1992• El día 26 de enero se inaugura en la Sala de Exposiciones de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela la exhibición de las propuestas recibidas en el «Concurso de Anteproyectos de Vivienda Multifamiliar Ampliable de Interés Social» organizado por el Instituto de la Vivienda INAVI con el respaldo del Ministerio de Desarrollo Urbano y del Colegio de Arquitectos de Venezuela. Fue ganador del concurso y recibió en el marco de la exposición el Primer Premio el equipo integrado por los arquitectos Edwing Otero (FAU UCV promoción 21 C/ 1973), Alfredo Sanabria (FAU UCV promoción 25 C/1978) y Hugo D’Enjoy y Juan José Luschsinger (ambos egresados de la FAU UCV en la promoción 39B / 1991).
Imagen – Fundación Arquitectura y Ciudad, Postal 277/ 19 sept. 2021
1989• El arquitecto Joel Sanz y sus colaboradores Luis Felipe Zamora, Francisco Arocha, Claudio Vélez, Juan Carlos Parilli, Milagros Lunar y Rosita de Lisi, obtienen el Primer Premio del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui, evento organizado por Oswaldo Di Berardino, Presidente del Centro y la arquitecto Lena Nalsen de Cavalleri, organizadora del evento.
El jurado del concurso estuvo integrado por los arquitectos Fruto Vivas, Oscar Tenreiro, Leopoldo Sierralta y Hernán Canela y por los señores Francisco Martínez y Freddy Mogna Cruz por el Centro Ítalo Venezolano de Oriente.
El segundo premio le fue otorgado a Pedro Sanz y sus colaboradores Magally López, Mariela Ramírez, María C. Mantilla, Marta Campo, Yelitza Yalastasi y María Elena Lander. El tercer premio recayó sobre Laura Velandia de Romano.
Fotografía- Henrique Vera
Imagen del proyecto tomada del Blog “CA Catálogo de Arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna”, de Ramón Fermín.
Sobre el tema de los concursos de arquitectura mucho se ha escrito y reflexionado a nivel internacional y, como ya hemos comentado desde aquí en otras ocasiones, se trata de una asignatura pendiente en lo relacionado a la recopilación cronológica, descriptiva, gráfica y curatorial (acompañada con el correspondiente análisis crítico) de una práctica que ha sido recurrente en nuestro país.
1. Filippo Brunelleschi. Propuesta ganadora del concurso para la construcción de la cúpula de Santa María dei Fiore, Florencia (1420).
Siendo una actividad tan antigua que algunos ubican su primera aparición desde hace más de 2500 años y su “formalización” a partir del primer renacimiento, lo cual permitiría construir a partir de ella una particular historia de la arquitectura, tradicionalmente los concursos han servido para dos propósitos fundamentales: promover la buena arquitectura y ampliar o democratizar el acceso al trabajo buscando, a su vez, convertirse en revulsivos al acartonamiento de la estructura profesional y medios para conocer las tensiones arquitectónicas que se dan en un determinado momento, sin que ello siempre logre cumplirse a cabalidad.
2. Charles Garnier. Corte y fachada de la propuesta ganadora del concurso para la Ópera de París (1860)
De hecho, la diversidad de modalidades que existen a la hora de hacer un llamado para contender en torno a temas o propuestas de arquitectura, abre un abanico tal que habla por sí sólo de las dificultades existentes para cumplir con los deseos de obtener calidad mediante la libre competencia. Así, un paneo general de lo que han sido las convocatorias a competir devela que existen, bajo una primera gran clasificación que establece la existencia de concursos públicos, convocados por la administración pública, o privados, convocados por entidades o promotores privados, los siguientes tipos de contienda:
Concursos abiertos (internacionales, nacionales o regionales) o concursos limitados a profesionales seleccionados por invitación o «no abiertos», los cuales, a veces están precedidos por un proceso de clasificación de los posibles participantes.
