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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 453

En nuestro interés por ir reconstruyendo una cronología de los concursos de arquitectura realizados en Venezuela a lo largo del siglo XX, nos hemos topado con un caso que desconocíamos y del que, luego de intentar documentar con suficiente consistencia, debemos reconocer que nos hemos quedado cortos en el intento.

Se trata de la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Caracas (hoy Colegio de Abogados del Distrito Capital) ubicado en la avenida José Antonio Páez de El Paraíso frente al Instituto Pedagógico de Caracas.

Sea como sea, quizás valga la pena recordar que, aunque el ejercicio del derecho en nuestro país se remonta a la época de la colonia, fue muy lento el proceso transcurrido entre el momento que comenzó a ser necesaria la presencia de hombres versados en leyes y la creación, establecimiento y difusión de Audiencias y Cancillerías Reales, a las cuales pudieran recurrir las partes en apelación cuando se sintieran lesionadas por sentencias y disposiciones de los alcaldes o corregidores.

1. Vista del Palacio de la Real Audiencia de Santo Domingo, también conocido como el Museo de las Casas Reales, en la Ciudad Colonial, en Santo Domingo, República Dominicana.

Si bien la autorización para ejercer el derecho en América se inicia a partir de la creación en las Indias de los Tribunales denominados Reales Audiencias (siendo pionera la Real Audiencia de Santo Domingo abierta en 1511 a la que siguieron la de México en 1527, la de Panamá en 1527, la de Lima en 1542, la de Santa Fe en 1549), y que la primera universidad en otorgar títulos académicos de abogados fue la establecida también en Santo Domingo en 1538, en Caracas hubo que esperar hasta la transformación del Colegio-Seminario de Santa Rosa de Lima en la Universidad Real y Pontificia de Caracas el 22 de diciembre de 1721 para que comenzara a dictarse formalmente la carrera de derecho canónico junto a filosofía, teología y medicina siendo la de Leyes una de las nueve Cátedras con las cuales la Universidad comenzó a funcionar. Sin embargo, hay que precisar que con la apertura el 16 de agosto de 1716 de una Cátedra de Instituta o Leyes en el propio Seminario de Santa Rosa de Lima bajo la dirección del licenciado Antonio Álvarez de Abreu ya se había dado el primer paso para instruir a los jóvenes del país en el conocimiento jurídico.

2. Palacio Municipal de Monjas a San Francisco. Postal circa 1930. Lugar donde estuvo ubicado el Colegio-Seminario de Santa Rosa de Lima.

Por otro lado, dado que la creación de la Real Audiencia de Caracas no se produjo hasta 1786 (nueve años después de la creación de la Capitanía General de Venezuela), los primeros abogados obtuvieron su licencia para ejercer en Santo Domingo y de Santa Fe, principalmente, por ser las instituciones más cercanas.

3. Retrato de Antonio José Álvarez de Abreu, atribuido a Antonio González Ruiz. Museo de Parthenay (Francia).

Con respecto al momento en que los profesionales del derecho se empiezan a establecer como gremio, la referencia que se tiene remite a 1788 como el año cuando se instaló el Colegio de Abogados de Caracas, tras la necesidad de una organización que representara a los juristas en Venezuela y facilitara la administración de justicia, existiendo ya para entonces un buen número de profesionales ejercían su labor en las luchas tribunalicias tanto en la capital como en el interior de la Capitanía General, algunos de ellos, inclusive, formando parte del cuerpo docente de la ya mencionada universidad.

4. Miguel José Sanz (1756-1814). Abogado, político y periodista venezolano considerado una de las figuras influyentes en los inicios del proceso de la independencia de Venezuela. Entre 1790 y 1793 fue secretario y decano del Colegio de Abogados de Caracas.

Luego, de acuerdo con el texto titulado “El Colegio de Abogados Historia en Venezuela” (https://es.scribd.com/document/654058535/EL-COLEGIO-DE-ABOGADOS-HISTORIA-EN-VENEZUELA), “el año de 1797, a raíz del abortado movimiento revolucionario de Gual y España, se forma la Compañía de Abogados y Pasantes que se ejercitaban en la Plazuela de San Jacinto para defender al régimen colonial de España. Y era común mirar a aquellos personajes -ya maduros- como Francisco Espejo, Tomas Hernández Sanabria, Juan Agustín Arnal, el Doctor Agustín de la Torre, notable jurista y rector de la Universidad, dirigirse al sitio de reunión con su fusil al hombro y espada de mano, acompañados por un esclavo ‘de a pie’”.

5. Esquina de Las Monjas vista desde la Plaza Bolívar en Caracas. Fotografía tomada a comienzos del siglo XX.

Durante muchísimos años, el Ilustre Colegio de Abogados de Caracas careció de sede propia. “En la época colonial las reuniones se efectuaban en la casa de habitación de los señores Decanos. En el siglo XIX, en plena era republicana, tenían lugar en diferentes sitios. (…) Cuando a principios de la pasada centuria el gobierno del General Cipriano Castro construyó en la esquina de Las Monjas un edificio para sede de los Tribunales, llamado por ello entonces Palacio de Justicia, y es hoy dependencias del que fuera el Consejo Municipal del Distrito Federal, allí se le dio al Colegio de Abogados un salón en el cual funcionó hasta 1928. A partir de ese año, por cuestiones políticas, la Institución permaneció inactiva, hasta el año de 1936”, cuando reinició sus labores en el mismo local.

