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EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

PABELLON DE VENEZUELA EXPO ’92 SEVILLA.

Una aplicación de estructuras transformables

IDEC – FAU – UCV

Ana Isabel Loreto (coord.)

Corporación Venezolana de Guayana y sus Empresas Filiales (patrocinador)

Altair Publicidad (promotor)

1993

La posibilidad de ejecutar el proyecto ganador del concurso para el Pabellón de Venezuela en ExpoSevilla’92 permitió a los arquitectos Henrique Hernández, Ralph Erminy y Marcel Erminy y su equipo, donde destacan en el diseño estructural Waclaw Zalewski y Carlos Henrique Hernández, experimentar dentro de la línea de investigación sobre estructuras transformables desarrollada en el IDEC, contando en este caso con el aluminio como material fundamental. También representó una importante oportunidad para poner en evidencia las capacidades profesionales e industriales existentes en el país a la hora de realizar una obra de gran significación y trascendencia. En tal sentido se destaca, por una parte, la capacidad de la arquitectura venezolana al proponer una edificación atractiva y funcional integradora de proposiciones plásticas con gran impacto innovador. Por la otra, el aporte a la ingeniería estructural en la realización de la estructura transformable más grande del mundo para el momento. La publicación que hoy nos ocupa recoge en una impecable edición los resultados de esta histórica experiencia.

El concurso del que surgió la selección de los proyectistas del Pabellón, cuyo veredicto se dio a conocer el 25 de junio de 1990, fue convocado por invitación, solicitándose al jurado integrado por los arquitectos Tomás José Sanabria (Presidente), Pablo Lasala, Emile Vestuti, Henrique Vera y Juan Pedro Posani (Curador), la escogencia de un solo ganador. Las dificultades que debió afrontar el grupo evaluador dada la calidad de las ochos propuestas presentadas por Domingo Álvarez, Jorge Castillo, Gorka Dorronsoro, Enrique Larrañaga, Juan Carlos Parilli, Jesús Tenreiro, Oscar Tenreiro y Henrique Hernández, lo llevó a destacar de forma enfática, dado el mérito e incluso brillantez de la mayoría de ellas, “la seriedad, la dedicación y el alto grado de profesionalismo de todos los participantes que califican muy bien el desempeño actual de la arquitectura de nuestro país”. La verdad es que pocas veces se ha contado con un ramillete de participantes y un jurado del nivel que este concurso mostró a lo largo de la ya larga historia de certámenes organizados en Venezuela.

Así, seleccionado Henrique Hernández como ganador y desatada la natural polémica que prosigue al veredicto de cualquier concurso, aderezada por características de la idea presentada, que según Juan Pedro Posani (en artículo aparecido en Economía HOY el sábado 21 de julio de 1990) reunió “la realidad en oposición y negación de los esquemas prefabricados” donde “si bien es indiscutible la vertiente tecno-racionalista en la cual se ubica su propuesta, también es evidente el alto contenido poético y lírico de sus aspectos más resaltantes”, el proyecto fue desarrollado y posteriormente trasladado a Sevilla pieza a pieza para luego ser levantado de manera espectacular en pocas horas convirtiéndose ello y su definitiva realización en todo un espectáculo.

1. Vista general el pabellón

Pues bien, de todo el proceso de conceptualización, diseño y construcción del Pabellón, y su inserción en una clara línea de investigación dentro del IDEC dedicada a la concepción y desarrollo de estructuras transformables, cuya característica principal es su capacidad de plegarse y desplegarse, trata esta publicación, cuidadosamente realizada bajo la coordinación de Ana Isabel Loreto e impresa por Ex-Libris.

Contiene el libro, de tapa dura, papel glasé, bilingüe, formato casi cuadrado (24 x 25 cms.), de 96 páginas en español y 18 en inglés (únicamente los textos), una “Presentación” a cargo de Leopoldo Sucre Figarella (Presidente de la CVG), un “Prólogo” de Luis F. Marcano González, una “Introducción” de Juan Pedro Posani, y una serie de “Comentarios” que abarcan diferentes facetas de Henrique Hernández, Waclaw Zalewski, Félix Escrig, Carlos Henrique Hernández, Luis Marcano González, Efraín González, Ralph Erminy y Carlos Cruz Diez, finalizando con la “Descripción del proyecto” para llegar a los ya mencionados “Textos en inglés”.

