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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 405

Cuando en este boletín establecemos la pauta que seguirá cada número y escogemos la imagen con la cual desarrollaremos el texto que acompañará nuestra postal, desde hace un buen tiempo hemos previsto periódicamente darle espacio a lo que ha sido el desarrollo de los concursos de arquitectura en Venezuela, tema que ha ocupado una importante cantidad de entregas. Es con esa intención que en esta ocasión procedimos a seleccionar una obra de gran valor, afortunadamente realizada (en contra de lo que suele acontecer con el desenlace final de los llamados a contiendas arquitectónicas en el país), y de la que seguramente pocos conocen que fue resultado de una convocatoria a competir. Se trata de la Casa-Club del Caracas Country Club, cuya imagen tomada desde el sur con el Ávila al fondo en la década de 1930 engalana hoy nuestra entrega semanal.

Sobre los detalles del concurso en sí, ha sido poco lo que hemos podido recabar más allá de lo señalado por Hannia Gómez en el estupendo artículo titulado “Cuento de dos casas: la antigua casona de Blandín y la Casa Club”, publicado inicialmente en la revista Entresocios (2006) y luego, el miércoles 20 de marzo de 2019, en el blog Desde la memoria urbana (http://hanniagomez.blogspot.com/2019/03/cuento-de-dos-casas-la-antigua-casona.html).

1. Dibujos de los dos proyectos presentados para el concurso de ideas para la Casa-Club del Caracas Country Club. El de Manuel Mujica Millán fechado en Caracas el 25 de septiembre de 1928 (izquierda) y el de Clifford Charles Wendehack sin fecha (derecha)

Allí, Gómez nos relata cómo una vez que la hacienda cafetalera Blandín es adquirida junto a las haciendas Lecuna, el Samán y la Granja por el Sindicato Blandín (constituido por las familias Vaamonde, Phelps, Hauck, Brandt, Machado y Arismendi) a los herederos de Don Bartolomé Blandín (su primer propietario desde fines de los 1780’s), se encarga la elaboración de un plan maestro de desarrollo de los terrenos a la reconocida firma norteamericana Olmsted Brothers-Landscape Architects, Inc, de Brookline, Massachusetts. El plan planteaba, además del parcelamiento y el diseño de un campo de golf de 18 hoyos a cargo de Charles Henry Banks, reedificar la Casa-Club en el mismo lugar donde se encontraba la casona de Blandín: al final del camino principal de la hacienda acompañado de altos árboles, sobre una terraza natural con vistas al valle de Chacao. De tal manera el Sindicato, acatando las directrices del plan, “en septiembre de 1928 llama a un concurso internacional de arquitectura, en el que hasta ahora solo sabemos compitieron el arquitecto de origen español Manuel Mujica Millán, y el arquitecto triunfador, Clifford Charles Wendehack”. Y continúa: “Nuestra hipótesis es que para participar en el concurso, estos arquitectos recibieron al inscribirse algunas de las decisiones de diseño ya predeterminadas por los Olmsted. Cuando se admira la bella perspectiva que nos queda de la entrada de Mujica Millán en el concurso, es clarísimo que en su versión de la Casa Club, donde versionaba a La Alhambra, hay indicios de elementos que pertenecen a la Casa de Blandín: allí está la veranda; allí el mismo patio elevado; allí la simetría de los dos volúmenes enmarcando el vano central de la columnata”.

2. Casa de la Hacienda Blandín hacia 1922.
3. Izquierda: Mapa índice de los lotes adjudicados por el Sindicato Blandín a sus suscriptores elaborado sobre el Caracas Country Club General Plan de Olmsted Brothers de 1928 donde se resalta la ubicación de la Casa-Club. Derecha: Vista aérea actual del Caracas Country Club con la ubicación de la Casa-Club.
4. Izquierda: Plano de la Casa Blandín y sus alrededores. Derecha: Plano de replanteo del proyecto de Clifford Wendehack.
5. Planta original (izquierda) y levantamiento actual (derecha) de la Casa-Club.
6. Casa-Club. Izquierda: Fachadas del proyecto original (c.1930). Derecha: Pintura de Manuel Cabré (1946)

