
Archivos diarios: 18 de abril, 2021
Postal nº 255

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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 255

Nuestra postal del día de hoy recoge la propuesta presentada por el arquitecto Leopoldo Martínez Olavarría (1913-1992) quien a la sazón (y desde su creación en 1946) era el Presidente de la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU), a petición del Ministerio de Obras Públicas para desviar la avenida Urdaneta y salvar las casas de Vegas (construida alrededor de 1716) y de Llaguno (levantada a fines de 1783) y donde funcionaban el Colegio Chaves y el Museo de Arte Colonial respectivamente.


Quizás valga la pena recordar que a raíz de la aprobación del Plan Municipal de Vialidad en 1951, derivado a su vez del Plan Monumental de 1939 (luego trabajado desde la CNU desde 1946), se dividieron, como señala Juan José Martín Frechilla en Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004) y en particular del “Diálogo municipal con Pedro Pablo Azpúrua”, los “trabajos a ejecutarse en la capital en tres categorías: los de enlace de las vías existentes, los de acondicionamiento y los de construcción de nuevas vías”.
Ya para entonces se habían construido o se hallaban en proceso de construcción: la avenida Bolívar; la primera parte de la avenida Sucre (entre la Plaza Catia y la Diego de Losada); la avenida Andrés Bello (entre San Bernardino y La Florida); el ensanche de El Portachuelo y la avenida Nueva Granada; el ensanche de la avenida México (entre Parque Carabobo y Plaza Morelos); y la avenida España en Catia a lo que se sumaban como iniciativas desde el sector privado el tramo de la avenida Las Acacias hasta la avenida Roosevelt y la avenida Victoria.
Sin embargo, al ponerse en marcha el Plan a partir de 1951 se detecta entre las 19 obras que impedirían el colapso “de consecuencias funestas para la existencia normal de la Capital”, 9 consideradas como imprescindibles y entre ellas resaltan la ampliación de la avenida Este-Oeste 1 desde San Bernardino hasta Miraflores o avenida Urdaneta, “definida como una de las vías comerciales más importantes del casco central” y la ampliación de la “avenida Norte-Sur 6 (desde la avenida Este-Oeste 1 -esquina de Llaguno- hasta la calle Este-Oeste 20), hoy avenida Baralt”. La mención a estas dos arterias, pero fundamentalmente a la primera, tiene que ver con el destino de las que fueran, según Carlos F. Duarte en Las casas de Don Juan de Vegas y de Don Felipe de Llaguno. Dos edificaciones emblemáticas de la Caracas del siglo XVIII (2012) “las dos casas coloniales más importantes de la ciudad”.

Como relatará Duarte en el libro, de cuantos se han editado el que mejor documenta y recoge la historia de ambas casonas, su construcción y sus ocupantes a través del tiempo, las luces de alarma con respecto al destino de las dos propiedades se habían encendido ya desde 1946 cuando “la Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial decidió en su sesión del 17 de mayo de ese mismo año…, y a proposición de Juan Röhl, se convocara para la siguiente reunión de la Junta Directiva al arquitecto Carlos Raúl Villanueva, para que se discutieran con él las medidas que debían tomarse para intentar salvar dichos inmuebles. Más adelante, en 1951, Carlos Manuel Möller (director el Museo de Arte Colonial) escribió algunos artículos de prensa defendiendo las casas y dando a conocer los juicios que sobre ellas habían emitido personalidades de incuestionable reputación como Diego Angulo Iñiguez, catedrático de la Universidad de Madrid; Enrique Marco Dorta, catedrático de la Universidad de Sevilla; Mario J. Buschiazzo, catedrático de la Universidad de Buenos Aires; Edwin Walter Palm, catedrático alemán de la Universidad de Santo Domingo; y Pal Kelemen, historiador y crítico húngaro que residía en Estados Unidos.”