2. Vista de la plaza anterior de acceso al pabellón cn los paraguas y piso diseñados por Carlos Cruz-Diez
3. Dos dibujos que muestran aspectos constructivos del pabellón. Izquierda: Corte transversal del edificio. Derecha: Detalle de un nodo

Sin duda la parte más sustanciosa del libro la constituye la “Descripción del proyecto” donde el texto, elaborado por Ana Loreto con la colaboración de Henrique Hernández, Ralph Erminy, Carlos Cruz-Diez, Carlos H. Hernández y Manuel Landaeta, se pasea de forma precisa por la ubicación del Pabellón dentro de la línea de investigación que dentro del IDEC representa, por las variables tomadas en cuenta desde el punto de vista compositivo, funcional y formal, y por proveer la mayor información posible acerca de sus dimensiones, áreas que lo conforman (la plaza y sus 36 mástiles de 19.9 mts. de altura que definen virtualmente un cubo y el edificio propiamente dicho con la sala audiovisual como espacio dominante, la sala de exposiciones y los servicios conexos), hasta llegar a sus dos más importantes logros: la incorporación de la luz y su manejo potenciada por las intervenciones cromáticas que Carlos Cruz-Diez propone tanto para el interior como para el exterior como una clara muestra de la “integración de las artes”; y la resolución a nivel tanto general como de detalles de su construcción como estructura transformable en aluminio, yendo desde el grupo de elementos que lo conforman (todos pensados como si de armar un mecano se tratara) hasta el proceso que se siguió para su elaboración en las plantas donde se transformó la materia prima proveniente de VENALUM y ALCASA, su almacenamiento y traslado y, sobre todo, la rapidez con que pudo levantarse, cerrarse y concluirse a nivel de acabados, una vez que todos los componentes llegaron al sitio que le correspondió dentro de la Expo de Sevilla.

4. Dos momentos del proceso de izamiento, colocación y ensamblaje el pabellón dentro del recinto ferial
5. Vista exterior lateral-posterior del pabellón

Pero si la descripción escrita tiene un importante peso más aún lo tienen las imágenes, todo un deleite para los ojos, constituidas por una selección de magníficas fotos (aportadas por Marcel Erminy, Carlos Henrique Hernández, Pepe Nieto y la empresa VENALUM) y nítidos dibujos conceptuales y técnicos, sin los cuales no sería posible comprender a cabalidad una obra de estas características que, vista a distancia y con la debida objetividad, ha marcado un hito en el desarrollo reciente de nuestra arquitectura.

Se trata, en resumen, de una publicación que, si bien pone de relieve una edificación de marcado carácter tecnológico, circunscrita a una forma de concebir y hacer de la construcción y su control total los garantes de soluciones integrales a la que importa poco si se le considera como “arquitectura”, está salpicada en cada página que la conforma de buen diseño y material invalorable. Eran años en los que Venezuela logró ubicarse, gracias al Pabellón que la representó en Sevilla, a la cabeza en el manejo del aluminio, material que representaba al moderno mundo industrial, a nivel planetario. Muestra de una arquitectura que, pese a no proponérselo, encierra múltiples y sugerentes mensajes vinculados a nuestra identidad.

ACA

Todas las imágenes proceden del libro comentado

1995• Premio Nacional a la Investigación Tecnológica para SIPROMAT

Premio para SIPROMAT.png

1995•  El sistema constructivo SIPROMAT, a base de láminas metálicas galvanizadas, desarrollado en el IDEC FAU por la arquitecto Alejandra González con la colaboración Mailing Perdomo, obtiene el Premio Nacional a la Investigación Tecnológica otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICIT).
Este sistema constructivo fue utilizado en más de 352 proyectos nacionales e internacionales gracias al Convenio de Transferencia Tecnológica suscrito entre la empresa ARMCO de Venezuela y TECNIDEC en 1997.

HVH

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Aparece el N° 33 I-II (2017) de la revista Tecnología y Construcción cuyo tema principal es la gestión de riesgo y vulnerabilidad ciudadana

21 de mayo 2019

Tomado de Boletín IDEC+ Nº 224

En este número destacan aportes en investigación y docencia sobre el debate acerca del impacto ambiental de las acciones humanas con la intención de establecer la relación entre tecnología para la construcción y la sostenibilidad que exige tanto a diseñadores como a planificadores adoptar criterios que superen prácticas como el excesivo consumo de energía, la generación de grandes cantidades de desechos, el escaso reciclaje de materiales y edificaciones, la contaminación ambiental o la contaminación sónica, entre otros (Baldi, Editorial, 2019).

El volumen se organizó en tres partes: visión conceptual, aspectos técnicos y gestión de riesgos.
Respecto al primer aspecto, Ernesto González Enders lo refuerza a través del documento “Otra Universidad para el siglo XXI: hacia una institución interDisciplinaria, interIdeológica, interCultural y Sostenible”. Por su parte, Alfredo Cilento Sarli aborda el ámbito de la “Vulnerabilidad ciudadana ante la amenaza sísmica en la Venezuela del siglo XXI”. Completa este marco conceptual el artículo de Geovanni Siem “Impacto de la reducción de riesgos ante desastres socio naturales en el proyecto UCV Campus Sustentable.

Luego se presentan trabajos de contextos específicos como el de José Luis López “La tragedia de Vargas. ¿Están protegidos sus habitantes de un nuevo deslave?», donde intenta responder a la interrogante de si las obras construidas en ese momento garantizan hoy en día una protección adecuada a sus habitantes. Gustavo Coronel aborda el tema del sismo mediante el documento “El terremoto del Noreste de Venezuela de 2018. El más grande de los últimos tiempos, sentido en Colombia, Trinidad y otras islas del Caribe”.

