1970• El día 27 de noviembre, el presidente Dr. Rafael Caldera, acompañado del Obispo de Trujillo, Monseñor León, inauguraban la nueva sede del Ateneo de Boconó, ubicada en la calle Páez de la urbanización El Recodo, Boconó, estado Trujillo, proyectada en 1966 para el MOP por Zubizarreta -Montemayor Consultores Asociados (Felipe Montemayor e Ignacio Zubizarreta). La obra de 3.150 m2 de construcción fue levantada en un terreno de 2.999 m2 donado por Manuel Belloso.
A solicitud de sus ateneístas. y por gestiones de Lourdes Dubuc, presidente de la institución en ese momento y cronista de la ciudad, y Myriam Sambrano de Urosa, quien la sucedió al frente del Ateneo, lograron que el presidente Rómulo Betancourt decretará la construcción de la nueva sede. Construcción que se inició durante el mandato del presidente Dr. Raúl Leoni finalmente inaugurada por el Dr. Caldera.
El Ateneo de Boconó había sido creado el 7 de abril de 1959 y funcionado en una modesta casona de la calle Miranda.
1938•Se concluye la construcción del Cuartel de Infantería General Rafael Urdaneta, en Propatria, en el oeste de Caracas, diseñado en 1936, de acuerdo a la Memoria del MOP de 1936, por Carlos Guinand Sandoz (1889-1993) y culminado por Luis Malaussena (1900-1963) quien durante la construcción modificó sustancialmente el proyecto original, tanto en su diseño como en el programa inicial.
En el edificio se evidencian claras influencias del arquitecto francés Robert Mallet-Stevens (1886-1945), profesor de Malaussena en la institución en donde se graduó: en l’Ecole Spéciale d’Architecture de París.
Años después el Cuartel fue demolido para construir en su sitio los patios de maniobra del Metro de Caracas.
1962• Se concluye la construcción y es inaugurado por el Ministro de Comunicaciones Capitán de Fragata Ramón Pablo Milliani, el ingeniero Leopoldo Sucre Figarella, Ministro de Obras Públicas y monseñor José Rincón Bonilla, Arzobispo de Caracas el Terminal de Autobuses Nuevo Circo, ubicado frente al Coso Taurino, de donde toma su nombre, en La Hoyada, céntrica zona de Caracas, el cual fue el principal terminal de pasajeros terrestre de la capital. Su construcción tuvo un costo de Bs. 1.200.000 y con su puesta en funcionamiento se retiraron 60.000 vehículos de transporte público.
De aquí partían todas las rutas de transporte colectivo extraurbanas (hacia el centro, oriente y occidente del país). Con la creación en 1993 del Terminal de Oriente se redujeron las rutas correspondientes y luego de la construcción en 1998 del Terminal de La Bandera, para las rutas del centro y de occidente del país, dejo de funcionar y fue demolido en solo cuatro meses de ese mismo año.
El Terminal de Autobuses Nuevo Circo, funcionará de forma diurna y nocturna y está complementado con servicios sanitarios públicos, un restaurante y fuente de soda.
1924•Con motivo de las fiestas del Centenario de la Batalla de Ayacucho, ganada por el Mariscal Antonio José de Sucre, el Ministerio de Obras Pública (MOP) concluye la construcción e inaugura el «Puente Ayacucho», el cual comunica la populosa Parroquia de San Juan con la urbanización El Paraíso, pasando sobre el Río Guaire.
El puente, fue proyectado en 1919 por el ingeniero Hernán Ayala Duarte (1882-1941), graduado en la Universidad Central de Venezuela en 1905, quien como funcionario al servicio del ya citado ministerio es encargado de la supervisión de la obra. Este puente fue el primero de tres en arco de concreto armado construido en el país. En 1925 se construyó el Puente Gómez y en 1930 el Puente Sucre, todos en Caracas sobre el Río Guaire, con las mismas características.
Referencias: Marcel Granier-Doyeux. Discurso de incorporación. Boletín de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales.
