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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 452

Desde la creación de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA) el 4 de julio de 1945, confirmada el 15 de abril de 1946, siempre estuvo entre sus objetivos el “dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura; cultivar la ética profesional; establecer vínculos de unión entre sus miembros y propender a la defensa y mejoramiento de la profesión”.

Para ir evaluando periódicamente el cumplimiento de tales metas se llegaron a realizar hasta tres Convenciones Nacionales, todas en los espacios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela por entonces sede de la SVA: la primera en 1959, la segunda en 1962 y la tercera entre el 4 y el 9 de mayo de 1965 un año antes de que el organismo gremial decidiera cambiar su denominación por el de Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) el 7 de junio de 1966.

1. Afiches elaborados con motivo de la celebración de la Primera Convención Nacional de Arquitectos (1959) y la Tercera Convención Nacional de Arquitectos (1965).

Si bien los temas relacionados a la función social, la labor profesional y la formación universitaria del arquitecto coparon las agendas de aquellas tres convenciones, desde muy temprano fue cobrando en ellas gran importancia el tema relativo a la “colegiación” con motivo de la promulgación en 1958 de la nueva Ley de Ejercicio de la Ingeniería, la Arquitectura y Profesiones Afines que en el artículo 12 establecía: “ningún profesional podrá ejercer sino la especialidad para la cual le autoriza expresamente el título que posee”. Ello abría, sin duda, grandes expectativas en cuanto al deslinde definitivo de la figura del arquitecto de la del ingeniero cuya injerencia en las actividades del primero históricamente había sido notable.

Lo recogido en las Actas Finales de aquellos eventos en las que se precisaba que existía entre los arquitectos el convencimiento de que el momento era propicio para iniciar gestiones encaminadas a lograr su colegiación independiente, lo cual implicaba superar serios obstáculos (que hasta hoy aún perduran), se convirtió en la principal razón de peso esgrimida para la conversión de la SVA en CAV que “no poseía la fuerza ni los instrumentos legales para realizar lo que se había propuesto” y acordado en aquellas tres convenciones.

Constituido el CAV, lo que antes se denominaban “convenciones” ahora empezarán a llamarse “jornadas” o “congresos” siempre de carácter nacional, llamados que mantendrían similares agendas que se incrementaron con la incorporación de otros temas de interés profesional.

2. Afiche elaborado con motivo de la celebración en 1971 de las Primeras Jornadas Nacionales de Arquitectura y Urbanismo que incluyeron la realización del Primer Congreso Nacional de Arquitectos.

A las ambiciosas “Primeras Jornadas Nacionales de Arquitectura y Urbanismo”. desarrolladas en las instalaciones del Parque Recreacional El Conde, Av. México, entre el 23 de febrero y el 15 de marzo de 1971 en las que se incluyó el Primer Congreso Nacional de Arquitectos de Venezuela cuyo tema central fue “El Desarrollo Urbano en función del Desarrollo Nacional”, siguieron las celebraciones del Segundo realizado en Mérida en 1975 y del Tercero montado en Caracas del 19 al 22 de julio de 1982 al cual dedicamos la postal y nota del día de hoy.

Organizado por el CAV y realizado en la Universidad Simón Bolívar el evento fue cubierto por reseñas publicadas en las revistas Croquis nº7 (octubre de 1982) y Punto nº 65 (1983)  donde encontramos que los objetivos del III Congreso Nacional de Arquitectos fueron: “Propiciar la divulgación y el conocimiento más amplio de las disciplinas urbanas y arquitectónicas, así como de las experiencias y adelantos logrados en esta materia en Venezuela” e “intercambiar experiencias y estrechar vínculos en beneficio de la profesión y el desarrollo integral y armónico de nuestro país”.

El desarrollo del encuentro contempló un amplio temario organizado con base en 5 áreas fundamentales: Vivienda, Centros Urbanos, Centros Históricos, Educación y Actividad Gremial.

El debate de cada tema se estructuró con base en la presentación de dos ponencias centrales el cual a su vez contemplaba la presencia de varias sub-áreas de trabajo coordinadas por reconocidos profesionales que a su vez desarrollaron el contenido central de cada una (cuyo nombre colocaremos entre paréntesis más abajo).