Concursos de anteproyectos o de ideas, dependiendo de si el objetivo es construir el objeto de la convocatoria o solo generar nuevas ideas que orienten posibles propuestas o guíen el desarrollo de las ideas formuladas.
Concursos de una fase o dos fases, en función de la escala y complejidad del problema lo cual permitiría también hablar de concursos mayores y concursos menores tanto a nivel arquitectónico como urbano.
3. Tres de las propuestas presentadas para el polémico concurso internacional para la sede del Chicago Tribune que no finalizó con su construcción. Izquierda: Anteproyecto ganador, John Mead Howells y Raymond M. Hood. Centro: Segundo premio, Eliel Saarinen. Derecha: Anteproyecto de Walter Gropius y Adolf Meyer.
En todos los casos de manera más o menos clara se establecen unas bases que los concursantes deben seguir en las que se fijan los objetivos que el convocante aspira que se cumplan, las variables programáticas y contextuales, los plazos y requisitos de entrega, así como el jurado evaluador, el cual se aspira esté integrado por actores independientes de reconocido prestigio y experiencia profesional o académica.
4. El muy polémico concurso del proyecto para el Palacio de los Soviets, Moscú (1931-1933). Izquierda: Maqueta de la propuesta presentada por Le Corbusier. Derecha: Dibujo de la propuesta ganadora de Boris Iofán que finalmente no fue construida.
Sea como sea, de acuerdo a lo expuesto por Fernando Pérez Oyarzun en “Tras los concursos”, artículo introductorio al nº 67 de la revista ARQ (diciembre 2007) dedicada al tema, “…los concursos han dado ocasión a que arquitectos aún no consagrados, emerjan frente a arquitectos de prestigio y trayectoria. A este estado de cosas parecen confluir dos circunstancias propias de la arquitectura. La primera es la relativa dependencia que el resultado de una obra tiene de las circunstancias que la rodean. Ellas van desde el ambiente cultural hasta la sensibilidad y la actitud del cliente. De este modo aún arquitectos de gran talento han sido incapaces de mantener un nivel parejo en sus obras. La segunda razón tiene que ver con algo que ya Aristóteles señaló como propio de las disciplinas artísticas: ellas no producen soluciones necesarias sino posibles. Las artes, y en este aspecto la arquitectura, participan de tal condición, no se limitan a escoger entre unas cuantas posibilidades, aún buenas o factibles, sino que se empeña en generar nuevas alternativas. Es difícil, por tanto, prever o visualizar una solución arquitectónica sin haberla hecho alcanzar un cierto grado de completitud y desarrollo. Eso es precisamente lo que un proyecto se propone y lo que un concurso pretende explotar. En un cierto sentido ellos pueden ser vistos, tomando las palabras de François Jacob acerca de la investigación científica, como un taller de lo posible”.
5. Dibujos presentados por los ganadores de dos de los más importantes concursos internacionales realizados durante el siglo XX que finalizaron en la construcción de las obras. Izquierda: Jorn Utzon. Planta de techos de la Ópera de Sydney (enero 1957). Derecha: Renzo Piano y Richard Rogers. Corte-fachada del Centro Cultural del plateau Beaubourg en París (que después sería conocido con el nombre de Centro Pompidou) (1971).6. Dos de los pocos edificios importantes realizados en Venezuela producto de concursos de arquitectura. Arriba: Jesús Tenreiro. Palacio Municipal de Barqusimeto (1966- 1968). Abajo: Jesús Sandoval Parra, Tomás Lugo Marcano y Dietrich Kunckel. Sala de Conciertos y Sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela (Complejo Cultural Teresa Carreño) (1971-1983).
