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Eileen Gray, Le Corbusier y la Casa E-1027: una historia de arquitectura y escándalos

Por Jason Sayer

Traducido por Nicolás Valencia

26 septiembre, 2018

Tomado de Plataforma arquitectura

(Este artículo fue publicado originalmente el 12 de septiembre en Metropolis Magazine como «The Sordid Saga of Eileen Gray’s Iconic E-1027 House» («La sórdida historia de la icónica Casa E-1027 de Eileen Gray»).

Es justo decir que la Casa E-1027 no ha tenido una vida particularmente de ensueños: sobrevivió las profanaciones de Le Corbusier, las balas del ejército nazi, las orgías con drogas de Peter Kägi y su total abandono. Sin embargo, su futuro se ve más optimista: Cap Moderne -la organización que se ha dedicado a rehabilitar el edificio para convertirlo en destino cultural- ha iniciado una campaña de financiamiento colectivo para continuar con la restauración del edificio.

En los últimos años, el trabajo de los conservacionistas se ha enfocado en la recreación del mobiliario diseñado originalmente por Eileen Gray y actualmente trabajan la restauración total de su comedor.

Ahora bien, cómo el comedor -y toda la casa- perdió sus muebles es una larga historia con muchos giros.

La casa tuvo un origen optimista e idealista. «Uno debe construir para el ser humano, para que pueda redescubrir en la construcción arquitectónica el placer de la autorrealización en un todo que lo extiende y lo completa», escribió Gray en un número de L’Architecture Vivante en 1929. «Incluso los muebles deben perder su individualidad y mezclarse con el conjunto arquitectónico», agregó.
Esta casa -o Villa– fue pensada como un tranquilo refugio para Gray y su entonces pareja, el arquitecto, crítico y editor rumano Jean Badovici, quien ayudó en parte al diseño del proyecto.

Definido básicamente como un rectángulo blanco al borde del acantilado de la comuna francesa de Cap-Martin, la villa es claramente un edificio del Movimiento Moderno. Adopta ciertos aspectos de los cinco puntos de la nueva arquitectura -pilares de hormigón, planta libre, cubierta ajardinada, la ventana continua y la fachada «libre»- propuestos por Le Corbusier en el libro Vers une Architecture (1923).
Mientras tanto, a pesar del llamado de Corbusier a adoptar la apertura tanto adentro como afuera de cada proyecto, la privacidad es uno de los objetivos principales de E-1027. En el exterior, las ventanas de cielo a piso y abiertas al Mar Mediterráneo entregan luz natural y amplias vistas, pero también incluyen persianas y dos franjas de lienzos que protegen al interior de la casa, bloqueando la luz natural y enmarcando la privilegiada vista de la costa.

En su interior, la casa se abstiene de usar la planta libre como esquema. Sus espacios interiores no se revelan inmediatamente: las habitaciones son espacios privados a la espera de ser descubiertos. Por ejemplo, entrar a la habitación o a la sala de estar, requiere caminar en torno a una serie de esquinas. Además, dado el compacto espacio de la vivienda (130 metros cuadrados) y la amplia cantidad de habitaciones, Gray fue meticulosamente eficiente con el espacio. Tales condiciones llevan a innovadoras soluciones alternativas: los closets se abren para convertirse en muros, el sofá de la sala de estar se convierte en una cama y toda una serie de armarios y otros muebles a medida están encajados o intrínsecamente en sintonía con el resto de la casa.

El mejor ejemplo de esta creatividad es la Mesa E-1027: diseñada originalmente para la hermana de Gray para que desayunara en cama sin dejar migas de pan en las sábanas, es una pieza maestra del mobiliario diseñado en el Movimiento Moderno. La mesa consiste en dos tubos circulares de acero cuya base abierta gira en torno a un pilar, mientras la altura de la mesa se ajusta permitiendo que quede a la altura de la cama.

A pesar de todo esto, el reconocimiento al trabajo de Gray recién llegaría en 1967 con un ensayo escrito por Joseph Rykwert. Hasta ese entonces, el mérito había sido adjudicado completamente a Badovici e incluso a Le Corbusier.