3. Afiche elaborado con motivo de la celebración en 1982 del Tercer Congreso Nacional de Arquitectos.

De tal manera, el área de la Vivienda, que contó con las ponencias centrales de Leopoldo Martínez Olavarría y Leandro Quintana, fue quizás el que más discusiones provocó dada la necesidad que exigía su atención. La diversidad de sub-áreas que en torno a él se organizaron son una clara muestra del interés que el tema suscitaba. Ellas fueron: Vivienda y participación (Beatriz Sorne); Vivienda y producción (Enrique Vila); Vivienda y normativa (Arturo Berroterán); Vivienda y organización (Ana Brumlick); Vivienda y financiamiento (Carmen Lucía Guerra); Vivienda y política de tierra (Daniel Barreiro); y Vivienda e investigación (Máximo Rojas), a las que se sumaron la consideración de Barrios nuevos de mejoramiento progresivo con especificaciones mínimas como política de vivienda para familias de más bajos recursos (Luis López R.), y la presentación del “Manual de Construcción Popular” como auxiliar en los programas de mejoramiento progresivo, esfuerzo mutuo y ayuda mutua (Luis López R.).

Para el área de Centros Urbanos las ponencias principales estuvieron a cargo de José Luis Vethencourt y Manuel Delgado Arteaga. Contó con las siguientes sub-áreas: el Diseño urbano como política de los organismos oficiales (Meyer Cohen y Alberto Atilano); el Diseño Urbano como práctica docente e investigación (Luis Carlos Palacios); el Diseño Urbano como Arquitectura (Pablo Lasala); y el Diseño Urbano como ideología (Roberto Briceño León).

El área de Centros Históricos tuvo como ponentes principales a Rafael Armando Rojas y Ramón Paolini y presentó las siguientes sub-áreas: Legislación e institucionalidad (José Antonio Arrieta); La restauración en Venezuela (Rafael Conde Barrios); Centros Históricos (Omar Hernández); y Arquitectura Popular en Venezuela (Federico Vegas).

Para Educación prepararon las ponencias centrales Rafael Fernández Heres y Leopoldo Provenzali y se dieron las sub-áreas: Demanda actual de edificaciones para educación pre-escolar, básica y media (Carlos Morales); Demanda actual de edificaciones para educación superior (Marcos Miliani); Visión histórica de la arquitectura escolar en Venezuela (Ciro Caraballo); Los actuales programas educativos y su repercusión en el diseño y construcción de las nuevas edificaciones escolares (María Isabel de Rivas); Conservación y mantenimiento de edificaciones escolares (César Rojas); FEDE y la organización de la producción de edificaciones escolares en Venezuela (Leopoldo Provenzali); Experiencias del IDEC-FAU-UCV en la producción de edificaciones escolares en Venezuela (Gustavo Flores); y Experiencias del MINDUR en el desarrollo del programa de edificaciones escolares en el país (Marisabel De Lucca).

En cuanto al área de Actividad Gremial fueron presentadas como sub-áreas: Estado actual y perspectiva del procedimiento de autorización de urbanización y edificación (Francisco Pimentel), El Egresado (Filial Mérida) y Nuevas ciudades (Filial Zulia).

4. Notas publicadas en las revistas Croquis nº 7 (izquierda) y Punto nº 65 (derecha) dedicadas a reseñar el Tercer Congreso Nacional de Arquitectos.

Para Raquel Silvera en su reseña elaborada para la ya mencionada revista Croquis nº7, el tema de la Vivienda fue el más discutido en este Congreso y, dentro de él, el debate suscitado en torno a la consideración de la tierra urbana como un recurso escaso y agotable que no se usa racionalmente, lo que hace que su conjugación económica y social se haga difícil. De allí la necesaria implementación de una política concertada de Tierras Urbanas que involucre a organismos nacionales e internacionales “conscientes tanto de la voluntad técnica como política, para así lograr un balance positivo entre el uso de la tierra, el agua, el aire y nuestros recursos naturales no renovables, contra la creciente e implacable acción enajenante del hombre sobre nuestro medio ambiente”.

También destacó Silvera la creciente relación entre arquitectura y ciudad dentro de los más recientes enfoques del desarrollo urbano a lo cual se suma la preocupación por la preservación del patrimonio construido y donde se considera indispensable que la Administración Nacional tome medidas en la conservación y rehabilitación tanto de los centros históricos como de la arquitectura popular.

El tema Educacional junto al de Vivienda alcanzó un interés fundamental durante el Congreso, “por cuanto se elaboraron conclusiones para los planes de Desarrollo Económico y Social del país, que implican planes de Reordenamiento y Desarrollo Urbano con su correspondiente equipamiento de Servicios Educacionales necesarios”.