Lo que Gómez califica acertadamente como un palimpsesto arquitectónico llevado a cabo por el proyecto ganador de Wendehack (“‘el más prominente diseñador de casas club de la era’ en los Estados Unidos”), se materializará cuando se respeta no sólo la ubicación original de la casa principal de la hacienda Blandín (que pese a encontrarse prácticamente intacta se demolería en 1929 ante su imposibilidad de albergar el cambio de uso), sino que se organizará partiendo “del patio original colonial, habiendo colocado patio sobre patio, y organizado la nueva arquitectura a partir de los viejos ejes de simetría. Con maestría, permite que se perciba el corazón de la vieja casa, al articular los volúmenes sueltos de las diversas dependencias alrededor del patio, engarzándolos graciosamente en la periferia como satélites neocoloniales. En ambas casas, la orientación es exactamente la misma; en ambas casas, hay un estanque de agua al sur de lo que era el patio de secado original y un rond point oriental; en ambas casas, un gran salón este-oeste se instala entre el patio interior y el paisaje, los jardines están al este, y la vista, al sur. Y en ambas casas, una veranda simétrica contempla inamovible el espléndido panorama”. Por tanto, la casa de Blandín (perfectamente descrita por Hannia Gómez en su artículo), si bien desapareció físicamente imbuiría plenamente de su espíritu la propuesta de Wendehack dada la cantidad de aspectos que la rememoran.

7. Ocho Casas-Club proyectadas por Clifford Wendehack en los Estados Unidos entre 1916 y 1930. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: “North Hempstead Golf Club” (1916), “North Jersey Country Club” (1921-1923), “Bufalo Park Club” (1928), “North Hills Golf Club” (1927-1928), “Short Hills Golf Club” (1923), “Phelps Manor Country Club» (1926), “Hackensack Golf Club» (1928) y «Women’s Club» (1930).
8. Caracas Country Club. Postales de la urbanización y de la Casa-Club

En cuanto al estilo asumido por el arquitecto germano-californiano “en su Job N. 447”, Gómez apunta que “se han dicho muchas cosas”. Aunque suele despacharse rápidamente tildándolo de “neocolonial” en virtud de que se trataba de la moda que se había instalado en nuestro país por aquellos años que miraba hacia el propio pasado (representado en este caso por la mismísima Casa Blandín) alejándose del afrancesamiento guzmancista y el eclecticismo europeo, no está de más rescatar las opiniones de quienes han dicho que es clara muestra del “neohispánico” (en clara referencia al los rasgos provenientes del Monasterio de Santa María de la Rábida en Huelva; España), del “arábigo” y del “Spanish Mission Style” con el que “la Casa Club de Douglaston Park -diseñada y construida al mismo tiempo que la de Caracas-, fue clasificada por el Registro Nacional de Edificios Históricos de los Estados Unidos”.

Durante la etapa de construcción de la Casa-Club que abarcó los años 1929 y 1930 (se inauguró el 12 de diciembre de ese año) se hizo cargo de la obra el arquitecto Carlos Guinand Sandoz, quien resolvió gran parte de su arquitectura e hizo aportes fundamentales en su imagen final.

9. La Casa-Club en la actualidad

La nueva estructura fue dotada de todas las comodidades necesarias para los socios y accionistas de aquel entonces, espacios como el salón principal para eventos, restaurantes, salas de descanso, una piscina y canchas de tenis fueron algunos de estos que sirvieron de complemento a los campos de golf, elementos que aún se mantienen luego de más de noventa años en los que ha sido objeto de algunas intervenciones que no desvirtúan la esencia de la obra.

La Casa-Club del Caracas Country Club fue declarada Bien de Interés Cultural por el Instituto de Patrimonio Cultural según Resolución Nº 003-05 de fecha 20 de febrero del 2005 pasando, en consecuencia, a estar protegida por el artículo 178 de la Constitución Nacional.

Nota

10. Boca Proyectos. Propuesta presentada para el concurso privado de ideas preliminares para la “Renovación área piscinas Caracas Country Club” (2018).