Es en medio de este clima que se agudizará a partir de 1951, con la aparición el 1 de abril del artículo de prensa que dio inicio a la campaña en defensa de los monumentos, el debate sobre la demolición de las casas el cual, como apunta Duarte, estuvo acompañado por declaraciones y protestas “de voces tan autorizadas como las del arquitecto Carlos Raúl Villanueva; la firma de arquitectos Velutini y Bergamín; el crítico de arte francés Gastón Diehl; el director del Ministerio de Obras Públicas, ingeniero Pedro Pablo Azpúrua; los historiadores Vicente Lecuna y José Antonio Cova; los escritores Arturo Uslar Pietri y Mariano Picón Salas; el cronista y escritor Mario Briceño Iragorry; los críticos de arte Juan Röhl y Alfredo Boulton; los coleccionistas Luis Suárez Borges, José Ramón Urbaneja y Mauro Páez Pumar; el abogado René de Sola; los periodistas Julio Berroeta Lara, Guillermo José Schael, Francisco Ávila y José Ratto-Ciarlo; y el cronista Raúl Santana, sin olvidar las innumerables declaraciones y gestiones que emprendió por su parte la abnegada directora del Colegio Chaves, Carmen Trujillo Trujillo…”
Tales presiones comenzaron a surtir algún efecto en la opinión pública lo cual originó la propuesta presentada por Martínez Olavarría, la cual, según comenta Pedro Pablo Azpúrua en el citado libro de Martín Frechilla, parte de una iniciativa suya dibujada “entre Polito (Leopoldo Martínez Olavarría), Willy Ossott, Cipriano Domínguez” y él mismo (pasada en limpio por Ossott) que consistió en desviar la avenida hacia el norte desde la esquina de Carmelitas por dos cuadras hasta la esquina de Bolero. Azpúrua dirá: “Incorporamos toda esa manzana de La Pastora y Miraflores quedaba con unos jardines delante, subíamos una cuadra, cerrábamos la calle y allí empezaba el bulevar de Miraflores. Aislábamos Miraflores del tráfico.”

No obstante, todas las iniciativas emprendidas no hicieron sino reafirmar al Jefe de Gobierno, Marcos Pérez Jiménez, en su inflexible postura fundamentalmente, según Azpúrua, por la estrategia que se siguió dándole a entender al dictador que estaba equivocado en vez de venderle la idea de “que íbamos a enriquecer a Miraflores, que entonces sí se iba a poder llamar Miraflores al incorporar la parte norte de la avenida y que era más fácil construirla…”.
Luego, el 22 de agosto de 1952, se corroboraría la decisión cuando Juan Bautista Arismendi, presidente de la Comisión Asesora de la Avenida Este 1 declara tajantemente al diario El Nacional “que las casas serían demolidas para dar paso a las obras del ensanche de dicha avenida”. Seis días después, en una decisión que buscaba “cuidar las formas” y cumplir con los “extremos legales previstos en el artículo 3º de la Ley de Protección y y Conservación de Antigüedades y Obras Artísticas de la Nación”, que exigía el aval favorable de parte de la Junta Protectora y Conservadora del Patrimonio Artístico de la Nación, el Gobernador del Distrito Federal, coronel Guillermo Pacanins, dejará plasmada en una minuta del 28 de agosto la desfachatada actitud de aprovechar la renuncia en pleno de los miembros de la Junta “para designar a ciudadanos que estén de acuerdo con la demolición y rindan el informe favorable a que se refiere la disposición legal antes citada.”
Poco importó, tampoco, que la casa de Juan de Vegas donde funcionaba el Colegio Chaves hubiese sido objeto de una remodelación importante en 1932 y que la de Felipe de Llaguno lo fuese de una restauración en 1942 para luego albergar el Museo de Arte Colonial de Caracas.
De tal manera, una vez llevadas a cabo con dificultad las expropiaciones y camino al mes de mayo de 1953, momento en que se inicia la demolición de los inmuebles que dará paso definitiva la inauguración el 29 de noviembre de la avenida Urdaneta, Duarte nos precisará: “A finales de 1952, se le encargó al arquitecto Willy Ossott que realizara un levantamiento detallado de ambos inmuebles, para acallar así las voces de protesta con la promesa por parte del gobierno de reconstruir las casas en otro lugar de la ciudad. Igualmente se mandaron a hacer moldes de yeso de todas las columnas, arcos, portadas, molduras, etc. Estos moldes así como las puertas, rejas y otros elementos arquitectónicos de las casas, fueron depositados después de la demolición en el Centro Simón Bolívar, de donde fueron extraídos lentamente para ser vendidos en el comercio hasta no quedar rastro de ellos.”

