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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 387

El proyecto-programa de los Espacios Culturales Comunitarios (ECC) impulsado desde el Viceministerio de la Cultura y el CONAC entre 2000 y 2002, cuando Manuel Espinoza ocupaba el cargo, permitió al tándem conformado por Juan Pedro Posani y el equipo profesional de OTIP, C.A. (José Adolfo Peña y Carmen Yánez), acompañados de un grupo de talentosos arquitectos jóvenes que con Posani formaban parte de la Dirección de Edificaciones Culturales del Viceministerio, plasmar lo que Kenneth Frampton exponía acerca de la tectónica: sin estructura, es decir, sin modo y forma de construir, no hay arquitectura.

Tal y como expresa Posani en el artículo escrito por José Adolfo Peña titulado “Espacios Culturales Comunitarios en Venezuela. Concepción tecnológica. Tecnología CONCAPREGO & SANCOCHO”, publicado en la revista Informes de la Construcción, Vol. 56, nº 491, mayo-junio 2004, desde el momento mismo de poner en marcha el programa “nació la idea de diseñar un sistema extremadamente sencillo, flexible y económico, que pudiera multiplicarse rápidamente por todo el país y que fuera capaz de responder adecuadamente a las condiciones contextuales del trópico. El problema de encontrar solución a un conjunto de condiciones extremas tan típicamente complejas, nos pareció que debía de llevarse necesariamente al terreno de las modalidades constructivas. Al tema de cómo construir se le añadía el de la respuesta ambiental. El primero implicaba la elección de un sistema de prefabricación liviana, el segundo exigía colocar en primer plano el mundo físico del trópico húmedo y caluroso que nos pertenece y que nos afecta con todas sus múltiples características”.

Ello se lograría a través del diseño de un grupo de edificaciones destinadas a ubicarse especialmente en las pequeñas localidades de provincia y en los barrios pobres de las grandes ciudades, dotadas de una serie de espacios en los cuales se podrían desarrollar actividades culturales los cuales serían administrados directamente por las comunidades.

Concebidas como variaciones sobre el mismo tema y con un mismo programa, cada respuesta estaba conformada por una serie de volúmenes organizados en torno a un patio y articulados por corredores. El programa establecía la existencia de una sala de usos múltiples con camerinos, espacios de talleres, oficinas, sanitarios y un local para una emisora FM. El espacio de usos múltiples sería siempre considerado como el de mayor jerarquía.

Los variados resultados obtenidos, muy próximos a imágenes procedentes de la arquitectura popular de la que sin duda se nutre sin perder de vista su compromiso con la contemporaneidad, remiten a la manera como Carlos Raúl Villanueva, Jimmy Alcock y Fruto Vivas (entre otros) dan respuesta interpretativa a las variables climáticas. El levantar aunque sea levemente las construcciones del suelo, el facilitar permanentemente la ventilación cruzada gracias a la participación del juego de cubiertas inclinadas que se quiebran y de pieles horizontales que protegen del sol y la lluvia, otorgan expresividad propia a estos edificios y una gran proximidad y empatía con sus usuarios.

Al respecto, Posani afirma: “Es importante destacar que la estrecha relación que pudiera aparecer con conocidas familias de formas tradicionales no es el resultado de una búsqueda intencional de una arquitectura supuestamente de carácter nacional (búsqueda demostradamente inútil y paralizante), sino de la explotación de los muy ricos resortes funcionales que plantea el acto de construir en el trópico venezolano. Por otra parte, cabe recordar el derecho universal a la apropiación cultural, autónoma y madura (en todas las direcciones, verticales: las memorias y las vanguardias, y horizontales: las geografías), bien distinta de la imitación sin criterio, que reconoce el mundo contemporáneo”.

Serán los sistemas de prefabricación liviana desarrollados por el ingeniero José Adolfo Peña y su experto equipo de colaboradores, el soporte material de la realización conceptual y física de los ECC. Adaptándose a las características espaciales requeridas por la sala de usos múltiples y los talleres (gran altura y consideración de la ventilación cruzada) y para dar respuesta a los servicios y alojar las oficinas, los sanitarios y la cafetería, se diseñaron dos tipos de módulos. Así, Peña, en el artículo ya citado explicará: “Para la construcción de los talleres y módulos de servicio, se propuso la tecnología SANCOCHO, que se basa en la producción de elementos prefabricados planos de 3 cm de espesor, de hormigón armado y de manejo manual, los cuales poseen en sus bordes perfiles metálicos, especialmente diseñados; estos elementos se unen a un sencillo esqueleto de tubos estructurales de acero, igualmente prefabricado” (…) Para la construcción del salón de usos múltiples, se aplica la tecnología CONCAPREGO, la diferencia radica que los componentes prefabricados, en este caso, se manejan haciendo uso de grúas, con una capacidad de 10 toneladas”.

