
Archivos diarios: 19 de enero, 2025
¿SABÍA USTED…
… que en 1954 se inaugura y pone en servicio el Puente Nueva República (Pagüita) que une la Av. Sucre con la Plaza O’Leary de El Silencio?

Cuando en el año 1952 se concluye la construcción del tercer tramo de la avenida Sucre, o en otras palabras, el trecho comprendido entre Tinajitas y la antigua placita Diego de Losada, la noticia es recogida en el diario El Universal el 24 de noviembre señalando que “…las obras inauguradas ayer” son “un paso decisivo para la cómoda circulación de los vehículos desde el centro hacia Catia y demás barrios del Oeste”.
Sin embargo, la misma nota de prensa señala lo siguiente: “Para que la Avenida cumpla a cabalidad su función primordial de vialidad, es necesario proceder de inmediato a construir el empalme con la Avenida Este y con las Avenidas Bolívar y San Martín, a través de la Plaza Urdaneta, estando para esta fecha completamente terminados los estudios y proyectos correspondientes. (…) Si se realizase el proyecto aprobado por la Comisión Nacional de Urbanismo quedarían enlazadas en forma racional aquellas arterias de tránsito y tendría Caracas una entrada cónsona con su importancia. (…) Estas obras están programadas por el Gobierno para ser ejecutadas el próximo año”.

El empalme al que se refiere la información no es otro que el correspondiente a la construcción de puente Nueva República, diseñado y calculado en 1951 por el ingeniero italiano Riccardo Morandi (1902-1989), cuyas obras ya se habían iniciado para ser finalizadas en 1954 por la firma venezolana Precomprimido, C.A., integrada por los ingenieros Juan F. Otaola Paván (1920-2000) y Oscar Benedetti Pietri (1926-2013).


La elegante estructura, que bien puede ser calificada de viaducto, de acuerdo a las “Generalidades” que encabezan el artículo “Puente Nueva República. Caracas” publicado por Morandi en Informes de la Construcción Vol. 10, nº 96, diciembre de 1957, “salva una rambla que colecta las aguas pluviales y, además, ha de dejar un paso inferior para una avenida; también se ha previsto un segundo paso inferior.

El texto, que consideramos ofrece una claridad meridiana para comprender a plenitud las características técnicas y constructivas de la obra, continúa así: “El puente es de hormigón armado y pretensado en parte, constituido por tres tramos, dos laterales en pórtico y uno central principal, en arco muy rebajado, de 90 m de luz y 7.65 de flecha. El eje del puente está en esviaje respecto al de la avenida del paso inferior, entre los cuales se forma un ángulo de 61º. El arco central está formado por nervios individuales, de sección celular, los cuales se extienden más allá de los estribos para tomar una forma particular.


El tablero del puente, de 28 m de anchura, se ha subdividido en dos bandas de circulación de 9.25 m de anchura cada una, entre las cuales se ha dejado un macizo de 1.50 m. Los andenes para peatones tienen 3 m de ancho, y la pendiente de as calzadas es de 1.5%. Los accesos al puente se han protegido con muros de acompañamiento de hormigón armado”.

El artículo de Morandi, que creemos no tiene desperdicio por lo bien descrito que se encuentra todo el proceso de diseño, cálculo y posterior construcción del todo y las partes que conforman el viaducto, se pasea por la razón de ser, detalles y dimensiones de: los cimientos, los tramos laterales, el arco del tramo central, tablero, la estabilidad de la obra, los tramos laterales aporticados, los muros transversales de los tramos aporticados, el arco y la construcción, dejando claro que se trata de una trabajo de avanzada dentro de su género, equiparable, salvando las distancias, a los viaductos diseñados por Eugène Freyssinet y construidos por la empresa francesa Campenon Bernard para la autopista Caracas-La Guaira, inaugurada por todo lo alto en diciembre de 1953.

