
Archivos diarios: 1 de diciembre, 2019
TAL DÍA COMO HOY…
… el primero de diciembre de 1977 se constituye PEQUIVEN, Petroquímica de Venezuela, S.A.


PEQUIVEN S.A. es una de las muchas empresas estatales que surgen como consecuencia de la reestructuración de la industria petrolera venezolana a raíz de la puesta en marcha efectiva de la nacionalización el 1 de enero de 1976. Recordemos que en el momento en que asciende al poder Carlos Andrés Pérez (1973) existía todo un conjunto de condiciones favorables para tomar las medidas que dejaron en manos del Estado Venezolano todo el aparato petrolero. Pero no es sino hasta el año 1975, cuando el ejecutivo presentó al Congreso Nacional el proyecto de ley para el retorno integral del negocio de los hidrocarburos a las manos del sector público el cual, tras un largo debate, se aprueba como Ley Orgánica de Nacionalización del Petróleo cuyo “ejecútese” se dio el 25 de agosto de 1975. Esta ley que reserva a la nación la exploración, explotación, manufactura, refinación, transporte y comercio del petróleo, asfalto y todo tipo de hidrocarburos dejó sin efecto las concesiones petroleras el 31 de diciembre de ese mismo año, anulando el derecho de realizar actividades a las compañías trasnacionales a las que se les había otorgado.
Por otro lado, de la información que se encuentra en internet se desprende que el nacimiento de la industria petroquímica en Venezuela comienza cuando se creó la Dirección de Petroquímica Nacional, como dependencia del Ministerio de Minas e Hidrocarburos en 1953 en la cual, luego de realizados los estudios preliminares y elaborada una planificación general, se iniciaron los proyectos, al tiempo que se instalaba una pequeña planta mezcladora de fertilizantes en Morón, estado Carabobo, la cual más adelante se convertiría en la sede del Complejo Petroquímico que lleva su nombre.
Desde el punto de vista formal, los planes de industrialización comienzan con los decretos presidenciales números 367 y 368, dictados los días 20 y 29 de junio de 1956, respectivamente, por el entonces presidente Marcos Pérez Jiménez. Mientras el decreto 367 establece la creación “con carácter de Instituto Autónomo, a partir de esta fecha (20 de junio) del Instituto Venezolano de Petroquímica (I.V.P.), por el cual estaría adscrito al Ministerio de Minas e Hidrocarburos”, el 368 se encargó de establecer el Estatuto Orgánico de dicho ente, cuyo primer artículo expone que “tendrá por objeto el estudio y desarrollo de industrias destinadas al aprovechamiento de minerales e hidrocarburos, en especial de gas natural”, que terminó materializándose en 1958 con la construcción de las plantas de Cloro-Soda, Refinería Experimental y Mezcladora de Fertilizantes en el Complejo Petroquímico de Morón, cuyo proyecto conformado por 13 plantas, incluyendo la Refinería Experimental y Aromáticos ya se había realizado en 1956.

