ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 292

La posmodernidad en Venezuela tuvo, más allá de los círculos académicos, un efecto si se quiere leve en cuanto a manifestación tanto en la arquitectura como en la ciudad. Sin embargo, si alguna obra de las realizadas en nuestro país durante los años 80 del siglo XX recoge de manera refinada aquello que Charles Jencks denominó El lenguaje de la arquitectura posmoderna (1977), esa es la quinta Palmasola, ubicada en la Av. Oriente del Caracas Country Club, diseñada por Carlos Brillembourg.

En este interesante ejemplo, la vivienda unifamiliar despojada de ataduras económicas volvió a convertirse en el territorio de experimentación ideal para que un arquitecto, muy próximo a las tendencias más en boga, lograra recrear mediante lo que algunos podrían calificar como un “juego erudito”, un historicismo vinculado a la manera como Aldo Rossi lo tradujo salpicado del uso de elementos propios de la arquitectura tradicional y de ciertos guiños cercanos a la estética de Luis Barragán.

1. Vista de la quinta Palmasola desde el sur

La blanca casa, permanentemente y desde el ángulo que se mire, recurre a ejercitar la memoria colocándose a contracorriente de experiencias más asociadas a la arquitectura moderna sin dejar de manifestar su deuda con una continuidad temática y una forma de articular los espacios.

Según María Teresa Novoa, quien escribe una reseña de Palmasola en la Revista CAV 49 (abril 1986) acompañada de una completa información fotográfica: “Brillembourg al buscar sus raíces en la historia de la Arquitectura y en el ambiente, se torna sensible al camino que marca la estética de los 80, y define su discrepancia frente a la opción gratuita e improductiva de la ortodoxia racionalista. En Palmasola presentimos la historia de la Arquitectura más allá de la ocasión de un acercamiento material entre Arquitectura nueva y Ambiente antiguo”.

2. Quinta Palmasola. Maqueta
3. Quinta Palmasola. Planta baja
4. Quinta Palmasola. Dibujo axonométrico

La casa en esencia está conformada por un paralelepípedo ubicado al extremo este de la parcela, paralelo a la calle, que alberga la mayor parte del programa, articulado a un pequeño cubo que contiene la sala el cual está rodeado de una columnata circular que cita directamente al templete de San Pietro in Montorio de Bramante. En ella se define con toda claridad un eje espacial perpendicular a la calle a partir del juego engañoso e indirecto con el acceso exterior que, tras el ingreso, se convierte en un hall relacionador de sus dos niveles y de distribución al resto de la planta baja. En el hall se ubica una limpia escalera que conduce a las habitaciones en la planta alta y desde él se puede continuar en línea recta hacia la sala, ir a la derecha a un grupo de ambientes para el uso personal del dueño de la casa (estudio, biblioteca y dormitorio auxiliar con un amplio guardarropa-baño), o acceder a la izquierda al comedor, a un pasillo de servicios que comunica con la cocina y el garage o a un generoso ambiente intermedio que por su ancho cuesta calificarlo de corredor, el cual se convierte en el máximo protagonista de la fachada posterior, conduce a una pequeña piscina y está delimitado por un pórtico que entra en el agua.

5. Quinta Palmasola. «La pared azul» en los espacios destinados al servicio de la piscina.
6. Quinta Palmasola. Hall de entrada

De la descripción aparecida en el catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987) extraemos lo siguiente: “… los espacios destinados al servicio de la piscina se encuentran incluidos como una estancia a cielo abierto, en donde se ha planteado un singular experimento de Arte Ambiental -La pared azul- que nos recuerda las igualmente felices realizaciones del arquitecto mexicano Luis Barragán”.

El jardín donde irrumpe la piscina está igualmente protagonizado por una esbelta palma datilera de la cual la casa deriva su nombre.

De la descripción hecha por Novoa sabemos que el piso de la casa es de parquet “siguiendo el dibujo de la espina de pez mientras en la logia se ha usado mármol ‘botticino’ y en el exterior ‘travertino grezzo’ ”.