Como señalará en algún momento Posani, “las piezas modulares en hierro-concreto se producen en planta según el diseño y luego se transportan y se montan en el sitio determinado soldándolas a un sencillo esqueleto estructural igualmente prefabricado. Las edificaciones, siendo extraordinariamente rígidas y ligeras, carecen de fundaciones masivas, son sismorresistentes, son relativamente económicas y se levantan en cuestión de tres o cuatro meses”.

La mirada de Posani, si bien en lo conceptual se apoyaba, como ya asomamos, en lo publicado por Frampton que finalmente vería luz en su libro Studies in Tectonic Culture: The Poetics of Construction in Nineteenth and Twentieth Century Architecture (1995), traducido al español en 1999 como Estudios sobre cultura tectónica. Poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX, se complementaba con el seguimiento que desde hacía un buen tiempo venía haciendo sobre la obra que en Australia estaba desarrollando Glenn Murcutt, tanto por sus consideraciones a los aspectos climáticos como por su honestidad constructiva arraigada a valores propios del lugar.

Ejemplos de una política que buscaba dignificar la actividad cultural y llevarla a la mayor cantidad de personas que por lo general no la disfrutan, Posani buscó en todo momento hacer de estos espacios ejemplos demostrativos de que la calidad formal constituye un factor de excepcional importancia sin menoscabo de los aspectos funcionales y económicos.

El programa fue elegido el año 2002 como representación de Venezuela en la VIII Muestra internacional de arquitectura Bienal de Venecia bajo el título de “Otro mundo es posible. El programa de los Espacios Culturales Comunitarios”, donde fungió de comisario Juan Pedro Posani, de vicecomisarios Javier Cerisola y Miriam Castellanos y como coordinador de la museología Cristobal Roig, siendo acompañado el montaje con un hermoso catálogo diseñado por ABV Taller de Diseño, Waleska Belisario e impreso por el Grupo Editorial Arte/Soluciones Gráficas.

El proyecto de los ECC, que llegó a contar con 14 trabajos entre los terminados, casi terminados o en proceso de planificación, y que aspiraba llegar a todos los municipios y barrios marginales del país, como tantos otros, no tuvo la continuidad necesaria.

Sin embargo, fueron destacables las propuestas realizadas para San Sebastián de los Reyes (estado Aragua), San José de Guaribe (estado Guárico), Andresote, Palmarejo (estado Yaracuy), Barinas (estado Barinas) y Antímano (Caracas), las tres primeras inauguradas en 2002 y las dos últimas en 2004 y 2007 respectivamente, muestra clara de que las aspiraciones que se buscaron lograr desde un comienzo eran alcanzables más allá de que se hayan visto truncadas.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 2, 3, 5 y 7. Viceministerio de Cultura/CONAC. Otro mundo es posible. El programa de los Espacios Culturales Comunitarios, Catálogo de la exposición que representó a Venezuela en la VIII Muestra internacional de Arquitectura Bienal de Venecia, 2002.

4. Viceministerio de Cultura/CONAC. Otro mundo es posible. El programa de los Espacios Culturales Comunitarios, Catálogo de la exposición que representó a Venezuela en la VIII Muestra internacional de Arquitectura Bienal de Venecia, 2002 y Peña, J. A. “Espacios Culturales Comunitarios en Venezuela. Concepción tecnológica. Tecnología CONCAPREGO & SANCOCHO”. Revista Informes de la Construcción, Vol. 56, nº 491, mayo-junio 2004.

6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

8. Viceministerio de Cultura/CONAC. Otro mundo es posible. El programa de los Espacios Culturales Comunitarios, Catálogo de la exposición que representó a Venezuela en la VIII Muestra internacional de Arquitectura Bienal de Venecia, 2002 y Colección Crono Arquitectura Venezuela.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 377

La Revista Nacional de Cultura, la publicación periódica más longeva de nuestro país, ve la luz en noviembre de 1938 bajo la dirección del escritor, diplomático y académico Mariano Picón Salas (1901-1965), su fundador, con la firme intención de apuntalar los dos aspectos que su denominación recoge: lo nacional y lo cultural.

A escasos tres años de la muerte de Juan Vicente Gómez y en medio de un período donde lo político, puesto en cuarentena durante una larga dictadura de 27 años, copaba la escena, el editorial de su primer número hacía hincapié en la utilidad de una labor de reflexión bajo la convicción de sus promotores de que conocer más y mejor la tierra y el hombre venezolano eran indispensables para emprender cualquier empresa de transformación y progreso. Venezuela, como ya había expresado el propio Picón Salas, entraba al siglo XX con treinta y tantos años de retardo y anhelaba superar el largo tiempo perdido.

Se trataba, por tanto, de crear “un órgano de difusión libre del pensamiento, desde donde se pudiera adelantar esa búsqueda de lo venezolano, así como para servir de antena sensible a las corrientes culturales del Nuevo y el Viejo Mundo”, señalará Oscar Sambrano Urdaneta en la Introducción al importante tomo de índices de la Revista del número 1 al 150, en 1962.

