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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 244

La casa que Oscar Tenreiro Degwitz (1939) diseña para él y su familia a escasos cuatro años de haberse graduado y con 26 de edad, en el Alto Hatillo, en un terreno que ofrece hermosas visuales hacia el valle de Caracas y el Ávila, con frente sobre la Carretera El Hatillo-Caracas (calle La Unión) y que decidió denominar como “Los Aromos”, denota a las claras parte de lo que permitió a Juan Pedro Posani acuñar el término “eclecticismo criollo” (título del ensayo del mismo nombre aparecido en el Boletín del CIHE, nº 6, 1966), el cual se fundamenta en “1)…el uso de las formas del pasado reciente y 2)… el concepto de estilo en tanto creación esencialmente personal” cobrando el significado de un eclecticismo instrumental.

Para reforzar su argumentación, recordemos lo que señalaba Posani en aquel entonces: “… si se mantiene la definición que Diderot dio del eclecticismo como la corriente que ‘de todas las filosofías… hace una sola…’, habría que incluir en esta categoría tanto al arquitecto que alterna diferentes estilos en sus obras, como al que mezcla detalles de diferentes estilos en una misma obra. En cambio, al arquitecto que escoge un maestro y sus obras o un período o un estilo determinado como ejemplo a seguir más o menos permanente, le correspondería más bien el rótulo de historicista. Sin embargo, si el problema se examina desde el punto de vista de la arquitectura como fenómeno colectivo que se realiza durante un determinado período y en un determinado sitio, puede ser perfectamente legítimo afirmar -respetando la definición y sin alterar o confundir los términos- que se hace una arquitectura ecléctica si se produce una arquitectura individualmente historicista pero ecléctica en su conjunto”.

1. Oscar Tenreiro. Quinta en Los Palos Grandes, 1965

Si bien Posani no utiliza en su polémico texto de 1966 a Los Aromos para ejemplificar, junto a otras tantas obras de jóvenes arquitectos venezolanos, su planteamiento, sí la incorpora (junto a otra vivienda realizada en El Marqués en 1965) en el capítulo que titula “El eclecticismo como sistema” en Caracas a través de su arquitectura (1969). En “El eclecticismo criollo” Posani, al referirse a una quinta que Tenreiro construyera en 1965 en la urbanización Los Palos Grandes lo hace en estos términos (cosa que corrobora en el 69 para las tres casas): “Es ésta otra obra donde la influencia de Le Corbusier predomina por libre y voluntaria decisión del arquitecto. Pero aquí el punto de referencia es el del Corbusier de Ronchamp y de la Tourrette. Son evidencia de ello: el blanco acabado del friso áspero, contrastando con el ‘breton brut’; el ritmo libre de las verticales de concreto en los ventanales; el empleo del color en los detalles; la geometría simple y sólida de los techos inclinados; y cierta manera de plantear el diseño con fuerza categórica, por bloques expresivos, sin mayor preocupación por las disonancias”. A lo que agregará en Caracas a través de su arquitectura: “En todo caso, siempre prevalece una interpretación del uso del volumen que, como en Corbusier, tiende a colocarlo en una categoría jerárquica por encima de su significado funcional.”

2. La casa Los Aromos en fechas próximas a su construcción en 1965
3. Casa Los Aromos. Plantas. Izquierda: 1965. Derecha: 2014

Así, en el caso que nos ocupa, a modo de reafirmación, Tenreiro reconocerá sin mayor dificultad que “usó como referencia la casa que Le Corbusier construyó para su madre a orillas del lago en Ginebra, siguiendo la planta rectangular alargada, espacios de dimensiones ajustadas y orientación preferencial hacia la vista. Tomó también el concreto visto del maestro suizo-francés, el techo-jardín que rodea al estudio en la segunda planta con sus notorias gárgolas, las ‘celdas’ integrables para los dormitorios de los niños, similares a las de la Unité de Marsella, el tratamiento de las ventanas y la policromía. También acusa la influencia de Louis Kahn, en el uso del bloque de concreto y en el tratamiento de los volúmenes que se adosan al prisma principal bajo el principio de los ‘espacios sirvientes’ ”, según consta en la ficha elaborada por él para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), poniendo en evidencia cómo este proyecto de juventud logra plasmar con gran habilidad, riqueza en su resolución espacial y correcta disposición en una topografía difícil (que incluye su colocación por debajo de la cota de la calle para protegerse de las visuales y generar mayor intimidad), lo que Posani había descrito.

