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LAS PUBLICACIONES DE EDICIONES FAU UCV

Los tiempos del espacio

 Alberto Sato Kotani

Ediciones FAU UCV/Los Libros de El Nacional

2010

Los tiempos del espacio es la segunda publicación del sello Ediciones FAU UCV que vio luz como producto del convenio marco de Cooperación Interinstitucional firmado entre la C.A. Editora El Nacional y la Universidad Central de Venezuela. La primera había sido Altopía. Otros lugares de José Ignacio Vielma lanzada el año 2008 como parte de la Colección “Minerva” (Manuales universitarios).

Edición venezolana de Los tiempos del espacio (junio 2010)

Se realiza a partir de la revisión y puesta a tono con fines editoriales de la tesis con la que su autor, el arquitecto Alberto Sato Kotani (Universidad Nacional de La Plata, 1972 y reválida en la Universidad Central de Venezuela, 1980), obtuvo el título de doctor el año 2006 con Mención Honorífica. Fue incluida dentro de la Colección “Universitarios y Profesionales”, de Los Libros de El Nacional engrosando para entonces una lista de hasta 12 títulos bajo el formato de 15,5 x 21,5 cms. Contó con 238 páginas sin ilustraciones, tuvo un tiraje de 1.500 ejemplares y fue bautizado el 22 de junio de 2010 en las instalaciones del diario El Nacional ubicadas en Los Cortijos de Lourdes.

Es quizás el resumen de la tesis doctoral entregada por Sato en febrero de 2006 lo que mejor puede ubicarnos con respecto a la temática tratada, la forma cómo es abordada y la metodología utilizada. En aquel momento se precisaba: “La presente tesis aborda la hipótesis central de que la noción de Espacio es moderna, en tanto que objeto y propósito de la arquitectura moderna y forma parte sustantiva de los procesos de abstracción. (…) El trabajo pertenece al campo de la historia de la arquitectura y cubre los aspectos científico-filosóficos que proporcionan estatus conceptual al término a partir del pensamiento del llamado Siglo de Oro de la filosofía de la naturaleza; aspectos histórico-estéticos y artísticos donde se formula que la Arquitectura es el arte del Espacio; aspectos histórico-arquitectónicos, donde se registran textos de la vanguardia arquitectónica que ponen de manifiesto que dicha noción ha sido plenamente incorporada. Finalmente, se abordaron aspectos referidos a (la) construcción de la arquitectura moderna, donde subyace que la arquitectura es una disciplina del espacio”.

La tesis, estructurada con base en una Introducción y cinco capítulos, cerraría con unas extensas y muy bien clasificadas Fuentes Bibliográficas. Sin embargo, desde el momento en que fue presentada (2006) y luego entregada para ser revisada por el Comité Editorial de Ediciones FAU UCV (2009) que le daría el visto bueno para posteriormente ser enviada a la Editora El Nacional (2010) para ser publicada, su autor, consciente de que el destino sería ahora un lector no necesariamente especializado, toma varias decisiones que vale la pena subrayar.

El primer “retoque” que lleva a cabo Sato, no menor, es el correspondiente al título dado al libro (Los tiempos del espacio) que como tesis se había denominado “Espacio y modernidad”. El segundo consistió rehacer la Introducción y eliminar la explicación de aspectos de orden metodológico. Y el tercero lo llevó a aumentar el número de capítulos y, como detalle de gran importancia, a alterar el orden con que habían sido presentados como documento académico afinando su redacción. Lo que fue evaluado (tal y como dijimos) como un trabajo dividido en cinco partes, terminó convirtiéndose en un escrito de siete que adoptó decididamente la figura de un ensayo. Así, el que había sido presentado como Capítulo 3 de la tesis (Acción de las Vanguardias) se convierte en el 1 (Acción de la Vanguardia, en singular); el 4 (La construcción de la Historia de la Arquitectura Moderna) en el 2; el 5 (Abstracciones) en el tres; el 1 (La filosofía de la naturaleza allana el camino) en el 4; y el 2 (Ideas, conceptos y nociones de Espacio en la Arquitectura) en el 5. Los otros dos capítulos añadidos bajo el formato de libro serían: Primera convergencia: 1893 (Capítulo 6) y Paradigma (Capítulo 7).