Así como Hannia Gómez nos facilitó el corroborar que la Casa-Club del Caracas Country Club fue producto en 1928 de un concurso, gracias a la publicación en la web de la firma Boca Proyectos (dirigida en lo que al área de arquitectura se refiere por Manuel Barrios e Iliana Germán), supimos que en 2018, en el marco de los 100 años de la creación del club (llamado originalmente Caracas Golf Club y ubicado en el sector Las Barrancas de la Hacienda La Vega, extremo oeste de la actual avenida San Martín), su directiva llamó a un concurso privado de ideas preliminares para la “Renovación área piscinas Caracas Country Club”, para el cual fueron convocados (fungiendo como director del proyecto José Guillermo Frontado) y cuyo desenlace final desconocemos así como quiénes más participaron. Sin embargo, nos ha parecido pertinente, con la intención de seguir registrando la historia de la edificación a la que hoy nos hemos dedicado, mostrar algunas de las atractivas imágenes presentadas por Boca Proyectos al concurso que pueden verse, acompañadas de una ficha y su fundamentos de diseño en http://bocaproyectos.com/proyecto/caracas-country-club-renovacion-areas-de-piscina-casa-club/.

11. Manrique & Tamayo Arquitectos C.A. “Ideas: Plan Maestro para la Casa Club” (2012)

Anteriormente, en 2012, Manrique & Tamayo Arquitectos C.A., habían presentado unas “Ideas: Plan Maestro para la Casa Club” que sin mayores explicaciones en cuanto al origen del encargo y concepción de la propuesta puede consultarse en http://mtarquitectosca.blogspot.com/2013/07/caracas-country-club-plan-maestro-casa.html.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela (https://fundaayc.com/2013/09/14/1930-casa-club-del-caracas-country-club/)

1. Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani. Caracas a través de su arquitectura (1969); y Caracas Club. Frederick Law Olmsted Historic Site (https://www.nps.gov/places/caracas-club.htm)

2 y 4. Hannia Gómez. “Cuento de dos casas: la antigua casona de Blandín y la Casa Club”. Blog Desde la memoria urbana (http://hanniagomez.blogspot.com/2019/03/cuento-de-dos-casas-la-antigua-casona.html)

3. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje ( http://guiaccs.com/obras/caracas-country-club/); y Captura de Google Earth

5. Hannia Gómez. “Cuento de dos casas: la antigua casona de Blandín y la Casa Club”. Blog Desde la memoria urbana (http://hanniagomez.blogspot.com/2019/03/cuento-de-dos-casas-la-antigua-casona.html); y Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje ( http://guiaccs.com/obras/casa-club-caracas-country-club/)

6. Casa Club del Caracas Country Club. Arq. Clifford Wendehack/Arq. Carlos Guinand Sandoz (https://www.ccscity450.com/obra/casa-club-del-caracas-country-club/); y Cabré pintaba desde el Caracas Country Club (https://www.revistafairway.com/venezuela/cabre-pintaba-desde-el-caracas-country-club/)

7. Francisco Pérez Gallego. «Clifford Charles Wendehack: Transferencias del ‘American Way of Life’ en Caracas». Trienal de Investigación FAU 2017 ( http://saber.ucv.ve/bitstream/10872/19050/1/2%20HP-11-2017.pdf)

8. Archivo Fotografía Urbana (https://x.com/elarchivove/status/1147875513521889280); Casa Club del Caracas Country Club. Arq. Clifford Wendehack/Arq. Carlos Guinand Sandoz (https://www.ccscity450.com/obra/casa-club-del-caracas-country-club/); Fotos Antiguas de Venezuela (https://www.facebook.com/FotosAntiguasDeVenezuela/posts/country-club-de-caracasllamado-anteriormente-caracas-golf-club-naci%C3%B3-de-la-neces/1255221427966272/); y La Guaira en Retrospectiva (https://www.facebook.com/LaguairaenRetrospectiva/posts/caracas-country-club-a%C3%B1o-entre-1928-a-1934-imagen-llevada-a-colores-y-la-origina/2046224992181419/?locale=es_LA)

9. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje ( http://guiaccs.com/obras/casa-club-caracas-country-club/); y Arquitectura Venezuela | Casa Club del Caracas Country Club (https://www.instagram.com/arquitecturavzl/p/CWMNRZkp8H1/?img_index=4)

10. Boca Arquitectura proyectos + construcción (http://bocaproyectos.com/proyecto/caracas-country-club-renovacion-areas-de-piscina-casa-club/)

11. Manrique & Tamayo Arquitectos C.A. (http://mtarquitectosca.blogspot.com/2013/07/caracas-country-club-plan-maestro-casa.html)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 396

La casa Kavac constituye dentro de la trayectoria de Walter James (Jimmy) Alcock (1932) tal vez el punto más alto dentro de su fructífera carrera profesional en lo que al diseño de viviendas unifamiliares se refiere.