De hecho, Le Corbusier fue un gran amigo de Badovici y estaba obsesionado con la E-1027. Luego que Gray y Badovici finalizaran su relación en 1932, el arquitecto rumano se quedó con la casa y se alojaba a menudo con su esposa. Contra toda voluntad de Gray, Le Corbusier pintó murales dentro de la casa, con la venia de Badovici. Asimismo, el arquitecto franco-suizo incluso intentó comprar la casa, pero falló, por lo que optó por comprar una propiedad cercana donde construyó una pequeña cabaña: la Cabanon de vacances.

La degradación de la E-1027 continuó durante la Segunda Guerra Mundial cuando soldados del ejército nazi practicaron su puntería en los muros de la casa. La muerte simbólica dio paso a muertes reales: el 27 de agosto de 1965 el cuerpo de Le Corbusier apareció en esa misma costa, tras morir ahogado mientras nadaba (a pesar de la restricción impuesta por su médico). Después de eso, la casa y el área circundante fueron declarados «Sitio Moderno» debido a su importancia internacional. Sin embargo, la declaratoria no detuvo la decadencia de la villa.

Sumemos muertes en la lista: en 1980 Marie-Louise Schelbert, entonces propietaria de la E-1027, fue encontrada muerta en su departamento en Zúrich, Suiza. Tres días antes de su muerte, su doctor Peter Kägi secretamente había robado el mobiliario original y lo había rematado en Zúrich. Cuando Schelbert murió, Kägi heredó la casa y la utilizó para organizar orgías con drogas incluidas. En 1996 todo llegó a su fin cuando el propio Kägi fue asesinado en la sala de estar.

Ahora, finalmente, la vivienda está siendo cuidada como corresponde: en 1999, la villa fue comprada por la organización Conservatoire du littoral y desde ese entonces ha pasado por diversas remodelaciones.

La más reciente fue llevada a cabo por Cap Moderne en 2014 para administrar la villa junto a la cabaña de Le Corbusier. «Hemos tomado la decisión, que no está de moda en los cursos de conservación, de reconstruir lo que ha sido destruido (y devolverlo) a su estado en 1929», dice Tim Benton, curador de Cap Moderne y profesor de historia del arte especializado en el siglo XX.

Hace 12 años, la villa seguía prácticamente en ruinas, y la pared de la sala de estar estaba hecha trizas. «Casi todo ha sido, o está, o será reconstruido», agrega Benton, refiriéndose a los muebles.

En su actual campaña Cap Moderne espera reunir 50.000 dólares, junto al compromiso del gobierno francés de igualar las donaciones privadas que reciban. El dinero recolectado se destinará a remodelar el comedor de la villa, incluyendo una mesa de comedor con luz eléctrica incorporada y una tapa de corcho diseñada para proteger los platos y vasos, además de un recipiente de limones especialmente hecho para la villa (los limones Menton fueron alguna vez una especialidad regional). Adicionalmente, la asociación tiene la mente puesta en recrear la silla Non Conformist, también diseñada por Gray, y una mesa plegable dentro del comedor que se abre convirtiéndose en un bar.

«Si se considera vacía, esta es una de las casas más importantes de fines del Movimiento Moderno», dice Benton. Pero en su interior es uno de los cuatro interiores más importantes de del Movimiento Moderno en todo el mundo. Es por esto que estamos haciendo de nuevo el mobiliario con las mismas herramientas, los mismos materiales y los mismos procesos que los originales», agrega.

Nota: Como complemento a lo expresado por Jason Sayer en el artículo transcrito recomendamos la lectura de “E.1027” (2015) de Alejandro Hernández Gálvez (https://www.arquine.com/e-1027/) y sobre todo de “Frentes de batalla: E.1027” de Beatriz Colomina (historiadora y teórica de la arquitectura española, docente de postgrado de la Universidad de Princeton y residenciada desde hace muchos años en Nueva York), texto que en su momento (1998) desempolvó toda la oscura trama que giraba en torno a la casa y que sirvió de base para la disertación que hiciera en el Auditorio Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV el año 2008, cuando vino al país como jurado del concurso de arquitectura para la nueva sede de la Corporación Andina de Fomento (CAF) en Caracas, y que puede descargarse en http://www.mansilla-tunon.com/circo/epoca3/pdf/1998_053.pdf.