Con la descripción de la operación llevada a cabo por Sato no se pretende, ni mucho menos, restarle valor al resultado sino más bien resaltar la validez de la labor de adaptación realizada a favor de hacer más digerible la compleja investigación original, de la cual logró despojarse de varios resabios propios de su origen, desarrollo y presentación como trabajo indagatorio de índole académica, sin dejar de mostrar claras señales de erudición. También asoma con ello, tras la utilización de un lenguaje sugerente y ameno, la posibilidad cierta de leer cada apartado del libro independientemente sin necesariamente seguir el orden establecido.

Como ampliación del enfoque asomado en el resumen de la tesis, es bajo el entendimiento de la noción de Espacio en Arquitectura como objeto disciplinar que está determinado históricamente y lleva implícita una condición epocal, que, según Sato, no puede ser trasvasado como parte del análisis de arquitecturas de un pasado en el cual no estuvo nunca presente. En otras palabras, “… carece de sentido buscar Espacio en arquitectura(s) donde éste no ha sido pensado ni, en consecuencia, formulado. En efecto, si una noción no fue construida en un momento del desarrollo disciplinar, introducirla significaría proveer de ideas a unos actores que disponían y construían otra estructura de nociones, y en virtud de ello confunde la comprensión de fenómenos históricos. Por esta razón, aquí se propone colocar la noción de Espacio en arquitectura en un momento determinado, para dar cuenta del papel que juega en su producción de ideas y realizaciones: se trata de la arquitectura del siglo XX, arquitectura de la modernidad”. Con este planteamiento sin duda polémico, Sato, teniendo al espacio como protagonista, “desafía las verdades instaladas que la historiografía nos ha entregado”, tal y como han afirmado algunos críticos que han disfrutado de la lectura del libro.

De la excelente Presentación al libro realizada por Sandra Pinardi, quien también asumió esa labor el día en que fue bautizado, rescatamos la idea de que se trata de “… una genealogía cultural de la noción del espacio, en las que encontramos referencias, interrogantes y cuestionamientos que transitan de la filosofía a la psicología, de la teoría del arte a la epistemología, de la historiografía a las ciencias de la naturaleza”. Y sigue: “Una genealogía cultural de la concepción moderna de espacio, en la que lo primero que se pone en evidencia es la complejidad de esa noción aparentemente tal cercana -siempre de alguna manera presupuesta-. En este sentido, Sato, al desprenderla de su condición de supuesto y al convertirla en un ‘problema’ descubre cómo en ella, -y desde ella- podemos reconocer algunos de los principios que guían nuestro modo -moderno- de comprender e imaginar el mundo, y de comprendernos e imaginarnos en él. La idea de espacio, entonces, adquiere -o recupera- en este texto su densidad: es decir, se presenta como una idea que no sólo describe una realidad física, sino que fundamentalmente permite al hombre vincularse con la realidad, tanto constructiva como sensiblemente. En este sentido, el minucioso trabajo arqueológico que se expone en estas páginas hace patente uno de los dilemas más importantes de la época moderna, uno con el que todavía lidiamos, no sólo en la arquitectura o las artes, sino en la vida cotidiana misma. En efecto, en su búsqueda del ‘significado’ del espacio, Sato logra mostrar esa dialéctica irresuelta entre formalidad y experiencia que subyace en los distintos proyectos modernos”.

De acuerdo a lo expresado por Sato el día en que fue bautizado, “el libro es una especie de retribución con la gente, una manera de pasar el conocimiento que se produce en las universidades a las personas” a lo que añadió acertadamente: “lo que se celebra aquí es la posibilidad que un texto tan complejo y pesado como este, pueda tener la idea de lo masivo”. Creemos que así ha sido.

Nota

Edición argentina de Los tiempos del espacio (septiembre 2010).