La creación de nuevos Tribunales y la necesidad de espacio en aquella sede llevó a desplazar la sede del Colegio a diversas casas tomadas en arrendamiento: “primero una entre las Esquinas de San Francisco y Pajaritos y luego otra entre las Esquinas de Salvador de León y Socarrás, donde más tarde se construyó la sede de lo que fue el Banco Agrícola y Pecuario. Entre tanto, los Doctores Alonso Calatrava, Numa Quevedo y Carlos Eduardo Stolk, cuando respectivamente ejercieron la Presidencia del cuerpo, lograron éxito en las gestiones realizadas en el sentido de conseguir sede propia para la Corporación”.

6. Aspecto que presentaba la esquina de Piñango en la parroquia Catedral, a fines de los años 40’s.

Las gestiones cristalizan cuando en 1939 el Gobierno Nacional, presidido entonces por el General Eleazar López Contreras, donó al Colegio una casa situada en Caracas, entre las esquinas de Piñango y Llaguno (sobre la avenida Norte 6), dedicándose las Juntas Directivas de turno a recolectar fondos entre los asociados para iniciar la construcción del anhelado edificio.

7. Detalle del «Plano de Caracas y sus alrededores» de 1946 publicado por ESSO donde el punto azul indica la ubicación del terreno donado para la construcción del Colegio de Abogados.

Finalmente, a instancias del Dr. César González, el Gobierno Nacional, presidido por el General Isaías Medina Angarita, donó al Colegio un terreno situado en la prestigiosa urbanización El Paraíso sobre la avenida José Antonio Páez muy cercano al Hipódromo (inaugurado en 1908), al Liceo Caracas (Cipriano Domínguez, 1936-1939) y la sede de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (1931) y donde también ya habían sido construidos como sedes sociales el Club Paraíso (Alfredo Jahn López, 1921-1928) y el Club Venezolano Alemán (Carlos Guinand Sandoz, 1935). El Gobierno además “autorizó la venta de la casa donada por el Gobierno del General López Contreras, con facultad para invertir el producto de esa venta en la edificación de referencia. Encaminada la operación, se logró el precio de noventa mil bolívares. (Bs. 90.000,00)”.

8. Dos vistas de la fachada del edificio del Colegio de Abogados de Caracas en la actualidad.
9. Izquierda: escultura de Miguel José Sanz (1756-1814) realizada por Pietro Ceccarelli. Derecha: Busto de Cristóbal Mendoza, abogado y primer presidente de Venezuela.

Es justamente en el documento que hemos consultado a través de internet donde se destaca que con el dinero obtenido la Junta Directiva elegida en 1942 toma la iniciativa de llevar adelante la realización del proyecto a construirse en El Paraíso, para lo cual “abrieron un certamen entre los ingenieros y arquitectos del país, el cual fue ganado por el Arquitecto Doctor Camilo Arcaya. Procediéndose luego a la colocación de la primera piedra y a dar comienzo a la obra bajo la dirección del dicho Dr. Arcaya”.

10. Acceso y hall de llegada del edificio sede del Colegio de Abogados de Caracas.

La propuesta de Arcaya consistió en desarrollar una sobria edificación de una planta cuyo limpio frente hacia la avenida Páez, en el que destaca el acceso y junto a él una escultura del destacado jurista Miguel José Sanz (1756-1814) realizada por Pietro Ceccarelli y un busto de Cristóbal Mendoza (también abogado y Primer Presidente de Venezuela), fue resuelto adoptando con sobriedad un lenguaje que remite al clasicismo usualmente utilizado en edificaciones que han fungido de sedes de instituciones ligadas a la impartición justicia. El programa contemplaría la presencia de las oficinas del gremio, un auditorio, áreas reuniones y una zona recreativa con sus respectivos servicios que cubriría las necesidades propias de un club social.

11. Edificio sede del Colegio de Abogados de Caracas. Auditorio.

De resto, como ya insinuáramos al comienzo de la nota, no poseemos más información sobre los entretelones del Concurso (jurado, participantes, plazos, etc.). Sólo sabemos que el edificio se concluyó en 1945 y que “la obra costó la cantidad de ciento ochenta y nueve mil quinientos ochenta y tres bolívares con ochenta céntimos de bolívar (Bs. 189.583,80) incluido el mobiliario nuevo. Tal precio se cubrió con los noventa mil bolívares, producto de la venta de la casa situada de Piñango a Llaguno; con las contribuciones extraordinarias de varios miembros del Colegio; y con setenta mil bolívares obtenidos en calidad de préstamo de la Compañía Anónima de Seguros ‘La Nacional’, gracias a las gestiones realizadas por los miembros de la Junta Directiva de entonces a través del Doctor Néstor Luis Pérez”.

También hemos conocido que “el acto de inauguración del inmueble y de la toma de posesión de la nueva Junta Directiva tuvo lugar el 30 de diciembre de 1945, a las once de la mañana”.

12. Edificio sede del Colegio de Abogados de Caracas. Vistas de las áreas recreativas.

Pasaría de esta manera a tener el tercer más influyente gremio su propia sede luego de que se construyera entre 1939 y 1941 la del Colegio de Ingenieros de Venezuela en el sector Santa Rosa aledaño al parque Los Caobos (ganado también por concurso y proyectado por Luis Eduardo Chataing), siendo seguida por la del Colegio de Médicos del Distrito Federal sobre la Plaza Las Tres Gracias en 1956 diseño de Diego Carbonell.