Como cierre se presentan dos aportes referidos a la Gestión Integral de Riesgo. Abre Jesús Delgado con “Tecnologías aplicadas a la Gestión Integral de Riesgos para un sistema de gestión integral de conocimiento e información”. Natalia Silva Bustos y Carmen Paz Castro Correa desarrollan para cerrar el artículo “Mecanismo de coordinación intersectorial para la Gestión del Riesgo: plataforma nacional para la reducción del riesgo de desastres en Chile”.

Concluye el contenido de este número con la Reseña con motivo del XXII Aniversario del Programa Coordinado para la Mitigación de Riesgos COMIR UCV, cuyo tema central fue “Universidades y resiliencia ante desastres socio naturales y tecnológicos”. La versión digital de la revista puede ser consultada en http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/issue/view/1878/showToc.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 120

Con Expo-Sevilla 1992 se cerró el ciclo de las grandes Exposiciones del siglo XX herederas aún de la grandilocuencia proveniente del siglo XIX. Desde Osaka (1970) no se llevaba a cabo un encuentro de este tipo. La excusa explícita, como se sabe, fue la conmemoración de los 500 años del Descubrimiento de América. La intención solapada era inyectar una buena parte de dinero procedente del acelerado crecimiento económico español a una de sus zonas más atrasadas. El lema de la Feria: «La Era de los Descubrimientos».

1. Expo Sevilla 1992. Plano General

Sevilla sufrió, en efecto, en 1992 su transformación más importante desde la Exposición Iberoamericana de 1929. La decisión de ubicar el corazón del evento en la isla de La Cartuja tuvo la clara intención de dotar de vida un sector olvidado de la ciudad señalando hacia donde debía toda ella expandirse. Sin entrar en detalles sobre las virtudes o defectos del trazado ordenador final de la Feria, es curioso observar cómo en la capital andaluza se repitieron buena parte de las manifestaciones que desde ya hace tiempo este tipo de evento venía arrastrando. Así, en Expo-Sevilla se siguieron incrementando las experiencias sensoriales, ahora más acordes con los tiempos mediáticos que ya se vivían, se siguió apostando por el progreso, por el desarrollo de la ciencia y la tecnología y se continuaron viendo combinaciones de exotismo con la más reciente novedad, intentos nostálgicos de recuperación del pasado, verdaderos templos al high tech y unas pocas búsquedas contestatarias a tanta escenografía, a tanto refinamiento y a tanto kitsch .

2. Página de arquitectura de Economía HOY del 21 de julio de 1990.

Venezuela fue el séptimo país en confirmar su presencia en la feria y uno de los cuatro países latinoamericanos que realizó para Expo-Sevilla un Pabellón propio proyectado en el país. Su selección provino de un concurso por invitación en el que participaron ocho arquitectos: Domingo Álvarez, Jorge Castillo, Gorka Dorronsoro, Enrique Larrañaga, Juan Carlos Parilli, Jesús Tenreiro, Oscar Tenreiro y Henrique Hernández. El jurado integrado por Pablo Lasala, Tomás José Sanabria (Presidente), Emile Vestuti, Henrique Vera y Juan Pedro Posani (Curador del Concurso), en veredicto emanado el 25 de junio de 1990, luego de resaltar los valores de cada una de las propuestas entregadas, declaró ganadora de manera unánime la presentada por Henrique Hernández quien trabajó en la gestación y desarrollo del proyecto conjuntamente con Ralph Erminy, colaborando en la arquitectura Marcel Erminy y en la estructura Carlos Henrique Hernández y Waclaw Zalewski.

3. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Planta y fachadas

Este par de profesionales tuvieron la oportunidad, gracias a la realización del Pabellón, de poner nuevamente en práctica las ideas que en cuanto a la relación arquitectura-tecnología venían sosteniendo desde hace muchos años y que les llevaron a la creación en 1975 del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) en el seno de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Ambos tenían una amplia trayectoria académica habiendo llegado Erminy a ser Director de la Escuela en el período 1959-62. Hernández, junto a Fruto Vivas, emprende como estudiante un acercamiento pionero a la arquitectura popular a mediados de los 50 y ya en los sesenta lidera la Unidad de Diseño en Avance del Banco Obrero, experiencia abocada a la resolución masiva del problema de la vivienda mediante la aplicación de sistemas constructivos industrializados creados en el país con tecnología propia, lo que le vale en gran medida para propulsar la fundación del IDEC.

4. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Sistema estructural

No es de extrañar, por tanto, que el Pabellón de Venezuela en Sevilla obedezca, aunque en un tono más matizado que el asumido en otras experiencias realizadas dentro del IDEC, a una visión muy concreta de la arquitectura. De aquí que los autores no duden en utilizar la tecnología como clave para sugerir la imagen del país, una Venezuela donde la innovación y el desarrollo son básicos en la consecución de su futuro, pasando a ser el Pabellón un prototipo muy útil para el perfeccionamiento de una línea investigativa que el IDEC adelanta: las «Estructuras transformables».