Esta obra, ecléctica por donde se le vea, juega de manera muy hábil con la volumetría, las visuales, las relaciones interior-exterior y la incidencia solar garantizando la iluminación y ventilación natural para todas las estancias y el correspondiente confort ambiental.

Si apelamos al ilustrativo gráfico que Jencks elaboró para el libro ya mencionado, buscando armar el árbol genealógico del cual se desprende el vocabulario usado por la arquitectura posmoderna, la quinta Palmasola sería heredera de lo que el conocido crítico e historiador califica como “urbanismo ad hoc” por la clara influencia que manifiesta del neorracionalismo italiano inspirado a su vez en el análisis de la ciudad tradicional, lo cual nos permite aventurar que el jardín posterior de la casa tiene la aspiración de ser considerado un patio y también una plaza.

Por otro lado, Brillembourg, venezolano residenciado desde muy temprano en los Estados Unidos, una vez graduado de arquitecto en Columbia University en 1975, trabajó casi de inmediato con Jimmy Alcock y seguidamente con la firma Mitchell/Giurgola. Fue miembro fundador en 1977 del Instituto de Arquitectura Urbana (IAU), funda en 1980 en Caracas la oficina Brillembourg Arquitectos y Urbanistas estableciéndose finalmente en Nueva York donde ejerce desde 1998 en su oficina Carlos Brillembourg Architects.

Palmasola coincide con la estadía en Caracas de Brillembourg desde finales de los años 70 y buena parte de los 80 y con su actividad dentro de Instituto de Arquitectura Urbana donde el contacto con los invitados internacionales venidos a Venezuela gracias a esa organización, ejerció sobre él una notable influencia que supo manejar con sapiencia y elegancia.

La casa obtuvo un reconocimiento en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura (1987) y fue publicada en la revista Casa Vogue en abril de 1985.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1, 2, 4, 5 y 6. https://www.carlosbrillembourgarchitects.com/1975-1985/palmasola

3. Revista CAV 49, abril 1986

¿SABÍA USTED…

… que en 1956 se inaugura la Plaza Los Símbolos en el Paseo Los Ilustres?

1. Plaza y Paseo Los Símbolos el día de su inauguración.

Lo que se conoce en Caracas como el “Sistema Urbano La Nacionalidad” tuvo a lo largo del tiempo, desde que se gestó hasta que se culminó, un desarrollo y significado bastante desiguales. Definido su trazado, se inicia su realización con el tramo conformado por el Paseo Los Ilustres (parte de la antigua avenida Las Acacias que comienza a su vez en la Plaza Las Tres Gracias), proyectado al unísono con los albores de la Ciudad Universitaria de Caracas, a comienzos de la década de 1940, durante el mandato de Isaías Medina Angarita. Dedicado a rendirle tributo a los hijos insignes de la Nación y pensado como parte del ordenamiento urbanístico impulsado por el gobierno de Medina, el Paseo Los Ilustres se diseñó bajo la premisa de estar flanqueado por viviendas para la clase media para las cuales era su natural desahogo.

El resto del Sistema contemplaba terminar de conectar un sector en el que lo civil (encabezado por la máxima casa de estudios del país) era el leit motiv, con otro polo en el que lo castrense sería el tema predominante. Allí se ubicaría, una vez encargado su proyecto en 1945 (también por el gobierno de Medina) al reconocido arquitecto Luis Malaussena, el conjunto formado por las sedes de la Escuela Militar y la Escuela de Aplicación.

Así, el estrecho vínculo entre uso habitacional y espacio público que caracteriza al Paseo Los Ilustres no se conservará al momento de continuar el desarrollo del eje que conectaría la Ciudad Universitaria y la Escuela Militar y que tiene justamente a la Plaza Los Símbolos como punto de inflexión. Desde este lugar el Sistema se va desprendiendo paulatinamente de su compromiso con las áreas aledañas y del hacer ciudad bordeando el río Valle, hasta convertirse finalmente en el monumental Paseo Los Próceres poco después del cruce con el distribuidor La Bandera.

