
La arquitectura venezolana a partir de 1941, ya en pleno camino hacia la modernización, verá cómo dos tipologías edilicias se encontrarán directamente influidas por los aires que se respiraban en torno a la consolidación de una caracterización nacional a través de la puesta al día de lo colonial: los edificios educacionales y la vivienda obrera.
Los liceos y escuelas que se distribuyen a todo lo largo y ancho del país, construidos bajo la presidencia de Isaías Medina Angarita, producto de la aprobación la nueva Ley de Educación de 1940, constituyen una excelente muestra de las diversas influencias que ya se habían instalado dentro de nuestra arquitectura. Cipriano Domínguez y Luis Malaussena, autores de muchos de ellos, reflejan con toda claridad los dos principales enfoques imperantes para la época ambos dentro de posturas claramente eclécticas. El primero establece una mayor relación con el lenguaje moderno. El segundo se inclina por manifestar una actitud propia de la arquitectura académica del siglo XIX que se equipara a la idea de progreso social propia de la modernidad. Así, en Malaussena, «la composición elemental, el concepto de tipo y la idea de carácter por lo general asociada a la idea de eclecticismo», manejándose a través de códigos propios del neocolonial, se constituyen en el sello de fábrica de los proyectos para “grupos escolares” que en número mayor de diez (del total de 26) tuvo la oportunidad de realizar entre 1942 y 1946 como señala Silvia Hernández de Lasala en Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna, Caracas (1990). Todos, privilegiadamente localizados en los más distintos parajes (céntricos predios de las capitales de estado y de algunas poblaciones importantes del interior del país), siempre ofrecerán un aspecto similar dominado por la racionalidad y la sobriedad. Fue así como la educación (entendida como nivel de instrucción y como infraestructura) empezó a ubicarse en el centro de las ciudades venezolanas ocupando el puesto que siempre ha merecido. En los edificios no sólo se enseñaba sino que ellos mismos servían de lección.
Dentro de este marco conceptual y temporal debe ubicarse uno de los tres grupos escolares que se realizaron en Caracas, representado por el dibujo isométrico que engalana nuestra postal del día de hoy: el Grupo Escolar y Escuela Normal Miguel Antonio Caro, proyectados en 1943.

Creada mediante decreto publicado el 28 de octubre de 1912 emanado del Ejecutivo Federal, la primera Escuela Normal para hombres que funcionaría en el país lo hace en la ciudad de Caracas, siendo su primera sede una vieja casa de Palma a Municipal, Nº 22.
Será en febrero de 1913 a través de decreto firmado por el ministro de Educación del régimen de Juan Vicente Gómez, Dr. Guevara Rojas, que se constituyen los jurados para la provisión de Cátedras por concurso para la Normal de hombres, de acuerdo a la información obtenida en https://proyectost.wordpress.com/2011/07/06/resena-historica-del-liceo-miguel-antonio-caro/.
De tal manera, se encontrará encabezando la lista del grupo fundamental de profesores, para la asignatura de Psicología Pedagógica, el bachiller Rómulo Gallegos quien fue por lo tanto profesor fundador de la escuela y regentó la cátedra por más de ocho años. También estuvo como profesor el poeta Fernando Paz Castillo en la asignatura de Música y Cantos Escolares. “Otros profesores distinguidos fueron Henry Pittier, Vicente Emilio Sojo, el teniente coronel Isaías Medina Angarita, Luis Beltrán Prieto Figueroa y otras figuras representativas de la vida nacional”.
De su primera sede la escuela pasará a ocupar Villa Zoila en El Paraíso donde estuvo hasta julio de 1931. “En diciembre de 1935 pasó a nueva residencia en la esquina de Cuartel Viejo, en la parroquia de Altagracia. En 1937 se mudó para la esquina El Cuño. En 1938 vuelve a mudarse a una casa en Glorieta a Pilita y de esta dirección va a la nueva sede del Instituto Pedagógico en 1939. En 1941 ocupó la casa Pérez Soto, de Perico a San Lázaro. De esta dirección pasó en 1945, a una nueva sede en la Avenida Sucre, esquina con la Calle Real de Los Frailes, Catia, Parroquia Sucre, con la denominación de Escuela Normal de Maestros ‘Miguel Antonio Caro’”, inaugurada el 15 de enero de aquel año. Se designa como director del plantel al profesor Víctor Manuel Orozco y como subdirector al profesor Alberto Armitano.
Ese nuevo y definitivo asiento, uno de los edificios mejor logrados dentro de la saga ya mencionada, estaba conformado por varios elementos: la sede del grupo escolar y la escuela normal (proyectados en 1943), que desarrollada en una planta es la edificación de mayor magnitud y jerarquía; el internado de la escuela normal (1945, de dos plantas); y las viviendas para profesores (1946, también de dos plantas).