Finalmente, dentro del tema Actividad Gremial fue interesante el debate desarrollado en torno al asunto de la “permisología” del cual derivaron una serie de recomendaciones dirigidas al Ministerio de Desarrollo Urbano (Mindur) y a los órganos municipales para que se proceda, por un lado, a revisar, elaborar, aprobar y publicar de forma oficial “Normas, Especificaciones y Procedimientos Técnicos para obras de Urbanismo, Arquitectura, Ingeniería y Construcción” y, por el otro, a revisar de forma integral “las Ordenanzas de Arquitectura y Urbanismo, tratando de unificarlas a nivel nacional, separando normas técnicas y procedimientos del cuerpo de las Ordenanzas de Zonificación”.

El Congreso, digna muestra de la amplitud y complejidad de asuntos que forman parte de amplio abanico que abarca la profesión, culminó, como es costumbre, con la elaboración de una serie de conclusiones y recomendaciones, quedando fijada para junio de 1984 la realización de la cuarta edición en la ciudad de Maracay.

5. Afiche elaborado con motivo de la celebración en 1989 del Cuarto Congreso Nacional de Arquitectos.

Cabe recordar que el IV Congreso Nacional de Arquitectos, desarrollado en torno al tema “Tiempo Libre, Turismo y Recreación”, terminó llevándose a cabo por el CAV, con el auspicio del Ministerio del Ambiente, Corpoturismo y Fedeturismo, los días 17 y 20 de julio de 1989 en el Círculo Militar, Caracas, cinco años después de lo inicialmente acordado. A partir de entonces se produjo la desaparición paulatina de este tipo de eventos.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 3 y 4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

1, 2 y 5. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 322

La Tercera Convención Nacional de Arquitectos cierra un ciclo de eventos que bajo esa denominación organizó la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA). Desde la primera realizada en 1959 en los espacios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, pasando por la segunda de 1962 (en la misma sede), hasta la tercera que hoy nos ocupa, todas ellas se constituyeron en oportunidades inmejorables para evaluar de qué manera se habían ido cumpliendo los objetivos propuestos desde la creación de la SVA en 1945.

Signada prácticamente con base en el mismo guion de las anteriores, la Convención correspondiente 1965 partía con la ventaja de que se contaba con la experiencia acumulada en las dos que le precedieron. Sin embargo, pese a ello, su cristalización definitiva pasó por algunas dificultades para poder concretar la sede donde finalmente se realizaría. Anunciándose inicialmente (noviembre de 1964) para tener lugar en Maracaibo, posteriormente se mencionaría como locación las instalaciones del Club Puerto Azul (abril 1965) para finalmente recalar una vez más en la FAU UCV, donde se desarrolló entre el 4 y el 9 de mayo, correspondiéndole al Presidente de la República Dr. Raúl Leoni pronunciar el discurso inaugural en el auditorio de esa casa de estudios.

El Comité Organizador estuvo integrado por los arquitectos Julián Ferris, Guido Bermúdez, Antonio Cruz Fernández, Jorge Romero Gutiérrez, Gustavo Ferrero Tamayo, Carlos Guinand Baldó, Francisco Pimentel, Américo Faillace y José Joaquín Álvarez. Omer Lares y Ralph Erminy ocuparían los cargos de Secretario y Subsecretario, respectivamente.

En principio, destacaban dos puntos importantes dentro del temario que buscaban dar continuidad a lo adelantado en la convención anterior: la colegiación de los arquitectos y el problema de la vivienda y el desarrollo urbano y regional en Venezuela.

Las Comisiones de estudio estarían constituidas de la siguiente manera:

Tema “Problema de colegiación”: Coordinador, arquitecto Heriberto González Méndez; Secretaria, arquitecto Ana Díaz.

Tema “Problema de la vivienda y el desarrollo urbano y regional en Venezuela”: Coordinador, arquitecto Víctor Fossi: Secretario, arquitecto Alfredo Cilento; Subsecretario, arquitecto Alfredo Roffé.

Tema “Varios”: Coordinador, arquitecto Roberto Armas Alfonso; Secretario, arquitecto Domingo Álvarez; Subsecretario, arquitecto Lindolfo Grimaldi.