2. Sistema Urbano La Nacionalidad iniciando en la parte superior con la Plaza Las Tres Gracias (entrada a la Ciudad Universitaria) y rematando en la parte inferior en la Escuela Militar.

Este importante cambio en el carácter del gran paseo coincide justamente con el momento en que, derrocado Medina en octubre de 1945 y continuada la visión civilista de lo urbano por el llamado “Trienio adeco” (1945-1948), toma el  poder, tras el golpe de Estado a Rómulo Gallegos, la Junta Militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud, pero fundamentalmente a partir del 2 de diciembre de 1952 cuando el mando se concentra en la figura de Marcos Pérez Jiménez como dictador y presidente de lo que aún se llamaba los Estados Unidos de Venezuela.

La clave de la transformación experimentada en el Sistema Urbano La Nacionalidad se encuentra recogida en el libro Escrito de memoria (1967) de Laureano Vallenilla-Lanz Planchart (Ministro de Relaciones Interiores durante la dictadura) quien, citado por Silvia Hernández de Lasala en Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna (1990) transcribirá el mensaje que Pérez Jiménez le transmitiera a Malausenna (encargado de realizar también los proyectos finales): “El general Medina, quería edificar algo modesto y los adecos una cosa más modesta aún. No, manifesté al doctor Luis Malaussena, no. Vea grande. La Escuela Militar debe disponer de medios y de espacio suficiente para formar una élite intelectual, física y moral. Un oficial egresado de ese Instituto habrá de estar capacitado para cualquier misión castrense o civil”.

Y a partir de allí continúa Hernández de Lasala: “De las palabras de Marcos Pérez Jiménez se deduce el cambio de actitud que mostrará Malaussena, del conjunto de la Escuela Militar y la Escuela de Aplicación al del Paseo de Los Precursores y el Círculo de las Fuerzas Armadas. (…) La austeridad en el uso de los recursos que se observa en el conjunto proyectado durante el gobierno de Isaías Medina Angarita dará paso a la utilización de materiales costosos característicos de las obras del complejo que se diseñan y construyen en la década de 1950: el Círculo de las Fuerzas Armadas y el Paseo de los Precursores”.

De tal manera, a la conclusión del conjunto de las dos escuelas en 1947 y de la primera parte del Sistema La Nacionalidad (Paseo Los Ilustres y Paseo Los Símbolos) seguiría el desarrollo del monumento a Los Próceres y el Paseo de los Precursores al que se adosó el Círculo de las Fuerzas Armadas, dentro del afán por darle a Caracas un lugar gobernado por el lenguaje académico y el eclecticismo en el que la monumentalidad buscaría hacer recordar el urbanismo francés del siglo XIX. Como bien señala Hernández de Lasala “con su retórica expresa una versión particular de lo que hoy somos, en función de una valoración singular de los héroes de la Patria; a la vez que intenta  justificar la presencia del régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, asociando su ejercicio a las hazañas de los héroes de la independencia”.

3. Vista aérea de la Plaza y Paseo Los Símbolos cerca de 1953 a la espera de la colocación del pavimento de la plaza y del grupo escultórico Memoria de los venezolanos a los símbolos patrios de Ernesto Maragall. Al fondo el Paseo Los Próceres aún en movimeinto de tierra.
4. Dos tomas del Paseo Los Ilustres en fechas cercanas a su inauguración

Inaugurado todo el Sistema por Pérez Jiménez en 1956, corresponderá a la Plaza Los Símbolos articular los austeros paseos “medinistas” de Los Ilustres y Los Símbolos y resolver el cambio de dirección hacia el suroeste del primero cuando continua hacia el segundo. El diseño de ambos, ubicados al centro de una avenida de dos canales a cada lado con sistemas de refugio para el transporte público, con un ancho aproximado de 10m, acusa una extrema sencillez. Están conformados por una sección continua pavimentada originalmente en baldosas de mosaicos vitrificados destinada a la circulación peatonal, que se ensancha para dar cabida a áreas de descanso las cuales cuentan con bancos de concreto y postes de iluminación de metal vaciado ornamentado y se separa de la calle mediante espacios para jardines arbolados.

