA DE ARTE NACIONAL, «La Escuela de Caracas. Apuntes para un acercamiento a la arquitectura contemporánea venezolana», 1993.

3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y http://guiaccs.com/obras/escuela-de-ingenieria-metalurgica/

4. https://www.flickriver.com/photos/gorgal/sets/72157600926269347/ y http://guiaccs.com/obras/escuela-de-ingenieria-metalurgica/

5. Gorka Dorronsoro. Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas, 2000.

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

Croquis.

Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas

Gorka Dorronsoro

Ediciones Instituto de Urbanismo/Comisión de Estudios de Postgrado FAU UCV

2000

El Plan Rector de la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC) -Premio de Diseño Urbano en la IX Bienal Nacional de Arquitectura (1998)-, realizado entre 1993 y 1999 por el Instituto  de Urbanismo de la FAU, luego de ser designado para tal fin por el entonces Rector de la UCV Dr. Simón Muñoz, estuvo coordinado por los arquitectos Juan Pedro Posani, Gorka Dorronsoro y Frank Marcano, siendo este último quien, además, asumió la dirección del trabajo y de un amplio equipo que se apoyó, en cuanto al diseño urbano, en Ángel Luis Yánez y Carlos García García, fungiendo de colaboradores Sebastián Monteagudo y Giancarlo Pesiri.

Bajo la premisa de que se estaba en presencia de un “organismo vivo” y de que la “restauración no puede ser tan sólo un acto puntual aislado, sino también y sobre todo un proceso ininterrumpido de conservación, cuya continuidad debe estar garantizada por un uso constante, cuidadoso y respetuoso, pero activo…” (tal y como se recoge del informe aparecido en el nº 69 de Arquitectura HOY del 16-7-1994), el Plan surgió de la necesidad de dotar a la Universidad Central de Venezuela de un instrumento que permitiera abordar de manera integral, articulada, clara y ordenada su recuperación y conservación en el tiempo, así como su mantenimiento y posible crecimiento, con miras a apoyar la condición de Monumento Histórico de su recinto que ya poseía. También cabe acotar que, pese a su valor, fue considerado sólo como un anexo indicativo de que existían estudios previos realizados, dentro del expediente de postulación de la Ciudad Universitaria ante la UNESCO con miras a su declaratoria como Patrimonio Mundial (hecho que aconteció el año 2000), ello en virtud de las discrepancias surgidas entre el equipo de investigadores que redactaron dicha postulación y los principios de “intervención, zonas y anteproyectos” propuestos por los coordinadores del Plan.

De los diferentes documentos que se produjeron para concretar esta herramienta orientadora y normativa, destacan aquellos de carácter técnico dirigidos a poner al día toda la información relacionada con la situación actual del objeto que se estaba estudiando, producto de un diagnóstico del estado de sus edificaciones (destacándose aquellas que poseen alto valor patrimonial), de sus espacios vacíos y de su funcionamiento. De aquí se derivó otra información escrita y gráfica tendiente a precisar actuaciones a favor de la recuperación de alteraciones de diversa índole que afectaran tanto los edificios proyectados por Carlos Raúl Villanueva como una serie de espacios descuidados u ocupados por construcciones provisionales, a detectar áreas con potencial de intervención y a atender todo lo correspondiente al tránsito vehicular con miras a priorizar la peatonalización del campus.

Por otro lado, se contó con la elaboración de una serie de propuestas de nuevas intervenciones registradas a través de un grupo de documentos e imágenes que permitirían canalizar su abordaje al momento de emprenderse los correspondientes proyectos involucrados. De este proceso de aproximación proyectual llevado adelante por el equipo coordinador y en particular por Gorka Dorronsoro se recopiló un rico material que dio lugar al libro que hoy nos ocupa.

La publicación está conformada por un “Prólogo” de Juan Pedro Posani, el valioso ensayo “El croquis como instrumento de diseño” de Frank Marcano Requena, los textos “Comentarios sobre el Plan Rector” y “Comentarios sobre los croquis” de Gorka Dorronsoro y, finalmente, la selección de croquis su elemento protagonista.

La aproximación al contenido de Croquis… puede hacerse de dos maneras: o bien siguiendo lo planteado por Marcano en su ensayo, y así obtener una visión panorámica y reflexiva del rol jugado por el boceto dentro del proceso de creación de una obra artística, arquitectónica o de diseño urbano; o bien a través de la “Guía” que Dorronsoro ofrece para recorrer y apreciar los dibujos escogidos.

Así, Marcano, quien divide su texto en tres partes: “El croquis, mecanismo de lo inefable”, “Croquis: monólogo del diseñador” y “Croquis y Plan Rector”, hace un recorrido histórico y se debate conceptualmente entre el valor que tiene este medio de expresión como parte del proceso de realización de una obra y su condición de elemento que cobra total autonomía cuando es considerado como pieza artística. Sin embargo, en un pasaje de su escrito se puede encontrar que “… los croquis pueden ser visualizados (también) como ayudas para establecer un orden en las imágenes de un diseñador ya que, de acuerdo con estudios realizados, el diseñador es propietario de un número de temas y preocupaciones que van más allá del tema específico del problema que quiere solucionar. Nos referimos al mundo interior del creador, que de acuerdo con su riqueza y conformación, propondrá respuestas prototípicas o temáticas. Esto nos lleva a tomar en cuenta el mundo de los fantasmas del creador y el mundo específico del problema a resolver”.

Con lo anterior en mente es que vale la pena aceptar la invitación que hace Dorronsoro para adentrarse en el libro proponiendo un recorrido imaginario que, siguiendo la ruta de algunas propuestas arquitectónicas de nueva planta hechas dentro del Plan Rector de la CUC, se inicia con lo planteado para el “Borde sur”, mostrándonos de inmediato “La entrada” desde las Tres Gracias, las ideas para el edificio de “Ingeniería Mecánica” (antesala de la universidad desde “La entrada”), para los “Edificios de aulas” (dos de ellos a ambos lados -este y oeste- de la “Plaza de la Biblioteca” y otro formando un patio con el “Instituto Anatómico”), para “La Plaza de la Biblioteca” en cuyo interior estaría el “edificio de Servicios de Extensión”, la nueva visión  del “Conjunto” de la CUC” con la incorporación de lo anteriormente propuesto, el edificio para la “Escuela de Arte” y el que albergaría los “Institutos de la Facultad de Arquitectura” al este de dicha entidad. El libro, en resumen, ofrece variadas lecturas acerca de la capacidad manifiesta para lograr expresar las ideas, cultura y fuero interno de un talentoso arquitecto y estupendo fotógrafo, nacido en 1939, cercano colaborador durante 11 años de Villanueva en la CUC, egresado de la FAU UCV en 1963, Premio Nacional de Arquitectura (2008) y que nos dejó en abril de 2017 a la edad de 77 años.

ACA

2000• Se publica “Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas”

Se publica Croquis. Plan Rector.jpg

2000•  En el mes de mayo aparece coeditado por Ediciones Instituto de Urbanismo y la Comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de Arquitectura de la UCV, la obra profusamente ilustrada “Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas” de Gorka Dorronsoro con Prólogo de Juan Pedro Posani y tres ensayos: el primero de Frank Marcano titulado ”El croquis como instrumento de diseño” y los otros dos del propio arquitecto Dorronsoro titulados ”Comentarios sobre el Plan Rector” y “Comentarios sobre los Croquis”.

HVH