La polémica que siempre rodea los resultados y las dificultades que con demasiada frecuencia surgen a la hora de llevar a feliz término las propuestas ganadoras, son rasgos adicionales que hermanan a los concursos convocados prácticamente en todo el mundo, pero con particular notoriedad en Venezuela. Sin embargo, pese a esa importante cuota de desprestigio, los concursos se siguen organizando existiendo arquitectos que se han declarado adictos a ellos y numerosos sitios web que promocionan una importante cantidad de ellos a nivel internacional, muy atractivos para las jóvenes generaciones que intentan sobresalir. Lo anteriormente dicho no contradice lo que en algún momento expresó el renombrado crítico de arquitectura argentino Roberto Fernández (citado por Humberto Eliash en “Reflexiones sobre los concursos de arquitectura” publicado en la revista AS -Arquitecturas del Sur, diciembre de 2005), acerca de que “los concursos de arquitectura representan la combinación del arte de elegir y el oficio de ser elegidos”.
7. Ubicación del Colegio San Francisco Javier en Punto Fijo, estado Falcón (izquierda) y vista aérea del conjunto con la Sala de Usos Múltiples objeto del concurso arriba a la izquierda (derecha).
Este extenso preámbulo, quizás sirva para fijar la atención en el concurso cuya imagen engalana nuestra postal del día de hoy: el convocado en 1990 por la Congregación de las Religiosas Javerianas para la Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier, Punto Fijo, estado Falcón, ganado por el arquitecto Jorge Castillo Blanco (1933-2022).
De acuerdo a lo anteriormente expuesto es posible decir que se trató de un certamen por invitación de carácter privado, que podríamos calificar de “menor” dada la escala del problema a resolver, convocado con la intención de obtener anteproyectos que permitieran concluir posteriormente en la construcción del edificio, y del cual desconocemos quienes pudieron ser el resto de los llamados a participar e incluso el jurado evaluador, a pesar de que fue publicado en la revista entrerayas nº 21 (junio de 1997) y en el catálogo de la “IX Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura venezolana de fin de siglo 1987—1998” como uno de los “proyectos invitados”.
8. Pabellones de aulas del Colegio San Francisco Javier construidos a mediados de los años 1950.
De acuerdo a la descripción elaborada por Castillo, la propuesta buscó complementar las actividades del que es considerado como uno de los centros educativos más importantes del estado Falcón, fundado 3 de diciembre de 1954 por las Hermanas de Nazaret, que contaba con un amplio terreno ubicado sobre la avenida Ramón Luis Polanco cruce con avenida Los Ruices en Punto Fijo, donde desde finales de los años 1950 se habían construido un conjunto de edificaciones de sobria arquitectura y correcta orientación conformadas fundamentalmente por los pabellones de aulas y sus servicios de apoyo.
9. Croquis de Jorge Castillo que formaron parte de la propuesta presentada a concurso.
Para 1990, cuando el colegio contaba con una población de 1200 alumnos se produce el llamado a concurso con el objetivo de diseñar “un gran espacio para usos múltiples de gran flexibilidad” que se ubicaría estratégicamente en la esquina noroeste del conjunto (cruce entre las avenidas Ramón Luis Polanco y Los Ruices), al lado del estacionamiento, lo cual facilitaba enormemente su accesibilidad con miras a ser compartido con la comunidad.
10. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Corte por la diagonal de la planta cuadrada (arriba) y corte transversal (abajo)
“Las condiciones climáticas de la zona, temperaturas medias entre 27º y 30ºC, vientos constantes y sol inclemente” generaron las determinantes que guiaron el diseño del edificio, el cual fue resuelto teniendo como concepto un “techo madre” que obedecía a una “estéreo-estructura de forma cuadrada” (estructura espacial reticulada), según palabras de Castillo.
11. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Fachadas noreste (arriba) y sureste (abajo)
“Dirigir el viento a través de bloques persiana de concreto colocados en diferentes posiciones para permitir la entrada y salida del mismo al recinto en diferentes posiciones, lográndose una ventilación cruzada, creándose un clima interior confortable y una luz tamizada” dio pie para resolver la envolvente y dotar de confort ambiental a la sala. Por su parte, la cubierta fue realizada con “láminas de aluminio de color azul y se proyecta como una gran ‘sombrilla’ que cubre ampliamente la planta del espacio de usos múltiples con todos sus servicios”, acotará Castillo. Y añade: “Es importante anotar la independencia de esta cubierta cuadrada con el espacio circular (no se tocan entre ellos), creando esa eterna dualidad: círculo/cuadrado; cielo/tierra; femenino/masculino”. Techo y envolvente, tratados con independencia y tino, permitirán la aparición de espacios intermedios que a modo de corredores rodearán la sala y facilitarán la definición del acceso en una de las esquinas (la sureste).
12. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Planta libre (izquierda) y con acomodos para cine, teatro y misa.
“Los servicios (camerinos, sanitarios, depósitos de sillas, almacenaje, oficinas) se ubicaron en la periferia, para servir al gran espacio central. (…) El mobiliario (800 sillas, mesas, cubos móviles que unidos formas el escenario y otros) se almacenan apilados en depósitos diseñados y ubicados en los extremos noroeste y noreste de la sala”. El edificio capaz de albergar a 800 personas se puede organizar como auditorio, cine, teatro, sala de graduaciones, exposiciones y como capilla para oficiar misa.
13. La sala durante su fase de construcción.14. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Detalle de la estereoestructura (izquierda) y pérgola de acceso (derecha)
La estructura metálica de la cubierta a cuatro aguas (que tiene doble altura en su centro culminado en una claraboya y decrece hacia los bordes), al quedar exenta prácticamente en todo el perímetro, colaborará en acentuar su ligereza. Para el diseño del piso se utilizó granito con flejes que “además de ser una propuesta estética, da la posibilidad de colocar las sillas en las posiciones adecuadas según el evento a realizar en la sala”, afirmará Castillo.
15. La sala en funcionamiento.16. El interior de la sala un día de graduación.
Finalmente, “se tomó muy en cuenta en el diseño del paisajismo, usar solamente especies autóctonas de la zona cují, xerófilas, trepadoras y piedra de coral”.
17. Jorge Castillo. Derecha: Parque El Conde (1968, demolido); Izquierda: Edificio para la Entidad de Ahorro y Préstamo El Porvenir en Coro (1971)18. Jorge Castillo. Izquierda arriba: “El DIORAMA”, Campo de Carabobo (1971) ; Derecha arriba: “Casa Mara” (1972); Derecha centro: casa Gamero (1974); Derecha abajo: casa Chelique Sarabia (1975); Izquierda abajo: Museo de la Cultura en Valencia (1986).19. Jorge Castillo. Casa particular “El Amarillo” (1975).
Para cuando Castillo, nacido en Maracaibo en 1933 y egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1959, ganó este concurso ya tenía buena parte de su brillante carrera de arquitecto recorrida y era considerado como uno de los arquitectos más audaces y creativos de su generación. Su talento ya podía apreciarse, entre otras, en obras como: el Parque El Conde (1968); el Edificio para la Entidad de Ahorro y Préstamo El Porvenir en Coro (1971); “El DIORAMA”, Campo de Carabobo (1971) ; el diseño y producción del sistema constructivo “Casa Mara” en poliéster y poliuretano (desarmables y reforzados con fibra de vidrio) para unidades móviles de viviendas, escuelas, hoteles, campamentos (1972, premio vivienda unifamiliar en la V Bienal Nacional de Arquitectura 1973); la casa Gamero (1974, junto a Ralph Erminy, Premio VI Bienal de Arquitectura Integración de las Artes 1976); su casa particular “El Amarillo” (1975); la casa Chelique Sarabia (1975) o el Museo de la Cultura en Valencia (1986).
A lo anterior se añadiría su actividad en paralelo como artista plástico y su distinción con el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura 1999 en reconocimiento a su obra y trayectoria.