La decisión de darle continuidad a los planes adelantados durante la Dictadura fue una de las características más importantes que se siguió en cuanto a esta rama de la industria se trata y, por ende, la iniciativa de instalar nuevas plantas petroquímicas ya estaba tomada en 1962 como lo demuestra el texto del Segundo Plan de la Nación (1963-1966). Inicialmente, aparte de la refinería experimental para 3000 barriles diarios que si se hizo junto a las plantas de Ácido Sulfúrico, Molienda de Roca Fosfática y Superfosfato Simple, se planeaba instalar en Morón el complejo Nº 5, proyecto que después fue desviado hacia el estado Zulia dando origen al que fue conocido como Complejo Petroquímico “El Tablazo”, cuya construcción se inicia en 1968 (1ª etapa) concluyéndose la infraestructura de buena parte de las tres etapas que lo conforman en 1973. “El Tablazo” junto a Morón son las piezas fundamentales que servirán para sustentar la transformación en 1977 del I.V.P. en Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN).
Cabe acotar que aunque desde 1956 los complejos petroquímicos eran propiedad exclusiva de la Nación, paulatinamente hasta 1977 la dinámica económica llevó a la creación de hasta 10 empresas mixtas tanto en Venezuela como en otros países, donde el capital venezolano contribuyó con el capital extranjero a la instalación de plantas petroquímicas que finalmente fueron nacionalizadas. Con el transcurrir de los años se sumó a la estructura de PEQUIVEN el Complejo Petroquímico José Antonio Anzoátegui ubicado en el sector de Jose, entre Píritu y Barcelona, inaugurado en 1990 y se completó la compra accionaria de Monómeros Colombo-Venezolanos S.A.
En años más cercanos (2005), PEQUIVEN cambiará su denominación por el de CORPORACIÓN PETROQUÍMICA DE VENEZUELA S.A., viviendo desde entonces sucesivas etapas de reestructuración la última a cargo de una comisión designada por Decreto Presidencial el 27 de agosto de 2019.
Los complejos petroquímicos en sí mismos constituyen un territorio muy especializado del área de la construcción dominado por estrictas normas que, entre otras cosas, obligan a visibilizar y facilitar el acceso a todos los elementos que los componen confiriéndoles un aspecto muy característico. Esa condición de “mostrar por fuera sus entrañas” ha causado, junto a las refinerías, fascinación entre quienes han visto en ellos referentes claros en el desarrollo tecnológico de la arquitectura a través de lo que se ha conocido como “high tech”. El emblemático caso del Centro Pompidou en París (1977) y el seguimiento que se le puede hacer a la trayectoria de sus dos proyectistas (Renzo Piano y Ernesto Rogers) e incluso las evocadoras y a la vez duras imágenes que transmiten algunas de las “ciudades invisibles” de Ítalo Calvino dan, en una cierta medida, fe de este influjo.

En todo caso, a diferencia de las empresas petroleras nacionalizadas que continuaron llevando a cabo la actividad y a su vez heredaron las notables edificaciones que para sí construyeron las anteriores subsidiarias extranjeras, el I.V.P. pese a ser un importante Instituto Autónomo, no contó con una sede destacable que asumiera el rol de sede corporativa más allá de que se supiera que a su cargo se encontraban los enormes complejos que hemos mencionado y que en cierta medida lo identificaban. De tal manera, no será sino una vez constituida PEQUIVEN que se adquirirá en 1977 el edificio Pawa, proyectado por Jimmy Alcock inicialmente para viviendas y terminado de construir en 1976, para ubicar allí su sede corporativa, lo cual conllevó a su adaptación para el nuevo uso de oficinas. Ubicado sobre la calle Cali de la urbanización Las Mercedes colindando con la quebrada de Baruta, la bien manejada escala del Pawa, conformado por tres volúmenes de distinta altura (dos cuerpos de planta cuadrada recubiertos en ladrillo que contienen las oficinas, articulados por un módulo de circulación vertical que deja el concreto de su estructura a la vista), como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) evidencia la preocupación muy personal de Alcock por el espacio, la geometría y el lugar tratándose, como señala el propio arquitecto, de “un edificio hecho para la calle y la quebrada” que ofrece una muy digna respuesta hacia el espacio público, una clara resolución de su acceso a través de una pequeña plaza lateral y un armónico balance entre los elementos que lo conforman.

Posteriormente PEQUIVEN, quizás movida por un afán de mayor figuración, decide trasladar su apacible sede en Caracas y dejar el edificio Pawa para que fuese ocupado por Bitúmenes Orinoco S.A. Para ello emprende la construcción de una enorme edificación localizada en la acera norte de la Av. Francisco de Miranda, Chacao (cerca de la estación del Metro), el cual se concluye en 1990 y estuvo a cargo del Grupo Arquina S.R.L. donde se registra también la participación de la importante compañía constructora Edifica. La Torre PEQUIVEN, conformada por dos cuerpos (el bajo que incorpora, además de comercios en planta baja y mezzanina, 6 pisos de estacionamientos, y la torre de oficinas propiamente dicha que suma 12 pisos más) tiene 62.104 m2 de construcción y costó en su momento $ 27.720.000, según datos que hemos obtenido de http://www.arquina.com/CCTP.html. Lograda mediante un impecable trabajo del concreto obra limpia, la Torre PEQUIVEN, aunque sin duda asumió durante muchos años la imagen corporativa de la empresa, siempre dejó la impresión de tratarse de una edificación a la que el terreno asignado le quedó pequeño en virtud de su enorme masa y el poco cuidado manejo de la escala.