1947• Decretada su construcción once años antes, por el presidente Eleazar López Contreras, el Ministerio de Obras Públicas MOP concluye, durante la presidencia de Gral. Isaías Medina Angarita, la construcción de la nueva sede del Liceo Pedro Gual, ubicado en la Avenida Bolívar Norte, entre las calles Agua Blanca y 117en el sector Camoruco, Valencia, estado Carabobo, edificación proyectada por Luis Eduardo Chataing (1906-1971) y Javier Yárnoz (1886-1959). El Pedro Gual repite el esquema adoptado por el arquitecto Chataing en sus diseños para edificios escolares de secundaria, proyectados para el MOP y el Ministerio de Educación Nacional, (siendo ministro de Educación el Dr. Rafael Vegas), y al igual que el Liceo Andrés Bello en Caracas y el Lisandro Alvarado en Los Teques, tiene capacidad para mil estudiantes y está dotado de aulas con ventilación cruzada, laboratorios equipados, dependencias administrativas con área reservadas para los docentes, amplios comedores. teatro, canchas deportivas y generosas áreas verdes.
El Liceo Pedro Gual, fue construido y equipado a un costo de Bs. 1.800.000, en terrenos donados por la sucesión de Antonio Guzmán Blanco a la Municipalidad de Valencia, conocidos como el “Parque Guzmán Blanco” donde durante varios años funcionó el Camoruco Tennis Club. El nuevo liceo honra llevando su nombre a Pedro Gual (1783-1862), caraqueño, formado como abogado en la Universidad Central de Venezuela, político, estadista, periodista, distinguido en nuestra lucha de independencia y destacado representante diplomático por la Gran Colombia, participando en las negociaciones que llevaron a Inglaterra al reconocimiento de nuestra independencia. Luis Eduardo Chataing, estudió en la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó como Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas, título equivalente al de Ingeniero Civil, en el año 1928, transformándose en arquitecto de oficio a lo largo de su vida profesional. Fue uno de los fundadores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y su Primer director (1944-1946). Javier Yárnoz Larrosa (1886- 1959), fue un destacado arquitecto español, egresado de la Escuela de Madrid, quien emigró a Venezuela en 1939 a raíz de la Guerra Civil en su país. Revalidó su título en 1951 en la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela (2da promoción) Yárnoz trabajó con Chataing en en el MOP desde 1940 hasta 1946, año en que se dedicó a la práctica privada de su profesión.
Fuentes: MEZA SUINAGA, Beatriz (1997) ―»La arquitectura de Luis Eduardo Chataing en la Venezuela de los años treinta», en Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, No 31, Caracas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, octubre, pp. 70-80.
Según Alfredo Cilento en “El Ministerio de Obras Públicas en la construcción de la infraestructura para el desarrollo (1874-1976)” (Trabajo de Incorporación a la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela, 2015), para el año 1873 Venezuela, era un país eminentemente rural que registraba 1.783.993 habitantes. En Caracas, por su parte, se concentraban un poco más de 50.000 almas.
En ese contexto, la gestión de Guzmán Blanco y su visión de la cultura urbana, introdujo en Caracas a partir de 1874 como parte de un nuevo episodio, elementos novedosos que complejizaron el damero fundacional y el modelo urbano precedente, generando importantes transformaciones arquitectónicas y urbanas de influencia francesa, contando para ello como principal punto de apoyo el Ministerio de Obras Públicas (MOP), creado el mismo año para “supervisar los grandes proyectos en ejecución, bajo la figura de concesiones a empresas nacionales y extranjeras”. La creación del MOP permitió establecer una superestructura técnica y administrativa especializada por encima de las Juntas de Fomento, es decir, sobre las tradicionales organizaciones locales de fomento y construcción, lo que significó consolidar el dispositivo tecno-burocrático ingenieril del Poder Nacional. Los pasos dados por el gobierno de Guzmán Blanco “sentaron las bases de una amplia política modernizadora del aparato del Estado y que se avocó a comunicar las regiones productoras con los puertos, sobre la base de registros confiables de producción y comercio, que permitían localizar y cuantificar los flujos y los volúmenes de exportación e importación”, afirmará Cilento. Así, si sólo Caracas pasaba de 50.000 habitantes; Valencia, Barquisimeto y Maracaibo tenían entre 25.000 y 30.000 habitantes; y El Tocuyo, Tocuyito, San Carlos, El Baúl, Ortiz, El Sombrero, Barbacoas, Altagracia, Zaraza, Tucupido, Yaritagua, San Cristóbal y Mérida, se ubicaban en el rango de 10.000 a 13.000 habitantes.