Para finalizar, debemos decir que la Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier tiene el privilegio de ser un proyecto que procedente de un concurso se logró construir. En 1993 se concluyó la obra y en 1997 fue galardonada con el Premio RAGA (Regional de Arquitectos del Grupo Andino) al mejor proyecto de Arquitectura construido más representativo entre los países del Grupo Andino, en el XXI Congreso de dicha organización realizado en San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela, del 26 de febrero al 1 de marzo.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 9, 10, 11, 12, 13 y 15. Revista entrerayas nº 21 (junio de 1997)
1. María Dolores Muñoz. «El concurso de arquitectura como búsqueda de coherencia entre realidad constructiva y posición teórica: una reflexión desde la historia». Revista AS -Arquitecturas del Sur, diciembre de 2005 (https://revistas.ubiobio.cl/index.php/AS/article/view/880).
14. Colegio de Arquitectos de Venezuela/Museo de Bellas Artes. Catálogo de la “IX Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura venezolana de fin de siglo 1987—1998” (1998)
Con esa oración terminamos la nota publicada el pasado fin de semana que acompañó nuestra postal, dedicada en esta ocasión a mostrar una imagen de la propuesta ganadora del concurso nacional de arquitectura, celebrado entre 2012 y 2013, para el anteproyecto del “Recinto Ferial de Caracas” a construirse en terrenos de la Base Aérea Francisco de Miranda, La Carlota. Lo que escribimos buscaba, como de costumbre, ampliar los aspectos a nuestro juicio necesarios para contextualizar la convocatoria hecha por la entonces denominada Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales (OPPPE).
Lo expuesto por nosotros produjo, cosa que no ocurre con la frecuencia que deseáramos, el envío por correo electrónico de parte de nuestro colega y asiduo lector Enrique Larrañaga, de un oportuno comentario no exento de polémica que, por lo adecuado, nos llevó a solicitarle autorización para publicarlo en esta página, la cual gentilmente nos dio y que transcribimos a continuación.
Hola, gente
Espero que estén todos bien.
Me interesó la nota sobre el proyecto ganador del concurso para el Recinto Ferial en La Carlota; más que el proyecto en sí, lo confieso…
Creo que a las pertinentes reflexiones que se plantean, sobre todo la relativa a la inherente estafa que significa convocar un concurso sin haber garantizado los mecanismos que permitirían construir la propuesta premiada, sería interesante sumar el hecho de que este concurso se convocó como una suerte de «contrapropuesta» al que la Alcaldía Metropolitana, ya casi a punto de ser eliminada, convocó para el desarrollo del Parque La Carlota; otra experiencia que hizo mucho ruido y llegó a pocas nueces, no sólo por la abolición de la Alcaldía Metropolitana sino porque en su planteamiento no se habían considerado las necesarias acciones de coordinación con las distintas entidades «dolientes» de La Carlota, ni la previsión de fondos para la construcción y, peor, para garantizar su mantenimiento.
Discrepé en aquel momento de ambas convocatorias, por estos y otros motivos. Lo que, al parecer, no fue un tema demasiado relevante para algunos colegas que, sin empacho, participaron en ambos concursos (no creo que sin advertir la contradicción entre ellos) e incluso llegaron a obtener reconocimientos en ambos. ¿Qué hubieran hecho si hubieran ganado en los dos certámenes? Ni lo sé ni creo que ellos lo supieran o, al menos, no parece que les haya preocupado demasiado.
Así que a la irresponsabilidad institucional de convocar actividades sin prever los mecanismos que las harán pasar de la pompa, los diplomas y las diatribas de «aquí mando yo y no tú», toca sumar una que me resulta mucho más grave: la de profesionales que, como desesperados por alguna chamba, parecen no ver inconveniente alguno en cambiarse la careta como el más ecléctico arquitecto ecléctico, que puede ser gótico en la mañana, clásico en la tarde y, quién quita, protomoderno al anochecer…
Gracias por el recuerdo que trajo la nota, aunque el saborcito que deja sea poco grato.
El año 2012 fue testigo de dos eventos que coparon el interés de los arquitectos venezolanos dirigidos a atender la necesidad de contar, de una vez por todas, con la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda en La Carlota como fundamental espacio público para todos los caraqueños.