1. Mariano Picón Salas (1901-1965)

El despertar de la conciencia civil, de las artes plásticas, las letras, la política y la sensibilidad nacional, transitaban en aquellos años “sin ninguna transición psíquica, de la modorra a la impaciencia”, diría Picón Salas en “Hace 25 años” texto publicado en el número 161 de la Revista dedicado a la celebración de su 25 aniversario (noviembre-diciembre, 1963). “En 1938 apenas comenzaban a formarse en Venezuela los equipos técnicos y expertos que ahora contribuyen a la planificación del Estado. Era preciso repicar y andar en la procesión. En los editoriales y en muchos artículos de la Revista Nacional de Cultura en sus primeros números, se guarda registro de la unánime preocupación nacional de entonces. Escribíamos sobre escuelas e inmigrantes, sobre humanización y aprovechamiento racional de nuestra abrumadora naturaleza. (…) Temas y tareas para grupos de técnicos. Pero era el momento, necesario y excitante, en que los escritores nos adelantábamos a abrir el camino de los especialistas”, expresará también Picón Salas en aquel artículo.

Iniciada su andadura bajo el auspicio del Ministerio de Educación Nacional de los aún denominados Estados Unidos de Venezuela, la Revista apareció en formato de 31 por 23 cms hasta el número 9 inclusive, mutando a 22,5 por 14 cms de allí en adelante. El cambio de año en su identificación lo marca el mes de noviembre ajustándose a la fecha de lanzamiento del primer número. El tiraje de aquellas primeras ediciones ha sido difícil de establecer, pero posteriormente fue incrementándose hasta sobrepasar los 15.000 ejemplares ya en los años 60. Su distribución siempre ha sido gratuita.

2. Tres de los números de la Revista Nacional de Cultura publicados bajo la dirección de Mariano Picón Salas cuando su periodicidad era mensual, siempre mostrando el Sumario en la portada. El 16 (derecha) sería el último editado por Picón.

En cuanto a su periodicidad, inicialmente fue mensual, manteniéndose así hasta el número 23 (octubre 1940) cuando pasará a ser bimensual, con leves alteraciones, hasta comienzos de 1979 (número 240). A partir de entonces saldrá cada tres meses hasta 2004 (nº 331), momento en el que entra en un período muy irregular que aún no ha sido superado. Basta señalar que desde 2004 hasta 2022 (18 años) cuando aparece el nº 347 (último del que tenemos noticias) se han publicado sólo 16 ejemplares.

El interés suscitado en sus comienzos por colaborar en su impulso se puede apreciar en el progresivo abultamiento de cada entrega de la Revista: si el número 1 partió con 41 páginas ya para el 11-12 que cierra su primer año (septiembre-octubre, 1939) contaba con 204. Entre los años 1960 y 1990 varias son las entregas que sobrepasan las 400 páginas.

Desde el inicio, la Revista Nacional de Cultura sirvió de tribuna para la aparición de diferentes géneros literarios que van desde la poesía, la narrativa y el ensayo al teatro pasando por la crítica. También dedicó buena parte de sus páginas a temas vinculados a la historia, la filosofía, la lingüística, la política, la antropología, la geografía, las artes plásticas y la biografía. Además, publicaba reseñas de revistas, anunciaba ciclos de conferencias, exposiciones, premios literarios y conciertos.

3. De izquierda a derecha: Luis Alfredo López Méndez (1901-1996), Marco Bontá (1889-1974) y Ramón Martín Durbán (1904-1968), importantes colaboradores en la calidad gráfica de la Revista Nacional de Cultura durante sus primeros años.

Sobre su primer número (cuya fresca portada engalana nuestra postal del día de hoy), Picón Salas comentará que se trató de “un trabajo artesano ya que para no abrumar de mayores gastos al Ministerio de Educación que la propiciaba, se imprimió en la imprentita de ensayo -para simple ejercicio de los alumnos- que había en la Escuela Técnica Industrial”. Y seguirá: “Lentamente aquel taller de prueba se iría ampliando y enriqueciendo de maquinaria gráfica. En las primeras entregas la revista no podía darse el lujo de pedir asistencia a las más elegantes prensas caraqueñas de la época, como la muy famosa ‘Litografía del Comercio’. El modestísimo presupuesto de impresión apenas alcanzaba al millar de bolívares. (…) Pero la aventura tipográfica que era la Revista en su comienzo, nos invitaba al placer de dibujarla y compaginarla, de inventarle tipos y viñetas. En aquellos trabajos nos acompañaron con su colaboración, destreza y consejos algunos artistas plásticos y dibujantes como López Méndez, Rafael Rivero y los chilenos Armando Lira y Marco Bontá. A la altura de 1939 o comienzos de 1940, hizo su aparición en Venezuela el insustituible Ramón Martín Durbán quien durante largos años y con suma generosidad, ha sido el magnífico ilustrador de la literatura venezolana; el que iluminó con la fina caligrafía de sus dibujos los libros de poetas y escritores”.