No obstante, los calificativos de ecléctico e historicista poco afectan la calidad de esta casa y, en consecuencia, si a ver vamos nada tienen de negativos en Los Aromos. Por el contrario, la incorporación de otro recurso fundamental como lo es el patio, ese elemento eternamente joven del que tanto habla Villanueva, clave en la implantación y organización del edificio, lo convierten en aglutinante de una estupenda amalgama donde conviven sin estorbarse diferentes referencias en pro de una solución unitaria y coherente. Tenreiro lo califica de “umbral, sitio de relación con el paisaje, la ciudad y el Ávila” y agrega: “El techo jardín se integra a él y las vigas de concreto apergoladas lo abrazan, lo que lo convierten en uno con la vivienda”.

Otro aspecto interesante a resaltar es que, a pesar de que la casa obtuvo en 1967 el Premio Vivienda Unifamiliar en la Bienal Nacional de Arquitectura, no dejó por ello de manifestarse en el tiempo como un organismo vivo que ha significado para su propietario-proyectista la oportunidad de corregir errores, amén de incorporar modificaciones y prever su crecimiento en la medida que la familia, sus integrantes y las circunstancias así lo han requerido, pudiéndose hablar hoy en día ya no de una casa sino de un pequeño conjunto de tres viviendas o una ciudadela. Ello le otorgaría al planteamiento original carácter experimental y ofrece la sensación de que la casa envejece en la medida que, gracias a los cambios de color y aspecto que sufren los materiales con los que ha sido construida, se integra cada vez más al paisaje a pesar de su acentuado racionalismo.

4. Crecimiento y transformaciones sufridos por la casa Los Aromos en el tiempo (1965-2014)
5. Diversas tomas de la casa Los Aromos. Año 2014

La primera alteración incorporada a la propuesta primigenia data de 1975. Ella implicó superponer sobre una importante porción de la planta una generosa cubierta plana de estructura metálica que la hizo más confortable si se quiere, impactó el tratamiento de la luz y la sombra que originalmente se habían considerado, le permitió incorporar espacios intermedios o multifuncionales y le ha otorgado a su aspecto actual una mayor sensación de cobijo al “interiorizar” parte de los ambientes que inicialmente eran exteriores. En 1994 se agrega otra cubierta que sumó un importante valor agregado a su colorido, el cual ya se había convertido desde el inicio y particularmente desde 1975 en otro tema corbusiano conscientemente asumido.

Entre 2004 y 2005, en el extremo más agreste del terreno, se proyecta y construye una segunda vivienda que se integra a la primera a través de un patio común el cual le sirve de acceso. En esta pieza de cuatro niveles desarrollados aprovechando la topografía, el concreto armado y el bloque de concreto se utilizan como materiales predominantes. Un amplio alero le sirve de protección y se toman todas las previsiones necesarias para proteger de la humedad las zonas semienterradas. Tenreiro aportará, además, lo siguiente: “Las ventanas siguen el criterio de separar iluminación y ventilación. La unidad-tipo (en todos los dormitorios) conserva la ventana vertical graduable, cuyo color verde se suma al de los mosaicos en antepechos y barandas metálicas, para hacer contrapunto a los colores de las paredes del último nivel, revestidas de cerámica, donde destaca un muro rojo que cierra la visual hacia la tercera casa. El balcón frente al estar y la cocina, de estructura metálica y piso de madera, cuelga del voladizo del piso superior y protege las ventanas de los pisos inferiores. Abierto a la vista, se mezcla con el follaje de los árboles, siendo a la vez expansión del comedor y el estar”.

6. La casa Los Aromos después de su última transformación en 2014

La tercera casa se desarrolla entre 2012 y 2016 ubicándose más próxima a la calle y con mayor grado de independencia que la segunda. Se integra a la primera a través de una amplia terraza existente desde 1966, que se transforma ahora en una pequeña plaza, y aprovecha todo el juego de muros desarrollado entonces como frente hacia la calle para sumar área al prisma rectangular diseñado como elemento predominante, con su eje mayor orientado perpendicularmente al que organizaba la vivienda original.

La casa, excelente ejemplo de lo positivo que puede resultar ser “ecléctico” cuando se asume con el respaldo de cultura y talento, característica ésta por demás recurrente en el desempeño proyectual dentro de nuestra arquitectura, se encuentra ampliamente documentada en Caracas del valle al mar… y, muy particularmente, en el excelente blog “CA | Catálogo de arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna • materia | estructura | paisaje”, coordinado por Ramón Fermín, donde se encuentra una estupenda representación de la casa, tanto en blanco y negro como en color, que muestra su orgánica evolución en el tiempo. Allí se muestra, también, un video que permite hacer un recorrido por el edificio gracias al montaje  coordinando a la perfección entre fotografías y dibujo en tres dimensiones.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Juan Pedro Posani, «El eclecticismo criollo», Boletín del CIHE, septiembre 1966.

