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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 458

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL

El diseño de muebles en Venezuela, aunque se presume es de larga data, carece aún de estudios rigurosos que permitan detectar orígenes, influencias, transformaciones, asimilaciones y búsquedas que a su vez puedan darle estructura a un sustancioso relato. Si quisiéramos precisar el importante (preponderante se podría decir) uso de la madera en ellos e, hilando más fino, buscamos elaborar una mínima cronología del proceso evolutivo seguido por el importante segmento ocupado por el asiento, la orfandad de investigaciones llama poderosamente la atención.

Tales apreciaciones, junto al interés por echar a andar, aunque sea de forma incipiente,un necesario trabajo indagatorio, se encuentran entre los detonantes que dieron origen a la Exposición Nº19 montada en el Centro Cultural Chacao del 17 de agosto al 21 de octubre de 2007, titulada “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución”, cuya curaduría y museografía corrió a cargo del arquitecto Enrique Fernández-Shaw (contando con la colaboración en el montaje de Héctor Sierra y Luis González), de cuyo catálogo diseñado por Eduardo López hemos extraído la portada para engalanar nuestra postal del día de hoy.

Sin ánimo de establecer criterios definitivos, la oportunidad de reseñar la exposición que nos ocupa da pie para ir reconociendo, por un lado, hitos dentro del desarrollo del diseño industrial en Venezuela en los que el acto de sentarse ha sido protagonista y, por el otro, el lugar alcanzado por la muestra dentro de las dedicadas al tema dado su valor específico.

1. Izquierda: Cornelis Zitman. Dining chair, 1955. Silla de comedor que surgió de un pedido del arquitecto Fruto Vivas para amueblar el Club Táchira. Derecha: Miguel Arroyo. Silla para el estar de la casa de Alfredo Boulton en Pampatar, Isla de Margarita, 1954.

La producción industrial de sillas en nuestro país podríamos decir que parte de una preocupación que desde los años 50 del siglo XX, publicaciones periódicas como El Farol, Cruz del Sur, Integral y A, Hombre y expresión, empezaron a mostrar al registrar la irrupción de delicadas piezas de mobiliario doméstico hecho fundamentalmente en madera, que fusionaban la mirada hacia raíces locales con una clara influencia escandinava de manos, principalmente, de Cornelis Zitman y Miguel Arroyo. A ellos se irán sumando Rudolf Steikal, Jorge Castillo y Emile Vestuti, pero la disciplina recibirá un espaldarazo trascendental con la creación en 1964 del Instituto de Diseño, iniciativa del industrial Hans Neumann, y luego, en los años setenta e inicios de los 80 el Instituto de Diseño Caracas y el Instituto Tecnológico Antonio José de Sucre aportarán junto a las escuelas de arquitectura un nutrido grupo de profesionales que hoy han tomado el relevo de los que se consideran como pioneros en el área.

2. Ture de madera, tapizado en cuero crudo. Adaptación criolla del asiento indígena. Fines del siglo XVIII.

Sin embargo, si nos centramos en la madera como material de trabajo, en el dar preponderancia al hecho de sentarse y en buscar en las raíces de lo local el punto de partida para alcanzar lo universal, pocas experiencias dan cuenta de ello como la desarrollada por Vestuti.

3. Guinand, Benacerraf y Vestuti. Hotel-residencias Montserrat, Altamira, 1951. Curiosamente, el equipamiento los apartamentos fue realizado en su totalidad con muebles diseñados por Cornelis Zitman.

Nacido en New Heaven, Connecticut, EE. UU. en 1927, Vestuti llegó a Venezuela en 1949 recién graduado de arquitecto en Yale donde recibió la influencia directa de Louis Kahn y manifestó su admiración por la manera como trabajaba Frank Lloyd Wright. Recorre un trecho importante de 10 años laborando junto a su compañero de estudios Moisés Benacerraf y su socio Carlos Guinand Baldó diseñando piezas memorables dentro del paisaje urbano caraqueño que no han corrido con suerte y de las que sólo quedan en pie dignamente el hotel-residencias Montserrat en Altamira y la sucursal del Banco Unión en la Calle Real (hoy bulevar) de Sabana Grande.

4. Silla de paleta venezolana. Colección Casa de estudio de la Historia de Venezuela Lorenzo A. Mendoza Quintero, Caracas.