1. La evolución de una misma exploración: Casa Alcock I (arriba), La Ribereña (izquierda abajo) y Kavac (derecha abajo)

Proyectada para Peter Bottome Deery (reconocido hombre de negocios) y su esposa Ana Cristina Reverón Branger, en la calle El Bosque, Country Club, Caracas, la obra forma parte de una trilogía de proyectos que comienza con el que Alcock hiciera para su vivienda personal en el Alto Hatillo (1962) y tiene un segundo momento (precedido por la casa López en Sebucán, 1974) cuando se concluye “La Ribereña” (en el Country Club, 1976, diseñada inicialmente para la familia Bernárdez-Lecuna y posteriormente adquirida por la familia Cisneros), en los que va explorando la relación interior-exterior y sus transiciones dentro de las condiciones climáticas propias del trópico caraqueño. En esa evolución, la implantación de la vivienda en el terreno tomando en consideración todos los factores naturales del sitio y el interés por dotar de una rica calidad espacial tanto a la totalidad como a cada uno de los ambientes que conforman la casa, serán los rasgos característicos de una exploración que tiene, también, en la escogencia de materiales nobles otro de sus puntos resaltantes.

2. Casa Kavac. Planta de techos (izquierda) y planta nivel mezzanina (derecha).
3. Casa Kavac. Sección por terraza cubierta, patio y habitaciones
4. Casa Kavac. Sección por estudio, patio y zonas de servicios.
5. Casa Kavac. Sección por la escalinata de acceso.
6. Casa Kavac. Fachada este.
7. Casa Kavac. Fachada norte.

Particularmente, la Kavac obedece a un rico proceso de diseño en el que la respuesta dada a un terreno levemente inclinado, localizado en el escenario paisajístico del Country Club, a las faldas de la montaña que limita por el norte la ciudad, deriva hacia un manejo novedoso del espacio habitable que toma como referencia directa la tipología colonial de cuatro corredores alrededor de un patio.

8. Casa Kavac. Escalinata de entrada (izquierda). Espacio de acceso (derecha). Fotografías de Gorka Dorronsoro (1992)

Iván González Viso en la nota dedicada a la casa aparecida en Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) la describe de la siguiente manera: “El acceso por una escalera de magníficas proporciones cubierta por una pérgola horizontal, contenida entre un muro de ladrillo y una columnata, nos introduce en una atmósfera escenográfica. Al traspasar el umbral, se devela el patio rectangular con vegetación, rodeado por corredores y definido por un alero apergolado soportado por columnas cilíndricas revestidas en ladrillo. Los techos exponen una sugerente estructura de concreto, un expresivo y complejo esqueleto a manera de una doble cubierta, que se eleva abriéndose al Ávila soportando el techo, y que a su vez desciende inclinado para convertirse en pérgola, arrojando sombra y definiendo una escala menor. La luz y la apertura al paisaje se generan a través de un notable espacio intermedio. La maestría en los detalles de muros y superficies se complementa con la impecable estructura vaciada en concreto a la vista. Según William Niño, esta es una obra ‘casi monacal, con referencias a la arquitectura medieval y a la luz plenamente tropicalizada’”.

Funcionalmente impecable, volumétricamente compleja y a la vez contundente, la Kavac ha sido pensada fundamentalmente para ser vivida desde adentro más que para ser apreciada desde afuera, sin que por ello deje de ofrecer ángulos y visuales que resaltan el impecable manejo del ladrillo rubio de Carora como material que la conforma, sabiamente combinado con el concreto obra limpia. Omnipresente también en el interior, el noble ladrillo encontrará en la madera su mejor aliado para dotar a sus ambientes de una calidez y riqueza donde el confort se combina con la teatralidad y el color de los materiales con la exuberancia de la vegetación.