Enmarcada dentro de las 9 obras imprescindibles dentro de las 19 contempladas por el Plan Municipal de Vialidad de 1951 y, junto a las avenidas Simón Bolivar y Atlántico, parte del sistema nordeste previsto dentro del Plan Regulador de Caracas de aquel mismo año, el tercer tramo de la avenida Sucre se complementó finalmente entre 1953 y 1954 con el enlace en Catia con la autopista Caracas-La Guaira hacia la avenida San Martín, el enlace con la avenida Urdaneta, la rectificación del radio de entrada al viaducto de Pagüita y el enlace con la plaza Urdaneta (O’Leary) en El Silencio, estando estos dos últimos asuntos vinculados a la realización del puente Nueva República.


Tras el exitoso resultado obtenido en el diseño y ejecución del viaducto, registrado como una de los primeros trabajos de envergadura del ingeniero italiano, la dupla Riccardo Morandi-Precomprimido C.A. seguirá trabajando en equipo. Así, junto a la empresa Julius Berger A.G. de Wiesbaden, Alemania, participaron en 1956 y 1957 en los dos concursos para el diseño del puente General Rafael Urdaneta de Maracaibo convocados por el Ministerio de Obras Públicas, de los cuales sería seleccionada la propuesta presentada por la tripleta que resultaría en la construcción de una de las obras de ingeniería más importantes en la historia del país. Ello le valió a Morandi el alcanzar fama mundial a la que se sumó un resonante descrédito post mortem luego de que, habiendo empleado en 1967 un sistema similar al utilizado en el Puente Sobre el Lago, se desplomara en agosto de 2018 el viaducto Polcevera de la autopista A10, también conocido como puente Morandi o ponte delle Condotte, que atravesaba el arroyo Polcevera, al oeste de Génova.