Al respecto, Silvia Hernández de Lasala precisará: “No se sabe con exactitud si llegó a existir un proyecto que integrara las tres edificaciones principales del complejo tal y como aparece en el plano de conjunto en el cual se reúnen las tres edificaciones construidas. Sin embargo, si se analizan las fechas en las cuales se elaboraron los diferentes proyectos…se puede llegar a pensar que se trató de proyectos independientes».
Sobre el grupo escolar y la escuela normal cabe resaltar junto a Hernández de Lasala que, respondiendo a un esquema compositivo de corte académico y caracterizado por su estilo neocolonial, “el edificio consta de dos conjuntos de pabellones de aulas dispuestos en extremos opuestos del terreno. Estos están vinculados a un cuerpo central que contiene el auditorio por medio de los espacios destinados a albergar las áreas administrativas y demás servicios complementarios requeridos por ellas. (…) El conjunto situado al Este contiene cuatro pabellones iguales de cinco aulas cada uno y está destinado a la escuela primaria para varones y la escuela normal. El conjunto situado al Oeste consta de tres pabellones de dimensiones diferentes destinados a la escuela primaria para hembras”.


Con relación a los otros dos elementos del conjunto, Hernández de Lasala acotará: “A diferencia de la sede de las escuelas, en el edificio diseñado para el internado y en el pequeño edificio destinado a las viviendas de profesores, el estilo utilizado es definitivamente moderno y en la sintaxis propuesta ha desaparecido toda condición de axialidad o de sumatoria de elementos”. Por otro lado, como bien apunta Iván González Viso en la nota elaborada para Caracas del Valle al mar. Guía de Arquitectura y Paisaje (2015), “en el cuerpo destinado al internado, compuesto por pabellones y patios, Malaussena logra una unidad formal mediante volúmenes articulados que muestran elementos de control climático. El uso de recursos formales como el balcón y el porche contribuyen a un juego de claroscuros en fachada que potencian y animan la austera arquitectura libre de ornamentos. Los cuerpos destinados a viviendas de los profesores se organizan alrededor de un vacío central de doble altura con cubierta de vidrio, a diferencia de los dormitorios, donde la fachada exhibe pequeñas perforaciones cuadradas en sus muros, que producen al interior una iluminación íntima”.

Para el año de 1947, el internado desocupa las instalaciones y la escuela anexa ocupó el lugar, realizando sus funciones de manera conjunta junto a la normal. En 1982 dejó de ser una Escuela Normal para convertirse en Liceo, actualmente, inmersa dentro del Parque del Oeste “Alí Primera”, Catia, es Sede Rectoral de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) y del Liceo Miguel Antonio Caro.
En la Gaceta Oficial número 32.039 del 4 de Agosto de 1980, se publicó la Resolución por la cual, la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, declara la Escuela Normal “Miguel Antonio Caro”, Monumento Histórico Nacional.

Nota
(Tomado de Wikipedia)
“Miguel Antonio Caro Tobar nació el 10 de noviembre de 1843, en Bogotá, República de Nueva Granada, en un hogar acomodado de la ciudad.
Hijo del notable escritor José Eusebio Caro, debido a las circunstancias políticas del país durante su infancia no siguió estudios regulares en establecimientos de educación ni recibió títulos académicos, aunque, posteriormente, por su trayectoria le fue reconocido un doctorado »honoris causa» en Jurisprudencia por Universidades de México y Chile.
Dirigió la Academia Colombiana de la Lengua, participó en la redacción de la Constitución de 1886 y ejerció como diputado, presidente del Consejo de Estado, Vicepresidente de la República (1892) y Presidente de la República (1894). Tras abandonar la política, se dedicó a la literatura: es autor de una Gramática de la lengua latina (en colaboración con Rufino José Cuervo, 1867), ensayos (Tratado sobre el participio, 1870) y traducciones de obras clásicas.
Caro falleció en Bogotá, el 5 de agosto de 1909, a los 65 años. Sus restos reposan actualmente en el Cementerio Central de la capital”.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 2, 5 y 6. Silvia Hernández de Lasala. Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna, 1990.
3. http://guiaccs.com/obras/escuela-miguel-antonio-caro/
4. http://guiaccs.com/obras/escuela-miguel-antonio-caro/ y Silvia Hernández de Lasala. Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna, 1990.