ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 225

La Ciudad del Sol se convirtió desde la aparición del nº 0 en noviembre de 2008 en el órgano de difusión del Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ), entidad fundada en 2006 y dirigida desde esa fecha hasta 2018 por Juan Pedro Posani, profesor y crítico venezolano nacido en Roma en 1931; colaborador principal de Carlos Raúl Villanueva en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas, desde 1949 hasta mediados de los años 60; cofundador del Sector de Historia y Crítica del Arquitectura de la FAU, UCV; Premio Nacional de Arquitectura (1993); presidente fundador del Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela (1994-1999); y Doctor Honoris Causa, Universidad Central de Venezuela (2000).

La revista, planificada inicialmente para aparecer trimestralmente, se concibió como un instrumento de información participativa, de diálogo y de discusión, entre quienes consideran la creación del espacio habitable como un problema de cultura.

1. Portada, página editorial y otras dos de contenidos del nº 0 de La Ciudad del Sol, noviembre 2008

Ese número inaugural lanzado a título de prueba bajo el concepto de revista-periódico (es decir, sin engrapar), conformado por 29 páginas (más la portada y la contraportada) a todo color, cuyas medidas eran 22,5 x 31, tuvo como editor a Juan Vicente Pantin acompañado por un Comité Editorial conformado por Domingo Álvarez, Pablo Balini, Javier Cerisola, Evelyn Gilbert, Juan Pedro Posani e Ignacio Urbina Polo. “Con pretensiones de buena diagramación gráfica…y sobre todo, de pertinencia”, conceptualizado y diseñado por Eduardo López, contiene el nº 0, además del “Editorial”, los artículos: “La Internacional de los Museos”, de J.P. Posani; “Situación del Programa de Habilitación de Barrios”, de Josefina Baldó y Federico Villanueva; “En honor a Roma, A.D.MCMXCV”, de Juan Vicente Pantin; “Tommaso Campanella y La Ciudad del Sol”, de Javier Cerisola; y “Diseño al Límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial”, de Ignacio Urbina Polo; la nota “La ciudad de los otros en Venecia”; la presentación de la sede de “La Villa del Cine”, de Carlos Pou Ruán y del proyecto para el “Museo Nacional de la Historia y de la Diversidad Cultural”, de Gilberto Rodríguez; y una sección resaltando las actividades del MUSARQ en el 2007.

Según se recoge en el “Editorial”, La Ciudad del Sol “es una publicación de arquitectura y de diseño industrial con un programa editorial centrado en los grandes problemas que nos angustian a todos los ciudadanos. Una revista de radicalidad de principios, que busca esquivar la frivolidad típica de la decoración doméstica … y la seriedad doctoral de las publicaciones especializadas. Defendemos el lenguaje llano y comprensible para todos”. Y, sin dejar de manifestar las aspiraciones desmesuradas de todo proyecto editorial que se inicia, también se expone lo siguiente: “el tiempo y el dinero que esta revista cuesta al presupuesto público, están dedicados a los temas que realmente constituyen prioridad de una realidad en revolución: La ciudad y sus traumas de  crecimiento; el gravísimo problema de la pobreza y sus formas de acceder al espacio; las dificultades de definir las pautas de planificación pública; la calidad de las intervenciones del Estado y de los particulares, las modalidades de participación del diseño industrial en los términos que propone la integración latinoamericana, son parte de los temas que acompañarán a las crónicas especiales y las secciones fijas que se han pautado”.

El número 0 dio paso luego a otros tres: dos de ellos en papel y el tercero en digital que, aunque mantuvieron su carácter de revista-periódico, variaron su formato a uno cuadrado de 21,5 x 21,5 cms y, como también suele ocurrir, rompieron la pauta de aparición trimestral inicialmente prevista. De hecho, el nº 1 (cuya portada ilustra nuestra postal del día de hoy), que podría considerarse como un lanzamiento ya oficial, aparece en agosto de 2010. El Nº 2 lo hace en julio de 2012 y el 3 en marzo de 2015 sin que se registre hasta hoy una nueva salida.

