Un trabajo venezolano entre las 41 obras finalistas de la XII BIAU: Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo 2022.
El pasado miércoles 6 de julio apareció en el portal Plataforma Arquitectura un reportaje escrito por Mili Sánchez Azcona dedicado a anunciar las 41 obras finalistas de la XII BIAU: Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo 2022, del cual trascribimos lo siguiente:
“La BIAU – Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo es una iniciativa el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España (MITMA), en colaboración con el Consejo Superior de los Arquitectos de España (CSCAE) y la Fundación Arquia. Tras la realización de once ediciones, el evento se ha consolidado como una referencia fundamental para conocer y entender la situación actual y prospectiva de la arquitectura y el urbanismo en la comunidad iberoamericana.
Para la XII edición de la BIAU, se abrió una convocatoria pública con el objetivo de descubrir los mejores trabajos de arquitectura y urbanismo, así como también de aquellas prácticas al margen de la profesión que puedan aportar soluciones alternativas e innovadoras a las formas de habitar. La entrega de premios, actividades y exposición, se llevarán a cabo del 21 al 25 de septiembre en CDMX, en el marco del Festival Arquitectura y Ciudad Mextrópoli.
La vivienda y la habitabilidad de la ciudad fueron el centro del debate de esta edición. Bajo el lema ‘Habitar al margen’, se pretendió reflexionar sobre el hábitat humano y las formas de habitar en comunidad. El evento se inició con el lanzamiento de una convocatoria y un trabajo de investigación, documentación y difusión de propuestas que se sitúan en los márgenes de un sistema que se resiste a cambiar, y que se centran en la calidad de vida del habitante y la comunidad.
La convocatoria de la XII BIAU se dividió en seis categorías: Obras, Publicaciones, Programas Docentes, Acciones al margen, Trayectoria e Investigación”.
Así, dentro de las 41 obras finalistas nos hemos encontrado con la grata sorpresa de que aparece un trabajo venezolano: “Comedores ALS / María Valentina González, Josymar Rodríguez, Stefan Gzyl, Alfonso Torres, Alexandra Núñez, Nur Abdul, Valentina Ostos, Pedro Tortello y Oriana Coello”.
Habiéndonos puesto en contacto con los autores obtuvimos la ficha técnica y la memoria descriptiva enviadas a la BIAU que a continuación colocamos.
Ficha técnica.
Título: Comedores Comunitarios Alimenta La Solidaridad.
Autores: INCURSIONES (María Valentina González, Josymar Rodríguez, Stefan Gzyl, Alfonso Torres,
Alexandra Núñez, Nur Abdul, Valentina Ostos, Pedro Tortello, Oriana Coello).
Situación de la obra: Barrio Nuevo Horizonte, Catia, Distrito Capital, Caracas (espacio piloto).
País de emplazamiento de la obra: Venezuela.
Fecha de finalización: 08-04-2021.
Uso: Equipamiento.
Tipo de obra o proyecto: Ampliación, reforma o rehabilitación.
Presupuesto total: 15500 US$ (cuatro comedores).
Dimensión: 38 m2.
Promotor/es, cliente/es: Alimenta La Solidaridad
Empresa, equipos o persona constructora: Jesús Hernández, Leonardo Sánchez, Cheo Ramírez, Pedro Marín, Santiago Marín, Oswaldo Montes, Marcos Vieira.
Autoría fotografías: Edgar Martínez, Stefan Gzyl.
Memoria descriptiva
Alimenta La Solidaridad enfrenta la malnutrición infantil mediante comedores que dan una comida diaria a niños en zonas vulnerables, a partir de un modelo de participación comunitaria liderado por madres locales. La organización maneja más de setenta comedores en Caracas, alimentando diariamente a más de cinco mil niños. Los comedores operan en casas de madres voluntarias, transformando ámbitos domésticos en espacios colectivos y viceversa. La cocina y el almuerzo compartidos extienden la casa hacia escaleras, callejones y patios, desdibujando límites entre público y privado. El encuentro diario en torno a la comida genera oportunidades laborales y educativas, afianza vínculos y permite hacer seguimiento nutricional a los niños y madres.
INCURSIONES ha desarrollado un proyecto que emplea el diseño no solo para mejorar condiciones sino agregando valor. Una conciencia de la escasez como potenciadora del diseño permitió abordar lo urgente (ventilación, iluminación, higiene) con operaciones puntuales, dejando espacio para las preguntas importantes, como el rol del espacio en la seguridad del niño/a, liderazgo de las madres y participación local. El valor agregado está en la capacidad del proyecto de articular esfuerzos. El esfuerzo coordinado es una forma de riqueza, vital para romper ciclos de dependencia, reducir riesgos asociados al entorno y desarrollar un sentido de pertenencia.
Un espacio piloto permitió desarrollar estrategias de diseño, procesos de proyecto y lógicas constructivas afinadas posteriormente. Esto incluye: secuencia espacial basada en tres momentos (espera, lavado, comida) mediante dispositivos y espacios diferenciados, el juego como incentivo a permanecer cerca de las madres facilitando la supervisión, la reutilización de escombros y desechos, continuidad de un equipo de obra complementado con mano de obra local, y la tolerancia constructiva entre distintos componentes espaciales.
¿PARA QUIÉN? El proyecto beneficia directamente a más de 100 mujeres y 400 niños. Los espacios de Macarao y Caricuao funcionan como nodos comunitarios; sirven a los vecinos de la zona e incrementan la seguridad del espacio público a partir del uso continuo durante el día.
¿POR QUÉ? El proyecto expande oportunidades de impacto de infraestructuras proveyendo seguridad alimentaria (ODS 2) a cientos de niños. Incorpora valores asociados a ODS 1, 6 y 11 mediante cuatro indicadores específicos:
Indicador 1.4.1 (ODS 1: Fin de la pobreza) garantiza acceso a servicios básicos para comunidades pobres y vulnerables, habilitando en los comedores-viviendas acceso a agua, saneamiento, electricidad y combustibles limpios para cocinar.
Indicador 6.2.1 (ODS 6: Agua limpia y saneamiento) abordado mediante la instalación de lavamanos en espacios estratégicos del comedor.
Indicadores 11.7.1-11.7.2 (ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles): acceso a espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles. El proyecto consolida las áreas exteriores del comedor como espacios comunitarios seguros, de colaboración y encuentro, particularmente para las mujeres y niños que hacen vida diaria allí.
También nos aclara el equipo que “aunque en la ficha técnica aparece Nuevo Horizonte como proyecto piloto, fueron cuatro en total los comedores que se construyeron (de siete que proyectamos): San Miguel (La Vega), Nuevo Horizonte (Catia), Macarao y Caricuao”. A ellos corresponden las imágenes que nos facilitaron.
Reconocemos el esfuerzo realizado y sabemos que haber llegado a esa instancia de selección dentro de la BIAU es un gran logro que debe difundirse. Por ello le enviamos a INCURSIONES desde aquí nuestras más sinceras felicitaciones.
ACA