¿SABÍA USTED…

… que en 1968 es inaugurada en Caracas la plaza en honor al militar independentista y colaborador de Bolívar y Sucre, Diego Ibarra?

1. Dibujo en perspectiva (vista aérea) del proyecto para la Plaza Diego Ibarra. Fernando Tábora y John Stoddart, 1967

Una vez concluidas las obras del Centro Simón Bolívar (CSB) en 1954, según proyecto de Cipriano Domínguez, el lugar que hoy ocupa la Plaza Diego Ibarra, ubicado al este del complejo entre la Avenida Este 6 y Avenida Este 8, Parroquia Santa Teresa, Municipio Libertador, transitó un período de incertidumbre en cuanto al diseño que finalmente la caracterizaría llegando a convertirse prácticamente en “tierra de nadie”.

En ese lapso que transcurre hasta 1967 cuando se inician los trabajos de construcción, ya a comienzos de la década de los años 1960, Tomás José Sanabria había incorporado el espacio que existía al este de lo proyectado por Domínguez, dividido por la trinchera de la avenida Bolívar, como parte de una serie de acciones sobre el centro histórico de Caracas, una de las cuales sería intervenirlo integrándolo a un eje norte-sur que conectaría el Panteón Nacional y la Iglesia de Santa Teresa y que finalmente sólo quedó restringido a lo que hoy se conoce como el Bulevar Panteón.

2. La Plaza Diego Ibarra en momentos en que se concluían las obras del Centro Simón Bolívar (CSB), cuando transitó momentos de incertidumbre. Abajo a la derecha: 1952, obra escultórica “Venezuela Progresa”, creada por el artista zuliano Ramón Quintero Roldán, realizada con motivo de “La Exposición Objetiva Nacional. 1948-1952”

Ya anteriormente, en 1952, en el terreno de lo que sería la plaza cuando el CSB aún se construía, una semana antes de celebrarse las “primeras elecciones nacionales”, luego del golpe militar que derrocó al Presidente Romúlo Gallegos en 1948, la Junta Militar que gobernaba al país, presidida por el Dr. Germán Suárez Flamerich, organiza e inaugura el 22 de noviembre “La Exposición Objetiva Nacional. 1948-1952”. Dicha exhibición buscaba destacar los logros de esa Junta Militar en ese período y promover a Marcos Pérez Jiménez como el candidato idóneo para gobernar nuestro país.

La muestra que ocupó mas de 2.000 m2 en tres niveles de la Plaza, describía nuestra cultura, bondades geográficas, climáticas y riquezas naturales (flora y fauna). También incluyó temas como la alfabetización, la inmigración, la construcción, educación y deporte, sin omitir, por supuesto, lo militar, todo presentado a través de murales, 250 maquetas, fotografías, equipos y vehículos (camiones y automóviles importados).

Una obra importante, que recordaba a un mascarón de proa que avanzaba hacia el futuro en procura del “Nuevo Ideal Nacional”, colocada en un punto central de la exposición, al aire libre, fue la escultura de una figura femenina alusiva a la patria denominada “Venezuela Progresa”, creada por el artista zuliano Ramón Quintero Roldán.

3. Tres vistas de la Plaza Diego Ibarra en diferentes momentos. Abajo: el proyecto de Fernando Tábora y John Stoddart totalmente concluido en 1968

Regresando al tema central de esta nota, el proyecto de la plaza Diego Ibarra retoma las proposiciones de Sanabria buscando contribuir al enlace originalmente planteado y al mismo tiempo crear un oasis de unos 18 mil metros cuadrados que le permitiera al visitante tener una sensación de refugio en contraste con la dispersión, el ruido y la contaminación del entorno inmediato. En su diseño participan los arquitectos paisajistas Fernando Tábora y John Stoddart y el ingeniero Santos Michelena quien se encargaría de todo lo relacionado con la hidráulica de las fuentes ornamentales que la acompañarían. Ya para la fecha se encontraban construidos los edificios Camejo y Cruz Verde del arquitecto José Antonio Ron Pedrique, que terminarían de determinar el borde del espacio hacia el este.

La plaza, diseñada originalmente en mármol y granito, tenía zonas de permanencia con distintas calidades de luz y sombra, corredores apergolados que bordeaban las avenidas y tres fuentes rectangulares en el patio interior: una principal con un alto chorro, ubicada al oeste de la plaza, foco del espacio creado y punto de referencia del lugar, y otras ubicadas al norte y sur, con juegos de iluminación y de agua sincronizados.