2. Páginas interiores del nº 1 de La Ciudad del Sol, agosto 2010

Para más detalles, el nº 1, de 31 páginas, tuvo un amplio tiraje de 3000 ejemplares. El rol de editor lo asumió en este caso Juan Pedro Posani y el Comité se mantuvo igual con la excepción de que Ignacio Urbina fue sustituido por Efraín González. Eduardo López siguió encargado del diseño grafico. En el “Editorial” se hace mención a lo aprendido a raíz de la salida del número 0 destacándose fundamentalmente el cambio de formato por razones económicas pero a la vez valorando en la nueva presentación las ventajas que tiene a la hora de “evocar mejor lo transitorio de la palabra y de los hechos, la inmediata función casi periodística de las publicaciones que no pretenden eternizarse en los papeles satinados y en las fotos espectaculares de las típicas revistas de arquitectura, a las cuales, de arquitectura, justamente, interesa más que todo su carácter de espectáculo”.

Tras la invitación “a nuestros lectores a participar en esta pequeña empresa colectiva, construir poco a poco una lectura arquitectónica del país, una lectura nueva, distinta, crítica y autocrítica, pero siempre, eso sí, llena de esperanza y de utopía”, el nº 1 está claramente estructurado en secciones que están antecedidas por el “Editorial” y el texto “La estética de la pobreza”, traducción hecha por Posani del capítulo 4 del libro BRAZIL modern architecture in history de Richard Williams (ed.) de 2009.

En el bloque de “PROYECTOS” aparecen la “Estación Alí Primera Línea 1 Metro Los Teques, El Tambor” acompañada de una entrevista a los arquitectos Max Pedemonte, Teresa Sánchez y Harry Frontado; y el “Mercado Punta de Mulatos, estado Vargas” con otra entrevista en este caso a los arquitectos João de Freitas y Roberto Castillo. La sección “LOS LIBROS INDISPENSABLES” incluye notas críticas y comentarios a los textos La arquitectura del poder, Deyan Sudjic. Ariel, Barcelona, 2007; Brazil, modern architecture in history de Richard J. Williams (ed.). Reaktion Books, UK, 2009 (elaborada por J.P. Posani); y Carlos Raúl Villanueva de Juan José Pérez Rancel. Los Libros de El Nacional, Caracas, 2009 (redactada bajo el título de “Recensión al Villanueva de Pérez Rancel” por Javier Cerisola). El apartado correspondiente a “ACTIVIDADES DEL MUSARQ” contiene “La Ciudad Universitaria de Caracas. La utilidad de una exposición” y “Oscar Niemeyer en Caracas”, ambas reseñadas por Javier Cerisola, así como también “Diseño al límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial” con una nota de Ignacio Urbina Polo. Finalmente el capítulo “DISEÑO INDUSTRIAL” está integrado por el artículo “Para crear Identidad y Diseño” de Efraín González.

La Ciudad del Sol, como ya se dijo, hasta que se demuestre lo contrario ha tenido una vida tan larga como lo que duró el empuje de quienes estaban interesados en que apareciera. Bajo su estela declarativa cargada de una ideología complaciente de cara a quienes manejaban las teclas del poder de la cultura nacional, no dejó de aportar una buena documentación sobre el área de su interés, útil para los interesados en seguirle la pista a los temas tratados.

3. Izquierda: Portada del nº 3 de La Ciudad del Sol, marzo 2015. Derecha: Portada del libro Diez años de pensamiento crítico de Juan Pedro Posani, 2012
4. Vista aérea del Nuevo Circo de Caracas y el Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ) proyecto de Juan Pedro Posani con cálculo estructural de José Adolfo Peña

Sobre la institución a la que se adscribe, de cuya polémica sede, su cuestionable relación con el entorno y los discutibles eventos organizados hasta ahora no nos vamos a referir, valga recordar que, de acuerdo a lo que aparece en https://www.fmn.gob.ve/museos/museo-nacional-arquitectura, “se plantea como requisito esencial constituirse en un espacio abierto para el debate y la reflexión de los grandes temas, que conciernen a la arquitectura, la ciudad y el diseño industrial. El MUSARQ se plantea acercar al público a una visión contemporánea del hecho arquitectónico, orientada al saber, la investigación, la reflexión colectiva y la divulgación cultural. Esta institución desarrolla su actividad programática en torno a cinco grandes ejes temáticos estructurales: la historia, la ciudad, el ambiente, la tectónica y el diseño industrial”.