Por un lado, el 20 de marzo, en el marco del 445 aniversario de la fundación de la ciudad, la Alcaldía del Área Metropolitana de Caracas, conjuntamente con organizaciones representantes de la sociedad civil, academias, gremios, alcaldías de los municipios integrantes del Área Metropolitana, la Gobernación de Miranda, el Colegio de Arquitectos de Venezuela, el Colegio de Ingenieros de Venezuela y el Cabildo Metropolitano, organizó el “Concurso Público de Ideas para transformar la Base Aérea La Carlota en Parque Verde Metropolitano”, reseñado en estas páginas el 7 de junio de 2020 en el Contacto FAC nº178 y cuyos ganadores, Manuel Delgado Arteaga (Venezuela), Jorge Pérez Jaramillo (Colombia) y OPUS-Oficina de Proyectos Urbanos (Colombia), fueron conocidos en acto público el 28 de noviembre.
Por el otro, en medio del desarrollo del concurso anterior, como parte de una especie de contrapunteo de carácter político, el gobierno central a través de la entonces denominada Oficina Presidencial de Planes y proyectos Especiales (OPPPE), encabezada por el arquitecto Francisco Sesto, lanza el 7 de septiembre la convocatoria a otro certamen que llevaría por nombre “Concurso Recinto Ferial de Caracas”, al cual dedicamos la nota de hoy.
Si el Concurso impulsado por la Alcaldía Metropolitana buscaba obtener ideas que apuntaran al “logro de una Ciudad Ambientalmente Sustentable, Segura e Integrada, donde ‘La Carlota’ se constituye como la pieza fundamental del Sistema de Espacios Públicos Metropolitanos de la capital”, enmarcadas a su vez en los lineamientos del Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020, que derivarían en la generación de una planificación que ordenara la intervención en el lugar, el promovido por la OPPPE, tomando como base el Plan Maestro 2011 elaborado unilateralmente por ese ente gubernamental, lo que buscaba era desarrollar un sector de la base aérea mediante la captación de anteproyectos destinados a resolver el edificio anunciado.
1. El Plan Maestro elaborado por la OPPPE para La Carlota.
Cabe recordar que sobre La Carlota existe una larga lista de iniciativas que para abreviar, ya que fueron desglosadas por nosotros en el artículo señalado, en lo que se refiere solamente a este siglo remiten en primer lugar al anuncio hecho en 2001 por Hugo Chávez de “regalarle” a Caracas los terrenos de la base aérea, entusiasmado por unos dibujos rápidos provenientes de un cuaderno que Fruto Vivas tenía archivados, que muestran cómo se vería el espacio ocupado por lagunas y cultivos donde habría un helipuerto y la pista se mantenía para emergencias. A aquella iniciativa seguirá la tentación surgida en 2006 por construir en La Carlota desarrollos de vivienda por parte del entonces Alcalde del Municipio Chacao, Leopoldo López, para lo cual se apoya en la propuesta elaborada por el arquitecto Alberto Manrique. Seguirán luego como otros intentos: la idea, muerta al nacer en 2007, de levantar un Parque Científico Tecnológico que incluía la construcción de 620 apartamentos y que sin embargo derivó en la instalación en 2010 de una fábrica de ensamblaje de celulares; la exposición en 2007 dentro de los espacios de la FAU UCV de los resultados de una experiencia de postgrado impulsada por el Instituto de Urbanismo titulada “Propuestas para La Carlota” que dio origen a un interesante artículo de Oscar Tenreiro titulado “Un resumen de reflexiones sobre La Carlota” (Entre lo cierto y lo verdadero, 17/10/2007); la esperada decisión por parte de Hugo Chávez en 2008 de eliminar el aeropuerto (que sí se da) y trasladar la sede de la Fuerza Aérea a Maracay (lo cual no ocurre); las amenazas siempre latentes de desarrollar La Carlota por partes y de construir viviendas; la contratación de un Plan Maestro en 2008 a una empresa de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV; para “finalizar” con una nueva decisión de Chávez en julio de 2011 de convertir La Carlota en un parque (Parque Bolívar) con la incorporación en 2012 de un circuito de Fórmula 1 a ser inaugurado en 2016, que originó el ya mencionado Plan Maestro elaborado por la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales (OPPPE).