Tal y como se recoge en http://www.deconews.net/dn29/29_tabora.html, “el momento de la inauguración de la plaza tuvo un doble significado: era la respuesta de la ciudad que no se rendía ante el desastre del terremoto que la había sacudido fuertemente y al mismo tiempo festejaba el primer millón de habitantes».

4. Vista de los trabajos de reconstrucción de la Plaza Diego Ibarra después d 2007 con el Palacio de Justicia en primer plano

Este espacio público urbano fue modificado parcialmente en el año 1993 para adecuarlo a la transformación de los edificios Camejo y Cruz Verde en la Sede del Palacio de Justicia proyectada por el arquitecto Carlos Gómez de Llarena.

En el portal ya señalado también se apunta cómo “El aspecto psicológico de frescor que dio el agua y la magia de la luz y el color durante la noche hicieron de esta plaza una referencia obligada para el centro de Caracas, hasta que la desidia en el mantenimiento, no sólo de la plaza sino de todo el conjunto del Silencio fue repitiendo lo que siempre ha sido un problema nacional: la carencia de conservación, donde se construye hoy para olvidar mañana y nunca preocuparse por lo ejecutado”.

5. Izquierda: La Plaza Diego Ibarra tugurizada y tomada por el comercio informal a partir del año 2001. Derecha: Estado de deterioro en el que quedó la plaza luego del desalojo en 2007

Así, desde finales de la década de los noventa la plaza comienza a ser invadida por la buhonería siendo totalmente ocupada en 2001 por “ranchos” construidos por comerciantes informales convirtiéndose en la principal zona distribuidora de CDs y películas de DVDs ilegales, siendo conocida también como “Saigón”. En enero de 2007 la Alcaldía de Libertador, ante la degradación que el lugar había alcanzado, el descontrol en la inseguridad y la presión ciudadana decide desalojar el comercio informal de la plaza para cerrar el espacio e iniciar trabajos de recuperación profunda debido a los daños severos que la ocupación ocasionó.

El proyecto de rescate, cuidadosamente concebido dentro de criterios de preservación patrimonial, fue elaborado por John Stoddart (Premio Nacional de Arquitectura 2020) y Diana Henríquez entre el 2007 y 2008 y contratado por Fundapatrimonio. Las obras se iniciaron en paralelo a las fases finales del proyecto, con la esperanza de parte de las autoridades del ayuntamiento local de que concluyesen para el tercer trimestre de 2008. Ya con retraso, se suspendieron en enero del 2009 para finalmente terminarse en 2011 para la celebración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela, programándose la fecha de reinauguración para el 5 de julio de 2011.

6. La Plaza Diego Ibarra recuperada en el año 2014

Reinaugurado el espacio en la nueva fecha prevista, en el acto se develó una nueva escultura en el espejo de agua central llamada “La Aguja”, figura de metal helicoidal en forma ascendente de unos 20 metros de alto, obra del escultor Luis Alfredo Ramírez.

La plaza, ahora despejada, se ha convertido en lugar hacia donde se asoman de nuevo diversas terrazas que forman parte del Centro Simón Bolívar, principalmente las correspondientes al Consejo Nacional Electoral (CNE). Salva dos niveles de altura con una superficie llana, tratados con base en un pavimento sencillo y muy bien modulado. El ya mencionado espejo de agua de forma circular, ubicado simétricamente entre ambos brazos del CSB, marca el acceso al terminal de transporte Río Tuy, en los sótanos del complejo, funcionando como elemento activador del espacio exterior el cual, ocasionalmente, es utilizado para espectáculos públicos y mítines políticos.