La agonía de ambas edificaciones se alargó por casi diez años ya que la primara fase de su destrucción asociado a la ampliación de la avenida Este-Oeste 1 para convertirla en Urdaneta, afectó las fachadas y una franja de varios metros correspondiente a tal frente. Así, “lo que quedó de ambas casas fue utilizado como depósito de las colecciones el Museo, que permanecieron allí durante nueve años, cuando fueron trasladadas a su nueva sede en la Quinta Anauco.”
Será en 1962 cuando con motivo de la finalización de las obras que permitieron ampliar la avenida Norte-Sur 6 para convertirla en la Baralt, que pasaría justo por debajo de la Urdaneta en la esquina de Llaguno, cuando se les de la estocada final a lo que quedaba de los inmuebles para construirse luego en los predios edificios de poca o ninguna importancia.
Sobre lo que a partir de 2002 ha significado la esquina de Llaguno y lo allí acontecido el 11 de abril, más vale la pena no ahondar para no reavivar las profundas heridas que ello ocasionó en la sociedad venezolana.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 1, 3, 4, 5 y 7. Carlos F. Duarte, Las casas de Don Juan de Vegas y de Don Felipe de Llaguno. Dos edificaciones emblemáticas de la Caracas del siglo XVIII (2012)
2. Carlos Raúl Villanueva, Caracas en tres tiempos, 1966
6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad
7 abajo derecha. Colección Crono Arquitectura Venezuela
¿SABÍA USTED…
…que en 1967 se concluye la construcción en Chuao, Caracas, del edificio “Alcaraván”?

Con el Alcaraván, proyectado en 1965, la firma DGR (Edmundo Díquez, Oscar González y Luis Rivas) lleva a cabo una muy interesante exploración relacionada con la posibilidad de desarrollar apartamentos en propiedad horizontal que, en la medida de lo posible, tuvieran todas las comodidades de una quinta y por ende estuviesen destinados a una clase con un determinado poder adquisitivo.
También forma parte de un momento (los mediados años 60 del siglo XX) en el que empiezan a destacar una serie de jóvenes arquitectos venezolanos, recién egresados de la Escuela de Arquitectura de la UCV, que son catalogados por Juan Pedro Posani como integrantes de lo que denominó como el “eclecticismo criollo” primero y el “eclecticismo como sistema” después, donde, dejando de lado muchas veces el reconocimiento de la enorme calidad que como diseñadores poseían, se empeña en buscar semejanzas en cuanto a la manera como replican a maestros de la arquitectura internacional.
Sin embargo, Posani en Caracas a través de su arquitectura (1969) al referirse al Alcaraván y sus arquitectos señalará lo siguiente: “Las referencias a los modismos de Louis Kahn son elaboradas con coherencia y sin dejar que se conviertan en elementos autónomos en el plano estético en esta obra de notable integridad formal y de alta calidad de diseño. (…) Si todavía fuese lícito hablar de ‘estilo’ en los términos acostumbrados de la vieja crítica formal, la obra de estos arquitectos podría ser un perfecto ejemplo de aplicación. En efecto, en ella se manifiesta la concepción más acabada de la forma entendida como supremo valor de realización de la eficiencia funcional del diseño.”
De esta manera, DGR en el Alcaraván estarían siguiéndole los pasos a Louis Kahn pero a la vez abriéndose camino propio por la manera como trabajan la volumetría a favor de contar con ángulos visuales en los que predomina lo cerrado y otros en los que se impone lo abierto y en todos una lectura que tiende a la verticalidad; enfrentan el diseño funcional de la planta donde cada elemento busca tener identidad formal propia; resuelven sin sobresaltos la articulación entre las piezas que lo constituyen; y manejan con maestría el tratamiento de los llenos y vacíos a favor de una confortable y fluida calidad espacial. Como dirá Mariano Goldberg en Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. CARACAS. Parte 1 (1980) “independientemente de sus cualidades formales, el perímetro (del edificio) surge como consecuencia de la función y de la orientación de los ambientes. Los frecuentes entrantes y cambios de volumetría resultan en una ventaja desde el punto de vista de protección climática; no así por la retención de los molestos ruidos procedentes desde la avenida.”