2, 3 y 5. http://guiaccs.com/obras/viviendas-en-alto-hatillo/

4 y 6. https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/07/tenreiro-oscar-1965-2014-casa-los-aromos/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 236

Considerada como otra de las casas emblemáticas dentro de la arquitectura moderna venezolana, la vivienda que Jimmy Alcock (1932) proyectó como su morada en el Alto Hatillo, a las afueras de Caracas, señalada en su cronología como la Casa Alcock I, ha cobrado con el tiempo el gran valor que le otorgan los años de haber sido habitada con gusto y amor, y por lo que ha significado para sus usuarios.

Obra si se quiere temprana de su autor y pensada por tanto para una joven pareja, ubicada en un terreno con una pronunciada pendiente (entre el 35 y el 60%), poblado por una densa vegetación y con espectaculares visuales lejanas hacia la ciudad, es el reto que constituyó la simple toma de decisiones durante el proceso de diseño (el cual fue motivo de la elaboración de al menos tres alternativas), un argumento que habla por sí solo de las bondades alcanzadas por la propuesta definitiva. Se buscaba, ante todo, lograr una solución sobria, concentrada y económica que recurriría en buena medida a la industrialización de las piezas de la compondrían.

1. Casa Alcock I. Plano de ubicación
2. Casa Alcock I. Izquierda: Isometría general. Derecha: Vista del puente de acceso

El partido arquitectónico asumido, que llevó a los curadores de la muestra “La casa como tema. Primera aproximación antológica  de la casa en Venezuela” (Museo de Bellas Artes, 1989), a incorporarla dentro de la categoría de “Casa y Tecnología”, la cual Martín Padrón acompaña con el sugerente texto “La búsqueda de una poética de la construcción”, parte de respetar al máximo las condiciones del terreno mediante una solución que se posa sobre él, recurriéndose a la conformación de un sólido prisma de base cuadrada apoyado en un sistema estructural lógico y racional que conduce las cargas al suelo a través de cuatro grandes columnas.

Si bien la idea esencial remite a la imagen de un galpón a cuatro aguas cuyo techo está sostenido por cerchas metálicas, organizado en torno a un espacio central vinculador, y si bien la variable constructiva fue fundamental para resolver las dificultades de adaptación al lugar, sería equivocado atribuirle a ellas el rol protagónico en la caracterización de una casa donde la luz y la penumbra se equilibran a la hora de lograr una ambientación totalmente acogedora, dotándola de una atmósfera que la aproxima a la arquitectura colonial bajo coordenadas absolutamente modernas.

Otro asunto de interés viene a ser la manera como se accede una vez implantado el volumen en la pendiente. Tras la apariencia de tratarse desde el exterior de una edificación aislada de una planta, cuya cubierta ligeramente sobresale de entre la vegetación que la arropa, el aislamiento alcanzado se salva a través de la aparición de dos ligeros puentes angostos que, partiendo de la zona de contacto con la calle, señalan uno, el lugar de la puerta principal y el otro la entrada de servicio. Desde ellos se puede descubrir cómo la casa se desarrolla en tres niveles “hacia abajo” para luego fusionarse con corredores perimetrales que, a modo de espacios intermedios, resuelven la transición interior-exterior con solvencia y abren la posibilidad de disfrutar “desde afuera” de las vistas lejanas las cuales, a su vez, tienen una particular  consideración “desde dentro”.

3. Casa Alcock I. Arriba izquierda: el jardín vertical. Arriba derecha: el corredor perimetral. Abajo izquierda: el estar íntimo. Abajo derecha: Vista del espacio central.

Dos escaleras de caracol, una interior sumida en el patio de sólo 20 m2 que relaciona los dos niveles superiores y otra exterior que conecta a los balcones perimetrales conforman el sistema de circulación vertical, permitiendo ésta última acceder de forma independiente al nivel suelo y disfrutar del jardín selvático tan esmeradamente cuidado durante años por la Sra. Carolina Alcock.

Para su creador, tal y como se señala en el catálogo de la exposición organizada por la Galería de Arte Nacional (GAN) “Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992” (1992), “esta casa con techo de tejas a cuatro aguas, no tiene ‘nada que ver con las tipologías coloniales’. Es, más bien, ‘una terraza’, que tiene que ser explicada como una sección dominada por la vista y por el jardín natural. Reforzando esta idea, el comedor original de la casa no se cerraba del todo. Paneles corredizos colgantes de vidrio y de romanilla de madera se corrían libremente para ver la vista”.