13. Camilo Arcaya como presidente del CSB y José Antonio Ron Pedrique como director técnico. Proyecto de Centro Cívico para la Avenida Bolívar de Caracas. Centro Simón Bolívar. Desarrollo integral. Plan de obras y financiamiento, Caracas, 1961.

En cuanto al ingeniero venezolano Camilo Arcaya, ganador del concurso y proyectista de la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Caracas, sabemos que destacó principalmente por su papel como presidente del Centro Simón Bolívar (CSB) dentro de la Junta Directiva nombrada en 1959. Durante su gestión se decidió constituir una Comisión de Estudio integrada por calificados ingenieros, arquitectos y economistas, que se abocaron a realizar los estudios necesarios para determinar el uso racional de las áreas que componían el acervo de la Compañía ubicadas sobre el eje de la avenida Bolívar. Resultado de ello fue la presentación pública el mes de enero de 1961 por parte de Arcaya y del arquitecto José Antonio Ron Pedrique (director técnico del CSB y coordinador de un amplio equipo interdisciplinario) de la propuesta que sirvió de base para la elaboración del Proyecto Definitivo del Centro Cívico de Caracas.

14. Izquierda: La avenida José Antonio Páez frente al edificio del Colegio de Abogados. Derecha: Vista del Instituto Pedagógico de Caracas desde el edificio del Colegio de Abogados.
15. Entorno actual y localización del edificio del Colegio de Abogados.

Desde su puesta en servicio hasta nuestros días el entorno donde se construyó en 1945 la sede del Colegio de Abogados ha sufrido severas transformaciones, principalmente a raíz de la construcción del ramal norte sur del distribuidor La Araña que conduce al Cementerio y El Valle. La ampliación del Instituto Pedagógico de Caracas y su conversión en Universidad Pedagógica Experimental Libertador, importante vecino ubicado frente a la obra que nos ha ocupado, es sin duda una dramática representación del nefasto efecto producido por la autopista sobre la zona donde el sencillo y severo edificio del Colegio de Abogados, con modestia, puede considerarse como referencia.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Globovisión (https://globovision.com/article/colegio-de-abogados-de-caracas-reconocio-la-trayectoria-de-sus-agremiados)

1. La América Española (https://laamericaespanyola.com/2019/06/25/reales-audiencias-americanas/)

2. REDpatrimonio.VE (https://www.redpatrimonio-ve.com/forum/publicaciones/la-capilla-del-antiguo-seminario-de-santa-rosa-de-lima-de-caracas-vientre-bendito-de-la-patria)

3. Wikipedia. Antonio José Álvarez de Abreu (https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Jos%C3%A9_%C3%81lvarez_de_Abreu)

4. Cámara de Caracas (https://camaradecaracas.com/la-camara-caracas-y-sus-historias/por-aqui-pasaron/sanz-el-licurgo-venezolano/)

5. @micaracasantigua (https://www.instagram.com/p/CdSB0t9tjhg/)

6. La Caracas Inolvidable (https://www.facebook.com/groups/586879391415561/posts/4966984890071634/)

7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

8 y 9. @elgallego33 (https://www.instagram.com/p/DLP352Lsh60/?img_index=1)

10, 11 y 12. @ilustrecolegioabogadoscaracas

13. Colección Crono Arquitectura Venezuela; y Entre lo cierto y lo verdadero (https://oscartenreiro.com/2013/12/28/una-pequena-historia-necesaria-ii/)

14. Ilustre Colegio de Abogados de Caracas (https://www.google.com/maps/place/Ilustre+Colegio+de+Abogados+de+Caracas/)

15. Capturas de Google Earth

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 375

Durante la década de 1950, dentro del particular impulso dado al desarrollo de edificaciones destinadas al ocio, el disfrute, el descanso y la recreación, resalta una tipología que proveyó a determinados grupos humanos de funciones complementarias que les permitieron paliar las carencias de contacto, tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificultaba cada vez más: los clubes sociales.
Una variante de estos establecimientos la constituyeron los organizados en torno a la procedencia desde alguna región del país o del mundo, tanto de quienes los promovieron como de los que se asociaron para que ello cuajara. Así, gallegos, italianos, asturianos, vascos, catalanes, lituanos y también apureños, margariteños, tachirenses, guariqueños o sucrenses comenzaron ocupando primero muchas casonas o locales de Caracas y luego, algunos de ellos, terminaron adquiriendo las instalaciones de tradicionales clubes sociales caraqueños o edificando sedes propias.

1. Izquierda arriba: Club Alemán, Carlos Guinand Sandoz (1935). Izquierda abajo: Centro Vasco de Caracas, Miguel Salvador Cordón (1950). Derecha: Casa de Italia, Doménico Filippone (1958)

Un somero repaso a lo mencionado permite detectar cómo, por un lado, el Hogar Canario se ubicará en el Club Paraíso (1923-1933), la Hermandad Gallega comprará el antiguo Club Casablanca en Maripérez (1946), o el Centro Catalán hará otro tanto con el Club Los Palos Grandes (1933); por el otro, dentro de los edificios de nueva planta, Carlos Guinand Sandoz diseñará en 1935, en El Paraíso, el Club Alemán en claro tono de clasicismo académico; Miguel Salvador Cordón proyectará en 1950, también en El Paraíso, el Centro Vasco de Caracas mirando hacia la arquitectura vernacular de esa región ibérica; y Doménico Filippone, con rasgos definitivamente modernos y particularmente corbusianos, levantará en 1958 en La Candelaria la Casa de Italia.