9. Casa Kavac. Detalle de la fachada sur (izquierda). Detalle de la fachada norte (derecha). Fotografías de Gorka Dorronsoro (1992)

Siempre parco y sin florituras a la hora de hablar de su arquitectura, de Alcock se han tomado dos citas que resumen la esencia de la casa Kavac señaladas en la nota preparada para presentarla en la exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992, montada en la Galería de Arte Nacional en 1992. Por un lado, manifiesta que “El patio es la manera más conveniente de solucionar la circulación de una casa, además de ofrecer una gran libertad” y, por el otro, que “Las casas coloniales después de las cinco de la tarde son muy oscuras. Por ello en Kavac propuse los aleros/pérgola, pues cortan la lluvia y permiten a la vez el paso de la luz”. También en la misma nota se expone que la doble cubierta presente en las áreas sociales y que se convierte en un rasgo emblemático de la obra, “tiene su origen en un recuerdo de Alcock de su época de estudiante, a partir de los techos de una casa caraqueña de los años cincuenta, la Villa Diamantina (1955), diseñada por Gio Ponti. En ella, Ponti levantó la cubierta para ver el Ávila. En Kavac, Alcock reelaboró esa idea sobre la terraza, pero añadiendo la pérgola para bajar la escala”.

10. Casa Kavac. Vista del estudio (izquierda). Vista de la terraza cubierta (derecha). Fotografías de Graziano Gasparini (1992)

Citado por Graziano Gasparini en Casa venezolana (1992), Juan Pedro Posani al referirse a la casa dentro de la trayectoria de Alcock señalará: “…Diría que, junto a la obra de Barragán en México y la de Salmona en Colombia, el aporte que está dando Alcock acentúa la posibilidad de concebir una arquitectura fuertemente ‘regional’ pero sin ser ‘regionalista’. Una arquitectura cargada de manera evidente, pero un tanto difícil de asir racionalmente por sus profundas raíces afectivas, de innumerables experiencias vitales ligadas irremediablemente al lugar, al sitio, al aire y a la luz de un ‘locus’ determinado e irrenunciable”.

11. Publicaciones en las que ha aparecido reseñada la casa Kavac.

La Kavac, de acuerdo a lo que hemos podido indagar, aparece reseñada por primera vez como “casa Bottome” en el catálogo de la exposición La casa como tema. Primera aproximación antológica de la casa en Venezuela abierta en el Museo de Bellas Artes en 1989. Luego será mostrada de manera espléndida por Graziano Gasparini (con fotos tomadas por él) en su ya mencionado libro Casa venezolana (1992) y, el mismo año, en el catálogo de la ya citada exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992, donde el trabajo fotográfico pertenece en su gran mayoría a Gorka Dorronsoro. Más adelante será incorporada en el nº 48 (1994) de AV Monografías dedicado a América Latina, siendo Juan Pedro Posani quien elaborará el correspondiente artículo titulado “Lujuria tropical: casa Kavac, Country Club, Caracas”. Finalmente formará parte del catálogo preparado con motivo de la realización en 1998 en los espacios del Museo de Bellas Artes de la IX Bienal Nacional de Arquitectura.

12. Ocho esquemas preliminares del proceso proyectual de la casa Kavac (secuencia de ideación), recogidos por Juan Manuel Mendoza, por gentileza de Jimmy Alcock, en su tesis de Magister en Arquitectura.
13. Izquierda: Esquema nº8 del proceso proyectual elaborado por Jimmy Alcock. Derecha: Isometría de la casa Kavac elaborada por Juan Manuel Mendoza como parte de su tesis.

También, la casa Kavac se convirtió en objeto de estudio para el arquitecto Juan Manuel Mendoza dentro de la elaboración de su tesis presentada a la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile para optar al grado de Magíster en Arquitectura (2018), titulada “Memoria de un proyecto: Restitución del proceso proyectual de la casa Kavac a partir de los dibujos del arquitecto Walter J. Alcock, Caracas 1986-1988”, riguroso y muy bien documentado trabajo que puede ser consultado en file:///C:/Users/USER/Downloads/Memoria%20de%20un%20proyecto_Juan%20Manuel%20Mendoza.pdf.

14. Dibujo de la terraza cubierta contemplando el jardín exterior de la casa Kavac elaborado por Juan Manuel Mendoza para su tesis.