Aunque Vestuti retorna a los Estados Unidos para trabajar como arquitecto en 1965 y permanecerá allí hasta 1975 cuando definitivamente se radica en nuestro país, para los fines de esta nota vale la pena recordar que desde su época de estudiante en Yale ya había tenido contacto laboral con firmas como Herman Miller y Knoll y no es casual que su primer empleo en Venezuela en 1950 haya sido en la tienda de mobiliario de Tony Dibo (Decodibo) donde manifestó su claro interés por el diseño de sillas, butacas, mecedoras y sillones. Ello lo refrendó al trasladarse a Milán entre 1960 y 1962 para incorporarse en el diseño y producción de la firma Knoll International, durante el intervalo entre el final de su primera estadía en Caracas y su regreso a Norteamérica.

5. Izquierda: Mecedora tradicional de cardón. Tallada a mano con machete. Talladores: Richard y Misael Álvarez. Madera: cardón. Asiento y respaldo: bejuco proveniente del río Mitare, tejido por Roberto Álvarez. Fecha: 1997. Origen: Valle de Pecaya. Edo. Falcón. Derecha: Juego de muebles de paleta versión Casa Curuba, realizado a partir de un juego de muebles fabricado por Zenón Bonillo en los inicios del desarrollo de la empresa en la Casa La Siempreviva, Quíbor, Edo. Lara. Diseño: tradicional. Madera: caoba pintada con acrílico. Ebanista: Edison Daza. Fecha: circa 1988.

Así, al residenciarse en Venezuela a partir de 1975 respaldado con una sólida experiencia acumulada, Vestuti, sin dejar la arquitectura, se dedicará de lleno a su enseñanza y sobre todo al diseño de muebles para Casa Curuba empresa constituida por Don Bell y Dennis Schmeichler para promover y comercializar lo mejor de la artesanía del país. De tal modo, a partir de 1989 es imposible referirse a los muebles de Vestuti sin mencionar a Casa Curuba, que contaba con un taller de carpintería en Quíbor y una tienda en Caracas, que desafortunadamente fue clausurada en 2011.

6. Emile Vestuti para Casa Curuba. Trío «Goldilocks» o «Mamá, Papá y Bebé». 1989.

La aproximación de Vestuti al diseño de muebles en su última etapa, donde demostró un claro interés por la cultura local sin dejar de lado su formación moderna, confirma la ventaja que muchas veces ha tenido el “ser extranjero” dentro de una cotidianidad que para el nativo pasa desapercibida y que devela el poder descubrir e identificar dónde y cómo actuar. “Su originalidad fue hacer aflorar la tradición artesanal en el proyecto moderno”, sintetizará Alberto Sato en la semblanza que elaboró sobre Vestuti para el catálogo de la exposición motivo de esta nota.

7. Emile Vestuti para Casa Curuba. Izquierda: Mesa «Margarita», 1991. Derecha. Silla «Bailarina» (1997).

Cuando decide dedicarse seriamente al diseño de muebles, dirá Sato, “no agregaría un modelo más, dentro de la búsqueda de originalidades modernas. Inquirió donde ya había, y conjugó el popular sistema de paleta con la abstracción elementarista, destacada en el plano de asiento y respaldo, contenida dentro de una estructura. Así, universal y local, la sucesión de asientos de cerezo, de carreto, de capure -maderas extraídas de los bosques tropicales venezolanos, densas y de gran dureza, pulidas hasta parecer porcelana, entarugadas y acopladas con precisión de relojero- es el refinado tributo devuelto a una tierra que algunos insisten en describir como sólo propia de grandes gestos, sagas y epopeyas, como si nunca existiera en ella el tiempo para el acabado fino, agobiada siempre por una urgencia que no termina de resolver sus propósitos”.

8. Las cinco piezas de Vestuti seleccionadas por Enrique Fernández-Shaw para protagonizar la exposición. De izquierda a derecha: Sillón 139. Madera: caoba (1989), Mecedora 143. Madera: roble (1989), Mecedora 197 (para niños). Madera: capure, zapatero, curarí (1991), Silla IVIC. Madera: capure (1993) y Mecedora 281. Madera: zapatero (1996-1998).

Será con parte de lo producido por Vestuti para Casa Curuba, representado por un total de cinco piezas (tres mecedoras, un sillón y una silla) que Enrique Fernández-Shaw irá construyendo el origen y evolución de ellas, así como su proceso de creación y desarrollo para con ello dar cuerpo a la investigación conducente a la curaduría y montaje de la exposición “Sentados en una tradición”.