Así, el llamado hecho el 7 de septiembre iba destinado a convocar un “Concurso Nacional de Arquitectura para el anteproyecto del Recinto Ferial de Caracas, como parte integral del proceso de planificación urbana que lleva a cabo el Gobierno Bolivariano para la transformación de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda en un gran parque metropolitano”, según lo publicado en https://es.slideshare.net/recintoferialcaracas/convocatoria-concurso-nacional-de-arquitectura-recinto-ferial-de-caracas.
2. Parcela donde se localizaría el Recinto Ferial (izquierda) y programa de áreas (derecha).
Es en esa misma publicación, como parte de la información inicial que buscaba atraer a los posibles participantes, donde se da a conocer parcialmente el Plan Maestro que apuntará a la creación de Parque Bolívar, “el cual sumará 107 nuevas hectáreas de áreas verdes a la ciudad”. También que “en los espacios del Parque Bolívar se aportarán usos complementarios para crear una nueva centralidad metropolitana con edificaciones y equipamientos para la educación, recreación, turismo, deporte, cultura y trabajo”.
El concurso es definido, además de nacional, como abierto, anónimo y en una sola etapa y está dirigido “a todos los arquitectos y arquitectas venezolanos y venezolanas con sus respectivos equipos, quienes y deberán cumplir cabalmente con todos los requisitos y Bases”.
Con un premio de Bs. 500.000,00 para el ganador se garantizaba también “la firma de un contrato de prestación de servicios profesionales, para el desarrollo del proyecto”. También se otorgarían, de ser necesario “diploma con la calificación de mención a aquellas propuestas designadas por el Jurado Calificador” y certificado de participación «a todos los arquitectos que se inscriban en este Concurso y entreguen sus propuestas de acuerdo a los requisitos establecidos en las Bases”.
El jurado calificador estaba integrado por los arquitectos: César Portela (Invitado internacional), Héctor Torres (Viceministro de Proyectos y Obras Turísticas), Juan Pedro Posani (Director del Museo Nacional de Arquitectura), Gilberto Rodríguez (Asesor de Urbanismo de la OPPPE), Orlando Martínez (Director de Obras de la OPPPE) y Abner J Colmenares (Miembro suplente encargado de hacer la programación).
La parcela objeto del Concurso, ubicada en el sector sur-oeste del Parque Bolívar, contaba con un área de poco más de 53.000 m2 en la cual se debía resolver una edificación de 38.214 m2 de construcción que debía albergar las siguientes actividades: “ferias, exposiciones, congresos, convenciones, jornadas, festivales, espectáculos, banquetes y demás categorías de reuniones y otros eventos de los viajes de incentivos (corporativos, gubernamentales, sociales, técnicos, científicos, políticos, sindicales, gremiales, etc.)”, las cuales venían acompañadas de un programa de áreas donde destacaban como espacios rentables: un salón ferial, un salón de convenciones, una sala de juntas y comisiones y un auditorio acompañados de áreas de vestíbulos y servicios.
De acuerdo al cronograma, también publicado, las inscripciones se realizarían del 10 de septiembre al 19 de octubre de 2012, la entrega se pautaba para el 15 de enero de 2013 y el veredicto se daría el 30 de enero seguido por una exposición de los trabajos entregados entre el 2 y el 24 de febrero.
3. Renders de la propuesta ganadora presentados para el concurso.4. Tres de los trabajos que obtuvieron Mención. Izquierda: Franco Micucci. Centro: Miguel Braceli. Derecha: AGA Estudio Creativo.