ACA

ES NOTICIA

Le Corbusier y su influencia en la arquitectura brasileña

Patricia Golombek

Espace Meyer Zafra

París

Junio 6 – 7 Julio 2018

Tomado de https://drive.google.com/file/d/1DBHnwRUOqD35aRe3NeBIIZRK0h6BLb9K/view

L’Espace Meyer Zafra presenta una exposición individual dedicada a la artista brasileña Patricia Golombek, del 6 de junio al 7 de julio de 2018. «Le Corbusier y su influencia en la arquitectura brasileña» exhibe pinturas y una instalación inspirada en monumentos creados por artistas y arquitectos brasileños (Portinari, Bulcão, Lucio Costa, Carlos Leão, Eduardo Reidi, Oscar Niemeyer), quienes a su vez fueron influenciados por la obra de Le Corbusier.

Desde 2015, la arquitectura ha sido el núcleo del trabajo de Patricia Golombek. Su primera inspiración vino de su percepción del diálogo entre Morris Lapidus y los proyectos de Paulo Werneck. Su trabajo se convirtió poco a poco en un estudio analítico de la arquitectura en el que tradujo el lenguaje utilizado por los arquitectos de todo el mundo, como en «Discovering Carlo Scarpa» o «Oscar Niemeyer». Estas creaciones trajeron una reflexión sobre Le Corbusier y su vínculo con los arquitectos brasileños.

Le Corbusier se puso en contacto con Lucio Costa y otros arquitectos brasileños en su primer viaje a Brasil en 1936. En ese momento, el país estaba experimentando una contextualización moderna y una maduración de su búsqueda de una identidad nacional. De allí se derivó una relación compleja que repercutió sobre el trabajo del maestro suizo, así como a sus discípulos brasileños, y resultó ser mucho más profunda que solo una influencia de Le Corbusier en la arquitectura moderna brasileña como lo muestra Carlos Eduardo Comas: «La arquitectura de Le Corbusier no se presenta como un sistema cerrado; es probable que sea un juego de dominó (…) Lo que los arquitectos brasileños Lucio Costa y Oscar Niemeyer intentaban hacer era comprender las reglas del juego, para capturar su mecanismo, la ‘estructura profunda’ del trabajo Le Corbusier (…) lo cual no significa una inflexión sino una cultura de la identidad (…). Los arquitectos brasileños han comprendido bien a Le Corbusier y fueron capaces de influir en su trabajo y lo contrario también sería cierto «. Para Lucio Costa fue una cuestión de asociar sus iniciativas a las del arquitecto suizo con el objetivo de lograr el modernismo en la arquitectura brasileña. El diálogo establecido entre Costa y Le Corbusier sobre los problemas de la Síntesis de las Artes, y el lugar que ambos otorgaron en este debate a las llamadas Artes Menores, es solo uno de los capítulos de esta compleja y sofisticada relación.

Patricia Golombek es una artista brasileña nacida en 1964. Tiene un diploma del Instituto Caetano Campos y la Escuela de Arquitectura de la Faculdade de Belas Artes de São Paulo. Vive y trabaja en Miami desde 2015. Su obra fue expuesta en el Museo de Arte Moderno y en el Museo de Arte Contemporáneo en São Paulo.

El trabajo de Patricia Golombek es un estudio analítico de la arquitectura;
de las estructuras y soluciones que arquitectos han implementado por el mundo. Gracias a su propia formación arquitectónica la artista puede transformar el lenguaje usado por los arquitectos en representaciones visuales de sus procesos creativos.

Nota

Abierto desde el año 2000, L’Espace Meyer Zafra tiene como objetivo presentar a artistas latinoamericanos y europeos vinculados al arte cinético y la abstracción geométrica. Guiada por la obra del maestro venezolano Jesús Rafael Soto, Liliane Zafrani fue impulsada a promover esta tendencia del arte en su espacio situado en el corazón del distrito histórico de Le Marais, en París donde se exhiben obras desde los años sesenta hasta la actualidad representada por un grupo de artistas muy activo. L’Espace Meyer Zafra presenta el trabajo de sus artistas en las ferias francesas e internacionales. Las exposiciones personales y colectivas también se organizan regularmente en el espacio de Le Marais y sus artistas han integrado muchas colecciones privadas y públicas en todo el mundo.