Desde su creación en 2006 hasta que se inaugura su edificio el 1 de octubre de 2011 el MUSARQ funcionó puertas adentro en una oficina administrativa ubicada en los espacios de la Galería de Arte Nacional en aspectos de organización y concepción de su programación inicial así como en la definición de su política editorial, de la cual La Ciudad del Sol es su principal producto. Luego se sumará la publicación del libro Arquitectura HOY. Diez años de pensamiento crítico (2012), recopilación llevada a cabo por Javier Cerisola de los artículos publicados por Posani en el diario Economía HOY a lo largo de la década de los años 90 del siglo XX. Para finalizar, no queremos dejar de señalar cómo el curioso nombre de la revista se trata de otro guiño un tanto idealista de parte de Posani hacia la atracción que aún generan las utópicas sociedades comunistas de las cuales el libro de Tommaso Capanella, titulado justamente La Ciudad del Sol (en latín, Civitas Solis) de 1602, junto a Utopía (1516) de Tomás Moro son paradigmáticos ejemplos desde los propios albores de la Edad Moderna. Inspiradas en La República de Platón pero tomando como referencia la una el misticismo milenarista medieval y la otra el humanismo de Erasmo, la evocación por parte de Posani a Tommaso Campanella, “quien por primera vez en la historia, o casi, pretendió diseñar en el aire las ideas una ciudad perfecta, racional hasta el mínimo detalle, plasmaba con su diseño arquitectónico una perfecta correspondencia con el diseño social”, le permite expresar casi con ingenuidad “que en este nombre, La Ciudad del Sol, pudiesen resonar memorias, aspiraciones de futuro, añoranzas de atrevimientos, hasta alegrías tal vez tropicales, adecuados asideros, en todo caso, para un programa de trabajo, justo para este momento y este clima de nuestra Venezuela”.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

¿SABÍA USTED…

… que el 15 de abril de 1953 es inaugurado el teatro Radio City, ubicado sobre la que entonces era conocida como Calle Real de Sabana Grande?

1. Natalio Yunis. Teatro Radio City (1953)

El año de 1953, momento en que abre sus puertas el teatro Radio City, Caracas vivía un momento estelar en cuanto a la construcción de la imagen moderna que durante décadas la caracterizó. A lo largo de aquellos doce meses se inauguraron la autopista Caracas-La Guaira, la autopista del Este, la avenida Baralt, la Cota 905 (avenida Guzmán Blanco) y la avenida Urdaneta; también el Aula Magna y todo el Conjunto Central de la Ciudad Universitaria de Caracas, el Pasaje Zingg, el Círculo Militar, el Hotel Tamanaco y el Centro Profesional del Este; en Colinas de Bello Monte se terminaban la impactante Villa Monzeglio y la quinta L y M; y la antigua Carretera del Este consolidada como vía de conexión del centro de la ciudad con Petare y más particularmente en el tramo que iba desde la Plaza Venezuela y Chacaíto, se convertía en el eje comercial más importante y exclusivo de la capital, concluyéndose junto al Radio City, el Centro Comercial del Este (más hacia la avenida Casanova) y la sucursal del Banco Unión que sería acompañada al año siguiente en la acera de enfrente por la del Banco Mercantil y Agrícola. Como importante complemento de la dinamización de la vida urbana que ya se estaba dando, Henry Charrière abría a escasos metros del edificio que hoy nos ocupa, justamente en 1953, El Gran Café local que con el tiempo se convertiría en punto de encuentro de la bohemia e intelectualidad caraqueña.

Por tanto, el Radio City será una pieza adicional e importante de la “Calle Real” de la antigua población de Sabana Grande, devenida posteriormente en avenida Abraham Lincoln y hoy en Bulevar luego de la inauguración del Metro en 1983.

2. Plano de la ciudad de Santiago de León de Caracas en el año 1810
3. Los bueyes del arado en Sabana Grande (1930).
4. Izquierda: Eduardo Röhl. Plano de Caracas y sus alrededores, 1934. Derecha: Inicio del actual bulevar de Sabana Grande, luego de pasar el sector Los Chaguaramos (hoy Gran Avenida, adyacencias de Plaza Venezuela).
5. Calle Real de Sabana Grande de noche en los años 1950
6. Gran Café de Sabana Grande. Años 1970