Dentro de la trayectoria de DGR el Alcaraván se podría considerar como una obra temprana. Díquez, graduado en la promoción 8 de 1958 y González egresado de la 9ª en 1959 (Rivas, graduado en la promoción 10 de 1960, aún no se había integrado al equipo), obtienen su primer reconocimiento importante al ganar en buena lid, enfrentando a un relevante grupo de arquitectos con mayor experiencia, el primer concurso nacional convocado en democracia por la Sociedad Venezolana de Arquitectos y el Ministerio de Obras Públicas, destinado a seleccionar el pabellón que representaría a Venezuela en la Feria Mundial de Nueva York inicialmente pautada para 1962 y realizada finalmente entre 1964-65. En aquella ocasión tuvieron que diseñar por razones de costos un segundo proyecto diferente al que resultó ganador del concurso, trabajo que, sin embargo, fue reconocido por el American Institute of Architecture (AIA) de los EEUU con una Mención Honorífica.

Después, como DGR, Díquez, González y Rivas realizarán una serie de trabajos que los posicionarán entre las mejores oficinas de arquitectura del país. Entre otros, se encuentran: el Monumento dedicado a conmemorar el Sesquicentenario de la Batalla de Boyacá, avenida Cota Mil, Caracas (1971); el edificio General de Seguros, Chuao, Caracas (1974); la ampliación del hotel Caracas Hilton, Plaza Morelos, Caracas (1984); el edificio Atrium, El Rosal, Caracas (1991); la Sede Latinoamericana de Procter & Gamble, La Trinidad, Caracas, (1998); y el Conjunto Residencial Caurimare Tepui, Caracas, (2001).

Ubicado en el cruce de la Av. Principal de El Cafetal con la Av. Principal de Santa Marta, el Alcaraván aprovecha al máximo su localización para convertirse en hito vertical y remate visual, cosa que también hace residencias Patricia de José Miguel Galia desde la acera de enfrente.
Tiene en la planta baja el hall de acceso, la sala de fiestas, la conserjería y los maleteros; 11 pisos tipo servidos por dos ascensores con dos apartamentos cada uno los cuales están dispuestos “en espejo”, separados por una junta de construcción. Cada apartamento tiene un vestíbulo, cocina, lavandero, comedor, sala, terraza, un estar íntimo y tres habitaciones, la principal con vestier y baño incorporado. Las dos habitaciones y las áreas sociales comparten el otro baño.
El edificio remata con un pent-house y otro nivel con la sala de máquinas de los ascensores y servicios. La fachada plegada ortogonalmente refuerza la percepción prismática del volumen, aumentando visualmente su altura y protegiendo las aberturas hacia el exterior de la insolación, sin reducir visuales ni ventilación.
El proyecto obtuvo el Premio en la categoría “Vivienda Multifamiliar” de la III Bienal de Arquitectura de 1967, año en el que al Banco Central de Venezuela de Tomás José Sanabria se le otorgó el Premio Nacional.
DGR construirán adyacente al Alcaraván un segundo edificio, el Papagayo, que debió ser modificado por exigencias de cálculo luego del terremoto de 1967, formando parte ambos de una trilogía que no se completó.
El Alcaraván fue seleccionado por los editores de Architectural Design entre las obras que se incluyeron como integrantes del artículo central de 26 páginas dedicado a “Venezuela” en el Volumen XXXIX de agosto 1969, trece años después que ocurriera otro tanto en febrero de 1956 (Volumen XXVI).
El editor invitado, Walter Bor, arquitecto y planificador urbano, en su presentación de los diferentes textos incluidos en 1969, citando a Manuel Corao, destaca “los tremendos cambios que se han dado en Venezuela durante los mencionados 13 años. No tan sólo una explosión demográfica, sino profundos cambios en lo político, económico y social. Destacando que en lo político Venezuela está entre la repúblicas más democráticas de América del Sur”.
Edmundo Díquez (1934-2021) fue reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura el año 1997.
ACA
Procedencia de las imágenes
1 y 2. Colección Crono Arquitectura Venezuela
3. Colección Crono Arquitectura Venezuela; https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/07/21/torre-general-de-seguros/; Colección Fundación Arquitectura y Ciudad; http://guiaccs.com/obras/edificio-procter-gamble/
4. Architectural Design, nº 8, 1969; Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani, Caracas a través de su arquitectura, 1969; Mariano Goldberg, Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas. Parte 1, 1982; https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/06/09/edif-el-alcaravan/
GAZAPO CENTENARIO

