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El papel de las sombras en la arquitectura vernácula

Escrito por Camilla Ghisleni

Maloca en el Amazonas.

Traducido por Piedad Rojas

20 de marzo de 2023

Tomado de https://www.archdaily.cl

Cada vez que la luz incide sobre una superficie habrá una sombra, por insignificante que sea su foco. El contorno apenas será visible, pero otras formas cobrarán protagonismo en este juego de luces y sombras. En el caso de ser proyectado por danza solar, se agrega una dinámica latente a las sombras que puede ser utilizada para intensificar fenómenos cotidianos, rompiendo la monotonía del espacio. Las aberturas ortogonales en un largo corredor o las piezas tejidas en un patio son ejemplos de elementos constructivos que crean manchas de luz y sombra, trayendo además deleite estético y confort térmico a sus usuarios. De esta forma, se hace evidente que estos elementos intangibles son partes esenciales de un entorno que, mucho antes de que Louis Kahn declarara el poder de las sombras, ya estaba siendo manipulado.

En Construcción: Biblioteca Escolar en Gando / Kere Architecture

En una época remota, cuando ni siquiera se imaginaban los vidrios con control de incidencia solar o los revestimientos fotosensibles, la arquitectura —hoy conocida como vernácula— ya entendía y manipulaba la iluminación solar a través de estrategias simples como la orientación del volumen sobre el suelo, la composición formal y la elección de los materiales. Entendidas como arquitecturas que reflejan su lugar, tiempo y cultura, las edificaciones vernáculas presentan una comprensión detallada del entorno y del clima en el que se insertan, materializadas a través de soluciones que aprovechan los recursos disponibles en el lugar, controlando sabiamente las propias condiciones climáticas, entre ellas, luz y sombra.

En términos generales, la sombra juega un papel importante en la funcionalidad de la arquitectura vernácula, ya que protege contra el calor y el resplandor del sol, ayudando a regular la temperatura y el flujo de aire dentro del edificio. Por lo tanto, en regiones cálidas y áridas, la manipulación de sombras es un aspecto que está esencialmente presente en los ejemplos arquitectónicos, a partir de la implantación de volúmenes en el suelo. Las casas tradicionales con patios centrales, recurrentes en la cultura de Medio Oriente, presentan esta configuración como una forma de enfrentar la incidencia solar, creando cuatro lados sombreados con corredores hacia el patio, ofreciendo ambientes frescos y confortables. Esta es una característica que también se observa en la arquitectura vernácula coreana, más precisamente en las casas conocidas como hanok, donde la propia configuración de los volúmenes y sus patios crean también espacios de sombra en los que la luz se infiltra como si fuera a escondidas, iluminando sutilmente.

Casa Yang Yoo Dang / STAY Architects.

Sin embargo, además de la configuración de los volúmenes, en las casas tradicionales coreanas se aplican elementos específicos que crean las sombras necesarias para el confort térmico del edificio, como es el caso de los aleros. Con su forma pronunciada, ayudan a bloquear los rayos solares más fuertes en verano, generando una capa de sombra alrededor del volumen. Cabe mencionar que esta misma estrategia se observa en arquitecturas vernáculas de diferentes partes del mundo, como en las construcciones amazónicas de Brasil o en la arquitectura de Indonesia, donde la creación de sombras se realiza a través de pórticos de madera. Funcionan de manera similar a los brises, generando sombras a lo largo del día y ayudando a controlar el equilibrio entre la temperatura interna y externa.

Cortesía de Escuela de la Ciudad y el Pueblo Kamayurá

Además de razones relacionadas con el confort térmico, las sombras también asumen un papel estético que refuerza la identificación de las arquitecturas vernáculas en algunas regiones. La interacción de luces y sombras en la fachada de un volumen puede crear patrones y texturas que son exclusivos de la cultura y el entorno locales. El mundo árabe, por ejemplo, es conocido por su arquitectura hecha de ladrillos, uno de los materiales más antiguos y populares en las regiones cálidas y áridas. En base a su forma, tamaño y durabilidad, se construyeron grandes obras en experimentos formales que iban más allá de los muros/pilares estándar, aplicando este material también como elemento decorativo en la creación de tramas, avances, retrocesos, hornacinas, ménsulas y mocárabes, dejando al descubierto su belleza visual. Ante ello, la luz del sol revela la estética del ladrillo a través del contraste de sus sombras en situaciones que, si bien fueron creadas con fines estructurales y funcionales, no descuidan el aspecto estético y creativo, marcando la arquitectura y su particular región.

En muchas culturas, sin embargo, el uso de sombras y luces puede asumir un papel simbólico, con un significado cultural más profundo. En la arquitectura japonesa, por ejemplo, el uso de las sombras es un aspecto esencial de la filosofía wabi-sabi, que valora la sencillez, la imperfección y la belleza de los materiales naturales. En este sentido, el papel de la sombra en la historia de la arquitectura vernácula no se limita a aspectos funcionales y estéticos, sino que también puede fomentar la espiritualidad de sus usuarios. Como ejemplo, cabe destacar el complejo funerario Newgrange erigido en medio de las montañas irlandesas, con piedras de cuarzo y granito del lugar, hace más de cinco mil años. Esta estructura está marcada por la alineación solar en la que el trabajo entre la luz y la sombra alcanza su punto máximo en el solsticio de invierno cuando se iluminan las profundidades más lejanas de la cámara funeraria. Con la manipulación precisa de la luz, Newgrange busca crear una atmósfera espiritual, brindando una conexión con lo sagrado y simbolizando el renacimiento.