Según relata Vicente Quintero en “La Historia de Sabana Grande (Caracas): una ruleta de fuertes altibajos”, apoyado en el artículo “Sabana Grande era un leprosario” de la periodista Aliana González aparecido en el diario Tal Cual el año 2001, “Entre la quebrada de Maripérez y la quebrada de Chacaíto había una sabana grande y plana. De allí el nombre que empezó a tomar el pequeño pueblo que, en 1760, se formó con los caraqueños que preferían vivir en tranquilidad y acompañados del buen clima. El camino al Este, que llevaba hasta Petare, da origen a la Calle Real de Sabana Grande y aparece en el plano de Caracas de 1801, pero ya en 1810 se empieza a leer con el nombre de Camino Real de Sabana Grande. Era un cruce de caminos… por lo que desde muy temprano se empezaron a instalar posadas y tiendas de mercancía. El Camino Real de Sabana Grande se iniciaba en el peaje que se encontraba al pasar el puente Anauco, límite entonces de la ciudad de Caracas, y llegaba a Petare, por lo que hoy es la Francisco de Miranda.”

El área formará parte desde el 4 de noviembre de 1877 de la parroquia de “La Inmaculada Concepción y San José del Recreo” creada por el presbítero José Botel Peraza. Ya Sabana Grande, tuvo ermita en 1780, y había sido elevada a parroquia civil el 22 noviembre de 1852 y a parroquia eclesiástica el 22 de febrero de 1864.

El desarrollo comercial definitivo de la Calle Real de Sabana Grande, ya incipiente desde sus orígenes, se empieza a acelerar desde que en 1912 comenzaron a transitar los vehículos por esta vía, al crearse una línea de transporte entre la Plaza Bolívar de Caracas y Petare, y más aún cuando  a partir de los años 30, con el crecimiento de la ciudad, los pueblos y haciendas del este del valle se fueron transformando en urbanizaciones, zonas residenciales y comerciales, para las que la antigua Calle Real era un eje vial de importancia. Entre finales de la década de los años 40 y los 70 del siglo XX podría decirse de la avenida cobra buena parte de la su fisonomía actual siendo de vital importancia el asentamiento temprano de piezas como el cine Las Acacias y el edificio Los Andes hacia el oeste y el cine Broadway, el Banco de Venezuela y el hospital San Juan de Dios al este, amén del acompañamiento de una ordenanza de zonificación que permitió ir llenando la avenida de edificaciones de uso mixto con comercio en planta baja en las que se fueron ubicando las firmas más reconocidas del país entre las que puede anotarse una cantidad asombrosa de joyerías, así como expendios de comida, “incluidos los cafés al aire libre que los caraqueños adoraron desde el primer momento, y muchos bares” como dirá Milagros Socorro en el artículo “Sabana Grande, algo posible y maravilloso” aparecido en Prodavinci el 26 de enero de este año. A partir de 1976, cuando se inician las obras de la línea 1 del Metro, se cierra el tránsito automotor y se convierte, como ya adelantamos, a partir de 1983 en bulevar peatonal.

7. Edificio Nivaldo, edificio Continental, edificio Galerías Bolívar y edificio del cine Radio City, Sabana Grande, Caracas
8. Izquierda: Detalle de la escultura que remata el teatro Rado City. Derecha: Cine Radio City, Caracas, años 60.
9. Taquillas del Radio City

Ubicado en el último tercio en sentido este-oeste de los 1.6 kilómetros de la arteria que va desde la quebrada de Chacaíto hasta la avenida Las Acacias, el Radio City ocupa la mayor proporción de una edificación de uso mixto proyectada por el ingeniero Natalio Yunis, graduado en la Facultad de Ingeniería de la UCV en 1948, autor de las célebres Quintas Aéreas de El Paraíso (1958) y del edificio Roraima (1957), ubicado sobre la avenida Francisco de Miranda a la altura de El Rosal.

Emulando, salvando todas las distancias y dimensiones, al conocido Radio City Music Hall de New York, el diseño de la versión caraqueña incorporó importantes motivos y recursos provenientes del estilo art déco al que se sumaron elementos de una especie de modernismo muy peculiar que proliferó en la ciudad a lo largo de la década de 1950. Además del uso combinado de diversos materiales en el revestimiento de la fachada, pisos y recubrimiento de sus paredes, destaca, como parte de la respuesta urbana regida por la continuidad de las fachadas de los edificios vecinos, el desarrollo sobre la marquesina de entrada de un cuerpo vertical sobre el que se ubicó el nombre de la sala que remata con un voladizo, donde se ubican un águila con sus alas abiertas y una mujer con lanza vencedora. Las taquillas de venta de boletos fueron diseñadas en aluminio y vidrio con la mayor delicadeza asemejando la forma de vasos o cuernos. El teatro se distinguió, además, por ser la única sala en Caracas que tenía standing room, un largo pasadizo con grandes ventanales como antesala.