2. Izquierda: Casa Monagas, Vegas & Galia, (1954). Derecha: La Concha del Club Táchira, Fruto Vivas (1955).

Hay, sin embargo, dos interesantes planteamientos que conjugan sendas interpretaciones desde lo contemporáneo de lo que puede ser la imagen de un club regional: la Casa Monagas encargada a Vegas & Galia y el Club Táchira a Fruto Vivas. Es a la primera a la que dedicaremos la nota de hoy.

La Casa Monagas, como su nombre lo indica, tenía como propósito servir de punto de encuentro a los oriundos de este estado oriental del país residentes en Caracas, y a todos aquellos que desde esa localidad se acercaran a la capital. Su reducido programa, que derivó en una construcción de sólo 400 m2 cuyo costo de obra se estimó en Bs. 230.000, le otorgaba una escala familiar que se acoplaba muy bien a la zona residencial donde se debió insertar y que los arquitectos intentaron preservar sin perder de vista la necesidad de generar una imagen memorable. El terreno de 2.000 m2 se encontraba ubicado en un pequeño valle en la parte alta de la urbanización Las Acacias, en un recodo de la avenida Nicaragua.

Así, el partido adoptado parte de la resolución de las áreas que integran el programa en dos volúmenes intersectados conformando una «L», que a su vez envuelve un patio abierto hacia el que es posible expandir las actividades del edificio ubicadas en la planta baja. El cuerpo principal orientado norte-sur, que le da a la obra un atractivo aspecto sirviendo de remate a la calle donde se encuentra, se concibe como un solo espacio flexible cubierto por una superficie ondulada cuya forma se origina de la intención de seguir el dictamen del paisaje que lo rodea, tal y como lo ilustra el croquis que engalana nuestra postal del día de hoy.

3. Planta baja y vista aérea desde el noreste de la Casa Monagas en fechas cercanas a su apertura.
4. Fachada oeste (arriba) y corte por el volumen secundario (abajo).

El volumen secundario, perpendicular al anterior, es un paralelepípedo recto de un solo piso que penetra en el principal creando una mezzanina interna y sobresale hacia el sur para definir el acceso mediante un pequeño balcón. Hall de llegada, vestíbulo y sala de juegos están contenidos en el espacio único del volumen principal correspondiéndose los dos primeros con la ondulación mayor de la cubierta (punto de intersección) y el tercero con la ondulación menor. Bar-restaurant, cocina y dependencias de servicio se ubican en el cuerpo secundario cuyo techo plano es aprovechado como terraza de expansión hacia el norte.

De esta pequeña edificación vale la pena resaltar varios aspectos. El primero es su fuerza volumétrica a pesar de la sencillez del esquema que lo origina, basada en la adopción del tema de una cubierta en forma de “M” que parece nacer de la misma tierra. Calculada por el ingeniero Johannes Johanson, con quien los arquitectos ensayaron un interesante sistema estructural de pequeñas viguetas huecas que permitían grandes luces sin apoyo, el resultado permitió desarrollar una planta lo suficientemente libre muy acorde con la función que albergaba.

5. Dos fotografías de Paolo Gasparini de la fachada principal (sur) de la Casa Monagas (izquierda y derecha arriba). Iglesia de San Francisco de Asís que forma parte del proyecto urbano de Pampulha, Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil, de Oscar Niemeyer (abajo derecha).

El segundo es el carácter vernáculo que le otorgan la utilización de la piedra y el ladrillo a un planteamiento espacial y estructural absolutamente modernos, por lo que muy bien le cabría el calificativo de orgánico. Organicidad que se ve reforzada adicionalmente por su actitud ante el paisaje, por el uso equilibrado de la geometría propia de las superficies curvas en contraste con la línea recta, y por la manera como es resuelta la aproximación al edificio rompiéndose con toda tentación unidireccional que su composición podría sugerir, multiplicando los ángulos bajo los cuales puede ser apreciado y jugando al engaño en cuanto a la aprehensión real de su escala.

Afirmar que este club se trata de un edificio «monaguense» a no ser, como jocosamente solía comentar José Miguel Galia, por la «M» que su ondulada cubierta insinúa, no conduce a ningún lado. De ello se percataron sus proyectistas quienes prefirieron llevar a cabo una exploración en la que le dieron cabida, tal vez como en ninguna otra obra suya, al tema de la caracterización dentro de una tipología que así lo permitía. La combinación de casa con recreación en este sentido está totalmente lograda gracias, además, a su integración armónica a la vez que contrastante con el entorno, al manejo de la luz y la ventilación naturales, y a la utilización de una solución tecnológicamente experimental en concreto armado muy a tono con los años que se vivían. Cualquier relación con Pampulha no es casual: su influencia gravitaba en la oficina de Vegas & Galia en aquel momento. Lo que si es realmente novedoso es haber logrado fusionar con gran talento dos de los temas manejados en el ejemplar conjunto de Niemeyer: la expresividad de la Capilla y el programa de un club social.

6. Vista aérea actual donde se aprecia la ubicación de la Casa Monagas en la urbanización Las Acacias (izquierda). Zoom que permite detectar las intervenciones que se le han hecho al edificio.