ACA

HA SIDO NOTICIA

Una profunda mirada hacia la obra de Le Corbusier que se hundió el mes pasado

Ethan Tucker

Tomado de Plataforma arquitectura

15 de marzo 2018

Traducido por Mónica Arellano

Este artículo fue publicado originalmente en Metropolis Magazine como «The Fascinating History of Le Corbusier’s Lost Barge.»

Este invierno, Francia experimentó una de las temporadas de lluvias más fuertes que se han visto en 50 años. En París, el Sena inundó los bancos, sumergió parques, calles e interrumpió el servicio del metro. El diluvio también reclamaba una obra arquitectónica. El 8 de febrero, la Louise-Catherine, una barcaza de concreto intervenida por Le Corbusier, se deslizó por debajo de las turbias aguas del Sena y se detuvo al fondo del río en Quai D’Austerlitz, al este de París.

A medida que disminuyeron las aguas, la proa de la barcaza de 100 años de antigüedad, se atascó en el muelle y la arrojó al río, según Le Parisien. Aunque los bomberos estaban presentes e intentaron salvarla, se llenó de agua y se hundió en cuestión de minutos.

La Louise-Catherine nació en 1915 como una barcaza de concreto llamada Lieja que transportó carbón desde la ciudad portuaria de Rouen al sur de París durante la Primera Guerra Mundial. En 1929, el Ejército de Salvación compró el Lieja y contrató a Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret) para convertir el buque en un refugio flotante para los desamparados de París.

Según el profesor de la Universidad de Nueva York y erudito de Le Corbusier, Jean-Louis Cohen, el proyecto fue completado en parte, por la heredera de la máquina de coser estadounidense Winnaretta Singer Polignac, quien fue una importante defensora de proyectos artísticos y caritativos en París. Otra partidaria del proyecto fue Madeleine Zillhardt, quién nombró la barca en honor a su compañera de toda la vida: la pintora Louise-Catherine Breslau. Al mismo tiempo, Le Corbusier se encontraba trabajando en un proyecto de vivienda pública para el Ejército de Salvación, el Refugio Cité en el 13er Arrondissement de París, que también fue financiado por el cantante Polignac.

La fascinación de Le Corbusier por los barcos se remonta a su infancia. Cohen escribe en un libro próximo a aparecer, Le Corbusier: The Built Work (Monacelli, 2018): «Tan grande fue la fascinación del joven Jeanneret por los barcos y transatlánticos que, incluso los textos de Adolf Loos en 1913 lo recalcan.»

En el caso de la Louise-Catherine, Le Corbusier reconfiguró la barca de 70 metros de largo para albergar 148 camas, un comedor, una cocina, cuartos para un capitán y un director de programa, así como un pequeño jardín colgante. También se agregaron espacios adicionales para dormir, lo que permitió que Louise-Catherine refugiara en su máxima capacidad a casi 200 personas.

Cohen escribe que la principal preocupación de Le Corbusier con la Louise-Catherine era acomodar tantos catres como fuera posible dentro de los limitados confines de la barca. El espacio estaba puntuado por columnas de concreto y dividido en tres cámaras. El interior se iluminaba con una ventana de cinta que corría a lo largo de la cabina.

Durante el invierno, Louise-Catherine sirvió de refugio para personas sin hogar que a menudo dormían bajo los puentes que rodean el Sena. En el verano viajó a las afueras de la ciudad para servir como un campamento de verano para niños parisinos. Debido a problemas de inseguridad y fugas, Louise-Catherine dejó de dar servicio como refugio en 1994. En 2008, la ciudad de París reconoció formalmente la barca como monumento histórico.