La Plaza en sí se trata de una rotonda o redoma que permite resolver el cambio de dirección ya mencionado liberando la prolongación de la avenida Las Acacias que hoy conocemos como avenida Roosevelt en su ruta hacia Los Rosales y El Cementerio. Dada su condición circular, Malaussena recurrió a insertar en el interior un cuadrado sobre el que se generó una limpia superficie pavimentada con un mínimo de equipamiento que contenía a su vez, como remate del eje proveniente del Paseo Los Ilustres, un espejo de agua donde se ubicó el grupo escultórico Memoria de los venezolanos a los símbolos patrios, realizado por el artista catalán, residenciado en nuestro país desde 1937, Ernesto Maragall Noble (1903-1991), cuyo arte ya había hecho anteriormente acto de presencia en la ciudad. El espacio sobrante entre el cuadrado interno y el círculo externo fue tratado como área verde con el objeto de acentuar el aislamiento del tráfico vehicular que el interior de la plaza exigía.

5. Arriba. Izquierda: Ernesto Maragall. Derecha: Ernesto Maragall en su estudio con Susana Duijm (1956). Abajo: El monumento a los símbolos en el taller de Viareggio, Italia (1957) donde se puede apreciar la escala de la obra.
6. Memoria de los venezolanos a los símbolos patrios en una foto reciente
7. Tres aproximaciones al monumento a Los Símbolos

La imponente obra concebida y realizada por Maragall en bronce para el espacio de la plaza fue encargada por Guillermo Pacanins, gobernador del Distrito Federal, al igual que los monumentos a Los Precursores y Los Próceres. Imbuída en el espíritu nacionalista que terminó cobrando todo el Sistema Urbano y que ya había hecho acto de presencia en su obra anterior, la pieza recoge la figura de tres indígenas (una mujer y dos hombres) que representan los emblemas patrios: la bandera, el escudo y el himno.

Si La Nacionalidad en su totalidad fue inaugurado por Pérez Jiménez en 1956, la obra de Maragall no se instaló en la plaza hasta 1957 a la espera de su llegada de Viareggio (Italia) donde fue fundida. Su presencia logró inyectarle al apacible lugar donde se ubicó buena parte de la grandilocuencia con que fue trabajada la etapa final del Sistema donde el artista, como ya se asomó, también participó creando los bajorrelieves ubicados en las caras largas de los dos monolitos de Los Próceres que recogen las cuatro batallas de la independencia: Carabobo, Pichincha, Boyacá y Ayacucho, y en todo el tratamiento escultórico del Paseo de los Precursores donde destaca la pieza de un indígena a caballo.

Galardonado en 1943 con el Premio Nacional de Escultura por su escultura en bronce Auyucama, y en 1953 con la Orden el Libertador Simón Bolívar, el artículo dedicado a Ernesto Maragall Noble elaborado por Judit Subirachs Burgaya publicado en el Diccionario de la Real Academia de la Historia de España, destaca: “La mayor parte de las obras que Maragall dejó en Venezuela son de carácter nacionalista épico, de concepción monumentalista y de formas robustas y estáticas. (…) Sin embargo, nunca olvidó los cánones propios de sus orígenes mediterráneos, produciendo obras en las que el orden y el equilibrio fueron aplicados a un mundo frondoso y enigmático”. Si bien buena parte de su producción más relevante está concentrada en el lugar que hemos reseñado, no olvidemos que Maragall es también el autor de los Titanes de Venezuela de la Fuente Monumental Venezuela ubicada inicialmente en la Plaza Venezuela y hoy en el Parque Los Caobos, y que también realizó recién llegado al país Mestiza, localizada al borde del estanque en el patio central del Museo de Bellas Artes y, ya al final de su carrera, el monumento conmemorativo A los caídos de la generación del 28 (1978-1979) para los jardines de la Universidad Central de Venezuela.