Curiosamente, el mismo año en que es publicado Los tiempos del espacio en Venezuela la editorial argentina Nabuco (en conjunto con la Sociedad Central de Arquitectos y dentro de la Colección SCA: Teoría y crítica de la arquitectura), lanza otra edición casi en paralelo, imaginamos que para atender a los lectores del sur del continente donde Sato, para entonces decano de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Andrés Bello en Chile, es ampliamente conocido. A ese tiraje, impreso bajo demanda, mediante tecnología digital Xerox, se le cambia la portada, se elimina la presentación elaborada por Sandra Pinardi para la edición venezolana, se le incluyen dos prólogos uno realizado por Jorge Sarquis y el otro por Alberto Guillermo Ranea y se retoca la Introducción escrita por el propio autor.

5 de los libros realizados por o con la participación de Alberto Sato antes de la aparición de Los tiempos del espacio.

Sato, con una amplia trayectoria académica que desarrolló durante 25 años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, para cuando aparece Los tiempos del espacio, ya había publicado, entre otros, los siguientes títulos: Crónica gráfica de la arquitectura moderna (1972), Ciudad y utopía (1977), Detrás de las cosas. El diseño industrial en Venezuela (1995), 25 casas (1999), Debates y disquisiciones sobre el anón y el cambur, con Juan Pedro Posani (2000) Galia, arquitecto (2002) y Cotidiano (2005). Actualmente es profesor Titular en la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales, Santiago de Chile y editor de la revista 180.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

Las publicaciones de Ediciones FAU UCV

Altopía. Otros lugares

José Ignacio Vielma

Ediciones FAU UCV/Los Libros de El Nacional

Colección Minerva

2008

Altopía. Otros lugares, subtitulada Crítica interdisciplinaria a los lugares indeterminados de la ciudad contemporánea, es la primera publicación con el sello de Ediciones FAU UCV que vio luz como producto del convenio marco de Cooperación Interinstitucional firmado entre C.A. Editora El Nacional y la Universidad Central de Venezuela.

Se realiza a partir de la revisión y puesta a tono con fines editoriales del trabajo final de grado con el que su autor, el arquitecto (USB, 1995) y profesor en aquel momento de la UCV y hoy de la Universidad de Chile, José Ignacio Vielma Cabrujas, egresó en 1998 de la maestría ofrecida por la Universidad Politécnica de Cataluña, dentro de la sexta edición del programa “Cultura de la Metrópoli. La experiencia contemporánea de las grandes ciudades en el Arte y la Arquitectura”, dirigido por Ignasi de Solà-Morales. Este dato, enmarca el texto dentro de la línea editorial que desde un principio se ha trazado Ediciones FAU UCV tendiente a darle la mayor difusión a trabajos provenientes del ámbito académico en cuya evaluación se haya reconocido su alto nivel y excelencia.

Trata Altopía (término cuya traducción literal es “otro lugar”), tal y como apunta Vielma en la “Nota preliminar” del libro, de proponer una noción con la cual “designar espacios específicos, presentes en la condición urbana contemporánea, caracterizados por una alta complejidad en su configuración físico-espacial, por ser un resultado residual y accidental de los procesos de transformación y optimización de la ciudad, por requerir una construcción de sentido, y ser capaces de relacionarse con el sujeto que los observa por medio de una experiencia caracterizada por la intensidad de su espacio y de las relaciones que allí se establecen”. Con ello se puede determinar una clara intención por transitar un camino no convencional, incierto, alejado de las categorías clásicas de la crítica del espacio urbano, que mira la ciudad de otra manera y descubre en ella oportunidades para seguirla explicando. Una ruta que se detiene en lo residual, que trata de reconocer lugares que no han sido pensados por nadie, sin autor, sin ninguna relevancia espacial arquitectónica, pero que están allí. Busca, en otras palabras, descubrir manifestaciones que tienen toda la complejidad espacial y urbana de lo que muchas veces se propone como arquitectura urbana.

“Opuesta al lugar y al no-lugar, diferente a la atopía y a la distopía, la altopía se manifiesta persistentemente como una diferencia permanentemente otra, a través de la dificultad de ser adscrita a los modelos conceptuales actuales. La altopía se presenta como un intersticio vacío, una indeterminación física y conceptual capaz de criticar la práctica de la arquitectura y el urbanismo desde su condición de espacio concreto sujeto a la experiencia”. La dificultad de determinar el puesto que ocuparía la noción de altopía identificada como condición concreta dentro de aquellas categorías y conceptos que dan cuenta del lugar como circunstancia espacial, lleva a Vielma a revisarla  en virtud de su “manifestación como diferencia y acontecimiento, y su resultante pertenencia al campo de una experiencia transformada dentro de la complejidad, en relación con categorías claves dentro de la estética contemporánea”.