Finalmente, sería el 5 de febrero cuando el jurado calificador, reunido en la sede del Museo Nacional de Arquitectura (Musarq), hizo público el veredicto al que había llegado, resultando ganadora la propuesta 4163, anteproyecto presentado por los arquitectos venezolanos Servando García, egresado de la ULA, quien encabezaba el equipo integrado por además por Gabriel Quintero, Jesús Uzcátegui, Patricia Travanti, Maximiliano Ovalle y Manuel Barreto (al que se deben sumar al menos otras 10 personas), una de cuyas imágenes acompaña nuestra postal del día de hoy.
Fueron, además, reconocidas con menciones especiales las propuestas de Doménico Silvestro, Daniel Erlich, Miguel Braceli, Franco Micucci, Carlos Maurette, Francisco Jaimes Avendaño y Orlando Vásquez.
Una amplia nota de prensa publicada en https://www.aporrea.org/actualidad/n222803.html nos ha permitido conocer algunos datos relevantes como que la OPPPE le asignaría a los ganadores “un equipo de acompañamiento y supervisión para que el proyecto se adapte y cumpla con los estándares internacionales” y que según Lucas Pou, arquitecto de la OPPPE, “el equipo de García ‘entra ahora en diálogo con nosotros’ para afinar el proyecto en los próximos meses; a finales de año debe comenzar la construcción de las fundaciones, calculó. De acuerdo con el cronograma, la obra debe estar lista en diciembre de 2015… En ella, el Gobierno Nacional invertirá 384,7 millones de bolívares”.
De la misma fuente hemos sabido que “el arquitecto español César Portela, no pudo viajar a Venezuela, recibió los documentos por vía electrónica y emitió su opinión”, siendo sustituido en las deliberaciones por el miembro suplente Abner Colmenares.
5. Diversas facetas de la propuesta ganadora.
En el veredicto, leído por Juan Pedro Posani, se manifestaba que “entre otros, se evaluaron criterios como la relación de la edificación con el contexto urbano, las relaciones funcionales de la edificación y su calidad espacial, los criterios estructurales y de sustentabilidad y la factibilidad económica”. Sin embargo, aclaró “que no se encontró ninguna propuesta que cumpliera con todos los criterios de evaluación establecidos en las bases, por lo que el jurado se orientó ‘a la selección, entre las mejores propuestas, de aquella que ofrece más posibilidades de ajuste y desarrollo manteniendo sus cualidades originales’. El anteproyecto, puntualizó, deberá incorporar las observaciones del jurado calificador”.
Los ganadores, en boca de Servado García, declaraban que con el Recinto Ferial “queríamos hacer un espacio inclusivo … no nada más un recinto ferial, sino un punto de encuentro donde se den otras actividades para la gente…”. También que el concepto del edificio era que “explotara hacia la ciudad generando actividades” y que su inspiración es la arquitectura colonial, “creo que partimos de allí en algún momento”.
Consultado García acerca de los materiales de construcción que se emplearán “explicó que una de las cosas que se propusieron fue poder levantar la obra con materiales y tecnología local. Se usará mucho concreto que provendrá de la planta concretera instalada en La Carlota; también planificaron emplear tubos reciclados de Pdvsa. (…) La obra contará con iluminación y ventilación naturales, así como reciclaje de agua de lluvia. Espacios como el auditorio requerirán aire acondicionado, apuntó, pero ‘lo que estamos pensando es que puede ser una alternativa’».
Para finalizar, como una demostración más de la ruta llena de ofertas incumplidas que acompaña la realización de concursos de arquitectura en Venezuela, Francisco Sesto, quien tenía el rimbombante cargo de “Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas”, declaró el día de la premiación “que en su larga experiencia con concursos -citó no menos de 7 u 8- casi nunca pudo ver la materialización del resultado; en cambio, con La Carlota ‘estamos en capacidad de asegurar que el resultado del concurso’ se va a concretar en pocos años”.
Más de una década ha transcurrido desde entonces y del plan elaborado por la OPPPE sólo ha quedado una desproporcionada conexión que comunica la base aérea con el Parque del Este. La Carlota sigue a la espera.