De hecho, el Pabellón, construido en Venezuela con la colaboración de la industria del aluminio, conformado por 6.475 piezas, con base a un modelo estructural consistente en un sistema desplegable en acordeón concebido para cubrir un espacio de 600 m2, llega a Sevilla embalado dentro de tres enormes cajas para, una vez en el sitio, ser armado en tan sólo 13 horas. También se previó su posterior replegado para poder ser de nuevo trasladado y reinstalado en Venezuela, cosa que lamentablemente no ocurrió. Sus autores en un principio hubiesen querido que esto sucediese a diario en plena Exposición pero las características del formato y condiciones de proyección del audiovisual que en su interior se proyectaba lo impidieron.

5. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Vista general

Sin embargo, el Pabellón de Sevilla, ubicado dentro del recinto ferial entre el Camino de Las Acacias y la Calle 11, entre el pabellón de Rusia y el de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), en un terreno de 2000 m2 de los cuales abarcó una superficie construida de  1822 m2 alcanzando una altura máxima de 20 mts., se visualiza no sólo como tecnología sino también como un espectáculo por lo que tal vez el calificativo de «high tech» no sea del todo apropiado. Su conformación así lo revela: una Plaza inclinada concebida como una gran fiesta visual, como aventura, lugar de encuentro y a la vez de tránsito al edificio propiamente dicho. Al respecto Henrique Hernández apuntará en el libro editado por el IDEC Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993), que: “LA PLAZA representará la búsqueda de la percepción no inmediata, como una metáfora de uno de los hitos del gran acontecimiento histórico que celebramos en la Expo 92: el cambio de la imagen plana que el hombre tenía de la tierra y el nacimiento del mundo esférico, experiencia virtual del espacio percibido y del espacio real”.

Tras esta concepción Hernández y Erminy incorporan al artista venezolano Carlos Cruz-Diez a quien corresponderá el tratamiento cromático tanto del piso como de los elementos que cubren la plaza: treinta y seis paraguas de 16 metros de altura que virtualizan la forma de un cubo. Por su parte el volumen del edificio es el resultado de la función que fundamentalmente debía albergar: una sala convencional de proyecciones en la que se presentaba de forma continua un audiovisual con imágenes del patrimonio cultural y paisajístico del país cuyo guión se basó en un texto de Arturo Uslar Pietri, que a decir de los arquitectos y como ya hemos señalado «limitó mucho las ideas». También contenía el Pabellón un área de exposiciones de aproximadamente 1035 m2 y espacios para oficinas, depósitos y servicios. El resultado: un contenedor en forma de prisma truncado conformado por una trama estructural libre de soportes intermedios, con una luz de 32 metros lineales en sentido longitudinal y 22 metros lineales en el sentido transversal.

6. Portada del libro editado por el IDEC, Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993)

Tal vez sea el de Sevilla (junto al diseñado por Carlos Raúl Villanueva para Expo-Montreal 67) el más consistente y ajustado de los Pabellones presentados por Venezuela en Exposición Universal alguna. En él los objetivos trazados y la obra materializada tienen plena coherencia entre sí y con toda una trayectoria profesional y académica en la persona de los proyectistas, cuya más inmediata traducción puede palparse en el equilibrio entre economía y tiempo de ejecución muy ligadas a su vez con el sentido efímero que toda edificación de este tipo conlleva. Su aporte al desarrollo de un método constructivo para estructuras itinerantes junto a la meta también alcanzada de obtener una «estructura-edificio-símbolo de la industria venezolana del aluminio» podrían completar el renglón correspondiente a sus logros.

7. Pabellón de Venezuela en Expo Sevilla 1992. Plaza con pavimento y mástiles diseñados por Carlos Cruz-Diez

La arquitectura espectáculo, la integración de la artes, la arquitectura mensaje y el desarrollo tecnológico temas subyacentes que rodean a la preocupación de los proyectistas por lograr una obra que sea expresión de la identidad nacional, les ofrecieron la oportunidad de construir una gran metáfora que, palpable o no, servirá como abono de las ideas formales: la alegoría de la luz y el color del Caribe. Los espacios interiores y, fundamentalmente, la Plaza (un pequeño bosque tropical) asumen dicho compromiso identificatorio. En tal sentido Ralph Erminy expresará: “Arte y plaza no son causa ni efecto, la plaza aparece por la necesidad del arte y el arte como consecuencia del encuentro. La plaza es el lugar del encuentro para dilucidar qué es el país como terruño y la nación como sociedad de hombres. Allí nada está sobrepuesto, allí todo está integrado. Es un lugar de incitación a la sensibilidad, donde la poesía también ocupa un lugar”. Apreciar en este Pabellón, que contó con la fortuna de ser uno de los pocos proyectos provenientes de un concurso de arquitectura realizado en Venezuela que logró construirse, la modernidad como soporte de lo nacional y a la vez su rol representativo de tendencias de alcance universal dentro de la arquitectura local, deja sobre el tapete planteada la perpetua paradoja que pesa sobre la identidad arquitectónica venezolana que, como bien sabemos, no se trata, ni mucho menos, de un episodio cerrado.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Pabellón de Venezuela. Expo ’92 Sevilla. Una aplicación de estructuras transformables (1993)