En tiempos más recientes PEQUIVEN ya convertida en CORPORACIÓN PETROQUÍMICA DE VENEZUELA S.A. traslada de nuevo su sede corporativa a la ciudad de Valencia, estado Carabobo, donde ocupará el edificio diseñado originalmente por Servio Tulio Ferrer en 1991 para el Centro CORIMON, corporación fundada en 1949 por Hans Neumann con el nombre de “Montana Fábrica de Pinturas” dedicada a la producción de pinturas y productos relacionados, resinas, empaques y tintas. De esta nueva sede que cuenta con un área de construcción de 7.590 m2 que ocupa 2.393 m2 de un terreno de 31.366 m2 cabría señalar, como se recoge en la memoria descriptiva presentada junto al edificio para la IX Bienal Nacional de Arquitectura (16 de agosto al 8 de noviembre de 1998), que “constituye una contraposición a la edificación corporativa impuesta en el país durante los últimos años, en la que predominan la verticalidad, el uso irracional de superficies de cristal (courtain wall) y complicadas soluciones estructurales que encarecen aún más el costo de estas edificaciones. La racionalidad derivada del sistema modular estructural empleado, la horizontalidad, la respuesta al contexto en cuanto a protección solar y la economía, representada por la rápida ejecución y materiales empleados (básicamente acero), conforman las características primordiales de este edificio de oficinas». Sólo añadir que este edificio conformó junto al Banco del Libro (Altamira) y el Instituto de Ingeniería (Sartenejas) una notable trilogía en cuanto al uso del SIEMA (Sistema de estructuras metálicas apernadas), desarrollado por el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la FAU UCV.


Como dato adicional hemos encontrado en https://modelosparaunaarquitecturasocial.wordpress.com/anteproyecto-nueva-sede-junta-directiva-pequiven/ que en 2010 la firma MARS (Modelos para una arquitectura social) proyectó un “edificio de servicios de apoyo a la sede corporativa de PEQUIVËN” que imaginamos se encuentra próximo al que mencionáramos en el párrafo anterior. Hoy a 42 años de su creación PEQUIVEN, cuyo logo original en blanco y negro fue diseñado por Jesús Emilio Franco en 1975 simbolizando el proceso de transformación de una gota de petróleo, tras haber sido escenario de diferentes actos de corrupción se encuentra sumida, al igual que toda la industria vinculada al petróleo en una profunda crisis que afecta a diferentes rubros productivos entre ellos fundamentalmente a la agricultura y la industria.
ACA
Procedencia de las imágenes
2. https://www.ssecoconsulting.com/industria-petroquiacutemica-en-ameacutericalatina.html
3. http://guiaccs.com/obras/edificio-pawa-antes-pequiven/
4. https://mapio.net/wiki/Q11318084-fr/
5. https://www.expansion.com/latinoamerica/2017/01/11/5875dc29ca4741a1028b464e.html
HA SIDO NOTICIA
Pasajes residenciales / Taller de (S), ganador del 24º Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo en Colombia
Por Santiago Baraya