Por su parte, Precomprimido, C.A., fundada en 1951 por Otaola y Benedetti, es recordada por su importante intervención, entre otras, en el cálculo y construcción de la Torre del Reloj (1953), las Conchas para Transformadores (1954) y los Pasillos Cubiertos (1954) de la Ciudad Universitaria de Caracas de Carlos Raúl Villanueva y, luego, del Teatro del Este, en la Plaza Venezuela (Vegas & Galia, 1955), donde colabora también Riccardo Morandi. La lista completa de sus participaciones en la construcción civil venezolana puede ser consultada en https://www.venciclopedia.org/index.php/Precomprimido_C.A.
ACA
Procedencia de las imágenes
1, 3, 4 y 5. Riccardo Morandi. “Puente Nueva República. Caracas”, Informes de la Construcción Vol. 10, nº 96, diciembre de 1957 (https://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/view/5634)
2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad; Juan C. Quiñones (@jcq_decovenzia) (https://www.instagram.com/jcq_decovenezia/p/CdrNiG9PH58/?img_index=6); y José E. Arnó Ortega (https://www.pinterest.com/pin/384917099385620584/)
6. Juan C. Quiñones (@jcq_decovenzia) (https://www.instagram.com/jcq_decovenezia/p/CdrNiG9PH58/?img_index=1)
7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.
8. La Caracas Inolvidable !!!! (https://www.facebook.com/groups/586879391415561/permalink/2138073582962793/?_rdr); y Víctor Hugo Rodríguez (https://www.pinterest.com/pin/211809988718544310/)
9. Puente Morandi (Toscana). Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Puente_Morandi_(Toscana)); y Riccardo Morandi. Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Riccardo_Morandi)
10. Patrimonio CUC. La Torre del Reloj (https://patrimoniocuc.wordpress.com/2010/03/20/la-torre-del-reloj/); Nancy Dembo, La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva: Aproximación en tres tiempos, 2006; y Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani. Caracas a través de su arquitectura, 1969.
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Arquitectura de la soledad
Rosana Rubio/Fernando Nieto (eds.)
Ediciones Asimétricas
2024
Nota de los editores
Arquitectura de la soledad reúne diez ensayos que exploran la intrincada relación entre la experiencia de la soledad y el entorno construido en la sociedad contemporánea. Con la creciente prevalencia de personas que viven solas y la generalización de las relaciones sociales mantenidas en entornos virtuales, se torna imperativo examinar la soledad desde múltiples ángulos.
Este libro, concebido desde una perspectiva interdisciplinar, desentraña las complejidades de un fenómeno profundamente humano. Desde enfoques psicológicos hasta análisis filosóficos, los autores cuestionan la noción convencional de la soledad no deseada como epidemia contemporánea y plantean la posibilidad de que la solitud puede ser una fuerza positiva en la existencia humana.
Los diversos ensayos y artículos académicos examinan cómo el entorno construido puede acentuar o mitigar las diversas manifestaciones de la soledad. Desde la escala individual de la habitación hasta la amplitud de los paisajes urbanos, los autores trazan la capacidad de la arquitectura para mediar entre la individualidad y la comunidad.
Este libro desafía las nociones preconcebidas y plantea interrogantes esenciales sobre la soledad, ofreciendo una perspectiva única y valiosa para investigadores, profesionales y todos aquellos interesados en comprender las complejas dinámicas entre el individuo, los otros y el entorno construido.
Rosana Rubio Hernández (ed.)
Doctora arquitecta, actualmente investigadora en el Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU-CEDEX). Previamente ha sido profesora e investigadora en distintas universidades europeas y de Estados Unidos. Sus investigaciones, centradas en las implicaciones de los desarrollos tecnológicos y los cambios sociales en el proyecto de arquitectura y de paisaje, han dado lugar a publicaciones científicas y a exposiciones en foros como la Bienal de Arquitectura de Venecia, la Trienal de Lisboa y la Universidad de Columbia. Recibió el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid y la primera mención en el concurso bienal arquia/tesis. El libro coeditado con Fernando Nieto, Loneliness and the Built Environment, fue destacado en los premios del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (2022) y en la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (2023).
Fernando Nieto Fernández (ed.)
Doctor arquitecto y profesor e investigador en proyectos arquitectónicos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Tampere en Finlandia, donde dirige el grupo de investigación SPREAD (Spatial & Speculative Research in Architectural Design). Sus intereses de investigación se centran en las relaciones entre las esferas privada y comunitaria y sus implicaciones espaciales en el entorno construido, combinando metodologías de investigación científica y en proyectos de arquitectura. Ha tenido actividad académica como profesor e investigador en la ETSAM-UPM, ETH Zurich y Aalto University en Helsinki. Su práctica profesional como arquitecto ha sido premiada, publicada y expuesta en diversos foros. Es cofundador y coeditor de la plataforma de investigación HipoTesis.
Textos de:
Ben L. Mijuskovic, Christina R. Victor, Juhani Pallasmaa, Rosana Rubio, Fernando Nieto, Javier Echeverría, Atxu Amann, Flavio Martella, Lola S. Almendros, Lars Svendsen, Christopher R. Long, James R. Averill, Eric Klinenberg y Juan Navarro Baldeweg.
ACA
HA SIDO NOTICIA
Realización de la XVIII edición del Seminario de Arquitectura Latinoamericana -SAL-