9. Vista parcial del espacio de la exposición.

En el texto principal del catálogo, Fernández-Shaw explicará: “El ture, la mecedora, el mueble de paleta son entonces elementos referenciales dentro del planteamiento de nuestro ejercicio intelectual. Con estos precedentes que hemos incluido en la curaduría -así como también con las piezas seleccionadas diseñadas por Vestuti- el discurso se estructura a partir de categorías que reconocen los ámbitos de acción, y que hemos denominado Origen y referencia, Aproximación a la tradición e Interpretación y creación”. (…) De este modo, la exhibición se estructura como un tejido que describe un camino aparentemente claro, un sentido evolutivo, evidenciado en las planimetrías, fotografías e íconos que hemos incluido. Nuestro planteamiento hace a un lado la idea moderna de piezas innovadoras y sin precedentes, cargadas de singularidad y ambiciosas propuestas de autor, en donde sólo la innovación legitima. En esta muestra del trabajo de Vestuti queda en evidencia el valor que ha tenido el crear a partir de procesos, conexiones y secuencias evolutivas. Estas operaciones se desarrollan desde un planteamiento que podríamos afiliar a una condición clásica, en donde el rigor de la referencia y la tradición son capitales del ejercicio creativo y proyectual, y nuestra aproximación a ello, se da bajo su concreción en la producción específica de Vestuti”.

10. Vista parcial del espacio de la exposición.

Habiendo dejado clara la estructura de la muestra y el lugar desde donde se mira la obra expuesta, valdría la pena agregar que, para el montaje, ocupando el espacio central de la sala, las cinco sillas de Vestuti identificadas como Sillón 139 (1989), Mecedora 143 (1989), Mecedora 197 (1991), Silla IVIC (1993) y Mecedora 281 (1996-1998), estuvieron acompañadas de otros cuatro muebles tradicionales: un ture o butaca, una mecedora y dos asientos de paleta versión Casa Curuba.

Las paredes, por su parte, albergaron un total de hasta 81 fotografías y planos que incorporaron además de las láminas correspondientes a los objetos protagonistas y los dibujos que Vestuti utilizaba para explicar su construcción a los artesanos, imágenes de espacios donde ellos formaban parte del mobiliario. Las siete láminas finales las dedicó Fernández-Shaw para mostrar parte de la obra arquitectónica desarrollada por Vestuti en Caracas primero junto a Guinand y Benacerraf y luego con Ramírez Isava.

11. Izquierda: Gustavo Legórburu. Biblioteca Marcel Roche del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (I.V.I.C.), Altos de Pipe, 1987. Derecha: Emile Vestuti. Sillas IVIC en los espacios de estudio de la biblioteca Marcel Roche.

La exhibición, un claro homenaje que había quedado pendiente luego de la repentina muerte de Vestuti en 1998, fue resumida por Fernández-Shaw (quien de paso es su sobrino político) de la siguiente manera: “Con lo que presentamos en esta exposición podemos percibir un relato cultural, social y objetual, sobre los valores y su desarrollo en nuestra cultura. Todo ello al calor de piezas que nos brindan el sosiego de sentarnos en unos diseños y unos materiales de valores, que parecen trascender las generaciones”.

Como complemento a la muestra se proyectó un audiovisual y se realizó un ciclo de cuatro conferencias: «Textura, color, sabor y olor de las maderas en Venezuela» a cargo de Gilberto Rodríguez y «Las maderas en Venezuela» a cargo de Katy Castillo, el 21 de agosto de 2007; «El mueble artesanal y su evolución en la zona de Quíbor», de Dagmar Peña y Dennis Schmeicler, el 22 de agosto de 2007; y «Las mecedoras Vestuti, origen y evolución» , a cargo de Enrique Fernández-Shaw, el 29 de agosto; todas a las 7:00 p.m.

12. Prototipos de la Mecedora 143 («Easy Rocker») en caoba realizada por el ebanista Edison Daza para Casa Curuba (izquierda) y del mueble de paleta construido por Zenón Bonilla, pintado y en madera desconocida. 1989 (derecha).

Para cerrar citamos de nuevo a Alberto Sato: “Nunca como en la modernidad se ha diseñado y producido tantos modelos de sillas, como si el sentarse fuese insatisfactorio. El hombre moderno está incómodo, nunca está satisfecho. Con esta serie de sillas, mecedoras, butacas y sillones, Vestuti dio valor a la artesanía de los carpinteros de Quíbor dentro de las líneas del tiempo de la modernidad y creó -como ocurre con los grandes- pues su imitación es única”.

Notas

1

“Sentados en una tradición” podría considerarse como una clara repercusión del esfuerzo adelantado por el Centro de Arte La Estancia de PDVSA (creado en 1995) a quien correspondió durante los 90 tomar la batuta en cuanto al montaje de exposiciones y con ello dar apoyo a la divulgación del diseño industrial. La emblemática muestra “Detrás de las Cosas: El Diseño Industrial en Venezuela” (1995) sirvió para abrir la puerta de una actividad que a lo largo de la década no cesó. Así, a ella se sumarán, en este caso relacionadas al tema de la silla: “Hans Wegner: hacedor de sillas (1996), “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997), “Vitra Design: 100 sillas Clásicas” (1997) y “La butaca, un asiento venezolano” (1998, complementada con “El asiento de al lado. Cien años de descanso”).