18 septiembre, 2019
Tomado de Plataforma arquitectura
El pasado 13 de septiembre fue galardonado con el vigésimo cuarto Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo el proyecto Pasajes residenciales del Taller de (S), culminándose con la premiación el 36° Congreso Colombiano de Arquitectura y Urbanismo en Barranquilla.
El Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo otorgado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) ha reconocido a las obras que exponen con excelencia los mejores aportes a la arquitectura colombiana desde 1962. Este año no ha sido excepción: Taller de (S) proyectó en esta obra de vivienda económica la recuperación de un sector a través de una tipología típica del lugar, que se ha ido perdiendo debido a la alta densidad, el pasaje.
A continuación un texto introductorio de la profesora y arquitecta Olga Lucia Ceballos para la categoría dentro de la cual encaja el proyecto: Hábitat y vivienda colectiva.
«Según lo dispuesto en la política de vivienda de Colombia que rige desde 1991, cuando el Estado pasó de promotor de vivienda a regulador del mercado mediante la aplicación del sistema de subsidio a la demanda, existen dos tipos de vivienda social: la Vivienda de Interés Social (VIS) cuyo precio en el mercado no debe superar los 135 salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV) y la Vivienda de Interés Prioritario (VIP) que no debe superar los 70 SMMLV. Lo preocupante de los tipos de vivienda que se plantean desde la política pública y su definición, es la reducción del concepto de ‘vivienda’ a su precio en el mercado sin considerar su significado en términos sociales, culturales, humanos… . En este sentido, es de gran importancia que la SCA en la convocatoria de la categoría HÁBITAT SOCIAL se refiera a los proyectos de vivienda que desarrollen alguno de estos dos tipos de vivienda con buena calidad arquitectónica y urbana, y que además contribuyan a conformar tejido social.”

“Mi reconocimiento a la postura asumida por la SCA frente el hábitat social parte de mi experiencia, pues he dedicado buena parte de mi vida a investigar las consecuencias que ha tenido la política de vivienda que rige en el país, implementada mediante un modelo que se soporta en la ecuación subsidio, ahorro y crédito hipotecario, modelo al cual no pueden acceder los hogares más pobres. Los resultados de mis investigaciones me han permitido concluir que en la mayoría de los casos se ha producido vivienda de mala calidad, donde se ha sacrificado la habitabilidad en pro de salvar las ganancias para los promotores de vivienda y a la vez cumplir con el precio tope en el mercado. No importa entonces la calidad de vida de las personas, ni los efectos negativos que para su salud física y mental implica vivir en condiciones de habitabilidad deficientes. Lo anterior, por cuanto es una política que prioriza garantizar el buen funcionamiento económico del sector de la construcción, que le permita sobrellevar los ciclos negativos de la economía, sobre el garantizar el derecho de todos los colombianos a una vivienda digna como lo estipula el artículo 51 de la Constitución Política de 1991.”
“En este contexto, reitero la importancia que la SCA destaque la obra de aquellos arquitectos que pese a las limitaciones que impone la política de vivienda social buscan rescatar una buena arquitectura y un buen urbanismo que dignifiquen la vida. Los proyectos seleccionados en esta oportunidad son por ello un ejemplo de excelencia espacial y humana, así como una invitación a mantener una postura ética en el ejercicio de la disciplina al servicio de la sociedad.»

Los criterios para la evaluación general de las categorías y trabajos fueron los siguientes:
– Calidad arquitectónica integral de la obra.
– Innovación y aporte en lo estético, ambiental, tecnológico y social, entre otros.
– Adecuación a su contexto y la regeneración del tejido donde se inserta la obra.
– Reinterpretación de sistemas constructivos tradicionales y exploración de nuevas materialidades.
– Optimización de recursos y economía de medios.
– Generación de conocimiento y su aplicabilidad en las investigaciones. – Procesos colaborativos en la materialización de las obras.
ACA
ES NOTICIA
Nº 42 de la revista AOA


El pasado jueves 28 de noviembre se presentó el nº 42 de la revista de la AOA (Asociación de Oficinas de Arquitectura de Chile), tercero que completa la serie sobre arquitectura moderna en Venezuela. La serie abarca en forma cronológica la cultura, el urbanismo y la arquitectura en tres periodos históricos, bajo las plumas de Arturo Almandoz Marte, Alberto Sato Kotani, José Rosas Vera e Iván Gonzalez Viso. El plano de Eduardo Röhl, las nubes acústicas de Calder y el conjunto Parque Central, respectivamente, son las contundentes imágenes de las portadas de las ediciones 40, 41 y 42 que fueron presentadas con orgullo como una contribución más al rescate de la cultura de nuestro país, lo cual fue posible gracias a la generosidad del comité editorial de la AOA, Yves Besançon, Francisca Pulido y todo su equipo.
ACA
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 189