También, se realizó como actividad paralela un seminario dedicado a la “Conservación y Restauración de Monumentos en Venezuela” en el que se discutieron los siguientes asuntos:

  • El arquitecto frente a la problemática de la conservación y restauración de monumentos.
  • Análisis de la legislación vigente.
  • Deficiencias de la situación actual.
  • Recomendaciones para mejorar dicha situación.

Llama particularmente la atención cómo el tema de la enseñanza de la arquitectura que ocupó un importante espacio en las dos primeras convenciones quedó relegado en esta ocasión a un segundo plano. También la escueta cobertura que se le diera en el nº 20 de la revista SVA a diferencia de lo ocurrido con las anteriores citas gremiales.

Sería ésta, como ya adelantamos, no sólo la última convención sino el último evento importante que le correspondería organizar a la SVA, que el año siguiente (1966) cambiaría su denominación por el de Colegio de Arquitectos de Venezuela que designó como su primer presidente a Heriberto González Méndez. Para entonces la Sociedad ya contaba con cerca de 400 miembros.

Sin embargo, en julio de 1965, poco después del acontecimiento, la SVA elegiría la que fue su última Junta Directiva que estaría integrada por los siguientes arquitectos:

Presidente: Ernesto Fuenmayor Nava; Vicepresidente: Carlos Celis Cepero; Secretario: Ana Díaz Rodríguez.

Tribunal Disciplinario: Víctor Fossi, Humberto Bermúdez, Luis Muñoz Tébar, Pedro Lluberes y Elena Seguía de Ruiz.

Tal y como resaltaron Lorenzo González Casas y Henry Vicente Garrido en “La Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA)”, texto aparecido en el nº 84 de la revista entre rayas (julio-agosto de 2010) dedicado a conmemorar los 65 años de la creación del ente gremial, de entre sus numerosos logros alcanzados cabría destacar entre los organizativos, amén de las tres convenciones, por un lado, la participación activa en la organización del IX Congreso Panamericano de Arquitectos (1955) y, por el otro, la creación de las Bienales Nacionales de Arquitectura, las cuales cobraron forma en 1963 llevando asociado el otorgamiento del Premio Nacional de Arquitectura, por el Ministerio de Educación y el Premio de la SVA, por resolución de la Junta Directiva de la Sociedad, resultando los primeros ganadores Carlos Raúl Villanueva por la totalidad de su obra y Jorge Romero Gutiérrez por el Centro Profesional del Este, respectivamente. Ya en 1959 se había lanzado la revista SVA cuyo nº1 recogió con lujo de detalles la Primera Convención.

“A la par de desarrollar estas importantes actividades -señalarán Lorenzo González Casas y Henry Vicente Garrido-, la SVA se incorporó activamente al surgimiento de redes globales e intentos asociativos internacionales, como fueron la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectura (FPAA), a la cual se adscribió en 1946 y la Sociedad Bolivariana de Arquitectos, creada en julio de 1963, con un documento constitutivo firmado en la sede de la SVA. El primer Presidente de la Sociedad Bolivariana fue Guido Bermúdez y su Vicepresidente Carlos Celis Cepero”.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que en agosto de 1959 aparece el primer número de la revista SVA?

1. Portada del número 1 de la revista SVA

En 1959, cuando ya tenía 14 años de creada la Sociedad Venezolana de Arquitectos y sus oficinas funcionaban en el piso 9 de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, aparece el que será su órgano divulgativo: la revista SVA.

Después de A, hombre y expresión (1954) e Integral (1955), SVA será la tercera publicación periódica dedicada a la difusión de la arquitectura que aparecerá en el país. Así, como reza en su primer número, se buscaba que fuese “…un medio de consulta, de información, que lleve en su contenido, material que ayude en sus especificaciones a todos los profesionales en el ejercicio”. La Comisión de la Revista, encargada del ejemplar inaugural, estaba integrada por los arquitectos Augusto Dünzelmann, Mariano Goldberg y Hasso Olbrich. Ramón Losada sería el diagramador y la portada fue diseñada por el para entonces estudiante Jorge Castillo.