Alcock diseñó más adelante (1988), con más de 25 años de diferencia, otra casa propia, vacacional, en Mitivibó, estado Mérida (denominada como Casa Alcock II), bajo criterios totalmente diferentes, signados en este caso por la adaptación a una vivienda campesina existente encontrada en ruinas con paredes de tapia de 50 cms de espesor que se estaban cayendo, donde vuelven a ser fundamentales las consideraciones del lugar en que se encuentra y el respeto por la preexistencia. “No había ventanas. Nada era ortogonal. Sólo cuatro cuartos con puertas todos con diferentes proporciones. Los antiguos habitantes vivían en la oscuridad, en el páramo. Con ese frío, sin embargo, hicieron un patio”, dirá Alcock en el catálogo de la exposición de la GAN ya mencionado dando pie así a la explicación de la manera considerada y la vez creativa como actuó a la hora de diseñar la remodelación.

4. Casa Alcock I. Vista exterior
5. Casa Alcock I. Vistas del espacio central
6. Casa Alcock I. El estar íntimo

Rememorando a dos arquitectos desaparecidos recientemente, Domingo Álvarez y Juan Pedro Posani, transcribiremos aquí la impresión que en el primero causó la visita a la Casa Alcock I arrancándole expresiones como “¡Es una maravilla! ¡Es increíble! ¡Es la mejor casa del mundo!”, dándole pie al segundo para manifestar lo siguiente a través de su blog El viejito inquieto el 12 de noviembre de 2019:
“En esta casa, durante mas de cuarenta años, se ha escuchado a Beethoven y guarachas, se comió excelente pasta a la amatriciana con un buen vaso de tinto toscano, así como arepas de chicharrón con cerveza. Y en esta casa, así mismo, se leyó a García  Márquez.

Y es que la realidad de esta casa va mas allá y desborda la simple historia de la arquitectura. Es un punto desde el cual observar a la humanidad y la historia del mundo y del cosmos. Pertenece  más al proceso de la evolución de la humanización de América que a la historia de nuestra arquitectura. Esta se advierte en la tibia ternura de las tejas del techo (recuerdo de nuestra arquitectura colonial) o en el gran espacio central (recuerdo de los grandes espacios de las attas, churuatas y shabonos de nuestra arquitectura indígena). Pero en lo esencial lo que plantea esta casa es desplegarse como un molusco en su concha, como un dispositivo de creación de vida. Es esencial entender por qué las fotos de esta casa no equivalen nunca a las formas exageradas y definitivas de la arquitectura del gran éxito internacional. Esta es una de las grandes casas del mundo. Así como la de Niemeyer en Río, la de Murcutt en Australia, la de Aalto en Finlandia y la de Mies en los Estados Unidos, esta casa es una de las mejores del mundo. El Flaco tenia razón y podemos estar orgullosos, como arquitectos y venezolanos, de este enorme aporte de Jimmy a nuestra presencia en América.

7. Casa Alcock I. Dibujo de una de las alternativas iniciales que formó parte de la exposición Latin America in Construction: Architecture 1955–1980, MoMA, 2015

Bueno es decirlo, la Casa Alcock I fue otra de las obras que representó a Venezuela en la exposición Latin America in Construction: Architecture 1955–1980 organizada por el MoMA en 2015, quedando uno de los dibujos de las alternativas iniciales como parte de la colección del museo.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 2, 3 y 5. Catálogo de la exposición Alcock. Obras y proyectos. 1959-1992. (1992)

4 y 6. http://guiaccs.com/obras/casa-alcock/

7. https://www.moma.org/collection/works/176739

1966• Casa Oscar Tenreiro

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1966•  El arquitecto Oscar Tenreiro termina la construcción de su vivienda personal, ubicada en el Alto Hatillo, en un terreno con frente sobre la Carretera El Hatillo – Caracas. Recibió el Premio Vivienda Unifamiliar en la Bienal de Arquitectura Venezolana de 1967 por este proyecto.

HVH

2009• Casa Embalaje

Casa Embalaje.jpg

2009•  Se concluye la construcción de la Casa Embalaje, ubicada en el Alto Hatillo, Caracas, diseñada por el arquitecto Alejandro Borges G., con estructura del ingeniero Edgar Palumbo.
La casa de 840 m2 de construcción fue proyectada en el 2005 y construida en cuatro años. El proyecto constituyó para Borges una oportunidad de exploración sobre el potencial de la combinación de diferentes materiales: aluminio y madera reciclados, concreto texturizado, piedra, buscando una composición final con expresividad. La obra tuvo como base una pequeña casa existente la cual fue envuelta por el proyecto construido.

HVH