El libro se encuentra dividido en cuatro capítulos cuyo despliegue permite determinar el abordaje de los complejos y difíciles temas que enfrenta. El primero, titulado “Topos(s)”, está subdividido en 8 partes: La ciudad ilegible; Lugar/altopía; No-lugar/altopía; Atopía/altopía; Utopía/altopía; Distopía/altopía; Concreciones: heterópolis, terrain vague, panóptico; Heterotopía/altopía. El segundo, “Altopía”, se desagrega en: Altopía/intensidades concretas. Condiciones de identificación del espacio altópico; Altopía/lugares indeterminados. Altopía/otro lugar. El tercero, “Transformar (se en) la experiencia” lo conforman: La altopía como nada; Sujeto y experiencia/cuerpo sin órganos; De lo sublime a lo siniestro; Barroco como acontecer; Vanguardia, extrañamiento y abyección; La altopía como producto informe. El cuarto y último “Provisional” se soporta en: Potencia y proyecto; Preexistencia como transgresión. Posee además  un “Apéndice” en el que se despliegan los “Casos de estudio: Altopías en Caracas” y cierra con una “Galería” que recoge imágenes de algunos de los casos de estudio previamente señalados.

Caracas, convertida en el foco de atención y objeto de estudio permite no sólo detonar la investigación emprendida sino también develar su condición de altopía que a su vez encierra toda una serie de manifestaciones que la refuerzan. Así, Caño Amarillo, la quebrada Catuche, un valla publicitaria, el Country Club, un muro medianero en Chacao o la autopista Francisco Fajardo se convierten, gracias al ensayo fotográfico emprendido por Vielma entre 1994 y 1998, en medios idóneos para mostrar “otros lugares” y a la vez como oportunidades para ser pensados en su complejidad y contradicción buscando convertirse en objeto de diversos proyectos.

La pregunta acerca del por qué surgen toda esa serie de espacios dio pie a Vielma para emprender posteriormente su investigación doctoral en torno a otro concepto: la ciudad accidental, la cual desarrolló y culminó en la Pontificia Universidad Católica de Chile en 2010, poniendo la mirada sobre la autopista urbana y, particularmente, sobre la Costanera Norte en Santiago. La distancia entre proyecto y experiencia que ofrece el objeto estudiado le ofreció, en este caso, la ocasión de corroborar cómo la ciudad es pensada por quien la planifica de una determinada manera y vivida de otra totalmente distinta por quien la habita, dado que en ella se superponen una serie de sistemas de proyectos distintos y distantes que van dejando residuos “altópicos”, si cabe la palabra.

Altopía dejó en manos del lector y del estudioso un material y sobre todo un enfoque novedoso y contemporáneo que cumplió con las expectativas que hicieron que fuese elegido como primer libro de arquitectura publicado como nº 42 de la Colección Minerva de Los Libros de El Nacional. Cabe aquí destacar que en su producción participaron como autora de la portada y del arte final, Victoria Araujo, como correctora Carla González y en la producción editorial, por parte de Ediciones FAU UCV, Enrique Fernández-Shaw, Edmundo Ramos y Diajanida Hernández. Hoy, la accidentalidad y la provisionalidad detectadas por Vielma se han potenciado y apoderado de todos y cada uno de los rincones de la ciudad de la mano de un inusitado deterioro acrecentando aún más las hipótesis sobre las que se elaboró el trabajo. Su vigencia, por tanto, permanece intacta y Caracas sigue expectante.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 113

Caracas a pie, página que con periodicidad semanal apareció a lo largo de casi 7 años en el cuerpo “Ciudadanos” de El Nacional (de cuyo nº 1 ofrecemos hoy la imagen a través de nuestra postal), se convirtió en oportunidad única y muy bien aprovechada para generar lo que se podría denominar como “periodismo urbano militante” o, en otras palabras, de activismo a favor de una ciudad que ha descuidado al protagonista fundamental de su existencia: el peatón, el viandante, la persona que día a día la patea para ir a su trabajo, visitarla o simplemente desplazarse de un lugar a otro.