2. Fotos del brindis realizado en la sede de la Sociedad Venezolana de Arquitectos, ubicada en el piso 9 de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, el día del lanzamiento del número 1 de la revista SVA

Aquel número estuvo dedicado fundamentalmente a mostrar y reforzar aspectos vinculados con las actividades realizadas por el ente gremial, tal y como lo refleja su contenido: “Nota histórica de la S.V.A., por Heriberto González Méndez, pp. 5-8 (que incluía un facsímil del acta de fundación); “Entrevista a la Junta Directiva 1958-59”, p. 9; “Organigrama de la S.V.A.”, p. 10; “Equipos de trabajo, julio 1958-julio 1959”, p. 11; “Edificio sede”, p. 12 (ponencia presentada por la S.V.A. a la Primera Convención Nacional de Arquitectos); “Los equipos de trabajo en los organismos de planeamiento y vivienda: su estructura y coordinación”, pp. 12-13 (Ponencia de la S.V.A. y la FAU al Primer Congreso Venezolano de la Vivienda); “Primera convención Nacional de Arquitectos”, pp. 16-21; y “¿Qué debe ser la revista S.V.A.?”, pp. 24-25.

3. Documento fundacional de la Sociedad Venezolana de Arquitectos del 4 de julio de 1945 y foto de los siete firmantes tomada ese mismo día en las instalaciones del Colegio de Ingenieros de Venezuela.

La “Nota histórica” de González Méndez nos ubica en el momento en que la SVA se crea el 4 de julio de 1945, llevándose a cabo su acto de instalación en la sede del Colegio de Ingenieros de Venezuela, edificación proyectada por Luis Eduardo Chataing (1906-1971), quien junto a Rafael Bergamín (1891-1970), Cipriano Domínguez (1904-1995), Enrique García Maldonado (1905-1990), Heriberto González Méndez (1906-1992), Roberto Henríquez (1905-1990) y Carlos Raúl Villanueva (1900-1975) serán los siete profesionales encargados de echar a andar el ente gremial. La primera Junta Directiva de la Sociedad estuvo compuesta por Carlos Raúl Villanueva (Presidente), Luis Eduardo Chataing (Vicepresidente) y Heriberto González Méndez (Secretario) y, casi de inmediato, se sumarán a la entidad Luis Bello Caballero, Erasmo Calvani, Carlos Guinand Sandoz, Gustavo Guinand Van der Walle, Luis Malaussena, Leopoldo Martínez Olavarría, Manuel Mujica Millán, Guillermo Pardo Soublette, Willy Ossott, Germán Ponte, Guillermo Salas, Rafael Seijas Cook, Luis A. Urbaneja, Gustavo Wallis y Pedro A. Yánez, retrato de la primera generación de arquitectos modernos venezolanos.

No estaría de más recordar los fines que acompañaron a la creación de la Sociedad (“Dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura; cultivar la ética profesional; establecer vínculos de unión entre sus miembros y propender a la defensa y mejoramiento de la profesión”), para darnos cuenta que se asumía de manera prioritaria el impulsar definitivamente el desarrollo de los estudios de arquitectura un tanto alicaídos desde la creación de la Escuela en 1941, que tomarán un nuevo y definitivo impulso en 1946 dando como resultado el egreso de la primera promoción en 1948. Tampoco es casual que su sede se fijase en el edificio de la FAU una vez inaugurado en 1957, luego de haber iniciado sus actividades en una casa frente a la iglesia de Las Mercedes, haberse mudado a un nuevo local en el piso séptimo del Bloque 1 de El Silencio y trasladado entre 1953 y 1956 al Centro Simón Bolívar, con motivo de la organización de IX Congreso Panamericano de Arquitectos de 1955.

4. Poster preparado con motivo de la celebración de la Primera Convención Nacional de Arquitectos en los espacios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV.
5. Dos páginas interiores del número 1 de la revista SVA donde se recoge pormenorizadamente el desarrollo de la Primera Convención Nacional de Arquitectos. Las fotografías de la derecha corresponden al día de la instalación de la Convención en el Auditorio de la FAU UCV.

Por otro lado, el evento que ocupa mayor número de páginas del nº 1 de la revista SVA, la Primera Convención Nacional de Arquitectos, constituye la piedra angular que posteriormente permitirá al gremio emprender compromisos mayores. Celebrada en el Auditorio de la FAU UCV entre el 6 y 12 de diciembre de 1959 e inaugurada por el Presidente Rómulo Betancourt, en la revista se adelantan la orientación general de la Convención y el temario ya que una cobertura mayor incluida el acta final se publicará en el nº 2-3 extraordinario de septiembre-diciembre. Fungieron como parte del equipo organizador los arquitectos Julián Ferris, Guido Bermúdez, Juan Andrés Vegas, Carlos Raúl Villanueva y Pedro Lluberes. Los temas tratados fueron: Función Social del Arquitecto, Labor Profesional y Formación Universitaria.