Organizado por una alianza entre la Delegación Chiloé del Colegio de Arquitectos de Chile, la Corporación de Estudios Urbanos y Arquitectónicos de Chiloé (CEUACH), la Universidad de Los Lagos y la Universidad del Bío Bío, se llevó a cabo del 3 y 7 de diciembre de 2024 el XVIII Seminario de Arquitectura Latinoamericana (SAL), en las instalaciones de la Universidad de Los Lagos – Sede Chiloé y el Centro Cultural Municipal de Castro. Contó además con el apoyo del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas (IAA) acompañando al CEDODAL (Centro de Documentación Latinoamericana), con la dirección del Arq. Ramón Gutiérrez, uno de los artífices de estos seminarios que se iniciaron en la ciudad de Buenos Aires en 1985 con el objetivo de reflexionar sobre la especificidad disciplinar en el continente. En ese marco, desde el SAL 2024 se convocó a “evaluar críticamente aquellas reflexiones que algún día se hicieron en los diferentes Seminarios de Arquitectura Latinoamericana.”.
Con más 200 participantes que representaron a 13 nacionalidades, reunidos en cinco intensas jornadas de diálogos, ponencias, exposiciones de obras y de proyectos de estudiantes, charlas magistrales y lanzamientos de libros, la presente edición se puede considerar como el relanzamiento de este importante evento cuya última versión databa de 2018.
La ciudad de Castro, del archipiélago de Chiloé, sirvió de escenario para abrir el seminario a la participación de la comunidad local, propiciar el diálogo y el aprendizaje entre generaciones, y promover sinergias entre las voluntades públicas y privadas.
La invitación a participar realizada desde la organización para esta edición tenía tres modalidades: Presentación de ponencias, exposición de arquitectura latinoamericana en madera y concurso proyectos de estudiantes de arquitectura.
Para la presentación de ponencias se propusieron tres ejes temáticos:
Eje 1: RE mirar el Territorio.
Eje 2: RE volver a la Materialidad.
Eje 3: RE novar para las Comunidades.
Se presentaron unas cincuenta ponencias en total, previamente seleccionadas por el panel de expertos coordinados por la Universidad de Los Lagos, Universidad del Bio Bio y Universidad de Magallanes, reagrupadas en los ejes temáticos y en varias mesas simultáneas.
Las conferencias magistrales estuvieron a cargo de Nivaldo Andrade (Brasil), Silvia Arango (Colombia), Sergio Trujillo (Colombia), Hugo Segawa (Brasil) y David Barragán (Ecuador).
Durante el Seminario se desarrollaron además otras actividades vinculadas en forma simultánea. En la Plaza de Armas se realizó una Exposición de Arquitectura Latinoamericana en Madera. En la sede de la Universidad de los Lagos una exposición daba cuenta del Concurso de Estudiantes “Arquitecturas del Bordemar”. El Seminario también fue marco para la realización del IV Encuentro de Editores ARLA (Revistas de Arquitectura) y la presentación del Observatorio de Arquitectura Latinoamericana Contemporánea.


El evento finalizó con la entrega del Premio América, un reconocimiento que SAL otorga a quienes enriquecen la arquitectura de la región con su talento y dedicación. Así, en la categoría Historia, Teoría y Crítica, se honró a Graciela María Viñuales (Argentina), una referente en el estudio de la arquitectura en tierra; y en la categoría Obra Construida, se reconoció a Edward Rojas Vega (Chile), cuyo trabajo desde el Taller Puertazul constituye un indiscutible aporte a Chiloé como territorio.
En el acto de clausura se convocó a la XIX versión del SAL la cual se celebrará en Lima el año 2026.
Para más detalles de lo acontecido en el XVIII SAL sugerimos visitar:
https://sal2024chiloe.cargo.site/
ACA
ES NOTICIA
Domingo Acosta es distinguido con el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura, 2023-2024

El pasado sábado 11 de enero, el profesor del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción FAU UCV, Dr. Arq. Domingo Acosta González, fue seleccionado por el jurado evaluador del Ministerio de la Cultura para que le sea otorgado el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura, 2023-2024, “por su trayectoria y visión de una arquitectura sustentable y responsable con el ambiente”.
La página https://domingoacosta.org/bio señala lo siguiente:
Domingo Acosta, arquitecto venezolano especialista en diseño sostenible. Ph.D. en Arquitectura (Universidad de California, Berkeley, 1986). Es profesor titular del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC), Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UCV. Ha sido profesor invitado de: Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad de Cornell, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Politécnica de Cataluña, Universidad Internacional de Andalucía y Universidad Piloto de Bogotá, entre otras. Su práctica profesional y su actividad académica se han centrado en investigaciones y proyectos de urbanismo y arquitectura sostenible, así como en el desarrollo de técnicas constructivas de difusión popular, temas sobre los que ha publicado numerosos artículos. En 2015 dirige el equipo ganador del Concurso para la Subsede Guayana del Banco Central de Venezuela (BCV), actualmente en ejecución, la cual también le hace merecedor de la Mención Honorífica del Gran Premio XIII Bienal de Arquitectura de Venezuela, 2019 (coautor arquitecto Miguel Acosta) y del Premio al Proyecto Institucional en Ejecución. Es director de la empresa VAV Proyectos y del Consorcio VAV-PMA. En la actualidad vive en Caracas, donde desarrolla consultorías sobre urbanismo.
Desde aquí extendemos nuestras más sinceras felicitaciones a Domingo por este merecido reconocimiento a su trayectoria académica y profesional.
ACA
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 434