13. La Mecedora 143 conocida como Easy Rocker fue seleccionada para formar parte de la emblemática exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997) montada en el Centro de Arte La Estancia bajo la curaduría de Alberto Sato. En el catálogo diseñado por Álvaro Sotillo, se le acompañaba con la siguiente nota: «Inspirada en las populares sillas de paleta, la simplicidad formal y delicadeza de detalles, actualiza la tradición de la artesanía en términos de producción industrial contemporánea».

Por otro lado, el momento en que aparecen las sillas de Vestuti seleccionadas por Enrique Fernández Shaw correspondería a lo que Alberto Sato, curador de “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (donde se incluyó la Mecedora 143 también conocida como “Easy Rocker”), calificó como un “Sexto Tiempo” que tenía a la década de 1990 como escenario. Apuntaba Sato: “Hoy todo vale, aun cuando la silla deja pocos rastros de su función primigenia que es la de sentarse cómodamente”. (…) “La silla nos permite dos tipos de fruición: desde adentro y desde afuera. Cuando nos sentamos disfrutamos de su comodidad y estamos dentro de ella; cuando la contemplamos a cierta distancia nos transportamos al mundo de los valores estéticos: estamos afuera. Es así como podemos pasar de una experiencia totalmente individual (sentarse) a una colectiva (la contemplación del objeto por varias personas a la vez). Es por ello que un elemento que nace signado por su utilidad se ha podido convertir en pieza museable”.

2

Finalmente, no podemos dejar de mencionar del artículo titulado “De los bancos a las sillas” escrito por Juan Pedro Posani para el diario Economía HOY publicado el sábado 22 de septiembre de 1990, donde por primera vez se hace un merecido reconocimiento al trabajo de Vestuti, el siguiente pasaje:

14. En 1990 cuando la producción de muebles diseñados por Vestuti para la Casa Curuba despegaba con fuerza, Juan Pedro Posani dedicó una de las páginas sabatinas que escribía en el diario Economía HOY a resaltar su trayectoria como arquitecto y diseñador.

“Los procesos íntimos del diseño y las circunstancias dentro de las cuales éstos se dan, son extraños y, en el fondo, inasibles. Y le dan la razón a quienes le conceden muy especial atención al papel que, dentro de ellos tienen la memoria y la intuición. ¿Cómo imaginar un posible contacto, en un objeto concreto, aquí en Venezuela, entre el infinito entusiasmo de pionero de Wright y la modestia y comodidad de los muebles de ‘paleta’?

Pues bien, ese contacto, esa combinación, ahí está, sorprendentemente realizado en los muebles de Vestuti. Veamos como él describe su mejor pieza, la mecedora:

Las mecedoras se asocian tradicionalmente con el movimiento repetitivo y pendular. Esta, sin embargo, ofrece su propia experiencia cinética. Ella no invita al movimiento exagerado ni lo permite. Es una silla que más bien se mueve agradablemente pero con moderación, en la medida que el ocupante cambia de posición o desplaza su peso. La silla ‘cede’ a la presión, por lo tanto el contacto nunca es demasiado duro o abrupto: hay un trato amigable bien definido entre el usuario y el objeto. No hay nunca la sensación de inestabilidad, de que uno está por caerse hacia atrás, como suele suceder en algunas mecedoras: la especial curva compuesta de las dos bases está diseñada para contener el centro de gravedad dentro de sus límites. Y, finalmente, para la persona sentada hay una sensación de contención. Uno se acomoda dentro del recinto sugerido por sus propias cercas circundantes, protegido, apartado, por lo menos sicológicamente, de lo que Walt Whitman llamó ‘el ruido del día’».

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Procedencia de las imágenes

1. MoMA (https://www.moma.org/collection/works/450692); y PROPUESTAS IN_CONSULTAS (https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2010/11/15/miguel-arroyo-1920-2004-pionero-del-mobiliario-moderno-el-nacional-caracas/)

2. Carlos Duarte. Un asiento venezolano llamado butaca (1999)

3. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4, 5, 8, 9, 10 y 12. Centro Cultural Chacao. Catálogo de la exposición “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución” (2017)

6 y 7. Symbold. «Emile Vestuti: EL CARNAVAL QUIBOREÑO PLASMADO EN MUEBLES» (https://www.simbold.com/2013/02/el-carnaval-quiboreno-plasmado-en.html)

11. José Humberto Gómez y Víctor Sánchez Taffur. Gustavo Legórburu y la conciencia del lugar (2023); y Centro Cultural Chacao. Catálogo de la exposición “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución” (2017)

13 y 14. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

INVITACIÓN

Celebración del 25° Aniversario de la inclusión de la Ciudad Universitaria de Caracas en la Lista de Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO

La Ciudad Universitaria de Caracas, obra maestra del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, símbolo de modernidad y de la integración de las artes, fue inscrita en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO el 2 de diciembre de 2000. Solo cinco campus universitarios ostentan tal distinción, a saber, el de Virginia, el de Alcalá de Henares, la Ciudad Universitaria de Caracas, el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México y el de Coímbra.