Alberto Sato en José Miguel Galia. Arquitecto (2002) insiste en la condición doméstica de la Casa Monagas y la emparenta no sólo con la arquitectura brasileña sino también con la propuesta para el «Concurso internacional para el diseño de una quinta en un terreno con pendiente en Colinas de Bello Monte», promovido por Inocente Palacios y ganado por Galia en 1951, por la manera como se abre a las vistas hacia el norte a través de superficies acristaladas, tamizadas por el sinuoso muro calado hacia el sur. Además, la disposición de los dos volúmenes cruzados adoptados como esquema en planta remite, según Sato, a algunas quintas realizadas por Vegas & Galia en la época.

La condición excepcional que tiene esta pequeña edificación dentro de la estética racionalista característica de Vegas & Galia, oficina que entre 1951 y 1958 logró acumular 35 proyectos y 26 obras construidas, no hace sino confirmar la solidez con que en dicha firma se hicieron presentes, como bien ha sintetizado Sato, “la normativa urbana, la tipología edilicia, el dispositivo ambiental, los materiales constructivos de las edificaciones, los detalles y acabados con la maestría de quienes, por la vía de un riguroso profesionalismo, han dado verdaderas lecciones de arquitectura”.

Hoy, despiadadamente intervenida por quienes en el tiempo se vieron en la necesidad de ampliar sus instalaciones aprovechando el terreno donde se ubica, la Casa Monagas, totalmente desfigurada, difícilmente puede ser reconocida luego de que en nuestra retina quedaran plasmadas las estupendas fotos realizadas por Paolo Gasparini en las fechas próximas a su apertura en 1954.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. LOS SIGNOS HABITABLES. Tendencias de la Arquitectura Venezolana Contemporánea, Catálogo de la exposición, 1984

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela, https://www.minube.com/rincon/centro-vasco-de-caracas-_-eusko-etxea-caracas-a3685452#gallery-modal y González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

2. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Club_Tachira_Caracas.jpg

3 y 4. Alberto Sato, José Miguel Galia. Arquitecto (2002)

5. Architectural Design, Volumen XXVI, febrero 1956 y https://es.wikiarquitectura.com/edificio/iglesia-san-francisco-de-asis/388681064963b879ad4da92bed3274bd/

6. Capturas de Google Earth

¿SABÍA USTED…

…que en 1908 es fundado el Club Paraíso?

1. Vista norte del Club Paraíso en los años 30 del siglo XX.

La aparición y evolución de los clubes sociales en la ciudad de Caracas, reseñadas de forma amena por Alberto Veloz en “El club social: un alto en la cotidianidad donde se fraguan historias”, artículo aparecido en El Estímulo el 21 de julio de 2020 (https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/), están estrechamente ligadas a la primera expansión de la ciudad hacia el suroeste iniciada a finales del siglo XIX que dará origen a la urbanización El Paraíso. Allí, durante la primera década del siglo pasado se sentarán las bases del primer gran centro de reunión de la burguesía caraqueña que llevará su nombre.

2. El Club Venezuela, ubicado en la esquina de Mijares.

Heredero de una saga de lugares de esparcimiento que empezaron a nacer de la necesidad de compartir intereses comunes, intercambiar ideas, tener nuevos afectos y cordializar amigablemente, cuya primera manifestación Veloz ubica en 1841 cuando en el diario El Venezolano apareció un curioso aviso convocando a participar en los salones de “La Tertulia”, y que será continuada por el Club “Unión” (luego redenominado como Club “Concordia”) y más tarde por el Club “Venezuela”, todos situados en el casco central de la capital, el Club Paraíso se gesta por iniciativa del general Alejandro Ibarra Rivas, “hombre culto, refinado, amigable y dado a la vida social estaba casado con Elena Russell, hija de Thomas Russell, jefe de la Misión Diplomática de los Estados Unidos”.

La familia Ibarra Russell, que vivía en una casa de dos pisos de Conde a Piñango, se mudará posteriormente a una casona situada en la colina de Los Laureles, al final de la avenida El Paraíso (hoy avenida Páez) frente a la Plaza de la República (actual Plaza Madariaga), que una vez adquirida Ibarra pondrá por nombre “Monte Elena” en honor a su esposa.

3. Ubicación de la quinta «Monte Elena» en un detalle del Plano de Caracas de 1906 de
Ricardo Razetti.

“Monte Elena”, que ya aparece registrada en Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1906 como una de las primeras casas construidas en la urbanización, será refaccionada por Ibarra tanto en su interior como en sus áreas abiertas. “Sembró árboles y dispuso de bellos jardines. Aprovechó que por el medio pasaba una acequia y con piedras mandó hacer una pequeña cascada. Igualmente construyó unos bancos para sentarse con el fin de disfrutar los atardeceres y el benigno clima de la zona”, lo cual la convirtió en un lugar que empezó a ser frecuentado por los paseantes dominicales que visitaban la zona.

“Una tarde del año 1908, en medio de la concurrencia espontánea, al general Ibarra se le ocurrió que era el momento de formar un club social. Cedió parte de su terreno entre Monte Elena y Los Laureles, para que se reunieran los primeros amigos que se manifestasen a favor de conformar el nuevo centro. Así nació lo que de ahora en adelante se llamará Club Paraíso”, apuntará Veloz. En dicho terreno se construiría una pequeña casa que se puede considerar como su primera sede.