El haberse podido revertir el deterioro al cual se vio sometida el lugar a lo largo de más de 10 años, apunta a la necesidad de “instaurar una memoria basada en ordenanzas, buen mantenimiento y la educación de sus habitantes, para que sean éstos transformados en ciudadanía los que defiendan y luchen por la conservación de su patrimonio”. Desde 2018 la parte sur de la plaza Diego Ibarra se ha convertido en estacionamiento de funcionarios del CNE lo cual no le augura, de nuevo, un buen futuro.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 6. http://guiaccs.com/obras/plaza-diego-ibarra/

2 y 3. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4. https://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_Diego_Ibarra

5. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

The Conservatory

Gardens Under Glass

Alan Stein & Nancy Virts

Princeton Architectural Press

2020

Idioma: inglés

Nota de los editores

Elegantes y magníficos, los invernaderos revelan fascinantes avances sociales, culturales, botánicos y de ingeniería a medida que han evolucionado a lo largo de la historia. Apareciendo por primera vez en el siglo XVIII como estructuras simples diseñadas para proteger árboles frutales y otras plantas delicadas de los duros inviernos europeos, los invernaderos se convirtieron en grandes casas de vidrio que se extendieron por el continente europeo, las Américas y, en última instancia, todo el mundo.  A través de evocadoras fotografías de archivo y contemporáneas, dibujos de estructuras emblemáticas y texto elegante y accesible, The Conservatory celebra a los patrocinadores y diseñadores que hicieron avanzar la tecnología y la majestuosidad arquitectónica de estas estructuras llenas de luz. La importancia de los invernaderos continúa creciendo con los esfuerzos por conservar plantas fenomenales y sus entornos.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 248

Venezuela se presentó en la Exposición Universal de Aichi 2005, Japón, compartiendo con Bolivia, Ecuador y Perú (con la notable ausencia de Colombia) el que fue denominado como “Pabellón Andino Amazónico”, impulsado desde la Secretaría General de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el cual se ubicaría en una de las 12 áreas integrantes del recinto expositivo denominada Global Common 2 (Comunidad Global 2) destinada a los pabellones de América. La Feria, inaugurada el 25 de marzo de aquel año, estuvo abierta a lo largo de 185 días siendo clausurada el 25 de septiembre. Participaron de manera oficial 121 países y cuatro organizaciones internacionales, agrupados en 69 pabellones divididos en cuatro categorías. La visitaron más de 22 millones de personas, tuvo un costo de tres mil trescientos millones de dólares y asumió como lema “La sabiduría de la naturaleza” y como sublemas: “La matriz de la naturaleza”, “El arte de la vida” y “Desarrollo de Eco-Comunidades.

1. Logo oficial, mascotas y plano de conjunto de la Exposición Universal de Aichi 2005, Japón
2. Expo 2005 con los Pabellones Corporativos en el fondo

De la página de Wikipedia dedicada a la Expo Aichi 2005 se recoge lo siguiente: “El recinto de la exposición se situó en un área forestal de la ciudad de Nagakute, al este de Nagoya, con una extensión de 1,85 km². Un pequeño sector de 0,15 km² cerca de Seto formó también parte de la Expo. La ciudad de Toyota también acogió algunos eventos, pero sin un área de exhibición propia.

El acceso al área de Nagakute se realizaba desde Nagoya por metro (línea Hagashima) a la última parada en Fujigaoka, seguido por un recorrido en el LINIMO, un tren de levitación magnética construido para la ocasión.”

Allí los visitantes pudieron experimentar tecnologías de punta relacionadas con la energía, las imágenes animadas y los robots, así como nuevas estructuras sociales y modos de vida. Ello le permitió a Expo Aichi 2005 tener un peculiar carácter diferenciándose de exposiciones anteriores.

En las palabras de clausura, el Sr. Soichiro Toyoda, Presidente del Comité Organizador de la Expo declaró: «La reunión y los intercambios entre personas llegadas del mundo entero también han permitido que nos demos cuenta de la importancia de comprender y tolerar culturas y valores diferentes a los nuestros. Pienso que cada visitante -a su manera- se ha visto incitado a reflexionar sobre la vida en el siglo XXI, y los jóvenes visitantes – que serán los líderes del mañana – también han podido adoptar nuevos sueños y esperanzas, y preguntarse lo que les reserva el porvenir.»