La Kavac junto a la casa Fischer (en el Alto Hatillo) y la Mazzarella (en La Florida), proyectadas todas en 1987, conforman un racimo de piezas que señalan un prolífico momento en la trayectoria de Alcock siendo todas realizaciones de un muy alto nivel.

De entre ellas sólo la Kavac será presentada por Alcock, incorporando la colaboración de los arquitectos Frank Alcock y Franco Lira, en la IX Bienal Nacional de Arquitectura de 1998, donde también sumó a la casas Carrillo (1993-1995, en el Country Club, con Frank Alcock, Isabel Caleya y Carlos Gago), San Judas (1993-1996, en el Country Club, con Frank Alcock, Isabel Caleya y Carlos Gago) y La Terraza (1995-1997, en Los Chorros, con Frank Alcock), acumulando diez exitosos años en los que el arquitecto fue reiteradamente solicitado para diseñar viviendas unifamiliares.

Curiosamente, en la IX Bienal, la Kavac no obtuvo ningún reconocimiento por parte del jurado, cosa que La Ribereña si había logrado en la anterior de 1987 cuando fue distinguida con el primer premio como mejor vivienda unifamiliar.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Galería de Arte Nacional. Catálogo de la exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992 (1992)

1. Galería de Arte Nacional. Catálogo de la exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992 (1992); y Graziano Gasparini. Casa venezolana, Armitano (1992).

2, 3, 4, 5, 6, 7, 12, 13 y 14. Juan Manuel Mendoza. Memoria de un proyecto: Restitución del proceso proyectual de la casa Kavac a partir de los dibujos del arquitecto Walter J. Alcock, Caracas 1986-1988. Tesis presentada a la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile para optar al grado de Magíster en Arquitectura (2018) (file:///C:/Users/USER/Downloads/Memoria%20de%20un%20proyecto_Juan%20Manuel%20Mendoza.pdf.)

8. Rafael Febres Cordero. «El infatigable Jimmy Alcock». Revista ESTILO/ONLINE, septiembre 2022 (https://revistaestilo.org/2022/09/13/el-infatigable-jimmy-alcock/).

9. Galería de Arte Nacional. Catálogo de la exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992 (1992); y Graziano Gasparini. Casa venezolana, Armitano (1992); y Colección Crono Arquitectura Venezuela.

10. Graziano Gasparini. Casa venezolana, Armitano (1992).

11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 364

Cuando desde mediados de la década de los años 80 del siglo pasado el crítico venezolano William Niño Araque comenzó a elaborar sus argumentos en torno a la existencia de una “posible” Escuela de Caracas, esgrimía que el término “no está propuesto como una manera conciliada de hacer arquitectura, ni como una tendencia, ni como un manifiesto. Se propone como una intención que abarca las múltiples visiones enraizadas con el lugar”. Con ello complementaba sus primeras aproximaciones optimistas, seductoras y llenas de redundancias poéticas hacia una serie de edificaciones que ya a partir de los años 1970 traslucían su «caribeñidad» y «tropicalidad», dos categorías que va puliendo poco a poco con la finalidad de demostrar la existencia de dicha “escuela”.

La sugerente propuesta de Niño Araque surge de la asimilación y combinación de varias ideas y premisas: el planteamiento desarrollado por Helio Piñón a comienzos de los 80 en La arquitectura de la neovanguardias (1984); la presencia de dos polos claros en la evolución de la arquitectura moderna venezolana: el abstracto (representado por la arquitectura internacional o desarrollista que se da en los 50) y el figurativo (representado por la arquitectura «populista» del mismo período); el rechazo a toda clase de planteamiento ideológico; la conformación de una teoría procedente del examen de soluciones concretas a problemas concretos, consecuencia del convencimiento de la autonomía disciplinar; el importante peso que lo expresivo y lo formal tienen definitivamente en la arquitectura; el rol jugado por las condiciones ambientales y paisajísticas de la ciudad de Caracas como detonante en la concreción de una determinada actitud hacia el lugar; y la convivencia bajo un mismo techo de respuestas muchas veces disímiles, es decir, la no necesaria coherencia que conlleva normalmente la conformación de una «escuela».

1. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. El corredor, hacia el norte.
2. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. El corredor, hacia el sur.