La cultura urbana, tal como la conoce Guzmán a través de las capitales europeas, no se concibe sin monumentos y edificios importantes, sin paseos y sin lugares amables para la burguesía, interesada no sólo en el trabajo sino también en los placeres de la vida. El fuerte contraste de Caracas –todavía una modesta ciudad postcolonial– con las grandes ciudades que él ha visitado, lo incita a convertirla en un “pequeño París”, que perseguía proyectar como una ciudad moderna, de ideas liberales y civilizadas, próspera, agradable y segura para vivir e invertir.
Esa visión se reflejó claramente en la “Memoria que la Comisión encargada de erigir e inaugurar las estatuas del ilustre americano, regenerador de Venezuela, General Guzmán Blanco, presentó a la legislatura nacional de Venezuela” en 1876, donde se detalla que la inversión en obras de ornato en el Distrito Federal, alcanzó los 2.587.190 bolívares, y la inversión en vías de comunicación, acueductos y cisternas los 971.405 bolívares.
Estas estrategias urbanas sobre la trama fundacional, así como las edificaciones públicas más representativas de la obra de gobierno, que transformaron el entorno urbano poscolonial, fueron representadas en dos planos. El primero, levantado por orden del “Ilustre Americano”, firmado por el General Andrés Level y suscrito por Felipe Tejera en 1874 que se tituló «Plano topográfico de la ciudad de Caracas, capital e los EE.UU de Venezuela»; y el segundo, el “Gran Plano de la ciudad de Caracas, conforme a la reciente numeración i división, segunda edición, dedicada al General Francisco Linares Alcántara”, fechado en 1877 que ilustra nuestra postal del día de hoy.
El plano de 1877 “dibujado, grabado, corregido, aumentado y explicado” a escala 1:4.000 conmemora la presidencia de Linares Alcántara y representa la ciudad de la época, cuya sociedad, cultura, economía y poder se organizaban alrededor del espacio.
Poco sabemos de su autor, Juan de la Cruz Martínez y su labor como ingeniero y cartógrafo. Sin embargo, en el plano son verificables algunos aspectos técnicos y artísticos que permiten apreciar también su capacidad como dibujante y grabador amén de sus dotes didácticas.
El General Francisco Linares Alcántara (“El gran demócrata”) fue electo Presidente de Venezuela para el bienio 1877-1879, comenzando su mandato el 2 de marzo de 1877. Sin embargo, su gobierno tuvo escasos 18 meses de duración. Linares Alcántara emprendió un gobierno reformista que se fijó como meta, según Francisco González Guiñán en Historia contemporánea de Venezuela (1924), seguir “desarrollando…próspera y fuerte, la Regeneración de la Patria”. Sus metas se orientaron a una mayor apertura política y al respeto por los derechos individuales. Esta “democratización” se vio reflejada tambien al permitirle a los estados una mayor autonomía, pudiendo disponer de una suma del presupuesto nacional para aquellas Obras Públicas “que las autoridades … consideraran como más beneficiosas para su respectivo estado”, para lo cual es bueno recordar que el Decreto núm. 2.094, emitido por el Congreso el 15 de mayo de 1878, estipulaba que cada entidad recibiría, del presupuesto nacional de Obras Públicas, la suma anual de Bs. 120.000.
Esto significó un giro radical con respecto al control centralizado de los proyectos de obras públicas que se había llevado a cabo durante el Septenio (1870-1877), a lo cual habría que sumar que bajo el mandato de Linares Alcántara también se ordenó abolir parte de la legislación urbana promulgada por el anterior gobierno guzmancista, que incluyó la aprobación del Decreto para la demolición de las estatuas de Antonio Guzmán Blanco (promulgado el 19 de diciembre de 1878), como símbolo del rechazo político hacia su gestión gubernamental, acciones que fueron coordinadas en Caracas por Manuel Hernández Sosa, a cargo de las Obras Públicas; Juan de Dios Monzón, a cargo del Crédito Público; y José de los Santos Escobar quién se desempeñó en la gobernación del Distrito Federal.
Un claro signo de la política de Linares Alcántara fue también la reapertura del Colegio de Ingenieros, que había sido clausurado por el Ilustre Americano. También cabe destacar que en 1874 se crea la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad Central de Venezuela, “en la cual se otorgarán los títulos de agrimensor e ingeniero, despojados de todo componente militar y que en 1877 se gradúa la primera promoción (siete egresados) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UCV”, tal y como apunta Carlos Genatios en Ciencia y tecnología en Venezuela (2004).