3. Dos vistas exteriores del Pabellón Andino Amazónico en Aichi

El proyecto del Pabellón Andino Amazónico, asumido por Venezuela, fue el resultado de una intervención sobre una estructura existente (un galpón prefabricado) que estuvo a cargo del arquitecto Francisco Bielsa a quien se le pidió “encerrar en una edificación el alma de la selva amazónica y la magia de la región andina”, como se recoge en la nota aparecida en la revista Tecnología y Construcción -TyC- (III 2005). Allí Bielsa también señalaba: “…era necesario que la individualidad de Venezuela se doblegara para adecuarse a la identidad de los otros tres países” por lo que el problema del pabellón desde el punto de vista arquitectónico era crear un único símbolo que representara a todas las naciones involucradas: “En un principio -dirá Bielsa- pensamos en llenar el edificio con bromelias, pero estas plantas no tienen una fuerza universal en los cuatro países, así que decidimos utilizar el agua, que es un elemento muy común”. Fue entonces que optaron por “ocultar” la frialdad que encierra un galpón metálico prefabricado con una bruma del vital líquido.

La nota de TyC continúa exponiendo que “La idea se cristalizó en una cortina de agua que genera un bloqueo visual del soporte físico del pabellón: ‘Crea -según Bielsa- el efecto de una pantalla de vidrio que permite transparencia, no total porque deja ver que hay algo detrás que no se llega a distinguir a plenitud’. La intención de este efecto es despertar la curiosidad del visitante y conminarlo a que entre sin titubeos al recinto Andino Amazónico”. Definitivamente la sensación de misterio que creó la brumosa cortina que generaba la incorporación del agua en la envolvente se constituyó en todo un acierto.

4. Dos tomas de la ambientación del espacio interior del Pabellón Andino Amazónico en Aichi

En el interior, de 1.296 m2, tras el tema presentado: la rica biodiversidad de este enorme bioma compartido entre Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela (entre los 12 países más ricos en biodiversidad del mundo), que trasciende fronteras, y tiene en las montañas andinas y el río Amazonas un espacio común, el visitante era conducido teatralmente a lo largo de una rampa que iba mostrando imágenes y objetos de paisajes sudamericanos, dramáticamente acentuada por una serie de paneles metálicos que se plegaban sobre la circulación. El recorrido culminaba en un vistoso y multinacional restaurante.

5. Proyecto de diseño de los dispositivos de museografía del pabellón

El proyecto expositivo del pabellón fue comisariado inicialmente y durante dos años por Sergio Antillano contando con el aporte en el diseño interior de Ignacio Urbina Polo y de un numeroso equipo de trabajo. Desavenencias con personeros del gobierno nacional produjeron la destitución de Antillano con todo su equipo lo cual ocasionó un retraso de 51 días en la entrega, ocupación final e inauguración del edificio, afectando a los otros tres países que lo ocuparían. Sin embargo, superados los inconvenientes, y actuando el nuevo comisario con base al trabajo ya planeado, la asistencia del público a partir de la apertura superó todas las expectativas ingresando diariamente entre 16 mil y 26 mil personas. Su tránsito fue fluido, ya que se privilegiaron los medios audiovisuales para facilitar la comprensión y evitar filas de gente leyendo textos.

6. Portada y página de inicio de la presentación del Pabellón Andino Amazónico en Dos pabellones sudamericanos en las Ferias Mundiales de Asia (2005-2010) de Katherine Fernández, Exequiel Klopman, Jaime Rodríguez y Sonia Vélez
7. Danzas folklóricas bolivianas como parte de los eventos que se desarrollaron en el pabellón durante la feria.

De la publicación Dos pabellones sudamericanos en las Ferias Mundiales de Asia (2005-2010) de Katherine Fernández, Exequiel Klopman, Jaime Rodríguez y Sonia Vélez, producto del Seminario “Comunicar las Exposiciones Universales”, Fundación Walter Benjamin, 2011, accesible en https://issuu.com/exeklopman/docs/expos, extraemos que “para los países del Pabellón de los Andes, figurar en esta Expo se sumó a un próspero momento económico. 2005 significó para la CAN un aumento en los precios de los productos básicos, especialmente el petróleo, destacándose la producción venezolana, que elevó el promedio de intercambio de la región a un 81.6% superando los altos promedios de los años ’90 en el comercio andino. (…) Y fue precisamente Venezuela el gran impulsor del Pabellón Andino Amazónico, su aporte de ocho millones de dólares en relación a los presupuestos de los otros tres países, que no superaron el millón cada uno, le permitió desplegar una arquitectura y un concepto tan diferenciador que le mereció varios reconocimientos dentro de la Expo: premio oro a la Sabiduría de la Naturaleza en la categoría de pabellón común de región, premio al pabellón más visitado (con más de dos millones y medio de visitantes) y mejor documental sobre el día nacional (día de Venezuela).”