Con capacidad para 748 espectadores distribuidos en un solo nivel, el Radio City tiene sobre la fachada locales comerciales y, a diferencia del resto de las instalaciones de este tipo, las entradas al espacio principal, dividido en tres secciones, estaban situadas alrededor del mismo y no en los laterales. Tal y como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), el foyer, cuyo piso es de granito en el que se “combinan las iniciales del teatro con patrones geométricos”, posee un cielo raso con elementos art déco además de “murales y nichos dramáticamente iluminados”. Según él, “su mayor atractivo es quizás el tratamiento decorativo del auditorio… En el cielo interior se dibujan franjas simulando rayos de sol que se extienden …, generando una atmosfera de dramatismo propia de los teatros de época, al interior de la sala. Sobre el proscenio, dos sirenas nadando surgen de los lados de la pantalla y sostienen las iniciales del teatro”.

10. El Radio City se inauguró, el 15/04/1953, con la proyección de «Mesalina», épica historia de la mujer más perversa del mundo protagonizada por María Félix

Su inauguración fue engalanada con la proyección del film italiano (en co-producción con España y Francia) «Mesalina», épica historia de la pérfida, disoluta y hermosa emperatriz romana, estrenada en 1951, dirigido por Carmine Gallone y protagonizado por la diva mexicana María Félix. También se recuerda cómo la pianista Frances Monge Bartle, «Paquita», amenizaba a los espectadores mientras ocupaban sus asientos interpretando clásicos del jazz y temas de inolvidables películas.

El mismo año en que fue inaugurado, el Radio City introdujo en Venezuela la pantalla Cinemascope la cual fue de tanto interés que hasta el entonces presidente Marcos Pérez Jiménez utilizó el palco presidencial de esta sala para apreciar este nuevo formato.

Dos importantes publicaciones refieren al Radio City como una de las más importantes salas de los años 50: Inventario del olvido (1992) de Guillermo Barrios y Los cines de Caracas en el tiempo de los cines (1994) de Nicolás Sidorkovs. Para el primero su esplendor lo alejó de la simple denominación de una sala de proyección y lo colocó en la categoría patrimonial de “palacio del cine”, presentándose además como emblema de la modernidad caraqueña y como símbolo de la ciudad cosmopolita, por utilizar los criterios más avanzados de la época y los estilos arquitectónicos más vanguardistas. Para el segundo “Aunque el Radio City conservaba algunos elementos rígidos en su interior, el lobby, los escalones y la forma –tanto en el plano como en el espacio– eran circulares. Asimismo, el cine se acopló a ese ambiente fantasioso de la época: tanto sus taquillas con forma de cuerno, como aquellas sirenas que se elevaban alrededor del arco de la pantalla eran elementos que carecían de agresividad”.

11. Fotografía reciente del teatro Radio City

Desde su apertura hasta nuestros días el Radio City ha sido testigo de las transformaciones sufridas en su entorno y objeto de numerosas agresiones en su interior producto de incompatibles cambios de uso los cuales han derivado en su desmantelamiento todo lo cual hace muy difícil su rescate. Su historia permite rememorar el paso por allí de inolvidables películas y la realización importantes eventos entre los que vale la pena recordar: la Convención Nacional de Copei de 1972 destinada a seleccionar el candidato presidencial del partido político a las elecciones de 1973, donde se originó la leyenda del “hombre del maletín” (el primero, ya que más recientemente Antonini Wilson se convirtió en el segundo); o el festival que entre el 10 de noviembre y el 4 de diciembre de 1999 reunió a grupos como “Los Caramelos de Cianuro”, “Sentimiento Muerto”, “Los Amigos Invisibles” y “Bacalao Men”, entre otros. Para concluir, tomamos prestada la siguiente expresión de Iván González Viso dada su vigencia:Hoy el lujoso teatro, uno de los mas bellos de la capital, se debate entre permanecer o morir”.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.es/pin/179299628887952144/

2 y 4 izquierda. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3 y 4 derecha. https://vicentequintero.medium.com/la-historia-de-sabana-grande-caracas-una-ruleta-de-fuertes-altibajos-vicente-quintero-3496a06a90dd.