8. Arriba: trabajos de restauración del Paseo Los Ilustres llevados a cabo en 2019. Abajo: foto reciente del paseo

Inmersos durante años en un proceso de creciente abandono y deterioro lo que hizo que ello fuera recogido en 2007 por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) en su Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano, tanto el Paseo Los Ilustres como la Plaza Los Símbolos y el paseo que lleva el mismo nombre a partir de 2015 han sido objeto de sucesivas intervenciones no todas respetuosas de las condiciones originales que su diseño ofrecía, que condujeron a la reposición del pavimento, el mobiliario urbano y la vegetación, mostrando en la actualidad un aceptable estado de conservación, siendo Fundapatrimonio el ente encargado de su mantenimiento. Es así como la zona ha recuperado su condición de lugar de descanso y recreación de quienes viven en sus alrededores y de los caraqueños en general como parte de un sistema que constituye uno los sitios de mayor aceptación y vitalidad de cuantos existen en la ciudad.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 5. Hannia Gómez. Catálogo de la exposición Suite Iberia. La arquitectura de influencia española en Caracas, 2015

2. http://guiaccs.com/obras/sistema-urbano-de-la-nacionalidad/

3. https://www.pinterest.com/pin/384917099383815605/

4. https://www.pinterest.com/pin/384917099385454527/ y Colección Fundació Arquitectura y Ciudad

6. https://www.pinterest.com/pin/351210470921778074/

7. https://iamvenezuela.com/2015/10/plaza-los-simbolos-paseo-los-simbolos/

8. y Colección Fundació Arquitectura y Ciudad y http://guiaccs.com/obras/sistema-urbano-de-la-nacionalidad/

LIBROS

Ecléctico sentido común
Cano Lasso, a monograph

Eduardo Prieto

30 de diciembre 2021
Tomado de arquitecturaviva.com

Algunos arquitectos pretenden construir desde la nada, levantando objetos sobre el cómodo suelo sin atributos de la tabula rasa; otros, por el contrario, prefieren transformar lo que ya existe para hacerlo visible de un modo distinto y fértil. Julio Cano Lasso está, sin duda, entre estos últimos.
La sensibilidad por las preexistencias humanas y naturales explica acaso que Cano —uno de los arquitectos más brillantes del siglo XX en España— no tuviera durante años la fortuna crítica que ahora sopla a su favor. Su modernidad ajena al dogmatismo, hecha de acuerdos con los problemas reales y que incorporó de un modo personal la tradición, no encajaba bien con el rigorismo geométrico de las vanguardias secas, de igual modo que su conservadurismo —por mucho que supiera convivir con la voluntad plástica de ‘ser moderno’— no acababa de sintonizar con los discursos rupturistas que fueron dominantes durante buena parte del tiempo que le tocó vivir.
Es cierto que esta personalidad de Cano, refractaria a los eslóganes y las ‘corrientes’, dificultó el entendimiento correcto de su obra. Pero no lo es menos que, precisamente, el compromiso con las complejidades de lo real —su en el fondo venturiana fobia al puritanismo de los modernos— fue el que acabó dotando a su obra de un interés perenne. Y todo ello pese a — o mejor, debido a— el eclecticismo de Cano, que fue detectado pronto por los críticos y se dio de maneras diversas, complejas y fructíferas.
Se dio, en primer lugar, como un eclecticismo en el que se fundieron el poderoso lenguaje de formas elementales de raíz moderna y la materialidad organicista que si unas veces tuvo que ver con Aalto —al que Cano profesaba la mayor de las admiraciones— otras se explicó por la economía de medios y el tono vernáculo. También se dio como un eclecticismo de los valores, donde el discurso de la racionalidad moderna supo incardinarse en el crisol de la tradición española, que un Cano amante de la historia no se cansó de vindicar. Y finalmente se manifestó como un eclecticismo del estilo, rayano con el manierismo en al menos dos de los sentidos que cabe adjudicar al término: el manierismo en cuanto poética personal, hecha con guiños sofisticados que ponen de manifiesto un gran dominio de la disciplina y su tradición; y el manierismo como capacidad de adaptarse a las demandas de la vida real —paisajes, ciudades, programas, clientes—, es decir, el flexible y paradójico manierismo del sentido común.
Son manierismos que, en el caso de Cano, tienen que ver también con su actitud pintoresquista de trabajar con los escorzos afortunados, los volúmenes cilíndricos, las asimetrías inteligentes, los claroscuros pictóricos, la afinidades atmosféricas, la riqueza de texturas y el diálogo con el paisaje. No extraña que Cano —como el Gropius fascinado por el castillo de Coca— encontrara en las fortalezas castellanas la evidencia de una racionalidad poderosa, monumental y susceptible de fecunda interpretación.
Son muchas las claves de la obra de Cano Lasso. Y para dar cuenta de ellas Inmaculada Maluenda y Enrique Encabo han optado por recurrir a la polisemia del término ‘naturalezas’. El resultado es un volumen exquisito que, al calor del centenario del arquitecto, vierte luz sobre toda una carrera, cuenta con las aportaciones de críticos de renombre, se sostiene visualmente en el diálogo entre la bellísima documentación original y las fotos de Iwan Baan, y por ello puede considerarse la mejor monografía publicada sobre un maestro de la arquitectura ecléctica y humana.