La programación diseñada para la celebración de este Aniversario está compuesta por un Seminario Universitario “Preservación de la Ciudad Universitaria de Caracas” a realizarse en la Sala de Conciertos, un Concierto de Gala, y dos exposiciones, una ubicada en la Biblioteca Central y la otra en la Galería Universitaria de Arte. Con ello los Ucevistas inician un año de actividades de promoción, difusión y estudio de este Patrimonio de la Humanidad.

SEMINARIO UNIVERSITARIO

“Preservación de la Ciudad Universitaria de Caracas”

La Ciudad Universitaria de Caracas (CUC), sede principal de la Universidad Central de Venezuela (UCV), celebrará los días 2 y 3 de diciembre de 2025, el 25º Aniversario de la inclusión en la lista de Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO (año 2000). Durante la semana de celebración, se incluirán actividades académicas y culturales: iniciaremos con el Seminario Universitario, dedicado a dialogar sobre la gestión del COPRED, su Ente Gestor en la preservación de la Ciudad Universitaria de Caracas, ocasión especial para celebrar y visibilizar los esfuerzos en torno a la conservación del campus caraqueño y rendir homenaje a su diseñador principal, Carlos Raúl Villanueva. El evento se realizará en la Sala de Conciertos. Para la inscripción favor registrarse en el siguiente formulario https://forms.gle/DToRYgD1fENPN5Dj8

CONCIERTO DE GALA

Para esta gran celebración bajo las Nubes de Calder del Aula Magna de la UCV, la Orquesta Sinfónica Venezuela bajo la dirección del maestro Felipe Izcaray ofrecerá un emotivo concierto que incluye composiciones musicales de Johannes Brahms, Edvard Grieg, Inocente Carreño y Evencio Castellanos, además de suite de Onda Nueva y aguinaldos tradicionales venezolanos. Esperamos contar con su presencia en esta invitación tan especial, pedimos confirmar su asistencia al correo prensadirecciondeculturaucv@gmail.com antes del lunes 1ro. de diciembre.

EXPOSICIONES

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HA SIDO NOTICIA

Biblioteca Lo Contador y MAPC digitalizan tesis doctoral de José Rosas Vera.

La Biblioteca Lo Contador y el Magíster en Patrimonio Cultural UC inauguraron la exposición “40 años de una Tesis Doctoral fundacional”, que digitaliza la tesis doctoral del arquitecto y académico UC, José Rosas Vera, dirigida por el reconocido urbanista Manuel de Solà-Morales.

Defendida en 1986 en la Universidad Politécnica de Cataluña, la tesis “Manzana y Tipo Edificatorio en transformación: El Centro de Santiago y las constantes de la ciudad hispanoamericana” se ha consolidado como uno de los estudios más influyentes en la arquitectura y el urbanismo chileno.

La investigación analiza en detalle la morfología y las tipologías edificatorias del centro de Santiago en tres momentos clave:

• 1885–1910

• 1930–1960

• 1970–1984

La exposición —curada por Carlos Silva, Alejandra Figueroa y Sergio González— es parte de un proyecto que busca rescatar, digitalizar y poner en valor esta pieza fundamental para el estudio de la ciudad.

Inaugurada el pasado 13 de noviembre la muestra dedicada al proyecto de preservación, digitalización y puesta en valor de la tesis doctoral de José Rosas estará abierta hasta el 29 de diciembre en el Hall de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Campus Lo Contador, El Comendador 1916, Providencia, Santiago de Chile.

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HA SIDO NOTICIA

Exhibición #113

“Las columnas de la ciudad”

Paolo Gasparini

28.09.2025/02.11.2025

Carmen Araujo Arte

Hacienda La Trinidad Parque Cultural. Secadero 2, Caracas

Fragmento de texto elaborado por Enrique Larrañaga.