El índice de aquella primera aparición, clara muestra de los objetivos trazados que hemos mencionado, recoge el siguiente material: Ensayo:Papel de la cultura y misión del intelectual en el momento venezolano” de Ramón Díaz Sánchez; Ensayo: “Trayectoria del pensamiento venezolano” de Mariano Picón Salas; “Estampa venezolana: Tormenta a José Rafael Pocaterrra” de Ángel Miguel Queremel; “Investigaciones y alumnos en la escuela de Artes Plásticas”; Poesía-Literatura: “Para terminar con la poesía” de Pierre Reverdy; El relato venezolano: “Viva Santos Lobos” de Pedro Sotillo; Literatura: “Hacia un posible asilo de renunciación” de Luis Fernando Álvarez; Literatura: “Tu encuentro en la muerte de los colores” de José Ramón Heredia; Exploraciones: “Una Venezuela inmensa, lejana y desconocida. Por tierras de la alta Guayana. Diez minutos con el explorador Félix Cardona”; Historia: “Durante la colonia signos de vitalidad histórica” de Eloy G. González; Poesía-Literatura: “El Drama artístico de Andrés Bello: Ciclo de poesía venezolana” de Edoardo Crema; Crónica: “La provincia venezolana y sus poetas. Sergio Medina en el paisaje aragüeño”; Crónica-Artes Visuales: “Exposiciones de Pedro Centeno Vallenilla”; Crónica-Artes Visuales: “Exposición de Marco Bontá”.

Entre los factores que pudieron contribuir a la creación y éxito de la revista sería oportuno considerar el vacío cultural que dejó la desaparición en 1932 de Cultura venezolana, dirigida desde 1918 por Ángel Guruceaga, debiéndose añadir como contraparte que desde enero de 1935 circuló otra revista mensual titulada Cultura Nacional “revista literaria y científica” dirigida por José Manuel Núñez Ponte.

4. Dos importantes números de la Revista Nacional de Cultura de su etapa bimestral: el 150 (izquierda) que en enero-febrero de 1962 recogió todos los índices de la publicación desde el nº1; y el 161 (derecha) de noviembre-diciembre de 1963 cuando se cumplían 25 años de su creación.
5. Cuatro de los directores de la Revista Nacional de Cultura. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Juan Bautista Plaza (1898-1965) sep. 1944-feb. 1946; Ramón Díaz Sánchez (1903-1968) 1950-1952; Simón Alberto Consalvi (1927-2013) ene. 1967-mar. 1969; y Vicente Gerbasi (1913-1992) abr. 1971-nov. 1973.
6. De izquierda a derecha: Pedro Francisco Lizardo, Gustavo Pereira, Sael Ibáñez y Antonio Trujillo también directores en su momento de la Revista.

Picón Salas dirigiría la Revista hasta el número 16 (febrero-marzo de 1940). Le sucederían nombres de la talla de: José Nucete Sardi, Juan Bautista Plaza, José Manuel Siso Martínez,Elisa Elvira Zuloaga, Luis Alfredo López Méndez, Ramón Díaz Sánchez, Manuel F. Rugeles, Arturo Croce, José Luis Salcedo Bastardo, Simón Alberto Consalvi, Gloria Stolk y Vicente Gerbasi. Luego vendrán, entre otros, Manuel Felipe Rugeles, Pedro Francisco Lizardo, Carlos Noguera y Gustavo Pereira, y de la información que hemos podido recabar se pueden mencionar como directores de las últimas etapas a Sael Ibáñez y Antonio Trujillo.

7. Cambios producidos en el diseño de la portada de la Revista Nacional de Cultura
durante la segunda mitad del siglo XX.

Como ya adelantamos, con el transcurrir de los años la Revista no sólo presentó variaciones en su formato sino también en los criterios gráficos que regían la tipografía y la manera como se presentaba su nombre en la portada. Siempre se contó en el interior de sus páginas con la aportación de importantes artistas nacionales que ocasionalmente ocuparon la carátula. Su adscripción en el tiempo pasó de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación Nacional (1938-1949) a la Dirección de Cultura y Bellas Artes (1949-1964), continuando hacia el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes -INCIBA- (1965-1975) hasta el Consejo Nacional de la Cultura -CONAC- (1975-2005). A partir de entonces, cuando se detecta mayor irregularidad en su periodicidad, quedó a cargo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y se comenzó a editar con la colaboración de El Perro y la Rana, Monte Ávila Editores y Biblioteca Ayacucho.

8. La Revista Nacional de Cultura en lo que va del siglo XXI. A la derecha el último número que hemos podido ubicar (347) de abril de 2022.