  1. https://htca3expo92.wordpress.com/tag/propuestas/

2. Página de arquitectura de Economía HOY del 21 de julio de 1990.

3. https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/hernandez-henrique-1992-pabellon-de-venezuela-en-sevlilla/

4. Carlos H. Hernández, «EL PABELLÓN DE VENEZUELA EN LA EXPO^92.UNA ESTRUCTURA DESPLEGABLE EN DURALUMINIO» (1993). http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es

5 y 7. https://entrerayas.com/2019/03/a-10-anos-de-la-partida-de-henrique-hernandez/

6. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 92

El Sistema Estructural Metálico Apernado (SIEMA) es tal vez uno de los elementos que mejor permiten explicar la evolución de la visión que caracteriza la línea de trabajo dedicada al desarrollo tecnológico de la construcción del IDEC FAU UCV, desde sus inicios (1975) hasta la actualidad. En primer lugar porque se trata de una clara muestra de lo que se considera un sistema constructivo abierto, basado en el ensamblaje en obra de componentes estandarizados producidos industrialmente, económico, versátil, de fácil montaje, ligero y flexible. En segundo lugar porque su conformación modular permite diversos acomodos internos, cambios de dirección en la retícula estructural, previsión de crecimiento progresivo y la posibilidad de explorar con variadas formas de cerramiento, según el uso a que se destine la edificación que lo emplee, pudiéndose alcanzar hasta tres pisos de altura. Y, en tercer lugar, porque denota la presencia actualizada de los primeros contactos que establecieron los fundadores del Instituto, a comienzos de los años 60, con el Programa Especial del Consorcio de Autoridades Locales del Reino Unido (CLASP), que a través del CLASP Development Group los proveyó posteriormente (1977-78), gracias al convenio CONICIT-IDEC-CLASP, bajo la figura de transferencia, de una tecnología flexible y abierta basada en el uso del acero en edificaciones educativas que, por ensayo y error, será plenamente adaptada por el IDEC a las condiciones de nuestro país para su utilización en una amplia gama de construcciones, tal y como señala Alberto Lovera en el artículo “Los laberintos de la innovación tecnológica. El Sistema Siema del IDEC» (1993).

Detenerse a conocer las características de este sistema (información que puede consultarse ampliamente en http://www.fau.ucv.ve/idec/pdf/propuestasidec.pdf), cobra sentido para enfatizar su condición de andamiaje o soporte de múltiples posibilidades que a su vez permiten detectar la habilidad y el talento del diseñador o diseñadores que echan mano de él y, en particular, la participación de Henrique Hernández, junto a Alejandro Calvo y Nora de la Maza, en el proyecto y construcción de la sede para el Banco del Libro, Altamira (Caracas).

1. Izquierda: Plano de conjunto. Derecha arriba: detalle del acceso. Derecha abajo: hall de acceso

Las condiciones que debieron sortearse de antemano en el proyecto del edificio no eran nada favorables: necesitaba ubicarse en un lote estrecho y largo próximo al Distribuidor Altamira al borde de la vía que conecta la autopista Francisco Fajardo con la plaza Francia, por lo que el volumen prismático producto de la utilización del sistema tendría que orientar sus caras más largas hacia el este y el oeste. De aquí que las operaciones relacionadas con la implantación del objeto, su relación con el entorno y su comportamiento climático pasarían a ser fundamentales a la hora de tomar decisiones de orden arquitectónico.

Haciendo valer su ya demostrada capacidad para sacar partido de las adversidades, Henrique Hernández ubica el edificio de 1.500 m2 de construcción, una bien proporcionada caja de tres pisos de 12.60 mts de ancho por 39.60 de largo y una altura de 9.15 mts, cuya planta responde a un módulo estructural de 3.60 mts a lo largo, con luces de 7.20 mts y 5.40 mts para cubrir el ancho, organizada en función de dos núcleos de circulación y servicios colocados uno a cada extremo, lo más alejado posible de las desfavorables condiciones de ruido y tráfico prevalecientes al sur, con la intención de lograr hacia el norte un modesto y a la vez digno acceso que estaría acompañado de una pequeña plaza (desde donde está tomada la foto que ilustra nuestra postal del día de hoy) en la que se proponía la inserción (no consumada) de una obra de Alejandro Otero. De esta forma se conseguiría también dar cabida más al norte a un pequeño estacionamiento y a la incorporación de los retiros como espacios de expansión (a modo de patios) de las actividades públicas ubicadas en la planta baja, gracias al atinado papel que juega el muro perimetral. Así, la edificación se convierte ella misma en acceso y elemento ordenador principal de las diferentes fases de crecimiento del programa y de ocupación del resto del complicado terreno.