De esta manera, la «posible» Escuela de Caracas establecería su compromiso, ya no tanto con la tradición abstracta de la arquitectura moderna, sino con una simbología más figurativa, ya no con la simple eficiencia, funcionamiento y racionalidad constructiva sino «con el novedoso sentido que hoy adquiere la lógica de la historia, interpretada esta vez desde la perspectiva de la geografía tropical y caribeña». Niño Araque logra detectar que «el enfrentamiento esencial de la experiencia arquitectónica venezolana contemporánea no parece centrarse en la antigua relación forma-función de los cincuenta, ni en la forma-eficiencia tecnológica de los años sesenta, sino en la renovada visión forma-figura-lugar».

Niño Araque así parece alinearse a una poética de la figuración y de la historicidad que tiene sus antecedentes en la tradición fenomenológica que ya desde los 50 propiciaba una arquitectura del lugar y había sido retomada por algunos teóricos latinoamericanos. Poética que «sorprende a través del descubrimiento tardío de la morfología geográfica y de su topografía, de su luz, de la materia, de la vegetación, del viento y de la lluvia». Poética que apunta a una «atmósfera del lugar» que se presenta «cuando la luz dominada desde la naturaleza se introduce en un edificio concebido a partir de materiales auténticos y en geometrías instaladas sobre la geografía», haciendo que la arquitectura adquiera «su sentido de temperatura y riqueza». Poética que, contrariamente a su base empírica, aspira a convertirse en cuerpo doctrinario y a dictar las pautas sobre cómo deben ser entendidos, desde lo espacial, sus postulados.

Todo este largo preámbulo no ha tenido otra finalidad que la de contextualizar la aproximación a una casa emblemática como lo es “La Ribereña”, diseñada por Walter James (Jimmy) Alcock a solicitud inicialmente de la familia Bernárdez-Lecuna (posteriormente adquirida por la familia Cisneros), cuya construcción en un terreno de 4.000 m2 a las faldas del Ávila en la urbanización Caracas Country Club se concluye en 1976, ejemplo representativo como pocos de los argumentos con que Niño Araque buscaba justificar la existencia de aquella “posible” Escuela de Caracas.

3. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. El patio, paisajismo de Roberto Burle-Marx.
4. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. Izquierda: Croquis de la planta. Derecha arriba: Isometría. Derecha abajo: Planta baja.

Baste con citarlo de nuevo y con ello observar esta amplia y generosa estancia unifamiliar que, como mencionaba escuetamente su proyectista al presentarla en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura de 1987, no sólo se ajustó al programa que “el propietario fijó para su residencia con los requisitos normales para este tipo de vivienda”, sino que definitivamente los trascendió. Niño Araque en su momento expresará, como quien está recorriendo “La Ribereña”, lo siguiente: “… entre múltiples elementos necesarios para la concepción de la arquitectura habría que señalar… desde el trópico y la geografía caribeña tres condiciones de carácter indispensable. La primera de ellas estaría dada en el juego a partir de una geometría libre, el fundamento de una estructura que mantenga consonancia con la libertad del territorio; la segunda, estaría en la materia, la presencia de una condición sólida y auténtica, poseedora de sustancialidad: la madera, la arcilla, el hormigón bruto, la piedra; la última y seguramente la condición de mayor importancia estaría en la naturaleza, pero no una naturaleza en estado virgen sometida a una visión ecologista y orgánica, sino a una naturaleza artificial, en la que el hombre señala el dominio de un orden abstraído de la propia naturaleza”.

5. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. Arriba: Vista de la casa desde el sur. Centro: Fachada sur. Abajo: Corte-fachada por el corredor.

Alcock, escueto y objetivo a la hora de explicar soluciones como las suyas llenas de sensibilidad y talento, apuntará con relación a “La Ribereña”: “Las metas arquitectónicas propuestas corresponden a la filosofía arquitectónica que particularmente aplico a los proyectos de unas viviendas unifamiliares. a) Implantación de la vivienda en el terreno, como determinante más importante, tomando en consideración todos los factores naturales del sitio (topografía, vistas, brisas, etc.) y las construcciones existentes a su alrededor; b) La calidad espacial de la casa en cada uno de sus ambientes particulares”.