Hotel Beit Rumman, Damasco.

Volviendo al presente, vale la pena mencionar el trabajo de arquitectos que han recurrido a los principios de la arquitectura vernácula, centrándose en materiales y técnicas locales. Un gran ejemplo es el ganador del Premio Pritzker 2022, Francis Kéré, quien trae a sus proyectos importantes características del lugar, rescatando también la manipulación de elementos climáticos, como la luz y la sombra. En la Biblioteca Escolar de Gando, por ejemplo, se utilizó rítmicamente la madera de eucalipto en la fachada, creando un espacio intermedio de sombra protegido del sol. Respondiendo también a las condiciones climáticas, la construcción del techo integra una innovación técnica: sobre la estructura de hormigón se colocaron vasijas de barro tradicionales, hechas a mano por las mujeres del pueblo, para garantizar la iluminación y ventilación natural. De esta forma, Kéré logra aprovechar este objeto cultural, transformándolo en un elemento constructivo que, además de generar circulación de aire, filtra la luz de manera notable, creando una hermosa experiencia sensorial marcada por el contraste entre la luz y la oscuridad.

En Construcción: Biblioteca Escolar en Gando / Kere Architecture.

Ya sea en los albores de la civilización o en la aplicación de técnicas vernáculas en la arquitectura más reciente, estos ejemplos reafirman que el papel de la sombra es fundamental para crear espacios confortables y habitables, regulando la temperatura y el flujo de aire, además de contribuir a la belleza estética y el significado cultural de los edificios tradicionales.

ACA

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Ciudades policéntricas: un viejo concepto como futuro urbano pospandémico

Camilla Ghisleni

Unidades de Vizinhança en Brasília

Traducción: Mónica Arellano

5 de febrero de 2021

Tomado de Plataforma Arquitectura

El año 2020 trajo consigo un torbellino de desafíos que pusieron bajo control muchos aspectos de la vida cotidiana. Marcados por la pandemia, todos necesitamos, de alguna manera, reinventarnos para resistir este momento único. Con la ciudad, no fue diferente. Covid-19, así como otras enfermedades infecciosas (como la peste negra y la gripe española, entre otras) abrieron la relación entre su proliferación y urbanización. Un análisis fácil de realizar cuando los datos muestran que la propagación del virus ha sido mucho mayor en los grandes centros urbanos.

En este sentido, la crisis de salud ha suscitado discusiones sobre el modelo de urbanización al que están sometidas nuestras ciudades, un modelo de aglomeraciones dispersas que prioriza la movilidad a través de los vehículos de motor. Wilson Ribeiro dos Santos, profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUC -Campinas- en un artículo elaborado en alianza con Sidney Piocchi Bernardini y Gabriela Celani, afirma que este modelo de urbanización en el que el comercio y los servicios se concentran en el centro de la ciudad, mientras que en la periferia se ubican áreas estrictamente residenciales y condominios cerrados, terminó acelerando la propagación del virus, ya que personas de todos los puntos de la ciudad necesitan viajar diariamente al mismo lugar, donde trabajan, estudian, van al médico, etc.

En contraste con este modelo, investigadores y académicos han considerado las posibles alternativas para la ciudad pospandémica y cómo podemos aprovechar esta situación para recrear espacios más justos y humanos. En esta línea de pensamiento, surgieron algunos conceptos urbanos interesantes (como ciudades policéntricas o “ciudades de 15 minutos”). Ambos conceptos abordan principalmente la reducción de los desplazamientos creando pequeñas comunidades que ofrecen servicios básicos para la vida diaria.

Con respecto al modelo policéntrico de ciudades, el mismo artículo mencionado anteriormente presenta un estudio muy reciente, publicado en bioRxiv1, que explica cómo la contaminación entre los individuos es mucho más lenta en las ciudades que siguen este modelo, ya que la mayoría de sus habitantes no tiene que pasar por los mismos sitios de concentración todos los días. Según el artículo, debido a que no utilizan el mismo transporte público, en este caso, la mayoría ni siquiera dependen de este modo porque pueden ir a pie o en bicicleta al trabajo, al colegio, a la unidad básica de salud o al comercio local. En otras palabras, al reducir la necesidad de viajes largos, no solo se reduce la circulación del virus, sino que también se fortalecen las comunidades y las economías locales. Este modelo también refuerza las relaciones de vecindad, que, como señalan los autores del artículo, es de suma importancia cuando nos enfrentamos a situaciones como la actual, en la que necesitamos cooperación y cuidado.