2. Detalle de la fachada sur
3. Fachada oeste

El otro gran acierto del edificio estriba en la manera como es tratada su envolvente la cual no sólo actúa como respuesta acorde a su desfavorable orientación, sino que brinda la oportunidad de llevar a cabo una cuidadosa selección de los elementos que la integran y sobre todo de incorporarle un rico y variado dinamismo. Sin abandonar preocupaciones de índole funcional que privan a la hora de mostrar al exterior los ambientes que su piel recubre, las fachadas del edificio hablan por si solas de un claro deleite por la composición de los planos que las definen y su permanente diálogo con la modulación estructural: romanillas fijas y móviles (de variadas dimensiones) de aluminio anodizado, así como marcos de ventanas y cerramientos sólidos del mismo material, se combinan contrastando con casquetes seccionados a media bóveda en fibra de vidrio de color amarillo, inyectándole a la ligereza de las cerchas y columnas que componen el sistema constructivo una sugerente capacidad expresiva que no atenta contra su sobriedad. Todo este esfuerzo estético, reforzado con la participación de Carlos Cruz-Diez en el tratamiento del hall de entrada, deriva, además, en haber logrado condiciones óptimas de ahorro energético ante las circunstancias adversas del medio.

4- Patio cubierto

En el Banco del Libro, Hernández y su equipo logran plasmar una obra madura que muestra cómo tras la aparente frialdad y esquematismo de la estructura que soporta el edificio es posible conmover al visitante no sólo desde fuera sino particularmente cuando se disfruta de la atmósfera interior, plenamente alcanzada teniendo al control de la luz como protagonista. De esta manera se aprovecha una de las mayores ventajas que aporta el SIEMA: lograr la libre disposición de las partes constitutivas del programa propio de una institución pública dentro de la máxima flexibilidad espacial con la menor cantidad de elementos.

5. Arriba izquierda: fachada norte. Arriba derecha: fachada sur. Abajo: escalera con estructura metálica a la vista

Posteriormente a la realización del Banco del Libro el IDEC, a través de su empresa TECNIDEC, construirá en Sartenejas (1991) la ampliación de la Fundación Instituto de Ingeniería en la que de nuevo participa Henrique Hernández, esta vez acompañado por Alejandro Galbe y Cristina Echeverría. El sistema se comercializa y también en 1991 se utiliza para la construcción de un edificio de laboratorios de la Procter & Gamble en La Yaguara (Caracas), proyecto del arquitecto Pablo Lasala, para luego servir de soporte (tras la firma de un contrato de Licencia con la empresa CORYLUM C.A.) para contener la sede del Grupo CORIMON en la Zona Industrial de Valencia, estado Carabobo del arquitecto Servio Tulio Ferrer y, más recientemente, el núcleo de Maturín de la UCV del arquitecto Nelson Rodríguez.

El seguirle la pista a los orígenes y desarrollo del SIEMA ha permitido a Alberto Lovera en el ya citado artículo develar “los laberintos de la innovación tecnológica”, pero sobre todo el poder constatar, de nuevo, que Henrique Hernández al usar el catálogo de piezas que lo conforman, ha logrado no sólo complementarlo sino dotar a la edificación resultante de un carácter que trasciende la simple resolución automática de los problemas arquitectónicos involucrados, sin dejar de convertirse en una nueva acentuación del sistema constructivo más que en una búsqueda de formas originales. La experiencia acumulada, unida al aprendizaje que produjo el episodio del edificio de Trasbordo, cobra en el Banco del Libro un tono menos programático pero igualmente experimental dando como resultado un contenedor que dialoga con el lugar y no un objeto derivado de la literal traducción de un proceso. La paradoja que encierra el largo tiempo transcurrido entre la realización del proyecto y su inauguración (cerca de 5 años cuando no debió pasar de uno), atribuible a problemas de orden presupuestario y de diversa índole, no desmeritan el valor del Banco del Libro como manifiesto arquitectónico a favor de una particular visión comprometida con la ideación desde la sistematicidad constructiva de cualquier obra que busca ser eficiente, económica y de rápida ejecución.

ACA

Procedencia de las imágenes

Revista ESPACIO, nº 4, 1989

¿SABÍA USTED…

… que el año 1977, hace ya 40 años, se termina la construcción del “Edificio de Trasbordo” en la Ciudad Universitaria de Caracas, diseñado por el equipo conformado por los arquitectos Henrique Hernández (coordinador), Cesar Martín, Carmen Yánez, Andrés Simón Herrera y María Teresa Novoa (colaboradores), integrantes todos de Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo?