También da cuenta la revista de dos ponencias presentadas en diferentes eventos: una en conjunto con la FAU UCV para el Primer Congreso Venezolano de la Vivienda realizado en Maracay entre el 12 y el 19 de abril de 1959 y otra para la ya mencionada Convención Nacional de Arquitectos.

En una especie de editorial ubicado al final del número, en “¿Qué debe ser la revista S.V.A.?”, se exponen las expectativas y aspiraciones que se tienen con su lanzamiento.

6. Portada del número 1 de la revista CAV del Colegio de Arquitectos de Venezuela (diciembre de 1966) y de la separata que traía en su interior donde se recogen los índices de los 20 números de la revista SVA aparecidos entre 1959 y 1965.

Como ya se avizoraba, desde su primer número la revista SVA cumplió un importante rol en la promoción y difusión de un conjunto de actividades de intercambio profesional que colaboraron a la consolidación de la identidad del gremio, pero además, paulatinamente, sirvió de vitrina para mostrar obras y proyectos realizados en el país, así como también concursos de arquitectura, trabajos académicos destacados, artículos de reflexión y crítica, exposiciones y reseñas hemerográficas, siendo hoy en día lo acumulado en sus 20 números aparecidos entre 1959 y 1965 una referencia importante de consulta.

Como dato relevante, el ya señalado número extraordinario 2-3 de septiembre-diciembre de 1959, reportaba un importante tiraje de 2.000 ejemplares de circulación gratuita, cosa que se mantuvo hasta que en 1966 se convirtió en la revista del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) creado ese mismo año. Los editores de la revista CAV, reconociendo la importante senda marcada por su predecesora, elaboraron para su número 1 un valioso Índice de materias y de autores de todo el material publicado en la SVA.

ACA

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1 y 4. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2, 3, 5 y 6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

DÍA DEL ArQUITECTO

1. Acta de creación de la Sociedad Venezolana de Arquitectos

El pasado miércoles 4 de julio se celebró en nuestro país el Día del Arquitecto. En tiempos de redes sociales sorprende la cantidad de mensajes de todo tipo, felicitaciones o recordatorios que traducidos en imágenes, textos o animaciones, unos más convencionales y otros más creativos, se pusieron a circular dando cuenta de una efemérides que por pura casualidad coincide con el aniversario de la declaración de independencia de los Estados Unidos de América hecho que, en ocasiones, también ha traído a colación otra clase de remembranzas y asociaciones no muy afortunadas.

2. Los siete miembros fundadores de la Sociedad Venezolana de Arquitectos en la sede del Colegio de Ingenieros de Venezuela. De izquierda a derecha, de pie: Enrique García Maldonado, Carlos Raúl Villanueva y Rafael Bergamín; sentados: Heriberto González Méndez, Cipriano Domínguez, Luis Eduardo Chataing y Roberto Henríquez.

Sin embargo, aunque ya se haya registrado por diferentes medios, artículos o escritos, consideramos conveniente, a raíz de la decisión tomada aquel 4 de julio de 1945 por Rafael Bergamín (1891-1970), Luis Eduardo Chataing (1906-1971), Cipriano Domínguez (1904-1995), Enrique García Maldonado (1905-1990), Heriberto González Méndez (1906-1992), Roberto Henríquez (1905-1990) y Carlos Raúl Villanueva (1900-1975) de fundar la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA) en acto celebrado en la sede del Colegio de Ingenieros de Venezuela, volver a repasar algunas de las circunstancias que han acompañado la aparición y consolidación de un gremio al cual se le ha hecho muy difícil posicionarse de forma sólida dentro de la estructura socio-político-cultural venezolana. Para ello no hemos encontrado mejor punto de apoyo que el artículo introductorio de la edición dedicada a los “65 años de la creación de la SVA”, publicado en la revista entre rayas nº 84, meses julio-agosto 2010 escrito por Lorenzo González Casas y Henry Vicente (http://entrerayas.com/2011/07/la-sociedad-venezolana-de-arquitectos/), cuya vigencia tras casi una década es plena, así como también lo es el interés permanente por dicha publicación y su director Jesús Yépez en no olvidar año a año la importancia del acontecimiento.