Desde la primera edición del ensayo “La ciudad de las columnas” en 1970, las palabras escritas de Alejo Carpentier se acompañan de frases visuales de Paolo Gasparini, realizadas entre 1961 y 1963, y, en alguna posterior, algunas hechas entre 1970 y 1972. Todas estas voces interactúan imbricadamente, reverberando unas en otras, incorporando lo que la contraparte sugiere para traslucir mundos complementarios. Mientras Carpentier escribe sobre ‘la ciudad de las columnas’, Gasparini describe ‘las columnas de la ciudad’, lo que la sustenta y enuncia: territorio, luces, edificaciones, espacios, tiempos y habitantes. estas fotografías evidencian los soportes que, desde su memoria, determinan sus tiempos y, al hacerlo, los de su contraparte, el espacio y, en él, el de los seres que lo habitan y las actividades que realizan.

En la serie de 1960-1963 Paolo explora un lugar cuyos contrastes de luces, escalas, formas, transparencias, todas columnas territoriales y edificadas admira con la pasión de un amante descubriendo el cuerpo que acaricia.

En la serie de 1970 y 1972 celebra, con la columna de la ciudad que es su gente, la vigencia de esa otra columna, la calle, en tiempos ya difíciles, en los que sólo abundan sol, sombras y una esperanza que sigue enarbolando.

Con una paleta cromática casi trágica, las obras de 1994 atestiguan la persistencia de otras columnas urbanas y humanas: rejas como metonimias de las cornisas de la catedral; faros de un carro en sí mismo languideciente, contra rejas bloqueadas y zócalos resquebrajados; luces que, atravesando un medio punto, acarician el interior para trocar en calma la furia exterior (…) sombras corriendo hacia el punto de fuga y certificando figuras, vistas y proyectadas, que entrelazan las columnas de la ciudad con las memorias que las sustentan.

Así, tres capítulos distintos, pero igualmente acuciosos, interrogan la ciudad a través del escrutinio de sus columnas territoriales, espaciales, edificadas y temporales, con precisión que nos sumerge en las imágenes, haciéndonos parte de ellas a través de los rigurosos pero nunca rígidos encuadres, valoraciones, enfoques, contrastes que sabe y nos hace mirar Paolo Gasparini. Son estas series, todas, más serenas que otros registros urbanos del autor. quizá porque cuentan una historia de amor, con el encuadre como seducción y el obturador como consumación.

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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 451

Para engalanar nuestra postal del día de hoy hemos vuelto a recurrir a otro excelente dibujo de Manuel Mujica Millán (1897-1963). En este caso se trata de uno de entre los elaborados para el proyecto para la reforma completa de la casa y jardines de la Hacienda Montalbán (Caracas), concluida en 1940, propiedad del Sr. Alfredo Vollmer, trabajo en el que Mujica demostró un manejo depurado del neocolonial elegido como estilo que desarrolla con énfasis en la perfección de los detalles (relieves en piedra artificial para el portal, ventanas y otros elementos decorativos, así como rejas y barandas en hierro forjado), del cual la representación es claro ejemplo.

1. Carátula del catálogo de la exposición Manuel Mujica Millán. Arquitecto. Galería de Arte Nacional (1991).

Esta selección nos permite no sólo resaltar el sitial que el dibujo siempre ocupó en la manera de exponer sus ideas y como recurso para la resolución técnica de sus propuestas por parte de uno de los arquitectos pioneros de la incorporación de la modernidad en Venezuela, sino también recordar la realización en 1991 de la primera exposición antológica de su obra en los espacios de la Galería de Arte Nacional (actual Museo de Bellas Artes): “Manuel Mujica Millán. Arquitecto”, donde la representación que recoge la postal estuvo presente.

2. Manuel Mujica Millán. Quinta Las Piedras (residencia «estilo vasco») en Los Chorros, Caracas, 1928. Propietario: Sr. Rotundo Mendoza.
3. Manuel Mujica Millán. Remodelación del Panteón Nacional, Caracas, 1930.

Abierta el 11 de julio de 1991, la muestra impulsada por la Fundación Galería de Arte Nacional (FGAN) y la Fundación Museo de Arquitectura (FMA), tuvo como base la curaduría realizada por los arquitectos Bernardo Moncada (profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes), Martín Padrón (profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, quien además tuvo a su cargo la edición del catálogo) y William Niño (profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad José María Vargas, quien fungió como Coordinador General por parte de la FGAN). Contó, además, con el respaldo institucional de la FAD-ULA y la FAU-UCV cumpliendo los roles de asistentes generales la arquitecta Meridalba Muñoz Bravo (representando a la primera) y el bachiller Jesús Yépez (representando a la segunda, quien luego, ya graduado, iniciaría en 1992 la experiencia editorial, aún vigente, de la revista Entre Rayas).