A finales del siglo XVIII (1783) en los terrenos de la antigua hacienda Santa Ana se funda la hacienda La Floresta desde donde se impulsa, junto las vecinas haciendas Blandín y San Felipe, la producción del café en Caracas. Propiedad de don Francisco Domínguez, colindaba al norte con el Camino Real de Petare (hoy avenida Francisco de Miranda), al oeste con la quebrada Seca, al sur con el río Guaire y al este con la quebrada Sebucán.

Manteniendo intacta su actividad agrícola la propiedad fue adquirida en 1915 por la familia Sosa quienes en 1944 cesan la producción cafetera y, en virtud de la presión ejercida por el crecimiento de la ciudad hacia el este del valle, deciden en 1952 dar inicio al proyecto de la urbanización La Floresta, la cual fue construida en la parte norte de sus terrenos conservándose por muchos años la antigua casa colonial de la hacienda junto a sus jardines dotados de una flora nativa excepcional.

Los Sosa, no sin antes intentar desarrollar infructuosamente el área verde colindante a la casona, ubicada al oeste con frente a la avenida Francisco de Miranda (para lo cual convocaron un concurso privado de ideas en 1978 para proyectar un Centro Empresarial), finalmente deciden vender a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 1988 el privilegiado sitio ocupado por la casa colonial y sus áreas verdes.
Casi de inmediato, la empresa estatal a través de su Gerencia de Bienes y Servicios llama a un concurso privado con la finalidad de proyectar y construir la Nueva Sede de Petróleos de Venezuela S.A. en lo que se conocía como la Estancia La Floresta. La convocatoria hecha en 1988 mediante un concurso de credenciales, permitió seleccionar 20 equipos participantes reduciéndose finalmente a 5 en la última etapa donde las propuestas presentadas quedaron arropadas por el veredicto de “desierto” emitido por el jurado quien se pronunció al respecto en 1991.

PDVSA, tras el fallido intento de desarrollar allí su sede, toma la decisión de rescatar y remodelar la señorial edificación de finales del siglo XVIII con la idea de destinarla a ser sede para la recepción y albergue de huéspedes ilustres de la industria petrolera, conservando el esplendor de sus jardines. Los trabajos de restauración le son encargados al reconocido arquitecto Ramón Paolini quien, pese a las diversas alteraciones sufridas a través de los años, centró su propuesta en poner en valor la arquitectura que quedó de los siglos anteriores, usando racionalmente los materiales para dejar percibir claramente la intervención contemporánea y la arquitectura restaurada.