Será en marzo de 1996 cuando con el patrocinio del CONAC, de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICIT), se daría inicio a la recuperación electrónica de la publicación. Seis años más tarde la prensa recogerá cómo “el 26 de enero de 2002, coincidiendo con el 101 aniversario del nacimiento de Don Mariano Picón Salas (…), la Fundación CELARG realizó la presentación de dos CD-ROM. El primero de ellos reproduce desde el Nº 1 (noviembre de 1938), hasta el Nº 50 (mayo – junio de 1945). El segundo contiene desde el Nº 51 (julio – agosto de 1945) hasta el Nº 100 (septiembre – octubre de 1953). Además de la reproducción total de los textos de los primeros 100 números, la Revista en su versión electrónica cuenta con los perfiles biográficos actualizados de 374 autores (dentro de un total de 574); unos veinte mil enlaces que contemplan ventanas emergentes de diverso tipo y función, y 1.676 ilustraciones”. En 2018 con motivo de la celebración de los 80 años de la Revista se retomó, con el apoyo de la Biblioteca Nacional, el proyecto de digitalización que abarcaría hasta el número 344 sin que sepamos si se concluyó. Testigo de excepción del acontecer cultural del país registrado en sus miles de páginas, el próximo mes de noviembre la Revista Nacional de Cultura cumplirá 85 años de creada. Esperamos que no sólo se celebre tan importante fecha, sino que se le brinde todo el apoyo necesario por mantener una continuidad que sin duda merece y la siga mostrando como ilustre excepción que confirma la regla que ha regido las publicaciones culturales del país.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. https://vueltaacasasrp.wixsite.com/vueltaa/revista-nacional-de-cultura

  1. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/picon_salas.htm

2, 4, 7 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/L%C3%B3pez_M%C3%A9ndez,_Luis_Alfredo, https://elpensador.io/la-negritud-en-la-obra-artistica-de-marco-bonta-costa/ y https://connombreyapellidos.es/victima/durban-bielsa-ramon-martin/

5. https://www.facebook.com/efemeridesmusica/posts/2872355209447530/?locale=es_LA, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/diaz_sanchez.htm, http://robodebronce.com/project/busto-de-simon-alberto-consalvi/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Gerbasi

6. https://avp6.wordpress.com/pedro-francisco-lizardo-%E2%80%A0/, https://www.poesi.as/Gustavo_Pereira.htm, https://www.eluniversal.com/entretenimiento/78267/muerte-de-sael-ibanez-deja-un-vacio-en-el-medio-literario-venezolano y https://poesiavzla.wordpress.com/2021/02/19/antonio-trujillo/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 369

La revista Imagen, “Quincenario de Arte, Literatura e Información Cultural”, nace en la segunda quincena de mayo del año 1967, dos años después de que en 1965 la institucionalidad cultural lograse recuperarse gracias a la creación Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), órgano que auspició su aparición y continuidad.

Estrechamente ligados la una y el otro, tal vez valga la pena recordar que el INCIBA tuvo como primer presidente a la poetisa Lucila Velásquez y que alrededor de la iniciativa que permitió su surgimiento estuvieron Mariano Picón Salas en su concepción, Simón Alberto Consalvi en acciones programáticas puntuales y Guillermo Sucre en las áreas del libro y la lectura.

1. Lucila Velásquez (1928-2009) primera presidente del INCIBA y logo de la institución.

Como bien señala Antonio López Ortega en el texto “Un siglo de cultura venezolana”, que recoge las palabras que pronunció como pregón de la Feria del Libro del Oeste de Caracas, FLOC UCAB 2022, publicado  en el portal Prodavinci el 3 de diciembre de 2022, “Muy inteligentemente, el INCIBA fue un ministerio sin serlo: agrupó todas las instituciones culturales públicas bajo su seno, les dio direccionamiento y propósito; evitó la burocratización; y tuvo presupuesto propio, sin depender de ninguna instancia superior. Cuando revisamos hacia 1965 el desarrollo de la institucionalidad cultural en América Latina, se hace difícil encontrar en algún país hermano una iniciativa tan moderna como el INCIBA; en este aspecto, íbamos a la vanguardia. En el marco de esta feria del libro, conviene recordar las dos grandes realizaciones que en ese campo tuvo esta naciente institución: la primera, inolvidable, fundar Monte Ávila Editores, la gran editorial pública venezolana; y la segunda, de no menor nivel, crear la revista Imagen que, como su nombre lo indica, fue durante varias décadas seguidas el espejo de la cultura venezolana”.

2. Guillermo Sucre (1933-2021) y Esdras Parra (1939-2004) primeros dos directores de la revista Imagen.

Con esa responsabilidad, Imagen comenzó a circular bajo la dirección del poeta, traductor y crítico Guillermo Sucre con el apoyo siempre incondicional de Esdras Parra en la jefatura de redacción, corriendo la diagramación a cargo de Karmele Laizaola. Se lanzó con un inconfundible formato de 41,5 x 28 cms (medio folio) y se producía en el edificio Gran Avenida, Plaza Venezuela, ya hoy desaparecido. Su nombre con la letra «G» destacada en su escritura se convirtió desde entonces en su sello de identidad.