Los artífices de esta excepcional muestra de perseverante trabajo a favor de una fundamental causa, José (Cheo) Carvajal (comunicador social) y Juancho Pinto (sociólogo), lograron, a través de los 256 números que hemos logrado contabilizar, aparecidos entre el 19-08-2007 y el 26-01-2014, generar un particular interés entre los lectores del diario (incluidos profesionales, autoridades y gestores vinculados a lo urbano) por el enfoque que le dieron a su cruzada a favor del caminar (que nunca dudaron en calificar de “acto político”) permitiéndoles ir llenando la página de reflexiones en torno a la ciudad que tenemos, denuncias sobre lo que ha significado el descuido de sus aceras, muestras documentadas acerca de la desconsideración y desprecio de los conductores de vehículos por sobre quienes se desplazan andando por sus calles, pero sobre todo un importantísimo grupo de recorridos por los más diversos lugares de Caracas que ya de por sí se convierten en un documento invaluable para demostrar cómo la capital está llena de oportunidades para ser apreciada desde otra perspectiva, de rincones que nos ofrecen experiencias inusitadas, de trayectos que tienen sentido por su carácter temático, de sorprendentes descubrimientos de ciertas tradiciones que sobreviven dentro de la vorágine que nos envuelve. Las experiencias, impregnadas del situacionismo antisistema emergente durante los años 60-70 del siglo XX y por los textos de Manuel Delgado Ruiz, forman buena parte, además de una aguda intuición, del arsenal con que Carvajal y Pinto desencadenan su particular ensayo vivencial.

«El viandante -señalará Manuel Delgado Ruiz citado por Carvajal y Pinto- hace algunas cosas más que caminar, atravesar cuando el semáforo se le pone en verde, mirar las vitrinas o abrir y cerrar paraguas (…) Marchar, andar, sirve para cambiar de lugar, pero es también una forma de escritura en que cada trayecto que se traza es un relato, una historia íntima, una siembra de memoria (…) Sabemos que ha salido de algún lugar, pero no sabemos de cuál. Es, entonces, alguien sin origen. Tampoco sabemos adónde va ni lo que pretende. Es, por tanto, alguien sin destino ni función. En cualquier caso, es siempre un enigma, un misterio que camina.»

Diagramada bajo un criterio que se intentó respetar al máximo a través del tiempo, la página de Caracas a pie presentaba siempre un encabezado donde, además de su logo, denominación, numeración y créditos, aparecía una viñeta que recogía un breve mensaje asociado a la visión que sus responsables intentaban reflejar, cuya colección ya de por sí constituye un suculento manifiesto para ciudadanos comprometidos con el valor que tiene el cuidar los espacios urbanos destinados al peatón. El artículo, texto o tema central, redactado en un lenguaje amable para el público en general, giraba en su gran mayoría en torno a un trayecto dentro de la ciudad que valía la pena valorar y del cual se resaltaban las dificultades que presentaba transitarlo con fluidez, rescatándose variados datos de interés, edificaciones, espacios públicos, anécdotas, situaciones contradictorias y curiosidades todo lo cual se intentaba resumir en el título que se le daba al número. Carvajal ha declarado acerca de ese trajinar por los recovecos de la ciudad que ello les permitió descubrir algunos enigmas y sobre todo que «La ciudad depara muchas sorpresas, si estás atento durante el viaje. La idea que subyace en los trabajos no es buscar cosas extraordinarias, sino reivindicar lo cotidiano. Estar e interactuar. Así verificamos nuestra condición de ciudadanos». Además del diagrama y su leyenda que servía para ubicar y repetir el recorrido a quienes estuvieran interesados, siempre aparecen como complemento fotografías (cuyos comentarios siguen acentuando la militancia ciudadana), e incluso alguna nota curiosa que seguramente se le ha escapado a quienes le han dedicado su vida al estudio de lo urbano. El tono participativo y abierto que se perseguía incentivar mediante el uso de las redes sociales, se evidencia en una breve nota que bajo el título de “Lo que no vimos” solicitaba los siguiente: “Apúntenos en 350 caracteres lo que se nos pasó del trayecto. encaracas@gmail.com”.