Estando en marcha los trabajos de restauración, el destino del edificio dio un afortunado giro que lo orientó ser sede de un centro cultural. “Fue así como Biserca, Bienes y Servicios C.A. filial de Petróleos de Venezuela, dirigida por Ada Bermúdez de Bass, creó en 1993 el Centro de Arte La Estancia, habiendo consultando a varios expertos entre los que se contaban los de la Galería de Arte Nacional y el artista, diseñador y docente Miguel Arroyo acerca de cuál podría ser la especificidad cultural de dicho Centro. Arroyo respondió de inmediato sobre la importancia e interés de abordar el diseño y la fotografía dentro del circuito cultural-artístico más notable del continente, integrado por los museos y galerías del Estado, entidades bancarias, industrias nacionales y privados, localizado en la ciudad de Caracas. De este modo, Biserca aceptó la propuesta de Arroyo, y para emprender la tarea convocó al diseñador gráfico Álvaro Sotillo y a mí, quienes respondimos con entusiasmo al desafío”, expresará Alberto Sato en “Recuerdos del futuro” artículo publicado en el diario El Nacional el 26 de abril de 2015.
Aprovechando al máximo la oportunidad que se presentaba, Sato y Sotillo se abocaron a partir de 1993 a llevar adelante un ambicioso plan que vislumbró “en primer lugar, la necesidad de instalar la noción de diseño y la fotografía en el marco de la producción cultural de Venezuela; en segundo lugar, la oportunidad de abrir el debate acerca de la construcción de un país capaz de producir sus propios bienes, mejorar su base industrial con sus propias iniciativas, reducir su dependencia de las importaciones, crear nuevas fuentes de trabajo y estimular el emprendimiento. Esto es, contribuir a la creación de un país independiente y orgulloso de su capacidad inventiva y productiva, que nos permitiera dejar de ser de consumidores para transformarnos en productores”, según palabras de Sato.

Fue así que diseño y petróleo empezaron a caminar de la mano, venciendo prejuicios que asociaban al primero con frivolidad, e impulsando desde 1993 desde lo que se denominó como el Centro de Arte La Estancia “las actividades de investigación, desarrollo tecnológico, divulgación y estímulo del diseño … que en pocos años se logró identificar como uno de los extraños ‘polos de atracción’ del conocimiento cultural y tecnológico, lo cual contrastaba notablemente con la realidad de un cuerpo social enfermo de incredulidad”, apuntará Sato.
A ello se sumó una cuidadosa programación expositiva llevada adelante por Sato y Sotillo que buscó, aprovechando la excelente ubicación y las remozadas instalaciones de la casa cuidadosamente tratada para albergar un nuevo uso que no alterara su esencia, añadir una pieza más al circuito expositivo a base de temáticas de convocatoria que resultaran innovadoras.
Es así como, coincidiendo con la finalización de los trabajos de restauración y acondicionamiento llevados adelante por Paolini, el 12 de noviembre e 1995 se inaugura en el Centro de Arte La Estancia “la primera exposición de diseño industrial venezolano”: “Detrás de las cosas”, con curaduría del propio Sato y diseño museográfico a cargo de Ignacio Urbina.
Sato complementará: “Debido al éxito de esta primera exposición, le sucedió un cerrado programa de muestras de diseño gráfico, industrial, de mobiliario, de fotografías, con una maravillosa concurrencia integrada por público en general y especialmente por jóvenes. En poco tiempo el lugar … se convirtió en punto de referencia del diseño, con una biblioteca que atendía a todos los estudiantes e interesados en diseño del país”.
A “Detrás de las cosas” le siguieron “Chicho Mata. El hombre de Uribe” (1996); “DGV 70–80–90 Diseño Gráfico en Venezuela” (1996); “Hans J. Wegner. Hacedor de sillas” (1996); y “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997), de cuyo diminuto y extraordinario catálogo, diseñado por Álvaro Sotillo, impreso por Exlibris en un formato de 15 x 7 cms a modo de libreta con hojas unidas con un espiral metálico y en papel glasé, hemos reproducido la portada y contraportada para engalanar nuestra postal del día de hoy.

La muestra, basada en una amplia y rica colección de sillas provenientes de CAPUY C.A. (copatrocinante del evento), Arquetipo, Casa Curuba y numerosas personas que pusieron a su disposición las que eran de su propiedad, fue curada por Alberto Sato (quien además redactó los textos), contó con la museografía de José Luis (Chuchi) Sánchez, el diseño gráfico de Álvaro Sotillo y la fotografía de Mariano U. de Aldaca. Cabe destacar que Sotillo, responsable de desarrollar la imagen de la institución creó para tal fin dos fuentes tipográficas Estancia Book ® y Floresta Book ® (que pasaron a ser propiedad del Centro de Arte la Estancia) las cuales se incorporaron de lleno en el diseño museográfico y gráfico tanto de la muestra como del catálogo.