5. https://noesfm.com/cinco-canciones-que-suenan-a-caracas/

6. https://elestimulo.com/bienmesabe/el-gran-cafe-nido-de-la-vanguardia-caraquena/

7. https://twitter.com/caracascuentame/status/879026822100471809?lang=fr

8 izquierda, 9 y 10. https://twitter.com/gfdevenezuela/status/1083350447254052869?lang=ca.

8 derecha. http://laguiadecaracas.net/28867/caracas-en-concreto-cine-radio-city/

11. http://guiaccs.com/obras/teatro-radio-city/

VALE LA PENA LEER

Animales arquitectos. Learning from Nature

Luis Fernández-Galiano

24/08/2020

Tomado de www.arquitecturaviva.com

El arquitecto y autor finlandés Juhani Pallasmaa organizó en 1995 en Helsinki una exposición sobre las construcciones realizadas por animales, desde las colmenas hasta los nidos de las aves o las presas de los castores, un asunto que ha suscitado siempre el interés o el asombro de profesionales y profanos. Su artículo del catálogo fue publicado en versión trilingüe por la Fundación César Manrique en 2001, y la traducción al castellano que realizó entonces Pilar Vázquez vuelve a editarse ahora por Gustavo Gili, añadiendo numerosas portadillas y 40 ilustraciones a página completa extraídas de una publicación británica de 1889 para alcanzar la condición de libro. El volumen está orientado al público general, pero su aparición sirve de excusa para recordar los dos libros que inspiraron a Pallasmaa entonces, y que todavía hoy siguen siendo referencias fundamentales para quien desee aproximarse a este tema.

Animal Architecture, escrito por el etólogo galardonado con el Nobel Karl von Frisch con la colaboración de su hijo Otto, es un libro maravilloso, estupendamente traducido del alemán por Lisbeth Gombrich, admirablemente ilustrado con numerosas fotografías y los eficaces dibujos de Turid Hölldobler, y editado con exquisita atención por Helen y Kurt Wolff, amigos del naturalista e impulsores de la publicación que apareció en 1974. Especialista en el comportamiento animal como su hijo, Von Frisch transita desde las estructuras generadas por amebas, foraminíferos o radiolarios —con el debido homenaje al gran biólogo Ernst Haeckel, que usó a estos últimos para ilustrarnos sobre las Kunstformen der Natur— hasta los nidos de las aves y las construcciones de los mamíferos, y deteniéndose minuciosamente en las arquitecturas de los insectos sociales, de las colmenas a los termiteros: una atención que cabía esperar de quien dedicó su vida al estudio de las abejas, pero que también corresponde a la fascinación que estas comunidades de insectos han suscitado, desde Maurice Maeterlinck hasta nuestro Juan Antonio Ramírez.

Animal Architecture & Building Behaviour, publicado diez años después por el zoólogo Michael Hansell, es un volumen muy diferente, sólido y riguroso, pero de más ardua lectura, organizado temáticamente en secciones —funciones, materiales, construcción, estructuras— que puede ayudar a quienes buscan inspiración en la naturaleza para diseñar obras contemporáneas, y con una segunda parte sobre la relación entre el comportamiento constructor y el cambio evolutivo que amplía la exploración en territorios especializados; su posterior Built by Animals es más asequible, y refrescante en su escepticismo ante el entusiasmo lego por las proezas arquitectónicas del reino animal, que reduce a meros comportamientos instintivos. Parece extravagante recomendar títulos aparecidos hace décadas, pero —pese a las aportaciones de autores más recientes como el fotógrafo Ingo Arndt— no conozco mejores guías en el extraordinario mundo de la arquitectura animal que los que iluminaron la exposición finlandesa de hace un cuarto de siglo.

Karl von Frisch

Animal Architecture

Harcourt, NY & Londres, 1974

Michael H. Hansell

Animal Architecture and Building Behaviour

Longman, Londres, 1984

Museum of Finnish Architecture

Animal Architecture

Helsinki, 1995

Juhani Pallasmaa

Animales arquitectos

Gustavo Gili, Barcelona, 2020

144 páginas

ACA

VALE LA PENA LEER

Itinerarios filosóficos. From Cassirer to Sloterdijk

Luis Fernández-Galiano

19/08/2020

Tomado de www.arquitecturaviva.com

«Metafísico estáis. Es que no como». El diálogo entre Babieca y Rocinante que recoge El Quijote refleja bien el escepticismo ante las elucubraciones filosóficas. Pero dos libros recientes pueden hacer cambiar de opinión a los que descreen en las abstracciones del pensamiento. Tiempo de magos trenza las vidas y las obras de cuatro figuras míticas —Ernst Cassirer, Ludwig Wittgenstein, Martin Heidegger y Walter Benjamin— durante la década posterior a la I Guerra Mundial; y La herencia del Dios perdido reúne los textos de Peter Sloterdijk sobre el terreno donde filosofía y teología se encuentran, y explora la relación de las creencias religiosas con la ciencia, la cultura y la política. Productos ambos vigorosos de la tradición filosófica germana, su lectura ilumina a la vez la historia y el presente.