Una vez constituido, la primera presidencia del club “lógicamente recayó en el general Alejandro Ibarra y entre los socios se encontraban Miguel Antonio Castillo Plaza, Oscar y Nicomedes Zuloaga, Antonio José Castillo, Gustavo Machado Morales, Eduardo Travieso Paúl, Mercedes Pietri, Sofía Valentiner, Gustavo Sanabria, Bernardino Ruiz Miranda”.

4. Izquierda: Parque Los Samanes, terreno donde se construirá la sede del Club Paraíso, señalado en un detalle del Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1929. Derecha: El Club Paraíso ya construido, registrado en el Plano de Caracas Monumental de Ramón Sosa de 1936.

Ante el aumento del número de afiliados y la necesidad de hacer crecer sus instalaciones recreativas, la directiva decide adquirir a la familia Zuloaga el parque Los Samanes, un lote de terreno de 28 mil metros cuadrados al este de la avenida Santander (próximo al Hipódromo), ocupado antiguamente por un pequeño lago, donde se construirá la nueva sede del club. El centro social abriría sus puertas en 1924 una vez concluida la construcción de la que cronológicamente puede llamarse su segunda casa-club, diseñada junto a las áreas exteriores en 1923 por el ingeniero Ricardo Razetti (1868-1932), proyecto que había sido seleccionado entre varias propuestas presentadas a concurso por adaptarse a la frondosa vegetación del lugar y por su razonable costo de construcción. La planta, una perspectiva y una descripción de la edificación, de rasgos decididamente neohispanos, fueron publicados en la Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923) con el título “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”.

5. Planta del proyecto del Nuevo edificio para el «Club Paraíso», Caracas, Ricardo Razetti, 1923.
6. Logo del Club Paraíso (izquierda). Removedor y pincho (derecha).

Del texto descriptivo que acompaña la reseña se concluye que el proyecto de Razetti incluía: “Una terraza abierta, bajo los árboles, dedicada a salón de baile, con kioskos laterales, uno de ellos para música, y el otro reservado a la escalera. En el centro se ha dejado un gran espacio engranzonado, en figura elíptica, para el servicio de mesas de té, etc. El propio edificio contiene locales, que más tarde pueden fácilmente ensancharse, para botiquín, toilette de damas y de caballeros, sala de billar, baños, departamentos sanitarios, cocina, departamento para el servicio, etc. Los vehículos tendrán su entrada y su salida especiales por avenidas que conducen hasta el propio edificio. Fuera del lugar de las construcciones descritas, se establecerán departamentos destinados a canchas de tennis, piscinas para natación y otros sports modernos”.

7. Dos imágenes del Club Paraíso ampliado en 1933 según proyecto de Alfredo Jahn
López. Fachada oeste (arriba) y vista panorámica (abajo)

El club, apremiado nuevamente por la necesidad de ampliar sus instalaciones, concluye en 1933, en conmemoración de sus veinticinco años, la tercera y última sede proyectada por el arquitecto Alfredo Jahn López (1895-1940).

La ampliación de Jahn, adaptada a las condiciones de crecimiento previstas por Razetti, se mantuvo apegada a un estilo neohispánico y mudéjar con reminiscencias de la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Es de dos plantas y está flanqueada por dos torres de tres pisos. Como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “El acceso está enmarcado por un volumen sobresaliente con una cubierta a dos aguas, que protege la entrada de los vehículos que se realiza por una rotonda. Sobre su fachada se evidencian elementos arquitectónicos del eclecticismo caraqueño (arcos de estilo mudéjar de medio punto con falsos almohadillados, balaustradas y molduras, con diseños inspirados en la naturaleza, que se reflejan tanto en las cornisas como en los vanos de puertas y ventanas). El programa cuenta con una biblioteca, un ‘Salón de los espejos’, restaurante, salón y el patio central, definido por un corredor perimetral cubierto, soportado por columnas de pequeñas proporciones realizadas en concreto martillado de fuste liso, sobre las cuales se apoyan arcos extendidos desde su base en sentido vertical”.

Desde 1928 en adelante, el Club Paraíso se convirtió, junto a su contemporáneo Caracas Country Club, en uno de los dos centros sociales más importantes de la ciudad. Su gran patio central rodeado de una bien proporcionada arcada y corredores que conducían al bar, el comedor y al gran salón de baile lo convirtieron en el lugar de las fiestas más suntuosas y alegres que se dieron en la Caracas de aquel momento. “Decir Club Paraíso era pensar en diversión, deportes, encuentro con los amigos, días de piscina y juegos. Los caballeros en el dominó y las señoras en tardes de romy, panguingue, continental, canasta uruguaya en compañía de té y bebidas varias”, complementará Alberto Veloz.

8. Vista aérea del Hogar Canario Venezolano (izquierda) y aspecto actual del
acceso a la casa-club (derecha).
9. Vista de la piscina del Hogar Canario Venezolano.

“Con el cambio urbanístico y el desplazamiento de la mayoría de sus socios hacia zonas más valoradas en el este de la ciudad, aunado a que El Paraíso perdió su encanto de urbanización elegante y señorial, comenzó la decadencia de uno de los mejores clubes de la capital. La última junta directiva decidió poner en venta sus instalaciones, cerrándose un ciclo de esplendor de la sociedad caraqueña. (…) El 23 de julio de 1970, la señorial casona del Club Paraíso pasó a ser la sede del Hogar Canario Venezolano, lo que significa que está en buenas manos. Los canarios, pueblo honrado y trabajador han sabido conservarla y respetar su estructura con muy leves cambios para su mejor confort y funcionamiento”. La piscina, conserva aún el logo del antiguo centro social, el cual es repetido en los suelos en el interior.