Tal y como relatan González Casas y Vicente, la conformación de gremios profesionales, cuyo origen se remonta a épocas tan remotas como el siglo XI, arropados más recientemente bajo el concepto de “capital social”, tiene en la creación de la SVA la oportunidad de ser puesta en evidencia a raíz de un hecho muy significativo: buscar “el reconocimiento de una profesión poco conocida en el país y una demostración -observando en retrospectiva la magnitud de sus logros- de la importancia de la actuación colectiva; del valor del asociacionismo”.
La arquitectura ya había comenzado a dar señales de buscar agremiarse desde el siglo XIX, particularmente en Francia conformándose primero sociedades (como la pionera Societé Centrale des Architectes, creada en 1840) y transformándose poco a poco en Colegios profesionales, hecho que en España, por ejemplo, acontece entre 1929 y 1931.

En Venezuela, la más importante referencia a la iniciativa impulsada por los siete fundadores de la SVA, no es otra que la constitución del Colegio de Ingenieros de Venezuela en 1861, el cual fue “concebido como órgano de consulta al servicio del Estado, y recibió un impulso notable con la creación del Ministerio de Obras Públicas, en 1874, lo que le permitió consolidar su rol de asesor de las obras ejecutadas por ese Ministerio” y su poder e influencia sobre todas aquellas profesiones “afines” que como la del arquitecto aún no contaban con espacio dentro de la enseñanza universitaria formal, hecho que redundará en el tiempo y explicará muchas de las vicisitudes acaecidas cuando la decisión de agremiarse independientemente se toma. Como otro dato de importancia se registra que la Escuela de Ingeniería es creada en 1895 y la autorización de otorgar el título de arquitecto se asocia a ella a partir de 1897 como complemento obligatorio a los estudios que ya se realizaban para entonces en la Academia de Bellas Artes. Por otro lado la Sociedad Venezolana de Ingenieros Civiles se funda en 1891 y la Sociedad Venezolana de Arquitectura y Construcción (claro precedente de la SVA) en 1895.

En 1925 apareció la Ley del Ejercicio de las Profesiones de Ingeniero, Arquitecto y Agrimensor y posteriormente, en 1936, debido a “la llegada de arquitectos extranjeros y el regreso de profesionales venezolanos formados en el exterior, se produjeron decisiones del Colegio de Ingenieros de Venezuela para facilitar el proceso de acreditación de los estudios de estos profesionales”, derivando en la definitiva diferenciación disciplinar con la creación de la Escuela de Arquitectura de la UCV en 1941, que inicialmente se limitó a la organización de programas de estudio y a la tramitación de títulos obtenidos por arquitectos en universidades extranjeras, para luego, “degradada” a Departamento de la Escuela de Ingeniería, iniciar en 1944 las labores docentes funcionando así durante dos años. Ante tanto vaivén, Arquitectura lograr adquirir en octubre de 1946 nuevamente el estatus de Escuela, esta vez adscrita (a la par que la de Ingeniería) a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. En 1948 egresa la primera promoción de 11 profesionales y en 1953 se crea la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) que nace con la de arquitectura como única escuela.

3. Los asistentes a la primera reunión de la SVA. De izquierda a derecha, de pie: Guillermo Pardo Soublette, Manuel Mujica Millán, Gustavo Guinand, Carlos Raúl Villanueva, Heriberto González Méndez, Luis Eduardo Chataing y Roberto Henríquez; sentados: Enrique García Maldonado, Cipriano Domínguez, Rafael Seijas Cook, Rafael Bergamín y Gustavo Wallis.

1945, año que marca el fin de la Segunda Guerra Mundial y registra grandes cambios tanto a nivel nacional como internacional, ve cómo son recogidos en unas pocas líneas los fundamentos de la asociación gremial que da origen a la celebración del 4 de julio. En un alarde de magistral síntesis, los fundadores de la SVA suscriben un breve documento manuscrito que plasma los fines totalmente vigentes del organismo recién creado: “Dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura; cultivar la ética profesional; establecer vínculos de unión entre sus miembros y propender a la defensa y mejoramiento de la profesión”. La primera Junta Directiva de la Sociedad estuvo compuesta por Carlos Raúl Villanueva (Presidente), Luis Eduardo Chataing (Vicepresidente) y Heriberto González Méndez (Secretario). El año siguiente se realizó la constitución formal de la SVA en la Oficina de Registro Público. La Junta Directiva, que sustituyó a la Junta original, estaba compuesta por Carlos Guinand Sandoz como Presidente, Cipriano Domínguez como Vicepresidente y Heriberto González Méndez, una vez más como Secretario. A lo largo del tiempo, “los siete”, con la excepción de Bergamín (el único arquitecto extranjero de entre ellos) y García Maldonado, ocuparon puestos en la Directiva de la Sociedad.