El teatro Teresa Carreño, cuyo nombre rinde honor a la virtuosa pianista y compositora venezolana que vivió entre 1853 y 1917, es, sin duda, la obra arquitectónico-cultural más importante construida en Venezuela en el último siglo. Una imponente edificación que emerge como centro de un conjunto conformado por los edificios del Museo de Bellas Artes y el Museo de Ciencias Naturales, el Museo de los Niños, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, la Galería de Arte Nacional, y el antiguo Ateneo de Caracas.
Levantado sobre un terreno de más de 22 mil metros cuadrados y con 80 mil metros cuadrados de construcción, es el resultado del “Concurso Sala de Conciertos y Sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela” convocado el día 28 de septiembre de 1970 por la junta directiva del Centro Simón Bolívar, C.A. (con Gustavo Rodríguez Amengual a la cabeza), al que se inscribieron 56 equipos integrados por más de 100 profesionales, recibiéndose el 14 de mayo de 1971, fecha improrrogable fijada para la entrega, 19 anteproyectos para su consideración.
El Jurado Calificador, integrado por los arquitectos Martín Vegas, Tomás Sanabria, Guido Bermúdez, Julio Coll y Américo Faillace, quienes contaron con la colaboración del especialista en acústica Robert B. Newman y de los destacados profesionales venezolanos Eduardo Arnal y José Miguel Rodríguez, emitieron su veredicto el 17 de mayo de 1971 resultando ganadores del primer premio los arquitectos Jesús Sandoval Parra, Tomás Lugo Marcano y Dietrich Kunkel, cuya maqueta ilustra nuestra postal del día de hoy y en la que se puede apreciar el uso predominante de la geometría hexagonal que se convirtió en tema formal para la resolución definitiva de la totalidad del proyecto.
El prematuro fallecimiento de Sandoval dejó en manos de Lugo y Kunkel el desarrollo definitivo de la propuesta teniendo la oportunidad de viajar por el continente americano y europeo a fin de conocer los adelantos técnicos de los teatros más importantes de la época, entre ellos el Queen Elizabeth Hall de Londres y el centro de la Filarmónica de Berlín. El conjunto fue inaugurado en dos fases, primero la sala José Félix Ribas, en febrero de 1976, y luego la sala Ríos Reyna y el resto del complejo, el 19 de abril de 1983, con un concierto de la Orquesta Sinfónica Venezuela. En 1984 se cerró por ocho meses para la culminación y dotación técnica de algunos espacios. La inauguración formal del 19 de abril se llevó a cabo a más de 10 años de iniciada su construcción (a cargo de la extinta empresa Delpre C.A.) con un costo estimado en 540 millones de bolívares de la época.
Como parte de los antecedentes sabemos que en la década de 1970, Pedro Antonio Ríos Reyna, violinista y presidente de la Orquesta Sinfónica Venezuela, presentó un plan para construir una sala de conciertos que sirviera de sede a la Orquesta ya que los teatros más importantes de Caracas: el Municipal (inaugurado en 1881) y el Nacional (inaugurado en 1905), no cumplían a cabalidad con los requerimientos técnicos y de aforo que cada vez más exigía el crecimiento de la capital. El Centro Simón Bolívar ampliaría el proyecto inicial de Ríos Reyna para convertirlo en un complejo cultural de usos múltiples.