En otro punto, la misma publicación acota lo siguiente: “La muestra tuvo básicamente un carácter reflexivo: este fue quizá el máximo valor de la propuesta andina amazónica. Hubo una preocupación por interpelar al espectador y hacerlo consciente de su impacto negativo en el medio ambiente. La desmedida tala y quema de madera, o la sobreexplotación de los recursos marinos, al igual que otras catástrofes ambientales, fueron abordadas según la problemática específica de cada país. En el fondo, lo que trataba de explicarse era un sistema económico que explota a la naturaleza y al hombre por igual.”

Sin duda lo acontecido en Aichi trajo muy buenos réditos a la propaganda desarrollada por la revolución bolivariana por la calidad de las instalaciones que contenía y las impactantes gigantografías que junto a una pantalla cilíndrica de 7 metros de alto y 180 grados de cobertura se dedicaban a mostrar destrucciones ecológicas e injusticias sociales. Si a ello sumamos la serie de eventos que remarcaban la tradición y la cultura popular de cada nación (presentaciones musicales en vivo, shows de megadiversidad cultural, bailes folclóricos o desfiles de alta costura con estilos tradicionales) y las exposiciones de artistas importantes a nivel de la macro-región, el éxito alcanzado a los ojos del visitante fue mayúsculo.

Sólo cabría preguntarse si lo que en nuestro país ha terminado aconteciendo con el “arco minero” o la contaminación creciente de muchos santuarios naturales no encierra una enorme contradicción con un mensaje reflexivo como el que en Japón se trató de transmitir, asociado a las maneras como puede llevarse adelante un desarrollo sostenible y darse un necesario entrecruzamiento de las relaciones entre el hombre y su medio ambiente. En resumen: doble discurso y doble moral.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 6 y 7. https://issuu.com/exeklopman/docs/expos.

2. https://es.wikipedia.org/wiki/Exposici%C3%B3n_Universal_de_Aichi_de_2005

3 arriba y 5. https://ignaciourbina.com/sitio_es/pabellon-andino-amazonico-expo-2005-aichi-japon/

3 abajo y 4. http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2010/10/expo-aichi-2005-pabellones.html

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Reescribir sobre arquitectura

Alberto Campo Baeza

Ediciones Asimétricas

2021

Nota de los editores

Reescribir es como afinar un poema, donde cada estrofa y cada palabra, bien acordadas, pueden decirnos tras su afinación mucho más y sonar mucho más claro. Como el afinar un instrumento musical que, siendo el mismo, adquiere después de afinado, la capacidad de sonar mucho mejor. Cuando dudaba en tomar la decisión de reescribir mis textos, pensaba en lo complicado que iba a ser todo este proceso. Pero debo confesar, sorprendido, que me ha pasado todo lo contrario. Ha sido una ocasión de disfrute inesperada, un regalo, este limpiar y afinar mis textos reescribiéndolos.

Reescribir es volver a empezar, como volver a nacer, renacer. Con ese espíritu positivo, he acometido esta labor que me está dando tantas satisfacciones. Poder corregir los errores, ¡volver a empezar! ¡qué gran regalo de la vida!

Alberto Campo Baeza nació en Valladolid y vio la luz en Cádiz. En 2020 recibe el Premio Nacional de Arquitectura. Sus obras van desde casas pequeñas como la Casa Turégano, la Casa Gaspar, la Casa de Blas, la Casa del Infinito o la Casa Raumplan, hasta obras grandes como Caja Granada, el Consejo Consultivo de Zamora o, recientemente, el Polideportivo de la Universidad Francisco de Vitoria en Madrid. Es catedrático de Proyectos en la ETSAM de la UPM desde 1986 y ha sido profesor en la ETH de Zurich, la EPFL de Lausanne, Penn University en Philadelphia, la CUA de Washington y en otras universidades del mundo. En 2014 ingresó como Académico de número en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de España y fue nombrado Fellowship del RIBA de Londres en ese mismo año. Su trabajo ha sido expuesto, publicado y premiado en numerosas ocasiones. Ha publicado numerosos libros, entre los cuales hay que destacar La idea construida, Pensar con las manos, Textos críticos #1 o Palimpsesto architectonico.

ACA