La febril y a la vez eficiente actividad desarrollada por los miembros fundadores y primeros agremiados dentro de la SVA puede resumirse en “el crecimiento del número de afiliados a la Sociedad y la ampliación de sus esferas de actuación” pasando de “204 miembros de número, 31 miembros afiliados y 3 miembros honorarios” en 1959 a 375 miembros en 1964. También lo atestigua la ampliación de su estructura organizativa, el empeño puesto en la regularización y fortalecimiento de los estudios de arquitectura (que, como ya se dijo, despegan definitivamente en 1946 gracias a su empuje), la participación en numerosos eventos internacionales, la incorporación a organizaciones de carácter mundial y regional, la activa participación en la organización de concursos, el lanzamiento en 1958 de la revista SVA (alcanzando 20 números hasta 1965) y la realización en 1963 de la primera Bienal Nacional de Arquitectura y el otorgamiento en su marco del primer Premio Nacional a Carlos Raúl Villanueva por el conjunto de su obra.

En 1966, con la meta fundamental de darle sentido a lo que ya en 1959 Heriberto González Méndez proponía en la Primera Convención Nacional de Arquitectos como una necesaria colegiación, la SVA se transforma en el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) y en homenaje a aquellos siete fundadores, se decide decretar el 4 de julio como el Día del Arquitecto en el país.

La historia del CAV está aún por escribirse. Ella recogería con toda seguridad momentos de gran entusiasmo, otros de palpable decadencia y, como constante, la inercia de lo adelantado durante 21 años por la SVA y el desinterés de sus agremiados por las actividades por él desarrolladas, arropadas en exceso de énfasis en lo gremial y lo social y mucho menos en lo cultural, lo intelectual y lo disciplinar. La frustrante posibilidad de lograr la verdadera colegiación todavía se mueve en terrenos pantanosos e inciertos donde los intereses de la ingeniería aún predominan, pese a que la Ley del Ejercicio de la Ingeniería, Arquitectura y Profesiones Afines promulgada en 1958, se tornó en instrumento auspicioso sobre el cual, sin embargo, se han dado pocos pasos en firme a favor de la autonomía de las competencias propiamente arquitectónicas.

Como testimonio de los altibajos de 52 años de vida del CAV surgen datos como los siguientes: las Bienales Nacionales (12 hasta la fecha) se han espaciado en el tiempo perdiéndose el sentido de su denominación; la revista CAV registra la aparición desde 1966 hasta la fecha de 60 números con baches notables de continuidad; el empeño (también espasmódico) en lograr que el concurso se convierta en la vía más expedita para lograr la contratación de proyectos públicos no se ha consolidado; y la sede del Colegio ha continuado el “nomadismo” que ya aquejaba a la SVA sumando cuatro mudanzas más sin contar aún con asiento propio.

Esfuerzos los ha habido que han intentado paliar tales problemas e intentar navegar en tiempos de crisis que se traducen en la actividad desplegada a través de la realización de eventos, la amplificación de las relaciones con organizaciones de otros países o la incorporación a las redes sociales sin que ello aún el CAV logre motivar a un colectivo e incentive su participación hasta el punto que para octubre de 2016 de 5.440 agremiados inscritos, solo 144 estaban solventes.

Hoy, luego del hecho inédito que derivó en el bloqueo de las elecciones convocadas el 30 de octubre de 2016 a causa de un recurso contencioso interpuesto ante el TSJ por la actual Junta Directiva (claramente enfrentada con la Comisión Electoral Principal del CAV), pareciera que, tras la sentencia del pasado 18 de junio, se podrá convocar a la realización de comicios que permitirán la siempre deseable renovación.

Esperamos sinceramente que a pesar de las adversidades el CAV sea capaz de revisarse una vez más y se enrumbe hacia objetivos claros, de manera tal de generalizar la sensación de que el 4 de julio es un día que vale la pena celebrar.

ACA

Procedencia de las imágenes

Lorenzo González Casas y Henry Vicente ,“65 años de la creación de la SVA”, revista entre rayas nº 84, julio-agosto 2010. (http://entrerayas.com/2011/07/la-sociedad-venezolana-de-arquitectos/)