Su primer número que abarcó del 15 al 30 de mayo de 1967, importante año en el que se conmemoraba el cuatricentenario de la fundación de Caracas, recogió en la portada dos dibujos del gran artista plástico norteamericano Alexander Calder de quien, en páginas interiores, bajo el título “Calder sobre Venezuela” (que también acompañó los dibujos de la portada), se reprodujeron fragmentos de su autobiografía publicada el año anterior. Como todos sabemos, Calder, “inventor del móvil y precursor de la escultura cinética”, contribuyó de manera notable en la experiencia de síntesis de las artes llevada a cabo por Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas, realizando las “Nubes flotantes” combinación de arte y tecnología que hacen las veces de paneles acústicos en el interior del Aula Magna.

3. Editorial del nº 1 de la revista Imagen.

Con 24 páginas de valioso contenido y a un costo de Bs. 2,50, el nº1 de Imagen se inició con el texto “Presentación. Nuestro propósito”, editorial donde se exponían los objetivos del ambicioso compromiso que se emprendía desde el INCIBA, su perfil y sus características, de entre las que destaca la significativa escogencia del nombre. “La palabra IMAGEN da una noción bastante exacta de lo que queremos, del papel que aspiramos cumplir dentro del mundo cultural venezolano. Tarea, fundamentalmente, de diálogo y de comunicación de ideas; de expresión, de información crítica vivaz, de ponerse al día en todo cuanto al dominio de la Cultura ocurre o acontece en el mundo, no sólo en Venezuela, sino en toda América Latina donde hoy se experimenta una actividad artística extraordinaria hasta el punto que ya estamos mostrando mayoría de edad. Aunque esto resulte ambicioso, confesarlo abiertamente no indica sino nuestra disposición; al margen quedan las dificultades que puedan presentarse en el camino, sean materiales o de otro orden”.

Dicho lo anterior y luego de tomar conciencia del momento que transcurre, de la cercanía del fin de siglo y del avasallante avance de las innovaciones tecnológicas y sus implicaciones para con la actividad cultural y su divulgación, los editores señalan lo siguiente: “…queremos cumplir con IMAGEN una tarea de difusión, de comunicación, de información, de diálogo entendido en su mejor acepción. No existe en nuestro país un órgano con las características que quiere o aspira tener IMAGEN. Y el vacío que puede llenar es más que evidente. Un estudiante de artes plásticas, de música o de letras de Barcelona, Maracaibo o San Cristóbal, por ejemplo, no dispone de una información oportuna … sobre los hechos de Cultura (los hechos actuales), las ideas, los grandes libros, las grandes exposiciones pictóricas, los movimientos literarios o las más significativas experiencias o experimentaciones en las Artes o las Ciencias que se vienen llevando a cabo en América Latina. IMAGEN quiere ser, simplemente, la imagen y reflejo de todo esto”.

4. Páginas interiores del nº1 de la revista Imagen.

Para corroborar el reto asumido, el resto de aquel primer ejemplar lo ocuparon: “La versión inglesa de un poeta español. Rafael Alberti y sus imágenes” de Thomas Merton; “La sombre de tu sonrisa” de Jesús Alberto León”; “Lecturas de espacio y tiempo. Jorge Semprún: El largo Viaje” de Antonia Palacios; “Mateo Manaure. Suelos de mi tierra”; el suplemento nº 1 que, ocupando las páginas centrales (10-17), contenía el ensayo “La situación de la novela” de Julio Cortázar; tres páginas dedicadas a Jean-Luc Godard cuya filmografía había sido recientemente presentada en la Cinemateca Nacional, promoviéndose desde Imagen una polémica en la que participan Rodolfo Izaguirre (“Godard: La tenacidad de una confusión”), Roberto Guevara (“Godard: Un gusto amargo de libertad”) y Román Chalbaud (“Godard”); “Sábato. Una loca cabalgata” de Maurice Nadeau; “IV Bienal ‘Armando Reverón’” de Peran Erminy; “Araya. La sal de la tierra venezolana” de Georges Sadoul; Notas sobre “Araya” de Jean de Baroncelli y Pierre Billard; y las dos páginas finales dedicadas a noticias varias bajo el título de “Mesa redonda”, donde destaca la mención al avance del montaje del espectáculo audiovisual “Homenaje a Caracas” (que luego sería denominado como “Imagen de Caracas”) a ser inaugurado en julio con motivo de la celebración del cuatricentenario de la ciudad. El evento estuvo bajo la dirección artística de Jacobo Borges y se desarrolló dentro de un dispositivo ubicado en la avenida Bolívar a la altura de El Conde diseñado por Juan Pedro Posani.

