ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 102

El “Plano de Caracas Monumental” elaborado por Ramón Sosa B., patrocinado por el Departamento de Publicidad del Club de Turismo Venezolano e impreso en la Litografía del Comercio (Caracas), podría considerarse como una versión en axonometría de la “restitución fotográfica con estereoplanígrafo y aerocartógrafo” realizada por la Cartografía Nacional a escala 1: 5.000 (1936), el cual se asemeja a un acercamiento al “Plano de Caracas y sus alrededores” dibujado por Eduardo Röhl en 1934 a escala 1:30.000.

Anterior a toda la planimetría proveniente del “Plan Monumental de Caracas” (1939), mejor conocido como Plan Rotival, este “Plano de Caracas Monumental” ofrece la que tal vez sea la primera graficación tridimensional de la ciudad realizada con fines eminentemente turísticos buscándose con ello promover una actividad que durante el período gomecista ya había empezado a ser impulsada a través de la construcción de importantes instalaciones hoteleras fuera de la capital. Así, incorpora, a diferencia de sus inmediatos predecesores (nos referimos al plano de Röhl y al de Cartografía), como parte de su diagramación, información de valor comercial, interés ciudadano y arquitectónico muy afín a la aparecida en los 7 planos realizados por Ricardo Razetti entre 1897 y 1929.

Sería bueno recordar como parte del contexto en que aparece el “Plano…” que recién fallecido Juan Vicente Gómez (1935), gracias a la política de créditos que impulsó el gobierno de Eleazar López Contreras, en Caracas surgen una serie de pequeños hoteles y pensiones que acompañarán a los que ya destacaban por su tamaño. Anteriormente (1932) se habían regularizado los vuelos comerciales en Venezuela razón por la cual en los años 1935 y 1936, comenzaron las actividades recreativas y de esparcimiento organizadas por agentes de viajes siendo pionera en el ramo “Boulton Club de Venezuela”, hasta que finalmente, en 1938, se promulga la primera Ley de Turismo dándole impulso a la promoción y capacitación turística nacional.

El “Plano…” abarca la trama colonial original (con toda la nomenclatura de sus esquinas) y parte de los urbanismos que comenzaron a rodearla mostrando en volumetría algunas de sus edificaciones más notables. Hacia el este, siguiendo la ruta de la avenida Los Caobos o más al norte la del Ferrocarril Central, está cortado un poco más allá de lo que hoy sería la Plaza Venezuela y el comienzo de Sabana Grande, asomando al noreste la “Urbanización Bigott” (zona norte de Los Caobos donde se localizaba la conocida cigarrera), contenida entre las quebradas Canoas y Maripérez y, al sureste (pasando el rio Guaire), parte de los terrenos de la hacienda Ibarra, donde posteriormente se edificará la Ciudad Universitaria.

Al norte, entre las quebradas Anauco y Catuche, se aprecia el Hospital Vargas y el Seminario (aledaño al Cementerio de los Hijos de Dios) y, más al noroeste, el trazado de La Pastora, detectándose entre las quebradas de Agua Salud y Agua Salada lo que se denomina como “Barrio Obrero” grupo de viviendas de interés social que el Banco Obrero construyó en El Manicomio conocido inicialmente como “Villa Amelia” y posteriormente como “Lídice”. Hacia el oeste, siguiendo el trazado de la avenida Sucre, la información se corta sin presentarnos Catia en toda su dimensión y mucho menos el desarrollo de “La Nueva Caracas” tan marcado en el plano del 29 de Razetti. De esta importante zona sólo se alcanza a apreciar el volumen del Cuartel Urdaneta y el sector Los Flores.

Hacia el sur, luego de pasar el Guaire por el puente Sucre, aparece el desarrollo ejecutado por el Banco Obrero para San Agustín del Sur y, atravesando El Peaje, lo que se conoció durante mucho tiempo como “El Rincón” del Valle con el Cementerio General del Sur como remate y un incipiente trazado del sector que lo antecede. También se muestran los sembradíos de lo que sería posteriormente la urbanización Las Acacias y la avenida El Valle que conecta con este sector en las afueras de la ciudad. Al suroeste aparece El Paraíso en pleno con su trama de calles y, como prolongación de la avenida San Martín, la avenida Antímano que conduce hacia esa otra población foránea.

Las leyendas incorporadas al plano informan sobre la localización de los siguientes usos, edificaciones o elementos de valor urbano agrupados en cuatro bloques:

1) Edificios públicos (17); Jefaturas civiles (4 jefaturas y 2 cuarteles); Museos (4); Bancos (3); Iglesias y capillas (22); Colegios y escuelas (10); Dancings (2); Espectáculos públicos (6 teatros y 1 cine); Circos (4); Parques y plazas (22); Puentes (23); Estadiums (3); Clubs (3); Urbanizaciones (3); Monumentos (3).

2) Pasajes (2); Gasolina (estaciones) (6); Panaderías (3), Lotería (1) y Compañías de Seguros (1); Hoteles (3); Clínicas y Hospitales (11); Boticas y Farmacias (3).

3) Comercio e Industrias (37).

4) Estaciones Férreas (5), Cuarteles (4) y Necrópolis (2).
Llama la atención que siendo un plano elaborado con fines turísticos se registre únicamente la presencia de tres hoteles: el Royal (de Veroes a Ibarras), el Madrid (en la esquina de La Torre) y el Majestic (frente al teatro Municipal), claro síntoma de la escasa oferta de ese tipo de instalaciones que para entonces ofrecía la ciudad.

Valga comentar a modo de cierre que este “Plano de Caracas Monumental” por la carga figurativa y algo ingenua que lo acompaña, dista mucho del valor y precisión que poseen los elaborados por Razetti y por Röhl, sólo por citar a sus inmediatos predecesores. Sin embargo, posee el atributo de mostrarle al público en general una ciudad menos abstracta y más próxima a lo que en realidad se imagina que pueda ser. Para ello recurre a la ilustración a fin de complementar la información y representar el omnipresente paisaje de la ciudad así como parques, plazas y áreas verdes y de sembradíos. También se evidencia cómo Ramón Sosa debió alterar el ancho de las calles para poder dibujar en proyección axonométrica los edificios al interior de las manzanas, lo cual denota un esfuerzo notable de levantamiento (con el acompañamiento quizás de un copioso registro fotográfico) para poder dibujar cada uno de las piezas allí presentes, convirtiéndose en un caso único hasta esa fecha. El plano, en otras palabras, buscaba (como su nombre lo indica) ilustrar la ciudad monumental más que ser una cartografía precisa y exacta en términos de su confección.  En síntesis, más allá de su rol testimonial y la copiosa información que contiene, el “Plano de Caracas Monumental” debe ser considerado como una anécdota curiosa y valiosa dentro del desarrollo de la saga que ha buscado representar la ciudad iniciada en 1578.

IGV

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