El plano en homenaje a Linares Alcántara, muestra las fachadas de las edificaciones que forman parte de la obra de Gobierno enmarcados en el proceso de modernización del país, bajo el modelo de estado nación, como es el caso del Palacio Legislativo y el Capitolio, obra de Luciano Urdaneta (1873). Este edificio público de carácter monumental compuesto por dos grandes cuerpos, no se ajustaría a las dimensiones de la cuadra tradicional. Se construiría como excepción a la receta formal de ocupación de la manzana seguida hasta entonces. Su forma no solo aspiraría a introducir un nuevo lenguaje arquitectónico, sino tambien a generar una nueva centralidad urbana rompiendo con los cánones establecidos y reforzado por nuevos espacios públicos. Por otro lado, la Plaza Guzmán Blanco, también dibujada en el plano, se construye para articular de forma coherente la fachada del Capitolio con la fachada de la Universidad, adyacente al Museo Nacional. Para ello, la calle se ensancha y la dimensión de la manzana sur se reduce permitiendo insertar un espacio en que se exhibía la estatua ecuestre de Guzmán.
Este coherente conjunto, testimonia una obra de gobierno que intentó cambiar el carácter colonial de Caracas introduciendo elementos del urbanismo decimonónico francés, tales como calles arboladas, paseos y plazas. Junto a la Plaza San Jacinto, la adyacente a la Iglesia de Altagracia, y La Candelaria, ubicadas en esquina, estas transformaciones urbanas estarían destinadas a enriquecer el damero fundacional.
Bajo esta óptica, se construye el Paseo Guzmán Blanco, en la colina de El Calvario, como lugar de recreo para la ciudad con un doble propósito: resolver el proyecto de acueducto de Macarao y crear un mirador hacia la ciudad. A ellos se sumará el Teatro Guzmán Blanco (1876), proyecto de Esteban Ricard, un edificio cuyo peristilo y vestíbulo invaden la antigua Plaza San Pablo.
En el plano, destaca con fuerza el orden impuesto a partir de los ejes de las avenidas norte-sur y este-oeste, que se representan mas anchas, y se intersectan en la esquina noreste de la “Plaza de Bolivar”, estableciendo una nueva jerarquía para las calles. En relación a ellas se realiza una numeración “tomada al principio y fin de cada cuadra”. También el plano evidencia que la subdivisión parroquial que se arrastraba no guardará relación con estos ejes, y la definición de las parroquias no seguirá criterios geométricos para hacerlas equivalentes en superficie y territorio.
A lo anterior se sumó el hecho de que hacia fines del siglo XIX, Caracas ya contaba con múltiples calles ininterrumpidas, en sentido Norte-Sur y Este-Oeste, orientadas a mantener la continuidad de la red vial. Tal fue el caso de la prolongación de la calle sur 5 sobre el Guaire, y la construcción de los primeros puentes de hierro entre 1874 y 1876. En tal sentido, Cilento apuntará que “Entre 1874-1875 se construyó el Puente Regeneración o Puente Hierro sobre el Guaire, como prolongación de la calle sur 5 este, proyecto de Luciano Urdaneta y H. Cook de la empresa británica The Crumlin Viaduct, que también produjo las estructuras metálicas de las cubiertas del Palacio Legislativo (Capitolio) y del Teatro Guzmán Blanco (Teatro Municipal)”.
Estas acciones urbanas y transformaciones estéticas que consideraron el damero fundacional como soporte, afianzarían la cuadrícula y potenciarían la estructura y belleza de la capital, aspecto que se acentuaría en los próximos años, con la superposición de una nueva nomenclatura urbana capaz de orientar y crecer junto con la ciudad, y que coexistiría con la tradición caraqueña de nombrar las esquinas.
Al fallecer Linares Alcántara repentinamente en noviembre de 1878, muchos aseguran que culminó la aventura reformista iniciada con su ascenso al poder y el proceso de rechazo contra Guzmán Blanco comenzado en abril de 1877. Con la muerte de Linares Alcántara tomaría fuerza la llamada Revolución Reivindicadora, cuyo objetivo era el retorno al país del Ilustre Americano y con ello poner fin a lo iniciado por “El gran demócrata”. El “Gran plano de la ciudad de Caracas…” tiene el sello de los EE.UU. de Venezuela, Ministerio de Obras Públicas, Archivo General de Planos y pertenece a la colección de la Biblioteca Nacional.
IGV
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