Pensado como un gran atrio público que relacionaba los distintos edificios culturales ubicados a su alrededor y como una importante pieza accesible desde el parque Los Caobos, el teatro fue proyectado con los más altos estándares de calidad. El equipo interdisciplinario incluyó a los ingenieros José Luchsinger, Cecilio Luchsinger y Federico Almiñana en la estructura, y a consultores como Bolt, Beranek y Newman (Cambridge, Massachusetts) para la acústica (los mismos que asesoraron a Villanueva en el Aula Magna); George C. Izenour (Yale University, New Haven, Connecticut), inventor y pionero en mecánica teatral; y asesores como el ingeniero alemán Hans von Malotki, experto en diseño de iluminación arquitectónica, que se hizo cargo de tales menesteres en los edificios más significativos de Berlín (la Nationalgalerie, la Staatsbibliothek y el Reichstag, entre otros).
El teatro, como ya se adelantó, cuenta con dos salas: la Ríos Reyna (que debe su nombre al importante músico venezolano propulsor de la idea de la construcción de la sala, quién falleció en un accidente en Nueva York en 1971 y nunca pudo ver materializado su proyecto), y la José Félix Ribas (que recibe el nombre del prócer que comandó un ejército de jóvenes venezolanos en la Batalla de La Victoria). La sala Ríos Reyna es un teatro de uso múltiple con capacidad para 2 mil 400 espectadores en dos niveles (platea y balcón), con dos configuraciones básicas: concierto y espectáculos escénicos (ballet, ópera y teatro). El escenario, con un área de uso de 900 m2 y boca variable (entre 17 y 25 metros de ancho), cuenta con mecanismos hidráulicos y plataformas móviles que le confieren la flexibilidad para adaptarse a los requerimientos del género de espectáculo a presentarse.

La sala José Félix Ribas, llamada también “Sala del Nuevo Arte”, diseñada inicialmente para música de cámara, se usa también para música sinfónica, teatro y danza. Está configurada como una sala de conciertos semicircular a modo de anfiteatro con capacidad para 440 personas. Los triángulos de concreto de su techo fueron enriquecidos por las “Pirámides vibrantes sobre progresión blanca y negra” de Jesús Soto (1923-2005), obra artística de función acústica. Un pequeño foyer antecede la entrada a la sala desde el magnifico hall cubierto, en cuyos espacios abiertos al clima del trópico se presentan eventos culturales, cobijados por la imponente obra de Soto que a su vez se conjuga de forma admirable con la arquitectura de los espacios del complejo: los “Cubos vibrantes blancos sobre proyección amarilla” en la entrada de la Sala Ríos Reyna; las ya mencionadas “Pirámides vibrantes” en el techo acústico de la Sala José Félix Ribas; y los telones “Escritura negra sobre fondo blanco” y “Telón cortafuego” de la Sala Ríos Reyna.

En la fachada de la cúspide tronco piramidal del escenario de la gran sala se ubica la obra de Harry Abend (1937) “Relieve mural sobre pantallas inclinadas”. La integración de las artes incluyó a Erling Oloe, Colette Delozanne, Basalo, Jorge Pizzani y Vincenzo Gemito. El teatro alberga la sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Orquesta Nacional Juvenil, el Coro Operático y el Ballet Teresa Carreño, además de una sala dedicada a la pianista Teresa Carreño. El 19 de este mes que se inicia ya se cumplen seis años de la intervención a la Fundación Teatro Teresa Carreño decretada por el presidente Nicolás Maduro y en abril el complejo llegó a 36 de inaugurado. Transformado durante años en tribuna política, su infraestructura, sin duda, ha sido la principal víctima de una mala gestión que ha incidido en una merma significativa de su otrora ganado prestigio que, como tantas otras cosas en nuestro país, está a la espera de la llegada de tiempos mejores.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela
1, 3 y 5 abajo. https://arquitecturayempresa.es/noticia/ttc-teatro-teresa-carreno-complejo-cultural-de-los-anos-70-en-venezuela-un-avanzado-diseno
2 y 4 izquierda. https://zona-arquitectura.blogspot.com/2012/11/teatro-teresa-carrenocaracasvenezuela.html
4 derecha y 5 arriba izquierda. http://guiaccs.com/obras/teatro-teresa-carreno/
5 arriba derecha. https://www.nmidigital.com/arquitectura-e-ingenieria-venezolana-de-mano-judia/
Postal nº 189

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