5. Páginas interiores del nº1 de la revista Imagen.

Para el nº2 de la revista se ofrecía publicar un fragmento del libro Borges, el poeta “un interesante estudio de Guillermo Sucre sobre la poesía del escritor argentino que acaba de ser editado por la Universidad Autónoma de México”. Con esta segunda entrega los editores de Imagen empezaban a marcar claras distancias, por un lado, con los nacionalismos o el pintoresquismo literario, que todavía tenían tanta fuerza en Venezuela, y, por el otro, con el arte utilitario, que perdía su carácter crítico en favor de la recompensa o el éxito. Así, Guillermo Sucre consideró que Borges y la literatura que salió de él eran el ejemplo a seguir: El hecho concreto y significativo es que lo mejor de la literatura latinoamericana ha dado el salto: «ni realismo superficial, ni modelos o cánones del pasado, ni una mala conciencia de preocupación social. No por casualidad la obra de Jorge Luis Borges es la que ejerce influencia sobre los escritores de este continente», dirá Sucre.

6. Portadas de los números 6 y 19 de la primera etapa de Imagen.

En adelante, la concepción de la literatura que aparece en Imagen presentará un vínculo evidente con la que en ese mismo momento impulsaba la revista Mundo Nuevo en París, dirigida por Emir Rodríguez Monegal a quien Sucre conoció personalmente en agosto de 1967, con motivo de la celebración en Caracas del XIII Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana (IILI). También, Imagen dio cabida en sus páginas a los autores del boom, especialmente a Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa ya habiéndolo hecho en el primer número con Julio Cortázar.

En julio de 1968, Guillermo Sucre dejó su puesto de director de la revista en manos de Esdras Parra, quien hasta entonces había estado a cargo de editarla, y se fue a Estados Unidos, específicamente a la Universidad de Pittsburgh, para enseñar Literatura Hispanoamericana.

7. Colección de revistas Imagen correspondientes a su primera etapa.

El quincenario, dirigido primero por Sucre y luego por Parra entre 1967 y 1970, no dejó de aparecer con férrea puntualidad, dinámico diseño y gran rigor durante los más de 50 números (de 24 páginas cada uno) que constituyeron su primera etapa. En el lapso siguiente, bajo la dirección del poeta Félix Guzmán, la revista amplió su equipo de colaboradores y con ello creció en formato y páginas manteniendo por un tiempo la regularidad de su circulación quincenal, hasta que las condiciones que le habían dado origen desmejoraron notablemente, acompañadas de la entrada en crisis del hecho literario y del auge de la TV. Los menguados recursos por los que se luchaba desaparecieron, las deudas con las imprentas se abultaron y la revista comenzó a descontinuarse y variar su formato hasta desaparecer en 1977 habiendo alcanzado el número 99.

A partir de entonces Imagen sufrió una importante interrupción de siete años hasta noviembre de 1984 cuando es relanzada con periodicidad mensual desde el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC, ente que sucedió en 1975 al INCIBA), mostrando una nueva numeración comenzando con el nº 100-1, manteniendo su inconfundible formato de medio folio, papel bond y las mismas aspiraciones.

8. Algunos ejemplares de la segunda etapa de la revista Imagen bajo la dirección de Juan Calzadilla.

Con el número 100-1, comienzo de una nueva etapa, asumirá la dirección de Imagen el poeta Juan Calzadilla (acompañado una vez más por la siempre solidaria Esdras Parra y un Consejo de Redacción de lujo), imprimiéndole a la publicación carácter propio siempre dentro de la línea que desde 1967 se declaró. Calzadilla en la contraportada del nº 100-27 (febrero 1987) señalará cómo dentro de la misma tradición que identificó a la revista durante sus primeros diez años “… para los miembros del actual Consejo de Redacción es importante que se entienda la revista IMAGEN no sólo por lo que es y continuará siendo en adelante, sino también por lo que ha sido. (…) … (una) revista que por comprender el papel que le ha sido asignado, ha venido a representar la voz integradora y la plataforma que el dinámico presente está necesitando para el desarrollo de la cultura venezolana”.

Sin embargo, los tiempos cambian y si antes Imagen mostraba un sesgo marcadamente literario con vocación latinoamericanista, a partir de ahora se miraría más hacia el país y se daría cabida a otras disciplinas propias de la actividad creativa como es el caso del cine, las artes escénicas, la fotografía y la arquitectura con la intención firme de apoyarlas, fortalecerlas y ofrecerles un espacio para su divulgación.

Dentro de esta etapa en la que se producen cambios en el equipo encargado del diseño gráfico y en el consejo de redacción de la revista (con Calzadilla siempre a la cabeza) manteniéndose, sin embargo, el más alto nivel de los colaboradores que le daban vida a la publicación, vale la pena señalar los números 100-27 (febrero 1987), 100-39 (marzo 1988) y 100-47 (noviembre 1988) en los que se le abrió espacio a temas arquitectónicos.