El resultado estuvo, por tanto, signado por respetar las vistas hacia la falda del Ávila lo que justificó la creación de una terraza que, ubicándose en el centro del terreno, se convertirá en el espacio de mayor relevancia del proyecto. “La ubicación de la terraza en este punto, hace que sea el Este el sitio más especial de toda la casa y tendería a opacar así a los otros ambientes. Por tal razón había que recurrir a planteamientos arquitectónicos espaciales en todos los otros ambientes al mismo tiempo que pudieran competir con la calidad que ofrece la terraza”, acotará Alcock.

Trabajada bajo la condición de asemejar una fortaleza que muestra sus encantos ocultos luego de traspasar el muro ciego, lineal, paralelo a la calle que la separa del exterior, es el deslumbrante paisaje natural diseñado por Roberto Burle-Marx lo primero que asombra al hacerlo a través del cubo girado utilizado para definir el acceso. Fuentes de agua, pequeños patios junto a obras de Alexander Calder y Nedo Mion Ferraio configurarán una secuencia espacial que, lograda por el juego entre los volúmenes edificados y el muro perimetral, es todo un deleite para los sentidos.

Iván González Viso en la nota sobre “La Ribereña” redactada para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) expresará: “La casa trastoca los valores de las tipologías tradicionales, se apropia del lugar y lo interpreta sensiblemente, acusando la presencia del Ávila, en un conjunto armónico compuesto por formas construidas con muros de ladrillo macizo, que dialogan construyendo patios, texturas, espejos de agua, pérgolas, vegetación, suelos y paisaje. Las áreas sociales interiores son espacios intermedios definidos por la cubierta, sin puertas ni ventanas, donde se establece una continuidad entre la construcción y la naturaleza”.

6. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. Izquierda arriba: La entrada. Izquierda abajo: Detalle del área de la piscina. Derecha arriba: Detalle de la entrada. Derecha abajo: Vista del corredor desde el jardín interno.

Refiriéndose en concreto a la casa, Niño Araque en el catálogo de la exposición “La casa como tema. Primera aproximación antológica de la casa en Venezuela”, realizada en los espacios del Museo de Bellas Artes el año 1989, precisará: “La Ribereña sintetiza y continúa la experiencia iniciada con la Casa López en la década anterior (que será continuada con las casas Kavac y Fisher la década siguiente, añadiríamos nosotros). La dispersión de sus volúmenes valorados por medio de geometrías opuestas, la implantación de los mismos siguiendo una suave disposición sobre la topografía y el continuo manejo de materiales cálidos, porosos y nobles (ladrillo, madera y piedra), otorgan a la casa una cálida atmósfera de hábitat de montaña. Sin embargo, esta situación es enfrentada a la radical apertura y libertad de sus espacios integrados y distanciados a la vez por uno de los más conmovedores elementos de la arquitectura venezolana: el corredor. La pérgola de acceso y la escala de llegada constituyen el punto focal y articulación que actúa como referencia tipológica de la Arquitectura Colonial y también de una segura arquitectura del Caribe, pues, en este caso, el espacio no está signado por los cerramientos sino por los efectos de escala, los efectos plásticos y cinéticos de la luz, el poder de la materia y, sobre todo, la presencia de la vegetación límite y valoración de la tridimensionalidad”.

O, en palabras de Alcock: “El área de estar se colocó en un sitio totalmente separado, de tal manera que exista absoluta libertad para su tratamiento, en lo que a niveles de piso se refiere, altura y pendientes de techo, posición y forma de sus paredes: es decir, total libertad para controlar el espacio arquitectónico, de acuerdo a los planteamientos funcionales del cliente.(…) Igual filosofía se aplica al estar familiar, dormitorio principal y hasta el área de trabajo de la cocina.(…) La casa queda compuesta por una serie de ambientes estudiados especialmente en cada caso particular e integrada al sistema total de la vivienda”.

7. Jimmy Alcock. Quinta «La Ribereña», 1976. Espacio del salón.

Terminada de construir, como ya hemos dicho, en 1976 “La Ribereña”, extraordinario ejemplo de la relación entre edificación y lugar, no fue presentada en la VII Bienal Nacional de Arquitectura de 1980 (como tal vez correspondía) y sí en VIII la de 1987 donde se le otorgó el primer premio como mejor vivienda unifamiliar.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Catálogo de la exposición «Alcock . Obras y proyectos. 1959-1992», Editor A/Fundación Galería de Arte Nacional, 1992