10. Ricardo Razetti (izquierda). Cuartel de Infantería Sucre, Maracay, 1921 (derecha).

Nota
Ricardo Razetti, ingeniero, arquitecto y cartógrafo caraqueño, de acuerdo a la nota biográfica elaborada por Irma De-Sola Ricardo para el Diccionario de Historia de Venezuela (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/r/razetti-martinez-ricardo/), “realizó más de 10 planos de Caracas entre 1897 y 1929. Son una minuciosa muestra de la historia y registro del progreso de la ciudad. Preocupado por el mejoramiento del aspecto físico y el armonioso desenvolvimiento de las edificaciones públicas y privadas, en una época en la cual no se hablaba de planificación, presentó al Colegio de Ingenieros de Venezuela sus Notas para el código de construcciones en lo relativo al alineamiento de las construcciones en la vía pública (7.2.1898), donde recomendaba que cada población debía tener «un Plano General de Alineamiento». Editor y administrador del diario La Restauración Liberal (1903), presentó ante el Concejo Municipal del Distrito Federal un proyecto de modificación de los linderos de las parroquias (18.8. 1910), señalando estos por el centro de las calles o avenidas, en vez de por los accidentes geográficos del terreno, como se hacía anteriormente, lo cual propiciaba conflictos, pues se daba el caso de que una edificación estuviera construida entre 2 parroquias. La proposición fue aceptada el 20 de diciembre de 1910 y se le autorizó para incluir esas modificaciones en el nuevo plano de Caracas que estaba por publicar. Como ingeniero, proyectó y realizó, entre otros, el cuartel de Maracay y la clínica Luis Razetti, situada en la avenida Este 2 de Caracas. En 1916, dibujó el Mapa físico y político de Venezuela”. También participó junto a Alejandro Chataing en la construcción del Arco del Triunfo del Campo de Carabobo e hizo el proyecto del Ateneo de Maracay, por citar sólo otras dos de las numerosas obras en las que intervino.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 7. http://mariafsigillo.blogspot.com/2013/02/bodas-de-plata-del-club-paraiso-1908.html

2 y 6. https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/

3. http://guiaccs.com/planos/la-busqueda-de-el-paraiso/

4. https://guiaccs.com/planos/ultimo-plano-de-razetti/ y https://guiaccs.com/planos/de-pueblo-ciudad-caracas-monumental/

5. “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”, Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923)

8. Google Earth y http://guiaccs.com/obras/club-paraiso/

9. https://www.flickr.com/photos/erick-rebaya17/11473833104

10. Colección Crono Arquitectura Venezuela

¿SABÍA USTED…

… que en 1958, hace ya 60 años, se termina la construcción de la Casa de Italia en Caracas?

1. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Vista exterior

La colonia de inmigrantes italianos que, a causa de las penurias que atravesaba esa región de Europa durante la posguerra, se residencia en Venezuela fue la más numerosa de cuantas optaron por venir al país.

Los datos más difundidos señalan que en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX casi 300.000 oriundos de Italia entraron por el puerto de La Guaira, 60% de ellos provenientes del sur de la península, acogidos en su mayoría a la política de “puertas abiertas” que se instaura a partir de 1952 durante la dictadura perezjimenista, la cual dejó de lado criterios aplicados desde el gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-45) y luego hasta 1948, donde los organismos competentes asumieron la tarea de selección, recepción y ubicación de los extranjeros. Inicialmente, muchos de los inmigrantes italianos fueron enviados a las comunidades agrícolas, pero al abrirse y relajarse la puesta en práctica de normas racionales de distribución de la población migrante, la mayoría terminó trabajando en el comercio, industrias y servicios de las principales ciudades ubicadas en la región centro-norte costera, copando con bastante rapidez el ámbito correspondiente a la industria de la construcción, la segunda en importancia tras la petrolera.

De esta manera, el desbocado crecimiento demográfico y urbano que se manifestaba en Caracas colaboró enormemente a que la numerosa colonia italiana se fortaleciera gracias a su influyente intervención en la edificación de gran cantidad de inmuebles multifamiliares ubicados en diferentes sectores de la ciudad.

Por otro lado, la población ítala residenciada en la capital (cuantitativamente la mayor de todas las de esa nacionalidad presentes en el país), dada la natural coincidencia que suele darse con otras personas alejadas de su lugar de origen, busca establecer relaciones y pasar sus ratos de ocio en compañía de sus familiares y coterráneos en lugares adecuados para ello, lo cual derivará en la correspondiente organización estructurada en torno a inmuebles que las facilitaran.

Llegado el momento de decidir la construcción de una sede social de nueva planta que representara el estatus ya adquirido por los oriundos de Italia, que a su vez se constituyera en lugar de encuentro de tan floreciente colectividad, sus promotores compran un lote ubicado en la céntrica y multiétnica parroquia de La Candelaria -en la Av. Sur 17 (Av. Las Industrias) entre Av. Urdaneta y Av. Este 0- y encargan el proyecto al arquitecto napolitano residenciado en el país desde 1946 Doménico Filippone Maggio (1903-1970).