Con la exhibición se desarrolla la idea de que “en la vida cotidiana de Venezuela, la silla es uno de los objetos más emblemáticos del espíritu moderno que anima a sus habitantes. En efecto, el escenario moderno como universo de representaciones sociales expone con naturalidad e inadvertidamente, una imagen de las aspiraciones y deseos de los modos de habitar un territorio; conforma una pequeña señal de cómo es imaginado el país, porque la silla no sólo sirve para sentarse; sirve para representar a quien está sentado y la forma que adquiere el ambiente con el símbolo de un tiempo que puede ser presente, pasado o futuro”, tal y como plantea Sato en la introducción del catálogo.
Con ello en mente se estructuró un recorrido cronológico que permitió apreciar la presencia de seis tiempos que refuerzan el enfoque que se buscó dar a la muestra:



Un “Primer tiempo” en el que hacen acto de presencia “Los primeros modernos” como señal de que “en el filo de los años cuarenta y cincuenta la introducción de sillas modernas en Venezuela no es ajena a la participación de los jóvenes arquitectos formados en el extranjero”. Marcel Breuer, Mies van der Rohe, Harry Bertoia, Charles Eames y Eero Saarinen serán los creadores que forman parte de esta etapa.



Un “Segundo tiempo” titulado como de “La modernización domesticada” donde “la confirmación y certeza de la modernización halló la pausa reflexiva del encuentro con algunas condiciones ambientales y con los valores locales: la organicidad de la madera, la artesanía de su producción, las tipologías vernáculas y las herencias coloniales consiguieron incorporarse a la ‘naturalización’ del mobiliario escandinavo. Alvar Aalto, Hans Wegner, Arne Jacobsen, Finn Juhl, Kaare Klint, Antonio Bonet/Juan Kurchan/J.Ferrari-Hardoy, Cornelis Zitman, Poul Kjaerholm, Gaetano Descalzi, Gio Ponti y Miguel Arroyo junto a sus diseños animarán este tiempo.



Un “Tercer tiempo” subtitulado como “La década rugiente” se centra en los años sesenta, década que transcurre entre crisis políticas y económicas “en un mundo trastornado por convulsiones sociales externas e internas (…) (donde) las reflexiones no tomaban en cuenta el universo cotidiano que, inadvertidamente, se cubría de plástico y de optimismos interplanetarios; es entonces cuando irrumpen en escena las sillas de plástico, los globos inflables y las bolsas informes rellenas de poliestireno que se amoldaban al acto de sentarse”. Es este el momento en que harán su aparición creaciones Piero Gatti, Eero Saarinen, Giancarlo Piretti, Achille Castiglioni, Eero Aarnio, e Yrjö Kukkapuro.



Un “Cuarto Tiempo” subtitulado “El confort del Boom” abre paso a la década de los setenta: “una nueva era de abundancia que se ocupa de destruir todo lo que encuentra a su paso; entre lo cual se cuenta la tradición moderna que a partir de entonces adquiere carácter heroico. Comienza a relajarse el optimismo tecnológico y las sillas domésticas recuperan el espacio perdido. Otra vez madera y eficiencia ergonómica, especialmente en el mobiliario de oficina”. Firmas como Knoll y Herman Miller copan la escena y tras ellas nuevamente Charles Eames y Eero Saarinen junto a Mario Bellini, Tobia Scarpa, Warren Plattner, y Charles Pollock.



Un “Quinto tiempo” dedicado a los ochenta le permite a Sato subtitularlo como el del “Posmoderno o las vanguardias revividas”. La silla definida como un objeto mueble compuesto de asiento y respaldo “trasciende el mero hecho de sentarse y asume su verdadero papel de adorno doméstico” convirtiéndose en pieza de colección o “esculturas que se esconden tras el signo de la función”. Se recupera la sobriedad moderna arropada por el historicismo posmoderno que fija su mirada en el pasado aunque este no sea tan lejano. Clásicos de comienzos de siglo realizados por Charles Rennie Mackintosh, Josef Hofmann, los Hermanos Thonet, Gerrit Rietveld, Frank Lloyd Wright, Robert Mallet-Stevens, Marcel Breuer y Le Corbusier sirven de telón de fondo para ilustrar cómo la posmodernidad en Venezuela no se tradujo en el derrumbe de los paradigmas modernos ni un desencanto por la modernidad.