4. Manuel Mujica Millán. Fuente, Campo Alegre (c.1933). Acuarela.
5. Manuel Mujica Millán. Patio del Norte (c.1933). Acuarela (11,3 x 10,6 cms).

Como bien narra Martín Padrón en “Historia de la muestra de Mujica Millán en Caracas” (accesible en https://es.scribd.com/document/891885459/El-11-de-julio-de-1991-MUJICA), para el trabajo de curaduría de la exhibición se pudo contar con el aporte de la viuda del arquitecto, doña Bertha Heny de Mujica, quien, a pesar de su avanzada edad, residenciada aún en su casa Las Guaicas (urbanización Campo Alegre, Caracas, 1932-1935), atesoraba recuerdos lúcidos de su esposo celosamente conservados en cuadernos llenos de precisas notas. También con los extraordinarios dibujos del arquitecto conservados por el Sector de Historia y Crítica de la Escuela de Arquitectura de la FAU UCV, “devueltos posteriormente a la Biblioteca de la FAU y ubicados en la sección de incunables debidamente protegidos”.

6. Manuel Mujica Millán. Corredor y patio (c.1934). Acuarela (26,3 x 22,1 cms).
7. Manuel Mujica Millán. Estudio para un patio interno (c.1937). Acuarela (34 x 27,3 cms).

El modesto pero sustancioso catálogo preparado para la ocasión permitió, por un lado, apreciar parte de los expresivos bosquejos, apuntes, planos y fotografías del trabajo de Mujica Millán realizado en Venezuela los cuales conformaron el eje central de la muestra y, por el otro, una selección de textos que podrían considerarse como una valiosa aproximación crítica a su obra con los cuales se reafirmaba el valor antológico de la exposición y su vocación de trascender como referencia a futuro.

8. Manuel Mujica Millán. Serie de dibujos en los que el arquitecto muestra su valor como instrumento creativo indispensable y como aproximación a la comprensión del espacio.

Los escritos presentes en el catálogo están encabezados por una sucinta “Biografía”, elaborada por Cruz Barceló, que repasa el origen vasco de Mujica Millán (nace en Vitoria, Álava el 26 de mayo de 1897); el traslado de su familia a Barcelona siendo aún muy joven; su formación en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona con maestros como Josep María Jujol (colaborador de Gaudí), Eusebi Bona i Puig, Pedro Domenech y Joaquím Bassegoda i Amigó; la obtención del título de arquitecto el 27 de enero de 1925; su intensa actividad en Barcelona durante dos años hasta su llegada a Venezuela el 12 de octubre de 1927 requerido por Eloy Pérez para corregir defectos de distribución y reforzar las bases del edificio del hotel Majestic; sus inicios como proyectista de una casa de “estilo vasco” en Los Chorros, su incorporación en el desarrollo de la urbanización La Florida a partir de 1929 desarrollando obras en estilo neo-colonial y su contratación para remodelar el Panteón Nacional concluido en 1930 para conmemorar el centenario de la muerte del Libertador, con lo cual obtendrá gran notoriedad tras haber cambiado radicalmente su aspecto neogótico a una forma neobarroca y a proporciones más monumentales.

9. Manuel Mujica Millán. Urbanización Campo Alegre, 1932.
10. Manuel Mujica Millán. Urbanización Campo Alegre. Izquierda: Dibujo de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (c.1935). Derecha: Casa Tucker o Atalaya (1935). Ambas edificaciones, con el Ávila como telón de fondo, rematan el Paseo central de la calle El Parque y la Avenida 4, respectivamente. Cabe añadir que la quinta (hoy ya demolida) constituyó un trabajo de acondicionamiento de la vieja casa de la Hacienda Pan Sembrar donde se desarrolló la urbanización.

También resalta Cruz Barceló su participación como proyectista de la Urbanización Campo Alegre a solicitud de Carlos Heny Benítez a partir de 1929 y el posterior matrimonio con una hermana de éste (Bertha Heny Benítez) el 31 de agosto de 1931; la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y de hasta 39 quintas en Campo Alegre de diferentes estilos, destacando dos diseñadas para él, siendo reconocida la primera (“Las Guaicas”, iniciada en 1932 y finalizada en 1935) como el primer ejemplo de arquitectura abstracta realizado en el país, y la segunda (su “casa-estudio” de 1936 -demolida-), como la de mayor calidad diseñada por él; el haber revalidado el título de arquitecto en la UCV en 1937; el haber sido declarado ganador del Concurso Internacional para la Basílica de Santa Rosa de Lima (Perú) en 1943 de formas neobarrocas que no se construyó; la invitación en 1945 del Arzobispo de Mérida para encargarse de la remodelación de la antigua Catedral y su traslado definitivo a esa ciudad en 1950 donde tuvo una importante participación, particularmente en el corazón urbano proyectando el Palacio de Gobierno y el Edificio Sede de la Universidad de Los Andes; y, finalmente, su fallecimiento allí el 13 de febrero de 1963 de donde fua trasladado a Caracas para ser enterrado en el Cementerio General del Sur.