Julio Cano Lasso
Naturalezas

Enrique Encabo/Inmaculada Esteban Maluenda
 
Ministerio de Transportes
 
2021

ACA

LIBROS

Naciones en conflicto
The Geopolitics of Energy

Luis Fernández-Galiano

27 de enero 2022
Tomado de arquitecturaviva.com

La crisis de Ucrania pide luces largas. Esto es precisamente lo que hace Daniel Yergin en The New Map, un libro que lleva como subtítulo ‘Energy, Climate, and the Clash of Nations’, porque el enfrentamiento entre naciones se explica desde sus fundamentos energéticos y climáticos. El país que hoy ocupa las portadas del mundo recibe nada menos que diez entradas en el índice alfabético, y a través de ellas se desgrana su relación con los desafíos geopolíticos actuales, la estrategia rusa tras el colapso de la Unión Soviética, así como su aislamiento político tras la anexión de Crimea, y la forma en que todo ello se vincula con las exportaciones rusas de gas y la modificación del paisaje energético por la revolución del fracking en Estados Unidos. De hecho, la explotación del petróleo de esquisto a través de la fracturación hidráulica es el contenido de su primera parte, donde relata la transformación de Estados Unidos en un exportador neto de energía a través del transporte marítimo de LNG (liquefied natural gas), y el nuevo mapa geopolítico creado por esta técnica.
En secciones sucesivas, el nuevo mapa de Rusia, dibujado por el gran proyecto nacional de Putin que sostienen el petróleo y el gas, el nuevo mapa de China, basado en la cristalización del G2 y extendido mediante la nueva Ruta de la Seda, y los nuevos mapas de Oriente Medio, donde los alineamientos tradicionales se desdibujan como líneas trazadas en la arena, componen las otras tres patas de esta admirable mesa cartográfica que nos permite entender los conflictos y mudanzas del planeta desde su fundamento energético y material. Yergin, un gran experto en temas energéticos que recibió el Pulitzer por The Prize: The Epic Quest for Oil, Money and Power, culmina su relato con una evaluación técnica y política de la transición hacia las fuentes renovables, la metamorfosis de la industria del automóvil, el esfuerzo por desarrollar la captura de carbono y las esperanzas depositadas en el hidrógeno.
El nuevo mapa de la energía dibuja promesas, pero también amenazas, y quizá ninguna tan estratégica como la que se cierne sobre el mar de la China Meridional, al que el libro dedica un apéndice, y donde entran en conflicto la reclamación china de soberanía y el derecho a la libre navegación de los países colindantes: algo singularmente crítico, porque por sus aguas y el estrecho de Malaca circula la mitad del volumen de transporte energético del mundo, con destino a China, pero también a Japón y Corea del Sur. El temor a que una crisis con Taiwán pudiera conducir a un corte estadounidense de ese crítico cordón umbilical —como sucedió inmediatamente antes de Pearl Harbor— hace de esa zona la más caliente del planeta, porque enfrenta directamente a las dos superpotencias. Ucrania le roba hoy los focos, y también aquí las exigencias rusas de un glacis protector se trenzan con las necesidades energéticas de Europa, que pese a la multiplicación de centrales de gasificación para dar servicio a los barcos metaneros se apoya en buena medida en la red de gaseoductos, una circunstancia que ha convertido en un un símbolo el Nord Stream 2, la gran infraestructura terminada pero aún no en servicio que incrementaría la dependencia europea de Rusia. De Ucrania y de Taiwán nos hemos ocupado en diferentes momentos (‘Ucrania en Eurasia’ y ‘Tucídides en Taiwán’, Arquitectura Viva 161 y 237), y ojalá el desenlace de la actual crisis no nos obligue a volver a hacerlo.