1. Edificio de Trasbordo. Vista exterior

El proyecto y construcción del que es conocido como “Edificio de Trasbordo” (actual sede de las Escuelas de Educación -Facultad de Humanidades y Educación- y de Administración y Contaduría -Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-), se origina como respuesta al crecimiento general de la población estudiantil y a la presión ejercida por su dirigencia ante el problema del cupo, lo cual no estuvo acompañado por el desarrollo ordenado de la planta física que lo solventara. La falta de atención a estos asuntos había empezado a derivar en situaciones de congestionamiento, hacinamiento e improvisación por parte de las entidades afectadas (escuelas y facultades) quienes intentaban resolver la dificultad de forma individual, aislada y descoordinada. Para el momento se contaba con un déficit de más de 20.000 m2 de aulas, con sus respectivas áreas de apoyo, lo cual reclamaba una urgente y rápida resolución por parte de las autoridades.

2. Edificio de Trasbordo. Ubicación en el campus de la Ciudad Universitaria de Caracas

Ante la premura los organismos encargados de la planificación en la UCV ya habían iniciado en 1975 las gestiones para obtener los planos e implantar un clon del Edificio de Matemáticas, construido como parte del campus de la Universidad Simón Bolívar. Al presentarse la opción y buscarse la aprobación del Consejo Universitario el entonces decano de la FAU, Américo Faillace, con amplia experiencia en el diseño de edificaciones educativas, propuso la asunción del problema y su solución por parte del IDEC, instituto creado ese mismo año, dirigido por el profesor Henrique Hernández (quien venía de acumular una importante experiencia dentro de la Unidad de Diseño en Avance del Banco Obrero) y que como su denominación indica estaba orientado académicamente al desarrollo experimental de la construcción.

3. Edificio de Trasbordo. Planos de referencia. Izquierda: implantación. Derecha: sistema estructural

Asuntos relacionados con los avatares ligados a la decisión de colocar finalmente el edificio en la zona noroeste de la Ciudad Universitaria (calle Minerva) aparte, el compromiso es asumido por el IDEC (ver el número 62 de la revista Punto, junio de 1980) como “una solución transitoria que no afectara el plan futuro y fuese pivote para el desarrollo de la planta física de la Ciudad Universitaria de acuerdo a lo previsto en el proyecto del Dr. Carlos Raúl Villanueva”, aprovechando “la oportunidad de utilizar la construcción de esa edificación como un laboratorio donde aprender más sobre los aspectos gerenciales de la construcción”, para lo que se utilizó un proceso que consistía “en el desarrollo simultáneo del proyecto y la construcción, integrándose así a todos los participantes de las distintas etapas del proceso de producción de la edificación, desde la fase de proyecto hasta la de construcción”. En  otras palabras: “los papeles del arquitecto y constructor se combinan en una sola profesión responsable del proceso global”.

4. Edificio de Trasbordo. Vista exterior

Al asumir estas premisas, acompañadas de un programa estratégico conformado por un “plan de requerimientos”, un “plan de costos” y un “plan de actividades”, se reafirmaba la senda doctrinaria seguida por Henrique Hernández que sin duda hace acto de presencia en la experiencia del Edificio de Trasbordo. Manuel López Villa en “Henrique Hernández: La arquitectura de la tecnología”, artículo aparecido en la revista Inmuebles, nº 6, 1992, las resalta: el trabajo en equipo e interdisciplinario como contraparte a la actividad individualista prevaleciente en la profesión; la utilización de la tecnología seriada como herramienta para que la forma del edificio surja como una resultante, minimizando su valor en cuanto pieza; el traslado del interés proyectual del objeto a los procesos que permiten realizarlo, convirtiéndose la arquitectura simplemente en un método de producción edilicia; el señalar otro rumbo para la apreciación estética y la elaboración del juicio crítico, ubicado en este caso muy lejos de las categorías que tradicionalmente se manejan y más próxima a la de una cadena de montaje; y, finalmente, la visualización del arquitecto como organizador del ciclo productivo en concordancia a las nuevas tendencias de producción y racionalización que dicta el mercado.

5. Edificio de Trasbordo. Vista de una de las escaleras

El producto final resultó ser una edificación entregada con demora en 1977, inconclusa pero ajustada al presupuesto asignado, de cuatro pisos, construida en un terreno de poco más de una hectárea, con una ubicación aproximada del 50% (5.000 m2, equivalentes al área de la planta), de 19.544 m2 de construcción, resuelta en una planta rectangular de 36 m x 135 m dividida en tres cuerpos por dos juntas transversales de dilatación. De la descripción que hace Henrique Hernández en Punto 62 extraemos: “En la planta baja se ubicaron los servicios generales… En las tres plantas altas las áreas docentes. (…) El esquema básico de funcionamiento consiste en dos pasillos longitudinales abiertos en los extremos del edificio, a ambos lados de cada uno de estos pasillos se agrupan las aulas; transversalmente estos corredores son cruzados por tres pasillos sobre los cuales se agrupan los núcleos sanitarios y rematan en escaleras (…) En las zonas periféricas el arreglo de las aulas se hace en base a un módulo de 3,60 m longitudinal x 7,20 m trasversales y en las zonas centrales puede lograr un rango entre 7,20 y 14,40 m trasversalmente, obteniéndose así diferentes posibilidades de arreglos y capacidades de aulas para un promedio de 54 aulas por planta; en total se logra una capacidad máxima de 2.200 alumnos por planta para un total aproximado de 6.600 alumnos. (…) … se adoptó la estructura metálica del Taller Van Dam, constituida por vigas de 18 metros de luz y altura iguales al entrepiso, es decir 3,54 m (…) Las columnas con perfiles H en tres líneas longitudinales de apoyo conforman una retícula estructural de 18 m x 7,54 m, las losas son de concreto pretensado, prefabricadas y producidas por Creamer y Denis, de 7,54 m x 2,40m”. Y, para finalizar, “todos los espacios han sido acondicionados con un sistema central de aire acondicionado e iluminados artificialmente.”