2. Doménico Filippone en su mesa de trabajo

De Filippone vale acotar que es junto a Gio Ponti el arquitecto italiano de mayor trayectoria de cuantos trabajan en nuestro país con la particularidad de que, a diferencia de Ponti quien desarrolla los proyectos que se le encargan a distancia, Filippone vivirá en Venezuela hasta su muerte.

De su etapa italiana de alrededor de 20 años, transcurridos entre su graduación de arquitecto en la recién establecida escuela de arquitectura de su ciudad natal en 1926 hasta su llegada a Venezuela en 1946, llamado por el gobierno a participar como consultor  de la redacción del plano regulador de Caracas, Filippone dirige inicialmente su actividad profesional hacia la construcción residencial, a la que luego se unió una carrera intensa y exitosa en planificación urbana y en el diseño de obras públicas, de donde destaca el primer premio otorgado por Marcello Piacentini al grupo en el que participó para el plano regulador de Bolonia (1938) por haber “tratado con realismo convincente las tres cuestiones fundamentales: viabilidad, ampliación, restauración y mejora de los monumentos”, tal y como señala Maristella Casciato en el Dizionario Biografico degli Italiani Volume 47 (1997) en “Filippone, Doménico” nota biográfica por ella preparada. También sobresale de su primera etapa el edificio de la Juventud Italiana del Littorio (GIL) en Campobasso, “una arquitectura que recibió un aprecio unánime por la claridad de la distribución y por la atención con que el diseñador había respondido a la coherencia efectiva del paisaje y del entorno arquitectónico”.

Desde su llegada a Venezuela, Filippone lleva adelante una intensa actividad en diversos frentes: “fue consultor y luego funcionario del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; representó al gobierno en congresos nacionales e internacionales de arquitectura y planificación urbana; fue profesor de planificación urbana en la Universidad Central de Venezuela; colaboró regularmente en la página cultural de los principales periódicos; con su actuación como diseñador, difundió ideas que lograron generar un debate nacional sobre los temas de la arquitectura social y el renacimiento de las actividades productivas en la agricultura”, apuntará Maristella Casciato, para luego referirse a su decisiva labor dentro de la División de Vivienda Rural de la Dirección de Malariología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), cuyo Programa de Vivienda Rural, iniciado en abril de 1948, coordinará e impulsará decididamente desde 1958 (ver Contacto FAC nº 97 del 07-10-2018).

En Las Italias de Caracas (2012), catálogo de la exposición del mismo nombre montada en la Sala TAC del Paseo Las Mercedes, Caracas, Hannia Gómez al referirse a Filippone comentará: “Sus arquitecturas en toda Venezuela y en Caracas destacan por la inusitada imaginación, por la fluidez y el dinamismo de los espacios que desde sus años italianos caracterizaron su búsqueda arquitectónica, por su innovación formal, y por su amor a la ciudad, haciendo siempre una arquitectura urbana que transforma cada uno de los lugares donde fueron construidas…”.

3. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Izquierda arriba: Plaza de entrada. Izquierda abajo: Altorrelieves de la fachada este del cuerpo alto. Derecha arriba: Planta baja. Derecha abajo: Fachada

De esta manera, al abordar el proyecto para la Casa de Italia, Filippone responde a las apremiantes solicitudes del contexto y a la responsabilidad de manejar valores asociados a la identidad del colectivo que disfrutará el edificio a través de una propuesta decididamente moderna, conformada por dos cuerpos articulados que incorporan la utilización de elementos expresivos que matizan su particular e impura racionalidad. El cuerpo alto, laminar, rematado en su fachada este con un mural alegórico realizado en mármol por el artista italiano Hugo Daini, contiene oficinas administrativas, mientras que en el bajo, recubierto de vidrio con perfiles metálicos, se ubican las áreas sociales rematado en el último piso por el restaurante, espacio referencial.

Sin duda, cierta dosis de teatralidad acompaña el comportamiento de la edificación hacia lo urbano, el tratamiento de las superficies que lo envuelven y el manejo de las relaciones espaciales, acentuada en su interior por un gran ventanal que a modo de terraza pública domina las visuales al norte de la ciudad.

4. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Izquierda arriba: Escalera vista desde abajo. Izquierda abajo: Sala de fiestas. Derecha: Restaurante.

El esquema compositivo permite generar un proporcionado espacio público que da realce al acceso protagonizado por una potente escalinata. Sus diversas plantas libres, la equilibrada combinación de formas autónomas e incluso su consideración a las variables climáticas, resuelta a través de una piel de romanillas metálicas que confiere gran unidad al conjunto, reafirman la presencia de una modernidad atemperada por la caracterización que proveen lugar y uso pero a la vez atenta al vocabulario internacional en boga. La Casa de Italia, sin la rutilancia de muchas de las edificaciones que poblaron Caracas durante la década de los años 50 del siglo XX, no dejó de ser un punto de referencia y una oportunidad aprovechada al máximo por su arquitecto para manifestar que se encontraba en una ciudad y en una latitud del planeta que asimiló y lo asimiló y, por tanto, merecían una muy especial consideración.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 3 (izquierda abajo). González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

2. https://venezuelaehistoria.blogspot.com/2020/10/domenico-filippone-maggio.html

3 (Izquierda arriba y derecha arriba y abajo) y 4 (izquierda arriba). Las Italias de Caracas, Sala TAC, Caracas, 2012

4 (Izquierda abajo y derecha arriba y abajo). https://www.coleccioncisneros.org/editorial/cite-site-sights/caracas