The New Map
Energy, Climate and the clash of nations
 
Daniel Yergin
 
Penguin
(Winner of the Pulitzer Prize)
 
2021
 
Idioma: inglés

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HA SIDO NOTICIA

Vista de la exposición «Carlos Raúl Villanueva et la synthèse des arts», en el Centre Pompidou, París, 2021-2022. Foto: Isabela Villanueva

Carlos Raúl Villanueva en el Pompidou
 
21 de enero de 2022
Tomado de artishockrevista.com
 
En el quinto piso del Centro Pompidou, en París, se presenta desde hace unos meses una sala donde se recrean los ambientes originales de los proyectos de Carlos Raúl Villanueva (Londres, 1900-Caracas, 1975) mediante la presencia de obras similares o relacionadas con las integradas en su arquitectura. Se exhiben notas docentes, dibujos de estudios en construcción, maquetas y demás material de archivo que fueron donados por la Fundación Villanueva, junto a obras significativas como el móvil Deux vols d’oiseaux de Alexander Calder, la Projection dynamique su 30e degré de Antoine Pevsner, un dibujo sin título de Fernand Léger o el Cube bleu de Jesús Rafael Soto, entre otras.
Hay además dos obras presentadas fuera de la sala, que también forman parte de esta asociación con la obra arquitectónica de Villanueva: Berger des nuages de Jean Arp, en el pasillo del Museo, y Amphion, de Henri Laurens, en el patio.

Vista de la exposición «Carlos Raúl Villanueva et la synthèse des arts», en el Centre Pompidou, París, 2021-2022. Foto: Isabela Villanueva


Esta sala, Carlos Raúl Villanueva et la synthése des arts (Carlos Raúl Villanueva y la síntesis de las artes), estará abierta hasta finales de mayo del 2022, pero el departamento de arquitectura del Museo está trabajando en una selección aún mayor de obra que se presentará en el Museo Pompidou de Málaga en el 2024.

ACA

DATO COMPLEMENTARIO

Marco Negrón, Miembro Honorario de la Fundación Arquitectura y Ciudad, nos ha escrito con relación a la nota aparecida la semana pasada dedicada al Gran Hotel Melía Caribe para aportarnos lo siguiente, lo cual agradecemos enormemente:

«Un dato para el anecdotario del Meliá Caribe: en octubre de 1980 alojó el XIII Congreso Interamericano de Planificación, organizado por la Sociedad Venezolana de Planificación, sobre el tema «La planificación posible en la perspectiva sociopolítica de América Latina». Entre los muchos ponentes estuvo el legendario Secretario de la CEPAL Raúl Prebisch, reconocido sobre todo por sus aportes a la teoría económica conocida como estructuralismo».

ACA