6. Edificio de Trasbordo. Vista de un área de circulación

Este “anti-edificio” que contravino todas las lecciones que Villanueva dejó esparcidas a lo largo del lugar donde se inserta, que apela al contraste y la provocación como elementos fundamentales para hacer prevalecer el concepto que orienta su programación y construcción, encuentra en las palabras ponderadas del propio Henrique Hernández (Premio Nacional de Arquitectura 1988), si bien su justificación y posible comprensión, no su necesaria aceptación y su frustración por no haberse dado las condiciones para las que fue diseñado.

Las repercusiones ligadas a la forma como el problema fue enfrentado, las falencias en la anticipación de escenarios futuros y las correspondientes omisiones ligadas a la realidad a la que se estaba atendiendo, ubicadas todas en la esencia de la actividad proyectual, dieron como resultado que de ser pensado como un “banco de aulas” de uso rotatorio (inherente a la noción de “trasbordo”) que diera inicio a la recuperación y desarrollo de la Ciudad Universitaria se pasase a su ocupación permanente por las Escuelas de Educación y de Administración y Contaduría. A partir de allí, el no haber sabido medir el alcance que tiene en nuestra sociedad el término “provisional” y el poco aprovechamiento de su promocionada “flexibilidad”, sumados a las crónicas fallas en las labores de mantenimiento propios de institución universitaria, llevaron en muy poco tiempo a poner en evidencia el error de depender únicamente de un sistema central de aire acondicionado, convirtiendo a este hermético artefacto en un lugar inhóspito, inadecuado para las labores a las que estaba destinado o en términos de hoy en día en un “edificio enfermo” con bajos índices de habitabilidad y costoso de mantener.

7. Edificio de Trasbordo. Vista exterior actual luego e la realización del proyecto del «Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur»
8. Edificio de Trasbordo. «Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur». Detalles
9. Edificio de Trasbordo. «Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur». Colocación y vistas interiores
10. Edificio de Trasbordo. «Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur». Vistas exteriores

El peso de tales problemas, sufridos en definitiva por las 6.000 personas que empezaron a usar intensivamente el edificio, quienes para nada fueron considerados dentro de las ecuaciones iniciales que dieron inicio al planteamiento, produjeron la presión necesaria para que el COPRED se abocara el año 2005 a atender su adecuación a través de la contratación de dos proyectos que tuvieron por objeto atender, el primero, la puesta a tono de la estructura del edificio con la normas sísmicas vigentes (a cargo del Ing. Antonio Guell); y, el segundo, la incorporación de un “Sistema de Ventanería y Protección Solar de las fachadas norte y sur” que permitiese incorporar iluminación natural y ventilación cruzada a la mayor cantidad posible de ambientes, colaborar en aumentar los niveles de confort y le otorgase una identidad más próxima a las preocupaciones existentes en la obra de Villanueva (a cargo del Arq. Rafael Urbina). La descripción de este último trabajo (que afortunadamente fue ejecutado) se encuentra recogida en la ponencia “Adecuación de un edificio de aulas del campus universitario de la Universidad Central de Venezuela”, presentada por Rebeca Velasco y David Viloria en la Semana Internacional de Investigación de la FAU, octubre 2008. Para concluir, valga decir que este polémico edificio, centro de un candente debate suscitado a finales de la década de lo años 70 del siglo XX (ver Punto 62) por su condición de manifiesto de una manera de entender la arquitectura a contracorriente de lo que el ejercicio de la profesión tradicionalmente dictaba, se convirtió en toda una lección que posteriormente tanto el IDEC como el propio Hernández asimilaron en virtud del fracaso que acompañó su concepción una vez puesta en contacto con las circunstancias que lo rodeaban, más allá de los logros alcanzados como experimento constructivo.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 a 6. Revista Punto, nº 62, junio de 1980

7. https://caracasenimagenes.blogspot.com/2011/01/edificio-trasbordo-de-la-ucv.html

8 a 10. Velasco R. y Viloria D. “Adecuación de un edificio de aulas del campus universitario de la Universidad Central de Venezuela”, Semana Internacional de Investigación de la FAU, octubre 2008