Erudito y ameno, el libro de Wolfram Eilenberger recupera la figura hoy menos estudiada de Cassirer, el deslumbrante autor de Filosofía de las formas simbólicas, uno de los grandes referentes del idealismo kantiano en la universidad alemana hasta que sus orígenes judíos le obligaron a dejar el país; sigue atentamente las trayectorias de los dos colosos del pensamiento del siglo XX, Wittgenstein y Heidegger, exactamente coetáneos y sin embargo divergentes en casi todo, pese a lo cual compartían raíces teológicas e inclinaciones místicas; e incorpora al caótico e inconstante Benjamin, tan precario en lo intelectual como en lo personal, y siempre indeciso entre Moscú y Jerusalén. Alrededor de los cuatro, un cúmulo de personajes retratados con apenas unos pocos trazos exactos: Theodor Adorno, Hannah Arendt, Rudolf Carnap, Edmund Husserl, Karl Jaspers, Bertrand Russell o Gershom Scholem.

Los arquitectos disfrutarán con el relato de la construcción por Wittgenstein y Paul Engelman —que había sido alumno de Adolf Loos— de la casa en Viena que evidenció el carácter obsesivo del filósofo, quizá la traducción tridimensional del Tractatus en su lógica desornamentada, pero al cabo desproporcionada, rígida y hermética; con el Heidegger ‘constructor de casas’ que sin embargo delegó en su mujer Elfriede el proyecto, dirección de obra y arquitectura interior de la mítica cabaña de la Selva Negra, como después de la casa en las afueras de Friburgo —para más detalles sobre las construcciones de ambos pensadores, véase ‘Filosofía y arquitectura’ en Arquitectura Viva 111—; con la forma elíptica de la Biblioteca Warburg, por ser la determinación de las órbitas planetarias por Kepler símbolo del tránsito del pensamiento mítico-medieval al científico; y con la descripción por Benjamin del pasaje parisino, ‘mitad cueva y mitad casa, mitad pasillo y mitad habitación’, sin embargo menos interesante que su interpretación escenográfica de la ciudad de

Nápoles, tan deudora de su amante, la fascinante directora teatral Asia Lacis.

Más ardua es la obra de Sloterdijk, que reúne capítulos de libros anteriores —Esferas I y Los hijos terribles de la Edad Moderna, este último reseñado en Arquitectura Viva 194—, prólogos de publicaciones especializadas y manuscritos de conferencias. Antes de seguir, una recomendación: lean en primer lugar los textos de las conferencias, asequibles todos, y dejen para el final los pedregosos prólogos, que seguramente pueden incluso evitarse. En la media docena de intervenciones públicas, el filósofo se muestra como public intellectual, y deslumbra con su presentación cáustica de Lutero; con su defensa antropológica de la eugenesia; con su recorrido por la historia de la neurosis; con su interpretación de la vida como «la fase exitosa de un sistema inmunitario» y la propuesta —siguiendo a Hans Jonas— de un nuevo imperativo categórico de naturaleza ecológica; y en el recuerdo de la defensa por William James del derecho fundamental a creer.

El filósofo estadounidense es por cierto también protagonista del último capítulo, nacido como prólogo a la versión alemana de su obra The Varieties of Religious Experience, y en él Sloterdijk asocia la Modernidad a una nueva teología, que al privarnos de un dios trascendente hace el mundo monstruoso, y engendrador de monstruos como «el Tyrannosaurus rex, el Homo sapiens y el virus del ébola». Pero cuando la humanidad se enfrenta a un virus nuevo, quizá nuestro sistema inmunitario se beneficie más de la medicina moderna que del dios trascendente del filósofo germano.

Wolfram Eilenberger

Tiempo de magos

Taurus, Madrid, 2019

383 páginas

Peter Sloterdijk

La herencia del Dios perdido

Siruela, Madrid, 2020

276 páginas

ACA