La nota que elaboramos la semana pasada para acompañar la postal nº 254 dedicada al “Caracas Key Plan” realizado por Charles E. Goad en 1897, comenzaba de esta manera: “A finales del siglo XVIII, durante el segundo período de la revolución industrial…”. Ante el llamado de atención que nos hiciera José Enrique Blondet, caímos en cuenta de que debió haber empezado así: “A finales del siglo XIX…”, por lo que cometimos un error de nomenclatura de nada menos que un siglo.
En el desarrollo del texto, nos volvió a pasar lo mismo al decir: “El valor de este plano de Caracas, único en su tipo, es su utilidad para entender la condición formal, edilicia, material y la estructura del centro de la capital venezolana a finales del siglo XVIII.” El siglo al que nos quisimos referir, de nuevo, era el XIX y no el XVIII.
Para nuestra descarga sí hubo un momento en que usamos correctamente las fechas cuando escribimos (en este caso correctamente). “La dimensión e importancia de la labor de Goad, se refleja en sus atlas de ciudades, que brindan un vasto depósito de información sobre el tejido construido de finales del siglo XIX y principios del XX”.
Como siempre nuestras excusas por los errores cometidos y nuestro agradecimiento a los asiduos lectores que nos los señalan buscando junto a nosotros mejorar día a día el material y contenidos que por aquí publicamos.
ACA
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ
Growing up modern
Childhoods in Iconic Homes
Julia Jamrozik and Coryn Kempster
Birkhäuser
2021
Idioma: inglés
Sobre este libro
¿Cómo fue crecer en una residencia modernista? ¿Estos entornos radicales dieron forma a la forma en que los niños veían la arquitectura más adelante en la vida? La historia oral de este libro pinta un retrato íntimo del modernismo.
Los autores realizaron entrevistas con personas que pasaron su infancia en espacios domésticos modernistas radicales, descubriendo recuerdos serenos y conmovedores. Los recuerdos van desde la ambivalencia del filósofo Ernst Tugendhat, ahora de 90 años, que vivía en la famosa casa de Mies van der Rohe en Brno (1930) hasta el recuerdo afectuoso de la hija menor de la familia Schminke, que todavía sueña con su Scharoun -de diseño tipo barco- en Löbau (1933).
El libro ofrece una perspectiva única, privada y, a menudo, refrescante sobre estos iconos de la vanguardia. Raras ideas sobre los monumentos del modernismo con numerosos planos y diagramas especialmente dibujados para esta publicación. La fotografía contemporánea crea una nueva vista de edificios conocidos.
ACA