9. Portadas de los números 100-27 (izquierda) y 100-47 (derecha) de Imagen.

El 100-27 recoge en la portada la celebración ese año de la VIII Bienal de Arquitectura y en su interior (página 39) el texto “La ciudad recobrada” de William Niño Araque, que luego con el mismo título formará parte de un extenso ensayo incorporado al catálogo del evento llevado a cabo entre febrero y marzo de 1987 en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En el número 100-39 se publica en tres páginas una “Conversación con Fruto Vivas” sostenida entre el maestro venezolano (Premio Nacional de Arquitectura en 1987), Zuleiva Vivas y William Niño Araque. En el nº 100-47 se le rinde homenaje a Carlos Raúl Villanueva. Con una fotografía del Maestro en la portada, acompañada de un dibujo Kees Verkaik de los bloques de El Silencio procedente de la publicación “Arquitecturas de Villanueva (Cuadernos Lagoven, 1978, textos de Juan Pedro Posani y fotografías de Paolo Gasparini), Imagen mostrará entre las páginas 18 y 27 los textos “El Villanueva nuestro” de Oscar Tenreiro, “Síntesis de las artes” (fragmento) de Carlos Raúl Villanueva, “Villanueva y la invención del trópico” y “Villanueva: una lección de creatividad estética y humana” de Enrique Larrañaga, así como parte de “El testimonio de Margot Arismendi de Villanueva”.

10. Revista Imagen. 1997 Año 30 nº 4 (izquierda) y 1998  Año 31 nº1 (derecha).
11. Revista Imagen. 2001 Año 34 nº 2 (izquierda) y 2005  Año 38 nº2 (derecha).
12. Revista Imagen. Nº 1-2 Extraordinario, Nueva Época, marzo 2011 (izquierda), nº 6 Nueva Época, primer semestre, año 2014 (centro) y nº 7 Nueva Época, segundo semestre, año 2015 (derecha).

Tras sufrir nuevos problemas que impidieron su continuidad y que produjeron un claro desorden en su numeración, comenzando el siglo XXI Imagen vuelve a sufrir otra interrupción, siendo relanzada en marzo de 2011 desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura con un número extraordinario que abarcaba los ejemplares 1 y 2, marcando una “nueva época”, en cuyo editorial, escrito por su director Gabriel Jiménez Emán, se expresaba lo siguiente: “En un espacio de por lo menos cuatro décadas, Imagen dio cabida a lo mejor de las expresiones de la cultura, afianzándose como una publicación de vanguardia en América Latina (donde) un vasto conjunto de creadores dejaron su huella … durante la segunda mitad el siglo XX, hasta que en la hora actual tiene la posibilidad de retomar esa misión. En esta ocasión trazará un vínculo y establecerá un diálogo con el imaginario profundo de nuestros pueblos. (…) Hemos aceptado el reto de relanzar Imagen y abrir esta segunda década del siglo XXI desde una óptica necesariamente distinta, que incorpore los cambios que se efectúan en el seno de la cultura popular en medio de terreno abonado por un proyecto socialista, que toma la voluntad de un pueblo para emanciparse, para independizarse de las ideologías que lo ataban a esquemas culturales anquilosados y a formatos colonizadores y dependientes, para forjarse un presente con identidad propia y un futuro más esperanzador, en diálogo fértil con el pueblo creador y trabajador”.

Luego de este impetuoso arranque, en el que también se incorporaron retoques en la grafía del nombre de la publicación, sólo hemos podido rastrear la salida de hasta 7 números de Imagen (hasta noviembre de 2015), no existiendo una forma fácil de accederle. Desconocemos, por tanto, si continúa circulando.

Según López Ortega, Imagen como revista cultural “se abrió hacia la contemporaneidad del mundo y también nos trajo esa contemporaneidad a casa”. Y añade “no hubo en Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX revista más importante y más influyente que Imagen: fue el espejo que nos devolvía el rostro que hoy tenemos”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 3, 4 y 5. https://icaa.mfah.org/s/es/item/1168300#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-1451%2C83%2C4551%2C2550

  1. https://mariasolaeche.wordpress.com/2010/12/03/lucila-velasquez/ y https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:INCIBA_Logo.png

2. https://www.elnacional.com/papel-literario/guillermo-sucre-la-libertad-y-la-cordura/ y https://digopalabratxt.com/2016/11/06/5-ocho-poemas-de-esdras-parra-merida-1939-caracas-2004/

6. https://www.iberlibro.com/revistas-y-publicaciones/Revista-Imagen-Quincenario-Arte-Literatura-Informacion/30370178903/bd#&gid=1&pid=3

7. https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-885713673-imagen-revista-arte-literatura-cultura-lote-47-nros-caracas-_JM

8, 9, 10 y 11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

12. https://es.scribd.com/document/179679573/Revista-Imagen-1-y-2-Web, https://www.yumpu.com/es/document/view/50513438/imagen-revista-latinoamericana-de-cultura-n-6-primer-semestre-2014 y https://issuu.com/latintainvisibleeditores/docs/imagen_7_2015