Sin embargo, como era de esperarse, el abandono de casi un siglo pasó factura. La Louise-Catherine, yacía sobria con el concreto expuesto al interior y al exterior, salvo por 84 columnas pintadas de azul y algunos graffitis. Las literas originales se quitaron para dar paso al espacio de exhibición planificado, revelando su propósito utilitario original de transportar carbón. Desde el muelle se apreciaba la limpieza de la geometría de la ventana horizontal que alcanzó su punto máximo por encima del Quai D’Austerlitz, convirtiéndose en una pieza de historia flotante.

Antes de hundirse, la Louise-Catherine estaba en planes de ser restaurada. La Asociación Louise-Catherine, un grupo de caridad que la adquirió del Ejército de Salvación en 2006, estaba en proceso de intervenir la barca de Le Corbusier. Alice Kertekian, miembro de la Asociación, comentó en Le Figaro, que la asociación tiene la intención de rescatar el buque, pero hasta que las aguas del Sena disminuyan, los buceadores no pueden evaluar la condición de la barca.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La obra de Le Corbusier, quien quizás sea el más importante arquitecto del siglo XX, sigue ofreciéndose como una fuente inagotable de aproximaciones, lecturas e interpretaciones. El pasado año 2107 Ediciones Asimétricas (Madrid) publicó dos textos, cuyas notas elaboradas por los editores reproducimos a continuación, que se suman al ya largo acerbo de miradas que dan cuenta de lo hecho por reconocido maestro suizo.

Le Corbusier. Fragmentos

Aitor Goitia

Ediciones Asimétricas

2017

Le Corbusier es un creador complejo y fascinante cuyas ideas, propuestas, proyectos y libros son imprescindibles para entender la arquitectura de los últimos cien años. Autor de diecisiete edificios considerados Patrimonio de la Humanidad, cada una de sus piezas tiene una presencia impactante por su formidable intensidad lumínica, matérica y cromática.

Aitor Goitia se ha aproximado a las obras de Le Corbusier sin intención alguna de documentarlas exhaustivamente, o de realizar el consabido reportaje completo y descriptivo. Por el contrario, desarrolla una mirada deliberadamente parcial, impertinente, curiosa, insatisfecha… una mirada voyeur que libera la obra de LC de tantas aproximaciones repetidas y visiones agotadas.

Trabajando casi exclusivamente entre el primer plano y el plano detalle, los provocadores encuadres de Goitia consiguen una intimidad sorprendente con la áspera materia construida por LC. Revelados en esta visión de plano corto, los cuerpos arquitectónicos se impregnan de sensualidad al ser rozados apenas por la luz rasante o se cargan de barroco dramatismo al ser tallados a lumínicos hachazos; los fragmentarios motivos, desde su cercanía carnal, lanzan al espectador un inesperado guiño al teñirse de vibrante color.

En las imágenes que Aitor Goitia ha capturado acaso encontramos menos al arquitecto que al pintor purista de precisas composiciones y al vigoroso escultor de volúmenes bajo el sol. Sus fotografías nos enseñan a ver la obra de Le Corbusier con una mirada inaugural y renueva la filosofía del maestro al abrir, una vez más, des yeux qui ne voient pas.

Breviario de Ronchamp

Josep Quetglas 

Ediciones Asimétricas

2017

Y si consagrar (sacrare) era el término que designaba la salida de las cosas de la esfera del derecho humano, profanar significaba, a la inversa, devolver las cosas al libre uso de la gente» – Giorgio Agamben, «Elogio della profanazione»

Devolver al libre uso del común la obra de Le Corbusier en Ronchamp: tal sería el deseo de este Breviario. Le Corbusier padeció en 1948 el fracaso de su proyecto de la Sainte-Baume, fulminado por la prohibición de las autoridades de la Iglesia católica francesa. Pero en el cruce entre el camino de tierra, por donde entraban en lo que sería Francia, las poblaciones nómadas desde la Prehistoria, y el camino del agua, que une las fuentes y los cursos del Rin y del Ródano, Le Corbusier consiguió convertir una vieja capilla católica en un monumento a la presencia humana, identificada con la línea vertical que crea nuestro cuerpo en pie sobre la tierra, ligándolo a ese otro monumento que él mismo levantó muy cerca de aquí: la torre de control de la esclusa Kembs-Niffer, que dirige la marcha horizontal de las aguas.

ACA