La tozuda insistencia de Carvajal y Pinto en su cruzada tuvo como parcial recompensa la aparición en 2012 de una publicación que les permitió recoger en un solo volumen los primeros 100 números de la página editada por Los Libros de El Nacional, colección “Huellas”, serie “Caracas”. Los autores, como bien apuntan en la Introducción titulada “Caracas a pie. Una apología del roce…un documento de la Caracas del siglo XXI”, marcan a través de la estructura del libro una importante diferencia con sus “tradicionales recopilaciones periodísticas”, proponiendo una lectura no cronológica sino más bien a través de otra forma de organizar el material mediante un “mapa de la ciudad que rompe el paradigma Este-Oeste, división maquinal y maniquea de la ciudad, que ha servido como instrumentalización de discursos excluyentes y negadores de toda posibilidad de transformar nuestra realidad física y social”, haciendo justicia “a las zonas Norte y Sur de la ciudad, y por ende a su necesidad de mayor conexión”. Allí, además, se incluyeron aquellas ediciones “que no implicaron ningún recorrido sino que fueron pura reflexión o manifiesto sobre las posibilidades y contratiempos de la peatonalidad caraqueña”, un glosario con definiciones propias hechas desde la realidad de Caracas y no desde una proposición técnica, y un epílogo escrito por Marco Negrón. A modo de advertencia Carvajal y Pinto quieren dejar claro que “no nos anima ninguna vocación de producir ‘ciudadanía’, al menos no bajo el significado con el que lamentablemente  muchos la han entendido y asumido, como sinónimo de  ‘buenos ciudadanos’, que para nada corresponde a lo que planteamos: beligerancia, atención al conflicto allí donde está presente o latente”.

También, a partir de agosto de 2007 se creó el blog http://encaracasapie.blogspot.com/ donde se buscaba complementar los contenidos de la página semanal. Encabezado por la frase “Una cosa es hablar de la ciudad, otra desde la ciudad” , se declaraba: “Somos un colectivo, heredero del semanario ‘enCaracas, cartografías del ocio y vida urbana’. Nuestro lema fundamental: ‘Todo lo que invite a la calle es asunto nuestro, todo lo que la niegue también’. Juancho Pinto y José Carvajal somos las piernas de este proyecto”.

El blog, que no contó con la perseverancia en su mantenimiento que la página del diario si mostró (su ultima entrada tiene fecha junio 2012) y que bien podría revitalizarse en parte montando en él los 256 números aparecidos en El Nacional, permite a través de su primera entrada resumir los fundamentos del proyecto (vigente por demás) que se encontraba tras esta iniciativa y con el que vale cerrar esta nota: “Caminar es un fin en sí mismo. Caminamos por el simple placer de andar, por la necesidad de tropezarnos con esa vastedad que implica la ciudad. Ver sus contrastes, participar, aunque sea fugazmente, de sus conflictos. ¿Es peligroso caminar por las calles de Caracas? No mucho más que quedarse encerrado en casa o moverse en carro de centro comercial en centro comercial. El verdadero peligro va más allá del acto de transitar de un sitio a otro: es que neguemos la ciudad y sin embargo habitemos en ella. Por eso siempre decimos que caminar es un acto político. Biopolítica pura. Caracas no parece pensada para los caminantes, pero a pesar de todos sus obstáculos (los carros, en primer lugar) cerca del 20% de sus moradores se desplazan caminando todos los días. ¿Resistencia? ¿Ecologismo? ¿Pobreza? ¿Atletismo? ¿Vouyerismo? ¿Atormentados del volante? Cuales sean las razones, poco importa. Es un hecho: en Caracas al menos una quinta parte de su población se mueve ‘apiemente’. Y si sumamos los que se mueven en transporte público, que también caminan, tendremos las tres cuartas partes de los caraqueños. ¿Cómo hacemos más amable la ciudad para esa gran mayoría que circula día a día por nuestras calles? Más allá de lo obvio (mejorando, ampliando e interconectando sus calles, plazas, parques, y su transporte público; ofreciendo luz y seguridad) nosotros decimos que militando en esta causa de los de a pie. Allí nos vemos”.

ACA