Un “Sexto tiempo” subtitulado “Hoy y también aquí” cierra el itinerario a modo de balance teniendo la década de los noventa como escenario. “Hoy todo vale, aun cuando la silla deja pocos rastros de su función primigenia que es la de sentarse cómodamente” afirmará Sato. “La silla nos permite dos tipos de fruición: desde adentro y desde afuera. Cuando nos sentamos disfrutamos de su comodidad y estamos dentro de ella; cuando la contemplamos a cierta distancia nos transportamos al mundo de los valores estéticos: estamos afuera”. Es así como podemos pasar de una experiencia totalmente individual (sentarse) a una colectiva (la contemplación del objeto por varias personas a la vez). Es por ello que un elemento que nace signado por su utilidad se ha podido convertir en pieza museable.
“Sentados en un siglo” fue seguida por “Hablemos de reciclaje. Innovación y ambiente” (1997); “Grandes fotógrafos en colecciones venezolanas” (1997); “El arte por el arte. L’art pour l’art. Carteles de Mende; & Oberer”; “Miradas domésticas. Diseño español contemporáneo (1998); “40 años de Leica M. Momentos mágicos” (1998); y “Tools Toys. Herramientas lúdicas” (1998), todas de una alta calidad que estuvieron acompañadas de seminarios, charlas y conferencias nacionales e internacionales así como por catálogos que contenían elaboradas gráficas, con la idea de tener un registro permanente, didáctico y de alta calidad, de los temas tratados, y que se convirtieron en un valioso material de consulta. También se creó un Centro de Información sobre arte y diseño abierto al público, que se constituyó rápidamente en el punto de referencia de todos los centros educativos del país.
Así se cerró un intenso ciclo que formó parte de un proyecto modélico y que a partir de 1999 mutó a otro que carece justamente de proyecto.
El Centro de Arte La Estancia, todavía administrado por la estatal petrolera PDVSA, dejó de tener a la innovación como eje de un necesario fortalecimiento de lo diseñado y hecho industrialmente en Venezuela bajo la premisa de «Inventar entonces lo que nos falte, no por suponer que todo está mal, sino porque efectivamente falta», aprovechando las enseñanzas y avanzar inventando.

Hoy ha quedado reducido a ser, como tantos otros, un lugar de difusión del acervo cultural y las tradiciones venezolanas.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 6, 8, 9, 10, 11, 12 y 13. Centro de Arte La Estancia. Catálogo de la exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997)
1. Caracas del valle al mar (http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/)
2. Rafael Urbina Pacini. Jesús Tenreiro-Degwitz. Arquitectura. Edificios y proyectos. 1954-2007 (2023)
3. Capturas de Google Earth.
4. Caracas del valle al mar (http://guiaccs.com/obras/centro-de-arte-la-estancia-antes-hacienda-la-floresta/); Colección Crono Arquitectura Venezuela; Aporrea (https://www.aporrea.org/cultura/n297876.html); y TE RECOMIENDO EN… (https://terecomiendoen.wordpress.com/2016/11/06/centro-de-arte-la-estancia/)
5. Icomos Venezuela (http://icomosdevenezuela.blogspot.com/2023/04/18-de-abril-de-2023-dia-internacional.html) ; y Lo afirmativo venezolano (https://haimaneltroudi.com/centro-de-arte-la-estancia-un-oasis-cultural-urbano/)
7. Centro de Arte La Estancia. Catálogo de la exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997); y ArchivoGráfico (VE) (https://archivografico.org/1995-Floresta-Book)
14. Lo afirmativo venezolano (https://haimaneltroudi.com/centro-de-arte-la-estancia-un-oasis-cultural-urbano/)