11. Manuel Mujica Millán. Urbanización Campo Alegre. Quinta Las Guaicas (1932-1935).
12. Manuel Mujica Millán. Urbanización Campo Alegre. Casa de habitación o Casa-estudio (1936). Demolida.

Ya en un tono más crítico el catálogo recoge en estricto orden: “Mujica Millán y la Modernidad en Venezuela” y “Mujica Millán y la Arquitectura Urbana” de Bernardo Moncada; “Manuel Mujica Millán: Dibujante y Alarife”, “Los Estilos y Mujica Millán” y “Mujica Millán y la relación espacio-forma” de Martín Padrón; “Tiempo de Mujica: Inicio de la Modernidad” y “’Lo extraño’ como poética” de William Niño Araque; las notas dedicadas a la descripción de tres obras: “Las Guaicas”, “Casa de Habitación” y “Casa Blanca” elaboradas también por Niño Araque; “Memoria Descriptiva del Proyecto de la Basílica de Santa Rosa de Lima” de Manuel Mujica Millán; para cerrar con una completa “Cronología” donde se detecta que a pesar de haber adoptado, gradualmente, el diseño moderno para varias de sus arquitecturas, permanece contemporáneamente fiel al repertorio ecléctico.

13. Manuel Mujica Millán. Tres de los dibujos elaborados para la presentación del Proyecto ganador del concurso para la Basílica de Santa Rosa de Lima (Perú).

Mujica Millán, previamente a la muestra reseñada, tuvo un primer e importante reconocimiento cuando Juan Pedro Posani lo convirtió en bastión de su discurso en tres de los capítulos de la segunda parte (1900-1968) de Caracas a través de su arquitectura (1969): “La arquitectura neo-colonial”, “La quinta un modelo para la expansión de la ciudad” y “El Estilo Internacional”, temas en los que su obra jugó un papel relevante. Luego, en 1985, la Revista CAV dedicó especialmente el número 25 al arquitecto, y también en 1985 se dictó una conferencia-homenaje como parte del ciclo “Encuentros con la Arquitectura” en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen organizada por el Instituto de Arquitectura Urbana. Posteriormente a la realización de la exposición de 1991, en marzo de 1993 el semanario Arquitectura HOY dedicaría los números 5 y 6 a debatir en torno al efecto pernicioso que la nueva ordenanza aprobada para la urbanización Campo Alegre acarrearía (como en efecto ocurrió) a la preservación patrimonial de la amplia obra de Mujica Millán desplegada en ese lugar.

14. Manuel Mujica Millán. Remodelación de la Catedral de Mérida (1945-1960). Arriba izquierda: Croquis de estudio. Arriba derecha: Fachada hacia el espacio urbano. Abajo: Nave central. El trabajo transformó sustancialmente la espacialidad interna.

En resumen, la realizada en la GAN se convirtió en la primera exposición organizada por la Fundación Museo de Arquitectura dedicada a mostrar la obra de un arquitecto nacional, que posteriormente sería seguida por otra serie de propuestas museísticas que llenaron un importante vacío durante la última década del siglo XX y la primera del XXI.

15. Manuel Mujica Millán. Izquierda: Claustro del edificio Sede de la Universidad de Los Andes (1955-1956). Derecha: Palacio de Gobierno de la ciudad de Mérida (1946).

Al año siguiente, del 11 de marzo al 29 de abril de 1992, “Manuel Mujica Millán. Arquitecto”, fue montada de nuevo en la sala de exposiciones de la FAU UCV, el lugar de donde provino la mayor parte del material que la constituía, auspiciada una vez más por la FGAN y la FMA.

Nota

Desde estas páginas al menos en tres ocasiones anteriores hemos abordado la obra de Mujica Millán por lo que, como información de apoyo y para no repetir conceptos y referencias, remitimos a revisar:

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 derecha, 11, 12, 13, 14 y 15. Catálogo de la exposición Manuel Mujica Millán. Arquitecto. Galería de Arte Nacional (1991).

2. DOCOMOMO VE (https://www.facebook.com/DOCOMOMO.VE/posts/tbt-en-el-cat%C3%A1logo-de-la-exposici%C3%B3n-sobre-manuel-mujica-mill%C3%A1n-realizada-en-la-g/3782539998452669/?locale=zh_CN&_rdr)

10 izquierda. Colección Crono Arquitectura Venezuela