El artículo trae otro punto positivo en las múltiples centralidades que es la viabilidad de utilizar medios de transporte activos, como caminar y andar en bicicleta, propios o compartidos, evitando la necesidad de aglomeración en el transporte público y contribuyendo también a la reducción de comorbilidades como obesidad, presión arterial alta y diabetes, tres factores agravantes para los pacientes infectados con Covid-19.

El concepto de “ciudades de 15 minutos”, a su vez, trae ideas similares a las llamadas policéntricas, ya que significa una estrategia para incentivar el desarrollo de pequeñas comunidades autosuficientes, donde los servicios básicos están disponibles en menos de 15 minutos. La capital francesa, París, es un exponente de esta táctica, que fue incluso uno de los pilares de la campaña política de la reelegida alcaldesa Anne Hidalgo. Como trata un artículo publicado por ArchDaily, la estrategia “ville de quart d’heure” busca transformar la capital en barrios más eficientes para reducir la contaminación y crear áreas social y económicamente diversas.

Estratégia Paris «Ciudad de 15 minutos»

Más cerca de nuestra realidad, es posible ver en São Paulo una iniciativa independiente muy similar llamada “São Conexões”. A través del portal São Paulo São, sus creadores buscan promover la diversidad y el crecimiento de las empresas locales, fomentando la economía creativa a través del intercambio de servicios entre vecinos. De esta forma, los habitantes de la ciudad pueden encontrar todo lo que necesitan en los alrededores y en tan solo 15 minutos a pie. Una iniciativa interesante y muy prometedora que alinea la ciudad de São Paulo con estrategias urbanas reconocidas internacionalmente.

Estratégia Paris «Ciudad de 15 minutos»

Sin embargo, estas tácticas urbanas que representan a las pequeñas comunidades creando relaciones autosuficientes, también pueden verse como una especie de reanudación del concepto de unidades vecinales, sobre las cuales tenemos cierto apoyo para comentar ya que Brasilia (a pesar de la discrepancia entre diseño y construcción) es un ejemplo de esto.

Pero, antes de que Lúcio Costa se apropiara del término y lo hiciera especialmente popular entre todos los entusiastas de la arquitectura y el urbanismo en Brasil, Clarence Perry lo acuñó en 1920, diseñando un modelo de ciudad que tenía como primer objetivo priorizar a los peatones. Su idea original preveía la creación de urbanizaciones autónomas que cubrieran todas las necesidades básicas de los vecinos, con los desplazamientos realizados en pocos minutos. El crecimiento de la industria automotriz interrumpió la realización de sus planes, sin embargo, el concepto de “unidad vecinal” continúa aplicándose y discutiéndose hasta el día de hoy.

Cabe mencionar que se trata de una estrategia urbanística que también permite un paralelo con las comunidades autónomas de las Ciudades Jardín de Ebenezer Howard, concebidas a finales del siglo XIX. Si bien su principal motivación fueron las pésimas condiciones de vida urbana derivadas de la superpoblación, provocada por la migración del campo, su idea de autosuficiencia y conectividad entre cada comunidad tiene mucho que ver con los conceptos actualmente en boga.

En relación con nuestro ejemplo brasileño, 40 años después de que Perry acuñara el término, Lúcio Costa plantea el concepto de unidades vecinales a través del diseño de supercuadras, un sistema que personifica mucho de lo que se ha discutido sobre ciudades policéntricas o “ciudades de 15 minutos”.

Diseñado con aproximadamente 300×300 metros y enmarcado por una amplia franja arbolada, los súper bloques estarían compuestos, además de las residencias, por instalaciones convenientes, como escuela primaria, lavandería, etc. “Entalados” –adjetivo que el propio Lúcio Costa utiliza al describir el proyecto- entre las vías de servicio y las ubicaciones del eje vial-residencial y separando las manzanas, son los centros vecinales con “mercado, carnicería, ventas, fruterías, ferreterías, etc.»

En la asociación de súper escuadrones se constituyen unidades vecinales, presentando un repertorio completo de equipamiento básico. Lamentablemente, solo cuatro cuadras siguen al pie de la letra el plan de Lúcio Costa, lo que no permite analizar directamente la relación entre la propagación del virus y la configuración de las unidades vecinales.

De todos modos, este regreso al pasado sirve para darnos cuenta de cómo algunos conceptos vagan en el tiempo y se pueden aplicar siglos después, reforzando la idea de que el futuro, muchas veces, parece repetir el pasado. Ya sea a través de comunidades ajardinadas autónomas utópicas o mediante un modelo urbano modernista, las lecciones que nos trae la historia emergen en nuestro presente incierto y desafiante haciéndonos reflexionar sobre la importancia de repensar nuestras ciudades e incluso, repensar cómo podemos fortalecer nuestras relaciones como comunidad, respetando el medio ambiente y los espacios que llamamos hogar.

Asa Sur de Brasília

La pandemia ha demostrado ser un experimento urbano sin precedentes que repercute en la forma en que vivimos y construimos las ciudades, aportando lecciones que deben tenerse en cuenta no solo frente a una crisis de salud, sino a diario.

ACA